jueves, 13 de marzo de 2014

Viernes de la Pasión y Muerte de Jesucristo. 14/03/2014. Santa Matilde ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 
"Les aseguro que si no son mejores que los escribas y los fariseos, ustedes no entrarán en el Reino de los cielos.
Han oído que se dijo a nuestros antepasados: No matarás; y el que mate será llevado a juicio. Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano será llevado a juicio; el que lo llame estúpido será llevado a juicio ante el tribunal supremo, y el que lo llame imbécil será condenado al fuego que no se apaga.
Así pues, si en el momento de llevar tu ofrenda al altar recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano; luego regresa y presenta tu ofrenda. Trata de ponerte de acuerdo con tu adversario mientras vas de camino con él; no sea que te entregue al juez, y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

vie 1a. Sem cuaresma

Antífona de Entrada

Señor, sálvame de todas mis angustias. Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados.

 

Oración Colecta

Oremos:
Que tu pueblo, Señor, como preparación a las fiestas de Pascua se entregue a las penitencias cuaresmales, y que nuestra austeridad sirva para la renovación espiritual de tus fieles. 
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

¿Acaso quiero yo la muerte del pecador y no más bien que enmiende su conducta y viva?

Lectura del libro del profeta Ezequiel 18, 21-28

Esto dice el Señor: 
"Si el malvado se arrepiente de los pecados cometidos, guarda mis preceptos y practica la rectitud y la justicia, ciertamente vivirá, no morirá. Ninguno de los pecados cometidos le será recordado, sino vivirá por haberse comportado honradamente. ¿Acaso quiero yo la muerte del pecador, dice el Señor, y no que enmiende su conducta y viva?
Si el honrado se aparta de su honradez, y comete maldades, imitando las abominaciones del malvado, ninguna de las obras buenas que hizo le será recordada. Por el mal que hizo y por el pecado cometido, morirá.
Ustedes dicen: "No es justo el proceder del Señor". Escucha, pueblo de Israel: ¿Acaso no es justo mi proceder? ¿No es más bien su proceder el que es injusto? Si el honrado se aparta de su honradez, comete la maldad y muere, muere por la maldad que ha cometido. Y si el malvado se aparta de la maldad cometida, y se comporta recta y honradamente, vivirá. Si recapacita y se convierte de los pecados cometidos, vivirá y no morirá".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 129, 1-2.3-4ab.4c-6.7-8

Perdónanos, Señor, y viviremos.

Desde lo más profundo clamo a ti, Señor: Señor mío, escucha mi voz. Estén tus oídos atentos a mi voz suplicante.
Perdónanos, Señor, y viviremos.

Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero en ti se encuentra el perdón, por eso te respetamos.
Perdónanos, Señor, y viviremos.

Yo espero en el Señor con toda mi alma, confío en su palabra; espero en el Señor más que los centinelas la aurora.
Perdónanos, Señor, y viviremos.

Espera, Israel, en el Señor, porque suyo es el amor y la plena liberación. El librará a Israel de todas sus culpas.
Perdónanos, Señor, y viviremos.

Aclamación antes del Evangelio

Honor y gloria a ti, Señor Jesús. 
Purifíquense de todas sus iniquidades; renueven su corazón y su espíritu, dice el Señor.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio

Ve primero a reconciliarte con tu hermano

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 
"Les aseguro que si no son mejores que los escribas y los fariseos, ustedes no entrarán en el Reino de los cielos.
Han oído que se dijo a nuestros antepasados: No matarás; y el que mate será llevado a juicio. Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano será llevado a juicio; el que lo llame estúpido será llevado a juicio ante el tribunal supremo, y el que lo llame imbécil será condenado al fuego que no se apaga.
Así pues, si en el momento de llevar tu ofrenda al altar recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano; luego regresa y presenta tu ofrenda. Trata de ponerte de acuerdo con tu adversario mientras vas de camino con él; no sea que te entregue al juez, y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, estas ofrendas por medio de las cuales has querido misericordiosamente devolvernos tu amistad y darnos la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Los frutos del ayuno

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque con el ayuno corporal refrenas nuestras pasiones, elevas nuestro espíritu, nos fortaleces y recompensas, por Cristo, Señor nuestro.
Por él, 
los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:

Antífona de la Comunión

Por mi vida dice el Señor, no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, que esta Eucaristía nos renueve y, purificándonos de la corrupción del pecado, nos haga entrar en comunión con el misterio que nos salva.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

Cuaresma. 1ª semana. Viernes

LA CUARESMA, TIEMPO DE PENITENCIA

— El pecado es personal. Sinceridad para reconocer nuestros errores y flaquezas. Necesidad de la penitencia.

