JMJ
Pax
†            Lectura del santo Evangelio        según san            Lucas (10,          17-24) 
Gloria              a ti, Señor.
En          aquel tiempo, los setenta y dos discípulos regresaron          llenos de          alegría y le dijeron a Jesús: "Señor,          hasta los demonios se nos          someten en tu nombre".
El          les contestó: "Vi a Satanás caer del cielo como el          rayo.
A          ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones          y para vencer toda la          fuerza del enemigo, y nada les          podrá hacer daño. Pero no se          alegren de que los demonios se les          sometan. Alégrense más bien          de que sus nombres están escritos          en el cielo".
En          aquella misma hora, Jesús se llenó de júbilo          en el Espíritu          Santo y exclamó: "¡Te doy          gracias, Padre, Señor del cielo          y de la tierra, por que has escondido          estas cosas a los sabios          y a los entendidos, y las has          revelado a la gente sencilla! ¡Gracias,          Padre, porque así te ha          parecido bien! Todo me lo ha          entregado mi Padre y nadie conoce          quién es el Hijo, sino el Padre;          ni quién es el Padre, sino el          Hijo y aquel a quien el Hijo se lo          quiera revelar".
Volviéndose          a sus discípulos, les dijo aparte: "Dichosos          los ojos          que ven lo que ustedes ven.
Porque          yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron          ver lo que          ustedes ven y no lo vieron, y oír          lo que ustedes oyen y no lo oyeron".
Palabra            del Señor.
Gloria              a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus          intenciones de          Misa! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          ¿Qué            pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo,            pero no quiero            verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama            realmente? Estamos en            el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la            santidad, la            perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es            posible, diaria,            como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en            la tierra (Canon            904). Antes de            comulgar debemos confesar todos los pecados mortales:            "quien come y bebe sin              discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm            14,23). ¿Otros            pecados mortales? no confesarse con el            Sacerdote al menos una vez al            año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos),            promover el aborto            (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación            artificial),            planificación natural sin causa grave, deseo o actividad            sexual fuera del matrimonio            por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera, drogas, comer            a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver            pornografía, robo            importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
San              Francisco de Asís
Memoria
Enséñame,              Señor, tus mandamientos
 
Antífona          de Entrada
Francisco,          el hombre de Dios, dejó su casa,          abandonó su          herencia y se hizo pobre y desvalido;          pero el Señor se hizo cargo          de él.
Oración          Colecta 
Oremos: Dios            nuestro, que otorgaste a san            Francisco de Asís la gracia de            seguir gozosamente a Cristo            en una vida de pobreza y            humildad, haz que, a ejemplo suyo,            nuestra preocupación esencial            en esta tierra sea la de            amar y seguir a tu Hijo, Jesucristo,            que vive y reina contigo.
Amén.
  
Primera            Lectura Lectura del libro de Job (42,          1-3. 5-6. 12-16) 
Job          le dijo al Señor: "Reconozco que lo puedes todo y          que ninguna cosa es imposible          para ti. Era yo el que          con palabras insensatas empañaba          la sabiduría de tus          designios; he hablado de          grandezas que no puedo comprender          y de maravillas que          superan mi inteligencia.
Yo          te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto ya          mis ojos;          por eso me retracto de mis          palabras y me arrepiento, echándome          polvo y ceniza".
El          Señor bendijo a Job al final de su vida más que          al principio:          llegó a poseer catorce          mil ovejas, seis mil camellos,          mil yuntas de bueyes y mil          burras.
Tuvo          siete hijos y tres hijas; la primera se          llamaba Paloma,          la segunda Canela y la          tercera Azabache.
No          había en todo el país mujeres más bellas que las hijas          de Job. Su padre les asignó          una parte de la herencia,          al igual que a sus hermanos.
Y          Job vivió hasta los ciento cuarenta años y vio a sus          hijos, a sus          nietos y a sus bisnietos.
Murió          anciano y colmado de años.
Palabra            de Dios.
Te              alabamos, Señor.
  
Salmo              Responsorial Salmo            118 
Enséñame,              Señor, tus mandamientos.
Enséñame            a gustar y a comprender tus            preceptos, pues            yo me fío de ellos.
Sufrir            fue provechoso para mí, pues aprendí, Señor,            tus mandamientos.
Enséñame,              Señor, tus mandamientos.
Yo            bien sé que son justos tus decretos y que            tienen razón            cuando me afliges.
Todo            subsiste hasta hoy por orden tuya y todo está a            tu servicio.
Enséñame,              Señor, tus mandamientos.
Yo            soy tu siervo: instrúyeme y conoceré tus            preceptos.
La            explicación de tu palabra da luz y entendimiento a            los humildes.
Enséñame,              Señor, tus mandamientos.
  Aclamación          antes del Evangelio Aleluya,            aleluya.
Te          doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,          porque has          revelado los misterios del Reino          a la gente sencilla.
Aleluya.
  
Evangelio 
†            Lectura del santo Evangelio        según san            Lucas (10,          17-24) 
Gloria              a ti, Señor.
En          aquel tiempo, los setenta y dos discípulos regresaron          llenos de          alegría y le dijeron a Jesús: "Señor,          hasta los demonios se nos          someten en tu nombre".
El          les contestó: "Vi a Satanás caer del cielo como el          rayo.
A          ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones          y para vencer toda la          fuerza del enemigo, y nada les          podrá hacer daño. Pero no se          alegren de que los demonios se les          sometan. Alégrense más bien          de que sus nombres están escritos          en el cielo".
En          aquella misma hora, Jesús se llenó de júbilo          en el Espíritu          Santo y exclamó: "¡Te doy          gracias, Padre, Señor del cielo          y de la tierra, por que has escondido          estas cosas a los sabios          y a los entendidos, y las has          revelado a la gente sencilla! ¡Gracias,          Padre, porque así te ha          parecido bien! Todo me lo ha          entregado mi Padre y nadie conoce          quién es el Hijo, sino el Padre;          ni quién es el Padre, sino el          Hijo y aquel a quien el Hijo se lo          quiera revelar".
Volviéndose          a sus discípulos, les dijo aparte: "Dichosos          los ojos          que ven lo que ustedes ven.
Porque          yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron          ver lo que          ustedes ven y no lo vieron, y oír          lo que ustedes oyen y no lo oyeron".
Palabra            del Señor.
Gloria              a ti, Señor Jesús.
  
Oración          sobre las Ofrendas 
Acepta,            Señor, nuestros dones y prepáranos a            celebrar el            memorial de la pasión de tu Hijo,            que tan honda huella dejó en            el alma y en el cuerpo de san            Francisco.
Por            Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio            de los Santos I La gloria de los santos El          Señor esté con ustedes.
Y              con tu espíritu.
Levantemos          el corazón.
Lo              tenemos levantado hacia el Señor.
Demos          gracias al Señor, nuestro Dios.
Es              justo y necesario.
En          verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte,          Padre santo.
