miércoles, 31 de agosto de 2016

Miércoles de San José. 31/08/2016. San Ramón Nonato ¡ruega por los bebés por nacer y por nosotros, que también lo fuimos!

JA

JMJ

Pax

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (4, 38-44)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron a Jesús que hiciera algo por ella. Jesús, de pie junto a ella, mandó con energía a la fiebre, y la fiebre desapareció. Ella se levantó enseguida y se puso a servirles.

Al meterse el sol, todos los que tenían enfermos se los llevaron a Jesús y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades. De muchos de ellos salían también demonios que gritaban: "¡Tú eres el Hijo de Dios!" Pero él les ordenaba enérgicamente que se callaran, porque sabían que él era el Mesías.

Al día siguiente se fue a un lugar solitario y la gente lo andaba buscando. Cuando lo encontraron, quisieron retenerlo, para que no se alejara de ellos; pero él les dijo: "También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades, pues para eso he sido enviado". Y se fue a predicar en las sinagogas de Judea.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

mie 22a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro, porque él es nuestro Dios.

Oración Colecta

Oremos:
Señor, que tu amor incansable cuide y proteja siempre a estos hijos tuyos, que han puesto en tu gracia toda su esperanza.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Nosotros somos colaboradores de Dios, y ustedes, campo de Dios y construcción de Dios

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 1-9

Hermanos: Anteriormente no pude hablarles como a quienes poseen el Espíritu Santo, sino como a individuos sujetos a sus pasiones, como a cristianos todavía niños. Les di a beber leche y no alimento sólido, pues aún no lo podían asimilar. Tampoco ahora pueden, pues sus pasiones los siguen dominando. Mientras haya entre ustedes envidias y discordias, ¿no es cierto que siguen sujetos a sus pasiones y viviendo en un nivel
exclusivamente humano? Pues cuando uno dice: "Yo soy de Pablo" y otro: "Yo soy de Apolo". ¿No proceden de modo meramente humano?
En realidad, ¿quién es Apolo y quién es Pablo? Solamente somos servidores por medio de los cuales ustedes llegaron a la fe, cada uno según el don que el Señor le concedió. Yo planté y Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer; de modo que, ni el que planta ni el que riega tienen importancia; sólo cuenta Dios, que es quien hace crecer. El que planta y el que riega trabajan para lo mismo; si bien cada uno recibirá el salario conforme a su trabajo.
Así, pues, nosotros somos colaboradores de Dios, ustedes campo que Dios cultiva, casa que Dios edifica.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 32, 12-13.14-15.20.21

Dichoso el pueblo escogido por Dios.

Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, dichoso el pueblo que escogió por suyo. Desde el cielo el Señor, atentamente, mira a todos los seres humanos.
Dichoso el pueblo escogido por Dios.

Desde el lugar de su morada observa a todos los que habitan en el orbe; él formó el corazón de cada uno y entiende sus acciones.
Dichoso el pueblo escogido por Dios.

En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo; en el Señor se alegra el corazón y en él hemos confiado.
Dichoso el pueblo escogido por Dios.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado para anunciar a los pobres la buena noticia y proclamar la liberación a los cautivos.
Aleluya.

Evangelio

También a los otros pueblos tengo que anunciarles el Reino de Dios, pues para eso he sido enviado

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 38-44

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta, y le pidieron que la sanara. Jesús, inclinándose sobre ella, mandó a la fiebre que saliera y se le quitó. Ella se levantó enseguida y se puso a servirles.
Al atardecer llevaron ante Jesús enfermos de todo tipo y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. De muchos de ellos salían también demonios gritando:
"¡Tú eres el Hijo de Dios!"
Pero él los reprendía y no los dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al día siguiente, salió a un lugar solitario. La gente lo buscaba; y cuando lo encontraron, quisieron retenerlo para que no se alejara de ellos. El les dijo:
"También en las demás ciudades debo anunciar la buena noticia de Dios, pues para esto he sido enviado".
Y se fue a predicar por las sinagogas de Judea.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Señor, Dios nuestro, tú que nos has dado este pan y este vino para reparar nuestras fuerzas, conviértelos para nosotros en sacramento de vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Proclamación del misterio de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque, unidos en la caridad, celebramos la muerte de tu Hijo, con fe viva proclamamos su resurrección, y con esperanza firme anhelamos su venida gloriosa.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Demos gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace por su pueblo; porque da de beber al sediento y da de comer al hambriento.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, tú que has querido hacernos participar de un mismo pan y de un mismo cáliz,
concédenos vivir de tal manera unidos en Cristo, que nuestro trabajo sea eficaz para la
salvación del mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

22ª semana. Miércoles

LES IMPONÍA LAS MANOS

— Ayudar a todos, tratar a cada uno como Cristo lo hubiera hecho en nuestro lugar.

— Pacientes y constantes en el apostolado.

— Difundir por todas partes la doctrina de Cristo.

I. Nos relata el Evangelio de la Misa1 que puesto ya el sol comenzaron a traer a Cristo numerosos enfermos para que los curase. Es muy posible que aquel día fuera sábado, pues al caer el sol ya no obligaba el descanso sabático, tan escrupulosamente observado por los fariseos. Los enfermos eran muy numerosos. San Marcos2 señala que toda la ciudad se había juntado delante de la puerta. San Lucas nos ha dejado el detalle singular de que los curó imponiendo las manos sobre cada uno -singulis manus imponens Se fija atentamente en los enfermos y a cada uno le dedica su atención plena, porque toda persona es única para Él. Todo hombre es bien recibido siempre por Jesús, y es tratado por Él con la dignidad incomparable que merece siempre la persona humana.

