sábado, 7 de abril de 2018

[ † ] Domingo. FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA. 08/04/2018. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (CIC 2042, 2181; Mt16,18-19; Ex20,8-10; Tb1,6; Hch20,7; 2Ts2,15). Precepto (desde los 7 años): Misa ENTERA. Víspera Domingo: desde Sáb.15hs.

JA

JMJ

Pax

Ocho días después se les apareció Jesús

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-31

Gloria a ti, Señor.

Aquel mismo día, por la tarde, estaban reunidos los discípulos en una casa con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. Jesús se presentó en miedo de ellos y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Y les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús les dijo de nuevo:
"La paz esté con ustedes".
Y añadió:
"Como el Padre me ha enviado, yo también los envío a ustedes".
Sopló sobre ellos y les dijo:
"Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados, Dios se los perdonará; y a quienes se los retengan, Dios se los retendrá".
Tomás, uno del grupo de los Doce, a quien llamaban "El Gemelo", no estaba con ellos cuando se les apareció Jesús. Le dijeron, pues, los demás discípulos.
"Hemos visto al Señor".
Tomás les contestó:
"Si no veo las señales dejadas en sus manos por los clavos y no meto mi dedo en ellas, si no meto mi mano en la herida abierta en su costado, no lo creeré".
Ocho días después, se encontraba de nuevo reunidos en casa todos los discípulos de Jesús. Estaba también Tomás. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Después dijo a Tomás:
"Acerca tu dedo y comprueba mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino creyente".
Tomás contestó:
"¡Señor mío y Dios mío!".
Jesús le dijo:
"¿Has creído porque me has visto? Dichosos los que han creído sin haber visto".
Jesús hizo en presencia de sus discípulos muchos más signos de los que han sido narrados en este libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan en él vida eterna.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Catecismo 2181: La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio (cf CIC can. 1245). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave."

 

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

2o. Dom de Pascua de la Divina Misericordia Ciclo B

Antífona de Entrada

Como niños recién nacidos desean leche pura y espiritual, que los haga crecer hacia la salvación. Aleluya.

 

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Dios de eterna misericordia, que reavivas la fe de tu pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales; aumenta en nosotros tu gracia, para que comprendamos a fondo la inestimable riqueza del Espíritu que nos ha dado una vida nueva y de la sangre que nos ha redimido.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Tenían un solo corazón y una sola alma

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 32-35

En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo, y nadie considera como propio nada de lo que poseía, sino que tenían en común todas las cosas. Por su parte, los apóstoles daban testimonio con mucha fortaleza de la resurrección de Jesús, y todos gozaban de gran estima.
No había entre ellos necesitados, porque todos los que tenían bienes o casas los vendían, llevaban el precio de lo vendido, lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Sal 117, 2-4.16ab-18.22-24

La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

Diga el pueblo de Israel: es eterno su amor. Diga la descendencia de Aarón: es eterno su amor. Digan los que respetan al Señor: es eterno su amor.
La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

El brazo del Señor es sublime, el brazo del Señor hace prodigios. No he de morir, viviré y contaré las hazañas del Señor; me castigó duramente el Señor, pero no permitió que muriera.
La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

La piedra que rechazaron los constructores se ha convertido en la piedra fundamental. Esto es obra del Señor y es realmente admirable. Este es el día en que actuó el Señor, festejemos y alegrémonos en él.
La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

Secuencia (Opcional durante la octava) Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la víctima propicia de la Pascua. Cordero sin pecado, que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza. Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la vida, triunfante se levanta. "¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?" "A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza! Vengan a Galilea, allí el Señor aguarda; allí verán los suyos la gloria de la Pascua". Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda. Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.

Segunda Lectura

Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5, 1-6

Hermanos queridos: El que cree que Jesús es el Mesías, ha nacido de Dios. Y todo el que ama a Dios, que da el ser, debe amar también a todo el que ha nacido de él. Por tanto, si amamos a los hijos de Dios, es señal de que amamos a Dios y de que ponemos en práctica sus mandamientos. Porque el amor consiste en cumplir sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga.
Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la fuerza victoriosa que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Este es el que vino mediante sangre y agua, Jesucristo; no por agua únicamente, sino por agua y sangre; y el espíritu es el que da testimonio, porque el espíritu es la verdad.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Tomás, tú crees porque me has visto. Dichosos los que creen sin haberme visto, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

Ocho días después se les apareció Jesús

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-31

Gloria a ti, Señor.

Aquel mismo día, por la tarde, estaban reunidos los discípulos en una casa con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. Jesús se presentó en miedo de ellos y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Y les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús les dijo de nuevo:
"La paz esté con ustedes".
Y añadió:
"Como el Padre me ha enviado, yo también los envío a ustedes".
Sopló sobre ellos y les dijo:
"Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados, Dios se los perdonará; y a quienes se los retengan, Dios se los retendrá".
Tomás, uno del grupo de los Doce, a quien llamaban "El Gemelo", no estaba con ellos cuando se les apareció Jesús. Le dijeron, pues, los demás discípulos.
"Hemos visto al Señor".
Tomás les contestó:
"Si no veo las señales dejadas en sus manos por los clavos y no meto mi dedo en ellas, si no meto mi mano en la herida abierta en su costado, no lo creeré".
Ocho días después, se encontraba de nuevo reunidos en casa todos los discípulos de Jesús. Estaba también Tomás. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Después dijo a Tomás:
"Acerca tu dedo y comprueba mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino creyente".
Tomás contestó:
"¡Señor mío y Dios mío!".
Jesús le dijo:
"¿Has creído porque me has visto? Dichosos los que han creído sin haber visto".
Jesús hizo en presencia de sus discípulos muchos más signos de los que han sido narrados en este libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan en él vida eterna.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Llenos de gozo por la santa resurrección del Señor, purificados nuestros sentimientos y renovado nuestro espíritu, supliquemos con insistencia al Señor.
(Respondemos a cada petición: Rey vencedor, escúchanos).

A Cristo, que, con su gloriosa resurrección, ha vencido la muerte y ha destruido el pecado, pidámosle que todos los cristianos sean siempre fieles a las promesas del bautismo que renovaron en la noche santa de Pascua, roguemos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.

A Cristo, que, con su santa resurrección, ha otorgado el perdón y la paz a los pecadores, supliquémosle que quienes han regresado al camino de la vida conserven íntegramente los dones que la misericordia del Padre les ha restituido, roguemos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.

A Cristo, que con su gloriosa resurrección, ha dado al mundo la vida verdadera y ha renovado toda la creación, pidámosle por los que, por no creer en su triunfo, viven sin esperanza, roguemos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.

A Cristo, que, con su santa resurrección, ha colmado de alegría a los pueblos, los ha enriquecido con sus dones y ha hecho vibrar de gozo nuestros corazones, pidámosle que renueve la esperanza de los que sufren y lloran, roguemos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.

A Cristo, que, con su gloriosa resurrección, anunció la alegría a las mujeres, y por medio de las mujeres a los apóstoles, y por medio de los apóstoles al mundo entero, pidámosle por los que nos hemos reunido para celebrar su triunfo, roguemos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.

