JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 10, 1-12
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, designó el Señor otros          setenta y dos y los mandó por          delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde          pensaba ir. Y les          decía: 
          "La mies es abundante y los obreros pocos: Rueguen, pues, al          dueño que          mande obreros a su cosecha. ¡Pónganse en camino! Miren que los          mando como corderos          en medio de lobos. No lleven bolsa, ni morral, ni sandalias; y          no se detengan a          saludar a nadie por el camino.
          Cuando entren en una casa, digan primero: Paz a a esta casa. Y          si allí hay          gente de paz, 
          descansará sobre ellos su paz; si no, volverá a ustedes.          Quédense en esa casa,          coman y beban de lo que tengan, porque el obrero merece su          salario. No anden          cambiando de casa. 
          Si entran en un pueblo y los reciben bien, coman lo que les          pongan, curen a los          enfermos que haya, y digan: Está cerca de ustedes el Reino de          Dios.
          Pero si entran en un pueblo y no los reciben bien, salgan a la          plaza y digan:          Hasta el polvo de su pueblo que se nos ha pegado a los pies, lo          sacudimos sobre          ustedes en señal de protesta. Pero sepan de todas formas que          está llegando el          Reino de Dios.
          Les digo que el día del juicio será más tolerable para Sodoma          que para ese          pueblo".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
San          Lucas, Evangelista (18          de oct)
      Antífona          de Entrada
      Qué hermoso es ver correr sobre los montes            al mensajero que anuncia la            paz, que trae buenas noticias, que anuncia la salvación.
Se dice "Gloria". 
Oración          Colecta
      Oremos:
          Señor, tú que elegiste a san Lucas para revelar al mundo,          mediante su          predicación y su Evangelio, el misterio de tu predilección por          los pobres; haz          que todos los que hemos recibido de ti la gracia de conocerte,          unidos por un          profundo espíritu de fraternidad, demos al mundo testimonio          claro de tu amor.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Sólo Lucas está conmigo
Lectura de la segunda carta del apóstol            san Pablo a Timoteo 4, 9-17a
Querido hermano: Haz lo posible por venir a          verme cuanto antes, pues          Dimas me ha abandonado prefiriendo las cosas de este mundo y se          ha ido a          Tesalónica; Crescencio se ha ido a Galacia; Tito, a Dalmacia. El          único que me          acompaña es Lucas. Trae a Marcos contigo, pues me ayuda en mis          tareas. A          Tíquico lo envié a Efeso. Cuando vengas, tráeme el abrigo que          dejé en Tróade en          casa de Carpo, y también los libros, especialmente los          pergaminos. Alejandro,          el herrero, me ha hecho mucho daño; el Señor le dará su          merecido. Cuídate de          él, pues se ha opuesto tenazmente a nuestra predicación.
          La primera vez que me defendí en el tribunal, nadie me ayudó y          todos me          abandonaron. Que no se les tome en cuenta. Pero el Señor estuvo          a mi lado y me          dio fuerzas para proclamar claramente el mensaje de salvación,          de modo que lo          oyeran todos los paganos.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Sal 144, 10-11.12-13ab.17-18
Tus amigos, Señor, proclamen la gloria de            tu reinado.
Que todas tus criaturas te den gracias,          Señor; que te bendigan tus          fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus          hazañas.
          Tus amigos, Señor, proclamen la gloria de tu reinado.
Explicando tus hazañas a los hombres, la          gloria y majestad de tu          reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de          edad en edad.
          Tus amigos, Señor, proclamen la gloria de tu reinado.
El Señor es justo en todos sus caminos, es          bondadoso en todas sus          acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que          lo invocan          sinceramente.
          Tus amigos, Señor, proclamen la gloria de tu reinado.
Aclamación          antes del          Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Soy yo quien los he elegido; y los he destinado para que vayan y          den fruto, y          su fruto dure, dice el Señor. 
          Aleluya.
Evangelio
      La mies es abundante y los obreros son            pocos
† Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 10, 1-12
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, designó el Señor otros          setenta y dos y los mandó por          delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde          pensaba ir. Y les          decía: 
          "La mies es abundante y los obreros pocos: Rueguen, pues, al          dueño que          mande obreros a su cosecha. ¡Pónganse en camino! Miren que los          mando como          corderos en medio de lobos. No lleven bolsa, ni morral, ni          sandalias; y no se          detengan a saludar a nadie por el camino.
          Cuando entren en una casa, digan primero: Paz a a esta casa. Y          si allí hay          gente de paz, 
          descansará sobre ellos su paz; si no, volverá a ustedes.          Quédense en esa casa,          coman y beban de lo que tengan, porque el obrero merece su          salario. No anden          cambiando de casa. 
          Si entran en un pueblo y los reciben bien, coman lo que les          pongan, curen a los          enfermos que haya, y digan: Está cerca de ustedes el Reino de          Dios.
