JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 11, 47-54
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos            y doctores de la ley:
"¡Ay de ustedes, que construyen sepulcros a          los profetas asesinados          por sus antepasados! De esta manera ustedes mismos son testigos          de que están de          acuerdo con lo que hicieron sus antepasados, porque ellos los          asesinaron y          ustedes les construyen sepulcros.
          Por eso dijo la sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y          apóstoles, a unos los          matarán y a otros los perseguirán; pero Dios va a pedir cuentas          a esta          generación de la sangre de todos los profetas derramada desde la          creación del          mundo, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, a quien          mataron entre el          altar entre el altar y el santuario. Les aseguro que se le          pedirán cuentas a          esta generación.
          ¡Ay de ustedes, doctores de la ley, que se han apoderado de la          llave de la          ciencia! No han entrado ustedes, y tampoco han dejado entrar a          los que querían          hacerlo".
          Al salir Jesús de allí, los maestros de la ley y los fariseos          comenzaron a          acosarlo y a proponerle muchas cuestiones, tendiéndole trampas          con intención de          sorprenderlo en alguna de sus palabras.
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus          intenciones de          Misa! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          ¿Qué            pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo,            pero no quiero            verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama            realmente? Estamos en            el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la            santidad, la            perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es            posible, diaria,            como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en            la tierra (Canon            904). Antes de            comulgar debemos confesar todos los pecados mortales:            "quien come y bebe sin              discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm            14,23). ¿Otros            pecados mortales? no confesarse con el            Sacerdote al menos una vez al            año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos),            promover el aborto            (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación            artificial),            planificación natural sin causa grave, deseo o actividad            sexual fuera del matrimonio            por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera, drogas, comer            a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver            pornografía, robo            importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
jue          28a. Ordinario año Par
      Antífona de Entrada
      Yo soy              la salvación del pueblo, dice el Señor. Cuando me llamen              desde el peligro, yo              los escucharé, y seré para siempre su Dios.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Dios nuestro, que has puesto la plenitud de la ley en el amor            a ti y al            prójimo; concédenos cumplir tus mandamientos para llegar así a            la vida eterna. 
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      Nos              eligió en Cristo antes de crear el mundo
Lectura              de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 1-10
            
            Hermanos: Yo, Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de            Dios, a los            hermanos y fieles cristianos que están en Efeso, la gracia y            la paz de parte de            Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. 
            Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que desde            lo alto del            cielo nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes            espirituales. El nos            eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que fuéramos            santos e            irreprochables ante él por el amor. El nos destinó de            antemano, por decisión            gratuita de su voluntad, a ser sus hijos, para que alabemos y            glorifiquemos la            gracia con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.
            Con su muerte, el Hijo nos ha obtenido la redención y el            perdón de los pecados,            en virtud de la riqueza de gracia que Dios derramó            abundantemente sobre            nosotros con gran sabiduría a inteligencia. El nos ha dado a            conocer su plan            salvífico que había decidido realizar por Cristo, llevando su            proyecto salvador            a su plenitud al constituir a Cristo en cabeza de todas las            cosas, las del            cielo y las de la tierra.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal 97,              1-2.3ab.3cd-4.5-6
El              Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Canten            al Señor un canto nuevo, porque ha hecho maravillas; su mano            le ha dado la            victoria, su santo brazo.
            El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
El            Señor hace pública su victoria; a la vista de las naciones            muestra su            salvación: ha recordado su amor y su fidelidad en favor de            Israel.
            El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Toda la            tierra ha visto la victoria de nuestro Dios. Aclamen al Señor,            habitantes de            toda la tierra; estallen de gozo, griten de alegría, canten.
            El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Canten            al Señor con la cítara, con la cítara y los demás            instrumentos; al son de            trompetas y clarines, aclamen al Señor, que es rey.
            El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, si            no es por mí, dice            el Señor.
            Aleluya.
Evangelio
      Les pedirán cuentas de la              sangre de los profetas, desde la sangre de Abel hasta la de              Zacarías
† Lectura del santo              Evangelio según san Lucas 11, 47-54
En aquel tiempo, Jesús dijo              a los fariseos y doctores de la ley:
"¡Ay de ustedes, que            construyen sepulcros a los profetas asesinados por sus            antepasados! De esta            manera ustedes mismos son testigos de que están de acuerdo con            lo que hicieron            sus antepasados, porque ellos los asesinaron y ustedes les            construyen            sepulcros.
            Por eso dijo la sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y            apóstoles, a unos los            matarán y a otros los perseguirán; pero Dios va a pedir            cuentas a esta            generación de la sangre de todos los profetas derramada desde            la creación del            mundo, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, a quien            mataron entre el            altar entre el altar y el santuario. Les aseguro que se le            pedirán cuentas a esta            generación.
