4 de marzo se celebra el          día del Divino Rostro de          Jesus –            revelación a Beata Pierina de            Micheli
Dijo          Jesús a Pierina: "Quiero que Mi Rostro,              que refleja las penas más              íntimas, el dolor y el amor de Mi Corazón, sea más honrado.              Quien me contempla,              me consuela". La          Madre Pierina, que es siempre la          fiel confidente, se hace portavoz de este ruego y, poco a poco,          la devoción al          Divino Rostro se va consolidando de un modo concreto gracias a          la intervención          milagrosa de la Santísima Virgen, que ordena y dispone: un          escapulario, una medalla,          los medios para costearla, y una fiesta después del martes de          quincuagésima          para honrar la Santa Faz.
 
El martes          anterior al Miercoles de Ceniza          es cuando Jesús pide a Pierina se instaure la fiesta para honrar          Su Santa Faz.          María Pierina de Michelis fue beatificada el domingo 30 de mayo          de 2010 en la          Iglesia de Santa María la Mayor, en Roma, y de ella provienen          estas hermosas          revelaciones sobre el Divino Rostro del Señor.
 
Dijo Pierina:          Tenía doce años cuando un          Viernes Santo esperaba en mi Parroquia mi turno para besar el          Crucifijo, cuando          una Voz clara me dijo:
 
¿Nadie me da          un beso de amor en el Rostro          para reparar el beso de Judas?
 
En mi          inocencia de niña, creí que todos          habían escuchado la Voz, y sentía pena viendo que la gente          continuaba besando          las llagas y ninguno pensaba besarlo en el Rostro.
 
"Te doy yo          Jesús el beso de amor, ten          paciencia", y llegado el momento le estampé un fuerte beso en la          Cara con          el ardor de mi corazón.
 
Era feliz          pensando que Jesús, ya contento,          no tendría más pena. Desde aquel día el primer beso al Crucifijo          era a Su Divino          Rostro y muchas veces los labios rehusaban separarse porque me          sentía fuertemente          retenida.
 
Con los años,          la niña se hizo mujer, y          sorprendida sintió un día como el beso a Jesús se encontró con          una mejilla          humana, suave y tibia. La experiencia cambió su vida, para          siempre.
 
Desde esta          simple mujer nace la devoción          al Divino Rostro de Jesús. Conozca la historia, y enamórese          también del Rostro          del Señor, un regalo para nuestros tiempos.
La Beata Madre 
            MARIA PIERINA DE MICHELI
            Hija de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires
En intensos diálogos con el Señor, Pierina          fue conociendo los deseos de          Jesús respecto del consuelo que se prodiga a Su Corazón amante          con una sincera          devoción a Su Divino Rostro. La imagen del Señor se refleja de          un modo especial          en la Eucaristía, para que encontremos en el Sagrario la llama          que avive          nuestra fe y nuestra confianza en Su Presencia y ayuda          providencial.
La Madre María Pierina, llamada por sus          padres Josefina Francisca María,          nace en Milán el 11 de septiembre de 1890. Se mantuvo fiel a su          propósito de          "dar a Jesús, dar todo, dar siempre". Con 23 años ingresa a la          Congregación de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos          Aires, que era          una pequeña comunidad recientemente fundada por la Madre          Eufrasia Iaconis. Desde          el día de su ingreso a la comunidad, guarda una amistad profunda          y verdadero          sentimiento filial hacia la Madre Estanislada, que será su          maestra, superiora y          siempre confidente. Entre 1919 y 1921 la Madre Pierina visita          Argentina, en un          breve paréntesis antes de asumir cargos de gran responsabilidad          que afronta con          total dedicación a pesar de su precaria salud. Definitivamente          en Italia, es          elegida Superiora de la Casa de Milán en 1928, Superiora de la          Casa de Roma en          1939 y, diez años después, Superiora Regional.
En el desempeño de sus tareas demuestra que          es una mujer sumamente          capaz, de una personalidad avasallante, con una actividad          febril, que sabe          conjugar siempre con una intensa vida interior. Finalmente,          después de          innumerables fatigas nunca evitadas, cuando la Segunda Guerra          Mundial apenas          había terminado y Roma estaba ocupada por las tropas de los          aliados, el 26 de          julio de 1945 en Centonara D'Artó, Novara, a los 55 años,          bendiciendo a sus Hermanas          y con los ojos fijos en el Divino Rostro, muere esta Hija de la          Inmaculada, que          según tantos testimonios fue una persona serena, dulce, afable,          dueña de sí          misma en todo su comportamiento, siempre sensible para percibir          los problemas          ajenos, y también confiada para buscar su solución.