Celebrante:
Señor, Dios nuestro, que cada domingo reúnes a tu pueblo para que celebre el triunfo de tu Hijo, el primero y el último, el que estaba muerto y ahora vive por los siglos de los siglos; escucha nuestra oración y danos la fuerza de tu Espíritu, para que, destruidas las fuerzas del mal, te ofrezcamos juntamente con nuestro amor, del obsequio de nuestra obediencia libre. Por Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Recibe, Señor, las ofrendas que te presentamos; tú que nos llamaste a la fe y nos has hecho renacer por el bautismo, guíanos a la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

El misterio pascual

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros
celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Trae tu mano y toca la señal de los clavos; y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Concédenos, Dios todopoderoso, que la gracia recibida en este sacramento pascual nos impulse siempre a servirte mejor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

PASCUA. SEGUNDO DOMINGO

LA FE DE TOMAS

- Aparición de Jesús a los Apóstoles estando ausente Tomás. Le comunican que Jesús ha resucitado. Apostolado con quienes han conocido a Cristo, pero no le tratan.

- El acto de fe del Apóstol Tomás. Nuestra fe ha de ser operativa: actos de fe, confianza con el Señor, apostolado.

- La Resurrección es una llamada a manifestar con nuestra vida que Cristo vive. Necesidad de estar bien formados.

I. El primer día de la semana (1), el día en que resucitó el Señor, el primer día del mundo nuevo, está repleto de acontecimientos: desde la mañana, muy temprano (2), cuando las mujeres van al sepulcro, hasta la noche, muy tarde (3), cuando Jesús viene a confortar a sus más íntimos: La paz sea con vosotros, les dice. Y dicho esto les mostró las manos y el costado. En esta ocasión, Tomás no estaba con los demás Apóstoles; no pudo ver al Señor, ni oír sus consoladoras palabras.

Este Apóstol fue el que dijo una vez: Vayamos también nosotros y muramos con él (4). Y en la Ultima Cena expresó al Señor su ignorancia, con la mayor sencillez: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo vamos a saber el camino? (5) Llenos de un profundo gozo, los Apóstoles buscarían a Tomás por Jerusalén aquella misma noche o al día siguiente. En cuanto dieron con él, les faltó tiempo para decirle: ¡Hemos visto al Señor! Pero Tomás, como los demás, estaba profundamente afectado por lo que habían visto sus ojos: jamás olvidaría la Crucifixión y Muerte del Maestro. No da ningún crédito a lo que los demás le dicen: Si no veo la señal de los clavos en sus manos, y no meto mi dedo en esa señal de los clavos y mi mano en su costado, no creeré (6). Los que habían compartido con él aquellos tres años y con quienes por tantos lazos estaba unido, le repetirían de mil formas diferentes la misma verdad, que era su alegría y su seguridad: ¡Hemos visto al Señor! Tomás pensaba que el Señor estaba muerto. Los demás le aseguraban que vive, que ellos mismos lo han visto y oído, que han estado con Él. Así hemos de hacer nosotros: para muchos hombres y para muchas mujeres Cristo es como si estuviera muerto, porque apenas significa nada para ellos, casi no cuenta en su vida. Nuestra fe en Cristo resucitado nos impulsa a ir a esas personas, a decirles de mil formas diferentes que Cristo vive, que nos unimos a Él por la fe y lo tratamos cada día, que orienta y da sentido a nuestra vida.

De esta manera, cumpliendo con esa exigencia de la fe, que es darla a conocer con el ejemplo y la palabra, contribuimos personalmente a edificar la Iglesia, como aquellos primeros cristianos de los que nos hablan los Hechos de los Apóstoles: crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor (7).

II. A los ocho días, estaban de nuevo dentro sus discípulos y Tomás con ellos. Estando las puertas cerradas, vino Jesús, se presentó en medio y dijo: La paz sea con vosotros. Después dijo a Tomás: Trae aquí tu dedo y mira mis manos, y trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino fiel (8).

La respuesta de Tomás es un acto de fe, de adoración y de entrega sin límites: ¡Señor mío y Dios mío! Son las suyas cuatro palabras inagotables. Su fe brota, no tanto de la evidencia de Jesús, sino de un dolor inmenso. No son tanto las pruebas como el amor el que le lleva a la adoración y a la vuelta al apostolado. La Tradición nos dice que el Apóstol Tomás morirá mártir por la fe en su Señor. Gastó la vida en su servicio.

Las dudas primeras de Tomás han servido para confirmar la fe de los que más tarde habían de creer en Él. "¿Es que pensáis -comenta San Gregorio Magno- que aconteció por pura casualidad que estuviese ausente entonces aquel discípulo elegido, que al volver oyese relatar la aparición, y que al oír dudase, dudando palpase y palpando creyese? No fue por casualidad, sino por disposición de Dios. La divina clemencia actuó de modo admirable para que, tocando el discípulo dubitativo las heridas de la carne de su Maestro, sanara en nosotros las heridas de la incredulidad (...). Así el discípulo, dudando y palpando, se convirtió en testigo de la verdadera resurrección" (9).

Si nuestra fe es firme, también se apoyará en ella la de otros muchos. Es preciso que nuestra fe en Jesucristo vaya creciendo de día en día, que aprendamos a mirar los acontecimientos y las personas como Él los mira, que nuestro actuar en medio del mundo esté vivificado por la doctrina de Jesús. Pero, en ocasiones, también nosotros nos encontramos faltos de fe como el Apóstol Tomás. Tenemos necesidad de más confianza en el Señor ante las dificultades en el apostolado, ante acontecimientos que no sabemos interpretar desde un punto de vista sobrenatural, en momentos de oscuridad, que Dios permite para que crezcamos en otras virtudes...

La virtud de la fe es la que nos da la verdadera dimensión de los acontecimientos y la que nos permite juzgar rectamente de todas las cosas. "Solamente con la luz de la fe y con la meditación de la palabra divina es posible reconocer siempre y en todo lugar a Dios, en quien nos movemos y existimos (Hech 17, 28); buscar su voluntad en todos los acontecimientos, contemplar a Cristo en todos los hombres, próximos o extraños, y juzgar con rectitud sobre el verdadero sentido y valor de las realidades temporales, tanto en sí mismas como en orden al fin del hombre" (10).

Meditemos el Evangelio de la Misa de hoy. "Pongamos de nuevo los ojos en el Maestro. Quizá tú también escuches en este momento el reproche dirigido a Tomás: mete aquí tu dedo, y registra mis manos; y trae tu mano, y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino fiel (Jn 20, 27); y, con el Apóstol, saldrá de tu alma, con sincera contrición, aquel grito: ¡Señor mío y Dios mío! (Jn 20, 28), te reconozco definitivamente por Maestro, y ya para siempre -con tu auxilio- voy a atesorar tus enseñanzas y me esforzaré en seguirlas con lealtad" (11).

¡Señor mío y Dios mío! ¡Mi Señor y mi Dios! Estas palabras han servido de jaculatoria a muchos cristianos, y como acto de fe en la presencia real de Jesucristo en la Sagrada Eucaristía, al pasar delante de un sagrario, en el momento de la Consagración en la Santa Misa... También pueden ayudarnos a nosotros para actualizar nuestra fe y nuestro amor a Cristo resucitado, realmente presente en la Hostia Santa.

III. El Señor le contestó a Tomás: Porque me has visto has creído; bienaventurados los que sin haber visto han creído (12). "Sentencia en la que sin duda estamos señalados nosotros -dice San Gregorio Magno‑, que confesamos con el alma al que no hemos visto en la carne. Se alude a nosotros, con tal que vivamos conforme a la fe; porque sólo cree de verdad el que practica lo que cree" (13).

La Resurrección del Señor es una llamada a que manifestemos con nuestra vida que Él vive. Las obras del cristiano deben ser fruto y manifestación del amor a Cristo.

