JMJ
Pax
† Lectura del santo            Evangelio según san Lucas 4, 24-30
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo Jesús          llegó a Nazareth, entró en la          sinagoga y dijo al pueblo:
          "La verdad es que ningún profeta es apreciado en su tierra. Les          aseguro          que muchas viudas había en Israel en tiempo de Elías, cuando se          cerró el cielo          por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país;          sin embargo, a          ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta,          en la región          de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del          profeta Eliseo, pero          ninguno de ellos fue curado, sino únicamente Namán el sirio".
          Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se          enfurecieron; se levantaron,          lo echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta un precipicio          de la montaña          sobre el cual estaba edificada su ciudad, con ánimo de          despeñarlo. Pero él,          abriéndose paso entre ellos, se fue.
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
lun 3a. Sem cuaresma
      Antífona de Entrada
      Mi alma desfallece y suspira por los              atrios del Señor; mi corazón y todo              mi ser se han regocijado en el Dios vivo.
Oración Colecta
      Oremos:
            Señor, que tu continua misericordia purifique a tu Iglesia y            la proteja; y ya que            sin ti no puede encontrar la salvación, dirígela siempre con            tu gracia. 
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera Lectura
      Muchos leprosos había en Israel, pero              ninguno fue curado, sino Naamán,              el sirio
Lectura del segundo libro de los Reyes              5, 1-15a
En            aquellos días, Naamán, general del ejército de Siria, gozaba            de la estima y del            favor de su rey, pues el Señor había dado la victoria a Siria            por medio de él. Pero            este gran guerrero era leproso. 
            Sucedió que una banda de sirios, en una de sus correrías, se            llevó de Israel a            una jovencita, que fue destinada al servicio de la mujer de            Naamán. Ella dijo a            su señora: 
            "Ojalá mi mi señor fuera donde está el profeta que hay en            Samaria; él lo            curaría de la lepra". 
            Naamán se lo fue a decir al rey: 
            "Esto y esto me ha dicho la muchacha israelita". 
            El rey de Siria respondió: 
            "Bien. Ponte en camino, yo te daré una carta para el rey de            Israel". 
            Naamán partió llevando consigo diez barras de plata, seis mil            monedas de oro y            diez vestidos, y entregó al rey de Israel la carta que decía: 
            "Cuando recibas esta carta, verás que te envío a mi siervo            Naamán para que            lo cures de la lepra".
            Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras            exclamando: 
            "¿Soy yo acaso Dios, capaz de dar la vida o la muerte, que            éste me manda            un hombre leproso para que lo sane? Es evidente que lo que            busca es un pretexto            para hacerme la guerra".
            Cuando Eliseo, el hombre de Dios, se enteró de que el rey            había rasgado sus            vestiduras, envió a decirle: 
            "¿Por qué has hecho eso? Que venga a mí, y sabrá que hay un            profeta en            Israel". 
            Llegó Naamán con sus caballos y su carroza, y se detuvo ante            la puerta de la            casa de Eliseo. Este le mandó decir con un mensajero: 
            "Anda, báñate siete veces en el Jordán, y tu carne quedará            limpia". 
            Naamán se alejó enojado diciendo:
            "Pensaba que saldría a mi recibirme, que invocaría el nombre            del Señor, su            Dios, me tocaría y me curaría de la lepra. ¿Acaso los ríos de            Damasco, el Abaná            y el Farfar, no son muchos mejores que todas las aguas de            Israel? ¿No podría yo            bañarme en ellos y quedar limpio?" 
            Y se fue indignado, pero sus criados y le dijeron: 
            "Padre, si el profeta te hubiera mandado una cosa            extraordinaria. ¿no lo            habrías hecho? Pues, ¡cuánto más habiéndote dicho: "Báñate y            quedarás            limpio"!"
            Entonces Naamán bajó al Jordán, se bañó siete veces, como            había dicho el hombre            de Dios, y su carne quedó limpia como la de un niño. Volvió            con su comitiva a            donde estaba el hombre de Dios y, de pie ante él, dijo:
            "Reconozco que no hay otro Dios en toda la tierra, fuera del            Dios de            Israel".
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal 41, 2.3; 42, 3.4
Estoy sediento del Dios que da la vida.
Como busca el venado corrientes de agua,            así, Dios mío, te busca todo mi            ser.
