JMJ
Pax
† Lectura del santo              Evangelio según san Mateo (21, 33-43)        
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús          dijo        a los sumos          sacerdotes y a los          ancianos del pueblo esta parábola: "Había una vez un propietario          que plantó un viñedo, lo          rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre        para el          vigilante y luego lo alquiló a unos          viñadores y se fue de viaje.
Llegado el tiempo de la        vendimia,          envió a sus criados para          pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron          de los criados, golpearon          a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió        de nuevo a          otros criados, en mayor          número que los primeros, y los trataron del mismo modo.
Por último, les mandó a su        propio hijo,          pensando: 'A mi hijo          lo respetarán'. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos          a otros: 'Este es el heredero.          Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia'.
Le echaron mano, lo          sacaron del viñedo y lo mataron.
Ahora, díganme: cuando          vuelva        el dueño del          viñedo, ¿qué hará con          esos viñadores?" Ellos le respondieron: "Dará muerte terrible a          esos desalmados y          arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su          tiempo".
Entonces Jesús les dijo:          "¿No        han leído          nunca en la Escritura: La            piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra        angular. Esto            es obra del Señor y es            un prodigio admirable? Por esta razón les digo que les será quitado          a ustedes el Reino de          Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor              Jesús.
Suplicamos            tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería          posible sin tus oraciones: al          menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te          salve María,          llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre          todas las          mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María,          Madre de Dios,          ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra          muerte. Amén.          ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa! 
Aclaración: una relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras          de vida eterna"          (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta          charlar por teléfono          (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver          a Jesús, que          está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a          Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a)          co-reparamos el          daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye          los Corazones          de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b)          adoramos, c)          agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras          necesidades y para la          salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5          minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a            verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la            Eucaristía: "si no coméis la              carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis              vida en vosotros" (Jn 6,53;            1 Jn 5,12). Si comulgamos en            estado de Gracia y con amor, nos            hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva            Alianza de Amor. Si            faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia            (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios,            que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados            personales, nos            auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia            falta a su boda, es            ella la que se aparta del amor del Novio para siempre,            sabiendo que Él da la            Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos            a Él (descanso,            comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal            faltar sin causa            grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16,            18-19; Ex 20,8-10;            Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). ¿Qué pensaríamos de un            cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo, pero no quiero verte            todos los días,            y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente? Estamos en el            mundo para ser            felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la            perfección del amor,            es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como            pide la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de            comulgar debemos confesar todos los pecados mortales:            "quien come y bebe sin              discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm            14,23). ¿Otros            pecados mortales? no confesarse            con el Sacerdote al menos una            vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual            (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos),            promover el aborto            (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación            artificial),            planificación natural sin causa grave, deseo o actividad            sexual fuera del            matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de            razón, borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado…            ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo            antes posible y nos sorprende            la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno            eterno (Catecismo            1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48,            etc.). Estos son pecados mortales              objetivamente, pero subjetivamente,            pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia.            Pero ahora que            lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
Vigesimoséptimo              Domingo del Tiempo Ordinario
Día del Señor
La viña del Señor es              la casa de Israel
Bueno es el Señor con              los que en él confían
 
Antífona de Entrada
Todo depende de tu          voluntad,        Señor, y          nadie puede resistirse a          ella. Tú has hecho los cielos y la tierra y las maravillas que        contienen. Tú          eres el Señor del universo.
Se dice Gloria.
Oración Colecta        
Oremos: Padre lleno            de amor, que            nos concedes siempre más de lo que merecemos y deseamos,            perdona misericordiosamente            nuestras ofensas y otórganos aquellas        gracias que            no hemos sabido pedirte            y tú sabes que necesitamos.
Por nuestro Señor            Jesucristo… Amén.
         
Primera Lectura        Lectura del            libro del profeta Isaías          (5, 1-7) 
Voy a cantar, en nombre de          mi        amado, una          canción a su viña.
Mi amado tenía una viña en          una        ladera          fértil. Removió la tierra, quitó          las piedras y plantó en ella vides selectas; edificó en medio        una torre y          excavó un lagar.
El esperaba que su viña          diera        buenas uvas,          pero la viña dio uvas          agrias.
Ahora bien, habitantes de        Jerusalén y          gente de Judá, yo les          ruego, sean jueces entre mi viña y yo. ¿Qué más pude hacer por mi viña,          que yo no lo hiciera? ¿Por          qué cuando yo esperaba que diera uvas buenas, las dio agrias? Ahora voy a darles a conocer lo que haré          con mi viña; le          quitaré su cerca y será destrozada. Derribaré su tapia y será          pisoteada. La convertiré en un          erial, nadie la podará ni le quitará los cardos, crecerán en ella los          abrojos y las espinas, mandaré          a las nubes que no lluevan sobre ella.
Pues bien, la viña del          Señor de los ejércitos es la casa de Israel,        y los hombres          de Judá son su plantación          preferida. El Señor esperaba de ellos que obraran rectamente y          ellos, en cambio, cometieron          iniquidades; él esperaba justicia y sólo se oyen        reclamaciones.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
         
