JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Mateo 17, 1-9
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro,          a Santiago y su hermano          Juan, y se los llevó aparte a una montaña alta. Allí se          transfiguró en su          presencia y su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras          se volvieron          blancas como la nieve. Y se les aparecieron Moisés y Elías          conversando con          Jesús. Entonces Pedro dijo a Jesús: 
          "Señor, ¡qué bueno es estar aquí! Si quieres, haremos tres          chozas: una          para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
          Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con          su sombra, y          una voz desde la nube decía:
          "Este es mi Hijo muy amado, en quien me complazco; escúchenlo".          
          Al oír esto, los discípulos cayeron en tierra, llenos de gran          temor. Jesús se          acercó y tocándolos les dijo: 
          "Levántense, no teman". 
          Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús.
          Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: 
          "No cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del          hombre haya          resucitado de entre los muertos".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
2o.          Dom de cuaresma Ciclo A
      Antífona          de Entrada
      De ti mi corazón me habla diciendo: "Busca            mi rostro". Tu            rostro estoy buscando, Señor; no me lo escondas.
No se dice "Gloria". 
Oración          Colecta
      Oremos:
          Señor, Padre santo, tú que nos mandaste escuchar a tu amado          Hijo, alimenta          nuestra fe con tu palabra y purifica los ojos de nuestro          espíritu, para que          podamos alegrarnos en la contemplación de tu gloria.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Vocación de Abrahán, padre del pueblo de            Dios
Lectura del libro del Génesis 12, 1-4a
En aquellos días, dijo el Señor a Abrahán: 
          "Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a          la tierra          que yo te mostraré. Haré nacer de ti un gran pueblo y te          bendeciré a los que te          bendigan, maldeciré a los que te maldigan. En ti serán          bendecidos todos los          pueblos de la tierra". Abrahán partió , como se lo había          ordenado el          Señor.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos Señor.
Salmo          Responsorial
      Del Salmo 32
Señor, ten misericordia de nosotros.
Sincera es la palabra del Señor y todas sus          acciones son leales. El ama          la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades.
          Señor, ten misericordia de nosotros.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en          su bondad confían; los          salva de la muerte y en época de hambre les da vida.
          Señor, ten misericordia de nosotros.
En el Señor está nuestra esperanza, pues él          es nuestra ayuda y nuestro          amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti,          Señor, hemos          confiado.
          Señor, ten misericordia de nosotros.
Segunda            Lectura
      Dios              nos llama y nos ilumina
Lectura              de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 8b-10
Querido hermano:
            Comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del            Evangelio, sostenido            por la fuerza de Dios. Pues Dios es quien nos ha salvado y nos            ha llamado a que            le consagremos nuestra vida, no porque lo merecieran nuestras            buenas obras,            sino porque así lo dispuso él gratuitamente.
            Este don, que Dios ya nos ha concedido por medio de Cristo            Jesús desde toda la            eternidad, ahora se ha manifestado con la venida del mismo            Cristo Jesús,            nuestro salvador, que destruyó la muerte y ha hecho brillar la            luz de la vida y            de la inmortalidad, por medio del Evangelio.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos Señor.
Aclamación          antes del          Evangelio
      Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
          En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre, que decía:          "Este es mi          Hijo amado: escúchenlo".
          Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
      Su rostro resplandeció como el sol
† Lectura del santo Evangelio según san            Mateo 17, 1-9
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro,          a Santiago y su hermano          Juan, y se los llevó aparte a una montaña alta. Allí se          transfiguró en su          presencia y su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras          se volvieron          blancas como la nieve. Y se les aparecieron Moisés y Elías          conversando con          Jesús. Entonces Pedro dijo a Jesús: 
          "Señor, ¡qué bueno es estar aquí! Si quieres, haremos tres          chozas: una          para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
          Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con          su sombra, y          una voz desde la nube decía:
          "Este es mi Hijo muy amado, en quien me complazco; escúchenlo".          
          Al oír esto, los discípulos cayeron en tierra, llenos de gran          temor. Jesús se          acercó y tocándolos les dijo: 
          "Levántense, no teman". 
          Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús.
          Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: 
          "No cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del          hombre haya          resucitado de entre los muertos".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
      Celebrante: 
            Oremos, hermanos y hermanas, al Padre de la misericordia,            árbitro de nuestros            actos, y Dios que escudriña lo profundo de nuestros corazones;            y, con espíritu            contrito, pidámosle que escuche la oración de su pueblo            penitente:
Respondemos: Escúchanos,              Señor.
Para que Dios conceda a sus            fieles vivir estos días de Cuaresma con verdadero espíritu de            penitencia, y            prepararse a celebrar con fruto el sacramento del perdón,            roguemos al Señor.
            Escúchanos, Señor.
Para que quienes se han            apartado del camino del bien y han muerto a causa del pecado,            escuchen en estos            días de Cuaresma la voz del Hijo de Dios y vivan, roguemos al            Señor.
            Escúchanos, Señor.
Para que Dios inspire            sentimientos de caridad a los que tienen riquezas y            multiplique los bienes de            la tierra en bien de todos, roguemos al Señor.
            Escúchanos, Señor.
Para que la penitencia            cuaresmal aleje de nosotros el amor desordenado a los bienes            visibles, y sane            nuestra aridez espiritual con el deseo de los bienes del            cielo, roguemos al            Señor.
            Escúchanos, Señor.
Celebrante:
            Dios nuestro, que llamaste a la fe a nuestros padres de            Israel, y nos has concedido            ser iluminados con la luz del evangelio, escucha nuestras            oraciones y abre            nuestros oídos, para que escuchando siempre la voz de tu Hijo            y aceptando en            nuestra vida el misterio de la cruz, podamos alcanzar la            gloria de tu Reino.
            Por Jesucristo, nuestro Señor. 
            Amén.
Oración          sobre las Ofrendas
      Que esta ofrenda, Señor, nos obtenga el          perdón de nuestro pecados y nos          santifique en el cuerpo y en el alma para que podamos celebrar          dignamente las          festividades de la Pascua.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      La transfiguración del Señor
En verdad es justo y necesario, es nuestro          deber y salvación, darte          gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios          todopoderoso y          eterno, por Cristo, Señor nuestro. 
          Quien, después de anunciar su muerte a los discípulos, les          mostró en el monte santo          
          el esplendor de su gloria, para testimoniar, de acuerdo con la          Ley y los          Profetas, que la pasión es el camino de la resurrección.
          Por eso,
          como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la          tierra te aclamamos          diciendo sin cesar:
Antífona          de la Comunión
      Este es mi Hijo amado, en quien me            complazco. Escúchenlo.
Oración          después de la          Comunión
      Oremos:
          Te damos gracias, Señor, porque al darnos en este sacramento el          cuerpo glorioso          de tu Hijo, nos permites participar, 
          ya desde este mundo, de los bienes eternos de tu Reino.
        Por          Jesucristo,          nuestro Señor.
          Amén.
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† Meditación diaria
CUARESMA.          SEGUNDO DOMINGO
DEL          TABOR AL CALVARIO
- Lo          que importa es estar siempre con Jesús. Él nos da la ayuda          necesaria para          seguir adelante.
-          Fomentar con frecuencia, y especialmente en los momentos más          difíciles, la          esperanza del Cielo.
- El          Señor no se separa de nosotros. Actualizar esa presencia de          Dios.
I. Oigo          en mi corazón: buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, Señor, no me          escondas tu          rostro, rezamos en la Antífona de entrada de la Misade hoy (1).          El Evangelio          nos cuenta lo que sucedió en el Tabor. Poco antesJesús había          declarado a sus          discípulos, en Cesarea de Filipo, que iba a sufrir y padecer en          Jerusalén, a          morir a manos de los príncipes de los sacerdotes, de los          ancianos y de los escribas.          Los Apóstoles habían quedado sobrecogidos y entristecidos por          este anuncio.          Ahora, tomó Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y los          llevó a ellos          solos aparte (2), para orar (3). Sonlos tres discípulos que          serán testigos de          su agonía en el huerto de los Olivos. Mientras él oraba, cambió          el aspecto de          su rostro y su vestido se volvió blanco, resplandeciente (4). Y          le ven conversar          con Elías y Moisés, queaparecían gloriosos y le hablaban de su          muerte, que          había de cumplirse enJerusalén (5).
