JMJ
Pax
† Lectura del santo            Evangelio según san Mateo 1,            16.18-21.24a
Gloria a ti, Señor.
El nacimiento de Jesús fue          así: su madre María estaba          prometida a José y, antes de vivir juntos, resultó que esperaba          un hijo por la          acción del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no          quería          denunciarla, decidió separarse de ella en secreto. Después de          tomar esta          decisión, el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo:
          "José, hijo de David, no temas aceptar a María como tu esposa,          pues el          hijo que espera viene del Espíritu Santo. Dará a luz un Hijo, y          le pondrás por          nombre Jesús, porque el salvará a su pueblo de los pecados".
          Cuando José se despertó hizo lo que el ángel del Señor le había          mandado.
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
San José (19 mar; si cae domingo se anticipa          al sábado)
      Antífona de Entrada
      Celebremos con alegría la fiesta de san              José, el siervo prudente y fiel,              a quien el Señor puso al frente de su familia.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Dios todopoderoso, que quisiste poner bajo la protección de            san José el            nacimiento y la infancia de nuestro Redentor; concédele a tu            Iglesia proseguir            y llevar a término, bajo su patrocinio, la obra de la            redención humana. 
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera Lectura
      El Señor Dios le dará el trono de David,              su Padre
Lectura del segundo libro de Samuel 7,              4-5a.12-14a.16
En            aquellos días, el Señor dirigió esta palabra a Natán:
            "Ve a decir a mi siervo David: Cuando hayas llegado al final            de tu vida y            descanses con tus antepasados, mantendré después de ti un            descendiente salido            de tus entrañas y consolidaré su reino. El edificará un templo            en mi honor y yo            mantendré para siempre su realeza. Seré para él un padre y él            será para mí un            hijo. Tu dinastía y tu realeza subsistirán para siempre ante            mí, y tu trono            durará por siempre".
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal 88, 2-3.4-5.17 y 29
Su descendencia perdurará eternamente.
Cantaré eternamente el amor del Señor,            anunciaré por siempre tu            fidelidad. Proclamaré: "Tu amor es un edificio eterno, tu            fidelidad está            firme en los cielos".
            Su descendencia perdurará eternamente.
He sellado una alianza con mi elegido, he            jurado a mi siervo David:            "Afirmaré tu descendencia para siempre, consolidaré tu trono            por todas las            edades".
            Su descendencia perdurará eternamente.
El me dirá: "Tú eres mi Padre, mi Dios, la            roca que me salva".            Mi amor hacia él será eterno, y mi alianza con él, firme.
            Su descendencia perdurará eternamente.
Segunda Lectura
      Esperando contra toda esperanza, Abrahán              creyó
Lectura de la carta del apóstol san              Pablo a los Romanos 4,              13.16-18. 22
Hermanos:            Cuando Dios prometió a Abrahán y a su descendencia que            heredarían el mundo, no            vinculó la promesa a la ley, sino a la fuerza salvadora de la            fe. Por eso la            herencia depende de la fe, es puro don, de modo que la promesa            se mantenga            segura para toda la descendencia de Abrahán, que no es sólo la            que procede de            la ley, sino también la que procede de la fe de Abrahán, que            es padre de todos            nosotros. Así dice la Escritura: Te hago padre de muchos            pueblos; y lo es ante            Dios en quien creyó, el Dios que da vida a los muertos y llama            a la existencia            a las cosas que no existen.
            Abrahán creyó contra toda esperanza que sería padre de muchos            pueblos, según le            había sido prometido: Así será tu descendencia. Lo cual le fue            tenido en cuenta            para obtener la salvación. 
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del            Evangelio
      Honor y              gloria a ti, Señor Jesús. 
            Dichosos los que viven en tu casa, Señor, alabándote siempre.
            Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
      José hizo              lo que le había mandado el ángel del Señor
† Lectura              del santo Evangelio según san Mateo 1, 16.18-21.24a
Gloria a              ti, Señor.
El            nacimiento de Jesús fue            así: su madre María estaba prometida a José y, antes de vivir            juntos, resultó            que esperaba un hijo por la acción del Espíritu Santo. José,            su esposo, que era            justo y no quería denunciarla, decidió separarse de ella en            secreto. Después de            tomar esta decisión, el ángel del Señor se le apareció en            sueños y le dijo:
            "José, hijo de David, no temas aceptar a María como tu esposa,            pues el            hijo que espera viene del Espíritu Santo. Dará a luz un Hijo,            y le pondrás por nombre            Jesús, porque el salvará a su pueblo de los pecados".