Celebramos con alegría la beatificación de          la madre Pierina de          Micheli, hija de la Congregación de la Inmaculada Concepción de          Buenos Aires,          que tuvo lugar el domingo 30 de mayo de 2010 en la iglesia de          Santa María la Mayor.          Ahora rezamos para que su causa avance, hasta alcanzar un día la          canonización          de esta amiga del Señor, Pierina.
Revelaciones            de la Beata Pierina
La Madre Pierina hizo cuanto hizo en su          corta vida, aceptando el dolor y          el sufrimiento interiores en grado superlativo, sin dejar          traslucir a sus          queridas hijitas y hermanas otra cosa que una sonrisa cordial o          una ayuda eficaz,          todo... por Jesús. Una única preocupación como un fuego interior          la consumía:          dar a Jesús, donar a Jesús, porque Jesús es todo.
Pero si éste es el compromiso que asume          cualquier bautizado cuando          promete renunciar a Satanás, a sus pompas y a sus obras y          entregarse a          Jesucristo por siempre jamás, si éste es el recto orden del amor          que se deja          traslucir en la vida de aquél que cumple con los mandamientos de          la ley de          Dios, ¿por qué consideramos heroica la respuesta de la Madre          Pierina?
En una extensa carta que la Madre Pierina          escribió al Papa Pío XII brota          una piedad apasionada: Humildemente confieso que siento una gran          devoción por          el Divino Rostro de Jesús, devoción que me parece que me la          infundió el mismo          Jesús. Tenía doce anos cuando un viernes santo esperaba en mi          Parroquia mi turno          para besar el crucifijo, cuando una voz clara me dijo: ¿Nadie me          da un beso de          amor en el rostro para reparar el beso de Judas? En mi inocencia          de niña, creí          que todos habían escuchado la voz, y sentía pena viendo que la          gente continuaba          besando las llagas y ninguno pensaba besarlo en el Rostro. Te          doy yo Jesús el          beso de amor, ten paciencia, y llegado el momento le estampé un          fuerte beso en          la cara con el ardor de mi corazón. Era feliz pensando que          Jesús, ya contento,          no tendría más pena. Desde aquel día el primer beso al crucifijo          era a Su          Divino Rostro y muchas veces los labios rehusaban separarse          porque me sentía          fuertemente retenida.
La experiencia se repite cuando tiene 25          años, pero con otros prodigios:          En la noche del jueves al viernes santo de 1915, mientras rezaba          ante el          crucifijo en la Capilla de mi Noviciado, sentí que me decían:          "bésame". Lo hice y mis labios en vez de apoyarse sobre un          rostro de          yeso, sintieron el contacto con Jesús. ¿Qué pasó? Me es          imposible decirlo.
Cuando la Superiora me llamó era ya de          mañana, sentía el corazón lleno          de las penas y deseos de Jesús; deseaba reparar las ofensas que          recibió su          Santísimo Rostro en la pasión y las que recibe en el Santísimo          Sacramento.
En este mismo Colegio de Argentina sucede          otra aparición cinco anos          después: En 1920, el 12 de abril me encontraba en Buenos Aires          en la Casa          Madre. Tenía una gran amargura en el corazón. Fui a la Iglesia y          prorrumpí en          llanto lamentándome con Jesús. Se me presentó con el Rostro          ensangrentado y con          una expresión de dolor tal que conmovería a cualquiera. Con una          ternura que          jamás olvidaré me dijo: "Y Yo, ¿qué he hecho?"
Comprendí… y a partir de ese día el Divino          Rostro se convirtió en mi          libro de meditación, la puerta de entrada a Su Corazón... De          tanto en tanto, en          los años siguientes –continúa la carta- se me aparecía ya          triste, ya ensangrentado,          comunicándome Sus penas y pidiéndome reparación y sufrimientos,          llamándome a          inmolarme ocultamente por la salvación de las almas.
