JMJ
Pax
† Lectura del santo            Evangelio según san Mateo 6, 7-15
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús          a sus discípulos: 
          "Cuando ustedes recen, no hablen mucho como hacen los paganos,          creyendo          que Dios va a escuchar todo lo que hablaron. No sean como ellos,          pues su Padre          ya sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.          Ustedes recen así: 
          Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre;          venga tu          Reino; hágase tu
          voluntad en la tierra como en el cielo; danos hoy nuestro pan de          cada día,          perdona nuestras 
          ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;          no nos dejes          caer en tentación y líbranos del mal.
          Porque si ustedes perdonan a los demás sus culpas, también a          ustedes los          perdonará su Padre celestial. Pero si no perdonan a los demás,          tampoco su Padre          les perdonará sus culpas".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
mar 1a. Sem          cuaresma
      Antífona            de Entrada
      Señor, tú has sido nuestro refugio de              generación en generación. Desde              siempre y por siempre tú eres Dios.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Mira, Señor, con misericordia a tu pueblo que en estos días de            Cuaresma usa con            moderación de los bienes del cuerpo y aviva en su espíritu el            deseo de            poseerte. 
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      Mi palabra hará mi voluntad
Lectura del libro del profeta Isaías               55,10-11
Esto dice            el Señor:
            "Como la lluvia y la nieve caen del cielo, y sólo regresan            allí después de            empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que            dé semilla al que            siembra y pan al que come, así será la palabra que sale de mi            boca: no volverá            a mí vacía, sino que cumplirá mi voluntad y llevará a cabo mi            encargo".
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo            Responsorial
      Sal 33, 4-5.6-7.16-17.18-19
El Señor libra al justo de todas sus              angustias.
Engrandezcan conmigo al Señor, ensalcemos            juntos su nombre. Busqué al            Señor y él me respondió; me libró de todos mis temores.
            El Señor libra al justo de todas sus angustias.
Miren hacia él: quedarán radiantes y la            vergüenza no cubrirá sus            rostros. Cuando el humilde invoca al Señor, él lo escucha y lo            salva de todas            sus angustias.
            El Señor libra al justo de todas sus angustias.
Los ojos del Señor está atentos a los            justos, sus oídos, a sus gritos de            auxilio; pero el Señor se enfrenta con los malhechores, para            borrar de la            tierra su recuerdo.
            El Señor libra al justo de todas sus angustias.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo            libra de todas sus angustias.            El Señor está cerca de los que sufren y salva a los que están            desconsolados.
            El Señor libra al justo de todas sus angustias.
Aclamación            antes del Evangelio
      Honor y              gloria a ti, Señor Jesús. 
            No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale            de la boca de            Dios. 
            Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
      Ustedes              recen así
† Lectura              del santo Evangelio según san Mateo 6,              7-15
Gloria a              ti, Señor.
En            aquel tiempo dijo Jesús a            sus discípulos: 
            "Cuando ustedes recen, no hablen mucho como hacen los paganos,            creyendo            que Dios va a escuchar todo lo que hablaron. No sean como            ellos, pues su Padre            ya sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.            Ustedes recen así: 
            Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu            nombre; venga tu            Reino; hágase tu
            voluntad en la tierra como en el cielo; danos hoy nuestro pan            de cada día,            perdona nuestras 
            ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos            ofenden; no nos dejes            caer en tentación y líbranos del mal.
            Porque si ustedes perdonan a los demás sus culpas, también a            ustedes los            perdonará su Padre celestial. Pero si no perdonan a los demás,            tampoco su Padre            les perdonará sus culpas".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Acepta,            Señor y creador            todopoderoso, los dones que hemos recibido de tu generosidad y            convierte en sacramento            de vida eterna el pan y el vino que nos has dado para nuestra            vida cotidiana.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      El camino              del éxodo en el desierto cuaresmal
En            verdad es justo bendecir tu            nombre, Padre rico en misericordia, ahora que, en nuestro            camino hacia la luz
            pascual, seguimos los pasos de Cristo, maestro y modelo de la            humanidad            reconciliada en el amor.