Comentando este pasaje del Evangelio, señala San Ambrosio que "desde el comienzo de la Iglesia ya buscaba Jesús a las turbas. Y ¿por qué? -se pregunta Porque para curar no hay tiempo ni lugar determinados. En todos los lugares y tiempos se ha de aplicar la medicina"3. Nos muestra el Evangelio la infatigable actividad de Cristo; nos enseña el camino que debemos seguir nosotros con quienes están alejados de la fe, con tantas y tantas almas que no se han acercado aún a Cristo para recibir de Él la curación. "Ningún hijo de la Iglesia Santa puede vivir tranquilo, sin experimentar inquietud ante las masas despersonalizadas: rebaño, manada, piara, escribí en alguna ocasión. ¡Cuántas pasiones nobles hay, en su aparente indiferencia! ¡Cuántas posibilidades!

"Es necesario servir a todos, imponer las manos a cada uno –"singulis manus imponens", como hacía Jesús–, para tornarlos a la vida, para iluminar sus inteligencias y robustecer sus voluntades, ¡para que sean útiles!"4.

Servir a todos, tratarlos como Cristo lo hubiera hecho en nuestro lugar, con el mismo aprecio, con el mismo respeto, a cada uno individualmente, teniendo en cuenta sus circunstancias peculiares, su modo de ser, el estado en que se encuentra, sin aplicar a todos la misma receta. Son gentes que vienen a nuestro encuentro por motivos profesionales, de vecindad, de viaje, de afanes o aficiones comunes... Y otros que nosotros vamos a buscar a donde se encuentran para llevarlos hasta el Señor, "como el médico busca al enfermo. Con una sola alma que se salve por la mediación de otro, puede obtenerse el perdón de muchos pecados"5.

Aprendamos en este rato de oración a tener el mismo interés de aquellos que se agolpaban junto a la puerta llevándole los enfermos para que los curase. Veamos junto a Él si los tratamos con la misma atención –singulis manus imponens– con la que Jesús los atendía.

II. Para llegar hasta Cristo hay un camino –a veces largo– que es preciso recorrer con paciencia y constancia. Él espera a nuestros amigos, a los compañeros de estudio o de profesión, a los hijos, a los hermanos... A todos los ayudaremos como Jesús hacía: uno a uno, teniendo en cuenta sus circunstancias peculiares, su edad..., sus enfermedades... Hemos de saber valorar a cada uno en el precio infinito de la Sangre redentora con la que el Señor los rescató. Al acompañarlos hasta Jesús encontraremos resistencias, quizá durante mucho tiempo; son consecuencia de la dificultad de los hombres para secundar el querer de Dios, por las secuelas que el pecado original dejó en el alma, que se agravaron después por los pecados personales. Otras veces esa pasividad es consecuencia de la ignorancia que padecen o del error. Esto nos llevará a rezar y a ofrecer mortificaciones, horas de trabajo o de estudio por ellos, a intensificar la amistad...; más cuanto mayor sea la oposición. La fe nos llevará a comprenderlos y a disculparlos con corazón grande, pero conociendo bien que la meta está en que conozcan y amen a Jesucristo, el mayor bien que podemos hacerles, el más grande de todos los favores y beneficios.

En todo apostolado es necesaria una actitud paciente, que nunca es abandono o desidia, sino parte de la virtud de la fortaleza; la paciencia supone una perseverancia tenaz en conseguir los frutos deseados. Muchas veces será necesario caminar poco a poco, "como por un plano inclinado", sin desanimarnos jamás porque nos parezca que no avanzan o quizá que retroceden. El Señor ya cuenta con esas situaciones y da las gracias oportunas. Él ya impuso las manos sobre cada uno, desde el momento mismo en que decidimos junto al Sagrario llevarlos hasta Él. Desde el comienzo de todo apostolado, bendice los deseos de acercarle esas almas que por diversas circunstancias están próximas a nuestro vivir diario.

Si las personas tardan en responder será preciso recordar la paciencia que Dios ha tenido con nosotros, y considerar lo mucho que nos ha perdonado, y las incontables veces que le hemos hecho esperar... ¡Qué esperas las de nuestro Dios! ¡Cuánto ha aguardado ante la puerta del alma! Si el Señor nos hubiera abandonado cuando no respondimos, cuando no quisimos oír su llamada, ¡qué lejos nos encontraríamos ahora de Él! Nuestro empeño nunca será estéril, porque en el apostolado nos mueve el amor al Señor. Algunos llegarán hasta Él después de unos días de trato, otros después de no pocos años. Unos, en la primera conversación; otros, tras una larga dilación. Unos podrán correr desde el principio, otros apenas tendrán fuerzas para dar un corto paso. A cada uno hemos de tratarlo en su peculiar situación humana y sobrenatural, sin cansarnos, sin abandonos. El médico no utiliza la misma receta para todos, ni el sastre la misma talla, ni el mismo modelo. Vosotros, hermanos -aconseja el Apóstol Santiago-, tened paciencia, hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador, con la esperanza de recoger el precioso fruto de la tierra, aguanta con paciencia, hasta que recibe las lluvias temprana y tardía. Esperad, pues, también vosotros con paciencia y esforzad vuestros corazones6.