          Pero si entran en un pueblo y no los reciben bien, salgan a la          plaza y digan:          Hasta el polvo de su pueblo que se nos ha pegado a los pies, lo          sacudimos sobre          ustedes en señal de protesta. Pero sepan de todas formas que          está llegando el          Reino de Dios.
          Les digo que el día del juicio será más tolerable para Sodoma          que para ese          pueblo".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            de los Fieles
      Celebrante:
            Imploremos, hermanos y hermanas, la misericordia del Señor en            este día en que            el bienaventurado san Lucas, siguiendo el ejemplo de su            Maestro, derramó su            sangre para dar testimonio de la verdad, y pidámosle por las            necesidades de            todos los seres humanos.
            (Respondemos a cada petición: Escúchanos Señor).
Para que la Iglesia, fiel a            las enseñanzas de los apóstoles, sea en el mundo sacramento            visible de la            presencia invisible de su Señor, roguemos al Señor.
            Escúchanos Señor.
Para que Dios transforme            nuestro mundo y haga surgir el cielo nuevo y la tierra nueva            que anunciaron los            apóstoles de Jesucristo, roguemos al Señor. 
            Escúchanos Señor.
Para que la luz de la fe dé            ánimo a los que sufren, y la esperanza del reino anunciado por            los apóstoles            alivie el sufrimiento de los que lloran, roguemos al Señor. 
            Escúchanos Señor.
Para que a nosotros,            reunidos hoy para celebrar la fiesta de san Lucas, nos conceda            docilidad hacia            los obispos de la Iglesia, que ocupan hoy el lugar de los            apóstoles, roguemos            al Señor. 
            Escúchanos Señor.
Celebrante:
            Escucha, Señor, la oración de tu Iglesia, y a los que hemos            recibido el anuncio            de la predicación apostólica, concédenos también el valor de            proclamar con            nuestra propia vida la Palabra que ilumina y salva.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Oración          sobre las Ofrendas
      Purifica, Señor, nuestros corazones, a fin          de que el sacrificio que          vamos a ofrecerte en la festividad de san Lucas, evangelista,          nos obtenga la          salud del espíritu y la salvación eterna.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Los apóstoles, cimientos de la Iglesia y            testigos de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro          deber y salvación, darte gracias          siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y          eterno, por          Cristo, Señor nuestro. 
          Porque cimentaste tu Iglesia sobre la roca de los Apóstoles,          para que ella          fuera en el mundo signo permanente de tu santidad y anunciara a          los hombres tu          mensaje de salvación.
          Por eso, 
          con todos los ángeles y llenos de profunda devoción, te alabamos          ahora y          siempre diciendo:
Antífona          de la Comunión
      El Señor envió a sus discípulos a anunciar            por todas partes la llegada            del Reino de Dios.
Oración          después de la          Comunión
      Oremos:
          Que esta sagrada comunión aumente, Señor, en nosotros el amor a          Cristo y nos          haga permanecer fieles al Evangelio, predicado y trasmitido por          san Lucas.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
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vie          28a. Ordinario año impar
      Antífona de Entrada
      Todo              depende de tu voluntad, Señor, y nadie puede resistirse a              ella. Tú has hecho              los cielos y la tierra y las maravillas que contienen. Tú              eres el Señor del              universo.
Oración            Colecta
      Padre lleno de amor, que            nos concedes siempre más de            lo que merecemos y deseamos, perdona misericordiosamente            nuestras ofensas y            otórganos aquellas gracias que no hemos sabido pedirte y tú            sabes que necesitamos.            
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      Abrahán              le creyó a Dios y eso le valió la justificación
Lectura              de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 1-8
            
            Hermanos: ¿Qué diremos de Abrahán, padre de nuestra raza? Si            Abraham hubiera            obtenido la justificación por sus obras, tendría de qué estar            orgulloso, pero            no delante de Dios. En efecto, ¿qué dice la Escritura? 
            Abrahán le creyó a Dios y eso le valió la justificación.
            Al que, gracias a su trabajo, tiene obras, no se le da su paga            como un regalo,            sino como algo que se le debe; en cambio, al que no tiene            obras, pero cree en            aquel que justifica al pecador, su fe le vale la            justificación.
            En este sentido, también David proclama dichoso al hombre a            quien Dios tiene            por justo, independientemente de las obras: ¡Dichosos aquellos            cuyas maldades            han sido perdonadas y cuyos pecados han sido sepultados!            ¡Dichoso el hombre a            quien el Señor no le toma en cuenta su pecado!
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Del              salmo 31
Perdona,              Señor, nuestros pecados.
Dichoso            aquel que ha sido absuelto de su culpa y su pecado. Dichoso            aquel en el que Dios            no encuentra ni delito ni engaño.
            Perdona, Señor, nuestros pecados.
