JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 14, 1-6
Gloria a ti, Señor.
Un sábado Jesús fue a comer en casa de uno          de los jefes de los fariseos,          y ellos lo espiaban. Había allí, frente a él, un enfermo de          hidropesía. Jesús          preguntó a los escribas y fariseos: 
          "¿Está permitido curar en sábado o no?"
          Ellos se quedaron callados. Entonces Jesús tocó con la mano al          enfermo, lo curó          y lo despidió. Y a ellos les dijo: 
          "Si a uno de ustedes se le cae al pozo su burro o su buey, ¿no          lo saca en          seguida aunque sea sábado?"
          Y a esto no pudieron responder.
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus          intenciones de          Misa! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          ¿Qué            pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo,            pero no quiero            verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama            realmente? Estamos en            el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la            santidad, la            perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es            posible, diaria,            como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en            la tierra (Canon            904). Antes de            comulgar debemos confesar todos los pecados mortales:            "quien come y bebe sin              discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm            14,23). ¿Otros            pecados mortales? no confesarse con el            Sacerdote al menos una vez al            año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos),            promover el aborto            (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación            artificial),            planificación natural sin causa grave, deseo o actividad            sexual fuera del matrimonio            por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera, drogas, comer            a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver            pornografía, robo            importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
vie          30a. Ordinario año Par
      Antífona de Entrada
      Sírveme              de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; y pues              eres mi baluarte y              mi refugio, acompáñame y guíame.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Señor nuestro, que prometiste venir y hacer tu morada en los            corazones rectos y            sinceros, concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos            hagan dignos de            esa presencia tuya.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      El que              comenzó en ustedes esta obra, la irá perfeccionando hasta el              día de la venida              de Cristo Jesús
Lectura              de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 1, 1-11
Pablo y Timoteo, siervos de            Cristo Jesús, deseamos la gracia y la paz de parte de Dios,            nuestro Padre, y            del Señor Jesucristo, a todos los hermanos cristianos que            viven en Filipos,            junto con quienes los presiden y los sirven.
            Siempre que me acuerdo de ustedes, doy gracias a mi Dios.            Cuando rezo por            ustedes lo hago con gran alegría, porque han colaborado en la            propagación del            Evangelio desde el primer día hasta hoy. 
            Estoy convencido de que Dios, que comenzó en ustedes esta            obra, la llevará a            feliz termino hasta el día de la venida de Cristo Jesús. Es            muy justo que yo            tenga estos sentimientos por ustedes; los llevo en mi corazón,            porque tanto en            mi prisión como en la defensa y consolidación del Evangelio,            ustedes participan            conmigo de la gracia de mi apostolado. Dios es testigo de que            a todos los amo            entrañablemente en Cristo Jesús.
            Y ésta es mi oración por ustedes: que su amor siga creciendo            más y más en un            mayor conocimiento y sensibilidad espiritual. Así podrán            escoger siempre lo            mejor y llegarán limpios e irreprochables al día de la venida            de Cristo, llenos            de frutos de justicia que nos vienen de Cristo Jesús, para            gloria y 
            alabanza de Dios. 
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal              110, 1-2.3-4.5-6
Qué              grandes son tus obras, Señor.
Doy            gracias al Señor de todo corazón, en la reunión de las buenos            y en la asamblea.            Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los            que las aman.
            Qué grandes son tus obras, Señor.
Su            acción es espléndida y majestuosa, su salvación permanece para            siempre, ha            hecho maravillas memorables, el Señor es compasivo y            misericordioso.
            Qué grandes son tus obras, Señor.
Da            alimento a los que lo respetan, acordándose siempre de su            alianza. Mostró a su            pueblo el poder de sus obras, dándole la heredad de los            paganos.
            Qué grandes son tus obras, Señor.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y            ellas me siguen. 
            Aleluya.
Evangelio
      Si a alguien se le cae al              pozo su burro o su buey, ¿no lo saca aunque sea sábado?
† Lectura del santo              Evangelio según san Lucas 14, 1-6
Gloria a ti, Señor.
