JMJ
Pax
† Lectura del santo            Evangelio según san Lucas 1, 26-38
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, envió          Dios al ángel Gabriel a una          ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven desposada con un          hombre llamado          José, de la descendencia de David; el nombre de la joven era          María. El ángel entró          donde estaba María y le dijo:
          "Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo". 
          Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba          qué significaba          tal saludo. El ángel le dijo:
          "No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor. Concebirás          y darás a          luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. El será grande,          será llamado Hijo          del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;          reinará sobre          la descendencia de Jacob por siempre y su reino no tendrá fin".
          María dijo al ángel:
          "¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones con ningún hombre?"
          El ángel le contestó:
          "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te          cubrirá con          su sombra; por eso, el que va a nacer de ti será santo y se          llamará Hijo de          Dios. Mira, tu pariente Isabel también ha concebido un hijo en          su vejez, y ya          está de seis meses la que todos tenían por estéril; porque para          Dios nada hay          imposible".
          María dijo:
          "Aquí está la esclava del Señor, que me suceda como tú dices".
          Y el ángel la dejó.
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
Anunciación del Señor (25 de mar; si cae          domingo se anticipa al sábado).
            Antífona            de Entrada
      Cuando Jesús entró en el mundo dijo:              Padre mío, he venido para cumplir              tu voluntad.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Señor, tú has querido que la Palabra se encarnase en el seno            de la Virgen            María; concédenos, en tu bondad, que cuantos confesamos a            nuestro Redentor,            como Dios y hombre verdadero, lleguemos a hacernos semejantes            a él en su            naturaleza divina.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera Lectura
      Yo quiero misericordia y no sacrificios
Lectura del libro del profeta Isaías 7,              10-14
En            aquellos días dijo el Señor a Ajaz:
            "Pide al Señor tu Dios una señal, en lo hondo del abismo o en            lo alto del            cielo".
            Respondió Ajaz:
            "No la pido, pues no quiero poner a prueba al Señor".
            Isaías dijo:
            "Escucha, heredero de David, ¿les parece poco cansar a los            hombres, que            quieren también cansar a mi Dios? Pues el Señor mismo les dará            una señal.            Miren, la joven está encinta y dará a luz un hijo, a quien le            pondrá el nombre            de Enmanuel".
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal 39, 7-8a.8b-9.10.11
Aquí estoy, Señor, para hacer tu              voluntad.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,            pero hiciste que te escuchara; no            pides holocaustos ni víctimas. Entonces yo digo: "Aquí estoy".
            Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Para hacer lo que está escrito en el libro            acerca de mí. Amo tu            voluntad, Dios mío, llevo tu ley en mi interior.
            Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
He proclamado tu fidelidad en la gran            asamblea; tú sabes, Señor, que no            me he callado.
            Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
No he ocultado tu fidelidad en el fondo de            mi corazón, proclamé tu            lealtad y tu salvación, no oculté tu amor y tu lealtad en la            gran asamblea.
            Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Segunda Lectura
      "Aquí vengo, oh Dios, para hacer tu              voluntad"
Lectura de la carta a los Hebreos 10,              4-10
Hermanos:            Es imposible que la sangre de los toros y de los chivos quite            los pecados. Por            eso, al entrar en este mundo, dice Cristo:
            No has querido sacrificio ni ofrenda, pero me has formado un            cuerpo; no has            aceptado holocausto ni sacrificio por el pecado. Entonces yo            dije: Aquí vengo,            oh Dios, para hacer tu voluntad. Así está escrito de mí en un            capítulo del            libro.
            En primer lugar dice: No has querido ni has aceptado los            sacrificios, ofrendas,            holocaustos ni víctimas por el pecado, que se ofrecen según la            ley. Después            añade: Aquí vengo para hacer tu voluntad. De este modo anula            la primera            disposición y establece la segunda. Por haber cumplido la            voluntad de Dios, y            gracias a la ofrenda que Jesucristo ha hecho de su cuerpo una            vez para siempre,            nosotros hemos quedado consagrados a Dios.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del            Evangelio
      Honor y              gloria a ti, Señor Jesús. 
            La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos            contemplado su            gloria.
            Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
      El              publicano regresó a su casa justificado, el fariseo no
† Lectura              del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
Gloria a              ti, Señor.
En            aquel tiempo, envió Dios al            ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una            joven desposada            con un hombre llamado José, de la descendencia de David; el            nombre de la joven            era María. El ángel entró donde estaba María y le dijo:
            "Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo". 
            Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se            preguntaba qué significaba            tal saludo. El ángel le dijo:
            "No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor.            Concebirás y darás a            luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. El será grande,            será llamado Hijo            del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su            padre; reinará sobre            la descendencia de Jacob por siempre y su reino no tendrá            fin".
            María dijo al ángel:
            "¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones con ningún hombre?"
            El ángel le contestó:
            "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te            cubrirá con            su sombra; por eso, el que va a nacer de ti será santo y se            llamará Hijo de            Dios. Mira, tu pariente Isabel también ha concebido un hijo en            su vejez, y ya            está de seis meses la que todos tenían por estéril; porque            para Dios nada hay            imposible".
            María dijo:
            "Aquí está la esclava del Señor, que me suceda como tú dices".
            Y el ángel la dejó.
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            de los Fieles