            Estoy sediento del Dios que da la vida.
Tengo sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo            entraré a ver el rostro de            Dios?
            Estoy sediento del Dios que da la vida.
Envíame tu luz y tu verdad, que ellas me            guíen, y me lleven a tu santo            monte, hasta tu morada.
            Estoy sediento del Dios que da la vida.
Y me acercaré al altar de Dios, al Dios de            mi alegría, y te daré gracias            con el arpa, Dios, Dios mío.
            Estoy sediento del Dios que da la vida.
Aclamación antes del            Evangelio
      Honor y              gloria a ti, Señor Jesús.
            Confío en el Señor y en sus palabras, porque del Señor viene            la misericordia y            la redención.
            Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
      Como              Elías y Eliseo, Jesús no ha sido enviado sólo a los judíos
† Lectura              del santo Evangelio según san Lucas 4,              24-30
Gloria a              ti, Señor.
En            aquel tiempo Jesús llegó a            Nazareth, entró en la sinagoga y dijo al pueblo:
            "La verdad es que ningún profeta es apreciado en su tierra.            Les aseguro            que muchas viudas había en Israel en tiempo de Elías, cuando            se cerró el cielo            por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el            país; sin embargo, a            ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de            Sarepta, en la región            de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del            profeta Eliseo, pero            ninguno de ellos fue curado, sino únicamente Namán el sirio".
            Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se            enfurecieron; se            levantaron, lo echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta            un precipicio de            la montaña sobre el cual estaba edificada su ciudad, con ánimo            de despeñarlo.            Pero él, abriéndose paso entre ellos, se fue.
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las            Ofrendas
      Acepta,            Señor, esta ofrenda            que te presentamos como signo de nuestra entrega a ti y            conviértela en el            sacramento que ha de darnos la salvación. 
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      La              penitencia espiritual
En            verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre            y en todo lugar,            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. 
            Porque has establecido generosamente este tiempo de gracia            para renovar en            santidad a tus hijos, de modo que, libres de todo afecto            desordenado, vivamos            las realidades temporales como primicias de las realidades 
            eternas.
            Por eso,
            con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin            cesar:
Antífona de la Comunión
      Alaben al Señor todas las naciones,              aclámenlo todos los pueblos, porque              grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por              siempre.
Oración después de la            Comunión
      Oremos:
            Que el sacramento que hemos recibido nos purifique, Señor, y            realice nuestra            unidad. 
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
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† Meditación diaria
Cuaresma. 3ª          semana. Lunes
DOCILIDAD Y          BUENAS DISPOSICIONES PARA ENCONTRAR A JESÚS
—          Fe y correspondencia a la gracia. Purificar nuestra alma para          ver a Jesús.
—          La curación de Naamán. Docilidad y humildad.
—          Docilidad en la dirección espiritual.
I. Mi            alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón            salta de gozo por el            Dios vivo, leemos en la Antífona de entrada de la Misa1. Y para          penetrar en la morada de Dios es          necesario tener un alma limpia y humilde; para ver a Jesús hacen          falta buenas          disposiciones. Nos lo muestra, una vez más, el Evangelio de la          Misa.
El          Señor, después de un tiempo de predicación por las aldeas y          ciudades de Galilea,          vuelve a Nazaret, donde            se            había criado. Allí todos le conocen: es el hijo de José y          de María. El          sábado asistió a la sinagoga, según  era            su costumbre2. Jesús se            levantó para la lecturadel texto sagrado, y escogió un          pasaje mesiánico del          profeta Isaías. San Lucas recoge la extraordinaria expectación          que había en el          ambiente: enrollando            el libro            se lo devolvió al ministro, y se sentó; todos en la sinagoga            tenían los ojos            fijos en él. Habían oído maravillas del hijo            de María y          esperaban ver          cosas más extraordinarias en Nazaret.
Sin          embargo, aunque al principio todos  daban            testimonio a favor de Él, y se admiraban de las palabras de            gracia que            procedían de sus labios3, no tienen          fe. Jesús les explica que los          planes de Dios no se fundan en razones de patria o de          parentesco: no basta con          haber convivido con Él. Es necesaria una fe grande.