— El pecado personal tiene efectos en los demás. Reparar por los pecados del mundo. Penitencia y Comunión de los Santos.

— Penitencia en la vida ordinaria, en el servicio a las personas que nos rodean.

I. La eficacia de la auténtica penitencia, que es la conversión del corazón a Dios, puede perderse si se cae en la tentación, frecuente antes y ahora, de soslayar que el pecado es personal. En la Primera lectura de la Misa, el profeta Ezequiel pone en guardia a los judíos de su época para que no olviden la gran lección del destierro, pues lo veían como algo inevitable y fraguado de antiguo por los pecados de otros. El Profeta declara que el castigo es consecuencia de los pecados actuales de cada individuo. El Espíritu Santo nos habla, a través de sus palabras, de la responsabilidad individual y, por tanto, de la penitencia y de la salvación personal. Así dice el Señor: El que peca, ese morirá; el hijo no cargará con la culpa del padre, el padre no cargará con la culpa del hijo; sobre el justo recaerá su justicia, sobre el malvado recaerá su maldad1.

Dios quiere que el pecador se convierta y viva2, pero este ha de cooperar con su arrepentimiento y sus obras de penitencia. "El pecado –dice Juan Pablo II–, en sentido verdadero y propio, es siempre un acto de la persona, porque es un acto libre de la persona individual, y no precisamente de un grupo o una comunidad"3. Descargar al hombre de esta responsabilidad "supondría eliminar la dignidad y la libertad de las personas, que se revelan –aunque sea de modo tan negativo y tan desastroso– también en esta responsabilidad por el pecado cometido. Y así, en cada hombre no existe nada tan personal e intransferible como el mérito de la virtud o la responsabilidad de la culpa"4.

Por eso, es una gracia del Señor no dejar de arrepentirnos de nuestros pecados pasados ni enmascarar los presentes, aunque sean solo imperfecciones, faltas de amor... Que podamos decir nosotros también: porque yo conozco mi iniquidad, y mi pecado está siempre delante de mí5. Es cierto que confesamos un día nuestras culpas y el Señor nos dijo: Anda, vete y no peques más6. Pero los pecados dejan una huella en el alma. "Perdonada la culpa, permanecen las reliquias del pecado, disposiciones causadas por los actos precedentes; quedan, sin embargo, debilitadas y disminuidas de manera que no dominan al hombre, y están más en forma de disposición que de hábito"7. Además existen pecados y faltas no advertidas por falta de espíritu de examen, por falta de delicadeza de conciencia... Son como malas raíces que han quedado en el alma y que es necesario arrancar mediante la penitencia para impedir que generen frutos amargos.

Son muchos los motivos para hacer penitencia en este tiempo de Cuaresma, y debemos concretarla en cosas pequeñas: mortificación en las comidas –como la abstinencia que manda la Iglesia–, vivir la puntualidad, guardar la imaginación... Y también, con el consejo del director espiritual, del confesor, otras mortificaciones de más relieve, que nos ayuden a purificar nuestra alma y a desagraviar por los pecados propios y ajenos.

II. El pecado deja una huella en el alma que es preciso borrar con dolor, con mucho amor. Por otra parte, aunque el pecado es siempre una ofensa personal a Dios, no deja de tener sus efectos en los demás. Para bien o para mal estamos constantemente influyendo en quienes nos rodean, en la Iglesia, en el mundo. No solo por el buen o el mal ejemplo que damos o por los resultados directos de nuestras acciones. "Es esta la otra cara de aquella solidaridad que, a nivel religioso, se desarrolla en el misterio profundo y magnífico de la comunión de los santos, merced a la cual se ha podido decir que "toda alma que se eleva, eleva al mundo". A esta ley de la elevación corresponde, por desgracia, la ley del descenso, de suerte que puede hablarse de una comunión del pecado, por el que un alma que se abaja por el pecado abaja consigo a la Iglesia y, en cierto modo, al mundo entero. En otras palabras, no existe pecado alguno, aun el más íntimo y secreto, el más estrictamente individual, que afecte exclusivamente a aquel que lo comete. Todo pecado repercute, con mayor o menor intensidad, con mayor o menor daño, en todo el conjunto eclesial y en toda la familia humana"8.