Jesús habla a Pierina
Entre 1920 y 1940, fecha          en que data esta carta, el          pedido de Nuestro Señor se sucede en reiteradas apariciones:          "Quiero que          Mi Rostro, que refleja las penas más íntimas, el dolor y el amor          de Mi Corazón,          sea más honrado. Quien me contempla, me consuela" La Madre          Pierina, que es          siempre la fiel confidente, se hace portavoz de este ruego y,          poco a poco, la          devoción al Divino Rostro se va consolidando de un modo concreto          gracias a la intervención          milagrosa de la Santísima Virgen, que ordena y dispone: un          escapulario, una medalla,          los medios para costearla, y una fiesta después del martes de          quincuagésima          para honrar la Santa Faz.
Mientras tanto continúa la entrega o la          inmolación oculta de la Madre          Pierina. Como lo describe en su diario el día 5 de septiembre de          1942: Anoche          en la Capilla le dije a Jesús: Jesús quiero ser tu gloria y tu          alegría. Y Jesús          me respondió. "Ven. Te necesito. Hoy he buscado el gozo en          tantos          corazones y me fue negado". Dime Jesús: ¿Qué debo hacer para          suplir los          rechazos que tuviste? Jesús, envuelto en ternura, me respondió.          "¿Quieres          gozar las dulzuras de la unión conmigo o sentir la pena de mi          corazón por los          pecados de los hombres? Lo que Tú quieras, Jesús. Y mi alma          instantáneamente          participó del dolor de Su corazón, dolor imposible de traducir          en palabras.          Jamás, como en ese instante, comprendí qué cosa era el pecado...          Oh, Jesús! Que          no te ofenda yo jamás... repara por mí, por los otros, como          quieras... Tómamelo          todo!
Cuando volví en mí, se había cumplido el          tiempo y me dispuse a          retirarme. Entonces Jesús me dijo: "¡Quédate un poco más          conmigo! ¡Ya me          dejas solo…!" Al responderle yo que había pasado el tiempo que          me indicara          mi director espiritual, Su Rostro se iluminó. "He aquí mi          gloria! –me          dijo- ¡La obediencia!
Reflexiones sobre la vida de Pierina
En fin, está a la vista de Uds., el ciento          por uno que redituó el          corazón de esta hermana humilde, callada, obediente, pobre,          siempre bien          dispuesta y entrega«a los demás, que sólo tuvo una pasión para          revivir en carne          propia, la de Jesús, es decir, sufrir con Él la abyección del          mal cometido por          los hombres -como en la noche del Huerto-, aceptar siempre la          Voluntad de Dios          -como acto de obediencia reparadora-, desterrar la más leve          sombra de pecado,          aunque fuese venial - como la Virgen Inmaculada, Su Madre          Celeste-, y          contemplar cuál es la anchura, la profundidad y la longura del          más grande          misterio de amor manifestado en el Divino Rostro de Cristo          Jesús.
Su virtud: el recto orden del amor. Ese hoy          nos toca imitar, si queremos          que un día el Señor nos muestre Su Rostro, el del Corazón que          tanto amó a los          hombres. Pero la historia de una pasión es siempre, a la vez,          una lección que          debemos aprender los que no somos ni fríos ni calientes, los que          también como          ella podemos decir: "Compruebo día a día que soy una nada, más          que una          nada, una miseria" (Diario, noviembre de 1938).
Quiera Dios que, con su ejemplo, continuemos          descubriendo que esta nada          y esta miseria, en las manos de María, y con María perdida en el          Corazón de          Jesús, puede aspirar a una gran santidad, para llegar a la misma          convicción de          que si un alma santa da mayor gloria a Dios que un millón de          almas comunes, yo          tengo la obligación de hacerme santa, no por mí, sino por la          mayor gloria de          Dios. Ella, con su resolución, trazó esta vida ejemplar que          hemos celebrado,          porque sólo ella se animó a elegir: Sí, Padre, lo quiero, a          cualquier costo,          quiero ser la Santa de la Gloria de Dios, en la humildad, en la          ocultación, en          la sostenida e incondicional adhesión al Querer Divino, en el          confiado abandono          en Dios y en la Obediencia. El Getsemaní y el Tubernáculo serán          mi residencia.          Sor Pierina debe desaparecer para dejar en sí misma el lugar a          su Jesús...que          es todo.
