JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 11, 5-13
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus          discípulos: 
          "Supongan que uno de ustedes tiene un amigo que viene a          medianoche a          decirle: 
          "Amigo, préstame tres panes, pues un amigo ha venido de viaje y          no tengo          nada que ofrecerle". 
          Pero el otro le responde desde dentro: 
          "No me molestes; no puedo levantarme a dártelos, porque la          puerta está          cerrada y mis hijos y yo ya estamos acostados". 
          Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se          levante a dárselos          por ser su amigo, al menos por su molesta insistencia se          levantará y le dará          cuanto necesite.
          Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y          encontrarán, toquen          y se les abrirá; porque quien pide, recibe; quien busca,          encuentra, y al que          toca, se le abre. ¿Qué padre entre ustedes, si su hijo le pide          pan, le da una          piedra? ¿O cuando le pide pescado, le da una víbora? ¿O cuando          le pide huevo,          le da un alacrán?
          Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus          hijos, ¿cuánto más          el Padre celestial les dará el Espíritu Santo a quienes se lo          piden?"
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus          intenciones de          Misa! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          ¿Qué            pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo,            pero no quiero            verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama            realmente? Estamos en            el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la            santidad, la            perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es            posible, diaria,            como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en            la tierra (Canon            904). Antes de            comulgar debemos confesar todos los pecados mortales:            "quien come y bebe sin              discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm            14,23). ¿Otros            pecados mortales? no confesarse con el            Sacerdote al menos una vez al            año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos),            promover el aborto            (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación            artificial),            planificación natural sin causa grave, deseo o actividad            sexual fuera del matrimonio            por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera, drogas, comer            a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver            pornografía, robo            importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
jue          27a. Ordinario año Par
      Antífona de Entrada
      Dios              anuncia la paz a su pueblo, y a sus amigos; y a los que se              convierten de              corazón.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Mueve, Señor, los corazones de tus hijos, para que,            correspondiendo            generosamente a tu gracia, reciban con mayor abundancia la            ayuda de tu bondad.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      ¿Han              recibido el Espíritu Santo por haber hecho lo que manda la              ley de Moisés, o por              haber creído en el Evangelio?
Lectura              de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 3, 1-5
¡Insensatos gálatas! ¿Quién            los ha seducido? ¿No les presenté vivamente a Jesucristo            clavado en la cruz?            Sólo quiero preguntarles: ¿Recibieron el Espíritu por haber            cumplido la ley o            por haber aceptado la fe? ¿Tan insensatos son que, habiendo            comenzado movidos            por el Espíritu, terminan ahora confiando en sus propias            fuerzas? ¿Han recibido            en vano tantos favores? Espero que no.
            Vamos a ver: cuando Dios 
            les comunica el Espíritu y obra prodigios entre ustedes, ¿lo            hace porque han            cumplido la ley, o porque han respondido a la fe?
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial 
      Lc 1,              69-70.71-72.73-75
Bendito              sea el Señor, Dios de Israel.
Nos ha            suscitado una fuerza salvadora en la familia de David su            siervo, como lo había            prometido desde antiguo por medio de sus santos profetas.
            Bendito sea el Señor, Dios de Israel.
Es la            salvación que nos libra de nuestros enemigos y del poder de            todos los que nos            odian. De este modo mostró el Señor su misericordia a nuestros            antepasados y se            acordó de su santa alianza.
            Bendito sea el Señor, Dios de Israel.
Del            juramento que hizo a nuestro antepasado Abrahán, para            concedernos que, libres            de nuestros enemigos, podamos servirlo sin temor, con santidad            y justicia en su            presencia toda nuestra vida.
            Bendito sea el Señor, Dios de Israel.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya. 
            Abre, Señor, nuestros corazones, para que comprendamos las            palabras de tu Hijo.            
            Aleluya
Evangelio
      Pidan y se les dará
† Lectura del santo              Evangelio según san Lucas 11, 5-13
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo            a sus discípulos: 
            "Supongan que uno de ustedes tiene un amigo que viene a            medianoche a            decirle: 
            "Amigo, préstame tres panes, pues un amigo ha venido de viaje            y no tengo            nada que ofrecerle". 
            Pero el otro le responde desde dentro: 
            "No me molestes; no puedo levantarme a dártelos, porque la            puerta está            cerrada y mis hijos y yo ya estamos acostados". 
            Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se            levante a dárselos            por ser su amigo, al menos por su molesta insistencia se            levantará y le dará            cuanto necesite.
            Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y            encontrarán,            toquen y se les abrirá; porque quien pide, recibe; quien            busca, encuentra, y al            que toca, se le abre. ¿Qué padre entre ustedes, si su hijo le            pide pan, le da            una piedra? ¿O cuando le pide pescado, le da una víbora? ¿O            cuando le pide            huevo, le da un alacrán?
            Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus            hijos, ¿cuánto más            el Padre celestial les dará el Espíritu Santo a quienes se lo            piden?"
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Recibe, Señor, estos dones            sagrados que nos mandaste consagrar a tu nombre, y, para que            ellos nos hagan gratos            a tus ojos, concédenos obedecer siempre tus mandatos. 
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      Cristo, huésped y peregrino              en medio de nosotros
En verdad es justo darte            gracias, Señor, Padre santo, Dios de la alianza y de la paz.            Porque tú llamaste            a Abrahán y le mandaste salir de su tierra, para constituirlo            padre de todas            las naciones. Tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y            guiarlo a la            tierra de promisión. 
            Tú, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo,            como huésped y            peregrino en medio de nosotros, para redimirnos del pecado y            de la muerte; y            has derramado el Espíritu, para hacer de todas las naciones un            solo pueblo            nuevo, que tiene como meta tu reino; como estado, la libertad            de tus hijos; y            como ley, el precepto del amor. 
            Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a            los santos, cantamos            con gozo el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
      Alaben              al Señor todas las naciones, firme es su misericordia con              nosotros.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Dios todopoderoso, ya que nos has alegrado con la            participación en tu            sacramento, no permitas que nos separemos de ti.
          Por            Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
Dia          9/10-1 San Dionisio          (Obispo, y compañeros mártires, blanco)
      Antífona          de Entrada
      Este santo luchó hasta la muerte por la            ley de Dios y no se aterrorizó            ante la amenaza de los impíos, pues estaba afianzado sobre            roca firme.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Dios omnipotente y misericordioso, que mantuviste firme en medio          de los          tormentos a tu santo mártir san Dionisio, protege a quienes          celebramos hoy su          triunfo para que no caigamos nunca en las tentaciones del          enemigo.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Somos "los moribundos" que estamos bien            vivos
Lectura de la segunda carta del apóstol            san Pablo a los Corintios 6,            4-10
Hermanos: Continuamente damos pruebas de que          somos servidores de Dios          con todo lo que soportamos: sufrimientos, necesidades y          angustias; golpes,          cárceles y motines; cansancio, noches de no dormir y días de no          comer.          Procedemos con pureza, sabiduría, paciencia y amabilidad; con la          fuerza del          Espíritu Santo y amor sincero, con palabras de verdad y con el          poder de Dios.
          Luchamos con las armas de la justicia, tanto para atacar como          para defendernos,          en medio de la honra y de la deshonra, de la buena y de la mala          fama. Somos los          "impostores" que dicen la verdad; los "desconocidos" de          sobra conocidos; los "moribundos" que están bien vivos; los          "condenados" nunca ajusticiados; los "afligidos" siempre          alegres; los "pobres" que a muchos enriquecen; los          "necesitados" que todo lo poseen.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo 125
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos            que siembran con dolor.
Cuando el Señor nos hizo volver del          cautiverio, creíamos soñar: entonces          no cesaba de reír nuestra boca, ni se cansaba entonces la lengua          de cantar.
          Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con            dolor.
Aun los mismos paganos con asombro decían:          "Grandes cosas ha hecho          por ellos el Señor". Y estábamos alegres, pues ha hecho cosas          grandes por          su pueblo el Señor.
          Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con            dolor.
Como cambian los ríos la suerte del          desierto, cambia también ahora,          nuestra suerte, Señor, y entre gritos de júbilo, cosecharán          aquellos que          siembran con dolor.
          Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con            dolor.
Al ir, iban llorando, cargando su semilla;          al regresar, cantando vendrán          con sus gavillas.
          Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con            dolor.
Aclamación          antes del          Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá          la luz de la vida.
          Aleluya.
Evangelio
      Ustedes son la luz del mundo
† Lectura del santo Evangelio según san            Mateo 5, 13-16
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus          discípulos:
          "Ustedes son la sal de la tierra, Si la sal se vuelve insípida,          ¿con qué          se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la          calle para que          la pise la gente.
          Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad          construida en lo          alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde          debajo de una          olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a          todos los de la          casa.
          Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres,          para que viendo          las obras buenas que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que          está en los          cielos".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración          sobre las Ofrendas
      Santifica, Señor, con tu bendición estas          ofrendas y enciende en nosotros          ese amor a ti, por el que tu mártir san Dionisio fue capaz de          soportar todos          los tormentos.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Testimonio y ejemplo de los mártires
En verdad es justo y necesario, es nuestro          deber y salvación, darte          gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios          todopoderoso y          eterno, por Cristo, Señor nuestro.
          Porque la sangre del glorioso mártir san Dionisio, derramada          como la de Cristo          para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder,          que convierte          la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que          sea testigo          tuyo.
          Por eso,
          como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la          tierra te aclamamos          diciendo sin cesar:
Antífona          de la Comunión
      Si alguno quiere venir en pos de mí, que            se niegue a sí mismo, que tome            su cruz y que me siga, dice el Señor.
Oración          después de la          Comunión
      Oremos:
          Que el sacramento que hemos recibido nos dé, Señor, la misma          fortaleza con la          que tu santo mártir san Dionisio fue fiel en tu servicio y          generoso en el          sufrimiento.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
Día          09/10-2 San Juan          Leonardi (Presbítero, blanco)
      Antífona          de Entrada
      Vengan, benditos de mi Padre, dice el            Señor, porque estuve enfermo y me            visitaron. Yo les aseguro que cuanto hicieron con el más            insignificante de mis            hermanos, conmigo lo han hecho.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Señor y Dios nuestro, que en el amor a ti y al prójimo has          querido resumir tus          mandamientos, concédenos que, a ejemplo de san Juan Leonardi, no          neguemos a          nadie nuestra ayuda y merezcamos ser llamados con él a compartir          el Reino de tu          Hijo, que vive y reina contigo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Nosotros predicamos a Jesucristo y nos            presentamos como servidores de            ustedes, por Jesús
Lectura de la segunda carta del apóstol            san Pablo a los Corintios 4, 1-2.5-7
Hermanos: Puesto que, por la misericordia de          Dios, estamos encargados          del ministerio de la predicación, no sólo no desfallecemos, sino          que          renunciamos a actuar en forma oculta y vergonzosa, a proceder          con astucia o a          falsear el mensaje de Dios. Solamente predicamos la verdad, y en          esto consiste          nuestra recomendación ante el juicio que hagan de nosotros en la          presencia de          Dios todos los hombres.
          Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo,          el Señor, y nos          presentamos como servidores de ustedes, por Jesús. Pues el mismo          Dios que dijo:          Brille la luz en medio de las tinieblas, es el que ha hecho          brillar su luz en          nuestros corazones, para dar a conocer el resplandor de la          gloria de Dios, que          se manifiesta en el rostro de Cristo. Pero llevamos este tesoro          en vasijas de          barro, para que se vea que esta fuerza tan extraordinaria          proviene de Dios y no          de nosotros mismos.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo 95
Cantemos la grandeza del Señor.
Cantemos al Señor un nuevo canto, que le          cante al Señor toda la tierra;          cantemos al Señor y bendigámoslo.
          Cantemos la grandeza del Señor.
Proclamemos su amor día tras día, su          grandeza anunciemos a los pueblos,          de nación en nación, sus maravillas.
          Cantemos la grandeza del Señor.
Alaben al Señor, pueblos del orbe,          reconozcan su gloria y su poder y          tribútenle honores a su nombre.
          Cantemos la grandeza del Señor.
"Reina el Señor", anuncien a los pueblos, él          afianzó con su          poder el orbe, con toda rectitud rige a los pueblos.
          Cantemos la grandeza del Señor.
Aclamación          antes del          Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Síganme, dice el Señor, y haré de ustedes pescadores de hombres.
          aleluya.
Evangelio
      Confiado en tu palabra, echaré las redes
† Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 5, 1-11
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del          lago de Genesaret y la gente          se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio          dos barcas que          estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y          estaban lavando          las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le          pidió que la          alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la          multitud.          Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
          "Lleva la barca lago adentro y echen sus redes para pescar".
          Simón replicó:
          "Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada;          pero,          confiado en tu palabra echaré las redes".
          Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes          se rompían.          Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra          barca, para          que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las          dos barcas, que          casi se hundían.
          Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le          dijo:
          "¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!"
          Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro,          al ver la pesca          que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan,          hijos de          Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús le dijo a          Simón: "No          temas; desde ahora serás pescador de hombres".
          Luego llevaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo          siguieron.
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración          sobre las Ofrendas
      Acepta, Señor, los dones que te presentamos          y haz que el memorial del          amor infinito de tu Hijo, que estamos celebrando, aumente en          nosotros, a          ejemplo de tus santos, nuestra generosidad contigo y con el          prójimo.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Acción de los santos en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, nuestro          deber y salvación, darte gracias          siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y          eterno, por          Cristo, Señor nuestro.
          Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con          formas siempre          nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu          amor por          nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su          intercesión nos ayuda a          colaborar en el misterio de la salvación.
          Por eso,
          ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles          y santos          diciendo:
Antífona          de la Comunión
      Nadie tiene mayor amor por sus amigos que            el que da la vida por ellos.
Oración          después de la          Comunión
      Oremos:
          Señor, que este sacramento de tu amor que hemos recibido, nos dé          fuerza para imitar          el ejemplo de san Juan Leonardi que se consagró a ti de todo          corazón y se          prodigó sin descanso por el bien de tu pueblo.
        Por          Jesucristo,          nuestro Señor.
          Amén.
† Meditación          diaria
27ª          semana. Jueves
EL          NOMBRE DE DIOS Y SU REINO
— Modos          de santificar el nombre de Dios. La primera petición del Padrenuestro.
— El Reino            de Dios.
— La          propagación del Reino de los Cielos.
I. "Una          vez llegados a la dignidad de hijos de Dios, nos abrasará la          ternura que mora          en el corazón de todos los verdaderos hijos; y, sin pensar más          en nuestros          propios intereses, solo tendremos celo por la gloria de nuestro          Padre. Le          diremos: Santificado sea tu nombre, atestiguando así que          su gloria          constituye todo nuestro deseo y nuestra alegría"1.
En esta          primera petición de las siete del Padrenuestro, "pedimos          que Dios sea          conocido, amado, honrado y servidor de todo el mundo y de          nosotros en          particular"2. Jesús nos enseña el orden en que hemos          de pedir habitualmente          en nuestras oraciones. Lo primero que debemos pedir, por muy          urgentes que sean          nuestras necesidades, es la gloria de Dios. Es realmente lo más          urgente,          también para nosotros, que andamos preocupados por necesidades          inmediatas.          "Ocúpate de Mí –decía Jesús a Santa Catalina de Siena–, y Yo me          ocuparé de ti".          El Señor no nos dejará solos.
Santificado            sea tu nombre. En la Sagrada Escritura          el nombre equivale a la          persona misma, es su identidad más profunda. Por eso, dirá Jesús          al final de su          vida, como resumiendo sus enseñanzas: Manifesté tu nombre a            los hombres3.          Nos reveló el misterio de Dios. En el Padrenuestro          formulamos el deseo          amoroso de que el nombre de Dios, de nuestro Padre Dios, sea          conocido y          reverenciado por toda la tierra; también debemos expresar          nuestro dolor por las          ocasiones en que es profanado, silenciado o empleado con          ligereza. "Al decir santificado            sea tu nombre nos amonestamos a nosotros mismos para que          deseemos que el          nombre del Señor, que siempre es santo en sí mismo, sea también          tenido como santo          por los hombres, es decir, que no sea nunca despreciado por          ellos"4.
En          determinados ambientes parece que los hombres no quieren nombrar          a Dios. En          lugar del Creador hablan de "la sabia naturaleza", o llaman          "destino" a la          Providencia divina, etc. En ocasiones son solo modos de decir,          pero, en otras,          el silencio del nombre de Dios es intencionado. En esos casos,          venciendo los          respetos humanos, debemos nosotros, intencionadamente también,          honrar a nuestro          Padre. Sin afectación, nos mantendremos fieles a los modos          cristianos de          hablar, que expresan externamente la fe de nuestra alma. Las          expresiones tradicionales          de muchos países, tales como "gracias a Dios" o "si Dios quiere"5,          etc., pueden servir de ayuda en algunas ocasiones para tener          presente al Señor          en la conversación. Tampoco hemos de ser como esas personas que          hacen          intervenir, de modo inconsiderado e inoportuno, el nombre de          Dios en los          acontecimientos y en las cosas ("Dios le ha castigado"...). El          segundo precepto          del Decálogo nos prohíbe tomar el nombre de Dios en vano.