Porque          tu gloria resplandece en cada uno de los santos, ya          que, al coronar sus méritos, coronas          tus propios dones.
Con          su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión,          y por la comunión con          ellos, nos haces participar de sus          bienes, para que, alentados          por testigos tan insignes,          lleguemos victoriosos al fin          de la carrera y alcancemos con          ellos la corona inmortal de la gloria.          Por Cristo nuestro Señor.
Por          eso, con los ángeles y arcángeles, y con la          multitud de los          santos, te cantamos un          himno de alabanza, diciendo          sin cesar: 
Santo,              Santo, Santo...
Antífona          de la Comunión 
Bienaventurados          los pobres de espíritu, porque de          ellos es el Reino          de los cielos.
Oración después          de la Comunión 
Oremos: Señor,            que esta sagrada comunión            nos haga amar profundamente            a Cristo y a los hombres            para que, a ejemplo de            san Francisco de Asís, procuremos            sin cesar el bien de            nuestros hermanos.
Por            Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Dia 4/10          San Francisco de Asís (religioso, blanco)
      Antífona          de Entrada
      Francisco,            el hombre de Dios, dejó su casa, abandonó su herencia y se            hizo pobre y            desvalido; pero el Señor se hizo cargo de él.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Dios nuestro, que otorgaste a san Francisco de Asís la gracia de          seguir gozosamente          a Cristo en una vida de pobreza y humildad, haz que, a ejemplo          suyo, nuestra          preocupación esencial en esta tierra sea la de amar y seguir a          tu Hijo,          Jesucristo, que vive y reina contigo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Por            Cristo, el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo
Lectura            de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 6, 14-18
Hermanos:          No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de          nuestro Señor          Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mí y yo          para el mundo.          Porque en Cristo Jesús de nada vale el estar circuncidado o no,          sino el ser una          nueva criatura.
          Para todos los que vivan conforme a esta norma y también para el          verdadero          Israel, la paz y la misericordia de Dios. De ahora en adelante,          que nadie me ponga          más obstáculos, porque llevo en mi cuerpo la marca de los          sufrimientos que he          pasado por Cristo.
          Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con          ustedes. Amén.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo            15
Tú, Señor,            eres mi herencia.
Protégeme,          Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres          mi Señor. El          Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en          sus manos.
          Tú, Señor, eres mi herencia.
Bendeciré          al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye          internamente. Tengo          siempre presente al Señor y con él a mi lado jamás tropezaré.
          Tú, Señor, eres mi herencia.
Enséñame          el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de          alegría perpetua          junto a ti.
          Tú, Señor, eres mi herencia.
Aclamación          antes del Evangelio
      Aleluya,            aleluya.
          Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque          has revelado a          los misterios del Reino a la gente sencilla.
          Aleluya.
Evangelio
      Has            escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has            revelado a la            gente sencilla
† Lectura            del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30
Gloria a            ti, Señor.
En aquel          tiempo, Jesús exclamó:
          "¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque          has          escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has          revelado a la gente          sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien!
          El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al          Hijo sino el          Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el          Hijo se lo          quiera revelar.
          Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la          carga, y yo los          aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy          manso y humilde          de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave, y          mi carga          ligera".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración          sobre las Ofrendas
      Acepta,          Señor, nuestros dones y prepáranos a celebrar el memorial de la          pasión de tu          Hijo, que tan honda huella dejó en el alma y en el cuerpo de san          Francisco.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Acción de            los santos en la Iglesia
En verdad          es justo y necesario, nuestro deber y salvación, darte gracias          siempre y en          todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por          Cristo, Señor          nuestro.
          Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con          formas siempre          nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu          amor por          nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su          intercesión nos ayuda a          colaborar en el misterio de la salvación.
          Por eso,
          ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles          y santos          diciendo:
Antífona          de la Comunión
      Bienaventurados            los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los            cielos.
Oración          después de la Comunión
      Oremos:
          Señor, que esta sagrada comunión nos haga amar profundamente a          Cristo y a los          hombres para que, a ejemplo de san Francisco de Asís, procuremos          sin cesar el          bien de nuestros hermanos.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
† Meditación          diaria
|                26ª semana. Sábado LA RAZÓN DE LA ALEGRÍA — Abiertos a la alegría. — La esencia de la alegría. Dónde                  encontrarla. — Santa María, Causa de nuestra                    alegría. I. El Evangelio de la Misa1                  resalta la alegría de los setenta y dos discípulos,                  cuando vuelven de predicar por todas partes la llegada                  del Reino de Dios. Con toda sencillez le dicen a Jesús:                  hasta los demonios se nos someten en tu nombre.                  El Maestro participa también de este gozo: Veía a                    Satanás caer como un rayo. Pero a continuación les                  advierte: Mirad: os he dado potestad para pisotear                    serpientes y escorpiones y todo el ejército del                    enemigo. Y no os hará daño. Sin embargo -les                  previene-, no estéis alegres porque se os someten                    los espíritus; estad contentos porque vuestras nombres                    están escritos en el Cielo. Jesús pronunciaría estas palabras                  lleno de un gozo radiante, comunicativo, externo.                  Enseguida estalló en un canto de júbilo y de                  agradecimiento: En aquel mismo momento se llenó de                    gozo del Espíritu Santo y dijo: Yo te alabo, Padre,                    Señor del Cielo y de la tierra, porque ocultaste estas                    cosas a los sabios y prudentes y las revelaste a los                    pequeños. Sí, Padre, pues así fue tu beneplácito. Los discípulos recordarían siempre                  aquel momento con todas las circunstancias que lo                  rodearon: sus confidencias al Maestro, relatándole sus                  primeras experiencias apostólicas; su dicha al sentirse                  instrumentos del Salvador; el rostro resplandeciente de                  Jesús; su canto de júbilo y de agradecimiento a su Padre                  celestial... y aquellas palabras inolvidables: alegraos                    porque vuestros nombres están escritos en el Cielo.                  La esperanza de la bienaventuranza, el permanecer                  siempre junto a Dios, es la fuente inagotable de la                  alegría. Al entrar en la gloria eterna, si somos fieles,                  escucharemos de boca de Jesús estas inefables palabras:                  entra en el gozo de tu Señor2. Aquí en la tierra, cada paso que                  damos hacia Cristo nos acerca a la felicidad verdadera.                  