En los primeros siglos la difusión del cristianismo se realizó principalmente por el testimonio personal de los cristianos que se convertían. Era una predicación sencilla de la Buena Nueva: de hombre a hombre, de familia a familia; entre quienes tenían el mismo oficio, entre vecinos; en los barrios, en los mercados, en las calles. Hoy también quiere el Señor que el mundo, la calle, el trabajo, las familias sean el cauce para la transmisión de la fe.

Para confesar nuestra fe con la palabra es necesario conocer su contenido con claridad y precisión. Por eso, nuestra Madre la Iglesia ha hecho tanto hincapié a lo largo de los siglos en el estudio del Catecismo, donde, de una manera breve y sencilla, se contiene lo esencial que hemos de conocer para poder vivirlo después. Ya San Agustín insistía a aquellos catecúmenos a punto de recibir el Bautismo: "Así, pues, el sábado próximo, en que celebraremos la vigilia, si Dios quiere, habréis de dar no la oración (el Padrenuestro), sino el símbolo (el Credo); porque si ahora no lo aprendéis, después, en la iglesia, no se lo habéis de oír todos los días al pueblo. Y, en aprendiéndolo bien, decidlo a diario para que no se olvide: al levantaros de la cama, al ir a dormiros, dad vuestro símbolo, dádselo a Dios, procurando hacer memoria de ello, y sin pereza de repetirlo. Es cosa buena repetir para no olvidar. No digáis: "Ya lo dije ayer, y lo digo hoy, y a diario lo digo; téngolo bien grabado en la memoria". Sea para ti como un recordatorio de tu fe y un espejo donde te mires. Mírate, pues, en él; examina si continúas creyendo todas las verdades que de palabra dices creer, y regocíjate a diario en tu fe. Sean ellas tu riqueza; sean a modo de vestidos para el aderezo de tu alma" (14). ¡A cuántos cristianos habría que decirles estas mismas palabras, pues han olvidado lo esencial del contenido de su fe! Jesucristo nos pide también que le confesemos con obras delante del os hombres. Por eso, pensemos; ¿no tendríamos que ser más valientes en esa o aquella ocasión?, ¿no tendríamos que ser más sacrificados a la hora de sacar adelante nuestros quehaceres? Pensemos en nuestro trabajo, en el ambiente que nos rodea: ¿se nos conoce como personas que llevan vida de fe?, ¿nos falta audacia en el apostolado?, ¿conocemos con profundidad lo esencial de nuestra fe? Terminamos nuestra oración pidiendo a la Virgen, Asiento de la Sabiduría, Reina de los Apóstoles, que nos ayude a manifestar con nuestra conducta y nuestras palabras que Cristo vive.

(1) Jn 20, 1.- (2) Mc 16, 2.- (3) Jn 20, 19.- (4) Jn 11, 16.- (5) Jn 14, 5.- (6) Jn 20, 25.- (7) Hech 5, 14.- (8) Jn 20, 26-27.- (9) SAN GREGORIO MAGNO, Homilías sobre los Evangelios, 26, 7.- (10) CONC. VAT. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 4.- (11) J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios, 145.- (12) Jn 20, 29.- (13) SAN GREGORIO MAGNO, loc. cit., 26, 9.- (14) SAN AGUSTIN, Sermón 58, 15.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

10 cosas que debes saber sobre el Domingo de la Divina Misericordia

 

La celebración del Domingo de la Divina de la Misericordia tiene lugar en el segundo Domingo de Pascua ¿Qué es y por qué es tan importante este día para los católicos? Estas son 10 cosas que debes saber al respecto:

1. El Domingo de la Misericordia se basa en revelaciones privadas

La celebración de esta fiesta se basa en las revelaciones privadas de Santa Faustina Kowalska, religiosa polaca que recibió mensajes de Jesús sobre su Divina Misericordia en el pueblo de Plock, Polonia.

2. Forma parte del calendario de la Iglesia por acción de San Juan Pablo II

En el año 2000, San Juan Pablo II canonizó a Santa Faustina y durante la ceremonia declaró: "así pues, es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra de Dios en este segundo domingo de Pascua, que a partir de ahora en toda la Iglesia se designará con el nombre de 'Domingo de la Divina Misericordia'". (Homilía, 30 de Abril, 2000)

3. Esta revelación privada tiene efectos válidos en la liturgia

En su comentario teológico sobre el mensaje de Fátima, el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, ahora Papa Emérito Benedicto XVI, escribió: "podemos añadir que a menudo las revelaciones privadas provienen sobre todo de la piedad popular y se apoyan en ella, le dan nuevos impulsos y abren para ella nuevas formas. Eso no excluye que tengan efectos incluso sobre la liturgia, como por ejemplo muestran las fiestas del Corpus Domini y del Sagrado Corazón de Jesús".

4. La Iglesia invita a celebrar la Divina Misericordia de varias formas

Entre otras cosas, ofrece una indulgencia plenaria: "para hacer que los fieles vivan con intensa piedad esta celebración, el mismo Sumo Pontífice (Juan Pablo II) ha establecido que el citado domingo se enriquezca con la indulgencia plenaria para que los fieles reciban con más abundancia el don de la consolación del Espíritu Santo y cultiven así una creciente caridad hacia Dios y hacia el prójimo, y una vez obtenido de Dios el perdón de sus pecados, ellos a su vez perdonen generosamente a sus hermanos". [Decreto de la Penitenciaría Apostólica del 2002]

5. La imagen de la Divina Misericordia fue revelada por Jesús mismo

Esta imagen le fue revelada a Santa Faustina en 1931 y Jesús mismo le pidió que se pintara. Luego el Señor le explicaría su significado y lo que los fieles alcanzarán con ella.

En la mayoría de versiones Jesús se muestra levantando su mano derecha en señal de bendición, y apuntando con su mano izquierda sobre su pecho fluyen dos rayos: uno rojo y otro blanco.

"El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas (…). Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos" (Diario, 299). Toda la imagen es un símbolo de la caridad, el perdón y el amor de Dios, conocida como la "Fuente de la Misericordia".

6. Esta devoción cuenta con oraciones particulares

La Coronilla es un conjunto de plegarias utilizadas como parte de la devoción a la Divina Misericordia.

Se suele rezar a las 3:00 pm (el momento de la muerte de Jesús) utilizando las cuentas del Santo Rosario, pero con oraciones diferentes. Puede acceder a la Coronilla en el siguiente enlace.

7. La Divina Misericordia está vinculada al Evangelio del segundo Domingo de Pascua

La imagen de la Divina Misericordia representa a Jesús en el momento en que se aparece a los discípulos en el Cenáculo –tras su resurrección–, cuando se les da el poder de perdonar o retener los pecados.

Este momento está registrado en Juan 20:19-31, que es la lectura del Evangelio de este domingo.

Ese pasaje se lee ese día porque incluye la aparición de Jesús al apóstol Tomás, en la que lo invita a tocar sus llagas. Este evento ocurrió en el octavo día después de la Resurrección (Juan 20:26) y por ello se utiliza en la liturgia ocho días después de la Pascua.

8. Los sacerdotes tienen un empoderamiento especial para administrar la Divina Misericordia

En Juan 20, 21-23 dice: "Jesús les dijo otra vez: 'La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío'. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: 'Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos'".

9. La confesión es la acción de la Divina Misericordia hasta el fin de los tiempos

Jesús capacitó a los apóstoles (y sus sucesores en el ministerio) con el Espíritu Santo para perdonar o retener (no perdonar) los pecados.