Utiliza          algunos ejemplos del Antiguo Testamento: Muchos            leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y            ninguno de ellos fue            curado, sino Naamán, el sirio. Se conceden las gracias del          Cielo, sin          limitaciones por parte de Dios, sin tener en cuenta la raza          –Naamán no          pertenecía al pueblo judío–, la edad o la posición social. Pero          Jesús no          encontró buenas disposiciones en los oyentes, en la tierra donde          se había          criado, y por esto no hizo allí ningún milagro. Aquellas gentes          solo vieron en          Él al hijo de José,          el que          les hacía las mesas y les arreglaba las puertas. ¿No es este el hijo            de José?,          se preguntaban4. No supieron          ver más allá. No          descubrieron al Mesías que les visitaba.
Nosotros,          para contemplar al Señor, también debemos purificar nuestra          alma. «Ese Cristo,          que tú ves, no es Jesús. —Será, en todo caso, la triste imagen          que pueden          formar tus ojos turbios... —Purifícate. Clarifica tu mirada con          la humildad y          la penitencia. Luego... no te faltarán las limpias luces del          Amor. Y tendrás          una visión perfecta. Tu imagen será realmente la suya: ¡Él!»5.
La          Cuaresma es buena ocasión para intensificar nuestro amor con          obras de          penitencia que disponen el alma a recibir las luces de Dios.
II. En          la Primera lectura de la Misa          se nos narra la curación de Naamán, general del ejército del rey          de Siria6, al que hace          referencia el Señor en el          Evangelio. Este enfermo de lepra oyó decir a una esclava hebrea          que en Israel          vivía un Profeta con poder para curarle de su mal. Y después de          un largo viaje llegó            Naamán con sus caballos y sus            carros, y se paró ante Eliseo. Y el profeta le mandó un            mensajero diciendo: ve,            y lávate siete veces en el Jordán y tu carne recobrará la            salud y quedarás            limpio.
Pero          Naamán no entendió estos caminos de Dios, tan distintos de los          que él había          imaginado. Yo            creía -dice- que saldría a mí, y            puesto en pie            invocaría el nombre de Yahvé, su Dios, y tocaría con su mano            el lugar de la            lepra y me curaría. Pues qué, ¿no son mejores el Abana y el            Farfar, ríos de Damasco,            que todas las aguas de Israel, para lavarme en ellas y            limpiarme?
El          general sirio quería curarse y había recorrido un largo camino          para esto, pero          llevaba su propia solución sobre el modo de ser curado. Y cuando          ya regresaba,          dando como inútil el viaje, sus servidores le decían: aunque el profeta te            hubiese            mandado una cosa difícil debieras hacerla. Cuanto más            habiéndote dicho lávate y            serás limpio.
Naamán          reflexionó sobre las palabras de sus acompañantes y volvió con          humildad a          cumplir lo que le había dicho el Profeta Eliseo. Marchó, pues, y se            lavó siete veces            en el Jordán, conforme a las palabras del varón de Dios, y su            carne se volvió            como la de un niño, y quedó limpio. Recibió con humildad y          docilidad un          buen consejo que humanamente podía parecer inútil y quedó          curado. Sus          disposiciones interiores hicieron eficaz la oración de Eliseo.
También          nosotros andamos con frecuencia enfermos del alma, con errores y          defectos que          no acabamos de arrancar. El Señor espera que seamos humildes y          dóciles a las          indicaciones y consejos de aquellas personas que Dios ha puesto          para ayudarnos          a buscar la santidad en medio de nuestro trabajo y en nuestra          familia. No          tengamos soluciones propias cuando el Señor nos indica otras,          quizá contrarias          a nuestros gustos y deseos. En lo que se refiere al alma, no          somos buenos          consejeros de nosotros mismos, ni buenos médicos. De ordinario,          el Señor se          vale de otras personas. «También a San Pablo le llamó Cristo por          sí mismo y le          habló. Mas, pudiendo revelarle en el acto el camino de la          santidad, prefirió          encaminarlo a Ananías y le ordenó que aprendiera de sus labios          la verdad: levántate          y entra en la ciudad, y se te dirá lo que has de hacer»7. San Pablo se          dejará guiar. Su fuerte          personalidad, manifestada de tantos modos y en tantas ocasiones,          le sirve ahora          para ser dócil. Primero sus compañeros de viaje le llevaron a          Damasco; luego          Ananías le devolverá la vista y será ya un hombre útil para          pelear las batallas          del Señor.