            ¡Ay de ustedes, doctores de la ley, que se han apoderado de la            llave de la            ciencia! No han entrado ustedes, y tampoco han dejado entrar a            los que querían            hacerlo".
            Al salir Jesús de allí, los maestros de la ley y los fariseos            comenzaron a acosarlo            y a proponerle muchas cuestiones, tendiéndole trampas con            intención de            sorprenderlo en alguna de sus palabras.
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Acepta propicio, Señor, las            ofrendas de tu pueblo, para que alcance en el sacramento            eucarístico los bienes            en que ha creído por la fe.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio            
      Alabanza a Dios por la              creación y redención del género humano
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre            y en todo lugar,            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. 
            Porque has querido ser, por medio de tu amado Hijo, no sólo el            creador del            género humano, sino también el autor generoso de la nueva            creación.
            Por eso, 
            con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te            alaban todos los            redimidos y unánimes te bendicen tus santos. Con ellos,            también nosotros, a una            con los ángeles, cantamos tu gloria gozosos diciendo:
Antífona de la Comunión
      Yo soy              el Buen Pastor, dice el Señor, que conozco a mis ovejas, y              mis ovejas me              conocen.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Que tu auxilio, Señor, nos acompañe siempre a los que            alimentas con tus            sacramentos, para que por ellos y en nuestra propia vida            recibamos los frutos            de la redención.
          Por            Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
Día          16/10-2 Santa Margarita          María de Alacoque (Virgen, blanco)
      Antífona          de Entrada
      Como las vírgenes prudentes, santa            Margarita Alacoque conserva su            lámpara encendida para salir al encuentro de Cristo.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Concédenos, Dios, salvador nuestro, que al conmemorar hoy a          santa Margarita          Alacoque, virgen, aprendamos, a ejemplo suyo, a servirte con          amor y alegría.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Experimentar el amor de Cristo, que            sobrepasa todo conocimiento humano
Lectura de la carta del apóstol san Pablo            a los Efesios 3, 14-19
Hermanos: Me arrodillo ante el Padre, de          quien procede toda paternidad          en el cielo y en la tierra, para que, conforme a los tesoros de          su bondad, les          conceda que su Espíritu los fortalezca interiormente y que          Cristo habite por la          fe en sus corazones.
          Así, arraigados y cimentados en el amor, podrán comprender con          todo el pueblo          de Dios, la anchura y la longitud, la altura y la profundidad          del amor de          Cristo, y experimentar ese amor que sobrepasa todo conocimiento          humano, para          que así queden ustedes colmados con la plenitud misma de Dios.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo 22
El Señor es mi pastor, nada me faltará.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en          verdes praderas me hace reposar          y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.          Por ser un Dios          fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto.
          El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Así, aunque camine por cañadas oscuras, nada          temo, porque tú estás          conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
          El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de          mis adversarios; me unges la          cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. 
          'El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán          todos los días de mi vida; y          viviré en la casa del Señor por años sin término.
          El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Aclamación          antes del          Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque          has revelando los          misterios del Reino a la gente sencilla.
          Aleluya.
Evangelio
      Has escondido estas cosas a los sabios y            entendidos, y se las has            revelado a la gente sencilla
† Lectura del santo Evangelio según san            Mateo 11, 25-30
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús exclamó:
          "¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque          has          escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has          revelado a la gente          sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! El          Padre ha puesto          todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el          Padre, y nadie          conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo          quiera revelar.
          Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la          carga, y yo los          aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy          manso y humilde          de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave, y          mi carga          ligera".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración          sobre las Ofrendas
      Acepta, Señor, los dones que te presentamos,          en reconocimiento de las          maravillas realizadas por tu amor en la vida de santa Margarita          de Alacoque,          virgen, y haz que nuestro sacrificio de alabanza sea grato a tus          ojos.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      La vida consagrada a Dios es un signo Del            Reino de los cielos
En verdad es justo y necesario que te          alaben, Señor, tus criaturas del          cielo y de la tierra.
          Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los          cielos se          consagraron a Cristo,
          reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al          hombre a la          santidad primera,
          para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en          el cielo, por          Cristo, nuestro Señor.
          Por eso,
          con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin          cesar:
Antífona          de la Comunión
      Ya viene el esposo; salgamos al encuentro            de Cristo, el Señor.
Oración          después de la          Comunión
      Oremos:
          Señor, que este sacramento fortalezca en nosotros tu amor, para          que aceptemos los          sufrimientos de nuestra vida como una forma de participar en la          pasión de          Cristo y nos esforcemos por vivir unidos a ti, a ejemplo de          santa Margarita          María Alacoque..
        Por          Jesucristo,          nuestro Señor.