      Celebrante:
            Al celebrar hoy el inicio de la salvación del linaje humano,            oremos, hermanos y            hermanas, a Dios Padre todopoderoso:
            Respondemos: Escúchanos, Señor).
Para que            el Hijo de Dios, que se hizo hombre en el seno de una virgen            humilde y            obediente, conceda a los fieles imitar a aquélla que complació            con su humildad            al Señor y a nosotros nos ayudó con su obediencia, roguemos al            Señor.
            Escúchanos, Señor.
Para que            el Verbo de Dios, que al hacerse hombre en el seno de María            cumplió las            antiguas profecías, realice también, con su encarnación, los            anhelos y            esperanzas de los pueblos que aún ignoran la presencia de Dios            en el mundo,            roguemos al Señor. 
            Escúchanos, Señor.
Para que            el que enaltece a los humildes y colma de bienes a los            hambrientos dé fuerza a            los decaídos, consuele a los tristes y conceda su ayuda a los            que sufren,            roguemos al Señor. 
            Escúchanos, Señor.
Para que            el que miró la humillación de María, su sierva, ponga también            sus ojos en            nuestra debilidad y haga obras grandes en nosotros, roguemos            al Señor. Para la            Salvación, oremos hermanos. 
            Escúchanos, Señor.
Celebrante:
            Dios nuestro, que escogiste a santa María Virgen como Madre            del Salvador,            escucha las oraciones de tu Iglesia; y haz que, siguiendo el            ejemplo de santa            María y poniendo en ti toda nuestra esperanza, obtengamos en            abundancia los            bienes que te hemos pedido. 
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Oración sobre las            Ofrendas
      Acepta,            Señor, con bondad, los            dones de tu Iglesia, que reconoce haber tenido su origen en la            encarnación de            tu Hijo, y concédele celebrar llena de gozo este memorial de            tu amor. 
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      El              misterio de la Encarnación
En            verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre            y en todo lugar,            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo,            Señor nuestro.
            Porque la Virgen creyó el anuncio del ángel: que Cristo, por            obra del Espíritu            Santo, iba a hacerse hombre por salvar a los hombres. Así Dios            cumplió sus            promesas al pueblo de Israel y colmó de manera insospechada la            esperanza de            otros pueblos.
            Por eso,
            los ángeles te cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos            a sus voces            cantando humildemente tu alabanza:
Antífona de la Comunión
      Miren: la Virgen está encinta y dará a              luz un hijo, y le pondrá por              nombre Dios con nosotros.
Oración después de la            Comunión
      Oremos:
            Confirma, Señor, en nosotros la verdadera fe mediante los            sacramentos que hemos            recibido; para que cuantos confesamos al Hijo de la Virgen,            como Dios y como            hombre verdadero, podamos llegar a las alegrías del Reino por            el poder de su            santa resurrección.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
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† Meditación diaria
25 de marzo
ANUNCIACIóN DEL SEÑOR*
Solemnidad
— Verdadero Dios y          perfecto hombre.
— La culminación del amor          divino.
— Consecuencias de la          Encarnación en nuestra vida.
I. Al llegar la            plenitud de los tiempos, envió Dios            a su Hijo nacido de mujer1.
Como culmen del amor por          nosotros, envió Dios a su          Unigénito, que se hizo hombre, para salvarnos y darnos la          incomparable dignidad          de hijos. Con su venida podemos afirmar que llegó la plenitud            de los tiempos.          San Pablo dice literalmente que fue hecho de mujer2.          Jesús no          apareció en la tierra como una visión fulgurante, sino que se          hizo realmente          hombre, como nosotros, tomando la naturaleza humana en las          entrañas purísimas          de la Virgen María. La fiesta de hoy es propiamente de Jesús y          de su Madre. Por          eso, "ante todas las cosas –señala fray Luis de Granada– es          razón poner los          ojos en la pureza y santidad de esta Señora que Dios ab            aeterno escogió          para tomar carne de ella.
"Porque así como, cuando          determinó criar al primer          hombre, le aparejó primero la casa en que le había de aposentar,          que fue el          Paraíso terrenal, así cuando quiso enviar al mundo el segundo,          que fue Cristo,          primero le aparejó lugar para lo hospedar: que fue el cuerpo y          alma de la          Sacratísima Virgen"3. Dios preparó la morada de su          Hijo, Santa          María, con la mayor dignidad creada, con todos los dones          posibles y llena de          gracia.
En esta Solemnidad aparece          Jesús más unido que nunca a          María. Cuando Nuestra Señora dio su consentimiento, "el Verbo          divino asumió la          naturaleza humana: el alma racional y el cuerpo formado en el          seno purísimo de          María. La naturaleza divina y la humana se unían en una única          Persona:          Jesucristo, verdadero Dios y, desde entonces, verdadero Hombre;          Unigénito          eterno del Padre y, a partir de aquel momento, como Hombre, hijo          verdadero de          María: por eso Nuestra Señora es Madre del Verbo encarnado, de          la segunda          Persona de la Santísima Trinidad que ha unido a sí para siempre          -sin confusión          la naturaleza humana. Podemos decir bien alto a la Virgen Santa,          como la mejor          alabanza, esas palabras que expresan su más alta dignidad: Madre          de Dios"4.          ¡Tantas veces le hemos repetido: Santa María, Madre de Dios,            ruega por            nosotros...! ¡Tantas veces las hemos meditado al          considerar el primer          misterio gozoso del Santo Rosario!
II. Y el Verbo se hizo            carne, y habitó entre            nosotros...5.
A lo largo de los siglos,          santos y teólogos, para          comprender mejor, buscaron las razones que podrían haber movido          a Dios a un          hecho tan extraordinario. De ninguna manera era preciso que el          Hijo de Dios se          hiciera hombre, ni siquiera para redimirlo, pues Dios –como          afirma Santo Tomás          de Aquino– "pudo restaurar la naturaleza humana de múltiples          maneras"6.          La Encarnación es la manifestación suprema del amor divino por          el hombre, y solo          la inmensidad de este amor puede explicarla: Tanto amó Dios            al mundo que le            entregó a su Hijo Unigénito...7, al objeto          único de su Amor. Con          este abajamiento, Dios ha hecho más fácil el diálogo del hombre          con Él. Es más,          toda la historia de la salvación es la búsqueda de este          encuentro; la fe          católica es una revelación de la bondad, de la misericordia, del          amor de Dios          por nosotros.