En          la dirección espiritual el alma se dispone para encontrar al          Señor y          reconocerle en lo ordinario.
III. La          fe en los medios que el          Señor nos da, obra milagros. En una ocasión el Señor pidió a un          hombre que          hiciera algo de lo que tenía sobrada experiencia que no podía          realizar:          extender una mano «seca», sin movimiento. Y la docilidad,          muestra de una fe          operativa, hizo posible el milagro: la            extendió y quedó tan sana como la otra8. A nosotros          nos pedirán a veces cosas de          las que nos sentimos incapaces, pero que serán posibles si          dejamos que la          gracia de Dios actúe en nosotros. Gracia que, con gran          frecuencia, nos llegará          como consecuencia de la docilidad en la dirección espiritual.
A          nosotros nos pide el Señor no tener solo un apoyo humano, que          nos llevaría al          pesimismo, sino una confianza sobrenatural. Nos pide sersobrenaturalmente            realistas, que es contar con Él, sabiendo que Jesucristo          sigue actuando en          nuestra vida.
Diez          hombres encuentran su curación porque son dóciles. Jesucristo          solo les dice9: —Id,            mostraos a los sacerdotes. Y            mientras iban, quedaron curados.
En          otra ocasión, el Señor se compadeció de un mendigo ciego de          nacimiento10 y, nos          dice San Juan, Jesús            escupió en tierra e hizo lodo            con la saliva, y con este barro le untó sus ojos y le dijo:            ve, lávate en la            piscina de Siloé. El mendigo no lo dudó un instante. Fue, pues, y se lavó            allí, y volvió            con vista.
«¡Qué          ejemplo de fe segura nos ofrece este ciego! Una fe viva,          operativa (...). ¿Qué          poder encerraba el agua, para que al humedecer los ojos fueran          curados? Hubiera          sido más apropiado un misterioso colirio, una preciosa medicina          preparada en el          laboratorio de un sabio alquimista. Pero aquel hombre cree; pone          por obra el          mandato de Dios, y vuelve con los ojos llenos de claridad»11.
La          ceguera, los defectos, las flaquezas son males que tienen          remedio. Nosotros no          podemos nada, pero Jesucristo es omnipotente. El agua de aquella          piscina siguió          siendo agua, y el barro, barro. Pero el ciego recuperó la vista,          y después,          además, una fe más viva en el Señor. Y así, tantas veces a lo          largo del          Evangelio, se nos muestra la fe de los que tratan a Jesús. Sin          docilidad la          dirección espiritual quedaría sin frutos. Y no podrá ser dócil          quien se empeñe          en ser tozudo, obstinado, incapaz de asimilar una idea distinta          de la que ya          tiene o de la que le dicta una experiencia negativa porque no          contó con la          ayuda de la gracia. El soberbio es incapaz de ser dócil, porque          para aprender          hay que estar convencido de que aún hay cosas que desconocemos y          de que es          necesario que alguien nos enseñe. Y para mejorar          espiritualmente, debemos estar          convencidos de que no somos todo lo buenos que Dios espera de          nosotros.
En          asuntos de la propia vida interior debemos estar prevenidos con          una prudente          desconfianza en el propio juicio, para poder aceptar otro          criterio distinto u          opuesto al nuestro. Y dejaremos que Dios nos haga y nos rehaga a          través de          acontecimientos e inspiraciones, a través de las luces recibidas          en la          dirección espiritual. Con la docilidad del barro en las manos          del alfarero. Sin          poner resistencias, con visión sobrenatural, oyendo a Cristo en          aquella persona.          Así nos dice la Sagrada Escritura:Bajé a casa del alfarero, y            hallé que            estaba trabajando sobre la rueda. Y la vasija de barro que            estaba haciendo se            deshizo entre sus manos; y al instante volvió a formar del            mismo barro otra            vasija de la forma que le plugo (...). Sabed que lo que es            el barro en            manos del alfarero eso sois vosotros en mis manos12.          Disponibilidad, docilidad, dejarnos          hacer y rehacer por Dios cuantas veces sea necesario. Este puede          ser el          propósito de nuestra oración de hoy, que llevaremos a cabo con          la ayuda de la          Virgen.