           
          Delia Maria Albisu
JESÚS habla a la Madre Maria Pierina De            Micheli
"Deseo que mi Rostro, el cual refleja la          íntimas penas de mi alma, el          dolor y el amor de mi Corazón, sea más honrado. Quien me          contempla me          consuela." 
          (primer viernes de Cuaresma de 1936)
A los 12 años, en la Iglesia Parroquial San          Pedro in Sala, Milán, un          Viernes Santo, oyó una voz que le dijo: ¿Ninguno me da un beso          de amor en el          rostro, para reparar el beso de Judas?
En su simplicidad de niña, creyó que todos          habían oído esa voz y          experimentó gran pena al ver que continuaban besando las llagas          y no el Rostro          de Jesús. Dentro de su corazón exclamó: Te doy yo el beso de          amor. ¡Oh, Jesús,          ten paciencia! Y llegado su turno, le imprimió con todo el ardor          de su corazón,          un beso en el Rostro.
Ya siendo novicia, durante la adoración          nocturna, en la noche del Jueves          al Viernes Santo de 1915, mientras ora delante del crucifijo,          oye que le dice:          Bésame. Sor María Pierina obedece, y sus labios, en lugar de          posarse sobre un          rostro de yeso, sienten el contacto del verdadero Rostro de          Jesús. Cuando la          Superiora la llama, ya es de día: tiene el corazón lleno de los          padecimientos          de Jesús y siente el deseo de reparar los ultrajes que recibió          en el Rostro y          que recibe cada día en el Sacramento del altar.
El Martes de Pasión de 1936, Jesús le vuelve          a decir: Cada vez que se          contemple mi Rostro, derramaré mi amor en los corazones y por          medio de mi          Divino Rostro, se obtendrá la salvación de tantas almas.
En 1937, mientras oraba y "después de          haberme instruido en la          devoción de su Divino Rostro", le dijo: Podría ser que algunas          almas teman          que la devoción a mi Divino Rostro, disminuya aquella de mi          Corazón. Diles que          al contrario, será completada y aumentada. Contemplando mi          Rostro las almas          participarán de mis penas y sentirán el deseo de amar y reparar.          ¿No es ésta,          tal vez, la verdadera devoción a mi corazón?
Estas manifestaciones de parte de Jesús se          hacían siempre más          insistentes.
En mayo de 1938, mientras reza, se presenta          sobre la tarima del altar,          en un haz de luz, una bella Señora: tenía en sus manos un          escapulario, formado          por dos franelas blancas unidas por un cordón. Una franela          llevaba la imagen          del Divino Rostro de Jesús y escrito alrededor: Ilumina Domine          Vultum Tuum          super nos (Ilumina, Señor, Tu rostro sobre nosotros); la otra,          una Hostia          circundada por unos rayos y con la inscripción: Mane nobiscum          Domine (Quédate          con nosotros Señor). Lentamente se acerca y le dice:
Escucha bien y refiere al Padre Confesor.          Este escapulario es un arma de          defensa, un escudo de fortaleza, una prueba de misericordia que          Jesús quiere          dar al mundo en estos tiempos de sensualidad y de odio contra          Dios y la          Iglesia. Los verdaderos apóstoles son pocos. Es necesario un          remedio divino y          este remedio es el Divino Rostro de Jesús. Todos aquellos que          lleven un          escapulario como éste y hagan, si es posible, una visita cada          martes al Ssmo.          Sacramento, para reparar los ultrajes que recibió el Divino          Rostro de Jesús          durante su Pasión y que recibe cada día en la Eucaristía, serán          fortificados en          la fe, prontos a defenderla y a superar todas las dificultades          internas y externas.          Además, tendrán una muerte serena bajo la mirada amable de mi          Divino Hijo.
En el mismo año, Jesús vuelve a presentase          todavía chorreando sangre y          con tristeza: ¿Ves cómo sufro? Y sin embargo, de poquísimos soy          comprendido.          ¡Cuántas ingratitudes de parte de aquellos que dicen amarme! He          dado mi corazón          como objeto sensibilísimo de mi gran amor por los hombres y doy          mi Rostro como          objeto sensible de mi dolor por los pecados de los hombres:          quiero que sea          honrado con una fiesta particular el martes de Quincuagésima,          fiesta precedida          de una novena en que todos los fieles reparen conmigo, uniéndose          a la participación          de mi dolor.