Si          amamos a Dios amaremos su santo nombre y jamás lo mencionaremos          con falta de          respeto o de reverencia, como expresión de impaciencia o de          sorpresa. Este amor          al nombre de Dios se extenderá también al de Santa María, su          Madre, al de sus          amigos, los santos, y a todas las personas y cosas a Él          consagradas.
Honramos          a Dios en nuestro corazón cuando hacemos un acto de            reparación cada vez          que, en nuestra presencia, se falta al respeto debido al nombre          de Dios o de          Jesús, al enterarnos de que se ha cometido un sacrilegio o al          tener noticia de          acontecimientos que ofenden el buen nombre del Padre común. No          debemos tampoco          olvidar el actualizar personalmente los actos de reparación y de          desagravio          públicos siempre que nos unimos a las alabanzas que se rezan en          la Bendición            con el Santísimo. Allí, el sacerdote, en nombre de todos,          reza: Bendito            sea Dios, Bendito sea su santo nombre... Son jaculatorias          que nosotros          podemos repetir a lo largo del día, especialmente cuando debamos          reparar.
La reverencia          al nombre de Dios nos llevará además a amar de un modo especial          esas oraciones          esencialmente de alabanza, como el Gloria al Padre y al Hijo            y al Espíritu            Santo, que debiéramos repetir con mucha frecuencia, el Gloria          y el, Sanctus          de la Misa, etcétera.
"Mirad          –dice Santa Teresa– que perdéis un gran tesoro y que hacéis          mucho más con una          palabra de cuando en cuando del Pater noster, que con          decirle muchas          veces aprisa; estad muy junto a quien pedís, no os dejará de          oír; y creed que          aquí es el verdadero alabar y santificar su nombre"6.
Quizá          nos pueda ayudar alguna de estas jaculatorias a mantener la          presencia de Dios          en el día de hoy: Padre, santificado sea tu nombre, Bendito            sea Dios,            Bendito sea su santo nombre, Bendito sea el nombre de Jesús,            Bendito sea el            nombre de María, Virgen y Madre...
II. Venga            a nosotros tu Reino, pedimos a continuación en el Padrenuestro.          Y          comenta San Juan Crisóstomo que el Señor "nos ha mandado que          deseemos los          bienes que están por llegar y que apresuremos el paso en nuestro          viaje hacia el          Cielo; mas en tanto el viaje no termina, viviendo aún en la          tierra, quiere que          nos esforcemos por llevar vida del Cielo"7.
La          expresión Reino de Dios tiene un triple significado: el          Reino de Dios en          nosotros, que es la gracia; el Reino de Dios en la tierra, que          es la Iglesia; y          el Reino de Dios en el Cielo, o eterna bienaventuranza. En orden          a la gracia,          pedimos que Dios reine en nosotros con su gracia santificante,          por la cual se          complace en cada uno como rey en su corte, y que nos conserve          unidos a Sí con          las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad, por las cuales          reina en el          entendimiento, en el corazón y en la voluntad8. Al          rezar cada día          por la llegada del Reino de Dios, pedimos también que Él nos          ayude en la lucha          diaria contra las tentaciones. Es un reinado, el de Jesús en el          alma, que          avanza o retrocede según correspondamos o rechacemos las          continuas gracias y          ayudas que recibimos.
También          se cumplen en el corazón las parábolas del Reino. Antes de          adquirir su plenitud          definitiva en el alma de cada uno de sus fieles, el Reino de          Dios es como el          grano de trigo que, hundido en el suelo, prepara la espiga de la          cosecha; como          la levadura, va transformando el corazón hasta que todo él sea          de Dios; como el          grano de mostaza, pues quizá comenzó como una pequeña semilla en          el alma y, si          no ponemos obstáculos, irá creciendo sin más límite que el de          nuestras          resistencias y negaciones. El Reino de Dios se establece ahora,          por la gracia,          en el corazón de los hombres, pero espera su definitiva          manifestación en el          encuentro último con Dios, después de la muerte. El Reino de          Dios está ahí,          dijo Jesús, está dentro de vosotros9. Y se          percibe su          presencia en el alma a través de los afectos y mociones del          Espíritu Santo.