Con prudencia sobrenatural, y sin falsas prudencias humanas, insistiremos a los amigos, parientes y colegas. Todo unido a una gran caridad y comprensión, pues solamente buscamos su bien. Si los enemigos de Dios insisten tanto para alejarlos de Él, ¿cómo no vamos a empeñarnos nosotros, que buscamos su bien? ¡Tú sabes, Señor, que solo buscamos lo mejor para ellos! Lo mejor eres Tú mismo, que te das a quien quiere acogerte.

III. Aquella tarde, fueron muchos los que recibieron la curación y una palabra de aliento, un gesto de comprensión por parte del Maestro: al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos con diversas dolencias, los traían a Él. Y Él, poniendo las manos sobre cada uno, los curaba. ¡Qué alegría para los enfermos... y para quienes los habían acercado hasta Jesús! El apostolado, lleno de sacrificio, es a la vez un quehacer inmensamente alegre. ¡Qué gran tarea llevar a nuestros amigos hasta Jesús para que Él les imponga las manos y los sane!

A la mañana siguiente, Jesús se había retirado a orar a un lugar solitario, como solía hacer; salieron en su busca, y lo detenían para que no se apartara de ellos. Pero Él les dijo: Es necesario que yo anuncie también a otras ciudades el Evangelio del Reino de Dios, porque para esto he sido enviado. E iba predicando por las sinagogas de Judea.

Hoy también son muchos los que no conocen a Cristo. Y el Señor pone en nuestro corazón la urgencia de combatir tanta ignorancia, difundiendo por todas partes la buena doctrina, con iniciativas y maneras bien diversas. "Tal misión —nos recuerda el Papa Juan Pablo II- no es exclusiva de los ministros sagrados o del mundo religioso, sino que debe abarcar los ámbitos de los seglares, de la familia, de la escuela. Todo cristiano ha de participar en la tarea de formación cristiana. Ha de sentir la urgencia de evangelizar, que no es para mí motivo de gloria, sino que se me impone (1 Cor 9, 16)"7. Solo si miramos a Cristo, si le amamos, venceremos la pereza y la comodidad, saldremos de la torre de marfil que cada uno tiende a construirse a su alrededor, haremos que muchos ciegos vean a Cristo, que muchos sordos le oigan, que muchos paralíticos caminen a su lado, pues el Señor cuenta con nuestra colaboración.

Miremos a Cristo en nuestra oración y contemplemos también a quienes nos rodean. ¿Qué hemos hecho hasta ahora para acercarles hasta el Señor? Veamos la propia familia, el trabajo o el estudio, los vecinos, las personas que más o menos circunstancialmente encontramos en aquella afición que practicamos, en los viajes... ¿No habremos desaprovechado muchas ocasiones? ¿No nos habremos cansado? ¿No nos podrán decir un día que no les hablamos de Cristo, lo que realmente necesitaban?

Nos ayudará a hacer un apostolado incesante la consideración de que el bien o el mal que se realiza tiene siempre un efecto multiplicador. Quienes aquella tarde sintieron que Cristo se paraba a su lado y les imponía sus manos divinas experimentaron que su vida ya no podía ser como antes. Se convirtieron en nuevos apóstoles, que irían difundiendo por todas partes que existía el Camino, la Verdad y la Vida, y que ellos lo habían conocido. Lo fueron pregonando en la familia, en su pueblo..., en todas partes por donde iban. Eso debemos hacer nosotros.

1 Lc 4, 38-44. - 2 Cfr. Mc 1, 33. - 3 San Ambrosio, Tratado sobre la virginidad, 8, 10. - 4 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 901. - 5 San Juan Crisóstomo, en Catena Aurea, vol. 5, p. 238. - 6 Sant 5, 7-8. - 7 Juan Pablo II, Discurso en Granada, 15-XI-1982; cfr. Exhor. Apost. Christifideles laici, 30-XII-1988, n. 33.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

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San Ramón Nonato
Cardenal
Año 1240

San Ramón Nonato: te rogamos
por todos los católicos que tienen que sufrir
por defender nuestra santa religión.

Se le llama Nonato (no-nacido) porque nació después de morir su madre. Ella murió al dar a luz. Después de la muerte le hicieron cesárea para que el niño pudiera nacer.

Ramón significa: "protegido por la divinidad" (Ra=divinidad. Mon=protegido). San Ramón nació en Cataluña, España, en 1204. Muy joven entró en la Congregación de Padres Mercedarios que se dedicaban a rescatar cautivos que los mahometanos habían llevado presos a Argel. Lo recibió el mismo San Pedro Nolasco, fundador de la Comunidad.

Pocos años después de haber entrado de religioso fue enviado con una gran cantidad de dinero a rescatar a los católicos que estaban esclavizados por los musulmanes en Africa. Allá gastó todo el dinero en conseguir la libertad de muchos cristianos y enviarlos otra vez a su patria, de donde habían sido llevados secuestrados por los enemigos de nuestra religión.

Cuando se le acabó el dinero se ofreció el mismo a quedarse como esclavo, con tal de que libertaran a algunos católicos que estaban en grave peligro de perder su fe y su religión por causa de los atroces castigos que los mahometanos les infligían.

Como entre los musulmanes está absolutamente prohibido hablar de la religión católica, y Ramón se dedicó a instruir en la religión a sus compañeros de esclavitud y aun hasta a algunos mahometanos, le dieron terribles tormentos y lo azotaron muchas veces hasta dejarlo casi muerto. Y al fin, como no se callaba, le amarraron la cara a una correa a la cual le echaron candado, para que no pudiera hablar, y no abrían el candado sino cuando iba a comer.

