JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio Según san            Mateo 4, 1-11
Gloria a ti, Señor.
          En aquel tiempo, Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu          para ser          tentado por el demonio. Y después de ayunar cuarenta días y          cuarenta noches, al          final tuvo hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo:          
          "Si eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en          panes". 
          Jesús le respondió:
          "Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino también de          toda          palabra que sale de la boca de Dios"".
          Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la          parte más alta el          templo y le dijo: 
          "Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito:          "Mandará a          sus ángeles que te cuiden y te tomarán en sus manos, para que no          tropiece con          las piedras tu pie"". 
          Jesús le contestó: 
          "También está escrito: 
          "No tentarás al Señor, tu Dios"".
          Luego lo llevó el diablo a una montaña muy alta y mostrándole la          grandeza de          todos los reinos del mundo le dijo: 
          "Todo esto te daré si te postras y me adoras".
          Jesús le replicó: 
          "Retírate, Satanás, porque está escrito: "Adorarás al Señor, tu          Dios,          sólo a él darás culto"".
          Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le          servían.
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
1er.          Dom de cuaresma Ciclo A
      Antífona de Entrada
      Me              invocarán y los escucharé; los libraré, los glorificaré,              prolongaré los días de              su vida.
Oración Colecta
      Oremos:
            Concédenos, Dios todopoderoso, que las prácticas anuales            propias de la Cuaresma            nos ayuden a progresar en el conocimiento de Cristo y a llevar            una vida más            cristiana.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      Creación              y pecado de nuestros primeros padres
Lectura              del libro del Génesis 2, 7-9; 3, 1-7
Después de haber creado el            cielo y la tierra, el Señor Dios tomó polvo del suelo y con él            formó al hombre;            le sopló en las narices un aliento de vida, y el hombre            comenzó a vivir.            Después plantó el Señor un jardín al oriente del Edén y allí            puso al hombre que            había formado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase            de árboles, de            hermoso aspecto y sabrosos frutos, y además, en medio del            jardín, el árbol de            la vida del conocimiento del bien y el mal.
            La serpiente, que era el más astuto de los animales del campo            que había creado            el Señor Dios, dijo a la mujer: 
            "¿Con qué Dios les ha prohibido comer de todos los árboles del            jardín?"
            La mujer respondió:
            "Podemos comer del fruto de todos los árboles del huerto, pero            del árbol            que está en el centro del jardín, dijo Dios:
            "No comerán de él ni lo tocarán, porque de lo contrario,            habrán de            morir"".
            La serpiente replicó a la mujer: 
            "De ningún modo. No morirán. Bien sabe Dios que el día que            coman de los            frutos de es árbol, se les abrirán a ustedes los ojos y serán            como Dios, que            conoce el bien y el mal".
            La mujer vio que el árbol era bueno para comer, agradable a la            vista y            codiciable, además, para alcanzar la sabiduría. Tomó, pues, de            su fruto, comió            y le dio a su marido, el cual también comió. Entonces se les            abrieron los ojos            a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos.            Entrelazaron unas hojas            de higuera y se las ciñeron para cubrirse.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Del              salmo 50
Misericordia,              Señor, hemos pecado.
Por tu            inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y            olvida mis ofensas.            Lávame bien de todos mis pecados.
            Misericordia, Señor, hemos pecado.
Puesto            que reconozco mis culpas, tengo siempre presentes mis pecados.            Contra ti solo            pequé, Señor, haciendo lo que tus ojos eran malo.
            Misericordia, Señor, hemos pecado.
Crea en            mí Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus            mandamientos No            me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo            Espíritu.
            Misericordia, Señor, hemos pecado.
Devuélveme            tu salvación, que regocija, mantén en mí un alma generosa.            Señor, abre mis            labios y cantará mi boca tu alabanza.
            Misericordia, Señor, hemos pecado.
Segunda            Lectura
      El don              de Dios supera con mucho al delito
Lectura              de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 12-19
Hermanos:
            Así como por un solo hambre entró el pecado en el mundo y por            el pecado entró            la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, porque            todos pecaron.