Desde el principio, Dios          fue enseñando a los hombres          su gratuito acercamiento. La Encarnación es la plenitud de esta          cercanía. El Emmanuel,          el Dios con nosotros, tiene su máxima expresión en el          acontecimiento que          hoy nos llena de alegría. El Hijo Unigénito de Dios se hace          hombre, como          nosotros, y así permanece para siempre, encarnado en una          naturaleza humana: de          ningún modo la asunción de un cuerpo en las purísimas entrañas          de María fue          algo precario y provisional. El Verbo encarnado, Jesucristo,          permanece para          siempre Dios perfecto y hombre verdadero. Este es el gran          misterio que nos          sobrecoge: Dios, en su amor, ha querido tomar en serio al hombre          y, aun siendo          obra de puro amor, ha querido una respuesta en la que la          criatura se comprometa          ante Cristo, que es de su misma raza. "Al recordar que el Verbo          se hizo carne,          es decir, que el Hijo de Dios se hizo hombre, debemos tomar          conciencia de lo          grande que se hace todo hombre a través de este misterio; es          decir, ¡a través de          la Encarnación del Hijo de Dios! Cristo, efectivamente, fue          concebido en el          seno de María y se hizo hombre para revelar el eterno amor del          Creador y Padre,          así como para manifestar la dignidad de cada uno de nosotros"8.
La Iglesia, al exponer          durante siglos la verdadera          realidad de la Encarnación, tenía conciencia de que estaba          defendiendo no solo          la Persona de Cristo, sino a ella misma, al hombre y al mundo.          "Él, que es imagen            de Dios invisible (Col 1, 15), es también el hombre          perfecto, que ha          devuelto a la descendencia de Adán la semejanza divina,          deformada por el primer          pecado. En Él la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha          sido elevada          también en nosotros a dignidad sin igual. El Hijo de Dios, con          su encarnación,          se ha unido en cierto modo con todo el hombre. Trabajó con manos          de hombre,          pensó con inteligencia de hombre, amó con corazón de hombre.          Nacido de la          Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros,          semejante en todo a          nosotros excepto en el pecado"9. ¡Qué valor debe          tener la criatura          humana ante Dios, "si ha merecido tener tan grande Redentor"!10.          Demos hoy gracias a lo largo del día por tan inmenso bien a          través de Santa          María, pues Ella "ha sido el instrumento de la unión de Jesús          con toda la          humanidad"11.
III. La Encarnación debe          tener muchas consecuencias en          la vida del cristiano. Es, en realidad, el hecho que decide su          presente y su          futuro. Sin Cristo, la vida carece de sentido. Solo Él "revela          plenamente al          hombre el mismo hombre"12. Solo en Cristo conocemos          nuestro ser más          profundo y aquello que más nos afecta: el sentido del dolor y          del trabajo bien          acabado, la alegría y la paz verdaderas, que están por encima de          los estados de          ánimo y de los diversos acontecimientos de la vida, la          serenidad, incluso el          gozo ante el pensamiento del más allá, pues Jesús, a quien ahora          procuramos          servir, nos espera... Es Cristo quien "ha devuelto          definitivamente al hombre la          dignidad y el sentido de su existencia en el mundo, sentido que          había perdido          en gran medida a causa del pecado"13.
La asunción de todo lo          humano noble por el Hijo de          Dios (el trabajo, la amistad, la familia, el dolor, la          alegría...) nos indica          que todas estas realidades han de ser amadas y elevadas. Lo          humano se convierte          en camino para la unión con Dios. La lucha interior tiene          entonces un carácter          marcadamente positivo, pues no se trata de aniquilar al hombre          para que          resplandezca lo divino, ni de huir de las realidades corrientes          para llevar una          vida santa. No es lo humano lo que choca con lo divino, sino el          pecado y las          huellas que dejaron en el alma el pecado original y el personal.          El empeño por          asemejarnos a Cristo lleva consigo la lucha contra todo aquello          que nos hace          menos humanos o infrahumanos: los egoísmos, las envidias, la          sensualidad, la pequeñez          de espíritu... El verdadero empeño del cristiano por la santidad          lleva consigo          el desarrollo de la propia personalidad en todos los sentidos:          prestigio          profesional, virtudes humanas, virtudes de convivencia, amor a          todo lo          verdaderamente humano...
De la misma forma que en          Cristo lo humano no deja de          serlo por su unión con lo divino, por la Encarnación lo          terrestre no dejó de          serlo, pero desde entonces todo puede ser orientado por el          hombre hacia Él. Et            ego, si exaltatus fuero a terra, omnia traham ad meipsum14.          Y            Yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré todo hacia Mí.          "Cristo con          su Encarnación, con su vida de trabajo en Nazareth, con su          predicación y          milagros por las tierras de Judea y de Galilea, con su muerte en          la Cruz, con          su Resurrección, es el centro de la creación, Primogénito y          Señor de toda          criatura.
"(...) Quiere el Señor a          los suyos en todas las          encrucijadas de la tierra. A algunos los llama al desierto, a          desentenderse de          los avatares de la sociedad de los hombres, para hacer que esos          mismos hombres          recuerden a los demás, con su testimonio, que existe Dios. A          otros, les          encomienda el ministerio sacerdotal. A la gran mayoría, los          quiere en medio del          mundo, en las ocupaciones terrenas. Por lo tanto, deben estos          cristianos llevar          a Cristo a todos los ámbitos donde se desarrollan las tareas          humanas: a la          fábrica, al laboratorio, al trabajo de la tierra, al taller del          artesano, a las          calles de las grandes ciudades y a los senderos de montaña"15.          Ese          es nuestro cometido.
Terminamos nuestra oración          acudiendo a la Madre de          Jesús, nuestra Madre. "¡Oh María!, hoy tu tierra nos ha          germinado al          Salvador... ¡Oh María! Bendita seas entre todas las mujeres por          todos los          siglos... Hoy la Deidad se ha unido y amasado con nuestra          humanidad tan fuertemente          que jamás se pudo separar ya esta unión ni por la muerte ni por          nuestra          ingratitud"16. ¡Bendita seas!