Un sábado Jesús fue a comer            en casa de uno de los jefes de los fariseos, y ellos lo            espiaban. Había allí,            frente a él, un enfermo de hidropesía. Jesús preguntó a los            escribas y            fariseos: 
            "¿Está permitido curar en sábado o no?"
            Ellos se quedaron callados. Entonces Jesús tocó con la mano al            enfermo, lo curó            y lo despidió. Y a ellos les dijo: 
            "Si a uno de ustedes se le cae al pozo su burro o su buey, ¿no            lo saca en            seguida aunque sea sábado?"
            Y a esto no pudieron responder.
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Que este sacrificio, Señor,            que vamos a ofrecerte, nos purifique y nos ayude a obtener la            recompensa            eterna, prometida a quienes cumplen tu voluntad.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      Restauración universal en              Cristo
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre            y en todo lugar,            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo,            nuestro Señor .
            A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste            que            participáramos todos. El cual, siendo Dios, se anonadó a sí            mismo, y por su            sangre derramada en la cruz, puso en paz todas las cosas.
            Y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación            eterna para            cuantos creen en él.
            Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los            coros celestiales,            cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
      El              Señor colmó el deseo de su pueblo: comieron y quedaron              satisfechos.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este            pan eucarístico,            por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera.
          Por            Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
† Meditación          diaria
30ª          semana. Viernes
SIN          RESPETOS HUMANOS
—          Actuación clara de Jesús.
— Los          respetos humanos no son propios de un cristiano de fe firme.
— El          ejemplo de los primeros cristianos.
I. Era          costumbre entre los judíos convidar a comer a quien había          disertado aquel día          en la sinagoga. Un sábado fue invitado Jesús a casa de uno de          los principales          fariseos de la ciudad1. Y le estaban espiando, le          acechaban a ver en          qué podían sorprenderlo. A pesar de esta situación tan poco          grata, el Señor          –comenta San Cirilo– "aceptaba sus convites para ser útil con          sus palabras y          milagros a los que asistían a ellos"2. El Maestro no          desaprovecha          ninguna ocasión para redimir a las almas, y los banquetes eran          una buena          oportunidad para hablar del Reino de los Cielos.
En este          día, cuando ya estaban sentados a la mesa, se puso delante            de Él un hombre            hidrópico; este hombre aprovecha probablemente una          costumbre que permitía          entrar a todos en la casa donde se daba un agasajo. El enfermo          no dice nada, no          pide nada, simplemente está delante del Médico divino.          "Esta bien podría          ser nuestra postura, nuestra actitud interior: ponernos así ante          Jesús.          Ponernos así, con nuestra hidropesía, con nuestra miseria          personal, con          nuestros pecados... Ante Dios, ante la mirada compasiva de Dios.          Podemos tener          la absoluta seguridad de que Él nos tomará de la mano y nos          curará"3.
Jesús,          al ver al enfermo ante Él, se llena de misericordia, y le cura,          a pesar de los          que estaban al acecho para ver si sanaba en sábado. Actúa con          claridad y no se          deja llevar por respetos humanos, por lo que murmuraron aquellos          que se          consideraban a sí mismos como maestros e intérpretes de la Ley.          Después, el          Señor les hace ver que la misericordia no quebranta el sábado, y          les pone un          ejemplo lleno de sentido común: ¿quién de vosotros, si se le            cae al pozo un            burro o un buey, no lo saca enseguida en día de sábado? Y no            pudieron            responderle a esto, porque todos se darían buena prisa en          salvarlo.
Nuestra          actitud al vivir la fe cristiana en un ambiente en el que          existan recelos,          falsos escándalos o simples incomprensiones por ignorancia, sin          mala fe, ha de          ser la misma de Jesús. Nunca debemos ser oportunistas; nuestra          actitud debe ser          clara, consecuente con la fe que profesamos. Muchas veces esa          actuación          decidida, sin tapujos ni miedos, será de una gran eficacia          apostólica. Por el          contrario, "asusta el daño que podemos producir, si nos dejamos          arrastrar por          el miedo o la vergüenza de mostrarnos como cristianos en la vida          ordinaria"4.          No dejemos de manifestarnos cristianos, con sencillez y          naturalidad, cuando la          situación lo requiera. Nunca nos arrepentiremos de ese          comportamiento          consecuente con nuestro ser más íntimo. Y el Señor se llenará de          gozo al          mirarnos.