            Cuando José se despertó hizo lo que el ángel del Señor le            había mandado.
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            de los Fieles
      Celebrante:
            Oremos, hermanos y hermanas, al Señor, y pidámosle que se            acuerde de nosotros,            obra de sus manos:
            (Respondemos a cada petición: Escúchanos, Señor).
Para que            el Señor, que puso en manos de san José el cuidado de su Verbo            hecho hombre,            asista a los pastores de la Iglesia, en manos de los cuales ha            establecido los            sacramentos de la gracia y los dones de la salvación, roguemos            al Señor. 
            Escúchanos, Señor.
Para que            el Señor, que ha querido que san José fuera patrono de la            Iglesia y padre de su            familia, derrame el espíritu de oración y de generosidad en            los hogares            cristianos, a fin de que surjan abundantes vocaciones para el            servicio de la            Iglesia y para la predicación del Evangelio, roguemos al            Señor. 
            Escúchanos, Señor.
Para que            el Señor, que puso la tierra al servicio del ser humano y le            dio la misión de            cultivarla, conceda a los trabajadores el sustento necesario y            una vida digna y            feliz, roguemos al Señor. 
            Escúchanos, Señor.
Para que            el Señor, que permitió que san José fuera turbado por la            incertidumbre y la            duda y tuviera que huir de su tierra, venga en auxilio de los            emigrantes y de            todos los que viven en medio de dudas y tormentos, roguemos al            Señor. 
            Escúchanos, Señor.
Para que            el Señor, que quiso que san José fuese asistido por Jesús y            María en el momento            de su tránsito, sea benigno y misericordioso con los            agonizantes y nos asista            en la hora de nuestra muerte, roguemos al Señor. 
            Escúchanos, Señor.
Celebrante:
            Que nos ayuden, Señor, los méritos de san José, esposo            santísimo de la Madre de            Jesús, y que, por su intercesión, consigamos los bienes que,            por nuestra            debilidad, no nos atrevemos a esperar.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Oración sobre las            Ofrendas
      Concédenos,            Señor, celebrar            esta Eucaristía con el mismo amor y pureza de corazón con que            se entregó san            José a servir a tu Hijo, nacido de la Virgen María.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      Misión de              san José
En            verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre            y en todo lugar,            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. 
            Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la solemnidad de            san José, el            hombre justo que diste por esposo a la Virgen Madre de Dios,            el fiel y prudente            servidor a quien constituiste jefe de tu familia para que,            haciendo las veces            de padre, cuidara a tu Hijo unigénito, concebido por obra del            Espíritu Santo,            Jesucristo, nuestro Señor. 
            Por él,
            los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales,            cantan sin cesar el            himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
      Alégrate siervo bueno y fiel. Entra a              compartir el gozo de tu Señor.
Oración después de la            Comunión
      Oremos:
            Señor, protege sin cesar a esta familia tuya que se alegra hoy            al celebrar la            festividad de san José, y conserva en ella la vida de la            gracia que le has            comunicado por medio de la Eucaristía.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
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† Meditación diaria
19 de marzo
SOLEMNIDAD DE SAN          JOSÉ*
—          Las promesas del Antiguo Testamento se realizan en Jesús a          través de José.
—          Fidelidad del Santo Patriarca a la misión recibida de Dios.
—          Nuestra fidelidad.
I. Este            es el criado fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al            frente de su familia1.
Esta          familia de la que se habla en la Antífona            de entrada de          la Misa es la          Sagrada Familia de Nazareth, el tesoro de Dios en la tierra, que          encomendó a          San José, «el servidor fiel y prudente», que entregó su vida con          alegría y sin          medida para sacarla adelante. La familia del Señor es también,          por ampliación,          la Iglesia, que reconoce a San José como su protector y patrono.
La Primera            lectura evoca          las antiguas promesas en las que          se anuncia, de generación en generación, la llegada de un Rey          fuerte y justo, un          Pastor bueno que conducirá al rebaño hacia verdes praderas2, un Redentor          que nos salvará3. En esta          lectura de hoy se comunica a          David, por medio del profeta Natán, que de su descendencia          llegará el Mesías,          quien tendrá un reinado eterno. Por José, es Jesús hijo de          David. En Él se han          cumplido las promesas hechas desde Abrahán4.
