JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 11, 29-32
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gente se apiñaba          alrededor de Jesús, y él se puso a          decirles: 
          "Esta generación es una generación perversa. Pide una señal,          pero no se le          dará una señal diferente a la de Jonás. Pues así como Jonás fue          una señal para          los ninivitas, lo mismo será el Hijo del hombre para esta          generación.
          Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina          del Sur se levantará          en el juicio y los condenará; porque ella vino desde los últimos          rincones de la          tierra a escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es          más que Salomón.          Cuando sea juzgada esa generación, los hombres de Nínive se          levantarán el día          del juicio y la condenarán; porque ellos se convirtieron con la          predicación de          Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus          intenciones de          Misa! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          ¿Qué            pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo,            pero no quiero            verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama            realmente? Estamos en            el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la            santidad, la            perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es            posible, diaria,            como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en            la tierra (Canon            904). Antes de            comulgar debemos confesar todos los pecados mortales:            "quien come y bebe sin              discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm            14,23). ¿Otros            pecados mortales? no confesarse con el            Sacerdote al menos una vez al            año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos),            promover el aborto            (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación            artificial),            planificación natural sin causa grave, deseo o actividad            sexual fuera del matrimonio            por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera, drogas, comer            a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver            pornografía, robo            importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
lun          28a. Ordinario año Par
      Antífona de Entrada
      El              Señor es mi protector; él me libró de las manos de mis              enemigos y me salvó,              porque me ama.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Concédenos, Señor, que el curso de los acontecimientos del            mundo se            desenvuelva, según tu voluntad, en la justicia y en la paz, y            que tu Iglesia            pueda servirte con tranquilidad y alegría.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      No              somos hijos de la esclava, sino de la mujer libre
Lectura              de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4, 22-25b.              26-27.31; 5, 1
Hermanos: Dice la Escritura            que Abrahán tuvo dos hijos, uno de esclava y otro de su mujer,            que era libre;            el hijo de la esclava nació según las leyes naturales, el de            la libre, en            cambio, por una promesa de Dios. Esto es un símbolo, pues las            dos mujeres            representan las dos alianzas: Agar proviene del monte Sinaí, y            engendra hijos            para la esclavitud, y corresponde a la Jerusalén de ahora que,            junto con sus            hijos, sigue siendo esclava. Por el contrario, la Jerusalén de            arriba es libre,            y ésa es nuestra madre, como dice la Escritura: Alégrate,            estéril, tú que no            das a luz; prorrumpe en gritos de júbilo, tú que no conoces            los dolores del            parto, porque son más los hijos de la abandonada que los de la            que tiene            marido.
            Así pues, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la            libre. Cristo nos            ha liberado para ser libres. 
            Por eso, manténganse firmes, y no se sometan de nuevo al yugo            de la esclavitud.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal              112, 1-2.3-4a y 6-7
Bendito              sea el nombre del Señor.
Alaben,            siervos del Señor, alaben el nombre del Señor. Bendito sea el            nombre del Señor            desde ahora y para siempre.
            Bendito sea el nombre del Señor.
Desde            la salida del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del            Señor. El Señor            está por encima de todas las naciones, su gloria está sobre            los cielos.
            Bendito sea el nombre del Señor.
¿Quién            como el Señor, nuestro Dios, que reina en las alturas y sin            embargo se inclina            para mirar cielos y tierra? El levanta del polvo al            desamparado y alza de la            miseria al necesitado.
            Bendito sea el nombre del Señor.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su            corazón".
            Aleluya.
Evangelio
      A la gente de este tiempo no              se le dará otra señal que la del profeta Jonás
† Lectura del santo Evangelio              según san Lucas 11, 29-32
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gente se            apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: 
            "Esta generación es una generación perversa. Pide una señal,            pero no se le            dará una señal diferente a la de Jonás. Pues así como Jonás            fue una señal para            los ninivitas, lo mismo será el Hijo del hombre para esta            generación.
            Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina            del Sur se            levantará en el juicio y los condenará; porque ella vino desde            los últimos            rincones de la tierra a escuchar la sabiduría de Salomón, y            aquí hay uno que es            más que Salomón. Cuando sea juzgada esa generación, los            hombres de Nínive se            levantarán el día del juicio y la condenarán; porque ellos se            convirtieron con            la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Que este pan y este vino que            tú mismo nos das para ofrecértelos, nos ayuden, Señor,            convertidos en el Cuerpo            y Sangre de tu Hijo, a conseguir el premio de la felicidad            eterna.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio            
      Restauración universal en              Cristo
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre            y en todo lugar,            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo,            Señor nuestro. 
            A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste            que            participáramos todos. Siendo él de condición divina, se            despojó de su rango, y            por su sangre derramada en la cruz puso en paz todas las            cosas; y así,            constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna            para cuantos            creen en él.
            Por eso, 
            con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros            celestiales, cantamos            sin cesar el himno de tu gloria: 
Antífona de la Comunión
      Cantaré              al Señor por el bien que me ha hecho; entonaré un himno de              alabanza al Dios 
altísimo.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Te pedimos, Padre misericordioso, que por este sacramento con            que ahora nos            fortaleces, nos hagas algún día participar de la vida eterna.
          Por            Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
† Meditación          diaria
28ª          semana. Lunes
EL PAN          DE CADA DÍA
— Qué          deseamos obtener cuando pedimos nuestro pan de cada día.
— El          pan de vida.
— Fe          para comer este nuevo pan del Cielo. La Sagrada          Comunión.
I. Danos            hoy nuestro pan de cada día...
Se          cuenta en una vieja leyenda oriental que cierto rey entregaba a          su hijo los          víveres necesarios para vivir holgadamente los doce meses del          año. En esta          ocasión, que coincidía con la primera luna del año, el hijo veía          el rostro de          su padre, el monarca. Pero este mudó de parecer y decidió poner          en manos del          príncipe, cada vez, las provisiones que había de consumir en ese          día. De esta          forma podía saludar diariamente a su hijo, y el príncipe ver el          rostro del rey.          Algo parecido ha querido hacer nuestro Padre Dios con nosotros.          El pan de cada          día supone la oración de la jornada que comienza. Pedir          solamente para hoy          significa reconocer que tendremos un nuevo encuentro con nuestro          Padre del          Cielo mañana. ¿No hallaremos en esta previsión la voluntad del          Señor de que          recemos con atención cada día la oración que Él nos enseñó?
El          Señor nos enseñó a pedir en la palabra pan todo lo que          necesitamos para          vivir como hijos de Dios: fe, esperanza, amor, alegría, alimento          para el cuerpo          y para el alma, fe para ver en los acontecimientos diarios la          voluntad de Dios,          corazón grande para comprender y ayudar a todos... El pan es el          símbolo de          todos los dones que nos llegan de Dios1. Pedimos          aquí, en primer          lugar, el sustento que cubra las necesidades de esta vida;          después, lo necesario          para la salud del alma2.
El          Señor desea que pidamos también bienes temporales, los cuales,          debidamente          ordenados, nos ayudan a llegar al Cielo. Tenemos muchos ejemplos          de ello en el          Antiguo Testamento, y el mismo Señor nos mueve a pedir lo          necesario para esta          vida. No debemos olvidar que su primer milagro consistió en          convertir agua en          vino para que no se malograra la fiesta de unos recién casados.          En otra ocasión          alimentará a una ingente multitud que, hambrienta, le sigue          lejos de sus          hogares... Tampoco olvidará advertir que le den de comer a la          hija de Jairo, a          la que acaba de resucitar...3.
Al          pedir el pan de cada día estamos aceptando que toda          nuestra existencia          depende de Dios. El Señor ha querido que le pidamos cada jornada          aquello que          nos es necesario, para que constantemente recordemos que Dios es          nuestro Padre,          y nosotros unos hijos necesitados que no podemos valernos por          nosotros mismos.          Rezar bien esta parte del Padrenuestro equivale a          reconocer nuestra          pobreza radical de cara a Dios y su bondad para con nosotros,          que todos los          días nos da lo necesario. Nunca nos faltará la ayuda divina.