          Amén
Dia          16/10-1 Santa Eduvigis          (Religiosa, blanco)
      Antífona          de Entrada
      El Señor es la parte que me ha tocado en            herencia; la parte que he            recibido es la más hermosa. El mismo Señor es mi recompensa.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Señor, tú que otorgaste a santa Eduvigis la gracia de imitar con          fidelidad a          Cristo pobre y humilde, ayúdanos a vivir fielmente nuestra          vocación cristiana,          para que reproduzcamos cada día mejor, en nosotros, la imagen de          tu Hijo, que          vive y reina contigo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Como el sol que brilla en el cielo del            Señor, así es la mujer bella en            su casa bien arreglada
Lectura del libro del Eclesiástico 26,            1-4. 16-21
Dichoso el marido de una mujer buena: se          doblarán los años de su vida.          La mujer hacendosa es la alegría de su marido, y él vivirá su          vida en paz. La          mujer buena es un tesoro: lo encuentran los que temen al Señor;          sean ricos o          pobres, estarán contentos y siempre vivirán con alegría.
          La mujer servicial alegra a su marido; la que es cuidadosa le          causa bienestar.          La mujer discreta es un don del Señor; y la bien educada no          tiene precio. La          mujer modesta duplica su encanto y la que es dueña de sí supera          toda alabanza.
          Como el sol que brilla en el cielo del Señor, así es la mujer          bella en su casa          bien arreglada. Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo 127
Dichosos los que temen al Señor.
Dichosos los que temen al Señor y siguen los          caminos de su ley. Comerán          del trabajo de sus manos, serán felices y les irá bien.
          Dichosos los que temen al Señor.
Será su esposa como vid fecunda en la paz          hogareña; serán sus hijos como          olivos nuevos en torno de su mesa.
          Dichosos los que temen al Señor.
Así bendecirá el Señor al hombre que le teme          y lo respeta. Que el Señor          te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén          todos los días de          tu vida: que veas a los hijos de tus hijos.
          Dichosos los que temen al Señor.
Aclamación          antes del          Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Si se mantienen fieles a mi palabra, dice el Señor, serán          verdaderamente          discípulos míos y conocerán la verdad.
          Aleluya.
Evangelio
      El que cumple la voluntad de Dios, ése es            mi hermano, mi hermana y mi            madre
† Lectura del santo Evangelio según san            Marcos 3, 31-35
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la madre y los parientes de          Jesús llegaron a la casa          donde se encontraba él, se quedaron fuera y lo mandaron llamar.          En torno a él          estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: "Ahí fuera están          tu madre          y tus hermanos, que te buscan".
          El les respondió:
          "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?"
          Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo:
          "Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la          voluntad de          Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús
Oración          sobre las Ofrendas
      Señor, por este sacrificio que te          presentamos en la fiesta de santa          Eduvigis, concédenos los bines de la paz y la unidad.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Acción de los santos en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, nuestro          deber y salvación, darte gracias          siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y          eterno, por          Cristo, Señor nuestro.
          Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con          formas siempre          nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu          amor por          nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su          intercesión nos ayuda a          colaborar en el misterio de la salvación.
          Por eso,
          ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles          y los santos          diciendo:
Antífona          de la Comunión
      Yo les aseguro, dice el Señor, que los que            han dejado todo para            seguirme, recibirán cien veces más y alcanzarán la vida            eterna.
Oración          después de la          Comunión
      Oremos:
          Dios omnipotente, que por medio de este sacramento nos comunicas          la fuerza del          tu Espíritu, haz que, a ejemplo de santa Eduvigis, te amemos          sobre todas las          cosas y vivamos siempre como verdaderos hijos tuyos.
        Por          Jesucristo,          nuestro Señor.
          Amén
† Meditación          diaria
28ª          semana. Jueves
ELEGIDOS          DESDE LA ETERNIDAD
— Una          vocación irrepetible.
— Nos          da luz para caminar, y las gracias necesarias para salir          fortalecidos de todas          las incidencias de nuestra vida.
—          Perseverancia en la propia vocación.
I.          Desde la cárcel, donde San Pablo sufre abandonos y soledad,          dirige una carta a          los primeros cristianos de Éfeso. Comienza con un canto          alborozado de acción de          gracias por todos los dones recibidos del Señor, de modo          particular por la          vocación con que Dios nos ha elegido personalmente desde la          eternidad para ser          sus discípulos y extender su Reino aquí en la tierra. El Apóstol          pone de          manifiesto la radical igualdad de la vocación con que todos          somos llamados en          Cristo por iniciativa de Dios Padre, pues en Él nos eligió            antes de la            creación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha ante            Él por el amor.            Él nos ha destinado en la persona de Cristo –por pura            iniciativa suya– a ser            sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan            generosamente nos ha            concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya1.
Todo          creyente, cada uno de nosotros, ha sido llamado desde la          eternidad a la más          alta vocación divina. Dios Padre quiso expresamente llamarnos a          la vida (ningún          hombre ha nacido por azar), creó directamente nuestra alma única          e irrepetible,          y nos hizo participar de su vida íntima mediante el Bautismo.          Con este          sacramento nos ha ungido Dios con su unción, y también nos            ha marcado con su            sello, y ha puesto en nuestros corazones el Espíritu como            prenda2.          Nos ha designado en la vida un cometido propio, y nos ha          preparado amorosamente          un lugar en el Cielo, donde nos espera como un padre aguarda a          su hijo después          de un largo viaje.