«Con          la Encarnación las "promesas" y las "figuras" del Antiguo          Testamento se hacen          "realidad": lugares, personas, hechos y ritos se entremezclan          según precisas          órdenes divinas, transmitidas mediante el ministerio angélico y          recibidas por          criaturas particularmente sensibles a la voz de Dios. María es          la humilde          sierva del Señor, preparada desde la eternidad para la misión de          ser Madre de          Dios; José es aquel (...) que tiene el encargo de proveer a la          inserción          "ordenada" del Hijo de Dios en el mundo, en el respeto de las          disposiciones          divinas y de las leyes humanas. Toda la vida, tanto "privada"          como "escondida"          de Jesús ha sido confiada a su custodia»5.
El          Evangelio de la Misa tiene especial interés en recalcar que José          está          entroncado en la casa de David, depositaria de las promesas          hechas a los          patriarcas: Jacob            engendró a José,            el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo6. Es el          Patriarca del Nuevo Testamento.
Fue          José un hombre sencillo que Dios cubrió de gracias y de dones          para que cumpliera          una misión singular y entrañable en los planes salvíficos. Vivió          entre gozos          inenarrables, al tener junto a él a Jesús y a María, y también          entre          incertidumbres y sufrimientos: perplejidad ante el misterio          obrado en María,          que él todavía no conoce; la pobreza extrema de Belén; la          profecía de Simeón en          el Templo sobre los sufrimientos del Salvador; la angustiosa          huida a Egipto; la          vida apenas sin recursos en un país extraño; la vuelta de Egipto          y los temores          ante Arquelao... Fue siempre fidelísimo a la voluntad de Dios,          dejando a un          lado planes y razones meramente humanas.
El          centro de su vida fueron Jesús y María, y el cumplimiento de la          misión que Dios          le había confiado. «La entrega de San José aparece tejida de ese          entrecruzarse          de amor fiel, de fe amorosa, de esperanza confiada. Su fiesta          es, por eso, un          buen momento para que todos renovemos nuestra entrega a la          vocación de          cristianos, que a cada uno de nosotros ha concedido el Señor.
»Cuando          se desea sinceramente vivir de fe, de amor y de esperanza, la          renovación de la          entrega no es volver a tomar algo que estaba en desuso. Cuando          hay fe, amor y          esperanza, renovarse es -a pesar de los errores personales, de          las caídas, de          las debilidades mantenerse en las manos de Dios: confirmar un          camino de          fidelidad. Renovar la entrega es renovar (...) la fidelidad a lo          que el Señor          quiere de nosotros: amar con obras»7.
Le          pedimos especialmente hoy al Santo Patriarca el deseo eficaz de          cumplir la          voluntad de Dios en todo, en una entrega alegre, sin          condiciones, que sirva a          muchos para que encuentren el camino que conduce al Cielo.
II. Siervo bueno y fiel,            entra en el            banquete de tu Señor8. Estas          palabras de la Antífona            de comunión de          la Misa las oiría un día San José          por el cumplimiento amoroso y alegre de su misión en la tierra.          Son palabras          dichosísimas que un día también el Señor nos dirá a nosotros si          hemos sido fieles          a la vocación recibida, aunque hayamos tenido que recomenzar          muchas veces, con          humildad y sencillez de corazón. En otra oración de la Misa del          día se repite          la palabra fidelidadaplicada  a          San José: Dios            todopoderoso,            que confiaste los primeros misterios de la salvación de los            hombres a la fiel            custodia de San José...9, rezamos en          la oración colecta.          Parece como si          el Señor quisiera hoy recordarnos la fidelidad a nuestros          compromisos para con          Él y para con los demás, la fidelidad a la vocación recibida de          Dios, a la          llamada que cada cristiano ha recibido, su quehacer en el mundo          según el querer          de Dios.