Nos pide el Señor que seamos motivo de alegría y luz para toda la Iglesia. Será una gran ayuda en medio de nuestro trabajo y de nuestros quehaceres pensar en los demás, sabernos ayuda –también en la penitencia– para todo el Cuerpo Místico de Cristo, y en especial para aquellas personas que, en el caminar de la vida, el Señor ha puesto junto a nosotros y con las que mantenemos una especial unión: "Si sientes la Comunión de los Santos –si la vives–, serás gustosamente hombre penitente. —Y entenderás que la penitencia es "gaudium, etsi laboriosum"-alegría, aunque trabajosa-: y te sentirás "aliado" de todas las almas penitentes que han sido, son y serán"9. "Tendrás más facilidad para cumplir tu deber al pensar en la ayuda que te prestan tus hermanos y en la que dejas de prestarles, si no eres fiel"10.

La penitencia que nos pide el Señor, como cristianos en medio del mundo, ha de ser discreta, alegre...; que quiere pasar inadvertida, pero no deja de traducirse en abundantes hechos concretos. Por lo demás, tampoco importa mucho si alguna vez se advierte. "Si han sido testigos de tus debilidades y miserias, ¿qué importa que lo sean de tu penitencia?"11. Si otras personas han sido testigos de nuestro mal genio o falta de amor, o de nuestra pereza, o de otros pecados, no nos debe importar que sepan y vean que estamos reparando esas debilidades.

III. La vida del cristiano puede estar llena de esta penitencia que Dios ve: ofrecimiento de la enfermedad o del cansancio, rendimiento del propio juicio, trabajo acabado y bien hecho por amor a Dios, orden en las cosas personales.

Una penitencia especialmente grata al Señor es aquella que recoge muchas muestras de caridad y que tiende a facilitar hacia otros el camino hacia Dios, haciéndoselo más amable.

En el Evangelio de la Misa de hoy nos dice el Señor: si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda12. Nuestro ofrecimiento al Señor debe ir acompañado de la caridad. Entre las mejores muestras de penitencia están las que hacen referencia al amor a los demás: el saber pedir perdón cuando hemos ofendido a los demás; el sacrificio que supone la formación de alguien que tenemos a nuestro cargo; la paciencia; el saber perdonar con prontitud y generosidad... A este respecto dice San León Magno: "Aunque en todo tiempo haga falta aplicarse a santificar el cuerpo, ahora sobre todo, durante los ayunos de la Cuaresma, debéis perfeccionaros por la práctica de una piedad más activa. Dad limosna, que es muy eficaz para corregirnos de nuestras faltas; pero perdonad también las ofensas, abandonad las quejas contra aquellos que os han hecho algún mal"13. "Perdonemos siempre, con la sonrisa en los labios. Hablemos claramente, sin rencor, cuando pensemos en conciencia que debemos hablar. Y dejemos todo en las manos de Nuestro Padre Dios, con un divino silencio –Iesus autem tacebat (Mt 26, 63), Jesús callaba–, si se trata de ataques personales, por brutales e indecorosos que sean"14.

Acerquémonos al altar de nuestro Dios sin el menor peso de enemistad o de rencor. Por el contrario, procuremos llevar muchas muestras de comprensión, de cortesía, de generosidad, de misericordia.

Así seguiremos a Cristo por el Vía Crucis que Él nos marcó y que le llevó a ser clavado en la Cruz: "—Padre, perdónales porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34).

"Es el Amor lo que ha llevado a Jesús al Calvario. Y ya en la Cruz, todos sus gestos y todas sus palabras son de amor, de amor sereno y fuerte (...).

"Y nosotros, rota el alma de dolor, decimos sinceramente a Jesús: soy tuyo, y me entrego a Ti, y me clavo en la Cruz gustosamente, siendo en las encrucijadas del mundo un alma entregada a Ti, a tu gloria, a la Redención, a la corredención de la humanidad entera"15.

Nuestra Madre Santa María nos enseñará a encontrar muchas ocasiones para ser generosos en la entrega a quienes están a nuestro lado en el quehacer de todos los días.