            Tú abres a la Iglesia el camino de un nuevo éxodo a través del            desierto            cuaresmal, para que, llegados a la montaña santa, con el            corazón contrito y            humillado, reavivemos nuestra vocación de pueblo de la alianza            convocado para            bendecir tu nombre, escuchar tu Palabra, y experimentar con            gozo tus maravillas.
            Por estos signos de salvación, unidos a los ángeles, ministros            de tu gloria,            proclamamos el canto de tu alabanza:
Antífona            de la Comunión
      Escúchame cuando te invoco, Dios,              defensor mío; tú que en la angustia me              consolaste, ten piedad de mí y escucha mi oración.
Oración            después de la Comunión
      Oremos:
            Que está Eucaristía nos ayude, Señor, a moderar las pasiones y            los deseos            terrenos y a buscar tu justicia y tu Reino.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
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† Meditación diaria
Cuaresma. 1ª semana.          Martes
LA AYUDA DE LOS ÁNGELES          CUSTODIOS
— Existencia de los          ángeles custodios. Devoción de los          primeros cristianos.
— Ayudas que pueden          prestarnos.
— Amistad y devoción a los          ángeles custodios.
I. San Mateo termina la          narración de las tentaciones          de Nuestro Señor con este versículo: Entonces lo dejó el            diablo, y los            ángeles vinieron y le servían1.
"Contemplemos un poco esta          intervención de los ángeles          en la vida de Jesús, porque así entenderemos mejor su papel –la          misión          angélica– en toda vida humana. La tradición cristiana describe a          los Ángeles          Custodios como a unos grandes amigos, puestos por Dios al lado          de cada hombre,          para que le acompañen en sus caminos. Y por eso nos invita a          tratarlos, a          acudir a ellos.
"La Iglesia, al hacernos          meditar estos pasajes de la          vida de Cristo, nos recuerda que, en el tiempo de Cuaresma, en          el que nos          reconocemos pecadores, llenos de miserias, necesitados de          purificación, también          cabe la alegría. Porque la Cuaresma es simultáneamente tiempo de          fortaleza y de          gozo: hemos de llenarnos de aliento ya que la gracia del Señor          no nos faltará,          porque Dios estará a nuestro lado y enviará a sus Ángeles, para          que sean nuestros          compañeros de viaje, nuestros prudentes consejeros a lo largo          del camino,          nuestros colaboradores en todas nuestras empresas"2.
"La Sagrada Escritura y la          Tradición llaman          propiamente ángeles a aquellos espíritus puros que en la prueba          fundamental de          libertad han elegido a Dios, su gloria y su reino"3.          A ellos les          está encomendada la tutela de los hombres. ¿Por ventura          –se lee en la          Epístola a los Hebreos– no son todos ellos unos espíritus            que hacen el            oficio de servidores o ministros en favor de aquellos que            deben ser los            herederos de la salud?4.
Es doctrina común que          todos y cada uno de los hombres,          bautizados o no, tienen su Ángel Custodio. Su misión comienza en          el momento de          la concepción del hombre y se prolonga hasta el momento de su          muerte. San Juan          Crisóstomo afirma que todos los ángeles custodios concurrirán al          juicio          universal para "dar testimonio ellos mismos del ministerio que          ejercieron por          orden de Dios para la salvación de cada hombre"5.
En los Hechos de los            Apóstoles encontramos          numerosos pasajes en que se manifiesta la intervención de estos          santos ángeles,          y también la confianza con que eran tratados por los primeros          cristianos6.
Esta veneración y          confianza en los ángeles por parte          de nuestros primeros hermanos en la fe, se pone especialmente de          relieve en la          liberación de San Pedro de la cárcel: Un ángel del Señor se            presentó en el            calabozo de Pedro, que quedó iluminado; y golpeando a Pedro en            el costado, le            despertó diciendo: "Levántate pronto"; y se cayeron las            cadenas de sus manos.            El ángel añadió: "Cíñete y cálzate las sandalias". Hízolo así.            Y agregó: "Envuélvete            en tu manto y sígueme"7.