Al          decir pan nuestro, el Señor ha querido una vez más que          no olvidemos a          nuestros hermanos, especialmente a los más necesitados y a          quienes Dios nos ha          encomendado.
II. Los          Santos Padres no solo han interpretado este pan como el          alimento          material; también han visto significado en él el Pan de vida,          la Sagrada          Eucaristía, sin la cual no puede subsistir la vida sobrenatural          del alma.
Yo soy            el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el            desierto y murieron.            Este es el pan que baja del cielo para que si alguien come de            él no muera. Yo            soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno come de            este pan vivirá            eternamente; y el pan que Yo daré es mi carne para la vida del            mundo4. San          Juan recordará toda su vida este largo discurso del Señor y el          lugar donde lo          pronunció: estas cosas las dijo en Cafarnaún, en la sinagoga5.
El          realismo de estas palabras y de las que siguieron es tan fuerte          que excluye          cualquier interpretación en sentido figurado. El maná          del Éxodo era la          figura de este Pan –el mismo Jesucristo– que alimenta a los          cristianos en su          camino hacia el Cielo. La Comunión es el sagrado banquete en el          que Cristo se          da a Sí mismo. Cuando comulgamos, participamos del sacrificio de          Cristo. Por          eso canta la Iglesia en la Liturgia de la Horas, en la fiesta          del Corpus            Christi: Oh sagrado banquete en el que Cristo es nuestra            comida, se celebra el            memorial de la Pasión, el alma se llena de gracia y se nos da            una prenda de la            futura gloria6.
Los          oyentes entendieron el sentido propio y directo de las palabras          del Señor, y          por eso les costaba aceptar que tal afirmación pudiera ser          verdad. De haberlo          entendido en sentido figurado no les hubiera causado extrañeza          ni se hubiera          producido ninguna discusión7. Discutían, pues,            los judíos entre            ellos diciendo: ¿Cómo puede este darnos a comer su carne?8.          Pues          Jesús afirma claramente que su Cuerpo y su Sangre son verdadero          alimento del          alma, prenda de la vida eterna y garantía de la resurrección          corporal.
Incluso          emplea el Señor una expresión más fuerte que el mero comer (el          verbo original          podría traducirse por "masticar"9), expresando así el          realismo de la          Comunión: se trata de una verdadera comida, en la que el mismo          Jesús se nos da          como alimento. No cabe una interpretación simbólica, como si          participar en la          Eucaristía fuera tan solo una metáfora, y no el comer y beber          realmente el          Cuerpo y la Sangre de Cristo.
No está          Cristo en nosotros después de comulgar como un amigo está en un          amigo, mediante          una presencia espiritual; está "verdadera, real y          substancialmente presente" en          nosotros. Existe en la Sagrada Comunión una unión tan estrecha          con Jesús mismo          que sobrepuja todo entendimiento.
Cuando          decimos: Padre, danos hoy nuestro pan de cada día, y          pensamos que en          todas nuestras jornadas podemos recibir el Pan de vida,          deberíamos          llenarnos de alegría y de un inmenso agradecimiento; nos animará          a comulgar con          frecuencia, y aun diariamente, si nos es posible. Porque "si el          pan es diario,          ¿por qué lo recibes tú solo una vez al año? Recibe todos los          días lo que todos          los días te aprovecha y vive de modo que todos los días seas          digno de          recibirlo"10.
III. La          Sagrada Eucaristía, de modo análogo al alimento natural, conserva,  acrecienta,            restaura y fortalece la vida sobrenatural11.          Concede          al alma la paz y la alegría de Cristo, como "un anticipo de la          bienaventuranza          eterna"12; borra del alma los pecados veniales y          disminuye las malas          inclinaciones; aumenta la vida sobrenatural y mueve a realizar          actos eficaces          relativos a todas las virtudes: es "el remedio de nuestra          necesidad cotidiana"13.
