JMJ
Pax
† Lectura del santo            Evangelio según san Juan 4, 43-54
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo salió          Jesús de Samaria y continuó su          viaje hacia Galilea. El mismo Jesús había declarado que un          profeta no es bien          considerado en su propia tierra.
          Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, pues          también ellos          habían estado en Jerusalén por la fiesta de la pascua y habían          visto todo lo          que Jesús hizo en aquella ocasión.
          Jesús visitó de nuevo Caná de Galilea, donde había convertido el          agua en vino.          Había allí un 
          funcionario del rey, que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. 
          Cuando se enteró de que Jesús venía de Judea a Galilea, salió a          su encuentro          para suplicarle que fuera a su casa y sanara a su hijo, que          estaba a punto de morir.          Jesús le dijo:
          "Si no ven signos y prodigios son incapaces de creer".
          Pero el funcionario insistía:
          "Señor, ven pronto, antes de que muera mi hijo".
          Jesús le dijo:
          "Regresa a tu casa; tu hijo ya está bien".
          El hombre creyó en lo que Jesús le había dicho, y se fue. Cuando          regresaba a su          casa, le salieron al encuentro sus criados para darle la noticia          de que su hijo          estaba bien. Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado          la mejoría.          Los criados le dijeron:
          "Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre".
          El padre comprobó que la mejoría de su hijo había comenzado en          el mismo momento          en que Jesús le había dicho: "Tu hijo está curado"; y creyeron          en          Jesús él y todos los suyos. Este segundo signo lo hizo Jesús al          regresar de          Judea a Galilea.
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
lun 4a. Sem cuaresma
      Antífona de Entrada
      Yo confío en el Señor. Tu misericordia              sea mi gozo y mi alegría. Te has              fijado en mi congoja.
Oración Colecta
      Oremos:
            Dios nuestro, que renuevas el mundo por medio de tus            sacramentos divinos;            concede a tu Iglesia aprovechar estos signos misteriosos de tu            presencia y            asístela siempre en sus necesidades materiales. 
            Por nuestro Señor Jesucristo... 
            Amén.
Primera Lectura
      Ya no se oirán gemidos ni llantos
Lectura del libro del profeta Isaías 65,              17-21
Esto dice            le Señor: 
            "Miren, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva; lo            pasado no se            recordará ni se volverá a pensar a ello, sino que habrá            alegría y gozo eterno            por lo que voy a crear. 
            Pues convertiré en gozo a Jerusalén y a sus habitantes en            alegría; me gozaré            por Jerusalén y me alegraré por mi pueblo, y ya no se oirán en            ella llantos ni            lamentos. Ya no habrá allí niños que mueran al nacer ni            ancianos que no            completen sus años, pues será joven quien muera a los cien            años, y a quien no            llegue a ellos se le tendrá por maldito.
            Construirán casas y vivirán en ellas, plantarán viñas y            comerán su fruto".
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal 29, 2.4.-6.11-12a y 13b
Te ensalzaré, Señor, porque me has              librado.
Yo te alabo, Señor, porque me has librado,            no has dejado que mis            enemigos se rían de mí. Tú, Señor, me libraste del abismo, me            reanimaste cuando            estaba a punto de morir. 
            Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
Canten al Señor, fieles suyos, den gracias            a su santo nombre. Porque su            enojo dura un instante, pero su bondad, toda la vida: por la            tarde nos domina            el llanto, por la mañana todo es alegría.
            Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
Escucha, Señor, ten compasión de mí,            Señor, ven en mi ayuda. Tú            cambiaste mi luto en danzas. Señor, Dios mío, te daré gracias            por siempre.
            Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
Aclamación antes del            Evangelio
      Honor y              gloria a ti, Señor Jesús. 
            Busquen el bien y no el mal para que vivan, y el Señor estará            con ustedes.
            Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
      Vete, tu              hijo ya está sano
† Lectura              del santo Evangelio según san Juan 4, 43-54
Gloria a              ti, Señor.
En            aquel tiempo salió Jesús de            Samaria y continuó su viaje hacia Galilea. El mismo Jesús            había declarado que            un profeta no es bien considerado en su propia tierra.
            Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, pues            también ellos            habían estado en Jerusalén por la fiesta de la pascua y habían            visto todo lo            que Jesús hizo en aquella ocasión.
            Jesús visitó de nuevo Caná de Galilea, donde había convertido            el agua en vino.            Había allí un 
            funcionario del rey, que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. 
            Cuando se enteró de que Jesús venía de Judea a Galilea, salió            a su encuentro            para suplicarle que fuera a su casa y sanara a su hijo, que            estaba a punto de            morir. Jesús le dijo:
            "Si no ven signos y prodigios son incapaces de creer".
            Pero el funcionario insistía:
            "Señor, ven pronto, antes de que muera mi hijo".
            Jesús le dijo:
            "Regresa a tu casa; tu hijo ya está bien".
            El hombre creyó en lo que Jesús le había dicho, y se fue.            Cuando regresaba a su            casa, le salieron al encuentro sus criados para darle la            noticia de que su hijo            estaba bien. Entonces él les preguntó a qué hora había            comenzado la mejoría.            Los criados le dijeron:
            "Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre".
            El padre comprobó que la mejoría de su hijo había comenzado en            el mismo momento            en que Jesús le había dicho: "Tu hijo está curado"; y creyeron            en            Jesús él y todos los suyos. Este segundo signo lo hizo Jesús            al regresar de            Judea a Galilea.
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las            Ofrendas
      Señor,            concédenos recibir todo            el fruto de estas ofrendas que te presentamos, para que muera            en nosotros el            antiguo poder del pecado y nos renovemos con la participación            en tu vida            divina.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      El camino              del éxodo en el desierto cuaresmal
En            verdad es justo bendecir tu            nombre, Padre rico en misericordia, ahora que, en nuestro            itinerario hacia la            luz pascual, seguimos los pasos de Cristo, maestro y modelo de            la humanidad            reconciliada en el amor.
            Tú abres a la Iglesia el camino de un nuevo éxodo a través del            desierto            cuaresmal, para que, llegados a la montaña santa, con el            corazón contrito y            humillado, reavivemos nuestra vocación de pueblo de la            alianza, convocado para            bendecir tu nombre,escuchar tu Palabra, y experimentar con            gozo tus maravillas.
            Por estos signos de salvación, unidos a los ángeles, ministros            de tu gloria,            proclamamos el canto de tu alabanza:
Antífona de la Comunión
      Les infundiré mi espíritu para que vivan              según mis mandamientos y              cumplan mi voluntad, dice el Señor.
Oración después de la            Comunión
      Oremos:
            Que esta santa comunión, Señor, renueve y santifique nuestra            vida y nos ayude a            alcanzar los bienes eternos. 
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
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† Meditación diaria
Cuaresma. 4ª          semana. Lunes
LA ORACIÓN          PERSONAL
—          Necesidad de la oración. El ejemplo de Jesús.
—          Oración personal: diálogo confiado con Dios.
—          Poner los medios para rezar con recogimiento y evitar las          distracciones.
I. Estaba            Jesús orando en cierto lugar...1. Muchos          pasajes del Evangelio muestran a          Jesús que se retiraba y quedaba a solas para orar2; y se          pone particularmente de          relieve en los momentos más importantes de su ministerio          público: Bautismo3, elección de          los Apóstoles4, primera          multiplicación de los panes5,          transfiguración6, etcétera.          Era una actitud habitual de          Jesús: «A veces, pasaba la noche entera ocupado en coloquio          íntimo con su          Padre. ¡Cómo enamoró a los primeros discípulos la figura de          Cristo orante!»7. ¡Cómo nos          ayuda a nosotros!
En          esta Cuaresma podemos fijarnos especialmente en una escena que          contemplamos en          el Santo Rosario: la oración de Jesús en el Huerto.          Inmediatamente antes de          entregarse a la Pasión, el Señor se dirige con los Apóstoles al          Huerto de          Getsemaní. Muchas veces había rezado Jesús en aquel lugar, pues          San Lucas dice: Salió            y fue como de costumbre al            monte de los Olivos8. Pero esta          vez la oración de Jesús tendrá          un matiz muy particular, porque ha llegado la hora de su agonía.