            Antes de la ley de Moisés ya existía el pecado en el mundo y,            sin embargo, la            muerte reino desde Adán hasta Moisés, aun sobre aquellos que            no Pecaron como            pecó Adán, cuando desobedeció un mandato directo de Dios. Por            lo demás Adán era            figura de Cristo, el que había de venir.
            Ahora bien, el don de Dios supera con mucho al delito. Pues si            por el delito de            un solo hombre todos fueron castigados con la muerte, por el            don de un solo            hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos la abundancia            de la vida y la            gracia de Dios. Tampoco pueden compararse los efectos del            pecado de Adán con            los efectos de la gracia de Dios. Porque ciertamente, la            sentencia vino a causa            de un solo pecado y fue sentenciado de condenación, pero el            don de la gracia            sobreabundante que los hace justos.
            En resumen, así como por el pecado de un solo hambre, Adán,            vino la condenación            para todos, así por la justicia de un solo hombre, Jesucristo,            ha venido para            todos la justificación que da la vida. Y así como por la            desobediencia de uno,            todos fueron hechos pecadores, así como por la desobediencia            de uno, todos            serán hecho justos.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Aclamación            antes del Evangelio
      Honor y gloria a ti, Señor              Jesús. 
            No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra            que sale de la boca            de Dios. 
            Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
      El ayuno y las tentaciones              de Jesús
† Lectura del santo              Evangelio Según san Mateo 4, 1-11
Gloria a ti, Señor.
            En aquel tiempo, Jesús fue conducido al desierto por el            Espíritu para ser tentado            por el demonio. Y después de ayunar cuarenta días y cuarenta            noches, al final            tuvo hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: 
            "Si eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan            en            panes". 
            Jesús le respondió:
            "Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino también de            toda            palabra que sale de la boca de Dios"".
            Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la            parte más alta el            templo y le dijo: 
            "Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito:            "Mandará a sus            ángeles que te cuiden y te tomarán en sus manos, para que no            tropiece con las            piedras tu pie"". 
            Jesús le contestó: 
            "También está escrito: 
            "No tentarás al Señor, tu Dios"".
            Luego lo llevó el diablo a una montaña muy alta y mostrándole            la grandeza de todos            los reinos del mundo le dijo: 
            "Todo esto te daré si te postras y me adoras".
            Jesús le replicó: 
            "Retírate, Satanás, porque está escrito: "Adorarás al Señor,            tu Dios,            sólo a él darás culto"".
            Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le            servían.
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
      Celebrante:
            Intercedamos, amados hermanos y hermanas, ante la divina            clemencia, implorando            la misericordia divina en favor de todos los humanos y            suplicando el perdón            para cuantos hemos pecado:
Respondemos: Te rogamos,            Señor, óyenos.
Para que, en este tiempo de            Cuaresma, Dios conceda a todos los fieles la fuerza necesaria            para luchar            contra el mal, convertirse de su mala conducta y retornar al            camino del bien,            roguemos al Señor.
            Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que, quienes abundan en            bienes, sepan moderar el uso de sus propias riquezas en            provecho de los necesitados,            y no vivan absortos en los bienes de este mundo, roguemos al            Señor.
            Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que, quienes se han            alejado de la Iglesia, a causa de nuestros escándalos o de            nuestra tibieza, se            reincorporen a la familia de Dios, y a nosotros el Señor nos            perdone el pecado            de escándalo, roguemos al Señor.
            Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que, nuestros corazones            lleguen a ser, por medio de la penitencia cuaresmal, aquella            tierra fecunda en            la que la palabra de Dios produce fruto del ciento por uno,            roguemos al Señor.
            Te rogamos, Señor, óyenos.