1 Liturgia de las Horas, Antífona            1 del Oficio de            lectura. Cfr. Gal 4, 4-5. — 2 Cfr. Sagrada          Biblia, Vol. VI, Epístolas            de San Pablo a los Romanos y a los Gálatas, EUNSA,          Pamplona 1984, nota a Gal          4, 4. — 3 Fray Luis de Granada, Vida de Jesucristo,          1. — 4          San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 274. — 5 Jn          1, 14.          — 6 Santo Tomás, Suma Teológica, 3, q. 1, a. 2.          — 7 Jn          3, 16. — 8 Juan Pablo II, Ángelus en el Santuario de            Jasna Gora,          5-VI-1979. — 9 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes,          22. — 10          Misal Romano, Himno Exsultet de la Vigilia pascual. — 11          Juan          Pablo II, Audiencia general 28-I-1987. — 12          ídem, Enc. Redemptor            hominis, 4-III-1979, 11. — 13 Ibídem. — 14          Jn          12, 32. — 15 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que            pasa, 105. — 16          Santa Catalina de Siena, Elevaciones, 15.
* La Iglesia celebra hoy          el misterio de la Encarnación          del Verbo de Dios y, al mismo tiempo, la vocación de Nuestra          Señora, que conoce          a través del Ángel la voluntad de Dios sobre Ella. Con su          correspondencia -su fiat          comienza la Redención.
Esta Solemnidad, tanto en          los calendarios más antiguos          como en el actual, es una fiesta del Señor. Sin embargo, los          textos hacen          referencia especialmente a la Virgen, y durante muchos siglos          fue considerada          como una fiesta mariana. La Tradición de la Iglesia reconoce un          estrecho          paralelismo entre Eva, madre de todos los vivientes, por quien          con su          desobediencia entró el pecado en el mundo, y María -nueva Eva-,          Madre de la          humanidad redimida, por la que vino la Vida del mundo:          Jesucristo nuestro          Señor.
La fijación en el día de          hoy, 25 de marzo, está          relacionada con la Navidad; además, según una antigua tradición,          en el          equinoccio de primavera debían coincidir la creación del mundo,          el inicio y el          fin de la Redención: la Encarnación y la Muerte y Resurrección          de Cristo.
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25 de marzo
LA VOCACIóN DE SANTA MARÍA
— El ejemplo de Nuestra          Señora.
— Corresponder a la propia          vocación.
— El sí que nos          pide el Señor.
I. Al entrar al mundo            dijo el Señor: Vengo, oh            Dios, para hacer tu voluntad1.
La Anunciación y          Encarnación del Hijo de Dios es el          hecho más maravilloso y extraordinario, el misterio más          entrañable de las          relaciones de Dios con los hombres y el más trascendental de la          historia de la          humanidad: ¡Dios se hace hombre y para siempre! Y sin embargo          este          acontecimiento tuvo lugar en un pueblo pequeño de un país          prácticamente          desconocido en su tiempo. En Nazareth, "el que es Dios verdadero          nace como          hombre verdadero, sin que falte nada a la integridad de su          naturaleza humana,          conservando la totalidad de la esencia que le es propia y          asumiendo la          totalidad de nuestra esencia humana... para restaurarla"2.
San Lucas nos narra con          suma sencillez este supremo          acontecimiento: En el sexto mes fue enviado un ángel a una            ciudad de            Galilea, llamada Nazareth, a una virgen desposada con un varón            de nombre José,            de la casa de David, y el nombre de la virgen era            María3.          La piedad popular ha representado desde antiguo a Santa María          recogida en          oración cuando recibe la embajada del ángel: Dios te salve,            llena de gracia,            el Señor es contigo. Nuestra Madre quedó turbada ante          estas palabras, pero          con una turbación que no la deja paralizada. Ella conocía bien          la Escritura por          la instrucción que todo judío recibía desde los primeros años y,          sobre todo,          por la claridad y penetración que le daban su fe incomparable,          su profundo amor          y los dones del Espíritu Santo. Por eso entendió el mensaje de          aquel enviado de          Dios. Su alma está completamente abierta a lo que Dios le va a          pedir. El ángel          se apresura a tranquilizarla y le descubre el designio del Señor          sobre ella, su          vocación: has hallado gracia delante de Dios –le dice–:          concebirás en            tu seno y darás a luz a un hijo, y le pondrás por nombre            Jesús. Será grande y            será llamado Hijo del Altísimo; el Señor le dará el trono de            David, su padre,            reinará eternamente sobre la casa de Jacob, y su Reino no            tendrá fin.
"El mensajero saluda, en          efecto, a María como llena            de gracia: la llama así como si este fuera su verdadero          nombre. No llama a          su interlocutora con el nombre que le es propio en el registro          civil, Miryam          (María), sino con este nombre nuevo: llena de gracia.          ¿Qué significa          este nombre? ¿Por qué el arcángel llama así a la Virgen de          Nazareth?
"En el lenguaje de la          Biblia, gracia significa          un don especial que, según el Nuevo Testamento, tiene la propia          fuente en la          vida trinitaria de Dios mismo, de Dios que es amor (cfr. 1            Jn 4, 8)"4.          María es llamada llena de gracia porque este nombre          designa su verdadero          ser. Cuando Dios cambia un nombre a alguien o le da un          sobrenombre, le destina          a algo nuevo o le descubre su verdadera misión en la historia de          la salvación.          María es llamada llena de gracia, agraciadísima, en          razón de su          Maternidad divina.
El anuncio del ángel          descubre a María su propio          quehacer en el mundo, la clave de toda su existencia. La          Anunciación fue para          Ella una iluminación perfectísima que alcanzó su vida entera y          la hizo          plenamente consciente de su papel excepcional en la historia de          la humanidad.          "María es introducida definitivamente en el misterio de Cristo a          través de este          acontecimiento"5.
Cada día –en el Ángelus–,          muchos cristianos en          todo el mundo recordamos a Nuestra Madre este momento inefable          para Ella y para          toda la humanidad; también cuando contemplamos el primer          misterio de gozo del          Santo Rosario. Procuremos meternos en esa escena y contemplar a          Santa María que          abraza con amorosa piedad la santa voluntad de Dios. "Cómo          enamora la escena de          la Anunciación. –María –¡cuántas veces lo hemos meditado! está          recogida en          oración..., pone sus cinco sentidos y todas sus potencias al          habla con Dios. En          la oración conoce la Voluntad divina; y con la oración la hace          vida de su vida:          ¡no olvides el ejemplo de la Virgen!"6.
II. Aquí estoy para            hacer tu voluntad7.
La Trinidad Santísima          había trazado un plan para          Nuestra Señora, un destino único y absolutamente excepcional:          ser Madre del          Dios encarnado. Pero Dios pide a María su libre aceptación. No          dudó Ella de las          palabras del ángel, como había hecho Zacarías; manifiesta, sin          embargo, la          incompatibilidad entre su decisión de vivir siempre la          virginidad, que el mismo          Dios había puesto en su corazón, y la concepción de un hijo. Es          entonces cuando          el ángel le anuncia en términos claros y sublimes que iba a ser          madre sin          perder su virginidad: El Espíritu Santo descenderá sobre ti            y el poder del            Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que nacerá será            llamado Santo,            Hijo de Dios.