En 1939, Jesús de nuevo le dice: Quiero que          mi Rostro sea honrado de un          modo particular el martes.
Maria Pierina logra hacer acuñar una medalla          en lugar del escapulario.          El 7 de abril de 1943, La Virgen se le presenta y le dice: Hija          mía,          tranquilízate porque el escapulario queda suplido por la medalla          con las mismas          promesas y favores: falta solo difundirla más. AHORA ANHELO LA          FIESTA DEL SANTO          ROSTRO DE MI DIVINO HIJO: DÍSELO AL PAPA PUES TANTO ME APREMIA.          La bendijo y se          fue.
La medalla se difunde con entusiasmo.          ¡Cuántas gracias se han obtenido!          Peligros evitados, curaciones, conversiones, liberación de          condenas...
Invitamos a todos a llevar la medalla y          rezar, diariamente, 5 Glorias al          Santo Rostro de Nuestro Señor.
ORACIÓN (con aprobación eclesiástica)
Dios Uno y Trino, Padre, Hijo y Espíritu            Santo, que hiciste brillar los            dones de tu gracia en el alma de la humilde Sor Maria Pierina            De Micheli, y            quisiste que en el silencio y en la obediencia fuera la            consoladora del Divino            Crucificado y la misionera de la Santa Faz de Jesús, haz que            también nosotras            sigamos con gozo el camino de la caridad, para gloria tuya y            bien del prójimo.
Por los méritos de tu sierva, concédenos            la gracia que te pedimos, a fin            de que por su eficaz intercesión, se manifiesten para nuestro            ejemplo y            consuelo, las heroicas virtudes que ella practicó            generosamente en esta vida y            podamos venerarla un día sobre los altares. Así sea.
+GILLA VICENTE GREMIGNI - Arzobispo - Obispo          de Novara
Nihil obstat. A. P. Frutaz subs. S. Congr.          pro C.S. L+S. Romae, 5-6-1970
Quienes reciban gracias por la intercesión          de la Sierva de Dios Madre          Maria Pierina de Micheli se ruega lo notifiquen a Casa          Generalizia F.I.C., Via          Asinio Pollione, 5 - 00153 Roma
Novena al Santo Rostro de Jesús
Mi alma tiene sed del Dios vivo ¿cuándo veré          Su Rostro?
...Quisiera que mis hijas -y los devotos- se          distinguieran en ardor          práctico, amoroso, generoso en honrar el SANTO ROSTRO de nuestro          JESÚS,          dolorido por los pecados de los hombres... de todos... de los          nuestros... pero          especialmente de aquellos que tendrían que ser sus imitadores...          ¿Qué haremos?          Si miramos profundamente aquel divino Rostro, nos hablará al          corazón, nos hará          partícipes de las amargas penas.., y nos dirá: consuélame al          menos tú, que          dices que me amas, que eres toda mía...
          - pausa -
          ...entremos con Jesús en el huerto de los olivos y contemplemos          con amor y          contrición los dolores de su Corazón, en Su Santo Rostro.
          ...unámonos a la divina Víctima, ofreciéndonos por todas las          personas del mundo          para ser con EL auténticas almas reparadoras, en unión con la          Virgen          Inmaculada, primera Reparadora.
Canto
Oh Santo Rostro ultrajado por nosotros,
          no te acuerdes más de los fallos de la tierra,
          no te acuerdes más,
          de tu último grito un día en el Calvario
          acuérdate, acuérdate Jesús,
          acuérdate, acuérdate, oh Rostro de Jesús.
Oración
          ¡Oh! amabilísimo Jesús, que quisiste sufrir tanto en Tu Santo          Rostro, por          nuestro amor, vuélvenos a mirar benignamente e imprime en          nuestros corazones Tu          divina semblanza, para que nuestra alegría sea sufrir por Ti.
          Gloria al Padre...
          ¡Oh! dulcísimo Jesús, que en Tu Rostro divino has sido golpeado,
          maltratado, humillado por nuestro amor, haz que el desprecio y          la humillación          sean nuestra porción predilecta.