Nuestra          vida no tiene otro sentido que ser fieles al Señor, en cualquier          edad y circunstancia          en la que nos encontremos. De eso depende, lo sabemos bien,          nuestra felicidad          en esta vida y, en buena parte, la felicidad de quienes nos          rodean. San José          pasó por situaciones bien diferentes y no todas fueron          humanamente gratas, pero          el Santo Patriarca fue firme como la roca y contó siempre con la          ayuda de Dios.          Nada desvió a José del camino que se le había señalado; fue el          hombre al que          Dios, fiándose de Él, puso al frente de su familia aquí en la          tierra. «¿Qué          otra cosa fue su vida sino una entera dedicación al servicio          para el que había          sido llamado? Esposo de la Virgen María, padre legal de Jesús          (...), consumió          su vida con la atención puesta en ellos, entregado al          cumplimiento de la misión          para la que había sido llamado. Y como un hombre entregado es un          hombre que ya          no se pertenece, él dejó de preocuparse de sí mismo desde el          momento en que,          ilustrado por el ángel en aquel primer sueño, aceptó plenamente          el designio de          Dios sobre él, y al recibir a María su esposa comenzó a vivir          para aquellos que          habían sido puestos bajo su custodia. El Señor le confió su          familia y José no          le defraudó; Dios se apoyó en él, y él se mantuvo firme en toda          clase de          circunstancias»10. Dios, para          muchas cosas grandes, se          apoya en nosotros... No le defraudemos.
Le          decimos hoy al Señor que queremos ser fieles, entregados a          nuestro quehacer          divino y humano en la tierra, como lo fue San José, sabiendo que          de ello          depende el sentido de nuestra vida toda. Examinemos despacio en          qué podríamos          ser más fieles: compromisos para con Dios, con quienes quizá          tenemos a nuestro          cargo, en el apostolado, en la tarea profesional...
III. Concédenos, Señor,            que podamos            servirte... con un corazón puro como San José, que se entregó            para servir a tu            Hijo...11.
Mientras          preparábamos la Solemnidad de hoy considerando la devoción de          los siete domingos            de San José,          meditábamos el principio enunciado por Santo Tomás, que se          aplica a la elección          de San José, y a toda vocación: «A los que Dios elige para algo          los prepara y          dispone de tal modo que sean idóneos para ello»12. La          fidelidad de Dios se muestra en          las ayudas que otorga siempre, en cualquier situación de edad,          trabajo, salud,          etc., en que nos encontremos, para que cumplamos fielmente          nuestra misión en la          tierra. San José correspondió delicada y prontamente a las          innumerables gracias          que recibió de parte de Dios.
Nosotros          debemos meditar muchas veces que el Señor no nos fallará jamás;          Él espera          siempre nuestra correspondencia firme: en la juventud, en la          madurez, y cuando          ya no sea mucho el tiempo que nos separe de Dios; cuando parece          que todo          acompaña para ser leales y en aquellos momentos en los que          pudiera dar la          impresión de que todo invita a romper los compromisos          contraídos.
El no            sentir a Dios          alguna vez –o por largos          períodos–, el no sentirse atraído a dedicar a Dios el mejor rato          del día, puede          deberse, quizá, a que se tiene el alma llena de uno mismo y de          todo lo que pasa          a nuestro alrededor. En estos momentos la fidelidad a Dios es          fidelidad al          recogimiento interior, al empeño por salir de ese estado, a la          vida de oración,          a esa oración en la que el alma se queda sola, desnuda ante Dios          y le pide, o          le mira...
Dios          espera de todos nosotros una actitud despierta, amorosa, llena          de iniciativas.          ¡El corazón del Santo Patriarca estuvo siempre lleno de alegría,          incluso en los          momentos más difíciles! Hemos de lograr que nuestro quehacer          divino en la          tierra, nuestro caminar hacia Dios sea siempre nuevo, como nuevo          y original es          siempre el amor, pues, como señala el poeta: Nadie            fue ayer // ni va hoy // ni irá mañana // hacia Dios // por            este mismo camino            // que yo voy. // Para cada hombre guarda // un rayo nuevo de            luz el sol // y            un camino virgen // Dios. Siempre eternamente nuevo.
Hoy          pedimos a San José esa juventud interior que da siempre la          entrega verdadera,          la renovación desde sus mismos cimientos de estos firmes          compromisos que          adquirimos un día. Le pedimos también por tantos que esperan de          nosotros esa          alegría interior, consecuencia de la entrega, que les arrastre          hasta Jesús, a          quien encontrarán siempre muy cerca de María.
1 Antífona            de entrada. Lc 12,          42. — 2 Ez 34,          23. — 3 Gen 3, 15.          — 4 Segunda            lectura. Rom 4, 18.          — 5 Juan Pablo            II,          Exhor. Apost. Redemptoris            custos,          15-VIII-1989, 8. — 6 Mt 1, 16.          — 7 San            Josemaría Escrivá, Es            Cristo que pasa, 43. — 8Antífona            de comunión. Mt 25,          21. — 9 Misal            Romano, Oración colecta de la            Misa de San            José. — 10 F. Suárez, José, esposo de María,          pp.          276-277. — 11 Misal            Romano,Misa            de la Solemnidad de San            José. Oración sobre las ofrendas. — 12 Santo            Tomás,Suma            Teológica, 3, q. 27,          a. 4, c.