Celebrante:
            Dios nuestro, que conoces la fragilidad de la naturaleza            humana herida por el            pecado de Adán; escucha las oraciones de tu pueblo y concédele            iniciar el camino            cuaresmal con la fuerza de tu palabra, para que venza las            tentaciones del            Maligno y llegue gozoso a las fiestas pascuales.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Oración            sobre las Ofrendas
      Te pedimos, Señor, que            nuestra vida sea conforme con estos dones que te presentamos y            que inauguran el            camino de la Pascua.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      Las tentaciones del Señor
            En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación,            darte gracias            siempre y en todo lugar Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso            y eterno, por            Cristo, Señor nuestro.
            El cual, al abstenerse durante cuarenta días de tomar            alimento, inauguró la            práctica de nuestra penitencia cuaresmal, y al rechazar las            tentaciones del            enemigo, nos enseñó a sofocar la fuerza del pecado; 
            de este modo, celebrando con sinceridad el misterio de esta            Pascua, podremos            pasar un día a la Pascua que no acaba.
            Por eso, 
            con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza            diciendo sin            cesar:
Antífona de la Comunión
      No sólo              de pan vive el hombre, sino de toda palabra que viene de              Dios.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Después de recibir el pan del cielo que alimenta la fe,            consolida la esperanza            y fortalece al amor, te rogamos, Dios nuestro, que nos hagas            sentir hambre de            Cristo, pan vivo y verdadero, y nos enseñes a vivir 
            constantemente de toda palabra que sale de tu boca.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
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† Meditación          diaria
Cuaresma.          Primer domingo
LAS          TENTACIONES DE JESÚS
— El          Señor permite que seamos          tentados para que crezcamos en las virtudes.
— Las          tentaciones de Jesús. El          demonio nos prueba de modo parecido.
— El          Señor está siempre a nuestro          lado. Armas para vencer.
I. "La          Cuaresma conmemora los          cuarenta días que pasó Jesús en el desierto, como preparación de          esos años de          predicación, que culminan en la Cruz y en la gloria de la          Pascua. Cuarenta días          de oración y de penitencia. Al terminar, tuvo lugar la escena          que la liturgia          de hoy ofrece a nuestra consideración, recogiéndola en el          Evangelio de la Misa:          las tentaciones de Cristo (Cfr. Mt 4, 1-11).
"Una          escena llena de misterio, que          el hombre pretende en vano entender –Dios que se somete a la          tentación, que          deja hacer al Maligno–, pero que puede ser meditada, pidiendo al          Señor que nos          haga saber la enseñanza que contiene"1.
Es la          primera vez que interviene          el diablo en la vida de Jesús y lo hace abiertamente. Pone a          prueba a Nuestro          Señor; quizá quiere averiguar si ha llegado ya la hora del          Mesías. Jesús se lo          permitió para darnos ejemplo de humildad y para enseñarnos a          vencer las          tentaciones que vamos a sufrir a lo largo de nuestra vida: "como          el Señor todo          lo hacía para nuestra enseñanza –dice San Juan Crisóstomo–,          quiso también ser          conducido al desierto y trabar allí combate con el demonio, a          fin de que los          bautizados, si después del bautismo sufren mayores tentaciones,          no se turben          por eso, como si no fuera de esperar"2. Si no contáramos con las          tentaciones          que hemos de padecer abriríamos la puerta a un gran enemigo: el          desaliento y la          tristeza.
Quería          Jesús enseñarnos con su          ejemplo que nadie debe creerse exento de padecer cualquier          prueba. "Las tentaciones          de Nuestro Señor son también las tentaciones de sus servidores          de un modo          individual. Pero su escala, naturalmente, es diferente: el          demonio no va a          ofreceros a vosotros ni a mí –dice Knox– todos los reinos del          mundo. Conoce el          mercado y, como buen vendedor, ofrece exactamente lo que calcula          que el          comprador tomará. Supongo que pensará, con bastante razón, que          la mayor parte          de nosotros podemos ser comprados por cinco mil libras al año, y          una gran parte          de nosotros por mucho menos. Tampoco nos ofrece sus condiciones          de modo tan          abierto, sino que sus ofertas vienen envueltas en toda especie          de formas          plausibles. Pero si ve la oportunidad no tarda mucho en          señalarnos a vosotros y          a mí cómo podemos conseguir aquello que queremos si aceptamos          ser infieles a          nosotros mismos y, en muchas ocasiones, si aceptamos ser          infieles a nuestra fe          católica"3.
