JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 11, 15-26
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó un          demonio, algunos dijeron: 
          "Expulsa a los demonios con el poder de Satanás, príncipe de los          demonios". 
          Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.          Pero Jesús, conociendo          sus malas intenciones, les dijo: 
          "Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina, y se          derrumba casa          por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo,          ¿cómo mantendrá su          reino? Ustedes dicen que yo echo a los 
          demonios con el poder de Satanás; y si yo echo los demonios con          el poder de Satanás,          ¿con el poder de quién los arrojan sus hijos? Por eso, ellos          mismos serán sus          jueces. Pero si yo echo los demonios con el poder de Dios,          entonces es que el          Reino de Dios ha llegado a ustedes. 
          Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus          bienes están seguros.          Pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas          en que          confiaba y dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está          contra mí; y el          que no recoge conmigo, desparrama. 
          Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por          lugares áridos,          en busca de reposo; y, al no hallarlo, dice: "Volveré a mi casa          de donde          salí". Y al llegar la encuentra barrida y arreglada. Entonces va          a coger          otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí.          Y la situación          final de aquel hombre resulta peor que la del principio".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus          intenciones de          Misa! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          ¿Qué            pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo,            pero no quiero            verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama            realmente? Estamos en            el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la            santidad, la            perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es            posible, diaria,            como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en            la tierra (Canon            904). Antes de            comulgar debemos confesar todos los pecados mortales:            "quien come y bebe sin              discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm            14,23). ¿Otros            pecados mortales? no confesarse con el            Sacerdote al menos una vez al            año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos),            promover el aborto            (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación            artificial),            planificación natural sin causa grave, deseo o actividad            sexual fuera del matrimonio            por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera, drogas, comer            a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver            pornografía, robo            importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
vie          27a. Ordinario año Par
      Antífona de Entrada
      Confío,              Señor, en tu misericordia; alegra mi corazón con tu auxilio.              Cantaré al Señor              por el bien que me ha hecho.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Concédenos, Señor, ser dóciles a las inspiraciones de tu            Espíritu para que            realicemos siempre en nuestra vida tu santa voluntad.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      Los que              viven según la fe serán bendecidos, junto con Abrahán, que              le creyó a Dios
Lectura              de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 3, 7-14
Hermanos: Entiendan que los            hijos de Abrahán son los que viven según la fe. La Escritura,            previendo que            Dios justificaría a los paganos por medio de la fe, le            adelantó a Abrahán esta            buena noticia: Por medio de ti serán bendecidas todas las            naciones. Por            consiguiente, los que viven según la fe reciben la bendición            junto con Abrahán,            que le creyó a Dios. En cambio, los partidarios de la            observancia de la ley            caen bajo una maldición; pues dice la Escritura: Maldito el            que no cumple            fielmente todos los preceptos escritos en el libro de la ley.            
            Y es evidente que la ley no obtiene a nadie la salvación ante            Dios, porque el            justo vivirá por la fe, y la ley no es fruto de la fe, como            dice la Escritura:            Sólo vivirá quien cumpla los preceptos de la ley. Cristo nos            redimió de la            maldición de la ley haciéndose por nosotros un maldito, puesto            que la Escritura            dice: Maldito todo el que cuelga de un madero. 
            Esto sucedió para que, la bendición otorgada por Dios a            Abrahán, llegara            también por Cristo Jesús a los paganos, y por la fe            recibiéramos el Espíritu            prometido.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal              110, 1-2.3-4.5-6
Alabemos              al Señor de todo corazón.
Doy gracias            al Señor de todo corazón, en la reunión de los buenos y en la            asamblea. Grandes            son las obras del Señor, dignas de estudio para los que la            aman.
            Alabemos al Señor de todo corazón.
Su            acción es espléndida y majestuosa, su salvación permanece para            siempre; ha            hecho maravillas memorables, el Señor es compasivo y            misericordioso.
            Alabemos al Señor de todo corazón.
Da            alimento a los que lo respetan, acordándose siempre de su            alianza. Mostró a su            pueblo el poder de sus obras, dándole la heredad de los            paganos.
            Alabemos al Señor de todo corazón.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia            mí, dice el Señor.
            Aleluya.
Evangelio
      Si yo expulso a los demonios              con el poder de Dios, eso significa que el Reino de Dios ha              llegado a ustedes
† Lectura del santo              Evangelio según san Lucas 11, 15-26
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando            Jesús expulsó un demonio, algunos dijeron: 
            "Expulsa a los demonios con el poder de Satanás, príncipe de            los            demonios". 
            Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.            Pero Jesús,            conociendo sus malas intenciones, les dijo: 
            "Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina, y se            derrumba casa            por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo,            ¿cómo mantendrá su            reino? Ustedes dicen que yo echo a los 
            demonios con el poder de Satanás; y si yo echo los demonios            con el poder de            Satanás, ¿con el poder de quién los arrojan sus hijos? Por            eso, ellos mismos            serán sus jueces. Pero si yo echo los demonios con el poder de            Dios, entonces            es que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. 
            Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus            bienes están            seguros. Pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le            quita las armas en            que confiaba y dispone de sus bienes. El que no está conmigo,            está contra mí; y            el que no recoge conmigo, desparrama. 
            Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por            lugares áridos,            en busca de reposo; y, al no hallarlo, dice: "Volveré a mi            casa de donde            salí". Y al llegar la encuentra barrida y arreglada. Entonces            va a coger            otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse            allí. Y la situación            final de aquel hombre resulta peor que la del principio".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Que este sacrificio de            acción de gracias y de alabanza que vamos a ofrecerte, nos            ayude, Señor, a            conseguir nuestra salvación eterna.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio            
      La gloria de Dios es el              hombre viviente
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre            y en todo lugar,            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. 
            Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu            presencia, pero            sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre,            creado a tu imagen.            Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el            proyecto de la creación            y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de            paz, en Cristo, el            hombre nuevo.
            Por eso,
            unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el            himno de tu            alabanza:
Antífona de la Comunión
      Señor,              yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo que ha              venido a este mundo.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Que el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que nos has dado, Señor,            en este            sacramento, sean para todos nosotros una prenda segura de vida            eterna.
          Por            Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
Día          10/10 Santo Tómas de          Villanueva (Obispo, blanco)
      Antífona          de Entrada
      El Espíritu del Señor está sobre mí,            porque me ha ungido para llevar la            Buena Nueva a los pobres y anunciar su liberación a los            cautivos.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Dios nuestro, luz y pastor de los creyentes, que confiaste a          santo Tómas de          Villanueva la misión de instruir a tus ovejas con la palabra y          el ejemplo;          concédenos, por su intercesión, ser fieles a la fe que enseñó          con su palabra e          imitar el ejemplo que nos dio con su vida.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Cumple tu tarea de evangelizador,            desempeña tu servicio
Lectura de la segunda carta del apóstol            san Pablo a Timoteo 4, 1-5
Querido hermano: Ante Dios y ante Cristo          Jesús, que ha de juzgar a vivos          y muertos, te conjuro por su venida en majestad: Proclama la          palabra, insiste a          tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta con toda          paciencia y deseo de          instruir.
          Porque vendrá un tiempo en que la gente no soportará la doctrina          sana, sino          que, para halagarse el oído, se rodearán de maestros a la medida          de sus deseos;          y, apartando el oído de la verdad, se volverán a las fábulas.
          Tú estáte siempre alerta: soporta lo adverso, cumple tu tarea de          evangelizador,          desempeña tu servicio.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      del salmo 109
Tú eres sacerdote eterno, según el rito de            Melquisedec.
Oráculo del Señor a mi Señor: "Siéntate a mi          derecha, y haré de tus          enemigos estrado de tus pies".
          Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu          cetro: somete en la batalla          a tus enemigos.
          Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
"Eres príncipe desde el día de tu          nacimiento, entre esplendores          sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora".
          Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:          "Tú eres sacerdote          eterno, según el rito de Melquisedec".
          Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Aclamación          antes del          Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, y a          nosotros nos ha          confiado el mensaje de la reconciliación.
          Aleluya.
Evangelio
      El buen pastor da la vida por las ovejas
† Lectura del santo Evangelio según san            Juan 10, 11-16
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús:
          "Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da la vida por las          ovejas; el          asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al          lobo, abandona          las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es          que a un asalariado          no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor, que conozco a          las mías y las          mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al          Padre; yo doy mi          vida por las ovejas.
          Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a          ésas las tengo          que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo          Pastor".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración          sobre las Ofrendas
      Que estos dones, Señor, que te presentamos          en honor de tus santos y que          van a dar testimonio de tu poder y de tu gloria, nos alcancen de          ti la          salvación eterna.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Los santos pastores siguen presentes en la            Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro          deber y salvación, darte          gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios          todopoderoso y          eterno, por Cristo, Señor nuestro.
          Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad          de santo Tómas          de Villanueva, para animarnos con el ejemplo de su vida,          instruirnos con su          palabra y protegernos con su intercesión.
          Por eso,
          con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza          diciendo sin          cesar:
Antífona          de la Comunión
      Yo estaré con ustedes todos los días,            hasta el fin del mundo, dice el            Señor.
Oración          después de la          Comunión
      Oremos:
          Te rogamos, Señor, que el sacramento que hemos recibido nos          encamine al cielo          que ya mereció obtener santo Tómas de Villanueva, sirviéndote          con fidelidad.
        Por          Jesucristo,          nuestro Señor.
          Amén
Dia          10/10 San Luis Beltrán          (blanco)
      Antífona          de Entrada
      El justo encontrará en el Señor su alegría            y su esperanza. Todos los            hombres de corazón recto serán salvados.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Te alabamos, Señor, porque Sólo tú eres santo y sin ti nadie          puede ser bueno; y          te pedimos, por intercesión de san Luis Beltrán que nos ayudes a          vivir como          verdaderos hijos tuyos, para ser dignos de obtener la herencia          eterna que nos          has prometido.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Sal de tu tierra y de la casa de tu padre,            y ven
Lectura del libro del Génesis 12, 1-4a.
En aquellos días, el Señor dijo a Abrán:
          "Sal de tu tierra y de la casa de tu padre hacia la tierra que          te          mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso          tu nombre, y          será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan. Maldeciré a          los que te          maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del          mundo". Abrán          marchó, como le había dicho el Señor.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo 14
El justo habitará en tu monte santo,            Señor.
El que procede honradamente y practica la          justicia, el que tiene intenciones          leales y no calumnia con su lengua.
          El justo habitará en tu monte santo, Señor.
El que no hace mal a su prójimo ni difama al          vecino, el que considera          despreciable al impío y honra a los que temen al Señor.
          El justo habitará en tu monte santo, Señor.
El que no presta dinero a usura ni acepta          soborno contra el inocente.
          El justo habitará en tu monte santo, Señor.
Aclamación          antes del          Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has          revelado los          misterios de tu Reino a la gente sencilla.
          Aleluya.
Evangelio
      Has escondido estas cosas a los sabios y            las has revelado a la gente            sencilla
† Lectura del santo Evangelio según san            Mateo 11, 25-30
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús exclamó:
          "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has          escondido          estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la          gente          sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha          entregado mi          Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce          al Padre sino el          Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
          Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo los          aliviaré. Carguen          con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de          corazón, y encontrarán          su descanso, porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración          sobre las Ofrendas
      Acepta, Señor, los dones que te presentamos          humildemente en honor de san          Luis Beltrán, y haz que este sacrificio nos obtenga la salud del          cuerpo y del          espíritu.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      La gloria de los santos
En verdad es justo darte gracias y deber          nuestro glorificarte, Padre          santo.
          Porque tu gloria resplandece en cada uno de los santos, ya que,          al coronar sus          méritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos          proporcionas ejemplo;          ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos          haces participar de          sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes,          lleguemos          victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la          corona inmortal de          la gloria, por Cristo, Señor nuestro.
          Por eso,
          con los ángeles y arcángeles y con la multitud de los santos, te          cantamos un          himno de alabanza diciendo sin cesar:
Antífona          de la Comunión
      El que quiera servirme, que me siga, dice            el Señor; y donde yo esté,            allí estará mi servidor.
Oración          después de la          Comunión
      Oremos:
          Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que hemos recibido en este          sacramento, al          celebrar la festividad de san Luis Beltrán, nos ayuden, Señor, a          conseguir los          bienes eternos.
        Por          Jesucristo,          nuestro Señor.
          Amén
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† Meditación diaria
27ª          semana. Viernes
LA          VOLUNTAD DE DIOS
— El          cumplimiento de la voluntad divina.
—          Purificar la propia voluntad, inclinada excesivamente hacia uno          mismo.
— Amar          en todo el querer de Dios.
I. Hágase            tu voluntad en la tierra como en el Cielo, rogamos a Dios          en la tercera          petición del Padrenuestro. Queremos alcanzar del Señor          las gracias          necesarias para que podamos cumplir aquí en la tierra todo lo          que Dios quiere,          como lo cumplen los bienaventurados en el Cielo. La mejor          oración es aquella          que transforma nuestro deseo hasta conformarlo, gozosamente, con          la voluntad          divina, hasta poder decir con Jesús: No se haga mi voluntad,            Señor, sino la            tuya: no quiero nada que Tú no quieras. Nada. este es el          fin principal de          toda petición: identificarnos plenamente con el querer divino.