Debido a que están facultados con el Espíritu de Dios para hacer esto, su administración del perdón es eficaz: realmente elimina el pecado en lugar de ser solo un símbolo de perdón.

10. En las revelaciones privadas Jesús le da suma importancia a su Segunda Venida

Jesús promete regresar en gloria a juzgar al mundo en el amor, como claramente lo dice en su discurso del Reino en los capítulos 13 y 25 de San Mateo.

Solo en el contexto de una revelación pública como es enseñado por el Magisterio de la Iglesia se puede situar las palabras de la revelación privada dada a Sor Faustina:

"Prepararás al mundo para Mí última venida". (Diario 429)

"Habla al mundo de mi Misericordia….Es señal de los últimos tiempos después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia". (Diario 848)

"Habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mi justicia". (Diario 965)

"Estoy prolongándoles el tiempo de la misericordia, pero ay de ellos si no reconocen este tiempo de Mi visita". (Diario 1160)

"Antes del Día de la justicia envío el día de la misericordia". (Diario 1588)

"Quien no quiera pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia". (Diario 1146)

 

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5 buenas razones para rezar la Coronilla de la Divina Misericordia

 

1. Jesús lo pide

Jesús se le apareció a la religiosa polaca Santa María Faustina Kowalska (1905-1938) y le pidió dar a conocer la misericordia divina a través de tres medios: 

a) La imagen con la inscripción "Jesús, en Ti confío".

Dijo Jesús: "Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá". (Diario de Santa Faustina #48).

b) La fiesta de la Divina Misericordia, el Segundo Domingo de la Misericordia (este año el 8 de abril).

Dijo Jesús: "Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores... El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas." (Ídem, #699).

c) La oración que Él le dictó: "Coronilla de la Divina Misericordia".

2. Se obtienen gracias extraordinarias

Jesús dijo: "Oh, qué gracias más grandes concederé a las almas que recen esta Coronilla; las entrañas de Mi misericordia se enternecen por quienes rezan esta Coronilla" (Ídem #848).

Dijo: "Hasta el pecador más empedernido, si reza esta Coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita...deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia" (Ídem #687).

Prometió: "Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta Coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón" (Ídem #811).

3. El Papa Francisco lo recomienda

El 23 de abril de 2017 el Papa Francisco presidió el Regina Coeli desde la ventana del estudio pontificio y recordó que la Divina Misericordia "es la piedra angular en la vida de la fe y la forma concreta con la que damos visibilidad a la resurrección de Jesús". También dijo que es un instrumento contra la violencia y el rencor.

En el Segundo Domingo de Cuaresma de 2016, el Papa Francisco mandó repartir a los fieles en la Plaza de San Pedro "cajitas de Misericordia", "medicina para el mundo de hoy" que contenían la imagen del Señor de la Divina Misericordia, la explicación de la Coronilla y un Rosario para rezarla.

En su Bula "Misericordie Vultus", el Papa llama a Santa Faustina "grande apóstol de la misericordia" y pide su intercesión.

4. Es sumamente fácil rezarla

Jesús se la enseñó así a santa Faustina:

Se reza "con un Rosario común, del modo siguiente: Primero rezarás una vez el Padre nuestro, el Ave María y el Credo. Después, en las cuentas correspondientes al Padre nuestro, dirás las siguientes palabras: 'Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero'. En las cuentas del Ave María, dirás las siguientes palabras: 'Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero'. Para terminar, dirás tres veces estas palabras: 'Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero'..." (ïdem #476).

5. Sólo toma cinco minutos

En un retiro con un grupo de seminaristas, Sosa Elízaga invitó a rezar en grupo la Coronilla a las 3:00 p.m. diciendo: "sólo toma cinco minutos". Al terminar, uno comentó: "chequé con mi reloj, y efectivamente son cinco minutos".

 

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Diario de Santa Faustina

(Se puede descargar gratis de www.Divina-Misericordia.org Biblioteca)

 

FIESTA: Domingo siguiente a Pascua, quien se confiese y comulgue obtendrá el perdón total de las culpas y penas (699). Lee 570, 49, 280.

280 Jesús me ordena celebrar la Fiesta de la Divina Misericordia el primer domingo después de la Pascua de Resurrección por el recogimiento interior y por mortificación exterior. Durante tres horas llevé un cinturón [silicio

de hierro], orando incesantemente por los pecadores y para obtener misericordia para el mundo entero; y Jesús me dijo: Hoy Mi mirada se posa con complacencia sobre esta casa.

 

Fuentes de Misericordia

 

CONFESIÓN

Cuanto más grande es la miseria de un alma tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia (1182). Soy más generoso para los pecadores: por ellos he derramado Mi sangre; que no tengan miedo de acercarse a Mí, son los que más necesitan Mi misericordia (1275). Aún si un alma fuera como un cadáver en descomposición y humanamente sin ninguna posibilidad de restauración y todo estuviera perdido, no es así para Dios: el milagro de la Divina Misericordia restaura a esa alma en toda su plenitud. ¡Infelices los que no aprovechan de este milagro de la Misericordia Divina!: lo pedirán en vano, cuando sea demasiado tarde (1448). Quien no quiere pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi Justicia (1146). Cuando te acercas a esta Fuente de Mi Misericordia, siempre fluye sobre tu alma la Sangre y el Agua que brotó de Mi Corazón y ennoblece tu alma. Cada vez que vas a confesarte, sumérgete en Mi misericordia con gran confianza para que pueda derramar sobre tu alma la generosidad de Mi gracia. Cuando te acercas a la confesión debes saber que Yo Mismo te espero en el confesionario, sólo que estoy oculto en el sacerdote, pero Yo Mismo actúo en tu alma... de esta Fuente de la Misericordia las almas sacan gracias exclusivamente con el recipiente de la confianza. Si su confianza es grande, Mi generosidad no conocerá límites. Los soberbios permanecen siempre en pobreza y miseria, porque Mi gracia se aleja de ellos dirigiéndose hacia los humildes (1602). Lee 1485,1521.

 

COMUNIÓN: Hágase en mi, oh Dios, no según lo que yo quiera sino según Tu voluntad… estas palabras elevan al alma a las cumbres de la santidad… pero la fuerza que tienes dentro de ti para soportar los sufrimientos la debes a la frecuente Santa Comunión; pues ven a menudo a esta fuente de la misericordia y con el recipiente de la confianza recoge cualquier cosa que necesites… recoge de la fuente de la vida no sólo para ti, sino que piensa también en otras almas y especialmente en aquellas que no tienen confianza en Mi bondad…(1487-9). Mi deleite es unirme a ti (570).

 

15:00 Hora de la Divina Misericordia / Hora del Vía Crucis

 

En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión (1320). Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia. En esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan los deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a Mi misericordia de cada criatura, pero primero de ti, ya que a ti te he dado a conocer este misterio de modo más profundo (1572). Ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía. Te permitiré penetrar en Mi tristeza mortal (1320).

 

Coronilla a la Divina Misericordia

 

Jesús garantiza la conversión, aunque no sea instantánea, de quien la rece (687). En las cuentas grandes, nos unimos a los sacrificios eucarísticos (Misas) que se celebran en ese momento en el mundo y ofrecemos las Hostias en todos los sagrarios. En las cuentas pequeñas, meditamos la Pasión.