El jefe musulmán, con la esperanza de que Ramón volviera a España y le llevara más dinero para rescatar cristianos, lo dejó en libertad. Pero se dedicó a hablar de nuestra religión a cuantas más personas podía. Esto hizo arder en cólera a los mahometanos y lo volvieron a encarcelar y a atormentar. Al fin San Pedro Nolasco envió a algunos de sus religiosos con una fuerte suma de dinero y pagaron su rescate y por orden de sus superiores volvió a España.

Como premio de tantos heroísmos, el sumo Pontífice Gregorio IX lo nombró Cardenal. Pero San Ramón siguió viviendo humildemente como si fuera un pobre e ignorado religioso.

El Santo Padre lo llamó a Roma para que le colaborara en la dirección de la Iglesia, y el humilde Cardenal emprendió el largo viaje a pie. Pero por el camino lo atacaron unas altísimas fiebres y murió. Era el año 1240. Apenas tenía 36 años. Pero había sufrido y trabajado muy intensamente, y se había ganado una gran corona para el cielo.

A San Ramón le rezan las mujeres que van a tener un hijo, para que les conceda la gracia de dar a luz sin peligro ni tormentos.

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San José de Arimatea y San Nicodemo, discípulos del Señor

El 31 de agosto se conmemora a San José de Arimatea y San Nicodemo, quienes fueron discípulos de Cristo y miembros activos del Sanedrín que juzgó y condenó a muerte a Jesús. Sin embargo, ellos dos jamás apoyaron y aprobaron esta acción.

En el capítulo 3 del Evangelio de San Juan se puede encontrar el profundo diálogo nocturno de Nicodemo con el Señor, quien le da una bella catequesissobre el bautismo.

Nicodemo poco a poco fue creciendo en la fe y defendió a Cristo cuando se opuso a que se le aprenda: "¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?" (Jn. 7,51).

Finalmente, cuando Cristo yacía muerto en la cruz, San José de Arimatea pidió a Pilato el cuerpo del Señor y junto a San Nicodemo le dieron sepultura. San José puso el sepulcro nuevo y San Nicodemo las esencias para embalsamar el cuerpo.

Si bien es cierto que  estos dos santos no fueron públicamente seguidores de Jesús, pero en los momentos más difíciles, cuando la mayoría había abandonado al Maestro en la cruz, San José y San Nicodemo, sin ningún temor, mostraron su profundo amor por el amigo que nunca falla: Jesús.

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Aristide Marciano, Santo Apologista, 31 de agosto  

Aristide Marciano, Santo

Apologista

Martirologio Romano: En Atenas, san Aristídes, filósofo, notabilísimo por su fe y por su ciencia, que dedicó algunos de sus libros sobre la religión cristiana al emperador Adriano (c. 150).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

 

Este joven debió vivir allá por la primera mitad del siglo II.

La lectura meditada de la Biblia fue el camino derecho para que encontrase su conversión a Dios y dejase atrás todos los restos de paganismo que había a su derredor.

Siendo cristiano, se dedicó con ahínco al estudio de la filosofía; un estudio que lleva a la admiración de todo cuanto ha creado Dios.

Las persecuciones contra los cristianos fueron el motivo que le impulsó a escribir uno de los tratados apologéticos más célebres en la historia de la Iglesia. Tannta era su fama que incluso tuvo que presentar sus escritos al emperador Adriano. Para llegar a Roma tuvo que atravesar muchos países. Se detuvo en Atenas, en donde tuvo ocasión para escribir y atacar el fundamentalismo religioso de los paganos. El emperador, al leer sus argumentaciones y defensas de los cristianos, se conmovió y ya no dejaría que los creyentes en Cristo fueran perseguidos ni en Occidente ni en Oriente.

Comenzaron por sentir admiración por su Apología el propio san Jerónimo y Eusebio de Cesarea.

Los monasterios se daban tortas por tener en su biblioteca esta obra monumental de aquel tiempo.

Se han llevado a cabo muchas investigaciones y se han encontrado su obra esparcida por aquí y por allá. "La Apología" son 17 capítulos en los que expone las cuatro religiones: la bárbara, la griega, la judía y la cristiana.

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Francisco Piani de Caldarola, Beato Confesor, 31 de agosto  

Francisco Piani de Caldarola, Beato

Fecha de beatificación: Fue beatificado por el Papa Urbano VII en el año 1634.

 

Francisco fue un confesor del siglo XVI.

Fue el gran propagador y fundador de los Montes de Piedad juntamente con el
Beato Bernardino de Feltre. Los dos eran hermanos franciscanos dela estricta observancia.

La economía no andaba bien en su tiempo y sobre todo en los obreros que se dedicaban a la labores agrícolas. Para promover a los pobres, fundó en 1400 la institución de los Montes de Piedad, esto es, institutos seculares que daban créditos con intereses módicos.

De esta manera, podían trabajar y no caer en las manos de los terribles usureros. Hubo muchas luchas contra ellos provocadas por estas fundaciones.

Los mismos dominicos los llamaban Montes de Impiedad por no prestar dinero gratuitamente. Francisco se encontró con ellos en Marche. En esta localidad hay una iglesia llamada santa María del Monte. En ella estaba él y, desde ella, distribuía todos los dineros del Monte.

