JMJ
Pax
† Lectura del santo            Evangelio según san Mateo 5, 17-19
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús          a sus discípulos: 
          "No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he          venido a abolir,          sino a dar plenitud. Les aseguro que antes pasarán el cielo y la          tierra, que          deje de cumplirse hasta la más pequeña letra de la ley.
          Por lo tanto, el que descuide uno de estos preceptos menos          importantes y enseñe          a hacer lo mismo a los demás, será el menos importante en el          Reino de los          cielos. Pero el que los cumpla y enseñe, será grande en el Reino          de los          cielos". 
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
mie 3a. Sem cuaresma
      Antífona de Entrada
      Haz, Señor, que siga con firmeza tu              palabra, para que no se apodere de              mí ningún pecado.
Oración Colecta
      Oremos:
            Te pedimos, Señor, que purificados por las prácticas            cuaresmales y alimentados            con tu palabra, podamos entregarnos enteramente a tu servicio            y perseverar            unidos en la oración. 
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera Lectura
      Guarden mis mandamientos y pónganlos en              práctica
Lectura del libro del Deuteronomio 4,              1.5-9
En            aquellos días, habló Moisés al pueblo diciendo: 
            "Y ahora, Israel, escucha las leyes y los preceptos que les            enseño a            practicar, para que vivan y entren a tomar posesión de la            tierra que les da el            Señor, Dios de sus antepasados.
            Miren, les he enseñado leyes y preceptos como el Señor mi Dios            me mandó, para            que los pongan en práctica en la tierra a la que van a entrar            para tomar            posesión de ella. Observénlos y pónganlos en práctica; eso los            hará sabios y            sensatos ante los demás pueblos, que al oír todas estas leyes            dirán: "Esta            gran nación es ciertamente un pueblo sabio y sensato". En            efecto, ¿qué            nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos a ella,            como lo está el            Señor nuestro Dios siempre que lo invocamos? Y ¿qué nación hay            tan grande que            tenga leyes y preceptos tan justos como esta ley que yo les            promulgo hoy?
            Pero presta atención y no te olvides de lo que has visto con            tus ojos;            recuérdalo mientras vivas y cuéntaselo a tus hijos y a tus            nietos".
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal 147, 12-13.15-16.19-20
Demos gloria a nuestro Dios.
Glorifica al Señor, Jerusalén, alaba a tu            Dios, Sión. Que él refuerza            los cerrojos de tus puertas y bendice a tus hijos en medio de            ti.
            Demos gloria a nuestro Dios.
El envía a la tierra sus órdenes, veloz va            corriendo su mensaje; hace            caer la nieve como lana y esparce la escarcha como ceniza.
            Demos gloria a nuestro Dios.
Manifiesta su palabra a Jacob, sus leyes y            decretos a Israel. Con ningún            pueblo actuó así, ni les dio a conocer sus decretos.
            Demos gloria a nuestro Dios.
Aclamación antes del            Evangelio
      Honor y              gloria a ti, Señor Jesús. 
            Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras            de vida eterna. 
            Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
      El que              cumpla y enseñe mis mandamientos, será grande en el Reino de              los cielos
† Lectura              del santo Evangelio según san Mateo 5,              17-19
Gloria a              ti, Señor.
En            aquel tiempo dijo Jesús a            sus discípulos: 
            "No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he            venido a            abolir, sino a dar plenitud. Les aseguro que antes pasarán el            cielo y la            tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra de la            ley.
            Por lo tanto, el que descuide uno de estos preceptos menos            importantes y enseñe            a hacer lo mismo a los demás, será el menos importante en el            Reino de los            cielos. Pero el que los cumpla y enseñe, será grande en el            Reino de los            cielos". 
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las            Ofrendas
      Acepta,            Señor, las ofrendas y            oraciones que te presentamos y protege de todo mal a los que            ahora celebramos            tu Eucaristía. 
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      Los              frutos de la penitencia
En            verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre            y en todo lugar,            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. 
            Porque con nuestras privaciones voluntarias nos enseñas a            reconocer y agradecer            tus dones, a dominar nuestro afán de suficiencia y a repartir            nuestros bienes            con los necesitados.