Salmo Responsorial Salmo            79 
La viña del Señor es              la casa de Israel.
Señor, tú trajiste de            Egipto una vid, arrojaste de aquí a los        paganos y la            plantaste; ella extendió            sus sarmientos hasta el mar y sus brotes llegaban hasta        el río.
La viña del Señor es              la casa de Israel.
Señor, ¿por qué has            derribado su cerca, de modo que puedan        saquear tu            viña los que pasan, pisotearla            los animales salvajes, y las bestias del campo destrozarla? 
La viña del Señor es              la casa de Israel.
Señor, Dios de los            ejércitos, vuelve tus ojos, mira tu viña y        visítala;            protege la cepa plantada por            tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste.
La viña del Señor es              la casa de Israel.
Ya no nos alejaremos de            ti; consérvanos la vida y alabaremos        tu poder.            Restablécenos, Señor, Dios            de los ejércitos, míranos con bondad y estaremos a salvo.
La viña del Señor es              la casa de Israel.
         
Segunda Lectura        Lectura de la            carta del apóstol san            Pablo a los filipenses (4, 6-9) 
Hermanos: No se inquieten        por nada; más          bien presenten en          toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica,        llenos de          gratitud. Y que la paz de          Dios, que sobrepasa toda inteligencia, custodie sus corazones y          sus pensamientos en          Cristo Jesús.
Por lo demás, hermanos,        aprecien todo          lo que es verdadero          y noble, cuanto hay de justo y puro, todo lo que es amable y          honroso, todo lo que sea          virtud y merezca elogio.
Pongan por obra cuanto han        aprendido y          recibido de mí, todo lo que          yo he dicho y me han visto hacer; y el Dios de la paz        estará con          ustedes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
         
Aclamación antes del          Evangelio        
Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del          mundo,        dice el          Señor, para que vayan          y den fruto, y su fruto permanezca.
Aleluya.
         
Evangelio 
† Lectura del santo              Evangelio según san Mateo (21, 33-43)        
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús          dijo        a los sumos          sacerdotes y a los          ancianos del pueblo esta parábola: "Había una vez un propietario          que plantó un viñedo, lo          rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre        para el vigilante          y luego lo alquiló a unos          viñadores y se fue de viaje.
Llegado el tiempo de la        vendimia,          envió a sus criados para          pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron          de los criados, golpearon          a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió        de nuevo a          otros criados, en mayor          número que los primeros, y los trataron del mismo modo.
Por último, les mandó a su        propio hijo,          pensando: 'A mi hijo          lo respetarán'. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos          a otros: 'Este es el heredero.          Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia'.
Le echaron mano, lo          sacaron del viñedo y lo mataron.
Ahora, díganme: cuando          vuelva        el dueño del          viñedo, ¿qué hará con          esos viñadores?" Ellos le respondieron: "Dará muerte terrible a          esos desalmados y          arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su          tiempo".
Entonces Jesús les dijo:          "¿No        han leído          nunca en la Escritura: La            piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra        angular. Esto            es obra del Señor y es            un prodigio admirable? Por esta razón les digo que les será quitado          a ustedes el Reino de          Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor              Jesús.
         