No hay felicidad estable fuera de Dios. Y, a la vez, el                  gozo del cristiano presupone el esfuerzo paciente para                  reconocer las alegrías naturales, sencillas, que                  el Señor pone en nuestro camino: "la alegría de la                  existencia y de la vida; la alegría del amor honesto y                  santificado; la alegría tranquilizadora de la naturaleza                  y del silencio; la alegría a veces austera del trabajo                  esmerado; la alegría y satisfacción del deber cumplido;                  la alegría transparente de la pureza, del servicio, del                  saber compartir; la alegría exigente del sacrificio. El                  cristiano podrá purificarlas, completarlas, sublimarlas:                  no puede despreciarlas. La alegría cristiana supone un                  hombre capaz de alegrías naturales"3. Muchas                  veces, el Señor se sirvió de estos gozos de la vida                  corriente para anunciar las maravillas del Reino: la                  alegría del sembrador y del segador; la del hombre que                  halla el tesoro escondido; la del pastor que encuentra                  una oveja perdida; el gozo de los invitados a un                  banquete; el júbilo de las bodas; el profundo gozo del                  padre que recibe a su hijo; el de una mujer que acaba de                  dar a luz a un niño... El discípulo de Cristo no es un                  hombre "desencarnado", distanciado de lo humano, como no                  lo fue el Maestro. Nuestros amigos, quienes conviven con                  nosotros, nos han de notar cada vez más abiertos, con                  más capacidad para hacernos cargo de esas pequeñas                  alegrías nobles y limpias que Dios pone en nuestro                  camino para hacerlo más suave. Esta disposición estable                  supondrá en muchos momentos sacrificio y mortificación                  para vencer otros estados de ánimo o el cansancio. II. La alegría es el amor                  disfrutado; es su primer fruto4. Cuanto más                  grande es el amor, mayor es la alegría. Dios es amor5,                  enseña San Juan; un Amor sin medida, un Amor eterno que                  se nos entrega. Y la santidad es amar, corresponder a                  esa entrega de Dios al alma. Por eso, el discípulo de                  Cristo es un hombre, una mujer, alegre, aun en medio de                  las mayores contrariedades. En él se cumplen a la                  perfección las palabras del Maestro: Y Yo os daré                    una alegría que nadie os podrá quitar6.                  En muchas ocasiones se ha escrito con verdad que "un                  santo triste es un triste santo", Quizá sea la alegría                  lo que distingue las virtudes verdaderas de las falsas,                  que solo tienen el aspecto o la apariencia de virtud. Cuando en el primer Mandamiento nos                  exige el Señor que le amemos con todo el corazón, con                  toda el alma y con todo nuestro ser... nos está llamando                  al gozo y a la felicidad. Él mismo se nos entrega: Si                    alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le                    amará, y vendremos a él y en él haremos morada7.                  A la vez, sin la alegría que este Mandamiento provoca,                  todos los demás son a la larga difíciles o imposibles de                  cumplir8. En el campo de las realidades                  humanas, el Señor nos pide ese pequeño esfuerzo para                  desechar un gesto adusto o evitar una palabra                  destemplada cuando quizá estamos cansados o con menos                  fuerzas para sonreír, pero "la alegría humana no puede                  mandarse. La alegría es fruto del amor, y no a todo el                  mundo se le otorga un amor humano capaz de mantener una                  alegría permanente. Y no solamente esto, sino que, por                  su naturaleza, el amor humano es con mayor frecuencia                  fuente de tristeza que de alegría (...). Pero en el                  campo cristiano no sucede así. Un cristiano que no ame a                  Dios es inexcusable, y un cristiano al que no brinde                  alegría el amor de Dios es que no ha comprendido lo que                  el amor le da. Para un cristiano la alegría es algo                  natural porque es propiedad esencial de la más                  importante virtud del cristianismo, es decir, del amor.                  Entre la vida cristiana y la alegría hay una necesaria                  relación de esencia"9. También suele existir                  idéntica relación entre tristeza y tibieza, entre                  tristeza y egoísmo, entre tristeza y soledad. La alegría se aumenta, o se recupera                  si se hubiera perdido, con la oración verdadera, cara a                  cara con Jesús, "sin anonimato"; con la sinceridad; con                  la entrega a los demás, sin esperar recompensa; y                  mediante la Confesión frecuente, que "sigue siendo una                  fuente privilegiada de santidad y de paz"10.                  En resumen, "la condición del gozo auténtico es siempre                  la misma: que queramos vivir para Dios y, por Dios, para                  los demás. Digámosle al Señor que sí, que queremos, que                  no deseamos más que servir con alegría. Si procuráis                  comportaros así, vuestra paz interior y vuestra sonrisa,                  vuestro garbo y buen humor, serán luz poderosa de la que                  Dios se servirá para atraer a muchas almas hacia Él. Dad                  testimonio de la alegría cristiana, descubrid a cuantos                  os rodean cuál es vuestro secreto: estáis alegres porque                  sois hijos de Dios, porque le tratáis, porque lucháis                  por ser mejores y por ayudar a los demás y porque cuando                  se quiebra el gozo de vuestra alma acudís con prontitud                  al Sacramento de la alegría, en el que recuperáis el                  sentido de vuestra fraternidad con todos los hombres"11. III. Desde hace veinte siglos la                  fuente de la alegría no ha cesado de manar en la                  Iglesia. Llegó con Jesús y la dejó a su Cuerpo Místico,                  En este tiempo, las criaturas más alegres han sido las                  que han estado más cerca de Jesús. Por eso no habrá                  nunca nadie más alegre que María, la Madre de Jesús, y                  Madre nuestra. Si Ella es la llena de gracia12                  –llena de Dios–, es también la que posee la plenitud de                  la alegría. Estar cerca de la Virgen es vivir dichoso.                  Lo mismo que desborda su gracia, lleva su alegría a                  todas partes. "¿Qué tendrán la voz y las palabras de                  María que generan una felicidad siempre nueva? Son como                  una música divina que penetra hasta lo más hondo del                  alma llenándola de paz y de amor. Cuantas veces rezamos                  el Santo Rosario la llamamos Causa de nuestra                    alegría. Y lo es porque es portadora de Dios. Hija                  de Dios Padre, es portadora de la ternura infinita de                  Dios Padre. Madre de Dios Hijo, es portadora del Amor                  hasta la muerte de Dios Hijo. Esposa de Dios Espíritu                  Santo, es portadora del fuego y del gozo del Espíritu                  Santo. A su paso el ambiente se transforma: la tristeza                  se disipa; las tinieblas ceden el paso a la luz; la                  esperanza y el amor se encienden... ¡No es lo mismo                  estar con la Virgen que sin Ella! No es lo mismo, no,                  rezar el Rosario que no rezarlo..."13.                  Procuremos esmerarnos en rezarlo bien en este mes de                  octubre en que la Iglesia nos mueve a ir especialmente a                  Nuestra Madre del Cielo a través de esta devoción                  mariana. Procuremos poner santas intenciones al rezarlo                  en este sábado en el que, como tantos cristianos,                  procuramos tenerla más presente y ofrecer en su honor                  alguna pequeña mortificación. Pidámosle hoy que con                  nuestra alegría sepamos llevar a Dios a nuestros amigos,                  a los parientes. Ella, Causa de nuestra alegría,                  nos recordará siempre que dar alegría y paz –el gaudium                    cum pace, que jamás debemos perder– es una de las                  mayores muestras de caridad, el tesoro más valioso que                  tenemos, y muchas veces nuestra primera obligación en un                  mundo frecuentemente triste porque busca la felicidad                  donde no está. 1 Lc                  10, 17-24. — 2 Mt 25, 21. — 3                  Pablo VI, Exhort. Apost. Gaudete in Domino, 9-V-1975. — 4                  Santo Tomás, Suma Teológica, 1-2, q. 24, a. 5. —                  5 1 Jn 4, 8. — 6 Jn 16,                  22. — 7 Jn 14, 23. — 8 Cfr. P.                  A. Reggio, Espíritu sobrenatural y buen humor,                  Rialp, 2ª ed., Madrid 1966, p. 34. — 9 Ibídem,                  pp. 35-36. — 10 Pablo VI, loc. cit. — 11                  A. del Portillo, Homilía a los participantes en el                    jubileo de la juventud, 12-IV-1984. — 12 Lc                  1, 28. — 13 A. Orozco, Mirar a María,                  pp. 239-240.  |           
4 de          octubre
SAN          FRANCISCO DE ASÍS*
Memoria
— La          pobreza de San Francisco. La pobreza en el cristiano corriente.