El          Señor, como se nos recuerda en          el Prefacio de la Misa de hoy, nos enseña con su actuación cómo          hemos de vencer          las tentaciones y además quiere que saquemos provecho de las          pruebas por las          que vamos a pasar. Él "permite la tentación y se sirve de ella          providencialmente para purificarte, para hacerte santo, para          desligarte mejor          de las cosas de la tierra, para llevarte a donde Él quiere y por          donde Él          quiere, para hacerte feliz en una vida que no sea cómoda, y para          darte madurez,          comprensión y eficacia en tu trabajo apostólico con las almas,          y... sobre todo          para hacerte humilde, muy humilde"4. Bienaventurado el varón que          soporta la          tentación –dice el Apóstol Santiago– porque, probado, recibirá          la corona de la          vida que el Señor prometió a los que le aman5.
II. El          demonio tienta aprovechando          las necesidades y debilidades de la naturaleza humana.
El          Señor, después de haber pasado          cuarenta días y cuarenta noches ayunando, debe encontrarse muy          débil, y siente          hambre como cualquier hombre en sus mismas circunstancias. Este          es el momento          en que se acerca el tentador con la proposición de que convierta          las piedras          que allí había en el pan que tanto necesita y desea.
Y          Jesús "no solo rechaza el          alimento que su cuerpo pedía, sino que aleja de sí una          incitación mayor: la de          usar del poder divino para remediar, si podemos hablar así, un          problema          personal (...).
"Generosidad          del Señor que se ha          humillado, que ha aceptado en pleno la condición humana, que no          se sirve de su          poder de Dios para huir de las dificultades o del esfuerzo. Que          nos enseña a          ser recios, a amar el trabajo, a apreciar la nobleza humana y          divina de          saborear las consecuencias del entregamiento"6.
Nos          enseña también este pasaje del          Evangelio a estar particularmente atentos, con nosotros mismos y          con aquellos a          quienes tenemos una mayor obligación de ayudar, en esos momentos          de debilidad,          de cansancio, cuando se está pasando una mala temporada, porque          el demonio          quizá intensifique entonces la tentación para que nuestras vidas          tomen otros          derroteros ajenos a la voluntad de Dios.
En la          segunda tentación, el diablo          lo llevó a la Ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del          Templo. Y le dijo:          Si eres Hijo de Dios, arrójate abajo. Pues escrito está: Dará          órdenes acerca de          ti a sus ángeles de que te lleven en sus manos, no sea que          tropiece tu pie          contra alguna piedra. Y le respondió Jesús: Escrito está          también: No tentarás          al Señor tu Dios.
Era en          apariencia una tentación          capciosa: si te niegas, demostrarás que no confías en Dios          plenamente; si aceptas,          le obligas a enviar, en provecho personal, a sus ángeles para          que te salven. El          demonio no sabe que Jesús no tendría necesidad de ángel alguno.
Una          proposición parecida, y con un          texto casi idéntico, oirá el Señor ya al final de su vida          terrena: Si es el rey          de Israel, que baje ahora de la cruz y creeremos en él7.
Cristo          se niega a hacer milagros          inútiles, por vanidad y vanagloria. Nosotros hemos de estar          atentos para rechazar,          en nuestro orden de cosas, tentaciones parecidas: el deseo de          quedar bien, que          puede surgir hasta en lo más santo; también debemos estar alerta          ante falsas          argumentaciones que pretendan basarse en la Sagrada Escritura, y          no pedir          (mucho menos exigir) pruebas o señales extraordinarias para          creer, pues el          Señor nos da gracias y testimonios suficientes que nos indican          el camino de la          fe en medio de nuestra vida ordinaria.