Se dice Credo.
Oración de los Fieles        
Celebrante:        El Apóstol            nos exhortaba hoy a            presentar a Dios nuestras oraciones. Por eso oremos juntos: 
Escucha, Señor,              nuestra oración.
Por la Iglesia: que sea          abierta, universal y cercana a los hombres y          mujeres del tercer milenio.          Oremos.
Escucha, Señor,              nuestra oración.
Por los obispos y pastores          de        las          comunidades cristianas: que el          Señor dirija sus proyectos y dé fecundidad a su ministerio.
Oremos.
Escucha, Señor,              nuestra oración.
Por la paz en el mundo:          que        todos podamos          disfrutar de una vida          tranquila y feliz. Oremos.
Escucha, Señor,              nuestra oración.
Por los que son          perseguidos        a causa de su          fe: que no decaigan          ante las dificultades y encuentren en Jesús su consuelo.          Oremos.
Escucha, Señor,              nuestra oración.
Por los que sufren: que el        Señor los          alivie y libere de sus males.          Oremos.
Escucha, Señor,              nuestra oración.
Por los que hemos sido        adquiridos          por la sangre de Cristo:          que demos nuestra vida por el Evangelio. Oremos.
Escucha, Señor,              nuestra oración.
Celebrante:        Señor,            atiende las oraciones que            te presentamos los obreros de tu viña, ayúdanos a        acoger con            gozo la salvación que            nos trae tu Hijo y a dar frutos de santidad para la gloria.
Por Jesucristo nuestro            Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas        
Acepta, Señor, este        sacrificio de            alabanza que tu            mismo instituiste, y realiza en nosotros la obra de santificación            que con su muerte            nos mereció tu Hijo, que vive y reina por los siglos        de los            siglos.
Amén.
Prefacio Dominical VII        
La salvación por la            obediencia de Cristo El          Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado              hacia el Señor.
Demos gracias al Señor,          nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y          necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias          siempre y en todo lugar,          Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque tu amor al mundo          fue        tan          misericordioso, que no sólo nos          enviaste como redentor a tu propio Hijo, sino que lo quisiste        en todo          semejante a nosotros, menos          en el pecado, para poder así amar en nosotros lo que          en él amabas.
Y con su obediencia nos        devolviste          aquellos dones que por          nuestra desobediencia habíamos perdido.
Por eso, ahora nosotros,          llenos de alegría, te aclamamos con los        ángeles y los          santos, diciendo: 
Santo, Santo, Santo…        
Antífona de la Comunión        
Bueno es el Señor con los          que        en él          confían, con aquellos que no          cesan de buscarlo.
Oración después de la          Comunión
Oremos: Que esta            comunión, Señor, sacie nuestra hambre            y nuestra sed de ti y nos transforme en tu Hijo, Jesucristo,            que vive y reina            por
los siglos de los            siglos.
Amén.
† Meditación          diaria
|                Vigésimo séptimo                  Domingo EN                  LA VIÑA DEL AMADO —                  Parábola de la viña. —                  Los frutos agrios. —                  Los frutos que Dios espera. I.                  La liturgia de la Misa, a través de una de las más                  bellas alegorías, nos habla del amor de Dios por su                  pueblo y de la falta de correspondencia de este. La Primera                    lectura1 recoge la llamada canción                    de la viña y describe a Israel como una plantación                  de Dios, llena de todos los cuidados posibles. Voy a                    cantar a mi amado el canto de la viña de sus amores.                    Tenía mi amado una viña en un fértil collado. La cavó,                    la descantó y la plantó de vides selectas. Edificó en                    medio de ella una torre, e hizo en ella un lagar,                    esperando que le daría uvas, pero le dio agrazones.                  Puesta en el mejor lugar, con los mejores cuidados, lo                  normal era que diera buenos frutos, pero la viña produjo                  uvas agrias. Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y                    varones de Judá -continúa el Profeta-, juzgad                    entre mi viña y yo. ¿Qué más podía hacer yo por mi                    viña que no lo hiciera? ¿Cómo esperando que diera                    uvas, dio agrazones? Palestina                  era un lugar rico en viñedos, y los profetas del Antiguo                  Testamento recurrieron con frecuencia a esta imagen, tan                  conocida por todos, para hablar del pueblo elegido.                  Israel es la viña de Dios, la obra del Señor, la alegría                  de su corazón2: Yo te había plantado de                    la cepa selecta3; Tu madre era como                    una vid plantada a orillas de las aguas4...                  El mismo Señor, como se lee en el Evangelio de la Misa5,                  refiriéndose al texto de Isaías, nos revela la paciencia                  de Dios, que manda uno tras otro en busca de frutos a                  sus mensajeros, los profetas del Antiguo Testamento,                  para terminar enviando a su Hijo amado, al mismo                  Jesús, al que matarían los viñadores: Y,                    agarrándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron.                  Es una referencia clara a la crucifixión, que tuvo lugar                  fuera de los muros de Jerusalén. La                  viña es ciertamente Israel, que no correspondió a los                  cuidados divinos, y también lo somos la Iglesia y cada                  uno de nosotros: "Cristo es la verdadera vid, que                  comunica vida y fecundidad a los sarmientos, que somos                  nosotros, que permanecemos en Él por medio de la                  Iglesia, y sin Él nada podemos hacer (Jn 15,                  1-5)"6. Meditemos                  hoy junto al Señor si encuentra frutos abundantes en                  nuestra vida; abundantes, porque es mucho lo que se nos                  ha dado. Frutos de caridad, de trabajo bien hecho, de                  apostolado con amigos y familiares, jaculatorias, actos                  de amor a Dios y de desagravio a lo largo del día,                  contradicciones bien aceptadas, pequeños servicios a                  quienes comparten el mismo trabajo o el mismo hogar.                  Examinemos también si, a la vez, somos origen de esas                  uvas agrias que son los pecados, la tibieza, la                  mediocridad espiritual aceptada, las faltas de las que                  no hemos pedido perdón al Señor... II.                  