A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad (1731). Esta oración es para aplacar Mi ira, la rezarás durante nueve días con un rosario común: primero rezarás una vez el Padre Nuestro y el Ave María y el Credo, después, en las cuentas correspondientes al Padre Nuestro, dirás las siguientes palabras: "Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero"; en las cuentas del Ave María, dirás las siguientes palabras: "Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero". Para terminar, dirás tres veces estas palabras: "Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero" (476). Oh, qué gracias más grandes concederé a las almas que recen esta coronilla; las entrañas de Mi misericordia se enternecen por ellas (848), Mi misericordia las envolverá en vida y especialmente a la hora de la muerte (754) Rézala incesantemente. Los sacerdotes la recomendarán a los pecadores como última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita (687): colmaré su alma de paz, y la hora de su muerte será feliz. Que el alma no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de Mi misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima. Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador Misericordioso (1541). Cuando delante de un agonizante se reza esta coronilla, se aplaca la ira Divina y la insondable misericordia envuelve al alma (811). Después de la Misa, Adoración, Rosario y Vía Crucis (recomendando el tradicional, Juan Pablo II creó uno 100% bíblico), es la oración más poderosa para unidad ecuménica: a) los hermanos separados rezan el Credo de los Apóstoles porque es un documento indiscutido del Siglo I y porque consideran 'católica' como 'universal' y b) El Ave María es 100% bíblico, incluso la intercesión de los Santos (Lc 16, 19-31; además si pedimos a los 'vivos' que recen por nosotros, ¿cómo no poder pedir a los que están cara a Dios?), además Lutero rezaba a la Virgen, pero si alguno se niega, puede quedarse callado desde el 'ruega'.

 

 

 

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¿Sabías que puedes obtener una indulgencia plenaria el Domingo de la Misericordia?

 

En sus apariciones a Santa Faustina Kowalska, Cristo, bajo la devoción del Señor de la Divina Misericordia; aseguró varias gracias a los que se acercaran a su misericordia.

"Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores… El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas… Que ningún alma tema acercarse a mí, aunque sus pecados sean como escarlata", dijo el Señor en una promesa que hizo a la santa polaca en una de las apariciones místicas que le concedió.

Más adelante, San Juan Pablo II instituyó oficialmente la indulgencia plenaria para esta fiesta.

En el 2002, esta promesa de Cristo se hizo "oficial" en la Iglesia cuando, por mandato del Papa polaco, la Santa Sede publicó el "decreto sobre las indulgencias recibidas en la Fiesta de la Divina Misericordia", un don que también puede alcanzar a los enfermos y los navegantes en altamar.

En el segundo Domingo de Pascua, que este año se celebra el 8 de abril, se concede la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) al fiel que participe en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia divina.

"O al menos rece, en presencia del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, 'Jesús misericordioso, confío en ti')", dice el texto del decreto.

Asimismo se concede indulgencia parcial "al fiel que, al menos con corazón contrito, eleve al Señor Jesús misericordioso una de las invocaciones piadosas legítimamente aprobadas".

También los enfermos y las personas que los asisten, los navegantes, los afectados por la guerra, las vicisitudes políticas o la inclemencia de los lugares "y todos los que por justa causa no pueden abandonar su casa o desempeñan una actividad impostergable en beneficio de la comunidad, podrán conseguir la indulgencia plenaria".

Esto siempre y cuando, con total rechazo de cualquier pecado y con la intención de cumplir, en cuanto sea posible, las tres condiciones habituales recen "frente a una piadosa imagen de nuestro Señor Jesús misericordioso, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso".

Asimismo, si ni siquiera se pudiera hacer lo antes descrito, podrán obtener la indulgencia plenaria "los que se unan con la intención a los que realizan del modo ordinario la obra prescrita para la indulgencia y ofrecen a Dios misericordioso una oración y a la vez los sufrimientos de su enfermedad y las molestias de su vida, teniendo también ellos el propósito de cumplir, en cuanto les sea posible, las tres condiciones prescritas para lucrar la indulgencia plenaria".

Jesucristo también prometió a Santa Faustina que cuando se rece la Coronilla de la Divina Misericordia junto a los moribundos se pondrá "entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso".

 

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Dionisio de Corinto, Santo Obispo, Abril 8  

Obispo de Corinto

Martirologio Romano: Conmemoración de san Dionisio, obispo de Corinto, el cual, dotado de admirable conocimiento de la palabra de Dios, no sólo enseñó con la predicación a los fieles de su ciudad y de su provincia, sino también a los obispos de otras ciudades y provincias mediante sus cartas (180).

Etimológicamente: Dionisio = Aquel que mantiene la fe en Dios, es de origen griego.

 

Los menologios griegos dan noticia de su condición episcopal cuando lo incluyen en las listas de obispos, mencionando su óbito alrededor del año 180. También Eusebio de Cesarea nos relata algo de su actividad al recogerlo en la Historia Eclesiástica como uno de los grandes hombres que contribuyeron a extender por el mundo el Evangelio.

Pertenece a las primeras generaciones de cristianos. Es uno de los primitivos eslabones de la larga cadena que sólo tendrá fin cuando acabe el tiempo. Por el momento en que vivió, resulta que con él entramos en contacto con la antiquísima etapa en que la Iglesia está aún, como aprendiendo a andar, dando sus primeros pasos; su expresión en palabras sólo se siente en la tierra como un balbuceo y la gente que conoce y sigue a Cristo son poco más que un puñado de hombres y mujeres echados al mundo, como a voleo, por la mano del sembrador y desparramados por el orbe.

Dionisio fue un obispo que destaca por su celo apostólico y se aprecia en él la preocupación ordinaria de un hombre de gobierno. Rebasa los límites geográficos del terruño en donde viven sus fieles y se vuelca allá donde hay una necesidad que él puede aliviar o encauzar. En su vida resuena el eco paulino de sentir la preocupación por todas las iglesias. Aún la organización eclesiástica -distinta de la de hoy- no entiende de intromisiones; la acción pastoral es aceptada como buena en cualquier terreno en donde hay cristianos.

Posiblemente el obispo Dionisio pensaba que si se puede hacer el bien, es pecado no hacerlo. Todas las energías se aprovechan, porque son pocos los brazos, es extenso el campo de labranza... y corto el tiempo. Siendo la labor tan amplia, el estilo que impera es prestar atención espiritual a los fieles cristianos donde quiera que se encuentren sin sentirse coartado por el espacio; la jurisdicción territorial vino después. Él se siente responsable de todos porque todos sirven al mismo Señor y tienen el mismo Dueño.

Los discípulos -pocos para lo que es el mundo- se tratan mucho entre ellos, todo lo que pueden; traen y llevan noticias de unos y de otros; todos se encuentran inquietos, ocupados por la suerte del "misterio" y dispuestos siempre a darlo a conocer. Las dificultades para el contacto son muchas, lentas y hasta peligrosas algunas veces, pero por las vías van los carros y por los mares los veleros; lo que sirve a los hombres para la guerra, las conquistas, la cultura o el dinero, el cristiano lo usa —como uno más— para extender también el Reino. Se saben familia numerosa esparcida por el universo; tienen intereses, dificultades, proyectos y anhelos comunes ¡lógico que se sientan unidos en un entorno adverso en tantas ocasiones!

Y en este sentido tuvo mucho que ver Corinto, —junto al istmo y al golfo del mismo nombre— que en este tiempo es la ciudad más rica y próspera de Grecia, aunque no llega al prestigio intelectual de Atenas. Corinto es la sede de Dionisio; fue, no hace mucho, aquella iglesia que fundó Pablo con la predicación de los primeros tiempos y que luego atendió, vigiló sus pasos, guió su vida y alentó su caminar. Tiene una situación privilegiada: es una ciudad con dos puertos, un importante nudo de comunicaciones en donde se mezcla el sabio griego con el comerciante latino y el rico oriental; allí viven hermanadas la grandeza y el vicio, la avaricia, la trampa, la insidia y el desconcierto; todas las razas tienen sitio y también los colores y los esclavos y los dueños. El barullo de los mercados es trajín en los puertos. Hay intercambio de culturas, de pensamiento.