Si es          así nuestra oración, siempre saldremos beneficiados, pues no hay          nadie que          quiera tanto nuestro bien y nuestra felicidad como el Señor.          Casi sin darnos          cuenta, sin embargo, deseamos en muchas ocasiones que se cumpla          ante todo          nuestro querer, que juzgamos muy acertado y conveniente, aunque          deseemos, quizá          fervientemente, que el querer divino coincida con el nuestro...          No tenéis            porque no pedís. Pedís y no recibís porque pedís mal1,          escribe          el Apóstol Santiago.
Cuando          decimos: Señor, hágase tu voluntad, no nos situamos ante          un          acontecimiento o ante una gestión..., en la peor de las          posibilidades o en la          desgracia, sino en "la mejor" de las posibles, porque, aun en el          caso en que          aquello que Dios permite parezca a primera vista un desastre,          debemos          trascender esa visión puramente humana y aprender que existe un          plano más alto,          donde Dios integra aquel suceso en un bien superior, que quizá          en ese momento          nosotros no vemos. Aquella situación que se nos presenta oscura          es solo una          sombra de un cuadro luminoso y lleno de belleza; pues la          sabiduría divina ¿no          es más sabia que la nuestra?; su amor por nosotros y por los          nuestros, ¿no es          infinitamente mayor que el nuestro? Si pedimos pan, ¿nos va            a dar una            piedra? ¿No es acaso nuestro Padre? Cuando oréis            habéis de decir: Abba,            Padre... Solo en este clima de amor y de confianza          es posible la          oración verdadera: Señor, si conviene, concédeme... Dios          sabe más y es          infinitamente bueno, mejor siempre de lo que nosotros podemos          comprender. Él          quiere lo mejor; y lo mejor a veces no es lo que pedimos. María          de Betania le          envió un mensaje urgente para que curara a su hermano Lázaro,          que se encontraba          a punto de morir. Y Jesús no lo curó, lo resucitó. Él es sabio,          con una          sabiduría divina, y nosotros, ignorantes. Él abarca la vida          entera, la nuestra          y la de aquellos a quienes amamos, y nosotros apenas          vislumbramos un poco de lo          inmediato. Vemos esos instantes con premura e impaciencia quizá,          y Él ve toda          la vida y la eternidad... No sabemos pedir lo que conviene, pero          el Espíritu          Santo aboga por nosotros con gemidos inefables2. No          rogamos que Dios            quiera, sino que nos enseñe y nos dé fuerzas para cumplir          lo que Él quiere3.
Querer          hacer la voluntad de Dios en todo, aceptarla con gozo, amarla,          aunque          humanamente parezca difícil y dura, no "es la capitulación del          más débil ante          el más fuerte, sino la confianza del hijo en el Padre, cuya          bondad nos enseña a          ser plenamente hombre: lo cual implica el alegre descubrimiento          de la condición          de nuestra grandeza"4, la filiación divina.
II. Hágase            tu voluntad...
En          muchos momentos, nuestro querer natural coincide con el de Dios.          Todo parece          entonces sereno y suave, y se camina sin gran dificultad. Pero          no debemos          olvidar que en el progreso hacia la santidad tendremos que          purificar el propio          yo, la propia voluntad inclinada excesivamente hacia uno mismo,          incluso en          asuntos nobles, y dirigirla a la plena identificación con el          querer divino.          Este es la verdadera brújula que orienta los pasos directamente          a Dios, y que          nos llevará en tantas ocasiones por senderos distintos a los que          nosotros, con          un criterio exclusivamente humano, hubiéramos escogido. Y el          Espíritu Santo          quizá nos diga, en la intimidad de nuestro corazón: Mis            caminos no son            vuestros caminos...5.