Supuesta          esta vocación radical a la santidad y al apostolado, Dios hace a          cada uno un          llamamiento particular. A la inmensa mayoría, con una vocación          plena, les llama          a vivir en medio del mundo para que –desde dentro– lo          transformen y lo dirijan          a Él, y se santifiquen mediante las actividades terrenas. A          otros, siempre          pocos en relación con todos los bautizados, les pide un          alejamiento de esas          realidades, dando un testimonio público –como almas consagradas–          de su          pertenencia a Dios. El Señor, de un modo misterioso y delicado,          nos va dando a          conocer lo que quiere de nosotros. Incluso dentro de la propia          vocación          –casados, solteros, sacerdotes...–, el Señor señala un sendero          propio por donde          ir a Él, arrastrando a otros muchos con nosotros. "En efecto,          Dios ha pensado          en nosotros desde la eternidad y nos ha amado como personas          únicas e          irrepetibles, llamándonos a cada uno por nuestro nombre, como el          Buen Pastor          que a sus ovejas las llama a cada una por su nombre (Jn          10, 3).          Pero el eterno plan de Dios se nos revela a cada uno a través          del desarrollo histórico          de nuestra vida y de sus acontecimientos, y, por tanto, solo          gradualmente: en          cierto sentido día a día.
"Y para          descubrir la concreta voluntad del Señor sobre nuestra vida son          siempre          indispensables la escucha pronta y dócil de la palabra de Dios y          de la Iglesia,          la oración filial y constante, la referencia a una sabia y          amorosa dirección          espiritual, la percepción en la fe de los dones y talentos          recibidos y, al          mismo tiempo, de las diversas situaciones sociales e históricas          en las que está          inmerso"3.
Así, en          el transcurso del tiempo, el Señor nos lleva de la mano a metas          de santidad          cada vez más altas. Si somos fieles, si tenemos el oído atento,          el Espíritu          Santo nos conduce a través de los acontecimientos normales de la          vida, nos          enseña, interpretándolos rectamente y sacando de ellos –sean del          signo que          sean– más amor a Dios.
II. La          vocación es un don inmenso, del que hemos de dar continuas          gracias a Dios. Es          la luz que ilumina el camino: el trabajo, las personas, los          acontecimientos...          Sin ella, sin el conocimiento de esa voluntad específica de Dios          que nos          encamina derechamente al Cielo, estaríamos con el débil candil          de la voluntad          propia, con el peligro de tropezar a cada paso. La vocación nos          proporciona          luz, y también las gracias necesarias para salir fortalecidos de          todas las          incidencias de la vida. "En la vocación, el hombre, de una          manera definitiva,          se conoce a sí mismo, conoce al mundo, y conoce a Dios. Es el          punto de          referencia a partir del cual cada ser humano puede juzgar con          plenitud todas          las situaciones por las que haya atravesado y atraviese su vida"4.          Conocer cada vez más profundamente ese querer divino particular          es siempre un          motivo de esperanza y de alegría.
Con la          vocación recibimos una invitación a entrar en la intimidad          divina, al trato          personal con Dios, a una vida de oración. Cristo nos llama a          hacer de Él el          centro de la propia existencia, a seguirle en medio de nuestras          realidades          diarias: el hogar, la oficina, el comercio...; y a conocer a los          demás hombres          como personas e hijos de Dios, es decir, como seres con valor en          sí, objetos          del amor de Dios, y a quienes hemos de ayudar en sus necesidades          materiales y          espirituales. Y esto no a seres ideales, sino a las personas          corrientes que          vemos todos los días, con sus virtudes y sus defectos.
El          querer divino se nos puede presentar de golpe, como una luz          deslumbrante que lo          llena todo, como fue el caso de San Pablo camino de Damasco, o          bien se puede          revelar poco a poco, en una variedad de pequeños sucesos, como          Dios hizo con          San José. "De todos modos, no se trata solo de saber lo          que Dios quiere          de nosotros, de cada uno, en las diversas situaciones de la          vida. Es necesario hacer          lo que Dios quiere, como nos lo recuerdan las palabras de María,          la Madre de          Jesús, dirigiéndose a los sirvientes de Caná: Haced lo que            Él os diga (Jn          2, 5). Y para actuar con fidelidad a la voluntad de Dios hay que          ser capaz          y hacerse cada vez más capaz (...). Esta es la tarea          maravillosa y          esforzada que espera a todos los fieles laicos, a todos los          cristianos, sin          pausa alguna: conocer cada vez más las riquezas de la fe y del          Bautismo y          vivirlas con creciente plenitud"5. Esta plenitud se          realizará día a          día, siendo fieles en lo pequeño, correspondiendo a las          gracias que el          Señor derrama cada jornada para que cumplamos con perfección,          con amor, los          deberes de cada momento. Y esto los días en que nos encontramos          con más          capacidad y también aquellos otros en los que todo parece que          cuesta más.