            Por eso, 
            con todos los ángeles, te glorificamos y te aclamamos            diciendo:
Antífona de la Comunión
      Me has enseñado el sendero de la vida,              me saciarás de gozo en tu              presencia, Señor.
Oración después de la            Comunión
      Oremos:
            Santifícanos, Señor, con este pan del cielo que hemos            recibido, para que,            libres de nuestras faltas, podamos alcanzar tus promesas            eternas. 
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
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† Meditación diaria
Cuaresma. 3ª          semana. Miércoles
LAS VIRTUDES Y EL          CRECIMIENTO ESPIRITUAL
—          Las virtudes y la santidad.
—          Virtudes humanas y virtudes sobrenaturales. Su ejercicio en la          vida ordinaria.
—          El Señor da siempre su gracia para vivir la fe cristiana en toda          su plenitud.
I. Me            enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu            presencia, Señor1.
Jesús          nos enseña con diversas imágenes que el camino que conduce a la          Vida, a la          santidad, consiste en el pleno desarrollo de la vida espiritual:          el grano de          mostaza, que crece hasta llegar a ser un gran arbusto, donde se          posan las aves          del cielo; el trigo, que llega a la madurez y produce espigas          con abundantes          granos... Ese crecimiento, no exento de dificultades y que en          ocasiones puede parecer          lento, es el desarrollo de las virtudes. La santificación de          cada jornada          comporta el ejercicio de muchas virtudes humanas y          sobrenaturales: la fe, la          esperanza, la caridad, la justicia, la fortaleza..., la          laboriosidad, la          lealtad, el optimismo...
Las          virtudes exigen para su crecimiento repetición de actos, pues          cada uno de ellos          deja una disposición en el alma que facilita el siguiente. Por          ejemplo, la          persona que ya al levantarse vive el «minuto heroico», venciendo          la pereza          desde el primer momento de la jornada2, tendrá más          facilidad para ser diligente          con otros deberes, pequeños o grandes, de la misma manera que el          deportista          mejora su forma física cuando se entrena, y adquiere mayor          aptitud para repetir          sus ejercicios. Las virtudes perfeccionan  cada            vez más al hombre, al mismo tiempo que le facilitan hacer            buenas obras y            el dar una pronta y adecuada respuesta al querer de Dios en            cada momento.          Sin las virtudes –esos hábitos buenos adquiridos por la          repetición de actos y          con la ayuda de la gracia– cada actuación buena se hace costosa          y difícil, se          queda solo como acto aislado, y es más fácil caer en faltas y          pecados, que nos          alejan de Dios. La repetición de actos en una misma dirección          deja su huella en          el alma, en forma de hábitos, que predisponen al bien o al mal          en las          actuaciones futuras, según hayan sido buenos o malos. De quien          actúa bien habitualmente,          se puede esperar          que ante una dificultad lo seguirá haciendo: ese hábito, esa          virtud le          sostiene. Por eso es tan importante que la penitencia borre las          huellas de los          pecados de la vida pasada: para que no la vuelvan a inclinar al          mal; penitencia          más intensa cuanto más graves hayan sido las caídas o más largo          el tiempo en que          se haya estado separado de Dios, pues la huella que habrán          dejado será mayor.
El          ejercicio de las virtudes nos indica en todo momento el sendero          que conduce al          Señor. Cuando un cristiano, con la ayuda de la gracia, se          esfuerza no solo por          alejarse de las ocasiones de pecar y resistir con fortaleza las          tentaciones,          sino por alcanzar la santidad que Dios le pide, es cada vez más          consciente de          que la vida cristiana exige el desarrollo de las virtudes y          también la          purificación de los pecados y de las faltas de correspondencia a          la gracia en          la vida pasada. Especialmente en este tiempo de Cuaresma, la          Iglesia nos invita          precisamente a crecer en las virtudes: hábitos de obrar el bien.