Cuando          decimos venga a nosotros tu Reino, pedimos que Dios          habite en nosotros          de una manera más plena, que seamos todo de Dios, que          nos ayude a luchar          eficazmente para que, por fin, desaparezcan esos obstáculos que          cada uno pone a          la acción de la gracia divina. "Antes éramos esclavos, y ahora          pedimos reinar          bajo la soberanía de Cristo"10.
Si          nuestra oración es confiada, constante y sincera, seremos oídos          con toda          seguridad, pues, como nos dice el Señor en el Evangelio de la          Misa11,          quien pide recibe, quien busca halla y al que llama, se le            abre. ¿Qué padre            entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una            piedra?... ¡Qué          confianza tan grande nos han de dar estas palabras de Jesús!
III.          Cuando rezamos venga a nosotros tu Reino también          pedimos, en relación a          la Iglesia, que se dilate y propague por todo el mundo para la          salvación de los          hombres. Rogamos entonces por el apostolado que se realiza en          toda la tierra, y          nos sentimos comprometidos a poner los medios a nuestro alcance          para la          extensión del Reino de Dios. Porque "no es suficiente pedir con          insistencia el          Reino de Dios si no añadimos a nuestra petición todas aquellas          cosas con que se          busca y se halla"12, con los medios, por pequeños que          sean, con las          iniciativas apostólicas que podamos poner en práctica.
En un          mundo que se presenta en no pocos aspectos como si hubiese          vuelto al paganismo,          se nos impone a todos los cristianos "la dulcísima obligación de          trabajar para          que el mensaje divino de la salvación sea conocido y aceptado          por todos los          hombres de cualquier lugar de la tierra"13.
La          primera obligación será, de ordinario, orientar el apostolado          hacia las          personas que Dios ha puesto a nuestro lado, a quienes están más          cerca, a los          que tratamos con frecuencia. En este apostolado, del que no          podemos excusarnos,          está en primer lugar todo aquello que se refiere a la salvación          eterna de las          personas que tratamos. Esto es lo primero; inmediatamente          después, hemos de          preocuparnos los cristianos de ordenar realmente todo el          universo hacia Cristo:          la dignidad de la persona humana, los derechos de la conciencia,          el respeto          debido al trabajo, la preocupación por un más equitativo reparto          de bienes, el          sincero deseo de paz entre los pueblos, etc., es un quehacer de          todos los          cristianos, junto a los hombres de buena voluntad que trabajan          en el mundo por          estos mismos ideales.
Venga a            nosotros tu Reino. Y "Jesucristo recuerda a          todos: et ego, si            exaltatus fuero a terra, omnia trahm ad meipsum (Jn          13, 32), si          vosotros me colocáis en la cumbre de todas las actividades de la          tierra,          cumpliendo el deber de cada momento, siendo mi testimonio en lo          que parece          grande y en lo que parece pequeño, omnia traham ad meipsum,          todo lo          atraeré hacia mí. ¡Mi reino entre vosotros será una realidad!          (...).
"A esto          hemos sido llamados los cristianos, esa es nuestra tarea          apostólica y el afán          que nos debe comer el alma: lograr que sea realidad el reino de          Cristo, que no          haya más odios ni más crueldades, que extendamos en la tierra el          bálsamo fuerte          y pacífico del amor. Pidamos hoy a nuestro Rey que nos haga          colaborar humilde y          fervorosamente en el divino propósito de unir lo que está roto,          de salvar lo          que está perdido, de ordenar lo que el hombre ha desordenado, de          llevar a su          fin lo que se descarría, de reconstruir la concordia de todo lo          creado"14.          Comencemos, como siempre, por lo pequeño, por lo que está a          nuestro alcance en          la convivencia normal de todos los días.