Seis          días llevaban los Apóstoles entristecidos por la predicación de          Cesarea de          Filipo. La ternura de Jesús hace que ahora contemplen su          glorificación. San          León Magno dice que "el principal fin de la transfiguración          eradesterrar del          alma de los discípulos el escándalo de la cruz" (6). Nunca          olvidarían los          Apóstoles esta "gota de miel" que Jesús les daba en medio de          suamargura. Muchos          años más tarde San Pedro tiene perfectamente nítido estos          momentos: ... cuando          desde aquella extraordinaria gloria se le hizo llegar esta voz:          Éste es mi Hijo          querido, en quien me complazco. Esta voz, enviada del cielo, la          oímos nosotros          estando con Él en el monte santo (7). ElApóstol lo recordaría          hasta el final de          sus días.
Siempre          hace así Jesús con los suyos. En medio de los mayores          padecimientos da el          consuelo necesario para seguir adelante.
Este          destello de la gloria divina transportó a los Apóstoles a una          inmensa          felicidad, que hace exclamar a San Pedro: Señor, ¡bueno es          permanecer aquí!          Hagamos tres tiendas... Pedro quiere alargar aquella situación.          Pero, como dirá          más adelante el Evangelista, no sabía lo que decía; porquelo          bueno, lo que          importa, no es hallarse aquí o allí, sino estar siempre          conJesús, en cualquier          parte, y verle detrás de las circunstancias en que noshallamos.          Si estamos con          Él, es igual que nos encontremos en medio de losmayores          consuelos del mundo, o          en la cama de un hospital entre doloresindecibles. Lo que          importa es sólo eso:          verle y vivir siempre con Él. Es loúnico verdaderamente bueno e          importante en          esta vida y en la otra. Si permanecemos con Jesús, estaremos muy          cerca de los          demás y seremos felices, sea cual sea nuestro lugar y la          situación en que nos          encontremos. Vultum tuum, Domine, requiram: Deseo verte y          buscaré tu rostro,          Señor, enlas circunstancias ordinarias de mi jornada.
II. San          Beda, comentando el pasaje del Evangelio de la Misa, dice queel          Señor, "en una          piadosa permisión, les permitió (a Pedro, a Santiago y aJuan)          gozar durante un          tiempo muy corto la contemplación de la felicidadque dura          siempre, para          hacerles sobrellevar con mayor fortaleza la adversidad" (8). El          recuerdo de          aquellos momentos junto al Señor en el monte fuesin duda una          gran ayuda en          tantas situaciones difíciles de la vida de estostres Apóstoles.
La          existencia de los hombres es un caminar hacia el Cielo, nuestra          morada (9).          Caminar en ocasiones áspero y dificultoso, porque con frecuencia          hemos de ir          contra corriente y tendremos que luchar con muchos enemigosde          dentro de          nosotros mismos y de fuera. Pero quiere el Señor confortarnos          con la esperanza          del Cielo, de modo especial en los momentos más duros o cuando          la flaqueza de          nuestra condición se hace más patente: "A lahora de la tentación          piensa en el          Amor que en el cielo te aguarda: fomentala virtud de la          esperanza, que no es          falta de generosidad" (10). Allí "todo esreposo, alegría y          regocijo; todo          serenidad y calma, todo paz, resplandor yluz. Y no luz como ésta          de que gozamos          ahora y que, comparada con aquélla, no pasa de ser como una          lámpara junto al          sol... Porque allí no hay noche, ni tarde, ni frío, ni calor, ni          mudanza alguna          en el modo de ser, sinoun estado tal que sólo lo entienden          quienes son dignos          de gozarlo. No hayallí vejez, ni achaques, ni nada que semeje          corrupción,          porque es el lugar yaposento de la gloria inmortal...
"Y por          encima de todo ello, el trato y goce sempiterno de Cristo, delos          ángeles...,          todos perpetuamente en un sentir común, sin temor a Satanás ni a          las asechanzas          del demonio ni a las amenazas del infierno o de lamuerte" (11).