Y Pedro, libre ya, se          encaminó a casa de María, madre          de Marcos, donde muchos estaban congregados en oración.
Golpeó la puerta del            vestíbulo y salió una sierva            llamada Rode, que, luego que conoció la voz de Pedro, fuera de            sí de alegría,            sin abrir la puerta, corrió a anunciar que Pedro estaba en el            vestíbulo. Ellos            dijeron: "Estás loca". Insistía ella en que era así: y            entonces dijeron: "será            su ángel"8.          Este relato nos muestra el          gran cariño que sentían por Pedro y la naturalidad de la fe en          los ángeles          custodios que tenían los primeros fieles. "Mira con qué          confianza trataban a          sus Custodios los primeros cristianos.
"—¿Y tú?"9.
Nosotros hemos de          tratarles también con naturalidad y          confianza, y nos asombraremos muchas veces del auxilio que nos          prestan, para          vencer en las luchas contra el maligno. "Estamos bien ayudados          por los ángeles          buenos, mensajeros del amor de Dios, a los cuales, enseñados por          la tradición          de la Iglesia, dirigimos nuestra oración: "Ángel de Dios, que          eres mi custodio,          ilumíname, custódiame, rígeme y gobiérname, ya que he sido          confiado a tu piedad          celeste. Amén""10.
II. "... Y los ángeles            vinieron y le servían".          Los ángeles custodios tienen la misión de ayudar a cada hombre a          alcanzar su          fin sobrenatural. Yo mandaré a un ángel delante de ti -dice          el Señor a          Moisés- para que te defienda en el camino y te haga llegar            al lugar que te            he dispuesto11. Y el Catecismo Romano comenta:          "Porque así como          los padres, cuando los hijos precisan viajar por caminos malos y          peligrosos,          hacen que les acompañen personas que les cuiden y defiendan de          los peligros, de          igual manera nuestro celestial Padre, en este viaje que          emprendemos para la          celeste Patria, a cada uno de nosotros nos da ángeles para que,          fortificados          con su poder y auxilio, nos libremos de los lazos furtivamente          preparados por          nuestros enemigos y rechacemos las terribles acometidas que nos          hacen; y para          que con tales guías sigamos por el camino recto, sin que ningún          error          interpuesto por el enemigo sea capaz de separarnos del camino          que conduce al          cielo"12.
Misión de los ángeles          custodios, por tanto, es          auxiliar al hombre contra todas las tentaciones y peligros, y          traer a su          corazón buenas inspiraciones. Son nuestros intercesores,          nuestros custodios, y          nos prestan su ayuda cuando los invocamos. "Los Santos          interceden por los          hombres, mientras los Ángeles Custodios no solo ruegan por los          hombres, sino          que actúan alrededor de ellos. Si por parte de los          bienaventurados se da una          intercesión, por parte de los ángeles hay una intercesión y una          intervención          directa: son al mismo tiempo abogados de los hombres cerca de          Dios y ministros          de Dios cerca de los hombres"13.
El Ángel Custodio nos          puede prestar también ayudas          materiales, si son convenientes para nuestro fin sobrenatural o          para el de los          demás. No tengamos reparos en pedirle su favor en las pequeñas          cosas materiales          que necesitamos cada día: encontrar aparcamiento para el coche,          no perder el          autobús, ayuda en un examen que hemos estudiado, etc.          Especialmente pueden          colaborar con nosotros en el apostolado, en la lucha contra las          tentaciones y          contra el demonio, y en la oración. "Los ángeles, además de          llevar a Dios          nuestras noticias, traen los auxilios de Dios a nuestras almas y          las apacientan          como buenos pastores, con comunicaciones dulces e inspiraciones          divinas. Los          ángeles nos defienden de los lobos, que son los demonios, y nos          amparan"14.
Al Ángel Custodio hemos de          tratarle como a un          entrañable amigo. Él está siempre en vela, constantemente          dispuesto a          prestarnos su concurso, si se lo pedimos. Es una gran pena          cuando, por olvido,          por tibieza o por ignorancia, no nos sentimos acompañados por          tan fiel          compañero, o no le pedimos ayuda en tantas ocasiones en que la          necesitamos.          Nunca estamos solos en la tentación o en la dificultad, nuestro          Ángel nos          asiste; estará a nuestro lado hasta el mismo momento en que          abandonemos este          mundo.