Del          Señor debemos aprender el camino seguro del cumplimiento de la          voluntad de Dios          en todo. Es esta una enseñanza continua a lo largo del          Evangelio. Cuando los          Apóstoles instan a Jesús, cansado después de una larga jornada,          para que tome          algún alimento de los que acaban de comprar en una ciudad de          Samaria, les dice:          Mi comida es hacer la voluntad del que me ha enviado y dar            cumplimiento a su            obra6. Nuestro alimento, lo que nos da fuerzas          y firmeza para          vivir como hijos de Dios, lo que da sentido a una vida, es saber          que estamos          haciendo la voluntad de Dios hasta en los detalles más pequeños          del vivir diario.          En otras muchas ocasiones repetirá Jesús esta misma enseñanza: no            pretendo            hacer Mi voluntad, sino la de Aquel que me ha enviado7.          ¡Si          pudiéramos nosotros decir siempre esto mismo! Yo no quiero,          Señor –le decimos          en nuestro interior–, hacer aquello que desean mis sentidos o mi          inteligencia,          aunque sea lícito, sino aquello que Tú quieres que lleve a cabo,          aunque parezca          difícil y costoso. Si alguna vez nos sucede esto, que nos cuesta          aceptar la          voluntad de Dios, iremos al Sagrario a ver a Jesús, y después de          un rato de          oración comprenderemos que nuestro querer más íntimo es          precisamente aceptar y          amar la voluntad de Dios. Será entonces el momento          –especialmente si se trata          de un asunto que nos resulta muy costoso y molesto– de hacer          nuestra la oración          de Jesús en los comienzos de la Pasión: Padre mío, si es de            tu agrado, aleja            de Mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya8.          No            se haga mi voluntad... repetiremos despacio, sino lo que          Tú quieres.
Los          Apóstoles predicaron más tarde lo que aprendieron del Maestro: el            Reino de            los Cielos solo es accesible al que hace la voluntad de mi            Padre celestial9,          pues el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los            Cielos, ese es            mi hermano y mi hermana y mi madre10. Es ahí          –en el cumplimiento          del querer divino– donde la criatura encuentra su verdadera          felicidad, pues la          voluntad divina está orientada a que seamos plenamente felices          en esta vida y          en la otra, de un modo con frecuencia distinto al que nosotros          habíamos proyectado:          "a quien posee a Dios, nada le falta..., si él mismo no le falta          a Dios"11.
Nuestra          voluntad tiene así una meta: hacer siempre, también en lo          pequeño, en las          tareas ordinarias, lo que Dios quiere que hagamos. Así,          decidimos en cada          circunstancia no aquello que nos es más útil o agradable, sino          según lo que          quiere el Señor en aquella situación concreta. Y como Dios          quiere lo mejor,          aunque de modo inmediato no lo experimentemos, estamos          ejerciendo la libertad          en el bien, que es donde verdaderamente se realiza12.          Por eso,          cuando ejercitamos nuestra libertad haciendo propio el querer          divino, estamos          convirtiendo nuestra vida en un continuo acto de amor.
III. Padre,            hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo... Y          disponemos el alma no          solo para llevar a cabo el querer divino, sino para amar lo que          Dios hace o          permite. Cuando los acontecimientos o las circunstancias no          permiten que          escojamos nosotros, es Dios quien ya ha elegido por nosotros. Es          en esas          situaciones, a veces humanamente difíciles, donde debemos decir          con paz: "¿Lo          quieres, Señor?... ¡Yo también lo quiero!"13. Pueden          ser ocasiones          extraordinarias para confiar más y más en Dios. Esa voluntad          divina que          aceptamos puede llamarse sufrimiento, enfermedad o pérdida de un          ser querido. O          quizá son hechos que nos llegan por los simples sucesos de cada          jornada o el          transcurrir de los días: aceptar el paso del tiempo que comienza          a dejar su          huella bien marcada en el cuerpo, el sueldo insuficiente, una          profesión distinta          de la que hubiéramos deseado ejercer pero que debemos realizar          con amor porque          las circunstancias nos han llevado a ella y que ya no es posible          abandonar, el          fracaso por un olvido o error ridículo, los malentendidos, el          carácter de          alguien con el que cada día hemos de pasar codo a codo muchas          horas, los sueños          nobles no realizados..., el aceptarse a uno mismo con todas sus          limitaciones,          sin que esto mate el deseo de superación y, sobre todo, de          crecer en las          virtudes. También podremos decir nosotros entonces:
"Dadme          riqueza o pobreza,
          dad consuelo o desconsuelo,
          dadme alegría o tristeza (...).
          ¿Qué mandáis hacer de Mí?"14.
¿Qué          quieres, Señor, de mí en esta circunstancia concreta, y en          aquella otra?
La          aceptación alegre de la voluntad divina nos dará siempre paz en          el alma y, en          lo humano, evitará desgastes inútiles, pero muchas veces no          suprimirá el dolor.          El mismo Jesús lloró como nosotros. En la Carta a los            Hebreos leemos que          en los días de su vida mortal ofreció oraciones y súplicas            con poderosos clamores            y lágrimas15. Nuestras lágrimas, cuando se          trata de un suceso          doloroso, no ofenden a Dios, sino que mueven a su compasión. "Me          has dicho:          Padre, lo estoy pasando muy mal.
