JMJ
Pax
† Lectura del santo            Evangelio según san Lucas            11, 14-23
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús          estaba expulsando un demonio          que era mudo. Cuando salió el demonio, habló el mudo y la gente          quedó          maravillada. Pero algunos dijeron: 
          "Expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de          los demonios". 
          Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.          Pero Jesús, que          conocía sus malas intenciones, les dijo: 
          "Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se          derrumba casa          por casa. Si también Satanás está dividido contra sí mismo,          ¿cómo mantendrá su          reino? Ustedes dicen que yo expulso los demonios con el poder de          Satanás. Ahora          bien, si yo expulso los demonios con el poder de Satanás, sus          hijos, ¿con qué          poder los expulsan? Por eso ellos mismos serán sus jueces. Pero          si yo expulso los          demonios con el poder de Dios, entonces es que el reino de Dios          ha llegado a          ustedes.
          Cuando un hombre fuerte y bien armado custodia su palacio, sus          bienes están          seguros. Pero si viene otro más fuerte que él y lo vence, le          quita las armas en          que confiaba y reparte el botín.
          El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge          conmigo,          desparrama".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
jue 3a. Sem cuaresma
      Antífona de Entrada
      Yo soy la salvación de mi pueblo, dice              el Señor. Los escucharé en              cualquier tribulación en que me llamen y seré siempre su              Dios.
Oración Colecta
      Oremos:
            Te pedimos humildemente, Señor, que conforme se acerca la            fiesta de nuestra            redención, crezca en nosotros el fervor para celebrar            santamente la Pascua de            tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu            Santo, y es Dios,            por los siglos de los siglos.
            Amén.
Primera Lectura
      Este es el pueblo que no escuchó la voz              del Señor, su Dios
Lectura del libro del profeta Jeremías              7, 23-28
Esto dice            el Señor: 
            "Esta fue la orden que di a mi pueblo: Si obedecen mi voz, yo            seré su Dios            y ustedes serán mi pueblo; 
            sigan fielmente el camino que yo les he mandado para que sean            felices.
            Pero ellos no escucharon ni hicieron caso; siguieron las            inclinaciones de su            corazón endurecido; me dieron la espalda y no la cara. 
            Desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto hasta            hoy les envié a            mis siervos, los profetas. Pero no me obedecieron ni me            hicieron caso, sino que            endurecieron su corazón y fueron peores que sus 
            antepasados. Cuando les comuniques todo esto, no te            escucharán; cuando los            llames, no te responderán. Entonces les dirás: Esta es la            nación que no escucha            la voz del Señor su Dios y no aprende la lección. La verdad ha            desaparecido de            su boca".
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal 94, 1-2.6-7.8-9
Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Vengan, cantemos alegres al Señor,            aclamemos a la Roca que nos salva.            Entremos en su presencia dándole gracias, aclamándolo con            cantos.
            Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Entremos, postrémonos para adorarlo,            arrodillémonos ante el Señor, que            nos ha hecho. Porque él es nuestro Dios y nosotros su pueblo,            ovejas que él            apacienta. ¡Ojalá escuchen hoy su voz!
            Señor, que no seamos sordos a tu voz.
"No endurezcan su corazón como en Meribá,            como el día de Masá en el            desierto: cuando me tentaron sus antepasados y me pusieron a            prueba, a pesar de            haber visto mis obras".
            Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Aclamación antes del            Evangelio
      Honor y              gloria a ti, Señor Jesús. 
            Todavía es tiempo, dice el Señor. Arrepiéntanse de todo            corazón y vuélvanse a mí,            que soy compasivo y misericordioso.
            Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
      El que no              está conmigo, está contra mí
† Lectura              del santo Evangelio según san Lucas 11,              14-23
Gloria a              ti, Señor.
En            aquel tiempo, Jesús estaba            expulsando un demonio que era mudo. Cuando salió el demonio,            habló el mudo y la            gente quedó maravillada. Pero algunos dijeron: 
            "Expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe            de los            demonios". 
            Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.            Pero Jesús, que            conocía sus malas intenciones, les dijo: 
            "Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se            derrumba casa            por casa. Si también Satanás está dividido contra sí mismo,            ¿cómo mantendrá su            reino? Ustedes dicen que yo expulso los demonios con el poder            de Satanás. Ahora            bien, si yo expulso los demonios con el poder de Satanás, sus            hijos, ¿con qué            poder los expulsan? Por eso ellos mismos serán sus jueces.            Pero si yo expulso            los demonios con el poder de Dios, entonces es que el reino de            Dios ha llegado            a ustedes.