Llegado          a Getsemaní, les dijo: Orad,  para            no caer en tentación9. Antes de          retirarse un poco para orar, el          Señor pide a los Apóstoles que permanezcan también en oración.          Sabe Jesús que          se acerca para ellos una fuerte tentación de escándalo al ver          que es apresado          su Maestro. Se lo ha comunicado ya durante la Última Cena, y          ahora les advierte          que no podrán resistir la prueba si no permanecen vigilantes y          orando.
La          oración es indispensable para nosotros, porque si dejamos el          trato con Dios,          nuestra vida espiritual languidece poco a poco. «Si se abandona          la oración,          primero se vive de las reservas espirituales..., y después, de          la trampa»10. En cambio,          la oración nos une a Dios,          que nos dice: Sin            mí no podéis            hacer nada11. Conviene          orar perseverantemente12, sin          desfallecer nunca. Hemos de hablar          con Él y tratarle mucho, con insistencia, en todas las          circunstancias de          nuestra vida. Además, ahora, durante este tiempo de Cuaresma,          vamos con          Jesucristo camino de la Cruz, y «sin oración, ¡qué difícil es          acompañarle!»13.
El          Señor nos enseña con el ejemplo de su vida cuál ha de ser          nuestra actitud:          dialogar siempre filialmente con Dios. «No es otra cosa oración          mental, a mi          parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a          solas con          quien sabemos nos ama»14. Siempre          hemos de procurar tener          presencia de Dios y contemplar los misterios de nuestra fe. Ese          diálogo con          Dios no debe interrumpirse; más aún, debe hacerse en medio de          todas las          actividades. Pero es indispensable que sea más intenso en esos          ratos que          diariamente dedicamos a la oración mental: meditamos y hablamos          en su presencia          sabiendo que verdaderamente Él nos            oye y nos ve. Quizá sea la necesidad de la oración, junto          con la de vivir          la caridad, uno de los puntos en los que el Señor insistió más          veces en su predicación.
II. Y se apartó de ellos            como a un tiro            de piedra y, puesto de rodillas, oraba, diciendo: Padre, si            quieres, aparta de            mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya15.
Cuando          el sufrimiento espiritual es tan intenso que le hace entrar en          agonía, el Señor          se dirige a su Padre con una oración llena de confianza. Le          llama Abba,          Padre, y le dirige          palabras íntimas. Ese es el camino que debemos seguir también          nosotros. En          nuestra vida habrá momentos de paz espiritual y otros de lucha          más intensa,          quizá de oscuridad y de dolor profundo, con tentaciones de          desaliento... La          imagen de Jesús en el Huerto nos señala cómo hemos de proceder          siempre: con una          oración perseverante y confiada. Para avanzar en el camino hacia          la santidad,          pero especialmente cuando sintamos el peso de nuestra debilidad,          hemos de          recogernos en oración, en conversación íntima con el Señor.
La          oración pública (o en común) en la que participan todos los          fieles es santa y          necesaria, pues Dios quiere ver a sus hijos también juntos          orando16, pero nunca          puede sustituir al precepto          del Señor: tú, en            tu aposento,            cerrada la puerta, ora a tu Padre17. La liturgia          es la oración pública por          excelencia, «es la cumbre hacia la cual tiende toda la actividad          de la Iglesia          y al mismo tiempo fuente de donde mana toda su fuerza (...). Con          todo, la vida          espiritual no se contiene en la sola participación de la sagrada          Liturgia. Pues          el cristiano, llamado a orar en común, debe sin embargo entrar          también en su          aposento y orar a su Padre en lo oculto, es más, según señala el          Apóstol, debe          rezar sin interrupción (1 Tes, 5, 17)»18.
La          oración hecha en común con otros cristianos también debe ser          oración personal,          mientras los labios la recitan con las pausas oportunas y la          mente pone en ella          toda su atención.