—          Especial necesidad de esta virtud en nuestros días.          Manifestaciones y modo de          vivirla.
—          Frutos de esta virtud.
I. En          un momento en que eran grandes el brillo externo y el poder          político y social          de muchos eclesiásticos, el Señor llamó a San Francisco para que          su vida pobre          fuera como un fermento nuevo en aquella sociedad que, por su          apegamiento a los          bienes materiales, se alejaba más y más de Dios. Con él afirma          Dante "nace un          sol al mundo"1, un instrumento de Dios para enseñar a          todos que la          esperanza ha de estar puesta solo en Él.
Un día,          orando en la Iglesia de San Damián, oyó estas palabras: Ve y            repara mi casa            en ruinas. Tomando al pie de la letra esta locución          divina, empleó sus          fuerzas en reparar aquella ruinosa capilla, y después se dedicó          a restaurar          otros templos. Pero enseguida comprendió que la pobreza como          expresión de su          vida entera habría de ser un gran bien para la Iglesia; la          llamaba Señora2,          al modo como los caballeros medievales llamaban a sus damas y          los cristianos se          dirigen a la Madre de Dios. La restauración de la Cristiandad          habría de venir          por el desprendimiento de los bienes materiales, pues la pobreza          bien vivida,          según el propio estado, permite poner nuestra esperanza en Dios          y solo en Él.          Un día de febrero de 1209, habiendo oído Francisco las palabras          del Evangelio: No            llevéis oro, ni plata, ni alforja... tuvo un gesto          clamoroso para mostrar          que nada es bueno si se prefiere a Dios, y se despojó de sus          vestidos y del          cinturón de cuero, tomó un basto sayal, se ciñó una soga y se          puso en camino,          confiado en la Providencia.
La          pobreza es una virtud cristiana que el Señor pide a todos          religiosos,          sacerdotes, madres de familia, abogados, estudiantes..., pero es          evidente que          los cristianos en medio del mundo han de vivirla de un modo bien          distinto a San          Francisco y a los religiosos que, por su propia vocación, han de          dar un          testimonio en cierto modo público y oficial de su consagración a          Dios. Igual          ocurre con las demás virtudes cristianas la templanza, la          obediencia, la          humildad, la laboriosidad..., que, siendo virtudes que han            de vivir todos            aquellos que quieran seguir a Cristo, cada uno ha de          aprender a vivirlas          según la propia vocación a la que fue llamado.
La          pobreza del cristiano corriente se hace "a base de          desprendimiento, de          confianza en Dios, de sobriedad y disposición a compartir con          otros"3.          El fiel laico ha de aprender como se aprende un camino, una ruta          que se desea          seguir a armonizar "dos aspectos que pueden a primera vista          parecer          contradictorios. Pobreza real, que se note y se toque          hecha de cosas          concretas, que sea una profesión de fe en Dios, una          manifestación de que el          corazón no se satisface con las cosas creadas, sino que aspira          al Creador, que          desea llenarse de amor de Dios, y dar luego a todos de ese mismo          amor"4.          A la vez, la condición secular, el estar en medio del mundo,          exige al cristiano          "ser uno más entre sus hermanos los hombres, de cuya vida          participa, con          quienes se alegra, con los que colabora, amando el mundo y todas          las cosas          buenas que hay en el mundo, utilizando todas las cosas creadas          para resolver          los problemas de la vida humana, y para establecer el ambiente          espiritual y          material que facilita el desarrollo de las personas y de las          comunidades"5.
¿Se          plasma esta virtud de la pobreza y desprendimiento en mi vida,          en detalles          concretos, reales? ¿La amo, la practico en mi propia condición?          ¿Estoy          plenamente convencido de que sin ella no podría seguir a Cristo?          ¿Puedo decir          "soy de verdad pobre de espíritu", por estar realmente          desprendido de lo que          uso?, ¿aunque posea bienes, de los que he de ser administrador          que rendirá          cuentas a Dios?
"Despégate          de los bienes del mundo. Ama y practica la pobreza de espíritu:          conténtate con          lo que basta para pasar la vida sobria y templadamente.
-Si no,          nunca serás apóstol"6.
II. El          Señor hace resonar en todos los tiempos sus palabras: no            podéis servir a            Dios y a las riquezas7. Es imposible agradar a          Dios, llevarle          por todos los caminos de la tierra, si al mismo tiempo no          estamos dispuestos a          hacer renuncias a veces costosas en la posesión y disfrute de          los bienes          materiales. Particularmente importante en nuestros días resulta          ese aviso del          Señor, que a muchos puede parecer extraño, cuando un desmedido          afán de comodidades          alimenta a diario la codicia de las gentes. Son muchos los que          aspiran a tener          más, a gastar más, a conseguir el mayor número de placeres          posibles, como si          ese fuera el fin del hombre sobre la tierra.
En la          práctica, esa pobreza real tiene muchas manifestaciones.          En primer          lugar, estar desprendidos de los bienes materiales,          disfrutándolos como bondad          creada de Dios que son, pero sin considerar necesarias para la          salud, para el          descanso... cosas de las que se puede prescindir con un poco de          buena voluntad.          "Hemos de exigirnos en la vida cotidiana, con el fin de no          inventarnos falsos          problemas, necesidades artificiosas, que en último término          proceden del          engreimiento, del antojo, de un espíritu comodón y perezoso.          Debemos ir a Dios          con paso rápido, sin pesos muertos ni impedimentos que          dificulten la marcha"8.          Esas necesidades artificiosas pueden referirse a          instrumentos de          trabajo, a artículos de deporte, prendas de vestir, etc.
San          Agustín aconsejaba a los cristianos de su tiempo: "Buscad lo          suficiente, buscad          lo que basta. Lo demás es agobio, no alivio; apesadumbra, no          levanta"9.          ¡Qué bien conocía el corazón humano! Porque la verdadera pobreza          cristiana es          incompatible, no solo con los bienes superfluos, sino también          con la inquieta          solicitud de los necesarios. Si se diera esa apetencia          desordenada...,          indicaría que su vida espiritual se está deslizando hacia la          tibieza, hacia el          desamor.