También fue un gran predicador. Y del éxito de su predicación no hay que decir nada más que era el fruto de sus largas noches de oración.

Murió en 1507. Ocho años más tarde, el concilio laterano aprobaba los Montes de Piedad.

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Fuente: Mercaba.org
Dominguito del Val, Santo Patrono de los monaguillos, 31 de agosto  

Dominguito del Val, Santo

4 Patrono de los monaguillos

Martirologio Romano: En la ciudad de Zaragoza, en la región de Aragón, memoria de santo Domingo del Val, mártir (1250).

 

Dominguito del Val nació en Zaragoza, la ciudad de la Virgen y de los Innumerables Mártires, el año 1243. Era rey de Aragón Jaime el Conquistador, vicario de Cristo en Roma, Inocencio IV, y obispo de Zaragoza, Arnaldo de Peralta. Media España estaba bajo el dominio de los moros y en cada pecho español se albergaba un cruzado.

Los padres de Dominguito se llamaban Sancho del Val e Isabel Sancho. Su madre era de pura cepa zaragozana, y su padre, de origen francés. El abuelo paterno había sido un esforzado guerrero a las órdenes del rey don Alfonso el Batallador. A su lado estuvo en el asedio de Zaragoza, que fue duro y prolongado. Todos los cruzados franceses se marcharon a sus casas; todos, menos uno. "Fue nuestro antepasado —decía Sancho del Val a su hijo, siempre que le contaba la historia—. El señor del Val, hijo de la fuerte Bretaña, sufrió inquebrantable el hambre y la sed, los hielos del invierno y los fuegos del verano, las vigilias prolongadas y los golpes de las armas enemigas. Y al rendirse la ciudad, el rey le hizo rico y noble, igualándole con los españoles más ilustres".

Sancho del Val no siguió a su padre por el camino de las armas. Prefirió las letras. Fue tabelión o notario y su firma quedó estampada en las actas de las Cortes de Aragón, al lado de las firmas de condes y obispos.

Dios bendijo la unión de Sancho e Isabel dándoles un hijo que iba a ser mártir y modelo de todos los niños y, de un modo especial, de los monaguillos. Porque Santo Dominguito del Val es el patrono de los monaguillos y niños de coro. El fue infantico de la catedral de Zaragoza, vistió con garbo la sotanilla roja y repiqueteó con gusto la campanilla en los días de fiesta grande. La imagen que todos hemos visto de este tierno niño nos lo representa con las vestiduras de monaguillo. Clavado en la pared con su hermosa sotana y amplio roquete. La mirada hacia el cielo y unos surcos de sangre goteando de sus pies y manos. Una estampa de dolor ciertamente, pero, también, de valentía superior a las fuerzas de un niño de pocos años. Las nobles condiciones, especialmente su piedad, que se advertían en el niño según crecía, indujeron a los padres a dedicarlo al santuario, al sacerdocio. Cuando fue mayorcito lo enviaron a la catedral. Entonces la catedral era la casa de Dios y, al mismo tiempo, escuela. Todas las mañanas, al salir el sol, hacía Dominguito el camino que separaba el barrio de San Miguel de la Seo. Una vez allí, lo primero que hacía era ayudar a misa y cantar en el coro las alabanzas de Dios y a la Virgen.

Cumplido fielmente su oficio de monaguillo, bajaba al claustro de la catedral a empezar la tarea escolar. Con el capiscol o maestro de canto ensayaban los himnos, salmos y antífonas del oficio divino. La historia y la tradición nos presentan a nuestro Santo especialmente aficionado y dotado para el canto. Por algo es el patrono de los niños de coro y seises.

La tarea escolar incluía más cosas. Había que aprender a leer, a contar, a escribir. Los pequeños dedos se iban acostumbrando a hacer garabatos sobre las tablillas apoyadas en las rodillas. La voz del maestro se oía potente y, al acabar, las cabecitas de los pequeños escolares se inclinaban rápidamente para escribir en los viejos pergaminos lo que acababan de oír. Así un día y otro día. Al atardecer volvía a casa. Un beso a los padres, y luego a contarles lo que había aprendido aquel día y las peripecias de los compañeros.

Uno se resiste a creer la historia que voy a contar. Es increíble que haya hombres tan malos. Sin embargo, parece que la substancia del hecho es verdad.

Los judíos solían amasar los alimentos de su cena pascual con sangre de niños cristianos. La historia nos ha conservado los nombres de estas víctimas inocentes: Simón de Livolés, Ricardo de Norwick, el Niño de la Guardia y Santo Dominguito del Val. "Oyemos decir —escribía el rey Alfonso el Sabio, en aquellos mismos días de Santo Dominguito del Val— que los judíos ficieron, et facem el día de Viernes Santo remembranza de la pasión de Nuestro Señor, furtando los niños et poniéndolos en la cruz, et faciendo imágenes de cera et crucificándolas, cuando los niños no pueden haber."

Los judíos eran por entonces muchos y poderosos en Zaragoza. En la sinagoga se había recordado "que al que presentase un niño cristiano sería eximido de penas y tributos". Y un sábado al terminar de explicar la Ley el rabino, dijo: "Necesitamos sangre cristiana. Si celebramos sin ella la fiesta de la Pascua, Jehová podrá echarnos en cara nuestra negligencia".