María escucha y pondera en          su corazón estas palabras.          Ninguna resistencia en su inteligencia y su corazón: todo está          abierto a la          voluntad divina, sin restricción ni limitación alguna. Este          abandono en Dios es          lo que hace al alma de María ser buena tierra capaz de          recibir la          semilla divina8. Ecce ancilla Domini... he          aquí la esclava          del Señor, hágase en mí según tu palabra. Nuestra Señora acepta          con inmensa          alegría no tener otra voluntad y otro querer que el de su Amo y          Señor, que          desde aquel momento es también Hijo suyo, hecho hombre en sus          purísimas          entrañas. Se entrega sin limitación alguna, sin poner          condiciones, con júbilo y          libremente. "Así María, hija de Adán, al aceptar el mensaje          divino, se          convirtió en Madre de Jesús y, al abrazar de todo corazón y sin          entorpecimiento          de pecado alguno la voluntad de Dios, se consagró totalmente          como esclava del          Señor a la Persona y a la obra de su Hijo, sirviendo con          diligencia al misterio          de la redención con Él y bajo Él, con la gracia de Dios          omnipotente. Con razón,          pues, piensan los Santos Padres que María no fue un instrumento          puramente          pasivo en las manos de Dios, sino que cooperó a la salvación de          los hombres con          fe y obediencia libres"9.
La vocación de Santa María          es el ejemplo perfecto de          toda vocación. Entendemos la vida nuestra y los acontecimientos          que la rodean a          la luz de la propia llamada. Es en el empeño por llevar a cabo          ese designio          divino donde encontramos el camino del Cielo y la propia          plenitud humana y          sobrenatural.
La vocación no es tanto la          elección que nosotros          hacemos, como aquella que Dios ha hecho de nosotros a través de          mil          circunstancias que es necesario saber interpretar con fe y con          un corazón          limpio y recto. No me habéis elegido vosotros a Mí, sino que            Yo os elegí a            vosotros10. "Toda vocación, toda existencia, es          por sí misma una          gracia que encierra en sí otras muchas. Una gracia, esto es, un          don, algo que          se nos da, que se nos regala sin derecho alguno de nuestra          parte, sin mérito          propio que lo motive o -menos aún justifique. No es preciso que          la vocación, el          llamamiento a cumplir el designio de Dios, la misión asignada,          sea grande o          brillante: basta que Dios haya querido utilizarnos, servirse de          nosotros, basta          el hecho de que confíe en nuestra colaboración. Es esto ya, en          sí mismo, tan          inaudito, tan grandioso, que toda una vida dedicada al          agradecimiento no          bastaría para corresponder"11.
Hoy le será muy grato a          Dios que le demos gracias por          las incontables luces que han ido señalando el itinerario de          nuestra llamada, y          que lo hagamos a través de su Madre Santísima que tan          fidelísimamente          correspondió a lo que el Señor quiso de Ella.
III. Ne timeas...
"No temas.        Aquí          radica el elemento constitutivo de la vocación. El hombre, de          hecho, teme. Teme          no solamente ser llamado al sacerdocio, sino también ser llamado          a la vida, a          sus obligaciones, a una profesión, al matrimonio. Este temor          muestra un sentido          de responsabilidad inmadura. Hay que superar el temor para          acceder a una responsabilidad          madura: hay que aceptar la llamada, escucharla, asumirla,          ponderarla según          nuestras luces, y responder: sí, sí. No temas, no temas,          pues has          hallado la gracia, no temas a la vida, no temas tu maternidad,          no temas tu          matrimonio, no temas tu sacerdocio, pues has hallado la gracia.          Esta          certidumbre, esta conciencia nos ayuda de igual forma que ayudó          a María. En          efecto, "la tierra y el paraíso esperan tu sí, oh Virgen          Purísima". Son          palabras de San Bernardo, famosas y hermosísimas palabras.          Espera tu sí,          María. Espera tu sí, madre que vas a tener un hijo;          espera tu sí,          hombre que debes asumir una responsabilidad personal, familiar y          social...
"Esta es la respuesta de          María, la respuesta de una          madre, la respuesta de un joven: un sí para toda la          vida"12,          que nos compromete gozosamente.
La respuesta de María –fiat–          es aún más          definitiva que un simple sí. Es la entrega total de la          voluntad a lo que          el Señor quería de Ella en aquel momento y a lo largo de toda su          vida. Este fiat          tendrá su culminación en el Calvario cuando, junto a la Cruz, se          ofrezca          juntamente con su Hijo.
El sí que nos pide          el Señor, a cada uno en su          propio camino, se prolonga a lo largo de toda la vida, en          acontecimientos          pequeños unas veces, mayores otras, en las sucesivas llamadas,          de las cuales          unas son preparación para las siguientes. El sí a Jesús          nos lleva a no          pensar demasiado en nosotros mismos y a estar atentos, con el          corazón          vigilante, hacia donde viene la voz del Señor que nos señala el          camino que Él          traza a los suyos. En esta correspondencia amorosa se van          entrelazando, en          perfecta armonía, la propia libertad y la voluntad divina,
Pidamos hoy a Nuestra          Señora el deseo sincero y grande          de conocer con más hondura la propia vocación, y luz para          corresponder a las          sucesivas llamadas que el Señor nos hace. Pidámosle que sepamos          darle una          respuesta pronta y firme en cada circunstancia, pues solo la          vocación es lo que          llena una vida y le da sentido.
1 Heb 10, 5-7. — 2          Liturgia de las Horas,          Segunda lectura. San León Magno, Carta 28, a Flaviano, 3          — 3 Lc          1, 26-37. — 4 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater,          25-III-1987,          8. — 5 Juan Pablo II, loc. cit. — 6 San          Josemaría Escrivá,            Surco, n. 481. — 7 Salmo responsorial. Sal          39, 7. — 8          Cfr. M. D. Philippe, Misterio de María, Rialp, Madrid          1986, p. 108. — 9          Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 56. — 10 Jn          15, 16. —          11 F. Suárez, La Virgen Nuestra Señora, Rialp,          17ª ed., Madrid          1984, pp. 35-36. — 12 Juan Pablo II, Alocución          25-III-1982.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente:            ar.geocities.com/misa_tridentina01 
        Margarita Clitherow,            Santa          Mártir, Marzo 25   
              