Ante el            Señor reconocí mi culpa, no oculte mi pecado. Te confesé,            Señor, mi gran delito            y tú me has perdonado. 
            Perdona, Señor, nuestros pecados.
Alégrense            con el Señor y regocíjense los justos todos, y todos los            hombres de corazón            sincero canten de gozo.
            Perdona, Señor, nuestros pecados.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Muéstrate bondadoso con nosotros, Señor puesto que en ti hemos            confiado.
            Aleluya.
Evangelio
      Todos los cabellos de su              cabeza están contados
† Lectura del santo              Evangelio según san Lucas 12, 1-7
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la multitud            rodeaba a Jesús en tan gran número, que se atropellaban unos a            otros. Entonces            Jesús dijo a sus discípulos:
            "Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de la            hipocresía.            Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada            secreto que no            llegue a conocerse. Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho            en la oscuridad se            dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en            privado, se proclamará            desde las azoteas.
            Yo les digo a ustedes, amigos míos: No teman a los que matan            el cuerpo y            después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién            han de temer:            Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar            al lugar de            castigo. Se lo repito: A él sí tienen que temerlo.
            ¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? 
            Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios. Y por lo            que a ustedes            toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No            teman, pues: porque            ustedes valen mucho más que todos los pajarillos".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Acepta, Señor, este sacrificio            de alabanza que tú mismo instituiste, y realiza en nosotros la            obra de            santificación que con su muerte nos mereció tu Hijo, que vive            y reina por los            siglos de los siglos.
            Amén.
Prefacio
      Alabanza a Dios por creación              y la redención del género humano
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación,darte gracias siempre            y en todo lugar,            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
            Pues por medio de tu amado Hijo, eres el creador del género            humano, y también            el autor bondadoso de la nueva creación.
            Por eso, 
            con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te            alaban todos los            redimidos y unánimes te bendicen tus santos. Con ellos,            también nosotros, a una            con los ángeles, cantamos tu gloria gozosos diciendo:
Antífona de la Comunión
      Nosotros,              aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos              participamos de un mismo              pan y de un mismo cáliz.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Que esta comunión, Señor, sacie nuestra hambre y nuestra sed            de ti y nos            transforme en tu Hijo, Jesucristo, que vive y reina por los            siglos de los            siglos.
            Amén.
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† Meditación diaria
28ª semana. Viernes
EL FERMENTO DE LOS          FARISEOS
— La hipocresía de          los fariseos.
— El cristiano, un          hombre sin doblez.
— Amar la verdad y          darla a conocer.
I. Se reunió tal          muchedumbre para ver a Jesús que se atropellaban unos a otros. Y          entre tantos          como le rodeaban, el Maestro se dirigió en primer lugar a sus          discípulos con          esta advertencia: Guardaos de la levadura de los fariseos,            que es la            hipocresía. Y añadió: Nada hay oculto que no sea            descubierto, ni secreto            que no llegue a saberse. Porque cuanto hayáis dicho en la            oscuridad será            escuchado a la luz; cuanto hayáis hablado al oído bajo este            techo será            pregonado sobre los terrados1.
La palabra hipócrita          designaba en el mundo griego antiguo al actor que, con una          máscara y un          disfraz, asumía una personalidad ajena. Fingía ante el público          ser otro,          frecuentemente muy lejano a su propia realidad: unas veces era          rey y, otras,          mendigo o general. Le bastaba con ocultar su propio ser detrás          de la máscara y          tomar cualidades y sentimientos postizos. Su papel se          desarrollaba cara al          público, teniendo como regla suprema de su actuación la          aprobación y el aplauso          de la galería.
El ser íntimo –la          levadura– de muchos fariseos era la hipocresía, el          actuar de cara a los          demás y no de cara a Dios. Su vida era tan falsa como la de los          actores durante          la representación. Cayeron en la tentación de darle gran          importancia al juicio          de los hombres –¡tan endeble y pasajero!– y descuidar el de          Dios. El Señor les          dirá en otra ocasión que son semejantes a sepulcros            blanqueados: por          fuera parecen hermosos y por dentro están llenos de huesos que          se pudren2.          En realidad llevaban una doble vida: una llena de máscaras, de          apariencias, de          falsedad, que andaba pendiente del concepto que los hombres          tenían de ellos;          otra, descuidada y poco generosa, de cara a Dios.
El Señor quiere para          los suyos una levadura, un modo de ser, bien distinto.          Quiere que          tengamos ante Él y ante los demás una única vida, sin máscaras,          sin disfraces,          sin mentiras. Hombres y mujeres de una pieza, que van con la          verdad por          delante.
II. Jesús mismo nos          enseñó el modo de comportarnos: Sea vuestro modo de hablar            sí, sí, o no, no;            lo que pasa de esto, de mal principio procede3.          En el trato con          los demás la palabra del hombre debe bastar. El sí debe ser sí          y el no, no.          El Señor quiso realzar el valor y la fuerza de la palabra de un          hombre de bien          que se siente comprometido por lo que dice.