Cierto hombre que era propietario plantó una viña, la                    rodeó de una cerca y cavó en ella un lagar... "La                  cercó de vallado, esto es –comenta San Ambrosio–, la                  defendió con la muralla de la protección divina, para                  que no sufriera fácilmente por las incursiones de las                  alimañas espirituales..., y cavó un lagar donde fluyera,                  espiritualmente, el fruto de la uva divina"7.                  Han sido muchos los cuidados divinos que hemos recibido.                  La cerca, el lagar y la torre                  significan que Dios no ha escatimado nada para cultivar                  y embellecer su viña. ¿Cómo esperando que diera uvas                    produjo agrazones? El                  pecado es el fruto agrio de nuestras vidas. La                  experiencia de las propias flaquezas está patente en la                  historia de la humanidad y en la de cada hombre. "Nadie                  se ve enteramente libre de su debilidad, de su soledad y                  de su servidumbre, sino que todos tienen necesidad de                  Cristo, modelo, maestro, salvador y vivificador"8.                  Nuestros pecados están íntimamente relacionados con esa                  muerte del Hijo amado, de Jesús: Y,                    agarrándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Para                  producir los frutos de vida que Dios espera todos los                  días de cada uno (frutos de la caridad, del apostolado,                  del trabajo bien hecho...), necesitamos, en primer                  lugar, pedir al Señor y fomentar un santo aborrecimiento                  a todas las faltas, incluso las veniales, que ofenden a                  Dios. Los descuidos en la caridad, los juicios negativos                  sobre los demás, las impaciencias, los agravios                  guardados, la dispersión de los sentidos internos y                  externos, el trabajo mal hecho..., "hacen mucho daño al                  alma. —Por eso, "capite nobis vulpes parvulas, quae                  demolluntur vineas", dice el Señor en el "Cantar de los                  Cantares": cazad las pequeñas raposas que destruyen la                  viña"9. Es necesario que una y otra vez nos                  empeñemos en rechazar todo aquello que no es grato al                  Señor. El alma que aborrece el pecado venial deliberado,                  poco a poco va ganando en delicadeza y en finura en el                  trato con el Maestro. Las                  flaquezas han de ayudarnos a fomentar los actos de                  reparación y de desagravio, y la contrición sincera por                  esas faltas. Así como pedimos perdón por una ofensa a                  una persona querida y procuramos compensarla con algún                  acto bueno, mucho mayor debe ser nuestro deseo de                  reparación cuando el ofendido es Jesús, el Amigo de                  verdad. Entonces Él nos sonríe y devuelve la paz a                  nuestras almas. Convertimos así en frutos espléndidos lo                  que estaba perdido. "Pide al Padre, al Hijo y al                  Espíritu Santo, y a tu Madre, que te hagan conocerte y                  llorar por ese montón de cosas sucias que han pasado por                  ti, dejando –¡ay!– tanto poso... —Y a la vez, sin querer                  apartarte de esa consideración, dile: dame, Jesús, un                  Amor como hoguera de purificación, donde mi pobre carne,                  mi pobre corazón, mi pobre alma, mi pobre cuerpo se                  consuman, limpiándose de todas las miserias terrenas...                  Y, ya vacío todo mi yo, llénalo de Ti: que no me apegue                  a nada de aquí abajo; que siempre me sostenga el Amor"10. III.                  En la Segunda lectura11 leemos estas                  palabras de San Pablo a los cristianos de Filipos: Por                    lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, noble,                    justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o                    mérito, tenedlo en cuenta. Las                  realidades terrenas y las cosas nobles de este mundo son                  buenas y pueden llegar a tener un valor divino. Pues,                  como escribía San lreneo, "por el Verbo de Dios, todo                  está bajo la influencia de la obra redentora, y el Hijo                  de Dios ha sido crucificado por todos, y ha trazado el                  signo de la Cruz sobre todas las cosas"12.                  Son los asuntos que cada día tenemos entre manos (el                  trabajo, la familia, la amistad, las preocupaciones que                  la vida lleva consigo, las pequeñas alegrías diarias...)                  lo que hemos de convertir en frutos para Dios, pues "no                  se puede decir que haya realidades –buenas, nobles, y                  aun indiferentes– que sean exclusivamente profanas, una                  vez que el Verbo de Dios ha fijado su morada entre los                  hijos de los hombres, ha tenido hambre y sed, ha                  trabajado con sus manos, ha conocido la amistad y la                  obediencia, ha experimentado el dolor y la muerte"13.                  Todo lo humano noble puede ser santificado y ofrecido a                  Dios. Cada                  jornada se nos presenta con incontables posibilidades de                  ofrecer frutos agradables al Señor: desde el vencimiento                  primero de la mañana –el minuto heroico– al                  levantarnos, hasta esa pequeña mortificación que supone                  el llevar con buen ánimo el excesivo tráfico o un ligero                  malestar que nos mantiene indispuestos. Son muchas, en                  este día irrepetible, las ocasiones de sonreír a los                  demás, de tener una palabra amable, de disculpar un                  error... En el trabajo, el Señor espera esos pequeños                  frutos que nacen cuando nos esforzamos en hacerlo bien:                  la puntualidad, el orden, la intensidad... Para producir                  estos frutos hemos de empeñarnos en mantener la                  presencia de Dios a lo largo del día, con jaculatorias,                  actos de amor..., una mirada a una imagen de la Virgen o                  al crucifijo..., acordándonos del Sagrario más cercano                  al lugar donde nos encontramos... El que permanece                    en Mí y Yo en él, ese da mucho fruto, porque sin Mí no                    podéis hacer nada... En esto es glorificado mi Padre,                    en que deis mucho fruto y seáis discípulos Míos14. Nuestra                  Madre Santa María nos enseñará a vivir cada día con la                  urgencia de dar muchos frutos a Dios, y a evitar                  decididamente que en nuestra vida se den frutos agrios. 1 Is 5, 1-7. — 2 Cfr. Juan                  Pablo II, Exhort. Apost. Christifideles laici,                  30-XII-1988, 8. — 3 Jer 2, 21. — 4                  Ez 19, 10. — 5 Mt 21, 33-43. — 6                  Conc. Vat. II, Const. Lumen                    gentium, 6. — 7                  San Ambrosio, Comentario al Evangelio de San Lucas,                  20, 9. — 8 Conc. Vat. II, Decr. Ad gentes,                  8. — 9 San Josemaría Escrivá, Camino, n.                  329. — 10 ídem, Forja, n. 41. — 11                  Flp 4, 6-9. — 12 San Ireneo, Demostración                    de la predicación apostólica. — 13 San                  Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 112. — 14                  Jn 15, 5-8.  |           