1 Antífona            de entrada. Sal 83, 3.          — 2 Lc 2, 16.          — 3 Lc 4, 22.          — 4 Ibídem. — 5 San            Josemaría Escrivá, Camino,          n. 212. — 6 Cfr. 2 Rey 5, 1-15. — 7 Casiano, Colaciones, 2. — 8 Cfr. Mt 12, 9 ss. — 9 Lc 17,          11-19. — 10 Jn 9, 1          ss. — 11 San            Josemaría Escrivá, Amigos            de Dios, 193. — 12 Jer 18,          1-7.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: Archidiócesis de            Madrid 
        Catalina de Suecia,            Santa          Virgen, Marzo 24   
              
 Virgen              Martirologio Romano: En Vástena, en Suecia, santa                      Catalina, virgen, hija de santa Brígida, que casada                      contra su voluntad, con consentimiento de su cónyuge                      conservó la virginidad y, al enviudar, se entregó a                      la vida piadosa. Peregrina en Roma y en Tierra                      Santa, trasladó los restos de su madre a Suecia y                      los depositó en el monasterio de Vástena, donde ella                      misma tomó el hábito monástico (1381).  A Catalina de Suecia o de Vadstena nació                    alrededor del año 1331 del matrimonio formado por el                    príncipe Ulf Gudmarsson y Brigitta Birgesdotter; fue                    la cuarta de ocho hermanos. La educaron, como era                    frecuente en la época, al calor del monasterio; en                    este caso lo hicieron las monjas de Riseberga.  
 de penalidades y sufrimientos por                    Jesucristo. Las dos juntas y emprenden una época de                    oración intensa, de mortificación y pobreza extrema;                    sus cuerpos no conocen sino el suelo duro para dormir;                    visitan iglesias y hacen caridad. La joven viuda                    rechaza proposiciones matrimoniales que surgen                    frecuentes, llegando algunas hasta la impertinencia y                    el acoso. Peregrinan a los santuarios famosos y                    organizan una visita a Tierra Santa para empaparse de                    amor a Dios en los lugares donde padeció y murió el                    Redentor.  |           
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Fuente: Franciscanos.org 
        Diego José de Cadiz,            Beato          Sacerdote Capuchino, Marzo 24   
              
 Presbítero                  Capuchino              Martirologio Romano: En Ronda, en Andalucía, región de                      España, beato Diego José de Cádiz (Francisco José)                      López-Caamaño, presbítero de la Orden de los                      Hermanos Menores Capuchinos, predicador insigne y                      propugnador intrépido de la libertad de la Iglesia                      (1801).  Treinta años de activísima vida misionera                    no caben en unas páginas. No es posible reducir a tan                    breve síntesis la labor de este apóstol capuchino,                    que, siempre a pie, recorrió innumerables veces                    Andalucía entera en todas direcciones; que se dirigió                    después a Aranjuez y Madrid, sin dejar de misionar a                    su paso por los pueblos de la Mancha y de Toledo; que                    emprendió más tarde un largo viaje desde Roma hasta                    Barcelona, predicando a la ida por Castilla la Nueva y                    Aragón, y a la vuelta por todo Levante; que salió,                    aunque ya enfermo, de Sevilla y, atravesando                    Extremadura y Portugal, llegó hasta Galicia y                    Asturias, regresando por León y Salamanca.  |           
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Fuente: Vatican.va 
        María Karlowska, Beata          Fundadora, Marzo 24   
              
 Fundadora de la                  Congregación               |           
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Fuente: Santiebeati.it 
        Juan del Báculo, Beato Monje          y Presbítero, Marzo 24   
              
 Presbítero y Monje              Martirologio Romano: En Fabriano, del Piceno, en Italia,                      beato Juan del Báculo, presbítero y monje, compañero                      de san Silvestre, abad (1290).  En el pequeño ayuntamiento de Paterno, a                    las faldas del Montefano en el comuna de Fabriano                    (AN), vivió a los principios del 1200, una familia de                    acomodados campesinos, los Bottegoni. La familia                    estaba compuesta por el padre Bonello y del madre                    Supercla y por los hijos Giunta, Nicolás, Bienvenido,                    Buonora y Juan.  |           
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Fuente: Martirologio Romano 
        Otros Santos y Beatos          Completando santoral de este día, Marzo 24   
              
 Santos Timolao, Dionisio, Páusides,                      Rómulo, Alejandro y otro Alejandro, mártires  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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