* Se          interrumpe en cierto modo la          práctica cuaresmal para celebrar la Solemnidad de San José,          esposo de María.          Él, junto con Nuestra Señora, cuidó de Jesús Niño, y no hay en          el Cielo,          excepto su Esposa, santo más grande. De igual forma que fue          cabeza de la          Sagrada Familia y cuidó de ella aquí en la tierra, así ejerce          ahora su          patrocinio sobre la Iglesia universal.
Esta          festividad, que ya existía en          numerosos lugares, se fijó en esta fecha durante el siglo xv y luego se extendió a          toda la Iglesia          como fiesta de precepto en 1621. El Papa Pío IX lo nombró, en          1847, Patrono de la          Iglesia universal. La paternidad de San José alcanza no solo a          Jesús -de quien          hizo las veces de padre- sino a la misma Iglesia, que continúa          en la tierra la          misión salvadora de Cristo. Así lo reconoció el Papa Juan XXIII          al incorporar          su nombre al Canon Romano, para que todos los cristianos -en el          momento en que          Cristo se hace presente en el altar- veneremos la memoria del          que gozó de su          presencia física en la tierra.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
            San José, 
            Esposo de la Virgen María
José          significa "Dios me          ayuda".
De San          José únicamente sabemos los          datos históricos que San Mateo y San Lucas nos narran en el          Evangelio. Su más          grande honor es que Dios le confió sus dos más preciosos          tesoros: Jesús y          María. San Mateo nos dice que era descendiente de la familia de          David.
Una          muy antigua tradición dice que          l9 de Marzo sucedió la muerte de nuestro santo y el paso de su          alma de la tierra          al cielo.
Los          santos que más han propagado          la devoción a San José han sido: San Vicente Ferrer, Santa          Brígida, San Bernardino          de Siena (que escribió en su honor muy hermosos sermones) y San          Francisco de          Sales, que predicó muchas veces recomendando la devoción al          santo Patriarca.          Pero sobre todo, la que más propagó su devoción fue Santa          Teresa, que fue          curada por él de una terrible enfermedad que la tenía casi          paralizada,          enfermedad que ya era considerada incurable. Le rezó con fe a          San José y obtuvo          de manera maravillosa su curación. En adelante esta santa ya no          dejó nunca de          recomendar a las gentes que se encomendaran a él. Y repetía:          "Otros santos          parece que tienen especial poder para solucionar ciertos          problemas. Pero a San          José le ha concedido Dios un gran poder para ayudar en todo".          Hacia el          final de su vida, la mística fundadora decía: "Durante 40 años,          cada año          en la fiesta de San José le he pedido alguna gracia o favor          especial, y no me          ha fallado ni una sola vez. Yo les digo a los que me escuchan          que hagan el          ensayo de rezar con fe a este gran santo, y verán que grandes          frutos van a          conseguir". Y es de notar que a todos los conventos que fundó          Santa Teresa          les puso por patrono a San José.
San          Mateo narra que San José se          había comprometido en ceremonia pública a casarse con la Virgen          María. Pero que          luego al darse cuenta de que Ella estaba esperando un hijo sin          haber vivido          juntos los dos, y no entendiendo aquel misterio, en vez de          denunciarla como          infiel, dispuso abandonarla en secreto e irse a otro pueblo a          vivir. Y dice el          evangelio que su determinación de no denunciarla, se debió a que          "José era          un hombre justo", un verdadero santo. Este es un enorme elogio          que le hace          la Sagrada Escritura. En la Biblia, "ser justo" es lo mejor que          un          hombre puede ser.
Nuestro          santo tuvo unos sueños muy          impresionantes, en los cuales recibió importantísimos mensajes          del cielo.
En su          primer sueño, en Nazaret, un          ángel le contó que el hijo que iba a tener María era obra del          Espíritu Santo y          que podía casarse tranquilamente con Ella, que era totalmente          fiel.          Tranquilizando con ese mensaje, José celebró sus bodas. La          leyenda cuenta que          doce jóvenes pretendían casarse con María, y que cada uno          llevaba en su mano un          bastón de madera muy seca. Y que en el momento en que María          debía escoger entre          los 12, he aquí que el bastón que José llevaba milagrosamente          floreció. Por eso          pintan a este santo con un bastón florecido en su mano.