La          pobreza se manifiesta en cumplir acabadamente el propio quehacer          profesional;          en el cuidado de los instrumentos de trabajo, sean nuestros o          no, de la ropa,          del propio hogar...; en evitar gastos desproporcionados, aunque          los pague la          empresa en la que trabajamos; en "no considerar de verdad- cosa          alguna como          propia"10; en escoger para nosotros lo peor, si la          elección pasa          inadvertida11 (¡cuántas oportunidades en la vida          familiar!); en          aceptar con paz y alegría la escasez, la falta incluso de lo          necesario; en          evitar gastos personales motivados por el capricho, la vanidad,          el deseo de          lujo, la poltronería; en ser austeros con nosotros mismos          comida, bebida... y          generosos siempre con los demás.
Un día          mandó San Francisco erigir en la iglesia del convento una gran          cruz para sus          frailes, y al colocarla les dijo: "Este debe ser vuestro libro          de meditación".          El Poverello de Asís había comprendido bien dónde          estaban las verdaderas          riquezas de la vida y el carácter relativo de todo lo terreno.          Hoy, cuando es          tan fuerte la presión externa de un ambiente impregnado de          materialismo, hemos          de amar los cristianos esta virtud con particular empeño.
III. De          la pobreza se derivan muchos frutos. En primer lugar, el alma se          dispone para          los bienes sobrenaturales y el corazón se ensancha para ocuparse          sinceramente          de los demás. Pidamos hoy al Señor por intercesión de San          Francisco la gracia          de comprender con más hondura cómo la pobreza cristiana vivida          hasta sus          últimas consecuencias es un don que ya tiene su premio en esta          vida. El Señor          da al alma desprendida una especial alegría, incluso en medio de          las          privaciones de lo que parecía más necesario. "Muchos se sienten          desgraciados,          precisamente por tener demasiado de todo. –Los cristianos, si          verdaderamente se          conducen como hijos de Dios, pasarán incomodidad, calor, fatiga,          frío... Pero          no les faltará jamás la alegría, porque eso –¡todo!- lo dispone          o lo permite          Él, que es la fuente de la verdadera felicidad"12.
La          pobreza verdadera nos permita disponer de nosotros mismos para          entregarnos a          Cristo, forma suprema de libertad que nos abre sin reservas ni          restricciones a          la amorosa Voluntad de Dios, como nos enseña el mismo Cristo.          Para amarla –querer            ser pobres, cuando todo parece inducir a querer ser            ricos13–          es necesario comprender bien que la pobreza como virtud –como          toda virtud– es          algo bueno y positivo para el hombre: le pone en condiciones de          vivir según el          querer divino, utilizando los bienes materiales para ganar el          Cielo y ayudar a          que el mundo sea más justo, más humano.
La          virtud de la pobreza es consecuencia de la vida de la fe. En la          Sagrada          Escritura, la pobreza expresa la condición de quien se ha          puesto,          absolutamente, en manos de Dios, dejando en Él las riendas de la          propia vida,          sin buscar otra seguridad. Se trata de la rectitud de espíritu          de quien no          quiere depender de los bienes de la tierra, aunque se posean. Es          el firme          propósito de no tener más que un solo Señor, porque nadie puede          servir a dos          señores14. Cuando a quien se sirve es a la riqueza,          al dinero, a los          bienes terrenos sean cuales fueren, estos se convierten en un          ídolo. Es esa          idolatría de la que San Pablo advertía a los primeros cristianos          que ni          siquiera debía de nombrarse entre ellos.
Muchos          cristianos se ven hoy tentados por esa idolatría moderna del          consumo, que les          hace olvidar la inmensa riqueza del amor a Dios, que es lo único          que puede          llenar su corazón. En esta sociedad en la que tanto abunda el          afán por las          riquezas, por la comodidad, por un desmedido bienestar, nuestra          vida sobria y          desprendida servirá de fermento para llevarla a Dios, como hizo          San Francisco          en su tiempo.
Al          terminar nuestra oración, pedimos al Santo de Asís, con palabras          del Papa Juan          Pablo II, que sepamos ser levadura en medio del mundo. Así pedía          el Pontífice          su intercesión ante la tumba donde reposan los restos de San          Francisco: "Tú,          que acercaste tanto a Cristo a tu época, ayúdanos a acercar a          Cristo a la          nuestra, a nuestros tiempos difíciles y críticos. ¡Ayúdanos!          Estos tiempos          esperan con grandísima ansia, por más que muchos hombres de          nuestra época no se          den cuenta. Nos acercamos al año 2000 después de Cristo. ¿No          serán tiempos que          nos preparen a un renacimiento de Cristo, a un nuevo Adviento?"15.          La Virgen Nuestra Señora nos enseñará, con una vida sobria y          desprendida, a ser          protagonistas de este nuevo renacer.
1 Dante          Alighieri, La divina comedia, Paraíso, XI, 5, 54. — 2          Cfr. San          Francisco de Asís, Testamento de Siena, 4, en Escritos,            biografía,            documentos de la época, BAC, Madrid 1985, p. 125. — 3          C. para la          Doctrina de la Fe, Instr. Sobre la libertad cristiana y la            liberación,          22-III-1986, 66. — 4 Conversaciones con Monseñor            Escrivá de Balaguer,          n. 110. — 5 Ibídem. — 6 San Josemaría          Escrivá, Camino,          n. 631. — 7 Lc 16, 13. — 8 San Josemaría          Escrivá, Amigos            de Dios, 125. — 9 San Agustín, Sermón 85,          6. — 10 Cfr.          San Josemaría Escrivá, Forja, n. 524. — 11 Cfr.          ídem, Camino,          n. 635. — 12 ídem, Surco, n. 82. — 13          Conferencia          Episcopal Española, Instr. Past. La verdad os hará libres,          20-XI-1990,          n. 18. — 14 Cfr. Mt 6, 24. — 15 Juan          Pablo II, Homilía            en Asís, 5-XI-1978.
* San          Francisco nació en Asís (Italia), en el seno de una familia          acomodada, en 1182.          Vivió y predicó infatigablemente la pobreza y el amor de Dios a          todos los          hombres. Fundó la Orden religiosa de los Franciscanos; con Santa          Clara, las          Damas Pobres (Clarisas); y la Tercera Orden, para seglares. Murió el año          1226.
___________________________________________________________________________________________
† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
San            Francisco de Asís
Oh,          Señor, haz de mí un instrumento de Tu Paz .
          Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
          Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
          Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
          Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
          Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
          Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
          Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
          Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino          consolar;
          Ser comprendido, sino comprender;
          Ser amado, como amar.
          Porque es dando, que se recibe;
          Perdonando, que se es perdonado;
          Muriendo, que se resucita a la Vida Eterna.