En la          última de las tentaciones, el          demonio ofrece a Jesús toda la gloria y el poder terreno que un          hombre puede          ambicionar. Le mostró todos los reinos del mundo y su gloria, y          le dijo: —Todas          estas cosas te daré si postrándote delante de mí, me adoras. El          Señor rechazó          definitivamente al tentador.
El          demonio promete siempre más de          lo que puede dar. La felicidad está muy lejos de sus manos. Toda          tentación es          siempre un miserable engaño. Y para probarnos, el demonio cuenta          con nuestras          ambiciones. La peor de ellas es la de desear, a toda costa, la          propia          excelencia; el buscarnos a nosotros mismos sistemáticamente en          las cosas que          hacemos o proyectamos. Nuestro propio yo puede ser, en muchas          ocasiones, el          peor de los ídolos.
Tampoco          podemos postrarnos ante          las cosas materiales haciendo de ellas falsos dioses que nos          esclavizarían. Los          bienes materiales dejan de ser bienes si nos separan de Dios y          de nuestros          hermanos los hombres.
Tendremos          que vigilar, en lucha          constante, porque permanece en nosotros la tendencia a desear la          gloria humana,          a pesar de haberle dicho muchas veces al Señor que no queremos          otra gloria que          la suya. También a nosotros se dirige Jesús: Adorarás al Señor          Dios tuyo; y a          Él solo servirás. Y eso es lo que deseamos y pedimos: servir a          Dios en la          vocación a la que nos ha llamado.
III.          El Señor está siempre a          nuestro lado, en cada tentación, y nos dice: Confiad: Yo he          vencido al mundo8.          Y nosotros nos apoyamos en Él, porque, si no lo hiciéramos, poco          conseguiríamos          solos: Todo lo puedo en Aquel que me conforta9. El Señor es mi          luz y mi          salvación, ¿a quién temeré?10.
Podemos          prevenir la tentación con          la mortificación constante en el trabajo, al vivir la caridad,          en la guarda de          los sentidos internos y externos. Y junto a la mortificación, la          oración: Velad          y orad para no caer en la tentación11. También debemos          prevenirla huyendo de          las ocasiones de pecar por pequeñas que sean, pues el que ama el          peligro          perecerá en él12, y teniendo el tiempo bien ocupado,          principalmente cumpliendo          bien nuestros deberes profesionales, familiares y sociales.
Para          combatir la tentación          "habremos de repetir muchas veces y con confianza la petición          del padrenuestro:          no nos dejes caer en la tentación, concédenos la fuerza de          permanecer fuertes          en ella. Ya que el mismo Señor pone en nuestros labios tal          plegaria, bien          estará que la repitamos continuamente.
"Combatimos          la tentación          manifestándosela abiertamente al director espiritual, pues el          manifestarla es          ya casi vencerla. El que revela sus propias tentaciones al          director espiritual          puede estar seguro de que Dios otorga a este la gracia necesaria          para dirigirle          bien"13.
Contamos          siempre con la gracia de          Dios para vencer cualquier tentación. "Pero no olvides, amigo          mío, que necesitas          de armas para vencer en esta batalla espiritual. Y que tus armas          han de ser          estas: oración continua; sinceridad y franqueza con tu director          espiritual; la          Santísima Eucaristía y el Sacramento de la Penitencia; un          generoso espíritu de          cristiana mortificación que te llevará a huir de las ocasiones y          evitar el          ocio; la humildad del corazón, y una tierna y filial devoción a          la Santísima          Virgen: Consolatrix afflictorum et Refugium peccatorum, consuelo          de los          afligidos y refugio de los pecadores. Vuélvete siempre a Ella          confiadamente y          dile: Mater mea, fiducia mea; ¡Madre mía, confianza mía!"14.