          Gloria al Padre...
          ¡Oh! manso Jesús, que en Tu Divino Rostro sudaste sangre por          nuestro amor,          concédenos la gracia de sufrir por tu amor y así volver a ser          mirados por Ti.
          Gloria al Padre...
¡Oh! Santo Rostro de Jesús, mientras          esperamos el feliz día de poderte          contemplar en la gloria del Paraíso, queremos procurarte tanta          gloria y          deleitar Tu mirada divina.
          Tu mirada velada sea nuestro paraíso aquí en la tierra, las          lágrimas que lo          velan las recogeremos para salvar tantas almas e inflamar los          corazones con Tu          amor. Amén.
Santo            Rostro de Jesús, míranos con Tu Misericordia.
(año 1484)
En su          idioma, el polaco, Casimiro          significa: "el que impone la paz". (Kas = imponer, Mir = paz).
Casimiro          nació en 1458 en          Cracovia. Era el tercero de los trece hijos de Casimiro, rey de          Polonia. Muchos          santos han salido de familias muy numerosas, y de esta clase de          familias llegan          a la Iglesia Católica excelentes vocaciones.
Su          madre Isabel, hija del          emperador de Austria, era una fervorosa católica y se esmeró con          toda el alma          porque sus hijos fueran también entusiastas practicantes de la          religión. Ella          en una carta a una amiga hace una formidable lista de las          cualidades que debe          tener una buena madre, y seguramente que esas cualidades fueron          las que          practicó con sus propios hijos.
Y          además de la educación que le          dieron sus padres, Casimiro tuvo la gran suerte de que el rey le          consiguió dos          maestros que eran buenísimos educadores. El Padre Juan y el          profesor Calímaco.          El Padre Juan era Polaco y dejó fama de ser muy sabio y muy          santo, pero su          mayor honor le viene de haber sido el que encaminó a San          Casimiro hacia una          altísima santidad. El Profesor Calímaco era un gran sabio que          había sido          secretario del Papa Pío II, y después estuvo 30 años en la corte          del rey de          Polonia ayudándole en la instrucción de los jóvenes. Calímaco          dijo:          "Casimiro es un adolescente santo", y el Padre Juan escribió          también:          "Casimiro es un joven excepcional en cuanto a virtud".
Claro          está que no basta con          recibir una buena educación de parte de los papás y tener buenos          profesores,          sino que es necesario que el joven ponga de su parte todo el          empeño posible por          ser bueno. Pues de los otros doce hermanos de Casimiro, que          tuvieron los mismos          profesores, ninguno llegó a la santidad, y algunos hasta dieron          malos ejemplos.          En cambio nuestro santo llegó a unas alturas de virtud que          admiraron a los que          lo conocieron y lo trataron.
Dicen          los biógrafos de San          Casimiro que su más grande anhelo y su más fuerte deseo era          siempre agradar a          Dios. Para eso trataba de dominar su cuerpo, antes de que las          pasiones          sensuales mancharan su alma. Siendo hijo del rey, sin embargo          vestía muy          sencillamente, sin ningún lujo. Se mortificaba en el comer, en          el beber, en el          mirar y en el dormir. Muchas veces dormía sobre el puro suelo y          se esforzaba          por no tomar licor. Y esto en un palacio real donde las gentes          eran bastante          inclinadas a una vida fácil y de muchas comodidades y comilonas.
Para          Casimiro el centro de su          devoción era la Pasión y Muerte de Jesucristo. En aquellos          tiempos los maestros          espirituales insistían frecuentemente en que para ser fervoroso          y crecer en el          amor a Dios aprovecha muchísimo el meditar en la Pasión de          Jesucristo. Nuestro          santo pasaba mucho tiempo meditando en la Agonía de Jesús en el          Huerto y en los          azotes que padeció, como también en la coronación de espinas y          las bofetadas          que le dieron a Nuestro Señor. Ratos y ratos se estaba pensando          en la subida de          Jesús al Calvario y en las cinco heridas del crucificado, y          meditando en el          amor que llevó a Jesús a sacrificarse por nosotros. Le gustaban          los cristos muy          sangrantes, y ante un crucifijo se quedaba tiempos y tiempos          meditando,          suplicando y dando gracias.