En su segundo sueño en          Belén, un ángel le comunicó que          Herodes buscaba al Niño Jesús para matarlo, y que debía salir          huyendo a Egipto.          José se levantó a medianoche y con María y el Niño se fue hacia          Egipto.
En su          tercer sueño en Egipto, el          ángel le comunicó que ya había muerto Herodes y que podían          volver a Israel.          Entonces José, su esposa y el Niño volvieron a Nazaret.
La          Iglesia Católica venera mucho          los cinco grandes dolores o penas que tuvo este santo, pero a          cada dolor o          sufrimiento le corresponde una inmensa alegría que Nuestro Señor          le envió.
El            primer dolor: Ver nacer al Niño Jesús          en una pobrísima cueva en          Belén, y no lograr conseguir ni siquiera una casita pobre para          el nacimiento. A          este dolor correspondió la alegría de ver y oír a los ángeles          pastores llegar a          adorar al Divino Niño, y luego recibir la visita de los Magos de          oriente con          oro, incienso y mirra.
El            segundo dolor: El día de la Presentación          del Niño en el Templo, al          oír al profeta Simeón anunciar que Jesús sería causa de división          y que muchos          irían en su contra y que por esa causa, un puñal de dolor          atravesaría el corazón          de María. A este sufrimiento correspondió la alegría de oír al          profeta anunciar          que Jesús sería la luz que iluminaría a todas las naciones, y la          gloria del          pueblo de Israel.
El            tercer dolor:  La huida a Egipto. Tener          que huir por entre          esos desiertos a 40 grados de temperatura, y sin sombras ni          agua, y con el Niño          recién nacido. A este sufrimiento le correspondió la alegría de          ser muy bien          recibido por sus paisanos en Egipto y el gozo de ver crecer tan          santo y hermoso          al Divino Niño.
El            cuarto dolor:  La pérdida del Niño Jesús          en el Templo y la angustia          de estar buscándolo por tres días. A este sufrimiento le siguió          la alegría de encontrarlo          sano y salvo y de tenerlo en sus casa hasta los 30 años y verlo          crecer en edad,          sabiduría y gracia ante Dios y ante los hombres.
El            quinto dolor:  La separación de Jesús y          de María al llegarle la hora          de morir. Pero a este sufrimiento le siguió la alegría, la paz y          el consuelo de          morir acompañado de los dos seres más santos de la tierra. Por          eso invocamos a          San José como Patrono de la Buena Muerte, porque tuvo la muerte          más dichosa que          un ser humano pueda desear: acompañado y consolado por Jesús y          María.
San            José, el santo del            Silencio. 
          Es un caso excepcional en la Biblia: un santo al que no se le          escucha ni una          sola palabra. No es que haya sido uno de esos seres que no          hablaban nada, pero seguramente          fue un hombre que cumplió aquel mandato del profeta antiguo:          "Sean pocas          tus palabras". Quizás Dios ha permitido que de tan grande amigo          del Señor          no se conserve ni una sola palabra, para enseñarnos a amar          también nosotros en          silencio. "San José, Patrono de la Vida interior, enséñanos a          orar, a          sufrir y a callar".
Un          dato curioso: Desde que el Papa          Pío Nono declaró en 1870 a San José como Patrono Universal de la          Iglesia, todos          los Pontífices que ha tenido la Iglesia Católica desde esa          fecha, han sido          santos. Buen regalo de San José.
Santa          Teresa repetía: "Parece          que Jesucristo quiere demostrar que así como San José lo trató          tan sumamente          bien a El en esta tierra, El le concede ahora en el cielo todo          lo que le pida          para nosotros. Pido a todos que hagan la prueba y se darán          cuenta de cuán          ventajoso es ser devotos de este santo Patriarca".
"Yo no          conozco persona que le          haya rezado con fe y perseverancia a San José, y que no se haya          vuelto más virtuosa          y más progresista en santidad". 
            Oración a San José
          del            Papa León XIII 
          A vos, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación,
          y después de invocar el auxilio de vuestra Santísima Esposa,          solicitamos también          confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la          Inmaculada          Virgen María,Madre de Dios, os tuvo unido y, por el paterno          amorconque          abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos volváis          benigno los ojos          a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con          vuestro poder y          auxilio socorráis nuestras necesidades. 