Estas palabras fueron bien recogidas por Mosé Albayucet, un usurero de cara apergaminada y nariz ganchuda. Por su frente arrugada pasó una idea negra. Pensó en aquel niño que todos los días al oscurecer pasaba delante de su tienda. Este niño era Dominguito del Val, que volvía de la catedral a casa. A veces solo y otras con un grupo de compañeros. Con frecuencia, al cruzar el barrio judío, de tiendas obscuras y estrechas callejuelas, cantaban himnos en honor del Señor y su Santísima Madre. Seguramente los que acababan de ensayar con el capiscol de la catedral.

Más de una vez los había oído Mosé Albayucet y, desde la puerta de su tienda, los había amenazado con su mano. Le pareció la ocasión oportuna y prometió a sus compañeros de secta que aquel año iban a tener sangre de niño cristiano para la Pascua y bien reciente.

Era el miércoles 31 de agosto de 1250. El atardecer se hacía más obscuro en las estrechas callejuelas del barrio judío por donde pasaba Dominguito camino de su casa. De repente, y antes de pensarlo o poder lanzar un grito, nota que algo se le echa encima. Son las manos de Mosé Albayucet que le cubren el rostro con un manto. Le amordaza bien la boca para que no pueda gritar y le mete de momento en su casa. Las garras de la maldad acaban de hacer su presa.

Aquella misma noche es trasladado el inocente niño a la casa de uno de los rabinos principales. Allí están los príncipes de la sinagoga. Dominguito tiembla de miedo ante aquellos rostros astutos y malvados. Sus manos aprietan la cruz que pende de su pecho.

—Querido niño —le dice una voz zalamera—, no queremos hacerte mal ninguno; pero si quieres salir de aquí tienes que pisar ese Cristo.

—Eso nunca —dice el niño—. Es mi Dios. No, no y mil veces no.

—Acabemos pronto —dicen aquellos malvados ante la firmeza del niño.

Va a repetirse la escena del Calvario. Uno acerca las escaleras que apoya sobre la pared; otro presenta el martillo y los clavos, y no falta quien coloca en la rubia cabellera del niño una corona de zarzas, así el parecido con la crucifixión de Cristo será mayor.

Con gran sobriedad de palabras refieren las Actas del martirio lo que sucedió:

"Arrimáronle a una pared, renovando furiosos en él la pasión del divino Redentor; crucificáronle, horadando con algunos clavos sus manos y pies; abriéronle el costado con una lanza, y cuando hubo expirado, para que no se descubriese tan enorme maldad, lo envolvieron y ataron en un lío y lo enterraron en la orilla del Ebro en el silencio de la noche."

Todos nos imaginamos fácilmente los espasmos de dolor que estremecerían aquellos músculos delicados de niño. Abrieron sus venas para recoger en unos vasos preparados su sangre. Sangre inocente que iba a ser el jugo con que amasasen los panes ácimos de la Pascua.

Una vez muerto cortaron sus manos y cabeza, que arrojaron a un pozo de la casa donde había tenido lugar el horrendo crimen. Su cuerpo mutilado fue llevado, como dicen las Actas, a orillas del Ebro. Allí sería más difícil encontrarlo.

Los judíos se retiraron a sus casas contentos de haber hecho un gran servicio a Dios. La Seo había perdido a su mejor monaguillo y el cielo había ganado un ángel más. Todo esto ocurría la noche del 31 de agosto de 1250.

Dios tenía preparado su día de triunfo, su mañana de resurrección, para Dominguito del Val.

Mientras en la casa del notario Sancho del Val se oían gemidos de dolor, una extraña aureola aparecía en la ribera del Ebro. Los guardas del puente de barcas echado sobre el río habían visto con asombro durante varios días el mismo acontecimiento. La noticia recorre toda Zaragoza.

Algunas autoridades y un grupo de clérigos se dirigen hacia el lugar de la luz misteriosa. Allí hay un pequeño trozo de tierra recientemente removida. Se escarba y, metido en un saco, aparece un bulto sanguinolento. Se comprueba que es el cuerpo mutilado de Dominguito. Una ola de dolor e indignación invade la ciudad de punta a punta.

La cabeza y las manos aparecen, también, de una manera milagrosa. Aunque aquí la leyenda no concuerda. Según una versión, un perrazo negro gime lastimeramente, y sin que nadie le pueda espantar, al borde del pozo a que fueron arrojados los miembros del niño mártir. Es el perro del notario Sancho del Val. Se agota el agua y en el fondo aparecen las manos y cabeza de Dominguito. Otra versión dice que las aguas del pozo se llenaron de resplandeciente luz, que crecieron y desbordadas mostraron el tesoro que guardaban en el fondo. Pronto se supo toda la verdad del hecho. El mismo Albayucet lo iba diciendo: "Sí, yo he sido. Matadme, me es igual; la mirada del muerto me persigue, y el sueño ha huido de mis ojos". El santo niño había de conseguir el arrepentimiento para su asesino. Bautizado y arrepentido, Albayucet subirá tranquilo a la horca.

"Divulgado el suceso —escribe fray Lamberto de Zaragoza—, y obrados por el divino poder muchos milagros, el obispo Arnaldo dispuso una procesión general, a la que asistió con todo el clero la ciudad, la nobleza, la tropa y la plebe, todos con velas blancas, y llevaron el santo cuerpo por todas las iglesias y calles de la ciudad, hasta por la puerta Cineja, mostrándolo a todos y haciendo ver en él las llagas de las manos y pies y costado."