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DÍA DE          ACCIÓN DE GRACIAS
          Y DE PETICIÓN*
— Ser          agradecidos. Imitar al Señor.
—          Innumerables motivos para dar gracias          continuamente.
— Pedir con          confianza. Acudir a la          Virgen en nuestras peticiones.
I. Coronarás            el año con tus bienes,            Señor, y serás la esperanza del confín de la tierra1.
Las Témporas          son días de acción          de gracias y de petición que la Iglesia ofrece a Dios,          terminados la          recolección de las cosechas y el período anual que muchos tienen          de descanso.          Es también un día propicio de petición de ayuda al Señor para          recomenzar de          nuevo en las actividades del trabajo normal y también en la vida          interior de          cada uno2.
Agradecer y          pedir son dos modos de          relacionarnos diariamente con nuestro Padre Dios. Es mucho lo          que necesitamos;          es mucho lo que debemos agradecer. En primer lugar hemos de ser          conscientes de          los dones del Señor, "porque si no conocemos qué recibimos, no          despertamos al          amor"3. No sabremos amar si no somos agradecidos. Ten            cuidado, no            te olvides del Señor leemos en la Primera lectura          de la Misa... No            sea que cuando comas hasta hartarte, cuando te edifiques casas            hermosas y las            habites, cuando críes tus reses y ovejas, aumentes tu plata y            tu oro, y abundes            de todo, te vuelvas engreído y te olvides del Señor tu Dios,            que te sacó de            Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto            inmenso y            terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota            de agua, que te            sacó agua de una roca de pedernal4.
La vida de          Jesús, nuestro Modelo, es una          continua acción de gracias al Padre. Con la resurrección de          Lázaro, exclamará          Jesús: Padre, te doy gracias porque me has escuchado5.          En la          multiplicación de los panes, Jesús tomó los panes y, dando            gracias, dio a            los que estaban recostados, e igualmente los peces...6.          En la          institución de la Eucaristía, antes de pronunciar las palabras          sobre el pan y          el vino, el Señor dio gracias7. Y así, en          incontables ocasiones.          Por eso, "podemos decir afirma el Papa Juan Pablo II que su          oración, y toda su          existencia terrena, se convirtió en revelación de esta verdad          fundamental          enunciada por la Carta de Santiago: Todo don bueno y toda            dádiva perfecta            viene de arriba, desciende del Padre de las luces... (Sant          1, 17)".          La acción de gracias "es como una restitución, porque todo tiene          en Él su          principio y su fuente. Gratias agamus Domino Deo nostro:          es la          invitación que la Iglesia pone en el centro de la liturgia          eucarística"8.          Nada hay más justo y necesario que dar gracias al Señor todos          los días de          nuestra vida, sin olvidar que "la mayor muestra de          agradecimiento a Dios es          amar apasionadamente nuestra condición de hijos suyos"9.          Hoy, la          Iglesia nos lo recuerda especialmente.
II. El          principal reproche que San Pablo          dirige a los paganos es que, habiendo conocido a Dios, no le            glorificaron            como a Dios, ni le dieron gracias10. No seamos          nosotros          ingratos. Este año por el que damos gracias ha estado lleno de          dones del Señor:          unos claros y visibles; otros, a veces más valiosos, han pasado          ocultos:          peligros del alma y del cuerpo de los que nos ha librado nuestro          Padre Dios;          personas a las que hemos conocido y que tendrán una importancia          decisiva en          nuestra salvación; gracias y ayudas que nos han pasado          inadvertidas; incluso          acontecimientos que quizá hemos interpretado como algo negativo          (una          enfermedad, un fracaso profesional...) veremos más tarde que han          sido un regalo          de Dios. Nuestra vida entera es un bien inmerecido. Por eso las          acciones de          gracias han de ser continuas: deben ser actos de piedad y de          amor para ser          practicados siempre. Comprendemos que en el Prefacio de          la Santa Misa,          la Iglesia nos recuerde todos los días que es nuestro deber            y salvación            darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo.          También cuando          nos llega el dolor o la enfermedad: ¡Dios mío, gracias!          Y el alma se          llena de paz, porque entiende que de aquello que parece poco          grato o no          deseable, Dios sacará mucho fruto. "Este gracias es como          el leño que          Dios mostró a Moisés, que arrojado en las aguas amargas, las          trocó en dulces          (cfr. Ex 15, 25)"11.
El Fundador          del Opus Dei acostumbraba a          recomendar a sus hijos que dieran gracias al Señor pro            universis beneficiis...            etiam ignotis, por todos sus beneficios, también por los          que nos pasan          inadvertidos12. Posiblemente "uno de nuestros mayores          sonrojos al          llegar al juicio procederá de ahí: de la cantidad enorme de          regalos divinos que          no supimos apreciar, y agradecer, como tales dones; de los          disgustos innecesarios          que nos llevamos por lo que calificamos de indiferencia divina          para nuestras          oraciones. Al menos entonces sí que le daremos gracias,          avergonzados, porque          tuvo la bondad de no escuchar tantas peticiones necias como le          formulamos. Es          muy posible que, de hacernos caso y prestar satisfacción literal          a nuestros          ruegos, hubiéramos de escuchar el último día las mismas palabras          que aquel          atormentado Epulón, triunfador aquí abajo: Hijo, acuérdate            de que recibiste            ya tus bienes en la vida (Lc 16, 25)"13.