"Y te          he respondido al oído: toma sobre tus hombros una partecica de          esa cruz, solo          una parte pequeña. Y si ni siquiera así puedes con ella,          ...déjala toda entera          sobre los hombros fuertes de Cristo. Y ya desde ahora, repite          conmigo: Señor,            Dios mío: en tus manos abandono lo pasado y lo presente y lo            futuro, lo pequeño            y lo grande, lo poco y lo mucho, lo temporal y lo eterno.
"Y          quédate tranquilo"16.
Quiere          el Señor además que, junto a la amorosa aceptación del querer          divino, pongamos          todos los medios humanos para salir de esa mala situación, si es          posible. Y si          no lo es, o tarda en resolverse, nos abrazaremos con fuerza a          nuestro Padre          Dios y podremos decir, como San Pablo en momentos muy difíciles:          Reboso de            gozo en todas nuestras tribulaciones17. Nada          podrá quitarnos la          alegría.
Nuestra          Madre Santa María es el modelo que hemos de imitar, diciendo: Hágase            en mí            según tu palabra. Que se haga lo que Tú quieras, y como Tú          quieras, Señor.
1 Sant          4, 3. — 2 Cfr. Rom 8, 20. — 3 Cfr. San          Agustín, Sermón            del Monte, 2, 6, 21. — 4 G. Chevrot, En lo            secreto, Rialp,          Madrid 1960, p. 164. — 5 Is 55, 8. — 6 Jn          6, 32. — 7          Jn 5, 30. — 8 Lc 22, 42. — 9 Mt          7, 21. — 10          Mt 6, 10. — 11 San Cipriano, Tratado sobre la            oración, 21.          — 12 Cfr. C. Cardona, Metafísica del bien y del mal,          EUNSA,          Pamplona 1987, p. 185. — 13 Cfr. San Josemaría Escrivá,          Camino,          n. 762. — 14 Santa Teresa, Poesías, 5. — 15          Heb 5,          7. — 16 San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, VII,          n. 3. — 17          2 Cor 7, 4.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente:          Franciscanos.org 
          Angela María Truszkowska, Beata Fundadora, 10 Octubre   
              
 Ángela María nació el 16 de mayo de 1825,                  en Kalisz (Polonia). En el bautismo recibió el nombre de                  Sofía Camila. Su familia se trasladó a Varsovia en 1837.                  Desde su infancia demostró una piedad profunda:                  participaba todos los días en la misa, recibía con                  frecuencia los sacramentos, realizaba vigilias de                  oración y visitaba con asiduidad el Santísimo                  Sacramento: todo esto desarrolló en ella una                  espiritualidad intensa.  |           
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Fuente:          ar.geocities.com/misa_tridentina04/ 
          Cerbonio Obispo de Populonia, Santo Obispo, 10 Octubre          
              
 San Régulo y otros obispos fueron                  expulsados de África a principios del siglo VI.  |           
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Fuente:          ar.geocities.com/misa_tridentina04 
          Paulino de York, Santo Obispo, 10 Octubre   
              
 El Nombre de San Paulino figura en el                  Martirologio Romano y en los martirologios ingleses. Fue                  el primer apóstol del reino más poderoso de Inglaterra                  en su época. Había ido a dicho país como miembro del                  segundo grupo de misioneros enviados por el Papa San                  Gregorio l. Cuando el rey de Nortumbría, Edwino,                  solicitó la mano de Etelburga, la hermana del rey                  Edbaldo de Kent, prometió respetar la religión de su                  prometida, San Paulino partió con ella a Nortumbría para                  encargarse de la nueva misión. El año 625, San Justo,                  arzobispo de Canterbury, le consagró obispo.  |           
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Fuente:          Vatican.va 
          Daniel Comboni, Santo Fundador de los Misioneros          Combonianos, 10 Octubre            
              
 Daniel Comboni: hijo de campesinos pobres,                  llegó a ser el primer Obispo de Africa Central y uno de                  los más grandes misioneros de la historia de la Iglesia.  |           
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Fuente:          ar.geocities.com/misa_tridentina01 
          Juan Thwing de Bridlington, Santo Monje, 10 de octubre          
              
 Monje Martirologio Romano: En Bridlington,                      en Inglaterra, san Juan, presbítero, prior del                      monasterio de Canónigos Regulares de San Agustín,                      célebre por su oración, austeridad y bondad.  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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