            Cuando un hombre fuerte y bien armado custodia su palacio, sus            bienes están            seguros. Pero si viene otro más fuerte que él y lo vence, le            quita las armas en            que confiaba y reparte el botín.
            El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge            conmigo,            desparrama".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las            Ofrendas
      Preserva,            Señor, a tu pueblo            de toda maldad para que sus ofrendas te sean agradables; no            permitas que nos            entreguemos a los falsos placeres, para que podamos alcanzar            la recompensa            prometida. 
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      Los              frutos del ayuno
En            verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre            y en todo lugar,            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
            Porque con el ayuno corporal refrenas nuestras pasiones,            elevas nuestro            espíritu, nos fortaleces y recompensas, por Cristo, Señor            nuestro.
            Por él, 
            los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales            celebran tu gloria,            unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces            cantando humildemente            tu alabanza:
Antífona de la Comunión
      Tú promulgas tus preceptos para que se              observen con exactitud. Que mi              conducta se ajuste siempre al cumplimiento de tu voluntad.
Oración después de la            Comunión
      Oremos:
            Señor, que la gracia de tu salvación que hemos recibido en            este sacramento,            transforme toda nuestra vida. 
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
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† Meditación diaria
Cuaresma. 3ª          semana. Jueves
SINCERIDAD Y          VERACIDAD
—          El «demonio mudo». Necesidad de la sinceridad.
—          Amor a la verdad. Sinceridad en primer lugar con nosotros          mismos. Sinceridad          con Dios. Sinceridad en la dirección espiritual y en la          Confesión. Medios para          adquirir esta virtud.
—          Sinceridad y veracidad con los demás. La palabra del cristiano.          La lealtad y la fidelidad,          virtudes relacionadas con la veracidad. Otras consecuencias del          amor a la          verdad.
I. Nos          dice el Evangelio de la Misa          que estaba            Jesús echando un demonio que            era mudo, y apenas salió el demonio, habló el mudo, y la            multitud se quedó            admirada1.
La          enfermedad, un mal físico normalmente sin relación con el          pecado, es un símbolo          del estado en el que se encuentra el hombre pecador;          espiritualmente es ciego,          sordo, paralítico... Las curaciones que hace Jesús, además del          hecho concreto e          histórico de la curación, son también un símbolo: representan la          curación          espiritual que viene a realizar en los hombres. Muchos de los          gestos de Jesús          para con los enfermos son como una imagen de los sacramentos.
A          propósito del pasaje del Evangelio que se lee en la Misa,          comenta San Juan          Crisóstomo que este hombre «no podía presentar por sí mismo su          súplica, pues          estaba mudo; y a los otros tampoco podía rogarles, pues el          demonio había          trabado su lengua, y juntamente con la lengua le tenía atada el          alma»2. Bien atado          le tenía el diablo.
Cuando          en la oración personal no hablamos al Señor de nuestras miserias          y no le          suplicamos que las cure, o cuando no exponemos esas miserias          nuestras en la          dirección espiritual, cuando callamos porque la soberbia ha          cerrado nuestros          labios, la enfermedad se convierte prácticamente en incurable.          El no hablar del          daño que sufre el alma suele ir acompañado del no escuchar; el          alma se vuelve          sorda a los requerimientos de Dios, se rechazan los argumentos y          razones que          podrían dar luz para retornar al buen camino. Por el contrario,          nos será fácil          abrir con sinceridad el corazón si procuramos vivir este          consejo: «... no te          asustes al notar el lastre del pobre cuerpo y de las humanas          pasiones: sería          tonto e ingenuamente pueril que te enterases ahora de que "eso"          existe. Tu          miseria no es obstáculo, sino acicate para que te unas más a          Dios, para que le          busques con constancia, porque Él nos purifica»3.
Al          repetir hoy, en el Salmo responsorial de la Misa, Ojalá            escuchéis hoy su voz: no            endurezcáis vuestro corazón4, formulemos          el propósito de no          resistirnos a la gracia, siendo siempre muy sinceros.
II. Para          vivir una vida          auténticamente humana, hemos de amar mucho la verdad, que es, en          cierto modo,          algo sagrado que requiere ser tratado con respeto y con amor. La          verdad está a          veces tan oscurecida por el pecado, las pasiones y el          materialismo que, de no          amarla, no sería posible reconocerla. ¡Es tan fácil aceptar la          mentira cuando          viene en ayuda de la pereza, de la vanidad, de la sensualidad,          del falso          prestigio...! A veces la causa de la insinceridad es la          vanagloria, la          soberbia, el temor a quedar mal.