Nuestra          vida en el Cielo estará definitivamente exenta de todo          posibletemor. No          sufriremos la inquietud de perder lo que tenemos, ni desearemos          tener algo          distinto. Entonces verdaderamente podremos decir con SanPedro:          Señor, ¡qué bien          estamos aquí! El atisbo de gloria que tuvo el Apóstol lo          tendremos en plenitud          en la vida eterna. "Vamos a pensar lo que seráel Cielo. Ni ojo          vio, ni oído          oyó, ni pasó a hombre por pensamiento cuálescosas tiene Dios          preparadas para          los que le aman. ¿Os imagináis qué serállegar allí, y          encontrarnos con Dios, y          ver aquella hermosura, aquel amorque se vuelca en nuestros          corazones, que sacia          sin saciar? Yo me preguntomuchas veces al día: ¿qué será cuando          toda la          belleza, toda la bondad, todala maravilla infinita de Dios se          vuelque en este          pobre vaso se barro que soyyo, que somos todos nosotros? Y          entonces me explico          bien aquello delApóstol: ni ojo vio, ni oído oyó... Vale la          pena, hijos míos,          vale la pena" (12).
El          pensamiento de la gloria que nos espera debe espolearnos en          nuestra lucha          diaria. Nada vale tanto como ganar el cielo. "Y con ir siempre          conesta          determinación de antes morir que dejar de llegar al fin del          camino, sios          llevare el Señaor con alguna sed en esta vida, daros ha de beber          contoda          abundancia en la otra y sin temor de que os haya de faltar"          (13).
III.          Una nube los envolvió enseguida (14). Recuerda a aquella otra          queacompañaba a          la presencia de Dios en el Antiguo Testamento: La nube envolvió          el tabernáculo          de la reunión y la gloria de Yahvé llenaba todo el lugar (15).          Era la señal que          garantizaba las intervenciones divinas: Yahvé dijo aMoisés: Yo          vendré a ti en          una nube densa, para que vea el pueblo que yohablo contigo y          tengan siempre fe          en ti (16). Esa nube envuelve ahora en elTabor a Cristo y de          ella surge la voz          poderosa de Dios Padre: Este es miHijo, el Amado, escuchadle a          él. Y Dios Padre          habla a través de Jesucristo a todos los hombres de todos los          tiempos. Su voz          se oye en cada época, de modo singular a travésde la enseñanza          de la Iglesia,          que "busca continuamente los caminos paraacercar este misterio          de su Maestro y          Señor al género humano: a los pueblos, a las naciones, a las          generaciones que          se van sucediendo, a todo hombre en particular" (17).
Al          alzar sus ojos no vieron a nadie sino sólo a Jesús (18). Y no          estabanElías y          Moisés. Sólo ven al Señor. Al Jesús de siempre, que en          ocasionespasa hambre,          que se cansa, que se esfuerza para ser comprendido... A Jesús,          sin especiales          manifestaciones gloriosas. Lo normal para los Apóstolesfue ver          al Señor así, lo          excepcional fue verlo transfigurado.
A este          Jesús debemos encontrar nosotros en nuestra vida ordinaria, en          medio del          trabajo, en la calle, en quienes nos rodean, en la oración,          cuando perdona, en          el sacramento de la Penitencia, y, sobre todo, en la Sagrada          Eucaristía, donde          se encuentra verdadera, real y sustancialmente presente. Pero          normalmente no se          nos muestra con particulares manifestaciones. Más aún, hemos de          aprender a          descubrir al Señor detrás de lo ordinario, de lo corriente,          huyendo de la          tentación de desear lo extraordinario.
Nunca          debemos olvidar que aquel Jesús con el que estuvieron en elmonte          Tabor aquellos          tres privilegiados es el mismo que está junto a nosotros cada          día. "Cuando Dios          os concede la gracia de sentir su presencia ydesea que le          habléis como al amigo          más querido, exponedle vuestros sentimientos con toda libertad y          confianza. Se          anticipa a darse a conocer a losque le anhelan (Sab 6, 14). Sin          esperar a que          os acerquéis a Él, se anticipacuando deseáis su amor, y se os          presenta,          concediéndoos las gracias y remedios que necesitáis. Sólo espera          de vosotros          una palabra para demostraros que está a vuestro lado y dispuesto          a escucharos y          consolaros: Sus oídos están atentos a la oración (Sal 33, 16)          (...).
"Los          demás amigos, los del mundo, tienen horas que pasan conversando          juntos y horas          en que están separados; pero entre Dios y vosotros, si queréis,          jamás habrá una          hora de separación" (19).