          Amén. su Vida 
FRANCISCO                Y CLARA EN ESPANOL LATINO
casa              francisclariana: Francisco,          juglar de          Dios … el Simple; Elogio del hermano fuego; Admirable cena con          la hermana Clara;Francisco besa          al leproso; Un almuerzo para quince días; Caridad de …
San Francisco                de Asís película
Irapuato: San Francisco de  Asís          película …San Francisco de Asís película          1:45:21 SanFrancisco de Asís (Francisco …
TuAmigoEnCristo: Francisco (1989)  …          Pelicula de San Francisco : Francesco del          año1989 con Mickey Rourke)
Documental San                Francisco de Asís
casa              francisclariana: Documental SanFrancisco de  Asís          … san francisco Asís santaclara
Dibujos          animados
Celaya: San Francisco de  Asís          … Película en Dibujos Animados sobre la Vida de SanFrancisco de          Asís.
San Francisco                de Asís - Dibujos Animados
José Luis rh: San Francisco de  Asís          - Dibujos Animados … San Francisco de Asís.          Dibujos Animados
Francisco y                Bernardo piden limosna
Irapuato: Francisco y          Bernardo          piden limosna … Recreacion de las Florecillas de San Francisco,          producida en PaxVox de Paxtv canal 17 UHF Lima-Perú. Texto …
Florecillas de                S. Francisco-1 episodio
Patmos2009: Florecillas          de S. Francisco-1          episodio … San Francisco Fioretti Florecillas
Irapuato: Fray León          sueña con el Cielo          Recreación de las Florecillas de San Francisco,          producida en PaxVox de Paxtv canal 17 UHF Lima-Perú. Texto          tomado de: San Francisco de          Asís. Escritos. Biografías. Documentos de la época …
Irapuato: La          Humildad de San Francisco …          lasflorecillas | February 24, 2010 Recreacion de las Florecillas          de San Francisco,          producida en PaxVox de Paxtv canal 17 UHF Lima-Perú. Texto 
Irapuato: San Francisco y  el          Leproso … Recreación de las Florecillas de San Francisco,          producida en PaxVox de Paxtv canal 17 UHF Lima-Perú. Texto …
San Francisco                y el Caballero Cortés
Irapuato: San Francisco y  el          Caballero Cortés … Recreación de las Florecillas de SanFrancisco,          producida en PaxVox de Paxtv canal 17 UHF Lima-Perú. Texto …
Irapuato: San Francisco y  el          Lobo … lasflorecillas | February 24, 2010 Recreación de las          Florecillas          de San Francisco, producida en PaxVox de Paxtv          canal 17          UHF Lima-Perú. Texto 
San Francisco                Predica a los Pajarillos
Irapuato: San Francisco Predica  a          los Pajarillos … Recreación de las Florecillas de SanFrancisco,          producida en PaxVox de Paxtv canal 17 UHF Lima-Perú. Texto …
De cómo                San Francisco mandó al hermano León que lavase …
Irapuato: De cómo San Francisco mandó  al          hermano León que lavase una piedra … Recreación de las          Florecillas de San Francisco,          producida en PaxVox de Paxtv canal 17 UHF Lima-Perú. Texto …
San                Francisco y el Hermano León Rezaron Maitines sin …
Irapuato: San Francisco y  el          Hermano León Rezaron Maitines sin Breviario … Recreación de las          Florecillas          de San Francisco, producida en PaxVox de Paxtv          canal 17          UHF Lima-Perú. Texto 
De cómo San                Francisco hizo dar vueltas al                Hermano Maseo
Irapuato: De cómo San Francisco hizo  dar          vueltas al Hermano Maseo … Recreacion de las Florecillas de San Francisco,          producida en PaxVox de Paxtv canal 17 UHF Lima-Perú. Texto 
Dicen          que a San Francisco lo declaró santo el pueblo, antes de que el          Sumo Pontífice          le concediera ese honor, y que si se hace una votación entre los          cristianos          (aún entre los protestantes) todos están de acuerdo en declarar          que es un          verdadero santo. Todos, aun los no católicos, lo quieren y lo          estiman. 
Nació          en Asís (Italia) en 1182. Su madre se llamaba Pica y fue          sumamente estimada por          él durante toda su vida. Su padre era Pedro Bernardone, un          hombre muy admirador          y amigo de Francia, por la cual le puso el nombre de Francisco,          que significa:          "el pequeño francesito". Cuando joven a Francisco lo que le          agradaba          era asistir a fiestas, paseos y reuniones con mucha música. Su          padre tenía uno          de los mejores almacenes de ropa en la ciudad, y al muchacho le          sobraba el          dinero. Los negocios y el estudio no le llamaban la atención.          Pero tenía la          cualidad de no negar un favor o una ayuda a un pobre siempre que          pudiera          hacerlo. Tenía veinte años cuando hubo una guerra entre Asís y          la ciudad de          Perugia. Francisco salió a combatir por su ciudad, y cayó          prisionero de los          enemigos. La prisión duró un año, tiempo que él aprovechó para          meditar y pensar          seriamente en la vida. Al salir de la prisión se incorporó otra          vez en el          ejército de su ciudad, y se fue a combatir a los enemigos. Se          compró una armadura          sumamente elegante y el mejor caballo que encontró. Pero por el          camino se le          presentó un pobre militar que no tenía con qué comprar armadura          ni caballería,          y Francisco, conmovido, le regaló todo su lujoso equipo militar.          Esa noche en          sueños sintió que le presentaban en cambio de lo que él había          obsequiado, unas          armaduras mejores para enfrentarse a los enemigos del espíritu.        
Francisco          no llegó al campo de          batalla porque se enfermó y en plena enfermedad oyó que una voz          del cielo le          decía: "¿Por qué dedicarse a servir a los jornaleros, en vez de          consagrarse a servir al Jefe Supremo de todos?". Entonces se          volvió a su          ciudad, pero ya no a divertirse y parrandear sino a meditar en          serio acerca de          su futuro. La gente al verlo tan silencioso y meditabundo          comentaba que          Francisco probablemente estaba enamorado. Él comentaba: "Sí,          estoy          enamorado y es de la novia más fiel y más pura y santificadora          que          existe". Los demás no sabían de quién se trataba, pero él sí          sabía muy          bien que se estaba enamorando de la pobreza, o sea de una manera          de vivir que          fuera lo más parecida posible al modo totalmente pobre como          vivió Jesús. Y se          fue convenciendo de que debía vender todos sus bienes y darlos a          los pobres.          Paseando un día por el campo encontró a un leproso lleno de          llagas y sintió un          gran asco hacia él. Pero sintió también una inspiración divina          que le decía que          si no obramos contra nuestros instintos nunca seremos santos.          Entonces se          acercó al leproso, y venciendo la espantosa repugnancia que          sentía, le besó las          llagas. Desde que hizo ese acto heroico logró conseguir de Dios          una gran fuerza          para dominar sus instintos y poder sacrificarse siempre a favor          de los demás.          Desde aquel día empezó a visitar a los enfermos en los          hospitales y a los          pobres. Y les regalaba cuanto llevaba consigo. 