Oculto          bajo los accidentes de pan, Jesús espera que nos acerquemos con          frecuencia a          recibirle: el banquete, nos dice, está preparado14.          Son muchos los ausentes, y Jesús nos espera. Cuando le          recibamos, podremos          decirle, con una oración que hoy se reza en la Liturgia de las          Horas: Quédate            con nosotros, Señor Jesús, porque atardece; sé nuestro            compañero de camino,            levanta nuestros corazones, reanima nuestra débil esperanza15.
La fe          –que se manifestará en primer lugar en la conveniente          preparación del alma–          será indispensable para comer este nuevo pan. Los discípulos que          aquel día          abandonaron al Maestro renunciaron a su fe: prefirieron juzgar          por su cuenta.
Nosotros          le decimos, con San Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes            palabras de            vida eterna16. Y hacemos el propósito de          preparar mejor la          Comunión, con más fe y con más amor: "Adoradle con reverencia y          con devoción;          renovad en su presencia el ofrecimiento sincero de vuestro amor;          decidle sin          miedo que le queréis; agradecedle esta prueba diaria de          misericordia tan llena          de ternura, y fomentad el deseo de acercaros a comulgar con          confianza. Yo me          pasmo ante este misterio de Amor: el Señor busca mi pobre          corazón como trono,          para no abandonarme si yo no me aparto de Él"17.
Al          terminar nuestra oración, nosotros también le decimos al Señor,          como aquellas          gentes de Cafarnaún: Señor, danos siempre de ese pan18.
Y          cuando recemos el Padrenuestro, pensemos un momento que son          muchas nuestras          necesidades y las de nuestros hermanos; diremos con devoción:          Padre, "danos            hoy nuestro pan de cada día; lo que necesitamos para          subsistir en el cuerpo          y en el alma". Mañana nos sentiremos dichosos de pedir de nuevo          a Dios que se          acuerde de nuestra pobreza. Y Él nos dirá: Omnia mea tua            sunt19,          todas mis cosas son tuyas.
1 Cfr. Ex          23, 25; Is 33, 16. — 2 Cfr. Catecismo Romano,          IV, 13, n. 8. — 3          Cfr. Jn 2, 1 ss; Mt 14, 13-21; Mc 5,          22-43. — 4 Jn          6, 48-52. — 5 Cfr. Jn 6, 60. — 6 Antífona            del            "Magnificat" en las Segundas Vísperas. — 7 Cfr.          Sagrada Biblia, Santos            Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, nota a Jn 6, 52.          — 8 Jn          6, 52. — 9 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios,          cit., nota a Jn          6, 54. — 10 San Ambrosio, Sobre los Sacramentos,          V, 4. — 11          Cfr. Conc. de Florencia, Decr. Pro armeniis, Dz. 698. —          12 Cfr. Jn          6, 58; Dz. 875. — 13 San Ambrosio, Sobre los            Sacramentos. — 14          Cfr. Lc 14, 15 ss. — 15 Liturgia de las horas, Oración            de las            II Vísperas. — 16 Jn 6, 68. — 17          San Josemaría          Escrivá, Es Cristo que pasa, 161. — 18 Jn          6, 34. — 19          Cfr. Lc 15, 31.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
              San Eduardo               |           
Eduardo quiere          decir: el que protege la propiedad (Ed = propiedad. Uard: el que          protege).
Este fue el más          popular de los reyes ingleses de la antigüedad. Tres cualidades          le merecieron          su fama de santo: era muy piadoso, sumamente amable y muy amante          de la paz.
Era hijo de          Etelredo y a los diez años fue desterrado a Normandía, Francia,          de donde no          pudo volver a Inglaterra sino cuando ya tenía 40 años.
Dicen que          conservó perpetua castidad.
San Eduardo tuvo          unos modos de actuar que lo hicieron sumamente popular entre sus          súbditos y lo          convirtieron como en un modelo para sus futuros reyes. Lo          primero que hizo fue          suprimir el impuesto de guerra, que arruinaba mucho a la gente.          Luego durante          su largo reinado procuró vivir en la más completa armonía con          las cámaras          legislativas (que el dividió en dos: cámara de los lores y          cámara de los          comunes). Se preocupó siempre por obtener que gran cantidad de          los impuestos          que se recogían, se repartieran entre las gentes más          necesitadas.