Nuestra palabra y          nuestra actuación de cristianos y de hombres honrados ha de          tener un gran valor          delante de los demás, porque hemos de buscar siempre y en todo          la verdad,          huyendo de la hipocresía y de la doblez. En las situaciones          normales de la vida          debe bastar la palabra del cristiano para dar toda la fuerza          necesaria a lo que          afirma o promete. La verdad es siempre un reflejo de Dios y debe          ser tratada          con respeto. Si tenernos el hábito de decir siempre la verdad,          aun en asuntos          que parecen intrascendentes, nuestra palabra tendrá una gran          fuerza, "como la          firma de un notario", que no se pone en entredicho. Así imitamos          al Señor.
Muy lejos de lo que          ha de ser un cristiano está el hombre de ánimo doble,            inconstante en todos            sus caminos4, que presenta una personalidad o          unas ideas, como          los actores, según el público que tenga delante. Es un hombre de          ánimo doble          –comenta San Beda– "el que aquí quiere regocijarse con el mundo,          y allí reinar          con Dios"5.
Hoy se hace          especialmente urgente para el cristiano el ser un hombre, una          mujer, de una          sola palabra, de "una sola vida", sin utilizar máscaras o          disfraces ante          situaciones en las que puede ser costoso mantener la verdad, sin          preocuparse          excesivamente del "qué dirán" y echando lejos los respetos          humanos, rechazando          toda hipocresía. La veracidad es la virtud que inclina a decir          siempre la          verdad y a manifestarse al exterior tal como se es interiormente6,          enseña Santo Tomás de Aquino. Con todo, se darán casos en los          que no estemos          obligados a manifestar la verdad, y aun, en ocasiones, es deber          grave de          justicia no revelarla: pueden ser motivos de secreto          profesional, de seguridad          pública u otras graves razones, entre las que destaca el sigilo          sacramental del          confesor y lo que hace referencia a la dirección espiritual. En          esos casos          caben diversos modos de ocultar la verdad, sin incurrir en la          mentira. También,          cuando el que pregunta no tiene derecho alguno a conocer la          verdad y, en casos          extremos, actúa como injusto agresor, perdiendo incluso el          derecho a no ser          engañado. Pero, "no olvidemos, por lo demás, que con frecuencia          es culpa nuestra          el que nos hagan preguntas indiscretas. Si guardásemos mejor el          recogimiento y          el silencio, no nos las harían o nos las formularían rarísimas          veces"7.
Imitemos al Señor en          su amor a la verdad. Formulemos el propósito de huir de la          mentira y de todo          aquello que suene a falso e hipócrita. "Leías en aquel          diccionario los          sinónimos de insincero: "ambiguo, ladino, disimulado, taimado,          astuto"...          —Cerraste el libro, mientras pedías al Señor que nunca pudiesen          aplicarte esos          calificativos, y te propusiste afinar aún más en esta virtud          sobrenatural y          humana de la sinceridad"8.
III. Dice Jesús: Yo            soy la Verdad9. Él tiene la verdad en plenitud,          y esta nos vino          por medio de Él10. Toda su enseñanza, también su vida          y su muerte,          constituyen un testimonio de la Verdad11. Aquel en          quien está la          verdad es de Dios y, por tanto, tiene el oído atento para          escuchar a Dios12.
La verdad tuvo su          origen en Dios y la mentira en la oposición consciente a Él. Por          eso llama          Jesús al demonio padre de la mentira, porque la mentira          comenzó con él.          Y el que miente tiene al diablo como padre13. Por          eso, la enseñanza          moral de la Iglesia reprueba no solo la falsedad que produce un          daño al          prójimo, sino que también desaprueba a los que –sin acarrear          daño al prójimo–          "mienten por recreo y diversión, y a los que lo hacen por          interés y utilidad"14.
La falta de veracidad          que se manifiesta en la mentira o en la hipocresía, o en la          falta de "unidad de          vida", revela una discordia interior, una fractura de la misma          personalidad          humana. Un hombre, una mujer así es como una campana rota:          carece de buen          sonido. El testimonio que el Señor manifestó acerca de Natanael,          indicando que          era un israelita sin doblez15, es lo más bello que se          puede decir de          un hombre: "en él no hay doblez; es de una pieza". Eso mismo          debe poderse decir          de cada uno de nosotros, de cada cristiano.