III. Elegit            nos in ipso ante mundi constitutionem..., nos eligió el          Señor antes de la          constitución del mundo. Y Dios no se arrepiente de las          elecciones que hace.          Esta es la esperanza y la seguridad de nuestra perseverancia a          lo largo del          camino, en medio de las tentaciones o dificultades que hayamos          de padecer. El          Señor es siempre fiel, y tendremos cada día la gracia necesaria          para mantener          nosotros esta fidelidad. "Nuestro Señor –enseña San Francisco de          Sales– tiene          un continuo cuidado de los pasos de sus hijos, es decir, de          aquellos que poseen          la caridad, haciéndoles caminar delante de Él, tendiéndoles la          mano en las          dificultades. Así lo declaró por Isaías: Soy tu Dios, que te            toma de la mano            y te dice: No temas, Yo te ayudaré (Is 41, 13). De          modo que, además          de mucho ánimo, debemos tener suma confianza en Dios y en su          auxilio, pues, si          no faltamos a la gracia, Él concluirá en nosotros la buena obra          de nuestra          salvación, que ha comenzado"6.
Junto a          esta confianza en la ayuda divina, es necesario el esfuerzo          personal por          corresponder a las sucesivas llamadas que realiza el Señor a lo          largo de una          vida. Porque la entrega a Dios que comporta toda vocación no se          agota en una          sola decisión ni en una determinada época de la vida. Dios sigue          llamando,          sigue pidiendo hasta el final... Alguna vez puede costar          mantenerse fiel al Señor,          pero si acudimos a Él comprendemos que su yugo es suave y su          carga ligera7,          y ese peso se torna alegre. Nunca nos pedirá Dios más de lo que          podamos dar. Él          nos conoce bien y cuenta con la flaqueza humana, los defectos y          las          equivocaciones. A la vez que supone nuestra sinceridad y la          humildad de          recomenzar.
En la          Virgen, Nuestra Madre, está puesta nuestra esperanza para salir          adelante en los          momentos difíciles y siempre. En Ella encontramos la fortaleza          que nosotros no          tenemos. "Ama a la Señora. Y Ella te obtendrá gracia abundante          para vencer en          esta lucha cotidiana. —Y no servirán de nada al maldito esas          cosas perversas,          que suben y suben, hirviendo dentro de ti, hasta querer anegar          con su          podredumbre bienoliente los grandes ideales, los mandatos          sublimes que Cristo          mismo ha puesto en tu corazón. —"Serviam!""8.
1 Primera            lectura. Año II. Ef 1, 4-6. — 2 2 Cor          1, 21-22. — 3          Juan Pablo II, Exhort. Apost. Christifideles laici,          30-XII-1988, 58. — 4          J. L. Illanes, Mundo y santidad, Rialp, Madrid 1984, p.          109. — 5          Juan Pablo II, loc. cit. — 6 San Francisco de          Sales, Tratado            del amor de Dios, III, 4. — 7 Cfr. Mt 11,          30. — 8 San          Josemaría Escrivá, Camino, n. 493.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Santa            Margarita María Alacoque
            Año 1690
EL                SAGRADO CORAZON DE JESUS, SU HISTORIA 1-4.
EL SAGRADO CORAZON                DE JESUS, SU HISTORIA 2-4.
EL                SAGRADO CORAZON DE JESUS, SU HISTORIA 3-4.
EL                SAGRADO CORAZON DE JESUS, SU HISTORIA 4-4.
La                Gran Revelación a Santa Margarita
SANTA                MARGARITA MARIA ALACOQUE
Digamos            de vez en cuando las dos oraciones tan queridas para los            devotos del Sagrado            Corazón: "Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro            corazón semejante            al tuyo"."Sagrado Corazón de Jesús. En voz confío".
Margarita          nace el 22 de julio de          1647 en el pequeño pueblo de Lautecour en Francia. 
Su          padre Claudio Alacoque, juez y notario. La mamá Filiberta Lamyn.          Los hijos son          cinco. La menor es Margarita. El párroco, Antonio Alacoque, tío          suyo, la          bautiza a los tres días de nacida. Ella dice en su autobiografía          que desde          pequeña le concedió Dios que Jesucristo fuera el único dueño de          su corazón. Y          le concedió otro gran favor: un gran horror al pecado, de manera          que aun la más          pequeña falta le resultaba insoportable.
Dice          que siendo todavía una niña, un día en la elevación de la Santa          Hostia en la          Misa le hizo a Dios la promesa de mantenerse siempre pura y          casta. Voto de          castidad.