1 Ez 18, 21. — 2 Cfr. Ez 18, 23. — 3 Juan Pablo II, Exhor. Apost. Reconciliatio et Paenitentia, 2-XII-1984, 16. — 4 Ibídem. — 5 Sal 50, 5. — 6 Cfr. Jn 8, 11. —7 Santo Tomás, Suma Teológica, 3, q. 86, a. 5 c. — 8 Juan Pablo II, loc. cit. — 9 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 548. — 10 Ibídem, n. 549. — 11 Ibídem, n. 197. — 12 Mt 5, 23-24. — 13 San León Magno, Sermón 45 sobre la Cuaresma. — 14 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 72. — 15 ídem, Vía Crucis, XI.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Santa Matilde
Reina

Matilde significa: "valiente en la batalla"

Era descendiente del famoso guerrero Widukind e hija del duque de Westfalia. Desde niña fue educada por las monjas del convento de Erfurt y adquirió una gran piedad y una fortísima inclinación hacia la caridad para con los pobres.

Muy jóven se casó con Enrique, duque de Sajonia (Alemania). Su matrimonio fue excepcionalmente feliz. Sus hijos fueron: Otón primero, emperador de Alemania; Enrique, duque de Baviera; San Bruno, Arzobispo de Baviera; Gernerga, esposa de un gobernante; y Eduvigis, madre del famoso rey francés, Hugo Capeto.

Su esposo Enrique obtuvo resonantes triunfos en la lucha por defender su patria, Alemania, de las invasiones de feroces extranjeros. Y él atribuía gran parte de sus victorias a las oraciones de su santa esposa Matilde.

Enrique fue nombrado rey, y Matilde al convertirse en reina no dejó sus modos humildes y piadosos de vivir. En el palacio real más parecía una buena mamá que una reina, y en su piedad se asemejaba más a una religiosa que a una mujer de mundo. Ninguno de los que acudían a ella en busca de ayuda se iba sin ser atendido.

Era extraordinariamente generosa en repartir limosnas a los pobres. Su esposo casi nunca le pedía cuentas de los gastos que ella hacía, porque estaba convencido de que todo lo repartía a los más necesitados. Tampoco se disgustaba por las frecuentes prácticas de piedad a que ella se dedicaba, la veía tan bondadosa y tan fiel que estaba convencido de que Dios estaba contento de su santo comportamiento.

Después de 23 años de matrimonio quedó viuda, al morir su esposo Enrique. Cuando supo la noticia de que él había muerto repentinamente de un derrame cerebral, ella estaba en el templo orando. Inmediatamente se arrodilló ante el Santísimo Sacramento y ofreció a Dios su inmensa pena y mandó llamar a un sacerdote para que celebrara una misa por el descanso eterno del difunto. Terminada la misa, se quitó todas sus joyas y las dejó como un obsequio ante el altar, ofreciendo a Dios el sacrificio de no volver a emplear joyas nunca más.

Su hijo Otón primero fue elegido emperador, pero el otro hermano Enrique, deseaba también ser jefe y se declaró en revolución. Otón creyó que Matilde estaba de parte de Enrique y la expulsó del palacio. Ella se fue a un convento a orar para que sus dos hijos hicieran las paces. Y lo consiguió. Enrique fue nombrado Duque de Baviera y firmó la paz con Otón. Pero entonces a los dos se les ocurrió que todo ese dinero que Matilde afirmaba que había gastado en los pobres, lo tenía guardado. Y la sometieron a pesquisas humillantes. Pero no lograron encontrar ningún dinero. Ella decía con humor: "Es verdad que se unieron contra mí, pero por lo menos se unieron".

Y sucedió que a Enrique y a Otón empezó a irles muy mal y comenzaron a sucederles cosas muy desagradables. Entonces se dieron cuenta de que su gran error había sido tratar tan mal a su santa madre. Y fueron y le pidieron humildemente perdón y la llevaron otra vez a palacio y le concedieron amplia libertad para que siguiera repartiendo limosnas a cuantos le pidieran.

Ella los perdonó gustosamente. Y le avisó a Enrique que se preparara a bien morir porque le quedaba poco tiempo de vida. Y así le sucedió.

Otón adquirió tan grande veneración y tan plena confianza con su santa madre, que cuando se fue a Roma a que el Sumo Pontífice lo coronara emperador, la dejó a ella encargada del gobierno de Alemania.

Sus últimos años los pasó Matilde dedicada a fundar conventos y a repartir limosnas a los pobres. Otón, que al principio la criticaba diciendo que era demasiado repartidora de limosnas, después al darse cuenta de la gran cantidad de bendiciones que se conseguían con las limosnas, le dio amplia libertad para dar sin medida. Dios devolvía siempre cien veces más.