Un autor que          vivió en ese tiempo nos dejó los siguientes datos acerca de San          Eduardo:          "Era un verdadero hombre de Dios. Vivía como un ángel en medio          de tantas          ocupaciones materiales y se notaba que Dios lo ayudaba en todo.          Eran tan          bondadoso que jamás humilló con sus palabras ni al último de sus          servidores. Se          mostraba especialmente generoso con los pobres, y con los          emigrantes, y ayudaba          mucho a los monjes. Aún el tiempo en que estaba en vacaciones y          dedicado a la          cacería, ni un solo día dejaba de asistir a la santa misa. Era          alto, majestuoso,          de rostro sonrosado y cabellos blancos. Su sola presencia          inspiraba cariño y          aprecio".
Cuando Eduardo          estaba desterrado en Normandía prometió a Dios que si lograba          volver a          Inglaterra iría en peregrinación a Roma a llevar una donación al          Sumo          Pontífice. Cuando ya fue rey, contó a sus colaboradores el          juramento que había          hecho, pero estos le dijeron: "el reino está en paz porque todos          le obedecen          con gusto Pero si se va a hacer un viaje tan largo, estallará la          guerra civil y          se arruinará el país". Entonces envió unos embajadores a          consultar al Papa          San León Nono, el cual le mandó decir que le permitía cambiar su          promesa por          otra: dar para los pobres lo que iba a gastar en el viaje, y          construir un buen          convento para religiosos. Así lo hizo puntualmente: repartió          entre la gente          pobre todo lo que había ahorrado para hacer el viaje, y          vendiendo varias de sus          propiedades, construyó un convento para 70 monjes, la famosa          Abadía de          Westminster (nombre que significa: monasterio del occidente:          West = oeste u          occidente. Minster = monasterio). En la catedral que hay en ese          sitio es donde          sepultan a los reyes de Inglaterra.
En el año 1066,          desgastado de tanto trabajar por su religión y por su pueblo,          sintió que le          llegaba la hora de la muerte. A los que lloraban al verlo morir,          les dijo:          "No se aflijan ni se entristezcan, pues yo dejo esta tierra,          lugar de          dolor y de peligros, para ir a la Patria Celestial donde la paz          reina para          siempre".
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Alejandrina María da Costa,            Beata Apóstol del sufrimiento          reparador, 13 de octubre            
BEATA                ALEXANDRINA MARIA DA COSTA
              
 Laica Martirologio Romano: En el lugar                    de Balasar, cerca de Braga, en Portugal, beata                    Alejandrina María da Costa, que al intentar huir de                    quien la perseguía con mala intención, quedó                    imposibilitada en todos sus miembros, encontrando en                    la contemplación de la Eucaristía el modo de ofrecer                    al Señor todos sus dolores por amor de Dios y de los                    hermanos más necesitados (1955).  |           
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Rómulo,            Santo          Obispo, Octubre 13            
              
 Obispo Martirologio Romano: En Matuta (hoy                      Sanremo), en la costa de la Liguria, san Rómulo,                      obispo de Génova, que, lleno de ardor apostólico,                      murió durante una visita pastoral (s. V).  |           
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Fuente:          ar.geocities.com/misa_tridentina04 
        Magdalena Panattieri,            Beata          Virgen, Octubre 13   
              
 Virgen Martirologio Romano: En la localidad                      de Trino, en el Monferrato, beata Magdalena                      Panatieri, virgen, hermana de Penitencia de Santo                      Domingo (1503).  |           
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Chelidonia (Celidonia o            Quelidonia), Santa Eremita, Octubre 13   
              
 Eremita Martirologio Romano: Cerca de Subiaco, en                    el Lacio, santa Quelidona o Celidona, virgen, que,                    como dice la tradición, durante cincuenta y dos años                    condujo vida solitaria y austera, dedicada únicamente                    a Dios, (1152).  |           
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Fuente: Martirologio          Romano 
        Otros Santos y Beatos          Completando el santoral de éste día, Octubre 13   
              
 San Teófilo, obispo  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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