Al final de la vida, el          Ángel Custodio nos acompañará          ante el tribunal de Dios, como manifiesta la liturgia de la          Iglesia en las          oraciones para la recomendación del alma en el momento de la          muerte.
III. "Ten confianza con tu          Ángel Custodio. —Trátalo          como un entrañable amigo –lo es– y él sabrá hacerte mil          servicios en los          asuntos ordinarios de cada día"15.
Para que el Ángel Custodio          nos preste su ayuda es          necesario darle a conocer, de alguna manera, nuestras          intenciones y nuestros          deseos. A pesar de la gran perfección de su naturaleza, los          ángeles no tienen          el poder de Dios ni su sabiduría infinita, de modo que no pueden          leer el          interior de las conciencias. Basta con que le hablemos          mentalmente para que nos          entienda, e incluso para que llegue a deducir de nuestro          interior más de lo que          nosotros mismos somos capaces de expresar. Por eso es tan          importante tener un          trato de amistad con el Ángel de la Guarda.
Además de nuestra amistad,          al Ángel Custodio le          debemos veneración, como a quien está siempre en la presencia de          Dios,          contemplándole cara a cara, y, a la vez, junto a nosotros.
La devoción a nuestro          Ángel Custodio será una eficaz          ayuda en nuestras relaciones con Dios en el trabajo, en el trato          con las          personas que nos rodean, en los pequeños y en los grandes          conflictos que se          pueden presentar a lo largo de nuestros días. En este tiempo de          Cuaresma          podemos tener especialmente presente, y nos debe conmover, la          escena en el          Huerto de Getsemaní, en que la Humanidad Santísima del Señor es          confortada por          un Ángel del Cielo.
"Hay que saber tratar a          los Ángeles. Acudir a ellos          ahora, decir a tu Ángel Custodio que estas aguas sobrenaturales          de la Cuaresma          no han resbalado sobre tu alma, sino que han penetrado hasta lo          hondo, porque          tienes el corazón contrito. Pídeles que lleven al Señor esa          buena voluntad, que          la gracia ha hecho germinar de nuestra miseria, como un lirio          nacido en el          estercolero. Sancti Angeli, Custodes nostri: defendite nos            in proelio, ut            non pereamus in tremendo iudicio. Santos Ángeles          Custodios: defendednos en          la batalla, para que no perezcamos en el tremendo juicio"16.          A la          Virgen, Regina Angelorum, le rogamos que nos enseñe a          tratar a los          Ángeles, particularmente en esta Cuaresma.
1 Mt 4, 11. — 2          San Josemaría Escrivá, Es            Cristo que pasa, 63 — 3 Juan Pablo II, Audiencia            general,          6-VIII-1986. — 4 Heb 1, 14. — 5 San Juan          Crisóstomo, en Catena            Aurea, vol. III, p. 238. — 6 Cfr. Hech 5,          19-20; 8, 26; 10,          3-6. — 7 Hech 12, 7-11. — 8 Hech          12, 13-17. — 9          Cfr. San Josemaría Escrivá, Camino, n. 570. — 10          Juan Pablo II, Audiencia            general, 20-VIII-1986. — 11 Ex 23, 20. — 12          Catecismo            Romano, p. 4, cap. IX, n. 4. — 13 G. Huber, Mi            ángel marchará            delante de ti, Ed. Palabra, Madrid 1980, 6ª ed., p. 43. —          14 San          Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 2, 3. — 15          San Josemaría          Escrivá, Camino, n. 562. — 16 ídem, Es            Cristo que pasa,          63.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
San            Eulogio de Córdoba
          Arzobispo
          (año 859)
Eulogio significa: el que          habla bien (Eu = bien,          logios = hablar). 
Dicen que          San Eulogio es la mayor gloria          de España en el siglo noveno. Vivió en la ciudad de Córdoba, que          estaba ocupada          por los musulmanes o mahometanos, los cuales solamente permitían          ira misa a los          que pagaban un impuesto especial por cada vez que fueran al          templo, y castigaban          con pena de muerte al que hablara en público de Jesucristo,          fuera del templo.