¡Qué          sorpresa cuando descubramos que los          hombres, con más fe y visión sobrenatural, habrían podido ver un          gran bien en          muchos de los acontecimientos que consideraron como un mal!          Nuestra gratitud          está muy relacionada con el Cielo, del que es ya un adelanto,          pero también con          el Purgatorio. "¡Cómo agradeceremos al Señor los sinsabores que          permitió en          nuestra vida! Son delicadezas de un Padre que desea ver a sus          hijos limpios,          purificados, prontos para acudir junto a Él, inmediatamente, al          concluir          nuestro viaje por este mundo. Como nos ama, no quiere para          nosotros la dilación          de un imprescindible Purgatorio, y nos hace la merced de          facilitarlo en esta          vida. Al final le daremos gracias, sobre todo, porque haya          accedido en          particular a una de nuestras oraciones: esa en la que, tal vez          sin darnos          cuenta, le pedimos con la Iglesia spatium verae penitentiae,          oportunidad          para una verdadera y fructuosa penitencia"14.
Demos          gracias al Señor en todo tiempo            y lugar, en cualquier circunstancia, pero de modo muy          particular en la          Santa Misa, la Acción de gracias por excelencia. Y con          la Liturgia de la          Misa, le decimos: Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de            alabanza en acción            de gracias por los dones que nos has concedido; ayúdanos a            reconocer que es            dádiva tuya lo que hemos recibido sin merecerlo15.
III. Junto a          la acción de gracias          continua, la petición reiterada, porque son muchas las ayudas          que necesitamos,          sin las cuales no podremos salir adelante. Aunque el Señor nos          concede de hecho          muchos dones sin que se los pidamos, ha dispuesto otorgarnos          otros teniendo en          cuenta la fuerza de la oración de sus hijos. Y como no sabemos          cuál es la          medida de oración que su insondable Providencia espera para          otorgarnos esas          gracias, es necesario que pidamos incansablemente: es            preciso orar siempre y            no desfallecer16. Y el Señor, en el Evangelio          de la Misa17,          nos da la seguridad más plena de que serán siempre          atendidas nuestras          oraciones. Él mismo sale fiador con su palabra: todo lo que          pidamos y sea para          nuestro bien se nos concederá siempre. Pedid y se os dará,            buscad y            encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe,            quien busca            encuentra y al que llama se le abre.
Hay además          una razón para ser          perseverantes en la oración: cuanto más pedimos, más nos          acercamos a Dios, más          crece nuestra amistad con Él. En la tierra, cuando hay que pedir          un favor a un          poderoso se busca un lazo que nos una a él, el momento oportuno,          en que se          encuentre de buen ánimo... A nuestro Padre Dios siempre le          encontramos          dispuesto a escucharnos. ¿Hay acaso alguno entre vosotros            que, pidiéndole            pan un hijo suyo, le dé una piedra? ¿O si le pide un pez, le            dé una culebra?            Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a            vuestros hijos,            ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará cosas buenas a los            que se las pidan?          Disponemos de todos los motivos para acudir con confianza a          nuestro Dios. Nada          puede quebrantar esa fe, nada puede legítimamente atenuarla.
¿Y qué          tenemos que pedir? "¿Quién no          tiene cosas que pedir? Señor, esa enfermedad... Señor, esta          tristeza... Señor,          aquella humillación que no sé soportar por tu amor... Queremos          el bien, la          felicidad y la alegría de las personas de nuestra casa; nos          oprime el corazón          la suerte de los que padecen hambre y sed de pan y de justicia;          de los que          experimentan la amargura de la soledad; de los que, al término          de sus días, no          reciben una mirada de cariño ni un gesto de ayuda.
"Pero la          gran miseria que nos hace          sufrir, la gran necesidad a la que queremos poner remedio es el          pecado, el          alejamiento de Dios, el riesgo de que las almas se pierdan para          toda la          eternidad"18.
Y tenemos          además un camino que la          Iglesia nos ha señalado desde siempre, para que nuestras          oraciones lleguen con          más prontitud ante la presencia de Dios. Este camino es la          mediación de María,          Madre de Dios, y Madre nuestra. Y entre las oraciones que la          piedad cristiana          ha dirigido a Santa María a lo largo de los siglos, el Santo          Rosario, que la          Iglesia nos propone como devoción particular de este mes de          octubre, ha sido          camino eficaz para toda petición, para toda necesidad. "No          dejéis de inculcar          con todo cuidado la práctica del Rosario aconsejaba Pío XI, la          oración tan          querida de la Virgen y tan recomendada por los Sumos Pontífices,          por medio de          la cual los fieles pueden cumplir de la manera más suave y          eficaz el mandato          del Divino Maestro: Pedid y recibiréis, buscad y hallaréis,            llamad y se os            abrirá"19. No desechemos el consejo.
1          Antífona de comunión. Cfr. Sal 64, 126. — 2          Cfr. J. A.          Abad-M. Garrido Boñano, Iniciación a la Litúrgica de la            Iglesia,          Palabra, Madrid 1988, p. 666. — 3 Santa Teresa, Vida,          10, 3. — 4          Primera lectura, Dt 8, 11-15. — 5 Jn 11,          41. — 6 Jn          6, 11. — 7 Lc 22,17. — 8 Juan Pablo II,          Audiencia            general 29-VII-1987. — 9 San Josemaría Escrivá, Forja,          n.          333. — 10 Rom 1, 21. — 11 J. Tissot, La            vida interior,          Herder, Barcelona 1971, p. 321. — 12 Cfr. S. Bernal, Apuntes            sobre la            vida del Fundador del Opus Dei, p. 151. — 13 J. M.          Pero-Sanz, La            hora sexta, Rialp, Madrid 1978, p. 274. — 14 Ibídem,          p. 275.          — 15 Oración sobre las ofrendas. — 16 Lc          18, 1. — 17          Pío XI, Enc. Ingravescentibus malis, 29-IX-1937.
* En este          día, la Iglesia nos invita a          que hagamos balance de los muchos beneficios que hemos recibido          de Dios, para          darle gracias, y recuento de lo mucho que necesitamos en el          orden espiritual y          en el material, para pedirlo a nuestro Padre Dios, siempre          dispuesto a          concedernos lo que necesitamos..
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Faustina            Kowalska, Santa Apóstol de          la Divina Misericordia, 5 de Octubre
Visita la          página de www.Divina-Misericordia.org
          En Biblioteca podrás descargar gratis el Diario
FAUSTINA- LA            PELICULA-idioma polaco-subt.español
Diario            de Santa Faustina en audio
http://www.gloria.tv/?search=diario+de+santa+faustina+cuaderno
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Fuente:          ar.geocities.com/misa_tridentina01 
          Froilán de León, Santo Eremita y luego Obispo, Octubre 5            
              