Otra          gran devoción de Casimiro era          la de Jesús Sacramentado. Como durante el día estaba sumamente          ocupado ayudando          a su padre a gobernar el Reino de Polonia y de Lituania,          aprovechaba el          descanso y el silencio de las noches para ir a los templos y          pasar horas y          horas adorando a Jesús en la Santa Hostia.
Sus          preferidos eran los pobres. La          gente se admiraba de que siendo hijo de un rey, nunca ni en sus          palabras ni en          su trato se mostraba orgulloso o despreciador con ninguno, ni          siquiera con los          más miserables y antipáticos. Un biógrafo (enviado por el Papa          León X a recoger          datos acerca de él) afirma que la caridad de Casimiro era casi          increíble, un          verdadero don del Espíritu Santo. Que el amor tan grande que le          tenía a Dios,          lo llevaba a amar inmensamente al prójimo, y que nada le era tan          agradable y          apetecible como la entrega de todos sus bienes en favor de los          más necesitados,          y no sólo de sus bienes materiales, sino de su tiempo, sus          energías, de su          influencia respecto a su padre y de su inteligencia. Que          prefería siempre a los          más afligidos, a los más pobres, a los extranjeros que no tenían          a nadie que          los socorriera, y a los enfermos. Que defendía a los miserables          y por eso el          pueblo lo llamaba "el defensor de los pobres".
Su          padre quiso casarlo con la hija          del Emperador Federico, pero Casimiro dijo que le había          prometido a la Virgen          Santísima conservarse en perpetua castidad. Y renunció a tan          honroso          matrimonio.
Los          secretarios y otras personas          que vivieron con Casimiro durante varios años estuvieron todos          de acuerdo en          afirmar que lo más probable es que este santo joven no cometió          ni un solo          pecado grave en toda su vida. Y esto es tanto más admirable en          cuanto que vivía          en un ambiente de palacio de gobierno donde generalmente hay          mucha relajación          de costumbres. La gente se admiraba al ver que un joven de          veinte años          observaba una conducta tan equilibrada y seria como si ya          tuviera sesenta.
A su          padre el rey le advertía con          todo respeto pero con mucha valentía, las fallas que encontraba          en el gobierno,          especialmente cuando se cometían injusticias contra los pobres.          Y el papa          atendía con rapidez a sus peticiones y trataba de poner remedio.
Casimiro          llegó lo mismo que San          Luis Gonzaga, San Gabriel de la Dolorosa, San Estanislao de          Koska, San Juan          Berchmans, y Santa Teresita de Jesús, a una gran santidad, en          muy pocos años.
Se          enfermó de tuberculosis, y el 4          de marzo de 1484, a la corta edad de 26 años, murió santamente          dejando en todos          los más edificantes recuerdos de bondad y de pureza. Lo          sepultaron en Vilma,          capital de Lituania.
A los          120 años de enterrado          abrieron su sepulcro y encontraron su cuerpo incorrupto, como si          estuviera          recién enterrado. Ni siquiera sus vestidos se habían dañado, y          eso que el sitio          donde lo habían sepultado era muy húmedo.
Sobre          su pecho encontraron una          poesía a la Sma. Virgen, que él había recitado frecuentemente y          que mandó que          la colocaran sobre su cadáver cuando lo fueran a enterrar. Esa          poesía que él          había propagado mucho empieza así:
Cada          día alma mía, di a María su          alabanza. En sus fiestas la honrarás y su culto extenderás,          etc., etc.
Hasta          después de muerto quería que          en su sepulcro se honrara a la Virgen María a quien le tuvo          inmensa devoción          durante toda su vida.
San          Casimiro trabajó          incansablemente por extender la religión católica en Polonia y          Lituania, y          estas dos naciones han conservado admirablemente su fe católica,          y aún en este          tiempo cuando las gentes ven que está en peligro su religión,          invocan al santo          joven que fue tan entusiasta por nuestra religión. Y él          demuestra con verdaderos          prodigios lo mucho que intercede ante Dios en favor de los que          lo invocan con          fe.