 Mártir              Martirologio Romano: En York, en Inglaterra, santa                      Margarita Clitherow, mártir, la cual, con la                      anuencia de su marido, abrazó la fe católica, en la                      que educó también a sus hijos, y se preocupó de                      ocultar en su casa a sacerdotes que eran                      perseguidos, por cuyo motivo fue detenida varias                      veces durante el reinado de Isabel I, y finalmente,                      rehusando que su causa fuese llevada ante el                      tribunal para que los ánimos de los consejeros del                      juez no cargasen con la responsabilidad de su                      sentencia a muerte, la condenaron, por su fe en                      Cristo, a ser asfixiada hasta la muerte bajo un gran                      peso (1586).  Tenemos la fortuna de poseer                    amplia información acerca de Margarita Clitherow,                    gracias a la biografía escrita por su confesor, padre                    John Mush, completada en sus detalles con otros                    documentos contemporáneos. En York todavía podemos ver                    la casa del ayuntamiento donde fue juzgada, el                    castillo en que estuvo encarcelada, la casa vecina al                    matadero, que se cree haber sido su hogar durante su                    vida matrimonial y la habitación con la buhardilla en                    la posada del Cisne Negro, que la tradición señala                    como el lugar que ella alquiló para que se celebrara                    la misa, cuando se consideró insegura su propia                    capilla.  |           
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Vatican.va 
        Emiliano (Omeljan) Kovc,            Beato          Sacerdote y Mártir, Marzo 25   
              