II. La          santidad es ejercicio de          virtudes un día y otro, con constancia, en el ambiente y en las          circunstancias          en que vivimos. Las «virtudes humanas (...) son el fundamento de          las          sobrenaturales; y estas proporcionan siempre un nuevo empuje          para desenvolverse          con hombría de bien. Pero, en cualquier caso, no basta el afán          de poseer esas          virtudes: es preciso aprender a practicarlas. Discite            benefacere(Is 1,          17),          aprended a hacer el bien. Hay que ejercitarse habitualmente en          los actos correspondientes          –hechos de sinceridad, de veracidad, de ecuanimidad, de          serenidad, de          paciencia–, porque obras son amores, y no cabe amar a Dios solo          de palabra,          sino con obras y            de verdad (1            Jn 3, 18)»3.
Aunque          la santificación es enteramente de Dios, en su bondad infinita,          Él ha querido          que sea necesaria la correspondencia humana, y ha puesto en          nuestra naturaleza          la capacidad de disponernos a la acción sobrenatural de la          gracia. Mediante el          cultivo de las virtudes humanas –la reciedumbre, la lealtad, la          veracidad, la          cordialidad, la afabilidad...– disponemos nuestra alma, de la          mejor manera          posible, a la acción del Espíritu Santo. Se entiende bien así          que «no es          posible creer en la santidad de quienes fallan en las virtudes          humanas más          elementales»4.
Las          virtudes del cristiano hay que ejercitarlas en la vida          ordinaria, en todas las          circunstancias: fáciles, difíciles o muy difíciles. «Hoy, como          ayer, del          cristiano se espera heroísmo. Heroísmo en grandes contiendas, si          es preciso.          Heroísmo –y será lo normal– en las pequeñas pendencias de cada          jornada»5. De la misma          manera que la planta se          alimenta de la tierra en la que está, así la vida sobrenatural          del cristiano,          sus virtudes, hunden sus raíces en el mundo concreto en donde          está inmerso:          trabajo, familia, alegrías y desgracias, buenas y malas          noticias... Todo debe          servir para amar a Dios y hacer apostolado. Unos acontecimientos          fomentarán más          las acciones de gracias, otros la filiación divina; determinadas          circunstancias          harán crecer la fortaleza y otras la confianza en Dios...          Teniendo en cuenta          que las virtudes forman un entramado: cuando se crece en una, se          adelanta en          todas las demás. Y «la caridad es la que da unidad a todas las          virtudes que          hacen al hombre perfecto»6.
No          podemos esperar situaciones ideales, circunstancias más          propicias, para buscar          la santidad y para hacer apostolado: «(...) cuando un cristiano          desempeña con          amor lo más intrascendente de las acciones diarias, aquello          rebosa de la trascendencia          de Dios (...). Dejaos, pues, de sueños, de falsos idealismos, de          fantasías, de          eso que suelo llamar mística            ojalatera –¡ojalá          no me          hubiera casado, ojalá no tuviera esta profesión, ojalá tuviera          más salud, ojalá          fuera joven, ojalá fuera viejo!...–, y ateneos, en cambio,          sobriamente, a la          realidad más material e inmediata, que es donde está el Señor»7.
El          esperar situaciones y circunstancias que a nosotros nos parezcan          buenas y          propicias para ser santos, equivaldría a ir dejando pasar la          vida vacía y          perdida. Este rato de oración de hoy nos puede servir para          preguntarnos junto          al Señor: ¿es real mi deseo de identificarme cada vez más con          Cristo?,          ¿aprovecho verdaderamente las incidencias de cada día para          ejercitarme en las          virtudes humanas y, con la gracia de Dios, en las          sobrenaturales?, ¿procuro          amar más a Dios, haciendo mejor las mismas cosas, con una          intención más recta?
III. El          Señor no pide imposibles. Y          de todos los cristianos espera que vivan en su integridad las          virtudes          cristianas, también si están en ambientes que parecen alejarse          cada vez más de          Dios. Él dará las gracias necesarias para ser fieles en esas          situaciones          difíciles. Es más, esa ejemplaridad que espera de todos será en          muchas          ocasiones el medio para hacer atrayente la doctrina de Cristo y          reevangelizar          de nuevo el mundo.
Muchos          cristianos, al perder el sentido sobrenatural y, por tanto, la          influencia real          de la gracia en sus vidas, piensan que el ideal propuesto por          Cristo necesita          adaptaciones para poder ser vivido por hombres corrientes de          este tiempo          nuestro. Ceden ante compromisos morales en el trabajo, o en          temas de moral          matrimonial, o ante el ambiente de permisivismo y de          sensualidad, ante un aburguesamiento          más o menos generalizado, etcétera.
