domingo, 20 de octubre de 2013

Lunes por las almas del Purgatorio. 21/10/2013. Beato Carlos I de Habsburg ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 13-21

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo:
"Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia".
Pero Jesús le contestó: "Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?".
Y, dirigiéndose a la multitud, dijo:
"Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea".
Después les propuso esta parábola:
"Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y se puso a pensar: ¿Qué haré?, Porque no tengo ya en dónde almacenar la cosecha. Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar allí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: "Ya tienes bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y date a la buena vida". Pero Dios le dijo:
"¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?"
Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios".
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

lun 29a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Cuando me asaltan mis enemigos, tropiezan y caen.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, de quien todo bien procede; inspíranos propósitos de justicia y santidad y concédenos tu ayuda para poder cumplirlos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Está escrito también por nosotros, a quienes se nos acreditará, si creemos en nuestro Señor Jesucristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 20-25

Hermanos: La fe de Abrahán no se debilitó a pesar de que, a la edad de casi cien años, su cuerpo ya no tenía vigor; y, además, Sara su esposa no podía tener hijos. Ante la firme promesa de Dios no dudó ni tuvo desconfianza; antes bien, su fe se fortaleció y dio con ello gloria a Dios, convencido de que él es poderoso para cumplir lo que promete. Por eso, Dios le acreditó esta fe como justicia.
Ahora bien, no sólo para él está escrito que "se le acreditó", sino también por nosotros, a quienes se nos acreditará si creemos en Aquél que resucitó de entre los muertos, en nuestro Señor Jesucristo, que fue entregado a la muerte por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 1

Dichoso el hombre que confía en el Señor.

Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos.
Dichoso el hombre que confía en el Señor.

Es como un árbol plantado junto al río que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito.
Dichoso el hombre que confía en el Señor.

En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo.
Dichoso el hombre que confía en el Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Aleluya.

Evangelio

¿Para quién serán todos tus bienes?

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 13-21

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo:
"Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia".
Pero Jesús le contestó: "Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?".
Y, dirigiéndose a la multitud, dijo:
"Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea".
Después les propuso esta parábola:
"Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y se puso a pensar: ¿Qué haré?, Porque no tengo ya en dónde almacenar la cosecha. Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar allí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: "Ya tienes bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y date a la buena vida". Pero Dios le dijo:
"¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?"
Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios".
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Amén.

Oración sobre las Ofrendas

Mira, Señor, con bondad estos dones que te presentamos humildemente, para que sean gratos a tus ojos y nos hagan crecer en tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Proclamación del misterio de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro.
Cuya muerte celebramos unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Señor, tú eres mi amor, mi fuerza, mi refugio, mi liberación y mi ayuda. Tú eres mi Dios.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que la fuerza redentora de esta Eucaristía nos proteja, Señor, de nuestras malas inclinaciones y nos guíe siempre por el camino de tus mandamientos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

29ª semana. Lunes

LA ESPERANZA DE LA VIDA

— Los bienes temporales y la esperanza sobrenatural.

— El desprendimiento cristiano.

— Nuestra esperanza está en el Señor.

I. Se acercó uno al Señor1 para pedirle que interviniera en un asunto de herencias. Por las palabras de Jesús, parece que este hombre estaba más preocupado por aquel problema de bienes materiales que atento a la predicación del Maestro. La cuestión planteada, ante el Mesías que les habla del Reino de Dios, da la impresión de ser al menos inoportuna. Jesús le responderá: Hombre, ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros? A continuación, aprovecha la ocasión para advertir a todos: Estad alerta y guardaos de toda avaricia, porque aunque alguien tenga abundancia de bienes, su vida no depende de aquello que posee. Y para que quedara bien clara su doctrina les expuso una parábola. Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha, hasta tal punto que no cabía en los graneros, Entonces, el propietario pensó que sus días malos se habían acabado y que tenía segura su existencia. Decidió destruir los graneros y edificar otros más grandes, que pudieran almacenar aquella abundancia. Su horizonte terminaba en esto; se reducía a descansar, comer, beber y pasarlo bien, puesto que la vida se había mostrado generosa con él. Se olvidó –¡como tantos hombres!– de unos datos fundamentales: la inseguridad de la existencia aquí en la tierra y su brevedad. Puso su esperanza en estas cosas pasajeras y no consideró que todos estamos en camino hacia el Cielo.