Un          día, rezando ante un crucifijo en la iglesia de San Damián, le          pareció oír que          Cristo le decía tres veces: "Francisco, tienes que reparar mi          casa, porque          está en ruinas". Él creyó que Jesús le mandaba arreglar las          paredes de la          iglesia de San Damián, que estaban muy deterioradas, y se fue a          su casa y          vendió su caballo y una buena cantidad de telas del almacén de          su padre y le          trajo dinero al Padre Capellán de San Damián, pidiéndole que lo          dejara quedarse          allí ayudándole a reparar esa construcción que estaba en ruinas.          El sacerdote          le dijo que le aceptaba el quedarse allí, pero que el dinero no          se lo aceptaba          (le tenía temor a la dura reacción que iba a tener su padre,          Pedro Bernardone)          Francisco dejó el dinero en una ventana, y al saber que su padre          enfurecido          venía a castigarlo, se escondió prudentemente. Pedro Bernardone          demandó a su          hijo Francisco ante el obispo declarando que lo desheredaba y          que tenía que          devolverle el dinero conseguido con las telas que había vendido.          El prelado devolvió          el dinero al airado papá, y Francisco, despojándose de su          camisa, de su saco y          de su manto, los entregó a su padre diciéndole: "Hasta ahora he          sido el          hijo de Pedro Bernardone. De hoy en adelante podré decir:          Padrenuestro que          estás en los cielos". El Sr. Obispo le regaló el vestido de uno          de sus          trabajadores del campo: una sencilla túnica, de tela ordinaria,          amarrada en la          cintura con un cordón. Francisco trazó una cruz con tiza, sobre          su nueva          túnica, y con ésta vestirá y pasará el resto de su vida. Ese          será el hábito de          sus religiosos después: el vestido de un campesino pobre, de un          sencillo          obrero. 
Se          fué por los campos orando y cantando. Unos guerrilleros lo          encontraron y le          dijeron: "¿Usted quién es? – Él respondió: - Yo soy el heraldo o          mensajero          del gran Rey". Los otros no entendieron qué les quería decir con          esto y en          cambio de su respuesta le dieron una paliza. Él siguió lo mismo          de contento,          cantando y rezando a Dios. Después volvió a Asís a dedicarse a          levantar y          reconstruir la iglesita de San Damián. Y para ello empezó a          recorrer las calles          pidiendo limosna. La gente que antes lo había visto rico y          elegante y ahora lo          encontraba pidiendo limosna y vestido tan pobremente, se burlaba          de él. Pero          consiguió con qué reconstruir el pequeño templo. La Porciúncula.          Este nombre es          queridísimo para los franciscanos de todo el mundo, porque en la          capilla          llamada así fue donde Fracisco empezó su comunidad. Porciúncula          significa          "pequeño terreno". Era una finquita chiquita con una capillita          en ruinas.          Estaba a 4 kilómetros de Asís. Los padres Benedictinos le dieron          permiso de          irse a vivir allá, y a nuestro santo le agradaba el sitio por lo          pacífico y          solitario y porque la capilla estaba dedicada a la Sma. Virgen 
En          la misa de la fiesta del apóstol San Matías, el cielo le mostró          lo que esperaba          de él. Y fue por medio del evangelio de ese día, que es el          programa que Cristo          dio a sus apóstoles cuando los envió a predicar. Dice así:          "Vayan a          proclamar que el Reino de los cielos está cerca. No lleven          dinero ni sandalias,          ni doble vestido para cambiarse. Gratis han recibido, den          también          gratuitamente". Francisco tomó esto a la letra y se propuso          dedicarse al          apostolado, pero en medio de la pobreza más estricta. Cuenta San          Buenaventura          que se encontró con el santo un hombre a quien un cáncer le          había desfigurado          horriblemente la cara. El otro intentó arrodillarse a sus pies,          pero Francisco          se lo impidió y le dio un beso en la cara, y el enfermo quedó          instantáneamente          curado. Y la gente decía: "No se sabe qué admirar más, si el          beso o el          milagro". 
El          primero que se le unió en su vida de apostolado fue Bernardo de          Quintavalle, un          rico comerciante de Asís, el cual invitaba con frecuencia a          Francisco a su casa          y por la noche se hacía el dormido y veía que el santo se          levantaba y empleaba          muchas horas dedicado a la oración repitiendo: "mi Dios y mi          todo".          Le pidió que lo admitiera como su discípulo, vendió todos sus          bienes y los dio          a los pobres y se fue a acompañarlo a la Porciúncula. El segundo          compañero fue          Pedro de Cattaneo, canónigo de la catedral de Asís. El tercero,          fue Fray Gil,          célebre por su sencillez. Cuando ya Francisco tenía 12          compañeros se fueron a          Roma a pedirle al Papa que aprobara su comunidad. Viajaron a          pie, cantando y          rezando, llenos de felicidad, y viviendo de las limosnas que la          gente les daba.          En Roma no querían aprobar esta comunidad porque les parecía          demasiado rígida          en cuanto a pobreza, pero al fin un cardenal dijo: "No les          podemos          prohibir que vivan como lo mandó Cristo en el evangelio".          Recibieron la          aprobación, y se volvieron a Asís a vivir en pobreza, en          oración, en santa          alegría y gran fraternidad, junto a la iglesia de la          Porciúncula. Dicen que          Inocencio III vio en sueños que la Iglesia de Roma estaba a          punto de derrumbarse          y que aparecían dos hombres a ponerle el hombro e impedir que se          derrumbara. El          uno era San Francisco, fundador de los franciscanos, y el otro,          Santo Domingo,          fundador de los dominicos. Desde entonces el Papa se propuso          aprobar estas          comunidades. 
A          Francisco lo atacaban a veces terribles tentaciones impuras.          Para vencer las          pasiones de su cuerpo, tuvo alguna vez que revolcarse entre          espinas. Él podía          repetir lo del santo antiguo: "trato duramente a mi cuerpo,          porque él          trata muy duramente a mi alma". 
Clara,          una joven muy santa de Asís, se entusiasmó por esa vida de          pobreza, oración y          santa alegría que llevaban los seguidores de Francisco, y          abandonando su          familia huyó a hacerse moja según su sabia dirección. Con santa          Clara fundó él          las Damas Pobres o Clarisas, que tienen hoy conventos en todo el          mundo. 
Francisco          tenía la rara cualidad de hacerse querer de los animales. Las          golondrinas le          seguían en bandadas y formaban una cruz, por encima de donde él          predicaba.          Cuando estaba solo en el monte una mirla venía a despertarlo con          su canto          cuando era la hora de la oración de la medianoche. Pero si el          santo estaba          enfermo, el animalillo no lo despertaba. Un conejito lo siguió          por algún          tiempo, con gran cariño. Dicen que un lobo feroz le obedeció          cuando el santo le          pidió que dejara de atacar a la gente. 