El          Señor ama tanto esta virtud que declaró de Sí mismo: Yo soy            la Verdad5, mientras que          el diablo es            mentiroso y padre de la mentira6, todo lo que          promete es falsedad. Jesús          pedirá al Padre para los suyos, para nosotros, que sean santificados            en la verdad7.
Mucho          se habla hoy de ser sinceros, de ser auténticos o de palabras          similares, y, sin          embargo, los hombres tienden a ocultarse en el anonimato y, con          frecuencia, a          disfrazar los verdaderos móviles de sus actos ante sí mismos y          ante los demás.          También ante Dios intentan pasar en el anonimato, y rehúyen el          encuentro personal          con Él en la oración y en el examen de conciencia. Sin embargo,          no podremos ser          buenos cristianos si no hay sinceridad con nosotros mismos, con          Dios y con los          demás. A los hombres nos da miedo, a veces, la verdad porque es          exigente y          comprometida. Y en determinadas ocasiones puede llegar la          tentación de emplear          el disimulo, el pequeño engaño, la verdad a medias, la mentira          misma; otras          veces, podemos sentir la tentación de cambiar el nombre a los          hechos o a las          cosas para que no resulte estridente el decir la verdad tal como          es.
La          sinceridad es una virtud cristiana de primer orden. Y no          podríamos ser buenos          cristianos si no la viviéramos hasta sus últimas consecuencias          La sinceridad          con nosotros mismos nos lleva a reconocer nuestras faltas, sin          disimularlas,          sin buscar falsas justificaciones; nos hace estar siempre alerta          ante la          tentación de «fabricarnos» la verdad, de pretender que sea          verdad lo que nos          conviene, como hacen aquellos que pretenden engañarse a sí          mismos diciendo que          «para ellos» no es pecado algo prohibido por la Ley de Dios. La          subjetividad,          las pasiones, la tibieza pueden contribuir a no ser sincero con          uno mismo. La          persona que no vive esta sinceridad radical deforma con          facilidad su conciencia          y llega a la ceguera interior para las cosas de Dios.
Otro          modo frecuente de engañarse a sí mismo es no querer sacar las          consecuencias de          la verdad para no tener que enfrentarse con ellas, o no decir          toda la verdad:          «Nunca quieres "agotar la verdad". —Unas veces, por corrección.          Otras –las          más–, por no darte un mal rato. Algunas, por no darlo. Y,          siempre, por          cobardía.
»Así,          con ese miedo a ahondar, jamás serás hombre de criterio»8.
Para          ser sinceros, el primer medio que hemos de emplear es la          oración: pedir al          Señor que veamos los errores, los defectos del carácter..., que          nos dé          fortaleza para reconocerlos como tales, y valentía para pedir          ayuda y luchar.          En segundo lugar, el examen de conciencia diario, breve pero          eficaz, para          conocernos. Después, la dirección espiritual y la Confesión,          abriendo de verdad          el alma, diciendo            toda la verdad, con          deseos de que conozcan nuestra          intimidad para que nos puedan ayudar en nuestro caminar hacia          Dios. «No          permitáis que en vuestra alma anide un foco de podredumbre,          aunque sea muy          pequeño. Hablad. Cuando el agua corre, es limpia; cuando se          estanca, forma un          charco lleno de porquería repugnante, y de agua potable pasa a          ser un caldo de          bichos»9. Con          frecuencia nos ayudará a ser          sinceros el decir en primer lugar aquello que más nos cuesta.
Si          rechazamos ese demonio mudo, con la ayuda          de la gracia, comprobaremos          que uno de los frutos inmediatos de la sinceridad es la alegría          y la paz del          alma. Por eso le pedimos a Dios esta virtud, para nosotros y          para los demás.
III.          Sinceros con Dios, con nosotros          mismos y con los demás. Si no lo somos con Dios, no podemos          amarle ni servirle;          si no somos sinceros con nosotros mismos, no podemos tener una          conciencia bien          formada, que ame el bien y rechace el mal; si no lo somos con          los demás, la          convivencia se torna imposible, y no agradamos al Señor.
Quienes          nos rodean han de sabernos personas veraces, que no mienten ni          engañan jamás.          Nuestra palabra de cristianos y de hombres y mujeres honrados ha          de tener un          gran valor delante de los demás:Sea pues, vuestro modo de            hablar, sí, sí;            no, no, que lo que pasa de esto, de mal principio procede10. El Señor          quiere realzar la palabra de la          persona de bien que se siente comprometida por lo que dice. La          verdad en          nuestro actuar debe ser también un reflejo de nuestro trato con          Dios.