Aprendió          a rezar el rosario y lo recitaba con especial fervor cada día y          la Virgen Santísima          le correspondió librándola de muchos peligros.
La          llevan al colegio de las Clarisas y a los nueve años hace La          Primera Comunión.          Dice "Desde ese día el buen Dios me concedió tanta amargura en          los          placeres mundanos, que aunque como jovencita inexperta que era a          veces los          buscaba, me resultaban muy amargos y desagradables. En cambio          encontraba un          gusto especial en la oración".
Vino          una enfermedad que la tuvo paralizada por varios años. Pero al          fin se le          ocurrió consagrarse a la Virgen Santísima y ofrecerle propagar          su devoción, y          poco después Nuestra Señora le concedió la salud.
Era          muy joven cuando quedó huérfana de padre, y entonces la mamá de          Don Claudio          Alacoque y dos hermanas de él, se vinieron a la casa y se          apoderaron de todo y          la mamá de Margarita y sus cinco niños se quedaron como          esclavizados. Todo          estaba bajo llave y sin el permiso de las tres mandonas mujeres          no salía nadie          de la casa. Así que a Margarita no le permitían ni siquiera          salir entre semana          a la iglesia. Ella se retiraba a un rincón y allí rezaba y          lloraba. La          regañaban continuamente.
En          medio de tantas penas le pareció que Nuestro Señor le decía que          deseaba que          ella imitara lo mejor posible en la vida de dolor al Divino          Maestro que tan          grandes penas y dolores sufrió en su Pasión y muerte. En          adelante a ella no          sólo no le disgusta que le lleguen penas y dolores sino que          acepta todo esto          con el mayor gusto por asemejarse lo mejor posible a Cristo          sufriente.
Lo          que más la hacía sufrir era ver cuán mal y duramente trataban a          su propia          madre. Pero le insistía en que ofrecieran todo esto por amor de          Dios. Una vez          la mamá se enfermó tan gravemente de erisipela que el médico          diagnosticó que          aquella enfermedad ya no tenía curación. Margarita se fue          entonces a asistir a          una Santa Misa por la salud de la enferma y al volver encontró          que la mamá          había empezado a curar de manera admirable e inexplicable.
Lo          que más le atraía era el Sagrario donde está Jesús Sacramentado          en la Sagrada          Hostia. Cuando iba al templo siempre se colocaba lo más cercana          posible al          altar, porque sentía un amor inmenso hacia Jesús Eucaristía y          quería hablarle y          escucharle.
A          los 18 años por deseo de sus familiares empezó a arreglarse          esmeradamente y a          frecuentar amistades y fiestas sociales con jóvenes. Pero estos          pasatiempos          mundanales le dejaban en el alma una profunda tristeza. Su          corazón deseaba          dedicarse a la oración y a la soledad. Pero la familia le          prohibía todo esto.
El          demonio le traía la tentación de que si se iba de religiosa no          sería capaz de          perseverar y tendría que devolverse a su casa con vergüenza y          desprestigio.          Rezó a la Virgen María y Ella le alejó este engaño y tentación y          la convenció          de que siempre la ayudaría y defendería.
Un          día después de comulgar sintió que Jesús le decía: "Soy lo mejor          que en          esta vida puedes elegir. Si te decides a dedicarte a mi servicio          tendrás paz y          alegría. Si te quedas en el mundo tendrás tristeza y amargura".          Desde entonces          decidió hacerse religiosa, costara lo que costara.
En          el año 1671 fue admitida en la comunidad de La Visitación,          fundada por San          Francisco de Sales. Entró al convento de Paray-le=Monial. Una de          sus compañeras          de noviciado dejó escrito: "Margarita dio muy buen ejemplo a las          hermanas          por su caridad; jamás dijo una sola palabra que pudiera molestar          a alguna, y          demostraba una gran paciencia al soportar las duras reprimendas          y humillaciones          que recibía frecuentemente".
La          pusieron de ayudante de una hermana que era muy fuerte de          carácter y ésta se          desesperaba al ver que Margarita era tan tranquila y callada. La          superiora          empleaba métodos duros y violentos que hacían sufrir fuertemente          a la joven          religiosa, pero esta nunca daba la menor muestra de estar          disgustada. Con esto          la estaba preparando Nuestro Señor para que se hiciera digna de          las          revelaciones que iba a recibir.
El          27 de diciembre de 1673 se le apareció por primera vez el          Sagrado Corazón de          Jesús. Ella había pedido permiso para ir los jueves de 9 a 12 de          la noche a          rezar ante el Santísimo Sacramento del altar, en recuerdo de las          tres horas que          Jesús pasó orando y sufriendo en el Huerto de Getsemaní.