Hoy mismo es muy viva la devoción que Zaragoza siente por su glorioso mártir. Su fiesta está incluida entre las de primera clase y los niños de coro de La Seo y del Pilar le festejan como Santo patrono. Desde los días del martirio existe la cofradía de Santo Dominguito. El rey Jaime I de Aragón tuvo a honor ser inscrito en ella.

Sus restos mortales se conservan en una capilla de la catedral en hermosa urna de alabastro. Sobre la urna un ángel sostiene esta leyenda: "Aquí yace el bienaventurado niño Domingo del Val, mártir por el nombre de Cristo".

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Fuente: Vatican.va
Pedro (Pere) Tarrés, Beato Sacerdote, 31 de agosto  

Pedro (Pere) Tarrés, Beato

Fecha de beatificación: Fue beatificado el 5 de septiembre de 2004.

 

Pere Tarrés i Claret nace el 30 de mayo de 1905 en Manresa, provincia de Barcelona, Cataluña (España).Sus padres Francesc Tarrés Puigdellívol y Carme Claret Masats eran creyentes y ejemplares; tienen otras dos hijas, Francisca y María. Pere es bautizado el 4 de junio en la parroquia de la Virgen del Carmen.

La familia realiza frecuentes traslados (Badalona, Mataró, Barcelona) a causa del trabajo del padre (mecánico); en Badalona Pere es confirmado el 31 de mayo de 1910. Alumno de los Padre escolapios recibe la primera comunión el 1 de mayo de 1913. En 1914 la familia retorna a Manresa y Pere estudia con los padres jesuitas.

Adolescente de carácter alegre y abierto, cariñoso con sus padres y hermanas, amante de la naturaleza, contemplativo, místico con alma de poeta. Habitualmente ayuda en la farmacia del Sr. Josep Balaguer, quien lo encamina hacia la continuación de los estudios.

Obtiene una beca de estudios que le permite concluir el bachiller en el colegio de San Ignacio. Con otra beca de estudios, obtenida con la ayuda de algunos médicos que lo estimaban, puede acceder a la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Desde 1921 vive en el barrio popular de Gracia, donde participa del Oratorio de San Felipe Neri y allí, desde 1922 a 1936, es hijo espiritual del P. Jaume Serra.

Es miembro de la Federaciò Jovens Cristians con ardiente celo apostólico. La Federaciò es Acción Católica (A.C.) como el Papa Pío XI la proponía entonces: oración, estudio y acción, bajo la dirección de la jerarquía local. Pere cubre encargos en la Federaciò y en la A. C. contemporáneamente. Para Pere el secreto de la vida espiritual de los militantes está en la devoción eucarística y el amor filial a la Madre de Dios.

En julio de 1925 muere su padre y poco tiempo después su madre sufre un accidente que la deja inválida.

En la Navidad de 1927, estando en Monistrol de Calders, hace el voto de castidad con la aprobación de su director espiritual.

En 1928, después de haber concluido la carrera de Medicina (con premio extraordinario), se establece definitivamente en Barcelona. Durante este período sus hermanas ingresan en el convento de las Concepcionistas. Junto con su compañero, Dr. Gerardo Manresa, funda el sanatorio – clínica de Nuestra Señora de la Merced de Barcelona.

Durante el ejercicio de su profesión de médico es ejemplar en la caridad y en la vida de piedad; jamás pierde aquella alegría contagiosa que le permite tratar con respetuosa familiaridad a los enfermos.

Tarrés el 8 de julio de 1936 se traslada al Monasterio de Monserrat para realizar los ejercicios espirituales, que son interrumpidos el día 21 por el Alzamiento nacional; Pere se traslada a la Generalitat y logra obtener la tutela de la policía para preservar la integridad del Monasterio de la barbarie de los anárquicos. Refugiado en Barcelona lleva, a escondidas, la comunión a los perseguidos por los milicianos rojos y logra escapar a una perquisición realizada en su casa.

En julio de 1938 debe enrolarse en el ejército republicano como médico. Gracias a su coraje y dedicación los mismos soldados piden su promoción a capitán del ejército. Dedicaba parte de su tiempo al estudio del latín y de la filosofía, en preparación a sus futuros estudios sacerdotales y no pierde ocasión de manifestar su fe.

En enero de 1939 retorna a su casa del frente de guerra. El 26 de enero de 1939 se rinde Barcelona al ejército nacional. Integrado en la vida normal continua su actividad de médico, cubre algunos encargos en la A.C. y se prepara para ingresar en el Seminario de Barcelona evento que tendrá lugar el 29 de setiembre de 1939.

En 1941 año en el cual muere su madre recibe las Órdenes menores y el subdiaconado (20 de diciembre) y al año siguiente el diaconado (22 de marzo de 1942). Ordenado presbítero el 30 de mayo de 1942 el obispo lo designa coadjutor (vicario) de la parroquia de San Esteban de Sesrovires el 3 de junio. En 1943, por deseo del Obispo, va a estudiar a la Universidad Pontificia de Salamanca donde obtiene la Licencia en Teología el 13 de noviembre de 1944.

A su retorno a Barcelona recibe los siguientes nombramientos pastorales: vice-asistente diocesano de los jóvenes de la A.C., asistente del centro parroquial de las mujeres y de las jóvenes de A.C. de la parroquia de San Vicente de Sarriá (1944), capellán de la comunidad y del colegio de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción (1945).