El          amor a la verdad nos llevará a rectificar, si nos hubiéramos          equivocado.          «Acostúmbrate a no mentir jamás a sabiendas, ni por excusarte,          ni de otro modo          alguno, y para eso ten presente que Dios es el Dios de la          verdad. Si acaso          faltas a ella por equivocación, enmiéndalo al instante, si          puedes, con alguna          explicación o reparación; hazlo así, que una verdadera excusa          tiene más gracia          y fuerza para disculpar que la mentira»11.
Otra          virtud relacionada con la veracidad y la sinceridad es la lealtad, que es la          veracidad en la conducta: el          mantenimiento de la palabra dada, de las promesas, de los          pactos. Nuestros          amigos y las personas con las que nos relacionamos han de          conocernos como          hombres y mujeres leales. La fidelidad es la          lealtad a un compromiso          estricto que se contrae con Dios o ante Él. A Jesús se le llama el que            es fiel y veraz12. Y          constantemente la Sagrada Escritura          habla de Dios como el que es fiel al pacto con su pueblo, el que          cumple con          fidelidad el plan de salvación que tiene prometido13.
La          infidelidad es siempre un engaño, mientras que la fidelidad es          una virtud          indispensable en la vida personal y en la vida social. Sobre          ella descansan,          por ejemplo, el matrimonio, el cumplimiento de los contratos,          las actuaciones          de los gobernantes...
El          amor a la verdad nos llevará también a no formarnos juicios          precipitados,          basados en una información superficial, sobre personas o hechos.          Es necesario          tener un sano espíritu crítico ante noticias difundidas por la          radio, la          televisión, periódicos o revistas, que muchas veces son          tendenciosas o          simplemente incompletas. Con frecuencia, los hechos objetivos          vienen envueltos          en medio de opiniones o interpretaciones que pueden dar una          visión deformada de          la realidad. Especial cuidado hemos de tener con noticias          referentes, directa o          indirectamente, a la Iglesia. Por el mismo amor a la verdad,          hemos de dejar a          un lado los canales informativos sectarios que enturbian las          aguas, y buscar          una información objetiva, veraz y con criterio, a la vez que          contribuimos a la          recta información de los demás. Entonces se hará realidad la          promesa de Jesús: La            verdad os hará libres14.
1 Lc 11,          14; Mt 9, 32-33. — 2 San Juan            Crisóstomo, Homilías            sobre los Evangelios,          32, 1. — 3 San            Josemaría Escrivá, Surco,          n. 134. — 4 Sal 94. — 5 Jn 14, 6.          — 6 Jn8, 44. — 7 Cfr. Jn 17, 17 ss. — 8 San            Josemaría Escrivá, Camino,          n. 33. — 9 ídem,Amigos            de Dios, 181. — 10 Mt 5, 37.          — 11 San            Francisco de Sales, Introd.            a la vida devota, III,          30. — 12 Apoc 19,          11. — 13 Cfr. Rom 3, 7. — 14 Jn 8, 32.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
San Ruperto
          Obispo, misionero
          (año 710)
      Ruperto          significa (en alemán)          "hombre de fama brillante".        
Fue el gran          misionero que evangelizó el          sur de Alemania, la región de Baviera. Era obispo de la ciudad          de Worm. Acompañado          de un buen número de misioneros llegó a Baviera en el año 697 y          se presentó al          duque Teodo, que era pagano, y le pidió permiso para evangelizar          en esa región.          Como llevaba recomendaciones del rey Childeberto, el duque le          concedió el          permiso de predicar. Una hermana del duque era cristiana y logró          convencerlo          para que fuera a escuchar los sermones de San Ruperto, y tanto          le agradaron que          al poco tiempo se hizo cristiano, y junto con gran número de los          empleados de          su palacio y de su gobierno se hizo bautizar. Esto facilitó          mucho la obra de          evangelización de San Ruperto y sus compañeros, porque ya en el          gobierno no          había oposición a la predicación.
El pueblo de          Baviera demostró muy buenas          disposiciones para aceptar el cristianismo. Y pronto los templos          paganos se          fueron transformando en templos cristianos y apoyados por las          curaciones          milagrosas que hacía, los sermones de San Ruperto lograron un          gran número de          conversiones.