1          Casiano, Colaciones, 9, 18. — 2 Catecismo Mayor,          n. 290. — 3          Jn 17, 6. — 4 San Agustín, Carta 130, a Proba.          — 5 Sant          4, 15. — 6 Santa Teresa, Camino de perfección,          31, 13. — 7          San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 19, 5. —          8 Cfr.          Catecismo Mayor, nn. 294-295. — 9 Lc 17, 21. — 10          San          Cipriano, Tratado de la oración del Señor, 13. — 11          Lc 11,          5-13. — 12 Catecismo Romano, IV, 10, n. 2. — 13          Conc. Vat. II,          Decr. Apostolicam actuositatem, 3. — 14 San          Josemaría Escrivá, Es            Cristo que pasa, 183.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente:          Enciclopedia Católica || ACI Prensa 
          John Henry Newman, Beato Cardenal, 9 de octubre   
              
 Anglicano Convertido En Birmigham, Inglaterra, Beato John                    Henry Newman, presbítero anglicano al que sus estudios                    de la historia de la fe lo llevaron a reconocer que                    las raíces del cristianismo están en la Iglesia                    Católica a la que, luego de su conversión, sirvió como                    sacerdote y posteriormente como Cardenal. (†                  1890)  Nacido en la Ciudad de Londres, el 21 de                  febrero de 1801, el mayor de seis hermanos, tres hombres                  y tres mujeres; murió en Edgbaston, Birmingham, el 11 de                  agosto de 1890. Han habido ciertas discusiones sobre su                  ascendencia con respecto a su lado paterno. Su padre fue                  John Newman, un banquero, su madre Jemima Fourdrinier,                  de una familia Hugonote establecida en Londres como                  cinceladores y fabricantes de papel. Se sabe que el                  apellido se escribió alguna vez "Newmann"; está claro                  que muchos judíos, ingleses o extranjeros, lo han                  llevado; y la insinuación era que el cardenal era de                  ascendencia judía.  |           
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San          Luis Beltrán
          Misionero
          Año 1581
San            Luis Beltrán: pídele a Dios que nos mande muchos y santos            misioneros.
 Ciertos            malos espíritus no se alejan, sino con oración y sacrificios            (Jesucristo).
Este          santo misionó las regiones          selváticas del norte de Colombia y se vio libre como por milagro          de los más terribles          peligros contra su vida. 
Nació          en Valencia, España, en 1526, y fue bautizado en la misma pila          bautismal en la          que habían bautizado 175 años antes a San Vicente Ferrer, el          cual era familiar          de su padre. Tuvo el honor de que la ordenación sacerdotal se la          confiriera          santo Tomás de Villanueva. Y a estos grandes hombres de Dios los          imitó siendo          extremadamente humilde, y practicando la obediencia en grado          heroico.
Santa          Teresa le escribió preguntándole si debía fundar un convento en          su ciudad.          Nuestro santo le respondió: "El asunto sobre el cual me pide          información          es tan importante que me dediqué por varios días a pedirle a          Nuestro Señor que          me iluminara lo que le debía responder. Ahora le digo que sí,          que lo debe          fundar. Y le añado una noticia más: su comunidad va a ser tan          ayudada por Dios,          que dentro de cincuenta años será una de las más importantes en          la Iglesia          Católica". Y así sucedió.
En          las comunidades religiosas hay un cargo de enorme importancia.          Es el del          encargado de formar a los futuros religiosos. Se le llama          Maestro de novicios.          San Luis Beltrán ejerció ese cargo en España, en su comunidad de          Padres          Dominicos, casi por 30 años (con interrupciones) y formó gran          número de          fervorosos religiosos. Era muy estricto y exigente, pero sabía          dar las órdenes          con tan gran bondad y amabilidad, que todos sus súbditos lo          amaban y estimaban.
Para          librarse del deseo de sobresalir ante los demás, colocó en la          puerta de su          habitación un gran letrero con esta frase de San Pablo: "Si lo          que busco          es agradar a la gente, ya no seré servidor de Cristo".
En          1562 fue enviado como misionero a las tribus de indios en el          norte de Colombia.          Cuando llegó no sabía hablar sino el español, pero Dios le          concedió el don de          lenguas y en poco tiempo aprendió a hablar en los idiomas de sus          indígenas, de          una manera tan admirable que nadie se explicaba cómo lo había          logrado. En casi          siete años (de 1562 a 1569) convirtió miles de indios desde          Panamá hasta el          Golfo de Urabá, en regiones palúdicas y llenas de toda clase de          mosquitos y de          alimañas peligrosas. En los registros que dejó escritos por su          propia mano señala          que bautizó más de 15,000 indios. Predicó a tribus sumamente          salvajes que          varias veces trataron de asesinarlo pero no lo lograron.
Pero          sus más peligrosos enemigos eran ciertos colonizadores españoles          que cometían          toda clase de injusticias contra los indígenas, y que al ser          reprendidos por el          santo misionero, se propusieron eliminarlo. Primero le          ofrecieron un vaso de          refresco, que contenía un fuerte veneno. Él le dio la bendición          al vaso, y este          se rompió en muchos pedazos. Los indios narraban que un colono          quiso disparar          su escopeta contra el misionero y que la escopeta estalló,          retorciéndose su          cañón y quedando en forma de cruz. El santo tenía una fe capaz          de conseguir          milagros.