 Eremita Martirologio                    Romano: En León, ciudad de Hispania, conmemoración                      de san Froilán, obispo, que primero fue eremita y                      después, ordenado obispo, evangelizó las regiones                      liberadas del yugo de los musulmanes, propagando la                      vida monástica y distinguiéndose por su beneficencia                      hacia los pobres (905). Yaciendo                    a la sombra perdí todos cuidados; 
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Santa Faustina Kowalska,          una de las santa más          populares y candidata a ser proclamada doctora de la Iglesia, ha          sido          mencionada en el sitio del Vaticano (Vatican.va) como secretaria          de la Divina          Misericordia.
Con motivo de su fiesta,          la agrupación sin fines de          lucro, Divina-Misericordia.org regala 100 estampitas por          persona.
Asimismo, pone a          disposición del público el Diario de          Santa Faustina y las imágenes en alta resolución de Santa          Faustina y de Jesús          Misericordioso para que cualquiera pueda diseñar sus propios          cuadros, estampas,          posters, remeras, calcografías, etc.
También hay imágenes de          Juan Pablo II, quien no sólo          beatificó y canonizó a Santa Faustina, sino que, siguiendo el          pedido de Jesús          en el Diario de Santa Faustina, estableció como fiesta de toda          la Iglesia, el          Domingo de la Divina Misericordia (el siguiente a Pascua de          resurrección).
Quienes deseen sumarse al          grupo de "Amigos de la          Misericordia", pueden hacerlo en:
http://groups.google.com/group/Jesus_en_ti_confio/subscribe?hl=es
Carpeta completa:
http://skydrive.live.com/?cid=1B13FAEA19A600F4&id=1B13FAEA19A600F4!103
Diario de Santa Faustina:
http://skydrive.live.com/?cid=1b13faea19a600f4&id=1B13FAEA19A600F4!120
Imagen de Santa Faustina          en alta resolución (ideal          cuadros y gigantografías):
http://skydrive.live.com/?cid=1b13faea19a600f4&id=1B13FAEA19A600F4!104
Imagen de Santa Faustina          en baja resolución (ideal          estampitas):
http://skydrive.live.com/?cid=1B13FAEA19A600F4&id=1B13FAEA19A600F4%21106
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Fuente:          Archidiócesis de Madrid 
          Atilano de Zamora, Santo Obispo, 5 Octubre   
              