En las distintas obras apostólicas que le encargan no le faltan dificultades que lo hacen sufrir pero él sabe responder con actitudes evangélicas de caridad, prudencia y fortaleza sembrando desde la cruz la tierra de su apostolado. El 17 de noviembre de 1945 escribe en su Diario che se siente sumergido en el océano del apostolado, como había soñado por tanto tiempo, con el mismo fuego y entusiasmo que, desde laico, sintió por la Federaciò. Antes de morir expresará su alegría por el apostolado en la A.C. femenina de Sarriá, afirmando: "Yo soy hijo de obreros. En el cielo trabajaré mucho por todas Uds.".

Durante las vacaciones en el santuario de la Virgen de Nuria, en el Pirineo de la provincia de Gerona, a 2.000 mt., recibe numerosos grupos de jóvenes de A.C.

También cubre los siguientes encargos: consejero y asesor de los Oblatos laicos benedictinos y de la Unions di scolans di Monserrat –antiguos miembros cantores del coro del monasterio- (1946), director de la Obra de la Visitación de Nuestra Señora, actividad destinada a procurar ayuda material y espiritual a los enfermos pobres (1947); beneficiado de la parroquia de Santa Ana (1949); consejero de la Escuela Católica de enseñanza social de Barcelona (1949); confesor ordinario del Seminario (1949); delegado diocesano de la Protección de la Mujer (1949); director espiritual del Hospital de Las Magdalenas, donde se acogen mujeres en fase terminal, por la prostitución o la extrema miseria moral. Pere Tarrés dejó una huella perenne y benéfica en todos los que lo trataron por actividades apostólicas.

El 17 de mayo de 1950 le realizaron una biopsia cuyo diagnóstico fue linfosarcoma linfoblástico. Tarrés vivió su enfermedad con una actitud de total abandono en Dios y ofreciendo su vida por la santificación de los sacerdotes. El 31 de agosto de 1950, a 45 años, moría en la Clínica que había fundado. Fue sepultado en el cementerio de Montjuic. El 6 de noviembre de 1975 sus restos mortales fueron trasladados a la iglesia parroquial de San Vicente de Sarriá, donde aún reposan.

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Aidano de Lindisfarne, Santo Obispo, 31 de agosto  

Aidano de Lindisfarne, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Lindisfarne, de Northumberland, san Aidano, obispo y abad, varón de suma mansedumbre, piedad y recto gobierno, que, llamado del monasterio de Iona por el rey Osvaldo, estableció allí su sede episcopal y un monasterio, para dedicarse con eficacia a la evangelización de aquel reino (651).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

 

Todo lo que se conoce de la figura de Aidano, monje, abad y obispo de Lindisfarne, muerto el año 651, está asociado a su obra como misionero en el reino de Northumbria, y puede hallarse tan sólo en las páginas que Beda le dedica es su Historia.

Oswald, reconquistará el trono de Northumbira en el año 633, luego de vivir su destierro como huésped del monasterio de Iona, donde además de ser bautizado, aprendió la lengua de los celtas y recibió una instrucción básica. Una vez en el trono decide evangelizar su reino, para lo que pide ayuda al monasterio en que conoció a Cristo, y tras el fracaso del primer misionero, Corman, es elegido Aidano.

En el año 635 es consagrado obispo, y con una pequeña comunidad de monjes se asienta en Lindisfarne, una isla del Mar del Norte a poca distancia de la costa, frente a la cual está la fortaleza de Bamburgh, residencia del rey.

La colaboración entre rey y el abad-obispo es maravillosa. El rey entrega en donación tierras y ayudas para fundar monasterios, oratorios y lugares de culto, y además acompaña a su obispo en los viajes por las distintas partes del país, y a menudo el rey se presta a hacer de traductor de la predicación de Aidano.

Beda, nos dice que Aidano "estaba particularmente dotado de la gracia de la discreción, que es la madre de las virtudes". Junto a esta gracia brillan en Aidano la mansedumbre, el sentido del deber, el celo incansable, la generosidad con los pobres y el gusto por la oración contemplativa hecha en la soledad, según la más canónica tradición del monaquismo céltico. Para practicarla solía retirarse a los inaccesibles acantilados de la islita de Inner Farne, más lejos de tierra firme. Es interesante observar que, además de la amabilidad y mansedumbre Aidano sabe encontrar la fuerza de hablar abiertamente y sin temor ante los ricos y poderosos que no cumplen con su deber. Logra alternar el ayuno y la participación, si se le invita, a los banquetes en el palacio del rey. No usa el dinero para comprar la protección de los poderosos; pero si lo tiene o lo recibe, lo emplea para los pobres, sobre todo para el rescate de los esclavos, que a menudo después, acogidos en sus monasterios, se convierten en discípulos suyos: algunos, educados e instruidos por él, llegan incluso al sacerdocio.

Beda, señala que el obispo solía moverse a pie, quizá por humildad, cabe deducir, que esto le daba la oportunidad de detenerse a hablar con las personas que se encontraba, si eran paganos, los exhortaba a la conversión, si se trataba de creyentes, le gustaba leer con ellos un pasaje de la Escritura al objeto de reforzar su fe.

En concordancia con todo un estilo de vida, Aidano exhala su último aliento es una especie de tienda apoyada a la pared lateral de una iglesia, no lejos de la fortaleza real de Bamburgh. Es el 31 de agosto del 651.

Bibliografía: Diccionario de los santos
C. Leonardi, A. Ricardi, G. Zarri
Volumen I
Editorial San Pablo ISBN: 84-285-2258-8

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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