Estamos en una época          en la que se valora extraordinariamente la sinceridad, pero a la          que, por          contraste, se le ha llamado el tiempo de los impostores,          de la falsedad          y de la mentira16. Entre otros, pueden ser a veces          impostores "los          hombres de la gran prensa, que, divulgando indiscreciones          sensacionalistas e          insinuaciones calumniosas...", confunden a sus lectores. A la          "gran prensa" se          le podrían añadir en muchas ocasiones el cine, la radio, la          televisión... Estos          instrumentos, que por su naturaleza han de ser transmisores de          la verdad, "si          los manipula gente astuta, a fuerza de bombardear a los          receptores con colores          sonorizados y de una persuasión tanto más eficaz cuanto más          oculta, son capaces          de hacer que los hijos acaben odiando al mejor de los padres y          la gente vea          blanco lo que es negro"17, que se cambien los          criterios morales de          una sociedad. Siempre que tengamos esos medios a nuestro          alcance, los usaremos          para hacer llegar la verdad a la sociedad, principalmente sobre          esos temas que,          por su trascendencia, marcan el futuro de un pueblo: la defensa          de la vida,          desde su concepción; la dignidad de la familia y de la persona;          la justicia          social; el derecho al trabajo; la preocupación por los más          débiles... Muchas          veces, esos medios están al alcance de todos: una carta, una          llamada por          teléfono, participar en una encuesta o en un programa de la          radio..., nos          pueden permitir que muchos oigan la doctrina de la Iglesia sobre          esas materias,          o manifestar la disconformidad con un programa o artículo que          conculca los          fundamentos morales de un hombre de bien. No dejemos de actuar          pensando que es          poco lo que podemos hacer. Muchos pocos cambian el rumbo de una          sociedad.
Al terminar nuestra          oración, acudamos a Nuestra Señora para vivir en todo momento la          verdad sin          componendas, y para darla a conocer sin las trabas de los          respetos humanos o de          la pereza, causante de tantas omisiones. Pidámosle una vida sin          doblez, sin la          hipocresía que echó en cara Jesús a aquellos fariseos.
""Tota pulchra es          Maria, et macula originalis non est in te!" —¡toda hermosa eres,          María, y no          hay en ti mancha original!, canta la liturgia alborozada. No hay          en Ella ni la          menor sombra de doblez: ¡a diario ruego a Nuestra Madre que          sepamos abrir el          alma en la dirección espiritual, para que la luz de la gracia          ilumine toda          nuestra conducta!
"—María nos obtendrá          la valentía de la sinceridad, para que nos alleguemos más a la          Trinidad          Beatísima, si así se lo suplicamos"18.
1 Lc 12, 1-3. —          2 Cfr. Mt 23, 27. — 3 Mt 5, 37. —          4 Cfr. Sant          1, 8. — 5 San Beda, Comentario a la Carta del            Apóstol Santiago,          1, 8. — 6 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2,          q. 109, a. 3 ad          3. — 7 R. Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la            Vida interior,          vol. II, p. 717. — 8 San Josemaría Escrivá, Surco,          n. 337. — 9          Jn 14, 6. — 10 Cfr. Jn 1, 14; 17. — 11          Cfr. Jn          18, 37. — 12 Cfr. Jn 8, 44. — 13 Cfr. Jn          8, 42 ss.          — 14 Catecismo Romano, III, 9, n. 23. — 15 Cfr.          Jn 1, 47.          — 16 Cfr. A. Luciani, Ilustrísimos señores, p.          141 ss. — 17          Ibídem, pp. 141-142. — 18 San Josemaría Escrivá,          o. c., n.          339.
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18 de octubre
SAN LUCAS,          EVANGELISTA*
Fiesta
— El          Evangelio de San Lucas. La          perfección de nuestro trabajo.
— Lo que          el Evangelista nos          transmite. El pintor de la          Virgen.
— Leer          con piedad el Santo          Evangelio.
I. ¡Qué            hermosos son sobre los montes            los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena            nueva, que pregona            la victoria!1.
Hemos de          agradecer hoy a San Lucas          que sea para nosotros un buen mensajero            que anuncia la paz, que            trae la buena nueva,          pues fue un fiel instrumento en manos del Espíritu Santo. Nos ha          transmitido un          precioso Evangelio y la historia de la primitiva Cristiandad en          losHechos de            los Apóstoles, movido por la gracia de la inspiración          divina, pero a la vez          con el esfuerzo humano de un trabajo bien hecho, pues la ayuda          de Dios no          suplanta lo humano. Él mismo nos indica que redactó su obra          después de haberse informado            con exactitud de todo            desde los comienzos, y          que lo hizo de forma            ordenada2,          no de cualquier manera. Esto le debió suponer buscar          cuidadosamente fuentes de          primera mano, muy probablemente la Virgen, los Apóstoles,          incluso las mismas          personas que aún vivían y que fueron protagonistas de los          milagros, sucesos y          narraciones... Nos señala expresamente que recoge esas noticias conforme            nos las transmitieron            quienes desde el principio fueron testigos oculares3.          Incluso su mismo estilo literario, como hace notar San Jerónimo4,          indica la seguridad de las fuentes de las que se nutre. Gracias          a este esfuerzo          y a su correspondencia a las gracias que recibió del Espíritu          Santo, hoy          podemos leer, maravillados, los relatos de la infancia de Jesús,          algunas          bellísimas parábolas que solo él recoge, como la del hijo          pródigo, la del buen          samaritano, la del administrador infiel, la del pobre Lázaro y          el mal rico...          Propio también de San Lucas es el relato de los dos caminantes          de Emaús, lleno          de finura y acabado hasta en sus menores detalles.