1 San          Josemaría Escrivá, Es Cristo          que pasa, 61. — 2 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo,          13, 1. — 3 R.          A. Knox, Sermones pastorales, p. 79. — 4 S. Canals, Ascética          Meditada, 14ª ed.,          Madrid 1980, p. 127. — 5 Sant 1, 12. — 6 San Josemaría Escrivá,          loc. cit. — 7          Mt 27, 42. — 8 Jn 16, 33. — 9 Flp 4, 13. — 10 Sal 26, 1. — 11 Mt          26, 41. — 12          Eccl 3, 27. — 13 B. Baur, En la intimidad con Dios, Herder.          Barcelona 1975, 10ª          ed., p. 121. — 14 S. Canals, o. c., p. 128.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Domingo Savio, Santo          Adolescente Santo, Marzo 9   
              
 Adolescente Santo Martirologio Romano: En Mondonio,                    en el Piamonte, santo Domingo Savio, que, dulce y                    jovial desde la infancia, todavía adolescente consumó                    con paso ligero el camino de la perfección cristiana. Veamos los rasgos de su santidad Perfil de su niñez:  ¿Por qué este adolescente es                    Patrono de las mamás embarazadas? Estando Domingo en el Oratorio en Turín, un                  día le pide a Don Bosco que le deje ir a ver a su mamá                  porque está enferma. Don Bosco no sabe explicarse, pues                  nadie se lo había dicho, ni él mismo lo sabía; pero ante                  la insistencia de Domingo se lo permite. Al llegar cerca                  de la casa los familiares le quieren impedir que entre a                  ver a su mamá, pues está luchando por dar a luz a un                  nuevo hijo y corre grave peligro de morir en el intento.                  Domingo no hace caso y entra, se arroja sobre la mamá,                  la abraza, la besa y disimuladamente deja sobre el pecho                  de ella un escapulario de la Virgen María. Regresa                  después al oratorio y se presenta a Don Bosco para                  agradecerle el permiso y para decirle que su madre está                  perfectamente bien. Efectivamente la mamá pudo dar a luz                  sin ningún problema a su hijito. Todos vieron que esto                  fue un milagro. La mamá conservó este escapulario. Y lo                  prestaba a las vecinas y a las mismas hermanas de                  Domingo cuando tenían dificultades en el embarazo. Los                  médicos, enterados, lo recomendaban a sus pacientes.                  Fueron muchas las gracias conseguidas con aquel                  milagroso escapulario. ORACIÓN DE LA MADRE EN LA ESPERA                    DE UN HIJO  |           
Dibujos          animados:
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Historieta:
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Santa Francisca Romana 
        (año          1440)
          Esposa, madre, viuda y apóstol seglar.
Francisca nació en Roma en          el año 1384. Y en cada año,          el 9 de marzo, llegan cantidades de peregrinos a visitar su          tumba en el Templo          que a ella se le ha consagrado en Roma y a visitar el convento          que ella fundó          allí mismo y que se llama "Torre de los Espejos". 
Sus padres          eran sumamente ricos y muy          creyentes (quedarán después en la miseria en una guerra por          defender al Sumo          Pontífice) y la niña creció en medio de todas las comodidades,          pero muy bien          instruida en la religión. Desde muy pequeñita su mayor deseo fue          ser religiosa,          pero los papás no aceptaron esa vocación sino que le          consiguieron un novio de          una familia muy rica y con él la hicieron casar.
Francisca,          aunque amaba inmensamente a          su esposo, sentía la nostalgia de no poder dedicar su vida a la          oración y a la          contemplación, en la vida religiosa. Un día su cuñada, llamada          Vannossa, la vio          llorando y le preguntó la razón de su tristeza. Francisca le          contó que ella          sentía una inmensa inclinación hacia la vida religiosa pero que          sus padres la          habían obligado a formar un hogar. Entonces la cuñada le dijo          que a ella le          sucedía lo mismo, y le propuso que se dedicaran a las dos          vocaciones: ser unas          excelentes madres de familia, y a la vez, dedicar todos los          ratos libres a          ayudar a los pobre y enfermos, como si fueran dos religiosas. Y          así lo          hicieron. Con el consentimiento de sus esposos, Francisca y          Vannossa se          dedicaron a visitar hospitales y a instruir gente ignorante y a          socorrer          pobres. La suegra quería oponerse a todo esto, pero los dos          maridos al ver que          ellas en el hogar eran tan cuidadosas y tan cariñosas, les          permitieron seguir          en esta caritativa acción. Pronto Francisca empezó a ganarse la          simpatía de las          gentes de Roma por su gran caridad para con los enfermos y los          pobres. Ella          tuvo siempre la cualidad especialísima de hacerse querer por la          gente. Fue un          don que le concedió el Espíritu Santo.