En          la oración personal se habla con Dios como en la conversación          que se tiene con          un amigo, sabiéndolo presente, siempre atento a lo que decimos,          oyéndonos y          contestando. Es en esta conversación íntima, como la que ahora          intentamos          mantener con Dios, donde abrimos nuestra alma al Señor, para          adorar, dar          gracias, pedirle ayuda, para profundizar –como los Apóstoles– en          las enseñanzas          divinas. «Me has escrito: "orar es hablar con Dios. Pero, ¿de          qué?" —¿De qué?          De Él, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones          nobles,          preocupaciones diarias..., ¡flaquezas!; y hacimientos de gracias          y peticiones:          y Amor y desagravio.
»En          dos palabras: conocerle y conocerte: "¡tratarse!"»19.
Nunca          puede ser plegaria anónima, impersonal, perdida entre los demás,          porque Dios,          que ha redimido a cada hombre, desea mantener un diálogo con          cada uno de ellos,          y al final de la vida la salvación o condenación dependerán de          la          correspondencia personal de cada uno. Debe ser el diálogo de una          persona          concreta –que tiene un ideal y una profesión determinada, y unas          amistades          propias..., y unas gracias de Dios específicas– con su Padre          Dios.
III. Cuando se levantó de            la oración y            llegó hasta los discípulos, los encontró adormilados por la            tristeza. Y les            dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos y orad para no caer en            tentación20.
Los          apóstoles han descuidado el mandato del Señor. Los había dejado          allí, cerca de          Él, para que velaran y orasen y así no cayeran en la tentación:          pero aún no          aman bastante, y se dejan vencer por el sueño y la flaqueza,          abandonando a          Jesús en aquel momento de agonía. El sueño, imagen de la          debilidad humana, ha          permitido que se apodere de ellos una tristeza mala:          decaimiento, falta de          espíritu de lucha, abandono de la vida de piedad.
No          caeremos en esa situación si mantenemos vivo el diálogo con Dios          en cada rato          de oración. Frecuentemente tendremos que acudir a los Santos          Evangelios o a          otro libro –como este que lees–, para que nos ayude a encauzar          ese diálogo,          aproximarnos más al Señor, en el que nada ni nadie nos puede          sustituir. Así          hicieron muchos santos: «Si no era acabando de comulgar –dice          Santa Teresa–          jamás osaba comenzar a tener oración sin libro, que tanto temía          mi alma estar          sin él en oración, como si con mucha gente fuera a pelear. Con          este remedio,          que era como una compañía o escudo en que había de recibir los          golpes de los          muchos pensamientos, andaba consolada»21.
Hemos          de poner los medios para hacer esa oración mental con          recogimiento. En el lugar          más adecuado según nuestras circunstancias, siempre que sea          posible, ante el          Señor en el Sagrario. Y a la hora que hayamos determinado en          nuestro plan de          vida ordinario. En la oración estaremos también prevenidos          contra las          distracciones; esto supone, en gran medida, la mortificación de          la memoria y de          la imaginación, apartando lo que nos impida estar atentos a          nuestro Dios. Hemos          de evitar el tener «los sentidos despiertos y el alma dormida»22.
Si          luchamos con decisión contra las distracciones, el Señor nos          facilitará la          vuelta al diálogo con Él; además, el Ángel Custodio tiene, entre          otras, la          misión de interceder por nosotros. Lo importante es no querer          estar distraídos          y no estarlo voluntariamente. Las distracciones involuntarias,          que nos vienen a          pesar nuestro, y que procuramos rechazar en cuanto somos          conscientes, no quitan          provecho ni mérito a nuestra oración. No se enfadan el padre y          la madre porque          balbucee sin sentido el niño que todavía no sabe hablar. Dios          conoce nuestra          flaqueza y tiene paciencia, pero hemos de pedirle: «concédenos          el espíritu de          oración»23.