Entre los miles que van vienen, de vez en cuando un cristiano se acerca, contacta, trae noticias y lleva nuevas a otro sitio del Imperio. ¡Cómo aprovechó Dionisio sus posibilidades! Porque resalta su condición de escritor. Que se tengan noticias, mandó cartas a los cristianos Lacedemonios, instruyéndoles en la fe y exhortándoles a la concordia y la paz; a los Atenienses, estimulándoles para que no decaiga su fe; a los cristianos de Nicomedia para impugnar muy eruditamente la herejía de Marción; a la iglesia de Creta a la que da pistas para que sus cristianos aprendan a descubrir la estrategia que emplean los herejes cuando difunden el error. En la carta que mandó al Ponto expone a los bautizados enseñanzas sobre las Sagradas Escrituras, les aclara la doctrina sobre la castidad y la grandeza del matrimonio; también los anima para que sean generosos con aquellos pecadores que, arrepentidos, quieran volver desde el pecado. Igualmente escribió carta a los fieles de Roma en tiempos del papa Sotero; en ella, elogia los notables gestos de caridad que tienen los romanos con los pobres y testifica su personal veneración a los Vicarios de Cristo.

La vida de este obispo griego —incansable articulista— terminó en el último tercio del siglo II.

Sin moverse de Corinto, ejerció un fecundo apostolado epistolar que no conoció fronteras; el papel, la pluma y el mar Mediterráneo fueron sus cómplices generosos en la difusión de la fe.

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María Rosa Julia Billiart, Santa Fundadora, Abril 8  

María Rosa Julia Billiart, Santa

Fundadora del Instituto de Santa María

Martirologio Romano: En Namur, junto al Mosa, en Brabante, santa Julia Billiart, virgen, que, para asegurar la educación de las jóvenes, fundó el Instituto de Santa María y propagó la devoción al Sagrado Corazón de Jesús (1816).

 

(1752-1816)

María Rosa Julia Billiart nació el 12 de julio de 1752 en Cuvilly (Bélgica), en el seno de una familia de agricultores acomodados propietarios también un pequeño comercio. Habiendo aprendido el catecismo de memoria, el párroco le permitió hacer la primera comunión a los nueve años.

Aunque Julia tenía que trabajar, pues entonces en la familia había necesidades económicas, siempre buscaba tiempo para visitar a los enfermos, ayudar a los demás y hacer oración. Un día en que se hallaba sentada junto a su padre, alguien disparó una pistola contra éste; el atentado la impresionó tanto que perdió el movimiento de las piernas. Con frecuencia la gente la oía decir: ¡Qué bueno es Dios!

En 1790, durante la revolución francesa y la época napoleónica, tuvo que huir a Compregne, perseguida por las autoridades, debiendo cambiar de residencia constantemente. Las penalidades agravaron de tal suerte su enfermedad que perdió el habla durante varios meses. Al fin del tiempo del Terror se trasladó a Amiens a la casa del vizconde Blin de Borbón. Ahí recobró el habla y conoció a Francisca Blin de Borbón, mujer inteligente y culta, vizcondesa de Gézaincourt, que sería su amiga íntima y colaboradora. La persecución estalló nuevamente y Julia debió refugiarse en casa de la familia Doria, en Bettencourt, donde conoció al padre José Varin.

En Amiens, Julia y Francisca fundaron el Instituto de Nuestra Señora con apoyo del padre Varin. El fin del instituto era el cuidado espiritual de los niños y la formación de catequistas. Fue la primera congregación religiosa moderna sin distinciones entre las religiosas. Pronto ingresaron al instituto algunas candidatas, se abrió un orfanato y se inauguraron clases nocturnas de catecismo. Julia decía: "Pensad cuán pocos sacerdotes hay actualmente y cuántos niños necesitados se debaten en la ignorancia. Tenemos que luchar para ganarlos para Cristo".

En 1804, al final de una misión popular, sucedió un hecho extraordinario. El padre Enfantin pidió a la madre Julia se uniera a él en una novena por una intención particular. Al quinto día de la novena, que era día del Sagrado Corazón, el padre se acercó a la madre, que llevaba veintidós años paralítica, y le dijo: "Madre, si tiene fe, dé un paso en honor al Sagrado Corazón de Jesús". La madre se levantó y comenzó a caminar.

La salud le permitió consolidar y extender su obra: se inauguraron los conventos de Namur, Gante y Tournai. El padre Varin fue sustituido por otro sacerdote. El nuevo confesor sembró la discordia y logró alejar de la madre Julia a muchas personas que hasta entonces habían visto con buenos ojos la fundación. El obispo de Amiens exigió que la madre saliera de su diócesis y se retiró con las religiosas al convento de Namur donde el obispo las recibió cordialmente.

La madre Julia pasó los siete últimos años de su vida formando a las religiosas y fundando nuevas casas. Inicios Desde 1816 la salud de la madre decayó rápidamente. Murió el 8 de abril de ese mismo año mientras recitaba el Magnificat; el cardenal Sterckx calificó la obra de la madre como explosión del espíritu apostólico en el corazón de una mujer que supo creer y amar. Fue beatificada por san Pío X en 1906. Pablo VI la canonizó el 22 de julio de 1969.

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Fuente: L´Osservatore romano
Augusto Czartoryski, Beato Sacerdote Salesiano, Abril 8  

Augusto Czartoryski, Beato

Sacerdote Salesiano

Martirologio Romano: En Alassio, cerca de Albenga, de la Liguria, en Italia, beato Augusto Czartoryski, presbítero de la Sociedad Salesiana, cuya salud enfermiza no le impidió caminar según la llamada de Dios, mostrando eximios ejemplos de santidad (1893).

Etimológicamente: Augusto = Aquel que es venerado y respetado, es de origen latino.

 

Príncipe polaco del siglo XIX, presbítero y religioso de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco (fecha de beatificación: 25 de abril de 2004).

Nació en París el 2 de agosto de 1858, en el exilio. Desde hacía unos treinta años su noble estirpe, vinculada a la historia y los intereses dinásticos de Polonia, había emigrado a Francia. El príncipe Adán Czartoryski había cedido la sucesión de la estirpe, así como de la actividad patriótica, al príncipe Ladislao, unido en matrimonio con la princesa María Amparo (hija de la reina de España María Cristina y del duque Rianzárez). Son estos los padres de Augusto, primogénito de la familia.

Cuando tenía seis años murió su madre, enferma de tuberculosis, que transmitirá a su hijo. Cuando el mal manifestó en él sus primeros síntomas, comenzó para Augusto una larga peregrinación en busca de la salud, que nunca recuperaría: Italia, Suiza, Egipto, España... Pero no era la salud el principal objetivo de su búsqueda: coexistía en su alma juvenil otra búsqueda mucho más preciosa, la de su vocación.

Era consciente de que no estaba hecho para la vida de la corte. A los veinte años, en una carta a su padre le decía, entre otras cosas, aludiendo a las fiestas mundanas, en las que se veía obligado a participar: "Le confieso que estoy cansado de todo esto. Son diversiones inútiles, que me angustian".