 Sacerdote de la archieparquía de Lvov de                  los ucranios              Martirologio Romano: En la ciudad de Majdanek,                      cerca de Lublín, en Polonia, beato Emiliano Kovc,                      presbítero y mártir, que en tiempo de guerra fue                      deportado a un campo de concentración, donde, por el                      combate de la fe, alcanzó la vida eterna (1944).                   Cuando el Papa Juan Pablo II hizo                    su viaje pastoral a Ucrania, entre los muchos actos                    que llevó a cabo en tan poco tiempo, uno de los más                    importantes fue, sin duda, la beatificación de varios                    ucranianos y ucranianas.   |           
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Fuente:            ar.geocities.com/misa_tridentina01 
        Lucia Filippini, Santa          Fundadora, Marzo 25   
              
 Fundadora del Instituto               |           
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Agapito de Sínada, San Obispo          de Sínada, Marzo 25   
              
 Obispo de Sínada              Esta santo que recordamos hoy,                    murió en el siglo III. Nació en Roma en el seno de la                    familia Anicia.  |           
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Fuente: Vatican.va 
        Josafata (Michaelina)            Hordashevska, Beata          Co-Fundadora, Marzo 25   
              
 Cofundadora de la congregación de las                  Esclavas de María Inmaculada              Martirologio Romano: En el lugar de Chervonohrad,                      junto a Lwiw, en Ucrania, beata Josafata (Miguelina)                      Hordáshevska, virgen, que fundó el Instituto de                      Hermanas Esclavas de María Inmaculada, dedicándose a                      hacer el bien donde fuese mayor la necesidad (1919). 
 