En más de 30          años que Francisca vivió          con su esposo, observó una conducta verdaderamente edificante.          Tuvo tres hijos          a los cuales se esmeró por educar muy religiosamente. Dos de          ellos murieron muy          jóvenes, y al tercero lo guió siempre, aun después de que él se          casó, por el          camino de todas las virtudes.
A Francisca          le agradaba mucho dedicarse          a la oración, pero le sucedió muchas veces que estando orando la          llamó su          marido para que la ayudara en algún oficio, y ella suspendía          inmediatamente su          oración y se iba a colaborar en lo que era necesario. Veces hubo          que tuvo que          suspender cinco veces seguidas una oración, y lo hizo          prontamente. Ella          repetía: "Muy buena es la oración, pero la mujer casada tiene          que          concederles enorme importancia a sus deberes caseros".
Dios          permitió que a esta santa mujer le          llegaran las más desesperantes tentaciones. Y a todas resistió          dedicándose a la          oración y a la mortificación y a las buenas lecturas, y a estar          siempre muy          ocupada. Su familia, que había sido sumamente rica, se vio          despojada su sus          bienes en una terrible guerra civil. Como su esposo era          partidario y defensor          del Sumo Pontífice, y en la guerra ganaron los enemigos del          Papa, su familia          fue despojada de sus fincas y palacios. Francisca tuvo que irse          a vivir a una          casona vieja, y dedicarse a pedir limosna de puerta en puerta          para ayudar a los          enfermos de su hospital. Y además de todo esto le llegaron muy          dolorosas          enfermedades que le hicieron padecer por años y años. Ella sabía          muy bien que          estaba cosechando premios para el cielo.
Su hijo se          casó con una muchacha muy          bonita pero terriblemente malgeniada y criticona. Esta mujer se          dedicó a          atormentarle la vida a Francisca y a burlarse de todo lo que la          santa hacía y          decía. Ella soportaba todo en silencio y con gran paciencia.          Pero de pronto la          nuera cayó gravemente enferma y entonces Francisca se dedicó a          asistirla con          una caridad impresionantemente exquisita. La joven se curó de la          enfermedad del          cuerpo y quedó curada también de la antipatía que sentía hacia          su suegra. En          adelante fue su gran amiga y admiradora.
Francisca          obtenía admirables milagros de          Dios con sus oraciones. Curaba enfermos, alejaba malos          espíritus, pero sobre todo          conseguía poner paz entre gentes que estaban peleadas y lograba          que muchos que          antes se odiaban, empezaran a amarse como buenos amigos. Por          toda Roma se          hablaba de los admirables efectos que esta santa mujer conseguía          con sus          palabras y oraciones. Muchísimas veces veía a su ángel de la          guarda y dialogaba          con él.
Francisca          fundó una comunidad de          religiosas seglares dedicadas a atender a los más necesitados.          Les puso por          nombre "Oblatas de María", y su casa principal, que existe          todavía en          Roma, fue un edificio que se llamaba "Torre de los Espejos". Sus          religiosas vestían como señoras respetables. No tenían hábito          especial.
Nombró como          superiora a una mujer de          toda su confianza, pero cuando Francisca quedó viuda entró          también ella de          religiosa, y por unanimidad las religiosas la eligieron          superiora general. En          la comunidad tomó por nombre "Francisca Romana".