Dios se presentó de improviso en la vida de este rico labrador que parecía tener todo asegurado, y le dijo: Necio, esta misma noche te reclaman el alma; lo que has preparado, ¿para quién será? Así ocurre al que atesora para sí y no es rico ante Dios.

La necedad de este hombre consistió en haber puesto su esperanza, su fin último y la garantía de su seguridad en algo tan frágil y pasajero como los bienes de la tierra, por abundantes que sean. La legítima aspiración de poseer lo necesario para la vida, para la familia y su normal desarrollo no debe confundirse con el afán de tener más a toda costa. Nuestro corazón ha de estar en el Cielo, y la vida es un camino que hemos de recorrer. Si el Señor es nuestra esperanza, sabremos ser felices con muchos bienes o con pocos. "Así, pues, el tener más, lo mismo para los pueblos que para las personas, no es el fin último. Todo crecimiento tiene dos sentidos bien distintos. Necesario para permitir que el hombre sea más hombre, lo encierra en una prisión desde el momento en que se convierte en el bien supremo, que impide mirar más allá. Entonces los corazones se endurecen y los espíritus se cierran; los hombres ya no se unen por amistad, sino por interés, que pronto les hace oponerse unos a otros y desunirse. La búsqueda exclusiva del poseer se convierte en un obstáculo para el crecimiento del ser, y se opone a su verdadera grandeza. Para las naciones, como para las personas, la avaricia es la forma más evidente de un subdesarrollo moral"2. El amor desordenado ciega la esperanza en Dios, que se ve entonces como algo lejano y falto de interés. No cometamos esa necedad: no hay tesoro más grande que tener a Cristo.

II. La Sagrada Escritura nos amonesta con frecuencia a tener nuestro corazón en Dios: Tened dispuesto el ánimo, vivid con sobriedad y poned vuestra esperanza en la gracia que os ha traído la revelación de Jesucristo3, exhortaba San Pedro a los primeros cristianos. Y San Pablo aconseja a Timoteo: A los ricos de este mundo encárgales... que no pongan su confianza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, que abundantemente nos provee de todo para que lo disfrutemos4. El mismo Apóstol afirma que la avaricia está en la raíz de los males y muchos, por dejarse llevar de ella, se extravían en la fe y se atormentan a sí mismos con muchos dolores5. La Iglesia lo sigue recordando en el momento presente: "Estén todos atentos a encauzar rectamente sus afectos, no sea que el uso de las cosas del mundo, y un apego a las riquezas contrario al espíritu de pobreza evangélica, les impida la prosecución de la caridad perfecta. Acordándose de la advertencia del Apóstol: Los que usan de este mundo no se detengan en eso, porque los atractivos de este mundo pasan (cfr. 1 Cor 7, 31)"6.

El desorden en el uso de los bienes materiales puede provenir de la intención, cuando se desean las riquezas por sí mismas, como si fueran bienes absolutos; de los medios que se emplean para adquirirlas, buscándolas con ansiedad, con posibles daños a terceros, a la propia salud, a la educación de los hijos, a la atención que requiere la familia... El desorden que da lugar a la avaricia puede estar también en la manera de usar de ellas: si se emplean solo en provecho propio, con tacañería, sin dar limosna.

El amor desordenado a los bienes materiales, pocos o muchos, es un grave obstáculo para seguir al Señor. El desprendimiento y el recto uso de lo que se posee, de aquello que es necesario para el sostenimiento de la familia, de los instrumentos de trabajo, de aquello que es lícito poseer para el descanso, de lo que se debe prever para el futuro –sin agobios, con la confianza siempre puesta en Dios–, es un medio para disponer el alma a los bienes divinos. "Si queréis actuar a toda hora como señores de vosotros mismos, os aconsejo que pongáis un empeño muy grande en estar desprendidos de todo, sin miedo, sin temores ni recelos. Después, al atender y al cumplir vuestras obligaciones personales, familiares... emplead los medios terrenos honestos con rectitud, pensando en el servicio a Dios, a la Iglesia, a los vuestros, a vuestra tarea profesional, a vuestro país, a la humanidad entera. Mirad que lo importante no se concreta en la materialidad de poseer esto o de carecer de lo otro, sino en conducirse de acuerdo con la verdad que nos enseña nuestra fe cristiana: los bienes creados son solo eso, medios. Por lo tanto, rechazad el espejuelo de considerarlos como algo definitivo"7.

Si estamos cerca de Cristo, poco nos bastará para andar por la vida con la alegría de los hijos de Dios. Si no nos acercamos a Él, nada bastará para llenar un corazón siempre insatisfecho.