Cuando Matilde cumplió sus 70 años se dispuso a pasar a la eternidad y repartió entre los más necesitados todo lo que tenía en sus habitaciones, y rodeada de sus hijos y de sus nietos, murió santamente el 14 de marzo del año 968.

Matilde: reina santa y generosa: haz que todas las mujeres del mundo que tienen altos puestos o bienes de fortuna, sepan compartir sus bienes con los pobres con toda la generosidad posible, para que así se ganen los premios del cielo con sus limosnas en la tierra.

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Arnaldo, Beato Abad, 14 Marzo  

Arnaldo, Beato

Abad de Santa Justina de Padua

Etimológicamente significa "fuerte y valiente". Viene de la lengua alemana.

Dios confía a todos una o varias personas. Más o menos, todos han recibido un don pastoral para escuchar a otro y llegar a captar lo que le hace mal. Escuchar, para allanar el terreno y preparar los caminos de Cristo.

Desde muy joven entró en el monasterio de santa Justina, al lado de Padua.

Tanta era su devoción, su austeridad de vida y su ejemplo viviente para los hermanos, que lo eligieron abad a los 24 años.

Era una persona muy inteligente y, como tal, se dedicó a defender los derechos de los monasterios reivindicando antiguos privilegios.

Uno de estos privilegios era que el abad tenía derecho a participar en la elección del obispo.

También restauró el monasterio e hizo otros nuevos.

Cuando el rey Ezelino de apoderó de Padua en el año 1237, metió en la cárcel al abad del otro monasterio. Arnaldo huyó.

En 1238 el rey Federico II devolvió el monasterio a los monjes e incluso se quedó con ellos durante dos meses.

Pero la historia es cosa distinta de la vida religiosa. Apenas se marchó el emperador, Ezelino arrestó a Arnaldo y lo encerró en una fortaleza comiendo pan y agua.

De esta forma, lentamente fue perdiendo la salud, hasta que murió el diez de febrero de 1246.

Apenas se fue el rey, sus restos se trasladaron a santa Justina.

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Giacomo Cusmano, Beato Fundador, 14 Marzo  

Giacomo Cusmano, Beato

El Beato Giacomo Cusmano nació el día 15 de marzo del año 1834 en la ciudad de Palermo, Italia.

Quedó huerfano de madre cuando tenía apenas 3 años de edad, es educado por monjas Vicentinas. Desde su niñez mostró una gran sensibilidad al sufrimiento de los demás.

Terminados sus estudios superiores en el Universidad Jesuita Máximo, se inscribió en la facultad de medicina y cirugía, graduándose a los 21 años de edad. Por su generosidad y desinterés se volvió "doctor de los pobres".

Pero la voz de Dios, cada vez más imperiosa, empuja al jóven doctor a completar y enriquecer su noble profesión con la dedicación y consagración total a Dios y, por amor a Él, a los pobres. Abrozó su vocación eclesiástica y se ordenó sacerdote el 22 de Diciembre de 1860.

El 12 de Febrero de 1867 se fundó la Associazione del Boccone del Povero, conformada por sacerdotes y hombres y mujeres laicos, bajo la presidencia de Monseñor Naselli, Arzobispo de Palermo, quien bendice la obra, recibiendo luego la bendición papal, instituyéndose canonicamente en 1868.

El 23 de Mayo de 1880, fiesta de la Santísima Trinidad, entrega el hábito a las primeras monjas. El 4 de Octubre de 1884 entrega el habito a los primeros fraternos y el 21 de Noviembre de 1887 se reune la Comunidad Misionera que ya llebava algún tiempo sirviendo a los pobres, fundándose así oficialmente las Congregaciones de las Siervas y los Siervos de los Pobres.

Abre hospitales, casas para ancianos pobres y abandonados y para huérfanos. Lo llamadan el "Padre de los Pobres."

Muere, con fama de santidad, el 14 de Marzo de 1888 en Palermo, extrañado por todos, sin distingo de clases sociales, ideológicas o partidistas.

Beatificado su Santidad Juan Pablo II el 30 de Octubre de 1983.

La obra fundada por él se extiendía -hasta la fecha de publicación de este artículo- por Italia, Rumania, Estados Unidos, México, Brazil, Camerún, Uganda, República Democrática del Congo, Filipinas e India.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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