Ninguno          de los Evangelistas nos ha          mostrado la misericordia divina para con los más necesitados          como lo hace San          Lucas. Resalta el amor de Jesús por los pecadores, quien declara          que ha venido          abuscar y salvar lo que estaba perdido5, relata          el perdón a la mujer          pecadora6, el          alojamiento en casa de un pecador como          Zaqueo7,          la mirada de Jesús que transforma el corazón de Pedro después de          las negaciones8,          la promesa del Reino al ladrón arrepentido9, la          oración por los que le          crucifican y le insultan en el Calvario10... Las mujeres y el          empeño de Jesús por devolverles          su dignidad, poco considerada en aquel tiempo, ocupan un lugar          muy importante          en su Evangelio: la viuda de Naín11, la          pecadora arrepentida12,          las mujeres galileas que ponen a disposición de Jesús sus bienes          y van también          en su seguimiento13, las          visitas de Jesús a casa de las          dos hermanas de Betania14, la          curación de una mujer encorvada15,          las mujeres de Jerusalén que dan a Jesús muestras de su          compasión en el camino          de la cruz16... son          todas figuras nombradas y          realzadas solo por este Evangelista.
Es mucho          lo que hemos de agradecer          hoy a San Lucas. «Eres el único escribía el que más tarde había          de ser el Papa          Juan Pablo I en una carta figurada al Evangelista que nos ofrece          un relato del          nacimiento e infancia de Cristo, cuya lectura escuchamos siempre          con renovada          emoción en Navidad. Hay, sobre todo, una frase tuya que me llama          la atención: Envuelto            en pañales fue reclinado en            un pesebre. Esta          frase ha dado origen a todos          los belenes del          mundo y a miles de cuadros preciosos»17.          Ha permitido que acompañemos, tantas veces, a la Sagrada Familia          en Belén y en          su vida cotidiana entre sus paisanos de Nazareth.
También          nosotros nos detenemos hoy a          considerar la perfección humana con que debemos realizar nuestro          trabajo,          aunque nos parezca que quizá no tiene mucha trascendencia. Las          obras bien          hechas permanecen y resulta fácil ofrecerlas a Dios, que las          acogerá como un          don. El trabajo realizado con poco esfuerzo, sin interés, sin          cuidar lo          pequeño, no merece ser humano, y no permanecerá ni delante de          Dios, ni de los          hombres. Examinemos hoy cómo llevamos a cabo lo que tenemos          entre manos, lo que          debemos ofrecer cada día al Señor.
II. En          el Evangelio de San Lucas          encontramos la doctrina fundamental del Señor sobre la humildad,          la sinceridad,          la pobreza, la penitencia, la aceptación de la cruz cada día, la          necesidad de          ser agradecidos... El gran amor que tenemos a Nuestra Señora nos          mueve hoy a          dar gracias a este Santo Evangelista que supo presentar la          grandeza y hermosura          de su alma con una exquisita delicadeza. Por eso, se le dio          desde muy antiguo          el título de pintor de la          Virgen18, y          de ahí se pasó más tarde a que se le atribuyera la autoría de          algunas tallas y          pinturas de Nuestra Señora. En cualquier caso, el Evangelio de          San Lucas es          fundamental para el conocimiento y la devoción a la Virgen, y ha          servido de          inspiración a una buena parte del arte cristiano. Ningún          personaje de la          historia evangélica fuera, naturalmente, de Jesús es descrito          con tanto amor y          admiración como Santa María. Nos enseña, inspirado por el          Espíritu Santo, los          dones y la fiel correspondencia de la Virgen Santísima: es la llena            de gracia, el          Señor está con ella; concibió          por obra del Espíritu Santo, siendo Madre de Jesús sin dejar de          ser Virgen;          íntimamente unida al misterio redentor de la Cruz, será          bendecida por todas las          generaciones, pues el Todopoderoso hizo en Ella grandes cosas.          Con razón una          mujer del pueblo alabó entusiasmada y de forma muy expresiva a          la Madre de Jesús19.          De la misma forma nos enseña la fidelísima correspondencia de la          Virgen: recibe          con humildad el anuncio del Arcángel acerca de su dignidad de          Madre de Dios;          acepta rendidamente los planes divinos; se apresura a ayudar a          los demás... Por          dos veces20 nos          muestra a Nuestra Señora que ponderaba            estas cosas en su corazón... Son          conocimientos que solo la Virgen          pudo transmitir en momentos en que abrió su intimidad.