Proteged,          oh providentísimo          Custodio de la Sagrada Familia la
          escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda          mancha de error y          corrupción; asistidnos propicio, desde el Cielo, fortísimo          libertador nuestro          en esta lucha con el poder de las tinieblas y, como en otro          tiempo librasteis          al Niño Jesús del inminente peligro de su vida, así, ahora,          defended la Iglesia          Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda          adversidad, y a          cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio, para          que, a ejemplo          vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente          vivir y          piadosamente morir y alcanzaren el Cielo la eterna felicidad.  
          
          Amén. 
Al            Glorioso Patriarca San José 
José          dulcísimo y Padre amantísimo          de mi corazón, a tí te elijo como mi protector en vida y en          muerte; y consagro          a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los muchos          que vanamente          he dado al mundo, y a sus vanísimas vanidades.
          
          Yo te suplico con todo mi corazón que por dolores y goces me          alcances de tu          adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima,          la gracia de          emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de          mi alma.
          
          Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas,          lágrimas de          contricción para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para          no cometerlas          más, fortaleza para resistir a las tentaciones,
          perseverancia para seguir el camino de la virtud;          particularmente lo que te          pido en esta oración y una cristiana disposición para morir          bien.
          
          Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que mediante          tu poderosa          intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo          amar  y          servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por          una eternidad. 
Amén.          
http://www.gloria.tv/?media=55601
Milagro de San José - La escalera de              Loreto          
Irapuato: Milagro de San          José          - La          escalera de Loreto … de la escalera de la Iglesia de Loreto, en          Santa          Fe, Estados Unidos San          José,          ese hombre maravilloso          que supo con humildad ser el padre …
hijodemaria: CONSAGRACION A SAN          JOSE          … ¡Bellísima          Consagracion!, y Dolores y Gozos de San          José.          AUDIO MP3          DESCARGABLE EN: http://madrecelestial.blogspot.com
Especial sobre San                José de ACI Prensa
Irapuato: Especial sobre San José de ACI Prensa … ACI          Prensa presenta          renovado especial sobre San José REDACCIÓN CENTRAL, 
SAN JOSE SEGUN, SANTA BRIGIDA.
SAN JOSE SEGUN, SAN JUAN DAMACENO.
SAN JOSE                SEGUN, SANTO TOMAS DE AQUINO.
Santa Teresa                de Jesús Devoción a San José
DOLORES Y                GOZOS DE SAN JOSE - PARA                VER CON DETALLE LOS …
La casa de San José en Nazaret-El                Pulso de la Fe
La casa de                San José -Nazaret y San José...
SAN JOSE, El Santo del silencio....
MARINO RESTREPO (EL SILENCIO DE SAN                JOSE).
http://www.gloria.tv/?media=132039
Poema          (1 minuto)
http://www.gloria.tv/?media=60537
Película Jesús, María y José 1969 méxico
http://www.gloria.tv/?media=122071
SAN                JOSÉ CUSTODIO DE                LOS SAGRADOS CORAZONES Monseñor …
MensajeroMariano: SAN JOSÉ CUSTODIO DE LOS SAGRADOS          CORAZONES Monseñor          Tulio Manuel Chirivella … Tulio Manuel Chirivella predica sobre          El castísimo          Corazón de San Joséel  esposo          virgenal de la Virgen María SAN JOSÉCUSTODIO  DE          LOS …
Oración a San José por el Papa León                XIII
A San José para santificar el trabajo
Triduo al                Glorioso Patriarca SAN                JOSÉ para alcanzar alguna …
Pequeña          vida de San José
http://www.gloria.tv/?media=253760
Jose de                Nazareth (Pelicula Lux Vide)
No recomendable ya que tiene una visión          mundana de José, María y su          familia, casi insultante para lo que realmente fueron.