Al          Señor le será grato que hagamos el propósito de mejorar en la          oración mental          todos los días de nuestra vida; también aquellos en los que nos          parezca          costosa, difícil y árida, porque «la oración no es problema de          hablar o de          sentir, sino de amar. Y se ama, esforzándose en intentar decir          algo al Señor,          aunque no se diga nada»24. Si lo          hacemos así, toda nuestra vida          saldrá enriquecida y fortalecida. La oración es un potentísimo          faro que da luz          para iluminar mejor los problemas, para conocer mejor a las          personas y así          poder ayudarlas en su caminar hacia Cristo, para situar en su          verdadero lugar          aquellos asuntos que nos preocupan. La oración deja en el alma          una atmósfera de          serenidad y de paz que se transmite a los demás. La alegría que          produce es un          anticipo de la felicidad del Cielo.
Ninguna          persona de este mundo ha sabido tratar a Jesús como su Madre          Santa María, que          pasó largas horas mirándole, hablando con Él, tratándole con          sencillez y          veneración. Si acudimos a Nuestra Madre del Cielo, aprenderemos          muy pronto a          hablar, llenos de confianza, con Jesús, y a seguirle de cerca,          muy unidos a su          Cruz.
1 Lc 11,          1-3. — 2 Cfr. Mt 14, 23; Mc 1, 35; Lc 5, 16; etc. — 3 Cfr. Lc 3, 21. — 4 Cfr.Lc 6, 12. — 5 Cfr. Mc 6, 46. — 6 Cfr. Lc 9, 29. — 7 San            Josemaría Escrivá, Es            Cristo que pasa, 119. — 8 Lc 22,          39. — 9 Lc 22,          40. — 10 San            Josemaría Escrivá, Surco,          n. 445. — 11 Jn 15, 5.          — 12 Cfr. Lc 18, 1. — 13 San            Josemaría Escrivá, Camino,          n. 89. — 14 Santa            Teresa, Vida, 8, 2. — 15 Lc 22,          41-42. — 16 Cfr. Mt 18, 19-20. — 17 Mt6, 6. — 18 Conc. Vat.            II,          Const. Sacrosanctum            Concilium, 10, 12.          — 19 San            Josemaría Escrivá, Camino,          n. 91. — 20 Lc 22,          45-46. — 21 Santa            Teresa, Vida, 6, 3. — 22 Cfr. San Josemaría Escrivá, Camino, n. 368. — 23 Preces            de laudes. Lunes IV semana            de Cuaresma.          — 24 San            Josemaría Escrivá, Surco,          n. 464.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
SAN BENJAMÍN
          Mártir
El rey Yezdigerd, hijo de          Sapor II puso fin a la cruel          persecución de los cristianos que había sido llevado al cabo en          Persia durante          el reinado de su padre. Sin embargo, el obispo Abdas con un celo          mal entendido          incendio el Pireo o templo del fuego, principal objeto del culto          de los persas.          El rey amenazó con destruir todas las iglesias de los          cristianos, a menos que          el obispo reconstruyera el templo, pero éste se rehusó a          hacerlo; el rey lo          mandó a matar e inició una persecución general que duró 40 años.
Uno de          los primeros mártires fue          Benjamín, diácono. Después de que fuera golpeado, estuvo          encarcelado durante un          año, pero obtuvo su libertad gracias al embajador del          Constantinopla y          prometiendo bajo su responsabilidad que el santo se abstendría          de hablar acerca          de su religión. Sin embargo, Benjamín declaró que él no podía          cumplir tal          condición y, no perdió la oportunidad de predicar el Evangelio.          Fue de nuevo          aprehendido y llevado ante el rey, quien lo sometió a crueles          torturas, siendo          luego decapitado.