Con          nuestra vida –que puede tener fallos, pero que no se conforma a          ellos– debemos          enseñar que las virtudes cristianas se pueden vivir en medio de          todas las          tareas nobles; y que ser compasivos con los defectos y errores          ajenos no es          rebajar las exigencias del Evangelio.
Para          crecer en las virtudes humanas y en las sobrenaturales          necesitaremos, junto a          la gracia, el esfuerzo personal por desplegar la práctica de          estas virtudes en          la vida ordinaria, hasta conseguirauténticos hábitos, y no solo apariencia de virtud: «La fachada          es de energía y          reciedumbre. —Pero ¡cuánta flojera y falta de voluntad por          dentro!
»—Fomenta          la decisión de que tus virtudes no se transformen en disfraz,          sino en hábitos          que definan tu carácter»8.
San          Juan Crisóstomo nos anima a luchar en la vida interior como          hacen «los párvulos          en la escuela. Primero –dice el Santo– aprenden la forma de las          letras; luego          empiezan a distinguir las torcidas, y así, paso a paso, acaban          por aprender a          leer. Dividiendo la virtud en partes, aprendamos primero, por          ejemplo, a no          hablar mal; luego, pasando a otra letra, a no envidiar a nadie,          a no ser          esclavos del cuerpo en ninguna situación, a no dejarnos llevar          por la gula...          Luego, pasando de ahí a las letras espirituales, estudiemos la          continencia, la          mortificación de los sentidos, la castidad, la justicia, el          desprecio de la          gloria vana; procuremos ser modestos, contritos de corazón.          Enlazando unas virtudes          con otras escribámoslas en nuestra alma. Y hemos de ejercitar          esto en nuestra          misma casa: con los amigos, con la mujer, con los hijos»9.
Lo          importante es que nos decidamos con firmeza y con amor a buscar          las virtudes en          nuestro quehacer ordinario. Cuanto más nos ejercitemos en estos          actos buenos,          más facilidad tendremos para realizar los siguientes,          identificándonos así cada          vez más con Cristo. Nuestra Señora, «modelo y escuela de todas          las virtudes»10, nos enseñará          a llevar a cabo nuestro          empeño si acudimos a Ella en petición de ayuda y consejo, y nos          facilitará          alcanzar los resultados que deseamos en nuestro examen          particular de          conciencia, que frecuentemente estará orientado hacia adquirir          una virtud bien            concreta y determinada.
1 Antífona            de la Comunión. Sal 15,          11. — 2 Cfr. San Josemaría Escrivá, Camino, n. 206. — 3 ídem, Amigos de Dios,          91.— 4 A. del            Portillo, Escritos            sobre el sacerdocio,          Madrid, Epalsa, 4ª ed., p. 28. — 5 San            Josemaría Escrivá, Es            Cristo que pasa, 82. — 6 San            Alfonso Mª. de Ligorio, Prácticas            del amor a Jesucristo.          — 7Conversaciones            con Monseñor Escrivá de            Balaguer, 116.          — 8 San            Josemaría Escrivá,Surco,          n. 777. — 9 San Juan            Crisóstomo, Homilías            sobre los Salmos, 11,          8. — 10San            Ambrosio, Tratado            sobre las vírgenes, 2.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
San Braulio
          Obispo
          (año 651)
Braulio          significa: "espada de          fuego". 
Fue          discípulo y amigo del gran          sabio San Isidro de Sevilla, al cual le ayudó mucho en la          corrección y edición          de sus libros.
Al          morir su hermano Juan, que era          obispo de Zaragoza, el clero y los fieles lo eligieron para que          lo reemplazara.
Como          obispo se preocupó mucho por          tratar de que el pueblo se instruyera más en la religión y por          extirpar y acabar          con los errores y herejías que se habían propagado,          especialmente el          arrianismo, una doctrina hereje que negaba que Jesucristo sea          Dios verdadero.