http://www.gloria.tv/?media=165753
90 min
http://www.imdb.com/title/tt0852973/
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Fuente:          ACI Prensa 
          Marcel o Marcelo Callo, Beato Mártir Laico, Marzo 19   
              
 Mártir Martirologio                    Romano: En el lugar                    de Mauthausen, en Austria, beato Marcelo Callo,                    mártir, que siendo un joven oriundo de la región de                    Rennes, en Francia, durante la guerra confortaba en la                    fe, con cristiano ardor, a los compañeros de                    cautiverio, que se hallaban agotados por los duros                    trabajos, y por este motivo se le hizo morir en un                    campo de exterminio (1945).  El Beato Marcel                  Callo nació en Rennes, Francia, el 6 de Diciembre de                  1921, es el segundo de nueve hijos, fue bautizado dos                  días después en la Iglesia de Nuestra Señora de la Buena                  Nueva.  |           
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Sibilina            (Sibila) Biscossi de            Pavia, Beata          Terciaria Dominica, Marzo 19            
              
 Terciaria                    Dominica Martirologio                    Romano: En Pavía, en                    Lombardía, beata Sibilina Biscossi, virgen, la cual,                    ciega a los doce años, transcurrió sesenta y cinco                    recluida junto a la iglesia de la Orden de                    Predicadores, alumbrando con su luz interior a muchos                    que acudían a ella (1367).  Se le suele llamar                  indistintamente Sibilina o Sibila.  |           
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Fuente:          Franciscanos.net 
          Marcos de Montegallo, Beato Creador del Monte de Piedad,          Marzo 19          
              
 Crador del Monte                    de Piedad Martirologio                    Romano: En Vicenza,                    en el territorio de Venecia, beato Marcos de Marchio                    de Montegallo, presbítero de la Orden de los Hermanos                    Menores, que creó la obra llamada Monte de Piedad,                    para aliviar la indigencia de los pobres (1496).  Sacerdote de la                  Primera Orden Franciscana(1425‑1496). Su culto fue                  aprobado por Gregorio XVI el 20 de septiembre de 1839.  |           
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Fuente:  ar.geocities.com/misa_tridentina01          
          Andrés Gallerani, Beato Laico Fundador, Marzo 19   
              
 Fundador de la                    Sociedad Laical Martirologio                    Romano: En Siena, de                    la Toscana, beato Andrés Gallerani, que visitó y                    consoló con diligencia a enfermos y afligidos y                    congregó a los Hermanos de la Misericordia, laicos sin                    votos, para atender a pobres y enfermos (1251).  El beato Andrés de                  Gallerani fue un aguerrido soldado que llevó a los                  sieneses a la victoria contra los orvietanos.   |           
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Fuente:          Franciscanos.org 
          Narciso Turchan, Beato Mártir, Marzo 19   
              
 Mártir                    Franciscano Martirologio                    Romano: Cerca de                    Munich, en Baviera, de Alemania, beato Narciso                    Turchan, presbítero de la Orden de Hermanos Menores y                    mártir, que deportado a causa de la fe desde Polonia,                    que estaba sometida a un régimen malvado, a los campos                    de concentración de Dachau, allí murió agotado por las                    torturas (1942).  Nació en                  Biskupice, Polonia, el 19 de septiembre de 1879.  |           
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Fuente:  ar.geocities.com/misa_tridentina01          
          Isnardo de Chiampro, Beato Presbítero Dominico, Marzo 19            
              
 Presbítero                    Dominico Martirologio                    Romano: En Pavía, de                    Lombardía, beato Isnardo de Chiampo, presbítero de la                    Orden de Predicadores, que en esta ciudad fundó un                    convento de su Orden (1244). Isnardo nació en                  Chiampo, un poblado cerca de Vicenza.   |           
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Fuente:  ar.geocities.com/misa_tridentina01          
          Juan Buralli de Parma, Beato Franciscano, Marzo 19   
              
 Séptimo Superior                    General de los Franciscanos. Martirologio                    Romano: En Camerino,                    del Piceno, en Italia, beato Juan de Parma Buralli,                    presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, a                    quien el papa Inocencio IV envió como legado a los                    griegos, para restaurar su comunión con los latinos                    (1289).  Nació en Parma en                  1209 y ya se encontraba enseñando lógica cuando, a la                  edad de veinticinco años, entró a la orden franciscana.                    |           
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Fuente:  ar.geocities.com/misa_tridentina01          
          Juan, Santo Abad, Marzo 19   
              
 Abad Martirologio                    Romano: En Spoleto,                    en la Umbría, san Juan, abad de Parrano, que fue padre                    de muchos siervos de Dios (s. VI). Durante los                  disturbios monofisitas en el oriente, un sirio, llamado                  Juan dejó su tierra natal, se dirigió al occidente y se                  estableció no lejos de Espoleto. Allí construyó una                  abadía, de la cual llegó a ser superior, y también fundó                  otra casa religiosa cerca de Pésaro.   |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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