III. "En cierta ocasión –cuenta un amigo sacerdote–, hace ya muchos años estaba pasando una corta temporada de prácticas militares en el pueblo más alto de Navarra. Estas prácticas las hacíamos aprovechando la pausa de nuestros estudios. Recuerdo que cuando estaba yo en aquel pueblecito llamado Abaurrea, se presentó allí un alférez nuevo, flamante. Se presentaba al jefe para que le dijera a qué unidad iba destinado. Volvió diciendo que el jefe le había dicho que tenía que ir a Jaurrieta y que, así, como sin darle importancia, le había insinuado que tenía que tomar un caballo e irse en él (...). El nuevo estaba muy inquieto y toda la cena estuvo hablando del caballo, preguntando cosas, pidiendo algún consejo práctico. Entonces, uno de los que había allí dijo:

"—Tú lo que tienes que hacer es montarte sereno, con tranquilidad y que no se dé cuenta el caballo de que es la primera vez que montas. Esto es lo decisivo (...).

"Al día siguiente, por la mañana, muy temprano, estaban en la puerta, esperando al oficial recién incorporado, un soldado con su caballo y con otra cabalgadura para llevar la maleta, El alférez montó en el caballo y, por lo visto, el caballo se dio cuenta en el acto de que era la primera vez que montaba, porque, sin más, se lanzó a una especie de pequeño trote, con cara de alarma del alférez. El caballo se paró cuando quiso, y se puso a comer en uno de los lados de la carretera... por más que el alférez tiraba de las riendas inútilmente. Cuando el caballo lo creyó oportuno, se puso de nuevo a caminar por la carretera y, de cuando en cuando, se paraba; luego daba un trotecito, mientras el jinete miraba a los lados, con cara de susto. En esta situación venían en dirección contraria un equipo de Ingenieros que estaba enrollando un cable, para un tendido de luz. Y entonces los del cable le preguntaron:

"—¿Tú, a dónde vas? Y dijo el jinete con gran verdad y con una filosofía verdaderamente realista:

"—¿Yo? Yo iba a Jaurrieta; lo que no sé es dónde va este caballo... (...).

"Quizá también si a nosotros se nos preguntase de sopetón: "¿Tú a dónde vas?", podríamos decir: "Yo, yo iba al amor, yo iba a la verdad, yo iba a la alegría; pero no sé dónde me está llevando la vida""8.

¡Qué estupendo sería –si alguien nos preguntara, "¿tú a dónde vas?"– poder decir: Yo voy a Dios, con el trabajo, con las dificultades de la vida, con la enfermedad quizá!... ¡este es el objetivo, donde han de llevarnos los bienes de la tierra, la profesión.... ¡todo! ¡Qué pena si hubiéramos constituido en un bien absoluto, lo que solo debe ser un medio! Examinemos hoy al terminar nuestra oración si la profesión es un medio para encontrar a Dios, si los bienes, cualesquiera que sean, nos ayudan a ser mejores...

Jesucristo nos enseña continuamente que el objeto de la esperanza cristiana no son los bienes terrenos, que la herrumbre y la polilla corroen y los ladrones desentierran y roban9, sino los tesoros de la herencia incorruptible. Cristo mismo es nuestra única esperanza10. Nada más puede llenar nuestro corazón. Y junto a Él, encontraremos todos los bienes prometidos, que no tienen fin. Los mismos medios materiales pueden ser objeto de la virtud de la esperanza en la medida en que sirvan para alcanzar el fin humano y el fin sobrenatural del hombre. Solo son eso: medios. No los convirtamos en fines.

Nuestra Señora, Esperanza nuestra, nos ayudará a poner el corazón en los bienes que perduran, ¡en Cristo!, si acudimos a Ella con confianza. Sancta Maria, Spes nostra, ora pro nobis.

1 Lc 12, 13-21. — 2 Pablo VI, Enc. Populorum progressio, 26-III-1967, 19. — 3 1 Pdr 1, 13. — 4 1 Tim 6, 17. — 5 1 Tim 6, 10. — 6 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 42. — 7 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 118. — 8 A. G. Dorronsoro, Tiempo para creer, pp. 111-112. — 9 Mt 6, 19. — 10 1 Tim 1, 1.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Fuente: Vatican.va
Carlos I de Habsburgo, Beato Laico, 21 de octubre

Carlos I de Habsburgo, Beato

Carlos de Austria nació el 17 de agosto de 1887 en el Castillo de Persenbeug, en la región del Austria Inferior. Sus padres eran el archiduque Otto y la Princesa María Josefina de Sajonia, hija del último rey de Sajonia. El emperador José I era el tío abuelo de Carlos.