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Fuente:          Archidiócesis de Madrid 
          Renovato (Renato), Santo Obispo de Mérida, Marzo 31   
              
 Obispo Etimológicamente: Renato =                    Aquel que vuelve a nacer, es de origen latino. El XIV obispo de                  Mérida, Renovato, cierra la época gloriosa de santidad y                  esplendor emeritense: fue un varón ecuánime, justo e                  ingenioso. Maestro acabado por su doctrina y                  ejemplaridad de vida.  |           
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Fuente:          Encilopedia Católica 
          Balbina de Roma, Santa Virgen y Mártir, Marzo 31   
              
 Virgen y Mártir Martirologio                    Romano: En Roma,                    conmemoración de santa Balbina, cuyo título situado en                    el Aventino muestra la veneración que se tributó a su                    nombre (antes de 595).  Se encuentran en                  Roma recuerdos de Santa Balbina en tres puntos                  diferentes, que están relacionados con las primeras                  antigüedades de la Cristiandad en esa ciudad.   |           
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Fuente:  ar.geocities.com/misa_tridentina01          
          Buenaventura (Tornielli) de Forli, Beato Sacerdote          Servita, Marzo 31            
              
 Presbítero                    Servita Martirologio                    Romano: En Udine, en                    el territorio de Venecia, beato Buenaventura                    Tornielli, presbítero de la Orden de los Siervos de                    María, que con su predicación por diversas regiones de                    Italia movió al pueblo a la penitencia, falleciendo ya                    octogenario, mientras predicaba un sermón cuaresmal                    (1491). El Beato                  Buenaventura Tornielli, nació en Forli en el año 1411, y                  perteneció a una familia acomodada.   |           
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Fuente:          ACI Prensa 
          Natalia Tulasiewicz, Beata Mártir, Marzo 31   
              
 Mártir Laica Martirologio                    Romano: En la aldea                    de Ravensbrück, en Alemania, beata Natalia                    Tulasiewicz, mártir, que al ser ocupada Polonia                    militarmente fue recluida en un campo de concentración                    por los nazis y, a causa de la inhalación de gases,                    entregó su alma al Señor (1945).  Natalia                  Tulasiewicz nació en la región polaca de Rzeszów en                  Polonia el 9 de abril de 1906. Se cría en un ambiente                  familiar católico y los valores aprendidos en el hogar                  no los perderá cuando más adelante se instale en la                  ciudad de Poznan. Todo lo contrario. Natalia no hace                  oposiciones entre sus ansias juveniles de entrega y de                  servicio con la vivencia sincera de su fe. Ella ha                  entendido que la vida y la fe van de la mano y que la                  santidad puede ser vivida en lo cotidiano. Por estos                  tiempos los laicos van tomando mayor conciencia de su                  misión de santificar el mundo y Natalia se une al gran                  movimiento de apostolado laical que se da en la Iglesia,                  convirtiéndose en una entusiasta animadora de este tipo                  de apostolado.   |           
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Fuente:  ar.geocities.com/misa_tridentina01          
          Juana de Toulouse, Beata Virgen, Marzo 31   
              
 Virgen Martirologio                    Romano: En Toulouse,                    en Francia, beata Juana, virgen, de la Orden de las                    Carmelitas (s. XV).  A principios del                  año 1240, los Hermanos Carmelitas de Palestina se                  establecieron en Toulouse.   |           
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Fuente:  ar.geocities.com/misa_tridentina01          
          Guido de Ponposa, Santo Abad, Marzo 31   
              
 Abad Martirologio                    Romano: En Borgo San                    Domnino, en la región de Parma, san Guido, abad del                    monasterio de Ponposa, en el que recibió a muchos                    discípulos y restauró los edificios, preocupándose de                    modo especial por la oración, la contemplación y el                    culto divino, y buscando vivir en la soledad, atento                    sólo a Dios (1046).  San Guido nació                  cerca de Ravena y sus padres estaban orgullosos de él.                  Principalmente para agradarlos, fue muy cuidadoso en su                  aspecto exterior y en su vestimenta. Sin embargo, una                  vez, fue severamente castigado por esta forma de                  vanidad.  
 Cuido se retiró a                  la soledad, pero fue llamado a Piacenza por el emperador                  Enrique III, que había llegado a Italia y deseaba                  consultar al abad, de cuya santidad y sabiduría tenía                  grandes referencias. El anciano obedeció muy a su pesar                  y se despidió tiernamente de sus hermanos, diciéndoles                  que nunca más vería sus rostros. Había llegado a Borgo                  San Donino, cerca de Parma, cuando fue atacado                  repentinamente por una enfermedad, de la que murió al                  tercer día.   |           
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Fuente:          Martirologio Romano 
          Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este          día, Marzo 31            
              
 San Agilolfo,                    obispo  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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