Nació el año          800 de una familia que se          conservaba fervientemente católica en medio de la apostasía          general cuando la          mayoría de los católicos había abandonado la fe por miedo al          gobierno musulmán.          Este santo será el que logrará renovar el fervor por la religión          católica en su          ciudad y los alrededores.
Su abuelo,          que se llamaba también          Eulogio, lo enseñó desde pequeño a que cada vez que el reloj de          la torre daba          las horas, dijera una pequeña oración, por ejemplo: "Dios mío,          ven en mi          auxilio, Señor, ven a prisa a socorrerme".
Tuvo por          maestro a uno de los más          grandes sabios de su tiempo, al famoso Esperaindeo, el cual lo          formó muy bien          en filosofía y otras ciencias. Como compañeros de estudios tuvo          a Pablo          Alvarez, el cual fue siempre su gran amigo y escribió más tarde          la vida de San          Eulogio con todos los detalles que logró ir coleccionado.
Su biógrafo          lo describe así en su          juventud: "Era muy piadoso y muy mortificado. Sobresalía en          todas las          ciencias, pero especialmente en el conocimiento de la Sagrada          Escritura. Su          rostro se conservaba siempre amable y alegre. Era tan humilde          que casi nunca          discutía y siempre se mostraba muy respetuoso con las opiniones          de los otros, y          lo que no fuera contra la Ley de Dios o la moral, no lo          contradecía jamás. Su          trato era tan agradable que se ganaba la simpatía de todos los          que charlaban          con él. Su descanso preferido era ir a visitar templos, casas de          religiosos y          hospitales. Los monjes le tenían tan grande estima que lo          llamaban como          consultor cuando tenían que redactar los Reglamentos de sus          conventos. Esto le          dio ocasión de visitar y conocer muy bien un gran número de          casas religiosas en          España".
Ordenado de          sacerdote se fue a trabajar          con un grupo de sacerdotes y pronto empezó a sobresalir por su          gran elocuencia          al predicar, y por el buen ejemplo de su santa conducta. Dice su          biógrafo:          "Su mayor afán era tratar de agradar cada día más y más a Dios y          dominar          las pasiones de su cuerpo". Decía confidencialmente: "Tengo          miedo a          mis malas obras. Mis pecados me atormentan. Veo su          monstruosidad. Medito          frecuentemente en el juicio que me espera, y me siento merecedor          de fuertes          castigos. Apenas me atrevo a mirar el cielo, abrumado por el          peso de mi conciencia".
Eulogio era          un gran lector y por todas          partes iba buscando y consiguiendo nuevos libros para leer él y          prestar a sus          amigos. Logró obtener las obras de San Agustín y de varios otros          grandes sabios          de la antigüedad (cosa que era dificilísimo en esos tiempos en          que los libros          se copiaban a mano, y casi nadie sabía leer ni escribir) y nunca          se guardaba          para él solo los conocimientos que adquiría. Trataba de hacerlos          llegar al          mayor número posible de amigos y discípulos. Todos los creyentes          de Córdoba,          especialmente sacerdotes y religiosos se fueron reuniendo          alrededor de Eulogio.
En el año          850 estalló la persecución          contra los católicos de Córdoba. El gobierno musulmán mandó          asesinar a un          sacerdote y luego a un comerciante católico. Los creyentes más          fervorosos se          presentaron ante el alcalde de la ciudad para protestar por          estas injusticias,          y declarar que reconocían como jefe de su religión a Jesucristo          y no a Mahoma.          Enseguida los mandaron torturar y los hicieron degollar.          Murieron jóvenes y          viejos, en gran número. Algunos católicos que en otro tiempo          habían renegado de          la fe por temor, ahora repararon su falta de valor y se          presentaron ante los          perseguidores y murieron mártires.