San José Kalinowski —canonizado por Juan Pablo II en 1991—, que había sufrido diez años de trabajos forzados en Siberia, y después se hizo carmelita, fue preceptor de Augusto sólo durante tres años (1874-1877), pero dejó en él una profunda huella. Por él sabemos que quienes orientaron al príncipe en su búsqueda vocacional fueron sobre todo las figuras de san Luis Gonzaga y de san Estanislao de Kostka. Le entusiasmaba el lema de este último: "Ad maiora natus sum". "La vida de san Luis, del padre Cepari, que me mandaron de Italia —escribe Kalinowski— influyó mucho en el progreso espiritual de Augusto y le abrió el camino a una unión más fácil con Dios".

Pero el acontecimiento decisivo de su vida fue el encuentro con don Bosco. Augusto tenía 25 años. Sucedió en París, precisamente en el palacio Lambert, donde el fundador de los salesianos celebró la misa en el oratorio de la familia. Los acólitos fueron el príncipe Ladislao y Augusto. Desde aquel día Augusto vio en el santo educador al padre de su alma y al árbitro de su porvenir.

En el joven la vocación a la vida religiosa se había ido afirmando cada vez más. A pesar de ser el primer heredero, no sentía inclinación a formar una familia. Después del encuentro con don Bosco, Augusto no sólo sintió que se reforzaba su vocación al estado religioso, sino que tuvo la clara convicción de que estaba llamado a ser salesiano. Desde entonces, en cuanto su padre se lo permitía, iba a Turín para encontrarse con don Bosco y recibir sus consejos. Hizo también varias veces ejercicios espirituales bajo la dirección del santo.

Don Bosco tuvo siempre una actitud de gran cautela sobre la aceptación del príncipe en su congregación. Fue el Papa León XIII, en persona, quien disipó toda duda. Reconociendo la voluntad de Augusto, el Papa concluyó: "Decid a don Bosco que es voluntad del Papa que os reciba entre los salesianos". "Muy bien, amigo mío", respondió inmediatamente don Bosco, "yo lo acepto. Desde este instante, usted forma parte de nuestra Sociedad y deseo que pertenezca a ella hasta la muerte".

A finales de junio de 1887, tras renunciar a todos sus derechos en favor de sus hermanos, fue enviado a San Benigno Canavese para un breve aspirantado, antes del noviciado, que comenzó en ese mismo año. Tuvo que luchar contra los intentos de su familia, que no se resignaba a esa elección. Su padre iba a visitarlo y trataba de disuadirlo. Emitió los votos el 24 de noviembre de 1887 en la basílica de María Auxiliadora ante don Bosco. "Ánimo, mi príncipe —le susurró el santo—. Hoy hemos alcanzado una magnífica victoria. Pero puedo también decirle, con gran alegría, que llegará un día en el que usted será sacerdote y por voluntad de Dios hará mucho bien a su patria". Don Bosco murió dos meses después.

A causa de su enfermedad lo enviaron a estudiar la teología a la costa de Liguria. El decurso de su enfermedad hizo que su familia renovara con mayor insistencia sus intentos de alejarlo de la vocación. Al cardenal Parocchi, a quien pidieron que influyera para apartarlo de la vida salesiana, él le escribe: "En plena libertad he querido emitir los votos, y lo hice con gran alegría de mi corazón. Desde aquel día, viviendo en la Congregación, disfruto de una gran paz de espíritu, y doy gracias al Señor que me ha permitido conocer la Sociedad Salesiana y me ha llamado a vivir en ella".

Fue ordenado sacerdote el 2 de abril de 1892 en San Remo por mons. Tommaso Reggio, obispo de Ventimiglia. Su padre, el príncipe Ladislao, y su tía Isa no asistieron a la ordenación, aunque poco después toda la familia aceptó plenamente su vocación.

La vida sacerdotal de don Augusto duró sólo un año, que pasó en Alassio, en una habitación que daba al patio de los muchachos. El cardenal Cagliero resume así este último período de su vida: "Ya no era de este mundo. Su unión con Dios, la conformidad perfecta con la divina voluntad en la enfermedad agravada, el deseo de configurarse con Jesucristo en los sufrimientos y en las aflicciones lo hacían heroico en la paciencia, sereno en el espíritu, e invencible, más que en el dolor, en el amor de Dios".

Murió en Alassio la tarde del sábado 8 de abril de 1893, en la octava de Pascua, sentado en el sillón que había usado don Bosco. "¡Qué hermosa Pascua!", había dicho el lunes al hermano que lo asistía, sin imaginar que el último día de la octava lo habría celebrado en el paraíso.

Tenía treinta y cinco años de edad y cinco de vida salesiana. En su recordatorio de primera misa había escrito: "Para mí un día en tus atrios vale más que mil fuera. Bienaventurado quien vive en tu casa: siempre canta tus alabanzas" (Salmo 83).
Sus restos fueron trasladados a Polonia y sepultados en la cripta parroquial de Sieniawa, junto a la tumba de familia. Sucesivamente fueron trasladados a la iglesia salesiana de Przemysl.

(Texto: L'Osservatore romano, edición en lengua española, 23 de abril de 2004).

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Fuente: Franciscanos.org
Julián de San Agustín, Beato Religioso Franciscano, Abril 8  

Julián de San Agustín, Beato

Religioso Franciscano

Martirologio Romano: En Alcalá de Henares, en España, beato Julián de San Agustín, religioso de la Orden de Hermanos Menores Descalzos, que fue tomado por loco a causa de su exagerada penitencia y varias veces rechazado de la vida religiosa, predicando a Cristo más con el ejemplo que con palabras (1606).

Etimológicamente: Julián = Aquel que pertenece a la familia Julia, es de origen latino.

 

Religioso profeso de la Primera Orden franciscana, que nació hacia 1553 y murió en 1606. Fue beatificado por León XII el 23 de mayo de 1825.

Julián Martinet, nuestro beato, nació en Medinaceli (Soria), en Castilla la Vieja, España, hijo de Andrés Martinet, francés fugitivo de Toulouse a causa de los calvinistas, y de Catalina Gutiérrez, joven obrera de Aguaviva.

Ya enteramente educado, en edad juvenil vistió el hábito de los Hermanos Menores en el Convento-Retiro de La Salceda. Desde un principio se dio a tan exageradas penitencias, que sus hermanos de religión lo juzgaron loco y le aconsejaron retirarse.

Después de mucha insistencia, fue recibido nuevamente, pero luego fue despedido por los mismos motivos. Entonces se pasó a vivir cerca del convento llevando una vida eremítica; cada día pedía a los frailes un trozo de pan, y éstos, conmovidos por su vida santa, lo aceptaron por tercera vez en el convento y así finalmente pudo emitir la profesión en la Orden franciscana en calidad de religioso laico.

Después de una breve permanencia en los conventos de Alcalá y de Ocaña, regresó de nuevo al convento de San Diego de Alcalá.

Al encomendársele el oficio de limosnero se distinguió por la rigurosa mortificación, la pobreza y la humildad. Favorecido con el don de profecía y de ciencia infusa, mereció una gran veneración de parte del pueblo, al que edificó con sus virtudes y en el que logró muchas conversiones.

El amor hacia Dios le inspiraba comprensión para con el prójimo. La miseria de los pobres despertaba en él una tierna compasión. Se interesaba por sus necesidades, los consolaba hablándoles de la felicidad del cielo; exhortaba a los ricos a ayudar a los pobres y a darles trabajo. Dividía su alimento con los hambrientos.