Junto con          sus misioneros fueron          recorriendo las orillas del río Danubio predicando y          convirtiendo a miles de          personas. Llegando a la ciudad de Jerusalén obtuvo del gobierno          el permiso de          reconstruirla y cambiarle de nombre. Le puso el nombre de          Salzburgo (nombre que          se ha hecho después mundialmente famoso porque en esa ciudad          nació y murió el          célebre músico Mozart). En aquella ciudad construyó ocho          edificios para obras          religiosas y varios templos. Se fue a su tierra Irlanda y se          trajo doce nuevos          misioneros y convenció a su hermana Santa Erentrudes a que          fundara un convento          de religiosas allí, y ella y sus monjas contribuyeron mucho a          propagar la          religión por toda esa región. Los compañeros de San Ruperto eran          tan fervorosos          que tres de ellos han sido declarados santos por la Iglesia          Católica.
El santo no          sólo se preocupaba por la          instrucción religiosa de su pueblo sino por su progreso          material. En los alrededores          de Salzburgo había unas fuentes de agua salada y las hizo          explotar técnicamente          obteniendo sal para todas las gentes de los alrededores.
En Alemania,          Austria e Irlanda se          levantaron después numerosos templos en honor de este gran          misionero y          evangelizador, como agradecimiento por sus grandes obras.
Señor:            envíanos muchos santos misioneros            que despierten la fe de nuestros pueblos y los hagan            progresar, material y espiritualmente.
Encomienda            a Dios tus afanes y se te            cumplirán tus buenos deseos. 
          (Salmo 54).
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Alejandro  de            Drizipara, Santo          Legionario y Mártir, Marzo 27   
              
 Militar              Etimológicamente: Alejandro =                      Aquel que protege al hombre, es de origen griego. Este joven mártir romano dio muestras                    fehacientes de lo que significa el perdón para todo                    ser humano y, para el creyente – con mayor razón                    todavía.  |           
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Fuente: Franciscanos.net 
        Peregrino de Falerone,            Beato          Presbítero Franciscano, Marzo 27   
              
 Presbítero                  Franciscano              Martirologio Romano: En la región Septempedana (hoy San                      Severino Marche), del Piceno, en Italia, beato                      Peregrino de Falerone, presbítero, que fue uno de                      los primeros discípulos de san Francisco y que,                      peregrino en Tierra Santa, resultó admirado incluso                      por los sarracenos (1232).  Religioso y discípulo de San Francisco,                    de la Primera Orden. († 1233). Su culto fue aprobado                    por el Papa Pío VII el 31 de julio de 1821.  |           
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Fuente: PrelaturaAyaviri.org 
        Francisco Faà di Bruno,            Beato          Presbítero y Fundador, Marzo 27   
              
 Presbítero              Martirologio Romano: En Turín, en el Piamonte, beato                      Francisco Faá di Bruno, presbítero, que unió la                      ciencia de las matemáticas y de la física con la                      práctica de las obras de caridad (1888).  La vida de Francisco nos muestra una                    admirable síntesis entre el hombre de fe y el hombre                    de ciencia. Nació en Alessandría, en la región del                    Piamonte en Italia, el 7 de marzo de 1825. Su familia                    era de buena situación económica y social y educaron a                    sus doce hijos al calor de la fe, siendo nuestro beato                    el último en nacer.  |           
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Panacea de´Muzzi, Beata Virgen          y Mártir, Marzo 27   
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Juan Damasceno, Santo Doctor          de la Iglesia, Marzo 27   
              
 Doctor de la                  Iglesia              Martirologio Romano: San Juan Damasceno, presbítero y                      doctor de la Iglesia, célebre por su santidad y por                      su doctrina, que luchó valerosamente de palabra y                      por escrito contra el emperador León Isáurico para                      defender el culto de las sagradas imágenes, y hecho                      monje en la laura de San Sabas, cerca de Jerusalén,                      compuso himnos sagrados y allí murió. Su cuerpo fue                      enterrado en este día (c. 750).  Juan Damasceno (Yahia ibn Sargun ibn                    Mansur, nacido a mediados del siglo VII de una familia                    árabe cristiana y muerto en el 749) es considerado el                    último representante de la patrología griega y el                    equivalente oriental de San Isidoro de Sevilla por sus                    obras monumentales como la Fuente del conocimiento. Su                    actividad literaria es multiforme: pasa con autoridad                    de la poesía a la liturgia, de la elocuencia a la                    filosofía y a la apologética. Hijo de un alto                    funcionario del califa de Damasco, Juan fue compañero                    de juegos del príncipe Yazid, que más tarde lo                    promovió al mismo puesto del padre, que corresponde en                    cierto modo al de ministro de Hacienda. En calidad de                    "Logothete", fue representante civil de la comunidad                    cristiana ante las autoridades árabes.  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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