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Maria            de Mattias, Santa Fundadora, Marzo 4   
              
 Fundadora Martirologio                    Romano En Roma,                    beata María de Matías, virgen, que fundó el Instituto                    de las Hermanas de la Adoración de la Preciosísima                    Sangre del Señor (1866). Nació el 4 de                  febrero de 1805 en Vallecorsa (Italia) en una familia                  acomodada y de profunda fe cristiana. Ya desde niña se                  familiarizó con la Sagrada Escritura, y sintió un gran                  amor a Jesús, Cordero inmolado por la salvación de la                  humanidad. Tuvo especial devoción por la Sangre de                  Cristo, derramada por amor a los hombres.  |           
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Fuente:  ar.geocities.com/misa_tridentina02          
          Plácida Viel, Beata Virgen, Marzo 4   
              
 Superiora                    General de la Martirologio                    Romano: En el cenobio                    de Saint-Sauveur-le-Vicomte, de Normandía, en Francia,                    beata Plácida (Eulalia) Viel, virgen, que brilló por                    su celo y humildad, dirigiendo la Congregación de las                    Escuelas Cristianas de la Misericordia (1877). Victoria Eulalia                  Jacqueline Viel, que un día sería superiora general de                  las Hermanas de las Escuelas Cristianas de la                  Misericordia, nació en el pueblecito normando de                  Val-Vacher. Era la octava hija de un agricultor y su                  instrucción se redujo a siete años de escuela primaria,                  en la ciudad de Quettehou. La beata era seria y tímida                  por temperamento. Hasta los diecisiete años, vivió la                  existencia tranquila y ordenada de una hija de                  agricultor, encargada de hacer casa a su hermano. A esa                  edad fue a visitar a una tía suya, que era religiosa en                  el convento de Santa María Magdalena Postel, en                  Saint-Sauveur-le- Vicomte. La visita impresionó tanto a                  la joven, que decidió ingresar en la comunidad. Fue                  admitida y tomó el nombre de Plácida.  |           
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Fuente:          Vatican.va 
          Juan Antonio Farina, Beato Obispo y Fundador, Marzo 4   
              
 Obispo de                    Vicenza Martirologio                    Romano:En Vicenza,                    ciudad de Italia, beato Juan Antonio Farina, obispo,                    cuyo trabajo en el campo de la pastoral fue intenso, y                    fundó el Instituto de las Hermanas Maestras de Santa                    Dorotea Hijas de los Sagrados Corazones, para la                    formación de las jóvenes pobres y ayuda a las personas                    afligidas (1888). Sacerdote de                  extraordinaria espiritualidad y de gran generosidad                  apostólica, Juan Antonio Farina puede ser considerado                  uno de los obispos más insignes del siglo XIX italiano.                  Fue el fundador de las Hermanas Maestras de S. Dorotea                  Hijas de los Sagrados Corazones, que actualmente se                  encuentran en varias partes del mundo con actividades                  educativas, asistenciales y pastorales.   |           
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Fuente:          Santiebeati.it 
          Zoltán Lajos Meszlényi, Beato Obispo y Mártir, 4 de marzo            
              
 Obispo y Mártir Fecha de                    Beatificación: 31 de octubre de                  2009, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI, en                  ceremonia realizada en la Catedral de Esztengom.  Zoltán Lajos nació                  el 2 de enero de 1892 en el seno de una familia de                  sólida tradición católica. Llamado al sacerdocio,                  consiguió en la Pontificia Universidad Gregoriana el                  doctorado en Filosofía y en Teología y el título en                  Derecho Canónico. El 28 de octubre de 1937 fue ordenado                  obispo y nombrado auxiliar de la archidiócesis de                  Esztergom en Hungría. Su preparación y su celo pastoral                  le permitieron una notable laboriosidad pastoral y                  cultural. Inmediatamente después de la segunda Guerra                  Mundial, el régimen comunista húngaro inició un                  encarnizado ataque contra la Iglesia católica, aplicando                  a sus integrantes formas de intolerancia que a menudo                  desembocaron en violentas y sanguinarias persecuciones.                  Acontecimiento emblemático de este período de terror y                  real opresión fue la detención del Primado de Hungría,                  el arzobispo Jozsef Mindszenty.  |           
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Fuente:          Martirologio Romano 
          Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día,          Marzo 4   
              
 Santos Focio,                    Arquelao, Quirino y otros diecisiete compañeros,                    mártires  |           