II.          Toda la vida de Jesús está llena de unidad y de firmeza. Jamás          se le ve          vacilar. "Ya su modo de hablar, las repetidas expresiones: Yo            he venido, Yo            no he venido, traducen perfectamente ese sí y ese          no,          consciente e inquebrantable, y esa sumisión absoluta a la          voluntad del Padre,          que constituye la ley de su vida (...). Jamás en todo su          ministerio, ya sea en          sus palabras o en su modo de obrar, se le ve vacilar, permanecer          indeciso, y          menos volverse atrás"5. Él pide a quienes le seguimos          esa voluntad          firme en cualquier situación. El dejarse llevar por el respeto          humano es propio          de personas con una formación superficial, sin criterios claros,          sin          convicciones profundas, o débiles de carácter. Los respetos          humanos son          consecuencia de valorar más la opinión de los demás que el          juicio de Dios, sin          tener en cuenta las palabras de Jesús: si alguien se            avergüenza de Mí y de            mis palabras..., el Hijo del Hombre también se avergonzará de            él cuando venga            en la gloria de su Padre acompañado de sus santos ángeles6.
Los          respetos humanos pueden venir respaldados por la comodidad de no          querer          llevarse un mal rato, pues es más fácil seguir la corriente; o          por el miedo a          poner en peligro un cargo público, por ejemplo; o por el deseo          de no          distinguirse de los demás, de permanecer en el anonimato. Quien          sigue al Señor          no debe olvidar que ha de ser como los demás buenos cristianos y          que está íntimamente          comprometido con Cristo y con su doctrina. "Brille el ejemplo de          nuestra vida y          no hagamos ningún caso de las críticas", aconsejaba San Juan          Crisóstomo. "No es          posible –añadía– que quien de verdad se empeñe por ser santo,          deje de tener          muchos que no le quieran. Pero eso no importa, pues hasta con          tal motivo          aumenta la corona de su gloria. Por eso, a una sola cosa hemos          de atender: a          ordenar con perfección nuestra propia conducta. Si hacemos esto,          conduciremos a          una vida cristiana a los que andan en tinieblas"7, y          seremos el          apoyo firme para muchos que vacilan. Una vida coherente con las          propias          convicciones atrae profundamente a muchos y merece el respeto de          todos. Muchas          veces es el camino del que Dios se vale para atraer a otros a la          fe. El buen          ejemplo siempre deja una buena semilla sembrada que, más o menos          pronto, dará          su fruto. "Y esto de hacer uno –advierte Santa Teresa– lo que ve          resplandecer          de virtud en otro pégase mucho. Este es un buen aviso; no se os          olvide"8.
Es          cierto que cualquier persona tiende a rehuir las actuaciones que          le acarrearían          cierto desprecio o burla de amigos, compañeros de trabajo,          colegas..., o          sencillamente la incomodidad de ir contra corriente. Pero          también es bien          cierto que el amor a Cristo, ¡a quien tanto debemos!, nos ayuda          a superar esa          tendencia, para recuperar la "libertad de los hijos de Dios" que          nos lleva a          movernos con soltura y sencillez, como buenos cristianos, en los          ambientes más          adversos.
III.          Los cristianos de la primera hora actuaron con esa valentía          propia de quien          tiene fundamentada su vida en un cimiento firme. José de          Arimatea y Nicodemo,          que habían sido discípulos menos conocidos de Jesús a la hora de          los milagros,          no tuvieron reparo en presentarse ante el Procurador romano y          hacerse cargo del          Cuerpo muerto del Señor: "son valientes declarando ante la          autoridad su amor a          Cristo –"audacter"– con audacia, a la hora de la cobardía"9.          De modo          semejante se comportaron los Apóstoles ante la coacción del          Sanedrín y ante las          persecuciones posteriores, bien convencidos de que la            doctrina de la Cruz de            Cristo es necedad para los que se pierden, pero para los que            se salvan, para            nosotros, es fuerza de Dios10. No olvidemos que          para muchos será          una necedad el mantener firmes los vínculos de la fidelidad          matrimonial, el no          participar en negocios rentables poco honestos, la generosidad          en el número de          hijos, que llevará a algunas privaciones económicas, el ayuno,          la abstinencia,          la mortificación corporal (¡que tanto ayuda al alma a entenderse          con Dios!)...          San Pablo afirma que nunca se avergonzó del Evangelio11,          y así se la          aconseja vivamente a Timoteo: porque Dios no nos dio un            espíritu de timidez,            sino de fortaleza, de caridad y de templanza. Así, pues, no te            avergüences del            testimonio de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; al            contrario, comparte            conmigo los sufrimientos por el evangelio con fortaleza de            Dios12.          