En ese          camino de las cosas            bien hechas,          acabadas con perfección, pidámosle          a San Lucas dar a conocer a los demás la devoción a la Virgen,          la riqueza casi          infinita de su alma, como él lo hizo. Especialmente, en este mes          de octubre,          procuremos propagar esa devoción del Santo Rosario, que tantas          gracias nos          obtiene del Cielo.
III.          Honremos la memoria de San          Lucas contemplando la atrayente y alentadora figura del Salvador          que nos pone          delante. Y pidámosle, al leer y meditar los Hechos            de los Apóstoles el Evangelio            del Espíritu Santo,          como se le ha llamado-, la alegría y el espíritu apostólico de          nuestros          primeros hermanos en la fe que allí se refleja. Según una          antigua costumbre          cristiana, cuando alguien se encontraba en un apuro o en una          duda abría al azar          el Evangelio y leía el primer versículo encontrado. Muchas veces          no se encontraba          la respuesta adecuada, pero siempre se hallaba paz y serenidad;          se había          entrado en contacto con Jesús. Salía            de Él una virtud que sanaba a            todos21,          comenta en cierta ocasión el          Evangelista. Y esa virtud sigue saliendo de Jesús cada vez que          entramos en          contacto con Él. La obra de San Lucas, inspirada por Dios, nos          enseña a          mantener esa relación directa con el Señor, nos anima a acudir          frecuentemente a          su misericordia, a tratarle como al Amigo fiel que dio su vida          por nosotros. A          la vez, nos permite meternos de lleno en el misterio de Jesús,          especialmente          hoy, cuando tantas y tan confusas ideas circulan sobre el tema          más          trascendental para la Humanidad desde hace veinte siglos:          Jesucristo, Hijo de Dios, piedra            angular,          fundamento de todo hombre. Ninguna          lectura tiene la virtud de acercarnos tanto a Dios como la que          está escrita          bajo la misma inspiración divina. Por eso en el Santo Evangelio          debemos          aprender laciencia suprema de Jesucristo22, como          decía San Pablo a los          Filipenses, «pues desconocer la Escritura es desconocer a          Cristo»23.
El          Evangelio debe ser el primer          libro del cristiano porque nos es imprescindible conocer a          Cristo; hemos de          mirarlo y contemplarlo hasta conocer de memoria todos sus          rasgos. «Al abrir el          Santo Evangelio, piensa que lo que allí se narra obras y dichos          de Cristo no          solo has de saberlo, sino que has de vivirlo. Todo, cada punto          relatado, se ha          recogido, detalle a detalle, para que lo encarnes en las          circunstancias          concretas de tu existencia.
»-El          Señor nos ha llamado a los          católicos para que le sigamos de cerca y, en ese Texto Santo,          encuentras la          Vida de Jesús; pero, además, debes encontrar tu propia vida.
»Aprenderás          a preguntar tú también,          como el Apóstol, lleno de amor: "Señor, ¿qué quieres que yo          haga?..." ¡La          Voluntad de Dios!, oyes en tu alma de modo terminante.
»Pues,          toma el Evangelio a diario, y          léelo y vívelo como norma concreta. Así han procedido los          santos»24.
San          Lucas, que tantas veces          meditaría los hechos que relata, nos enseñará a amar, como lo          hacían los          primeros cristianos, el Santo Evangelio. En él encontraremos «el          alimento del          alma, la fuente límpida y perenne de la vida espiritual»25.
1 Antífona            de entrada, Is 52, 7.          — 2 Cfr. Lc 1, 3.          — 3 Lc 1, 2.          — 4 Cfr. San            Jerónimo,Epístola            20, 4. — 5 Lc 19,          10. — 6 Lc 7,          36-50. — 7 Lc 19,          1-10. — 8 Lc 22,          61. — 9Lc 23, 42          ss. — 10 Lc 23,          34. — 11 Lc 7,          11-17. — 12 Lc 7,          36-50. — 13 Lc 8,          1-3. — 14 Lc 10,          38-42. — 15 Lc 13,          10-17. — 16 Lc 23,          27-32. — 17 A. Luciani,Ilustrísimos            señores, BAC,          2.ª ed., Madrid 1978, pp. 234-235. — 18 Eusebio, Historia            Eclesiástica, II,          43. — 19 Cfr. Sagrada            Biblia, Santos            Evangelios,          EUNSA, introd. a San Lucas, pp.          706-707. — 20 Lc 2, 19;          51. — 21 Cfr. Mc 6, 56.          — 22 Flp 3, 8.          — 23San Jerónimo, Comentarios            sobre el Profeta            Isaías,          prol.: PL 24, 17. — 24 San            Josemaría Escrivá, Forja, n. 754. — 25 Conc. Vat.            II,          Const. Dei            Verbum, 21.