Tan          grande era la elocuencia de          San Braulio y su capacidad para convencer a quienes le          escuchaban sus sermones          que la gente decía: "Parece que cuando está hablando, es el          mismo Espíritu          Santo el que le va diciendo lo que él tiene que decir".
Los          obispos de España lo          encargaron de las relaciones episcopales con el Papa de Roma.
En la          catedral, y en el famosísimo          santuario de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, pasaba varias          horas cada día          rezando con especial fervor.
Aborrecía          todo lo que fuera lujo y          vanidad. Sus vestidos eran siempre pobres, y su comida como la          de un obrero de          clase baja.
Todas          las limosnas que le llegaban          las daba para ayudar a los pobres. Y se dedicaba con mucho          esmero a enseñar a          los ignorantes.
Las          gentes decían que era difícil          encontrar en el país uno que fuera más sabio que él. Y en sus          cartas se nota          que había leído muchos autores famosos. Había estudiado muy          profundamente la S.          Biblia. Y su estilo es elegante y lleno de bondad y de          amabilidad. Se firmaba:          "Braulio, siervo inútil de los santos de Dios".
Los          últimos años tuvo que sufrir          mucho por la falta de la vista, algo que para él que era tan          gran lector, era          un verdadero martirio. Pero aprovechaba su ceguera para          dedicarse a rezar y          meditar.
Tuvo          como alumno a otro gran          santo: San Eugenio, obispo.
Poco          antes de morir le pareció          escuchar aquellas palabras de Jesús: "Ven siervo bueno y fiel;          has sido          fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de          tu Señor".          Y respondió entusiasmado: "Voy pronto, Señor, ya estoy listo". Y          murió santamente. Era el año 651.
Todo            lo puedo en Cristo que me            fortalece (San Pablo).
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Ludgero            (Liudgero) de Münster,            Santo          Obispo, Marzo 26   
              
 Obispo Martirologio Romano: En                    el monasterio de Werden, en Sajonia, tránsito de san                    Liudgero o Ludgero, obispo, que fue discípulo de                    Alcuino y predicó el Evangelio en Frisia, Dinamarca y                    Sajonia, estableciendo la sede de Münster y fundando                    varios monasterios, convertidos en centros para la                    propagación de la fe (809). La historia de san Ludgero, primer obispo                  de Münster, nacido hacia el 745 en Suescnon, Frisia,                  está unida a un hecho nuevo en el mundo cristiano: en                  ese tiempo el cristianismo superó las fronteras del                  imperio romano, con la evangelización de la Germania                  transrenana. En esta obra misionera, que logró el máximo                  desarrollo con san Bonifacio, encontramos comprometido a                  san Ludgero, discípulo de san Gregorio y de Alcuino de                  York.   |           
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Fuente:  ar.geocities.com/misa_tridentina02          
          Pedro de Sebaste, Santo Obispo, Marzo 26   
              
 Obispo Martirologio Romano: En                    Sebaste, en Armenia, san Pedro, obispo, que fue el                    hermano más joven de san Basilio Magno y eximio                    defensor de la fe ortodoxa ante los arrianos (c. 391). San Pedro pertenecía a una antigua e                  ilustre familia. El nombre de sus antepasados ha caído                  en el olvido, en tanto que los anales de la fe conservan                  el inmortal recuerdo de los santos que sus padres dieron                  a la Iglesia.   |           
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Fuente:          fmaaba.com.ar 
          Magdalena Catalina Morano, Beata Hija de María          Auxiliadora, Marzo 26            
              
 Religiosa Martirologio Romano: En                    Catania, de Sicilia, en Italia, beata Magdalena                    Catalina Morano, virgen del Instituto de Hijas de                    María Auxiliadora, que se consagró a impartir                    catequesis, recorriendo sin cesar toda esta región                    (1908).  Nacida en Chieri (Turín) el 15 de noviembre                  de 1847, Magdalena Catalina Morano inicia desde joven                  entre los pequeños del lugar, Butigliera, un aprendizaje                  pedagógico que marcará toda su vida, de un modo especial                  después de obtener su diploma de maestra.   |           
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Fuente:          Martirologio Romano 
          Otros Santos y Beatos Completando Santoral de este día,          Marzo 26   
              
 San Cástulo, mártir  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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