El          Señor, cuando se encuentra con aquel hombre enfermo en casa del          fariseo que le          ha invitado, no deja de curarlo, a pesar de que era sábado y de          las críticas          que resultarían del milagro, En medio de aquel ambiente hostil,          lo cómodo          hubiera sido esperar otra situación, otro día de la semana. Nos          enseña hoy a          nosotros a llevar a cabo lo que debamos hacer, con independencia          del "qué          dirán", de los comentarios adversos que quizá provoquen nuestras          palabras o          nuestra actuación. Una cosa debe importarnos ante todo: el          juicio de Dios en          aquella situación. La opinión de los demás, muy en segundo          lugar. Si alguna vez          debemos callar u omitir una obra ha de ser porque así lo dicta          la verdadera          prudencia, y no la cobardía y el miedo a sufrir una          contrariedad. ¿Qué menos          podemos padecer por Quien sufrió por nosotros la muerte, y          muerte de Cruz?
¡Qué          bien tan grande haremos a los demás si nuestra vida es coherente          con nuestros          principios cristianos! ¡Qué alegría la del Señor cuando nos vea          como verdaderos          discípulos suyos, que no se esconden ni se avergüenzan de serlo!          Pidamos a          Nuestra Señora la firmeza que Ella tuvo al pie de la Cruz, junto          a su Hijo,          cuando las circunstancias eran tan hostiles y dolorosas.
1 Lc          14, 1-6. — 2 San Cirilo de Alejandría, en Catena            Aurea, vol. VI,          p. 160, — 3 I. Domínguez, El tercer            Evangelio, Rialp,          Madrid 1989, p. 205. — 4 San Josemaría Escrivá, Surco,          n. 36. — 5          K. Adam, Jesucristo, Herder, Barcelona 1970, pp, 94-95.          — 6 Mc          8, 38. — 7 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San            Mateo, 15, 9.          — 8 Santa Teresa, Camino de perfección, 7, 8. —          9 San          Josemaría Escrivá, Camino, n. 841. — 10 1            Cor 1, 18-19. — 11          Cfr. Rom 1, 16. — 12 2 Tim 1, 7-8.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Wolfgang            de Ratisbona, Santo          Obispo de Ratisbona, 31 Octubre            
              
 Obispo de                  Ratisbona               |           
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Lucilla            de Roma, Santa          Virgen y mártir, 31 Octubre            
              
 Octubre 31               Etimológicamente significa "luminosa,                  resplandeciente". Viene de la lengua latina.  |           
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Foilán            de Fosses. Santo          Abad y misionero, 31 Octubre            
              
 Nació                    en el siglo VII en Irlanda.  |           
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León            Nowakowski, Beato          Sacerdote y Mártir, 31 Octubre            
              
 El                    beato León Nowakowski, sacerdote diocesano polaco,                    nace en Byton el 28 de junio de 1913 y murió en la                    localidad de Piotrkow Kujawski, durante la ocupación                    militar de Polonia, por su fe fue fusilado a manos de                    un régimen contrario a Dios.  |           
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Fuente:            Sjmex.org 
        Domingo            Collins, Beato Mártir Jesuita, 31          Octubre   
              
 Domingo                    Collins nació hacia 1566 en la ciudad de Youghal, del                    condado de Cork, en Irlanda.  |           
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Cristóbal            de Romagna, Beato          Sacerdote, 31 Octubre   
              
 Fue                    inicialmente sacerdote diocesano, ejercía el                    ministerio de párroco quizás en Cesena en Romagna.  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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