* San          Lucas Evangelista nació en          Antioquía, en el seno de una familia pagana. Era médico, según          muchos indicios.          Se convirtió a la fe hacia el año 40, acompañó a San Pablo en su          segundo viaje          apostólico y estuvo a su lado en la última parte de la vida del          Apóstol. Autor          del tercer Evangelio y de los Hechos            de los Apóstoles, es el          Evangelista que mejor nos ha          dado a conocer la infancia de Jesús y quien ha recogido algunas          de las          parábolas más conmovedoras de la misericordia divina.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
              San Lucas Evangelista               |           
Lucas significa: "luminoso,          iluminado" (viene          del latín "luce" = luz).
San Lucas escribió dos          libros muy famosos: el tercer                Evangelio y Los                Hechos de los apóstoles. Es un          escritor muy agradable, y el          que tiene el estilo más hermoso en el Nuevo Testamento. Sus dos          pequeños libros          se leen con verdadero agrado.
Era médico. San Pablo lo          llama "Lucas, el médico          muy amado", y probablemente cuidaba de la quebrantada salud del          gran          apóstol.
Era compañero de viajes de          San Pablo. En los Hechos de          los apóstoles, al narrar los grandes viajes del Apóstol, habla          en plural          diciendo "fuimos a... navegamos a..." Y va narrando con todo          detalle          los sucesos tan impresionantes que le sucedieron a San Pablo en          sus 4 famosos          viajes. Lucas acompañó a San Pablo cuando éste estuvo          prisionero, primero dos          años en Cesarea y después otros dos en Roma. Es el único          escritor del Nuevo Testamento          que no es israelita. Era griego.
El poeta Dante le dio a San          Lucas este apelativo:          "el que describe la amabilidad de Cristo". Y con razón el          Cardenal          Mercier cuando un alumno le dijo: "Por favor aconséjeme cuál es          el mejor          libro que se ha escrito acerca de Jesucristo", le respondió: "El          mejor libro que se ha escrito acerca de Jesucristo se llama: El          Evangelio de          San Lucas". Un autor llamó a este escrito: "El libro más          encantador          del mundo".
Como era médico era muy          comprensivo. Dicen que un          teórico de oficina, ve a las gentes mejor de lo que son. Un          sociólogo las ve          peor de lo que son en realidad. Pero el médico ve a cada uno tal          cual es. San          Lucas veía a las personas tal cual son (mitad debilidad y mitad          buena voluntad)          y las amaba y las comprendía.
En su evangelio demuestra          una gran estimación por la          mujer. Todas las mujeres que allí aparecen son amables y Jesús          siempre les          demuestra gran aprecio y verdadera comprensión.
Su evangelio es el más          fácil de leer, de todos los          cuatro. Son 1,200 renglones escritos en excelente estilo          literario. Lo han          llamado "el evangelio de los pobres", porque allí aparece Jesús          prefiriendo siempre a los pequeños, a los enfermos, a los pobres          y a los          pecadores arrepentidos. Es un Jesús que corre al encuentro de          aquellos para          quienes la vida es más dura y angustiosa.
También se ha llamado: "el          evangelio de la          oración", porque presenta a Jesús orando en todos los grandes          momentos de          su vida e insistiendo continuamente en la necesidad de orar          siempre y de no          cansarse de orar.
Otro nombre que le han dado          a su escrito es el          "evangelio de los pecadores", porque presenta siempre a Jesús          infinitamente comprensivo con los que han sido víctimas de las          pasiones          humanas. San Lucas quiere insistir en que el amor de Dios no          tiene límites ni          rechaza a quien desea arrepentirse y cambiar de vida. Por eso          los pecadores          leen con tanto agrado y consuelo el evangelio de San Lucas. Es          que fue escrito          pensando en ellos.
Su evangelio es el que          narra los hechos de la infancia          de Jesús, y en él se han inspirado los más famosos pintores para          representar en          imágenes tan amables escenas.
Dicen que murió soltero, a          la edad de 84 años, después          de haber gastado su vida en hacer conocer y amar a Nuestro Señor          Jesucristo.
           
________________________________________________________________Fuente: Franciscanos.org 
        Pedro de Alcántara,            Santo          Penitente, Octubre 18   
              
 Penitente              Martirologio Romano: En la villa de                        Arenas, en la región española de Castilla, san                        Pedro de Alcántara, presbítero de la Orden de los                        Hermanos Menores, que adornado con el don de                        consejo y de vida penitente y austera, reformó la                        disciplina regular en los conventos de la Orden en                        España, siendo consejero de santa Teresa de Jesús                        en su obra reformadora de la Orden de los                        Carmelitas (1562).  |           
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Pedro de Tsetinia, Santo          Obispo, 18 de octubre   
              
 Octubre 18               Etimológicamente significa "roca".                  Viene de la lengua hebrea.  |           
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Justo de Auxerre, Santo          Mártir, 18 de octubre   
              
 Mártir               |           
Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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