Había          recibido de Dios la eficacia de la          palabra y por eso acudían a ella numerosas personas para pedirle          que les          ayudara a solucionar los problemas de sus familias. El Espíritu          Santo le          concedió el don de consejo, por el cual sus palabras guiaban          fácilmente a las          personas a conseguir la solución de sus dificultades.
Cuando          llegaban las epidemias, ella          misma llevaba a los enfermos al hospital, lo atendía, les lavaba          la ropa y la          remendaba, y como en tiempo de contagio era muy difícil          conseguir confesores,          ella pagaba un sueldo especial a varios sacerdotes para que se          dedicaran a          atender espiritualmente a los enfermos.
Francisca          ayunaba a pan y agua muchos          días. Dedicaba horas y horas a la oración y a la meditación, y          Dios empezó a          concederle éxtasis y visiones. Consultaba todas las dudas de su          alma con un          director espiritual, y llegó a tal grado de amabilidad en su          trato, que bastaba          tratar con ella una sola vez para quedar ya amigos para siempre.          A las personas          que sabía que hablaban mal de ella, les prodigaba mayor          amabilidad.
Estaba          gravemente enferma, y el 9 de          marzo de 1440 su rostro empezó a brillar con una luz admirable.          Entonces          pronunció sus últimas palabras: "El ángel del Señor me manda que          lo siga          hacia las alturas". Luego quedó muerta, pero parecía alegremente          dormida.
Tan pronto          se supo la noticia de su          muerte, corrió hacia el convento una inmensa multitud.          Muchísimos pobres iban a          demostrar su agradecimiento por los innumerables favores que les          había hecho.          Muchos llevaban enfermos para que les permitieran acercarlos al          cadáver de la          santa, y así pedir la curación por su intercesión. Los          historiadores dicen que          "toda la ciudad de Roma se movilizó", para asistir a los          funerales de          Francisca.
Fue          sepultada en la iglesia parroquial,          y al conocerse la noticia de que junto a su cadáver se estaban          obrando milagros,          aumentó mucho más la concurrencia a sus funerales. Luego su          tumba se volvió tan          famosa que aquel templo empezó a llamarse y se le llama aún          ahora: La Iglesia          de Santa Francisca Romana.
Cada 9 de          marzo llegan numerosos          peregrinos a pedirle a Santa Francisca unas gracias que nosotros          también nos          conviene pedir siempre: que nos dediquemos con todas nuestras          fuerzas a cumplir          cada día los deberes que tenemos en nuestro hogar, y que nos          consagremos con          toda la generosidad posible a ayudar a los pobres y necesitados          y a ser          extraordinariamente amables con todos. Santa Francisca: ruégale          al buen Dios          que así sea.
He aquí la          descripción de una mujer          admirable. "Que las gentes comenten sus muchas buenas obras" (S.          Biblia. Proverbios 31).
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Catalina  Vigri            de Bolonia, Santa          Virgen, 9 Marzo   
              
 Religiosa              
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Paciano (Pacià) de            Barcelona, Santo Obispo, 9 Marzo   
              
 Obispo              Etimológicamente significa                  "pacífico". Viene de la lengua latina.  |           
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Bosa de York, Santo Monje          y Obispo, 9 de marzo   
|                Monje y Obispo Etimológicamente significa "día lunar del                  Suna de los indios Muiscas".  |           
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Fuente: Enciclopedia          Católica | ACI Prensa 
        Bruno Bonifacio de            Querfurt, Santo Obispo          y mártir, Marzo 9   
              
 Obispo Camaldulense y mártir Martirologio Romano: En Moravia                      oriental, san Bruno, obispo de Querfurt y mártir, el                      cual, cuando acompañaba a Italia al emperador Otón                      III, movido por la autoridad de san Romualdo abrazó                      la disciplina monástica, recibiendo el nombre de                      Bonifacio. Vuelto a Alemania y creado obispo por el                      papa Juan X, durante una expedición apostólica fue                      despedazado, junto con dieciocho compañeros, por                      unos idólatras (1009).  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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