Francisco          se retiró por 40 días al Monte Alvernia a meditar, y tanto pensó          en las heridas          de Cristo, que a él también se le formaron las mismas heridas en          las manos, en          los pies y en el costado. Los seguidores de San Francisco          llegaron a ser tan          numerosos, que en el año 1219, en una reunión general llamado          "El Capítulo          de las esteras", se reunieron en Asís más de cinco mil          franciscanos. Al          santo le emocionaba mucho ver que en todas partes aparecían          vocaciones y que de          las más diversas regiones le pedían que les enviara sus          discípulos tan          fervorosos a que predicaran. Él les insistía en que amaran          muchísimo a          Jesucristo y a la Santa Iglesia Católica, y que vivieran con el          mayor          desprendimiento posible hacia los bienes materiales, y no se          cansaba de          recomendarles que cumplieran lo más exactamente posible todo lo          que manda el          santo evangelio. 
Francisco          recorría campos y pueblos invitando a la gente a amar más a          Jesucristo, y          repetía siempre: "El Amor no es amado". Las gentes le escuchaban          con          especial cariño y se admiraban de lo mucho que sus palabras          influían en los          corazones para entusiasmarlos por Cristo y su religión. 
Dispuso          ir a Egipto a evangelizar al sultán y a los mahometanos. Pero ni          el jefe          musulmán ni sus fanáticos seguidores quisieron aceptar sus          mensajes. Entonces          se fue a Tierra Santa a visitar en devota peregrinación los          Santos Lugares          donde Jesús nació, vivió y murió: Belén, Nazaret, Jerusalén,          etc. En recuerdo          de esta piadosa visita suya los franciscanos están encargados          desde hace siglos          de custodiar los Santos Lugares de Tierra Santa. Por no cuidarse          bien de las          clientísimas arenas del desierto de Egipto se enfermó de los          ojos y cuando          murió estaba casi completamente ciego. Un sufrimiento más que el          Señor le          permitía para que ganara más premios para el cielo. 
San          Francisco, que era un verdadero poeta y le encantaba recorrer          los campos          cantando bellas canciones, compuso un himno a las criaturas, en          el cual alaba a          Dios por el sol, y la luna, la tierra y las estrellas, el fuego          y el viento, el          agua y la vegetación. "Alabado sea mi Señor por el hermano sol y          la madre          tierra, y por los que saben perdonar", etc. Le agradaba mucho          cantarlo y          hacerlo aprender a los demás y poco antes de morir hizo que sus          amigos lo          cantaran en su presencia. Su saludo era "Paz y bien". 
Cuando          sólo tenía 44 años sintió que le llegaba la hora de partir a la          eternidad.          Dejaba fundada la comunidad de Franciscanos, y la de hermanas          Clarisas. Con          esto contribuyó enormemente a enfervorizar la Iglesia Católica y          a extender la          religión de Cristo por todos los países del mundo. Los          seguidores de San          Francisco (Franciscanos, Capuchinos, Clarisas, etc.) son el          grupo religioso más          numeroso que existe en la Iglesia Católica. El 3 de octubre de          1226, acostado          en el duro suelo, cubierto con un hábito que le habían prestado          de limosna, y          pidiendo a sus seguidores que se amen siempre como Cristo los ha          amado, murió          como había vivido: lleno de alegría, de paz y de amor a Dios. 
Cuando          apenas habían transcurrido dos años después de su muerte, el          Sumo Pontífice lo          declaró santo y en todos los países de la tierra se venera y se          admira a este          hombre sencillo y bueno que pasó por el mundo enseñando a amar          la naturaleza y          a vivir desprendido de los bienes materiales y enamorados de          nuestra buen Dios.          Fue él quien popularizó la costumbre de hacer pesebres para          Navidad.
___________________________________________________________________________________________
Fuente:          ar.geocities.com/misa_tridentina04 
          Petronio de Bolonia, Santo Obispo, 4 de octubre   
              
 Octubre 4 
  |           
Aurea            (u Oriana) de París, Santa Abadesa, 4 de octubre   
              
 Abadesa Etimológicamente significa " encantadora,                  de oro". Viene de la lengua griega.  |           
___________________________________________________________________________________________
Fuente:          Sanantoniocolegio.com 
          Alfredo Pellicer Muñoz, Beato Mártir, 4 Octubre   
              
 Nació en Bellreguart, provincia Valencia,                  el 10 de abril de 1914, y lo bautizaron el día 14,                  imponiéndole el nombre de Jaime. Aprendió las primeras                  letras en las escuelas nacionales de su pueblo, hasta                  que, a los once años, ingresó en el Seminario menor                  franciscano de Benissa (Alicante), donde cursó los                  estudios del bachillerato.  |           
___________________________________________________________________________________________
Fuente:          Fratefrancesco.org 
          Tomás de Celano, Beato Compañero y biógrafo de San          Francisco de Asís, 4          Octubre   
              
 Fray Tomás, hijo de los condes de Marsi o                  de Celano Berardo y Margarita Gualtieri, nació por el                  año 1190. Recibió una excelente formación humanista con                  el estudio de las letras clásicas, de la Escritura y de                  los Padre de la Iglesia. En 1215, sintiéndose llamado                  por el Señor, profesó en manos de Francisco la Regla de                  los Hermanos Menores, aprobada oralmente por Inocencio                  III seis años antes. En su primera Vida del santo                  recuerda su experiencia: "Loado sea el buen Dios, que                  tuvo a bien, por su sola benignidad, acordarse de mí y                  de otros muchos: y es que, una vez que entró en España,                  se enfrentó con él, y, para evitar que continuara                  adelante, le mandó una enfermedad que le hizo retroceder                  en su camino. Volvióse a la iglesia de Santa María de la                  Porciúncula, y al poco tiempo se le unieron, muy                  gozosos, algunos letrados y algunos nobles..." (1Cel                  56-57).  |           
___________________________________________________________________________________________
Fuente:          Redentoristas.org 
          Francisco Xavier Seelos, Beato Redentorista, misionero en          Estados          Unidos, 4 Octubre   
              
 Francisco Xavier Seelos nace el 11 de enero                  de 1819 en Füssen, en la católica región de Baviera                  (Alemania). Es bautizado el mismo día en la iglesia                  parroquial de san Mang. El deseo de ser sacerdote es muy                  temprano en él, admirado por las cosas del Evangelio. En                  1842, tras concluir sus estudios de filosofía entra en                  el seminario diocesano.  |           
___________________________________________________________________________________________
Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
Si NO desea el evangelio,          santoral y meditación diaria          y sólo artículos interesantes censurados por la prensa (la          mayoría), unos 4 por          semana escriba a: ave-maria-purisima+subscribe@googlegroups.com (responder el mensaje de          confirmación).
Para de-suscribirse          escribir desde su casilla de email          a:
Evangelio+unsubscribe@googlegroups.com
Si no se desuscribe es          porque recibe el mensaje en su          otro email que le reenvía al actual: debe escribir desde ese          otro email.

