 Obispo Pocos                  datos, y algunos improbables. Pero los ciertos bastan                  para destacar la personalidad eminente de uno de los                  obispos españoles de los difíciles años de la                  Reconquista.  |           
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Plácido, Santo Mártir, 5 de octubre   
              
 Mártir Etimológicamente                  significa "de carácter suave". Viene de la lengua latina.  |           
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Fuente:          ar.geocities.com/misa_tridentina04 
          Flora de Beaulieu Virgen, Mística, 5 Octubre   
              
 Santa                  Flora (1300-1347) Nació en Maurs, Francia. Alrededor del                  año 1324, la santa ingresó al convento de las monjas                  "hospitalarias" de la orden de San Juan de Jerusalén.  |           
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Fuente:          Wikipédia 
          Raimundo de Capua, Beato Biógrafo de Catalina de Siena, 5          Octubre          
              
 Fue                  un religioso italiano, entró en la Orden de Predicadores                  (Dominicos) en 1350, en Bolonia. Fue el director                  espiritual de Santa Catalina de Siena, también fue                  profesor y superior de varios conventos. Ejerció los                  cargos de provincial en Lombardía en 1380 y Maestro                  General de la Orden.  |           
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Fuente: ACI          Prensa 
          Alberto Marvelli, Beato Laico, 5 Octubre   
              
 Nace                  en Ferrara, Italia, el 21 de marzo de 1918. Es el                  segundo de seis hermanos. Crece en una familia                  cristiana, en la que a la vida de piedad se unen                  actividades caritativas, catequísticas y sociales.   |           
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Ana            Schaeffer, Beata Ana Schaeffer,          laica, apostol del sufrimiento, 5 Octubre   
              
 Anna                  Schaffer nació 18 el 1882 de febrero en la parroquia de                  Mindelstetten, entre Regensburg y Ingolstadt en el                  corazón de Baviera (Alemania). Niña callada, reservada,                  ella aprendió la piedad y el amor de Dios de su madre                  que la enseñó ser una buena cristiana. Después de hacer                  la Primera Comunión, ella se ofreció al Señor, siendo su                  más caro deseo entrar en una orden de hermanas                  misioneras.   |           
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Fuente: ACI          Prensa 
          Bartolo Longo, Beato Laico fundador, 5 Octubre   
              
 Graduado                  en leyes. Edificó el Santuario de Nuestra Señora del                  Rosario de Pompeya en 1876   |           
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Fuente:            Santiebeati.it 
        Mateo (Juan Francisco) Carreri, Beato Presbítero, 5 de octubre   
              
 Presbítero              Martirologio                      Romano: En                      Vigevano, de la Lombardía, beato Mateo (Juan                      Francisco) Carreri, presbítero de la Orden de                      Predicadores, que fue vehemente y fecundo predicador                      de la Palabra de Dios en su tiempo (1470).  Juan Francesco                    Carreri, de la noble familia Carreri, debe ser contado                    entre los religiosos que en el siglo XV más                    infatigablemente trabajaron por la salud de las almas                    y por la reforma de la Orden. Cambió su nombre de pila                    al de Mateo. De niño parecía un ángel por la belleza                    del cuerpo y por la bondad del corazón. No le faltaron                    insidias y tentaciones pero él, con la gracia de Dios                    las superó todas, reportando una completa victoria.                    Deseoso de abrazar la vida religiosa le pidió a Dios                    hacerle conocer su voluntad y un día, entrando en la                    iglesia de Santo Domingo de Mantua, quedó tan                    suavemente golpeado por la devota salmodia de los                    frailes, que enseguida decidió entrar en la Orden de                    los Predicadores. Su noviciado fue uno de los más                    fervientes, y a menudo el Padre Maestro tuvo que                    moderar en él su excesivo ardor. La oración, el                    estudio, la penitencia fueron los medios seguros con                    que se preparó para su portentosa oratoria. Lombardía                    y Toscana fueron sacudidas por su ardiente palabra y                    los prodigios que lo acompañaron. Combatió sin                    descanso la profanación de los días festivos y las                    diversiones ilícitas. Llevó un espíritu nuevo a varios                    conventos, especialmente en aquel de Soncino, en el                    que introdujo una completa reforma. Cuido mucho de la                    Tercera Orden haciendo brotar aquella admirable flor                    de santidad, que fue Luchina de Soncino. Deseaba poder                    degustar, antes de morir, alguna gota de la Pasión del                    Salvador, y lo consiguió: La Cruz del Gólgota se le                    apareció y su corazón fue traspasado por una aguda                    flecha. Su muerte, ocurrida el 5 de octubre de 1470 en                    Vigevano, fue seguida por muchos milagros. Su cuerpo                    es venerado en la iglesia de San Pedro Mártir. Los                    vigevanenses en el 1482 consiguieron del Papa Sixto IV                    la autorización de celebrar la memoria litúrgica y, en                    el 1518, fue proclamado Co-patrono de la ciudad.   |           
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Fuente:            Vatican.va 
        Tranquilino Ubiarco, Santo Presbítero y Mártir, 5 de octubre   
              
 Presbítero y Martir              Martirologio                      Romano: En                      el lugar de Tepatitlán, en México, san Tranquilino                      Ubiarco, presbítero y mártir, que en la persecución                      contra la Iglesia no dejó de cumplir con sus                      funciones ministeriales, por lo cual fue colgado de                      un árbol, terminando así su glorioso martirio                      (1928).  
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com,          Catholic.net
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