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Everardo (Everado) de            Nellenburg, Beato Monje Benedictino, Marzo          25   
              
 Monje Benedictino              Martirologio Romano: En Schaffhausen, en Suabia,                      beato Everado, que, siendo conde de Nellenburg,                      abrazó la vida monástica en el cenobio de Todos los                      Santos (Allerheiligen), construido con su esfuerzo                      (1078).  Llevado por los impulsos hacia la                    santidad, pensó que su camino estaba centrado en la                    vida benedictina.  |           
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Fuente:            ar.geocities.com/misa_tridentina01 
        Tomás de Costacciaro,            Beato          Eremita Camaldulense, Marzo 25   
              
 Eremita              Martirologio Romano: Junto a Costacciaro, en la                      Umbría, beato Tomás, ermitaño, que pasó sesenta y                      cinco años en vida eremítica y la enseñó a otros a                      vivirla (1337).  El Beato Tomás nació en el pequeño                    pueblo de Costacciaro, distante alrededor de once                    kilómetros de Gubbio, en Umbría.   |           
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 
        Hermelando, Santo Abad,          Marzo 25   
              
 Abad              Martirologio Romano: En la isla de Antrum (hoy                      Aindre), cerca de Nantes, en Francia, san                      Hermelando, el cual, después de servir en la corte                      real, se hizo monje del monasterio de Fontenelle y                      finalmente fue designado primer abad del lugar (c.                      720). San Hermelando nació en la                    diócesis de Noyon y desde su más temprana juventud                    aspiró a la vida religiosa. Sus padres, sin embargo,                    tenían mundanas ambiciones respecto a él y lo enviaron                    a la corte del rey Clotario III, donde fue nombrado                    escanciador.   |           
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Fuente: ACI Prensa 
        Dimas, Santo El          buen ladrón, Marzo 25   
              
 "HOY estarás conmigo en el Paraíso"              Martirologio Romano: Conmemoración del santo                      ladrón, que en la cruz reconoció a Cristo, y de Él                      mereció oír: Hoy estarás conmigo en el Paraíso (s.                      I). Sólo poseemos noticias ciertas                    acerca de su muerte y de su solemne canonización -por                    parte del mismo Jesucristo-, no repetida en la                    historia de la Santidad. - Fiesta: 25 de marzo.   |           
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Fuente: OCarm.org 
        Hilario (Pawel)            Januszewski, Beato Mártir          Carmelita, Marzo 25   
              
 Presbítero y Mártir              Martirologio Romano: En el campo de concentración                      de Dachau, cercano a Munich, de Baviera, en                      Alemania, beato Hilario Januszewski, presbítero de                      la Orden de los Carmelitas Descalzos y mártir, que                      en tiempo de guerra, por confesar a Cristo fue                      deportado desde Polonia a esta cárcel, y habiéndose                      contagiado del tifus por asistir a los enfermos,                      falleció dejando un hermoso testimonio de fe y                      caridad (1945).  El P. Hilario Januszewski nació el                    11 de junio de 1907 en Krajenki (Polonia) y se le dio                    el nombre de Pawel. Fue educado cristianamente por sus                    padres Martin y Marianne. Después de frecuentar el                    colegio de Greblin ( donde su familia residía desde                    1915), continuó sus estudios en el Instituto de                    Suchary que abandonó más tarde por problemas                    económicos familiares. Después de un tiempo la familia                    se trasladó a Cracovia, donde pudo hacer algunos                    estudios y entró luego en el 1927 en la Orden                    Carmelita.   |           
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Fuente: ACI Prensa 
        Isaac, Santo          Patriarca, Marzo 25   
              
 Hijo de Abraham y Sara. Los incidentes de                  su vida están contenidos en Génesis 15-35, en una                  narrativa que ha sido estudiada por muchos académicos,                  basados en varios documentos (J,E,P) utilizados en la                  composición del Libro de Génesis (véase ABRAHAM).   |           
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Fuente: Vatican.va 
        María Rosa (Margarita)            Flesch, Beata          Fundadora, Marzo 25   
              
 Fundadora del Instituto de                    Religiosas Franciscanas Nació el 24 de febrero de 1826 en Shönstat,                  localidad situada cerca de Vallander, a orillas del río                  Rhin, donde sus padres, Jorge Flesch e Inés Breitbach,                  vivían de la modesta producción de un molino. En el                  bautismo recibió el nombre de Margarita.   |           
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Fuente: Santiebeati.it 
        Procopio de Sázava,            Santo Abad,          Marzo 25   
              
 Abad              Martirologio Romano: En Sázava, en Bohemia, san                      Procopio, que, dejando mujer e hijo, abrazó la vida                      eremítica y después presidió el monasterio fundado                      allí por él mismo, celebrando las divinas alabanzas                      en rito griego y en lengua eslava (1053).  Es uno de los santos Patrones del                    Bohemia (actual República Checa), su representación es                    abundante en el País, en especial el episodio                    legendario, según el cual San Procopio logró atar el                    demonio a un arado, haciéndoselo tirar de él.  |           
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Fuente: Zenit.org 
        Maria Alfonsina Danil            Ghattas, Beata          Fundadora, 25 de marzo   
              
 Co-fundadora de la Congregación de               |           
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Fuente: Martirologio          Romano 
        Otros Santos y Beatos          Completando el santoral de este día, Marzo 25   
              
 San Dula, mártir  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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