Carlos recibió una educación expresamente católica y desde su niñez fue acompañado con la oración por un grupo de personas, porque una religiosa estigmatizada le había profetizado grandes sufrimientos y ataques contra él. De aquí surgió, tras la muerte de Carlos, la "Liga de oración del emperador Carlos por la paz de los pueblos", que en 1963 se convertirá en una comunidad de oración reconocida en la Iglesia.

Muy pronto creció en Carlos un gran amor por la Santa Eucaristía y por el Corazón de Jesús. Todas las decisiones importantes provenían de la oración.

El 21 de octubre de 1911 se casó con la princesa Zita de Borbón-Parma. Durante los diez años de vida matrimonial feliz y ejemplar la pareja recibió el don de ocho hijos. En el lecho de muerte, Carlos decía aún a Zita: "!Te quiero sin fin"!

El 28 de junio de 1914, tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero al trono, en un atentado, Carlos se convierte en el heredero al trono del Imperio Austro-Húngaro.

Mientras se encarnizaba la primera Guerra Mundial, con la muerte del emperador Francisco José, el 21 de noviembre de 1916, Carlos se convierte en emperador de Austria. El 30 de diciembre es coronado Rey apostólico de Hungría.

Este deber Carlos lo concibe, también, como un camino para seguir a Cristo: en el amor por los pueblos a él confiados, en el cuidado por su bien y en la donación de su vida por ellos.

El deber más sagrado de un rey - el compromiso por la paz - Carlos lo puso al centro de sus preocupaciones a lo largo de la terrible guerra. Fue el único, entre los responsables políticos, que apoyó los esfuerzos por la paz de Benedicto XV.

Por lo que respecta a la política interior, incluso en tiempos extremadamente difíciles, abordó una amplia y ejemplar legislación social, inspirada en la enseñanza social cristiana.

Su comportamiento hizo posible al final del conflicto una transición a un nuevo orden sin guerra civil. A pesar de ello fue desterrado de su patria.

Por deseo del Papa, que temía el establecimiento del poder comunista en Centroeuropa, Carlos intentó restablecer su autoridad de gobierno en Hungría. Pero dos intentos fracasaron, porque él quería en cualquier caso evitar el estallido de una guerra civil.

Carlos fue enviado al exilio en la Isla de Madeira (Portugal). Como él consideraba su misión como un mandato de Dios, no pudo abdicar de su cargo.

Sumergido en la pobreza, vivió con su familia en una casa bastante húmeda. A causa de ello se enfermó de muerte y aceptó la enfermedad como un sacrificio por la paz y la unidad de sus pueblos.

Carlos soportó su sufrimiento sin lamento, perdonó a todos los que no le habían ayudado y murió el 1 de abril de 1922 con la mirada dirigida al Santísimo Sacramento. Como él mismo recordó todavía en el lecho de muerte, el lema de su vida fue: "Todo mi compromiso es siempre, en todas las cosas, conocer lo más claramente posible y seguir la voluntad de Dios, y esto en el modo más perfecto".

Fue beatificado el 3 de octubre de 2004.

Reproducido con autorización de
Vatican.va


Si conoce información relevante para la canonización del Beato Carlos, contacte a:
Gebetsliga Kaiser Karl für den Frieden der Welt
Domplatz 1
A-3100 St. Pölten, AUSTRIA

ACTUALIZACIÓN

El beato Carlos de Habsburgo, último emperador del Imperio Austro-Húngaro, podría ser canonizado por un supuesto milagro obrado por su intercesión. Una mujer bautista de Florida afirma haber sido curada del cáncer de mama que padecía.

La mujer, de la localidad de Kissimmee en Florida, recibió de una amiga una estampa del beato, cuya vida conoció durante un viaje a Europa.

Según informó el periódico Orlando Sentinel, los médicos y el tribunal de la Diócesis de Orlando están de acuerdo en que aparentemente no hay explicación médica para la recuperación de la mujer, cuya identidad se mantienen en reserva.

Para el Obispo de Orlando, Mons. Thomas Wenski, "es un honor para nuestra diócesis ser parte de algo que es más grande que nosotros".

ver nota en video de ACItv

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San Gerardo. Hermano Redentorista. Año 1755.