De          pronto se abrió el sagrario donde están las hostias consagradas          y apareció          Jesucristo como lo vemos en algunos cuadros que ahora tenemos en          las casas.          Sobre el manto su Sagrado Corazón, rodeado de llamas y con una          corona de          espinas encima, y una herida. Jesús señalando su corazón con la          mano le dijo:          "He aquí el corazón que tanto ha amado a la gente y en cambio          recibe          ingratitud y olvido. Tú debes procurar desagraviarme". Nuestro          Señor le          recomendó que se dedicara a propagar la devoción al Corazón de          Jesús porque el          mundo es muy frío en amor hacia Dios y es necesario enfervorizar          a las personas          por este amor.
Durante          18 meses el Corazón de Jesús se le fue apareciendo. Le pidió que          se celebrara          la Fiesta del Sagrado Corazón cada año el Viernes de la semana          siguiente a la          fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus).
El          Corazón de Jesús le hizo a Santa Margarita unas promesas          maravillosas para los          que practiquen esta hermosa devoción. Por ejemplo "Bendeciré las          casas          donde sea expuesta y honrada la imagen de mi Sagrado Corazón.          Daré paz a las          familias. A los pecadores los volveré buenos y a los que ya son          buenos los          volveré santos. Asistiré en la hora de la muerte a los que me          ofrezcan la          comunión de los primeros Viernes para pedirme perdón por tantos          pecados que se          cometen", etc.
Margarita          le decía al Sagrado Corazón: "¿Por qué no elige a otra que sea          santa, para          que propague estos mensajes tan importantes? Yo soy demasiado          pecadora y muy          fría para amar a mi Dios". Jesús le dijo: "Te he escogido a ti          que          eres un abismo de miserias, para que aparezca más mi poder. Y en          cuanto a tu          frialdad para amar a Dios, te regalo una chispita del amor de mi          Corazón".          Y le envió una chispa de la llama que ardía sobre su Corazón, y          desde ese día          la santa empezó a sentir un amor grandísimo hacia Dios y era tal          el calor que          le producía su corazón que en pleno invierno, a varios grados          bajo cero, tenía          que abrir la ventana de su habitación porque sentía que se iba a          quemar con tan          grande llama de amor a Dios que sentía en su corazón (¡Ojalá          Dios nos diera a          nosotros una chispita de esas!)
Nuestro          Señor le decía: "No hagas nada sin permiso de las superioras. El          demonio          no tiene poder contra las que son obedientes".
Margarita          enfermó gravemente. La superiora le dijo: "Creeré que sí son          ciertas las          apariciones de que habla, si el Corazón de Jesús le concede la          curación".          Ella le pidió al Sagrado Corazón que la curara y sanó          inmediatamente. Desde ese          día su superiora creyó que sí en verdad se le aparecía Nuestro          Señor.
Dios          permitió que enviaran de capellán al convento de Margarita a San          Claudio de la          Colombiere y este hombre de Dios que era jesuita, obtuvo que en          la Compañía de          Jesús fuera aceptada la devoción al Corazón de Jesús. Desde          entonces los          jesuitas la han propagado por todo el mundo.
Margarita          fue nombrada Maestra de novicias. Enseñó a las novicias la          devoción al Sagrado          Corazón (que consiste en imitar a Jesús en su bondad y humildad          y en confiar          inmensamente en Él, en ofrecer oraciones y sufrimientos y misas          y comuniones          para desagraviarlo, y en honrar su santa imagen) y aquellas          jóvenes progresaron          rapidísimo en santidad. Luego enseñó a su hermano (comerciante)          esta devoción y          el hombre hizo admirables progresos en santidad. Los jesuitas          empezaron a          comprobar que en las casas donde se practicaba la devoción al          Corazón de Jesús          las personas se volvían mucho más fervorosas.
El          Corazón de Jesús le dijo: "Si quieres agradarme confía en Mí. Si          quieres          agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente,          confía          inmensamente en Mí".
Antes          de morir obtuvo que en su comunidad se celebrara por primera vez          la fiesta del          Sagrado Corazón de Jesús.
El          17 de octubre de 1690 murió llena de alegría porque podía ir a          estar para          siempre en el cielo al lado de su amadísimo Señor Jesús, cuyo          Corazón había          enseñado ella a amar tanto en este mundo.
DEVOCIÓN AL SAGRADO              CORAZÓN DE JESÚS        
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|                Santa Eduvigis    |           
Una viuda con          tres hijos y tres hijas,          que se dedica a restaurar conventos y repartir ayudas con gran          generosidad a          los pobres, esa es Eduvigis, santa muy antigua pero muy popular          todavía en          muchas regiones de la tierra.
Nació          en Baviera, Alemania en 1174.          Era hermana de Santa Gertrudis y tía de Santa Isabel de Hungría.
Desde          sus tiernos años colocó Dios          en Santa Eduwigis todos sus afectos; no obstante que le          lisonjeaban los          aplausos y delicias de la corte de Bertoldo, su padre, Marqués          de Moravia (en          la actual República Checa).