Era maravilloso su apostolado cuando de puerta en puerta pedía la limosna. Por muchos años ejercitó este apostolado con humildad y paciencia; tenía para todos una palabra de aliento, para llevar almas a Dios, quien glorificaba la humildad de su siervo con prodigios: muchos enfermos fueron curados, multiplicaba los alimentos; profesores de la universidad de Alcalá a menudo iban a consultarle sobre difíciles asuntos y volvían maravillados de sus respuestas, convencidos de que Dios le había infundido la ciencia.

Después de una vida pura, inocente, mortificada, plena de obras buenas, Fray Julián vio llegar finalmente la hora de la recompensa. Recibió los últimos sacramentos con gran fervor y luego, con el rostro iluminado por una luz divina, abandonó el destierro para llegar a la patria del cielo. Era el 8 de abril de 1606. Tenía 53 años de edad.

A la noticia de su muerte el clero, los profesores de la universidad, los nobles y sobre todo el pueblo que él había amado tanto, acudieron al convento de los Hermanos Menores para venerar al siervo de Dios, cuyo cuerpo permaneció expuesto por dieciocho días. Numerosos milagros sucedieron en su tumba, que fue colocada en una capilla que el pueblo de inmediato llamó de San Julián.
En Alcalá le dedicaron una calle: Calle San Julián

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Fuente: OsaNet.org
Clemente de Ósimo, Beato Presbítero Agustino, Abril 8  

Clemente de Ósimo, Beato

Presbítero Agustino

Martirologio Romano: En Orvieto, de la Toscana, en Italia, beato Clemente de Ósimo, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que dirigió y promovió la Orden con gran eficacia y adaptó sabiamente sus leyes (1291).

Etimológicamente: Clemente = Aquel que es comprensivo, bondadoso y capaz de perdonar, es de origen griego.

 

Nació a primeros del siglo XIII en la región italiana de las Marcas (Italia), muy proba-blemente en San Elpidio, si bien los primeros historiadores lo hacen natural de Osimo.

De adolescente entró a formar parte de la Congregación eremítica de Bréttino, llegará a ser agustino en 1256.. En 1269 era provincial de la provincia anconitana.

A partir del 1271 gobernó la Orden por tres años. Después de haber renunciado a su oficio, llevo una vida retirada. Aun así, tuvo el cargo de visitador de la Provincia Romana. Por segunda vez es elegido General, ahora por unanimidad, en el Capítulo de 1284. Luego, en el Capítulo celebrado en Florencia en 1287 sería confirmado por otros tres años, y obligado a aceptar nuevamente el cargo de General en el Capítulo de Ratisbona de 1290. La muerte le sorprendió en la primavera del año siguiente.

Clemente desarrolló en su generalato una gran labor en beneficio de la Orden: interviene en algunas Provincias, potencia los estudios, insiste en la observancia religiosa, consigue ayudas económicas, dispensas pontificias, como por ejemplo la exención de la jurisdicción de los obispos, funda conventos femeninos, fomenta la creación de bibliotecas y archivos provinciales, etc.

Su gobierno destaca por haber comenzado en la Orden la tradición mariana (1284) cuando habla de Benedicta tu y Vigiliae B. M. Virginis en honor de Nuestra Señora de Gracia; por la formulación y promulgación de leyes estables o Constituciones para toda la Orden, conocidas por Constituciones de Ratisbona (1290), que permanecieron en vigor, salvo ciertos retoques, hasta 1551; y por apostar firmemente por la cultura, creando cuatro Estudios Generales en Italia – Roma, Bolonia, Padua y Nápoles – y otro más en París, centro de la cultura europea del tiempo.

Cuatro veces General, gobernó la Orden de forma admirable, labor que le fue reconocida por los Papas Honorio IV y Nicolás IV. Visitó los conventos de Francia, Alemania e Italia, y fue confesor del cardenal Gaetani, futuro Bonifacio VIII.

Murió con fama de taumaturgo y de santo en Orvieto el 8 de abril de 1291, siendo enterrado en el convento agustino de la ciudad. En épocas sucesivas sus restos fueron repartidos entre Orvieto, Ósimo y San Elpidio. A principios del siglo XIX gran parte de sus reliquias fueron trasladadas a la iglesia de San Agustín de Roma, donde permanecieron hasta que en 1970 pasaron a la capilla de la Curia General de la Orden.

Clemente XIII confirmó el culto ab immemorabili en 1761.

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Domingo del Santísimo Sacramento (Iturrate Zubero), Beato Sacerdote Trinitario, Abril 8  

Domingo del Santísimo Sacramento (Iturrate Zubero), Beato

Sacerdote Trinitario

Martirologio Romano: En el convento de Belmonte, cerca de Cuenca, en España, beato Domingo del Santísimo Sacramento Iturrate, presbítero de la Orden de la Santísima Trinidad, que trabajó con todas sus fuerzas en la salvación de las almas y en fomentar la glorificación de la Trinidad (1927).

 

Nació en Dima, Vizcaya, el 26 de mayo de 1901 y murió de tuberculosis en el monasterio trinitario de Belmonte, Murcia, el 7 de abril de 1927.

En su infancia define su vocación e ingresa al seminario (1914). tomando el nombre religioso de Domingo del Santísmo Sacramento, fue ordenado sacerdote en 1918.

A pesar de su juventud, Dios permitió que su entrega fuese definitiva. Destacó por su extraordinaria devoción a Cristo en la Eucaristía. En Roma obtuvo el grado de doctor en Filosofía y Teología.

Para Domingo lo importante fue: "...no hacer muchas cosas sino hacer bien todo lo que es del agrado de Dios". Quienes lo rodeaban atestiguaron que: "Cuando celebraba la Eucaristía, se identificaba con la persona de Cristo".

El concepto de santidad que adquirió en su vida, lo asistió en su enfermedad, ya que una tuberculosis aceleró su entrada a la patria celestial.

No solo se destacó por su amor a Cristo, la Virgen María, y la Eucaristía, también por su piedad y por su erudición teológica, como también por su amór a los enfermos abandonados.

Beatificado por S.S. Juan Pablo II el 30 de Octubre de 1983, quien afirmó: "Todo lo orientaba hacia la Trinidad y todo lo contemplaba desde ese inefable misterio".

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santo y Beatos Completando el santoral de este día, Abril 8  

Otros Santo y Beatos

San Agabo, santo del NT
Conmemoración de san Agabo, profeta, que, según atestiguan los Hechos de los apóstoles, movido por el Espíritu Santo anunció una gran hambre sobre toda la tierra, así como las dificultades que Pablo habría de soportar de los gentiles (s. I).

Santos Herodión, Asíncrito y Flegón, santos del AT
Conmemoración de los santos Herodión, Asíncrito y Flegón, a los que el apóstol san Pablo saluda en la Carta a los romanos (s. I).

Santos Timoteo, Diógenes, Macario y Máximo, mártires
En Antioquía, en Siria, santos Timoteo, Diógenes, Macario y Máximo, mártires (s. inc.).

San Dionisio, obispo y confesor
En Alejandría, en Egipto, san Dionisio, obispo, varón de gran erudición, preclaro por su confesión de la fe y por la diversidad de sufrimientos y tormentos, descansando como confesor de la fe, ya anciano, en tiempo de los emperadores Valeriano y Galieno (c. 265). ...[leer hagiografía]

San Amancio, obispo
En Como, de la Liguria, san Amancio, obispo, que fue el tercero en la cátedra de esta Iglesia y fundó la basílica de los Apóstoles (449).

 

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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