Algunos más          flojos decían que no había          que proclamar en público las creencias, pero San Eulogio se puso          al frente de          los más fervorosos y escribió un libro titulado "Memorial de los          mártires", en el cual narra y elogia con entusiasmo el martirio          de los que          murieron por proclamar su fe en Jesucristo.
A dos          jóvenes católicas las llevaron a          la cárcel y las amenazaron con terribles deshonras si no          renegaban de su fe.          Las dos estaban muy desanimadas. Lo supo San Eulogio y compuso          para ellas un          precioso librito: "Documento martirial", y les aseguró que el          Espíritu Santo les concedería un valor que ellas nunca habían          imaginado tener y          que no les permitiría perder su honor. Las dos jóvenes          proclamaron          valientemente su fe en Jesucristo y le escribieron al santo que          en el cielo          rogarían por él y por los católicos de Córdoba para que no          desmayaran de su fe.          Fueron martirizada y pasaron gloriosamente de esta vida a la          eternidad feliz.
El gobierno          musulmán mandó a Eulogio a          la cárcel y él aprovechó esos meses para dedicarse a meditar,          rezar y estudiar.          Al fin logra salir de la cárcel, pero encuentra que el gobierno          ha destruido          los templos, ha acabado con la escuela donde él enseñaba y que          sigue          persiguiendo a los que creen en Jesús.
Eulogio          tiene que pasar diez años          huyendo de sitio en sitio, por la ciudad y por los campos. Pero          va recogiendo          los datos de los cristianos que van siendo martirizados y los va          publicando, en          su "Memorial de los mártires".
En el año          858 murió el Arzobispo de          Toledo y los sacerdotes y los fieles eligieron a Eulogio para          ser el nuevo Arzobispo.          Pero el gobierno se opuso. Algo más glorioso le esperaba en          seguida: el          martirio.
Había en          Córdoba una joven llamada          Lucrecia, hija de mahometanos, que deseaba vivir como católica,          pero la ley se          lo prohibía y quería hacerla vivir como musulmana. Entonces ella          huyó de su          casa y ayudada por Eulogio se refugió en casa de católicos. Pero          la policía          descubrió dónde estaba y el juez decretó pena de muerte para          ella y para          Eulogio.
Llevado          nuestro santo al más alto          tribunal de la ciudad, uno de los fiscales le dijo: "Que el          pueblo ignorante          se deje matar por proclamar su fe, lo comprendemos. Pero Tú, el          más sabio y          apreciado de todos los cristianos de la ciudad, no debes ira sí          a la muerte. Te          aconsejo que te retractes de tu religión, y así salvarás tu          vida". A lo          cual Eulogio respondió: "Ah, si supieses los inmensos premios          que nos          esperan a los que proclamamos nuestra fe en Cristo, no sólo no          me dirías que          debo dejar mi religión, sino que tu dejarías a Mahoma y          empezarías a creer en          Jesús. Yo proclamo aquí solemnemente que hasta el último momento          quiero ser          amador y adorador de Nuestro Señor Jesucristo".
Un soldado          le abofeteó la mejilla          derecha y nuestro santo le presentó la mejilla izquierda y fue          nuevamente abofeteado.          Luego lo llevaron al lugar de suplicio y le cortaron la cabeza.          Poco después          martirizaron también a Santa Lucrecia.
San Eulogio:          ¡Consíguenos un gran          entusiasmo por nuestra religión!.
Dichosos          vosotros cuando os persigan y          os traten mal por causa de la religión. Alegraos porque grande          será vuestro          premio en el reino de los cielos (Jesucristo Mt. 5).
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Constantino de Escocia, San Rey y          Mártir. 11          Marzo   
              
 Rey y Mártir              
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Claudia Russo, Sierva de            Dios Fundadora, 11 Marzo   
              
 Fundadora              
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Fuente:            ar.geocities.com/misa_tridentina01 
        Sofronio de Jerusalén,            Santo          Patriarca, 11 Marzo   
              
 Sofronio nació en Damasco y desde pequeño                    estudió tan excesivamente, que estuvo a punto de                    quedar ciego; pero gracias a eso el santo llegó a ser                    tan versado en la filosofía griega, que recibió el                    sobrenombre de "el sofista".   |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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