Puesta          en estado de matrimonio con          Enrique, Duque de Polonia, igual suyo así en la soberanía como          en la piedad,          movió a éste con sus ejemplos a cultivar las virtudes propias de          un príncipe cristiano.          Por consejo de ella, su marido fundó varios conventos de          religiosas, y para          construirlos llevaba a los bandidos que estaban en las cárceles,          y así les          hacía ser útiles a la patria.
Educó a          sus hijos en el temor          divino y logró que todos vivieran arreglados a la Ley del Señor.
Alcanzó          de su esposo licencia para          vivir en castidad y el buen Enrique, a imitación de su esposa,          se obligó también          a guardarla. Casi treinta años vivieron estos consortes como          ángeles. Luego de          la muerte de su esposo, se hizo religiosa. 
Los          largos años de su vejez los          empleó en fundar conventos y en ayudar pobres. En los conventos          pasaba muchas          temporadas viviendo como la más observante de las monjas. Oraba          sin intermisión          y derramando su corazón cierta vez ante un crucifijo, vio que,          desclavando de          la cruz la mano diestra, Jesús le daba su bendición y oyó que le          decía :          "He escuchado tu oración, alcanzarás lo que pidas".
Todo lo          daba para los necesitados.          Mortificaba su cuerpo con sangrientas penitencias. Andaba          descalza sobre la          nieve y los pies le sangraban. Llevaba un par de zapatos en la          cintura por si          venía alguna persona, calzárselos y que así no se dieran cuneta          de la          penitencia que hacía. Un día un sacerdote le dio un par de          zapatos nuevos y le          dijo: "le pongo como penitencia el llevarlos siempre puestos".          Días          más tarde la encontró descalza. "¿No le dije que debía llevar          los zapatos          puestos?" Ella le respondió: "Sí, los llevo puestos en un          maletín que          llevo a las espaldas". Y los sacó de allí.
Aseguró          doncellas, dotó monjas,          amparó religiosas y en el mundo, por su caritativa compasión, se          constituyó          deudora de los desvalidos; pero especialmente se esmeró con          trece pobres, que          en la honra de su Divino Jesús y sus doce apóstoles, agregó a su          familia y a          los cuales llevaba siempre consigo, para servirles y regalarles.          Le llevó a la          Santa gran
          parte de su misericordia la tribulación de aquellos miserables          que, hallándose          cargados de deudas, no podían por su pobreza satisfacerlas; ella          las pagaba,          los liberaba de ellas.
A una          religiosa ciega la curó al          imponerle las manos y rezar por ella. A varias personas les          anunció lo que les          iba a suceder en lo futuro. Ella misma supo con anticipación la          fecha de su          muerte. Pidió la Unción de los enfermos, cuando no parecía          sufrir de enfermedad          grave. Y en verdad que sí ya se iba a morir y nadie lo          imaginaba.
Amó          tiernísimamente a María          Santísima, de quien traía siempre consigo una pequeña imagen que          le cabía en el          puño, y fue caso prodigioso que habiendo muerto con ella en la          mano, no fue          posible quitársela. Lo más admirable fue que, trasladándose el          cadáver después          de muchos años, se le halló con la imagen empuñada, y los dedos          con los
          que la tenía, incorruptos. Murió el 15 de octubre de 1243 a los          65 años de          edad.
Las          grandes riquezas que le dejó su          esposo las repartió entre los pobres. En Polonia ha sido siempre          muy estimada          por los católicos.
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Galo, Santo          Sacerdote, 16 de octubre   
              
 Sacerdote Felipe Santos  |           
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Fuente:          Corazones.org 
          Gerardo Mayela, Santo Patrono de las parturientas, 16          Octubre   
              
 Gerardo quiere decir: "Valiente para la                  defensa" (Del alemán: Ger: defensa, ard: valiente)   |           
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Fuente:          Franciscanos.org 
          Aniceto Koplinski, Beato Mártir Capuchino, 16 Octubre   
              
 Nació en Alemania en 1875, mártir en                  Polonia 1971, uno de los 108 mártires en Polonia durante                  la segunda guerra mundial.  |           
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Fuente:          Palloti-sac.org 
          Jozef Jankowski, Beato Mártir Polaco, 16 Octubre   
              
 Es uno de los 108 mártires de Polonia                  durante la segunda guerra mundial  |           
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Fuente:          Vatican.va 
          Agustín Thevarparampil "Kunjachan", Beato "El          Padrecito", 16 Octubre   
              
 Agustín Thevarparampil fue un sacerdote                  humilde, que se entregó en favor de sus hermanos dalit                  marginados de la sociedad. Ejerció su ministerio en la                  parroquia durante 47 años. Aunque su verdadero nombre                  era Agustín, todos lo conocían como "Kunjachan" ("el                  padrecito"), porque era bajo de estatura.  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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