¿No          será nuestra vida distinta en esta Cuaresma, y siempre, si          actualizáramos más          frecuentemente esa presencia divina en lo habitual de cadadía,          si procuráramos          decir más jaculatorias, más actos de amor y de desagravio, más          comuniones          espirituales...? "Para tu examen diario: ¿he dejadopasar alguna          hora, sin          hablar con mi Padre Dios?... ¿He conversado con Él, con amor de          hijo?          -¡Puedes!" (20).
(1)          Antífona de entrada. Sal 26, 8-9.- (2) Cfr. Mc 9, 2.- (3) Cfr.          Lc 9, 28.- (4)          Lc 9, 29.- (5) Cfr. Lc 9, 31.- (6) SAN LEON MAGNO, Sermón, 51,          3.- (7) 2 Pdr 1,          17-18.- (8) SAN BEDA, Comentario sobre San Marcos 8, 30; 1, 3.-          (9) Cfr. 2 Cor,          5, 2.- (10) J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 139.- (11) SAN          JUAN CRISOSTOMO,          Epístola 10 Teodoro, 11.- (12) J. ESCRIVA DE BALAGUER, en Hoja          informativa n.          1, de su proceso de beatificación, p. 5.- (13) SANTA TERESA,          Camino de          perfección, 20, 2.- (14) Cfr. Mc 9, 7.- (15) Ex 40, 34-35.- (16)          Ex 19, 9.-          (17) JUAN PABLO II, Enc. Redemptor hominis, 7.- (18) Mt 17, 8.-          (19) S. ALFONSO          M0 DE LIGORIO, Cómo conversar continua y familiarmente con Dios,          Ed. Crítica,          Roma 1933, 63.- (20)          J. ESCRIVA DE BALAGUER, Surco, n. 657.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Benedicta de Asís, Beata          Abadesa, Marzo 16   
              
 Ingresó a las Clarisas de Asís en 1214,                    sucedió a Sta. Clara en el gobierno del monasterio de                    San Damiano, permaneciendo en ese cargo hasta 1260.   |           
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 
        Abraham Kidunaia de            Edesa, Santo          Anacoreta, Marzo 16   
              
 Anacoreta              Martirologio Romano: En Edesa, en la antigua                      Siria, San Abraham, anacoreta, cuya vida fue                      descrita por el diácono San Efrén. ORACIÓN Oh Dios,  |           
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Heriberto de Colonia, Santo          Obispo, Marzo 16   
              
 Obispo              Martirologio Eomano: En Colonia, en Alemania, san                      Heriberto, obispo, que, siendo canciller del                      emperador Otón III, fue elegido a la fuerza para la                      sede episcopal, desde donde iluminó constantemente                      al clero y al pueblo con el ejemplo de sus virtudes,                      que también recomendaba en la predicación (1021). Nació en Worms, en el año 970, murió el                    16 de Marzo de 1021 en Colonia.  |           
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Fuente: iberopuebla.edu.mx 
        Juan de Brébeuf, Santo          Mártir, Marzo 16   
              
 Mártir Jesuita              Martirologio Romano: En la región de los hurones, en                      Canadá, pasión de san Juan de Brébeuf, presbítero de                      la Compañía de Jesús, que enviado desde Francia a la                      misión del Hurón, murió por Cristo después de                      ingentes trabajos, atormentado con gran crueldad por                      algunos paganos del lugar. Su memoria, con la de los                      compañeros, se celebra el día 19 de octubre (1649). Es el patrono de los jesuitas del Canadá                    y uno de los más insignes misioneros de la Compañía de                    Jesús.  |           
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Fuente:            ar.geocities.com/misa_tridentina01 
        Juan Amias y Roberto            Dalby, Beatos          Mártires, Marzo 16   
              
 Presbíteros y Mártires              Martirologio Romano: En York, en Inglaterra, beatos Juan                      Amias y Roberto Dalby, presbíteros y mártires, que                      bajo la reina Isabel I fueron condenados a la pena                      capital por ser sacerdotes, aceptando con alegría el                      suplicio (1589).   |           
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Fuente: Martirologio Romano 
        Otros Santos y Beratos          Completando el santoral de este día, Marzo 16   
              
 Santos Hilario, obispo, y Taciano,                      mártires  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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