Cuentan          que cuando deseaba convertir a algún pecador hacía esta          penitencia. Al          anochecer, en esas selvas aparecen millones y millones de          mosquitos muy          hambrientos. Él se quitaba la camisa y dejaba que le picaran, y          de vez en          cuando les decía: "Hermanitos, ya comieron lo suficiente. Ahora          déjenle el          puesto a sus compañeros, que también quieren comer". Y los miles          de          mosquitos se iban para que llegaran los otros que estaban          también muy          hambrientos.
En          1569 fue llamado a España a seguir formando los futuros          misioneros. A estos les          insistía en que el arma más poderosa para ganar almas es rezar          mucho y hacer          sacrificios. Y les repetía que las buenas palabras del que          enseña religión          deben ir siempre acompañadas de buenas obras, porque si con el          mal ejemplo          destruimos lo bueno que sembramos con la predicación, eso es          fatal.
Murió          el 9 de octubre del año 1581.
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Fuente:          Archimeridabadajoz.org 
          Juan Leonardi, Santo Presbítero y Fundador, Octubre 9   
              
 Presbítero Martirologio Romano: San Juan                      Leonardi, presbítero, que dejó la ciudad de Luca, en                      la Toscana, donde ejercía como farmacéutico, para                      llegar a ser sacerdote, y con el fin de enseñar a                      los niños la doctrina cristiana, restaurar la vida                      apostólica del clero y propagar la fe cristiana,                      instituyó la Orden de Clérigos Regulares, más tarde                      llamados de la Madre de Dios, debiendo sufrir por                      ello muchas contradicciones. También inició el                      Colegio de Propaganda Fide, en el que, agotado por                      los trabajos, descansó piadosamente (1609).  |           
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Dionisio            de París, Santo          Primer obispo de París, Octubre 9   
              
 Primer obispo de París Martirologio Romano: San Dionisio,                      obispo, y compañeros, mártires, de los cuales la                      tradición quiere que el primero, enviado por el                      Romano Pontífice a la Galia, fuese el primer obispo                      de París, y que junto con el presbítero Rústico y el                      diácono Eleuterio, padeciesen en las afueras de la                      ciudad (s. III).  |           
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Fuente:          Vatican.va 
          Cirilo Beltrán, Inocencio de la Inmaculada y 8 compañeros;            Santos          Mártires de Turón en Asturias, Octubre 9   
              
 9 Lasallistas y 1 Pasionista Martirologio Romano: En la localidad                      de Turón, en la región española de Asturias, santos                      mártires Inocencio de la Inmaculada (Manuel) Canoura                      Arnau, presbítero de la Congregación de la Pasión, y                      ocho compañeros, de los Hermanos de las Escuelas                      Cristianas, que, durante la revolución, en odio a la                      fe fueron asesinados sin juicio previo, alcanzando                      así la victoria (1934). Sus nombres son: santos                      Cirilo Bertrán (José) Sanz Tejidor, Marciano José                      (Filomeno) López López, Victoriano Pío (Claudio)                      Bernabé Cano, Julián Alfredo (Vilfrido) Fernández                      Zapico, Benjamín Julián (Vicente) Alonso Andrés,                      Augusto Andrés (Román) Martín Fernández, Benito de                      Jesús (Héctor) Valdivieso Sáez y Aniceto Adolfo                      (Manuel) Seco Gutiérrez.  |           
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Fuente:          EWTN.com 
          Abraham, Santo Patriarca del A.T., Octubre 9   
              
 Patriarca del Antiguo Testamento Martirologio Romano: Conmemoración de                      san Abraham, patriarca y padre de todos los                      creyentes, que, llamado por Dios, salió de su                      patria, la ciudad de Ur de Caldea, y peregrinó por                      la tierra que Dios había prometido a él y a sus                      descendientes. Manifestó toda su fe en Dios,                      esperando contra toda esperanza al no negarse a                      ofrecer en sacrificio al hijo unigénito, Isaac, que                      el Señor le había dado, ya anciano, de su esposa                      Sara.  |           
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Fuente:          Martirologio Romano 
          Otros Santos y Beatos Completando el santoral de éste          día, Octubre 9            
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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