Gerardo quiere decir: "Valiente para la defensa" (Del alemán: Ger = defensa. Ard = valiente).

El Papa Pío XII dijo que San Gerardo es un modelo admirable para los hermanos de las comunidades religiosas. Y León XIII afirmaba que este santo es uno de los jóvenes más angelicales que Dios ha dado a los hombres por modelo. Sólo vivió 29 años en esta tierra pero llenó sus alrededores de hechos admirables.

Nació en Muro, un pueblecito cerca de Nápoles, Italia.

La mamá dijo de él: "Desde pequeñito su mayor delicia era entrar al templo y rezar ante el Santísimo Sacramento del altar. Cuando estaba orando ante la Santa Hostia se olvidaba hasta de ir a comer. En la casa en cualquier rato libre que tenía se dedicaba a rezar. Parecía que le agradaba más pensar en el cielo que en la tierra".

Cuando cumplió los diez años, su confesor le dio permiso de comulgar cada tres días, caso raro en esa época en que a causa de un error llamado jansenismo, las gentes decían que no había que comulgar sino de vez en cuando.

Cuando murió su padre, Gerardo tuvo que abandonar sus estudios y dedicarse a aprender sastrería. Fue tratado muy duramente por un compañero supremamente áspero, pero jamás el otro logró que le respondiera a sus malos tratos. Luego pasó a trabajar como obrero de un señor de la ciudad y este lo trataba ásperamente y lo regañaba sin causa justa. Ni una sola vez el joven protestó por este modo cruel de tratarlo. Quería imitar a Jesús que cuando era ultrajado y tratado mal, se quedaba en silencio.

Luego Gerardo puso una sastrería, y las ganancias que conseguía las dividía en tres partes iguales: una para su mamá, para los gastos de la casa. Otra para los pobres y la tercera para pagar misas. Pagaba muchas misas por las almas de los difuntos.

Cuando tenía 23 años llegaron a su pueblo a predicar, unos padres redentoristas, y Gerardo les pidió que lo admitieran en su comunidad como un hermano lego. El superior de la misión no quería admitirlo, pero al fin ante tantos ruegos, lo envió a la casa de formación con una tarjeta que decía: "Allá les mando a Gerardo. Parece que es un inútil". (Después el padre se arrepintió de haber escrito eso). En el noviciado se dedicaba con tanto fervor a todo lo que tenía que hacer, que los compañeros decían: "Gerardo es un loco o es un santo".

San Alfonso de Ligorio, fundador de la congregación de los redentoristas, lo admitió en su comunidad y se dio cuenta de que era un alma muy agradable a Dios. (San Alfonso se apareció después de muerto a Gerardo y lo curó de una grave enfermedad). Fue admitido como religioso en 1752 y al hacer sus tres votos o juramentos de castidad, pobreza y obediencia, añadió un cuarto juramento: "hacer siempre lo que me parezca que es más agradable a Dios".

Cuando era novicio una vez un religioso entró a la capilla y oyó que Gerardo le decía a Jesús en el sagrario: "Por favor: déjame que me vaya pues tengo mucho qué hacer. Después seguimos charlando".

Su oficio en la comunidad era el de sastre y enfermero, pero a los padres les gustaba llevarlo a las misiones porque leía el estado de las conciencias de las personas. A veces se bilocaba e iba a sitios lejanos a darle algún mensaje a alguien que lo necesitaba, pero nadie lo veía retirarse de su sitio de trabajo (bilocarse es estar en dos sitios a la vez).

Cuando se quedaba en éxtasis en oración no oía ni veía lo que sucedía a su alrededor. Lo único que lo hacía volver en sí, era que lo llamara su superior. Un día dijo: "En este momento están asesinando al arcipreste de Muro". Y así sucedió, pero a 70 kilómetros de distancia de donde él estaba. En Roma le leyó la conciencia y los pensamientos al secretario de un alto dignatario y éste, aterrorizado ante semejante hecho extraordinario, cambió de vida y se reconcilió con su esposa. En toda la ciudad se comentaba el hecho.

Una vez fueron a buscarlo a su habitación y no lo encontraron. Después el superior le preguntó dónde había estado. "En mi habitación", dijo el humilde hermano. "Pero allá fuimos y miramos por todas pares y no lo vimos". Entonces él le contó que como era un día de retiro y quería orar en paz, le había pedido a Dios que no lo vieran los que fueran a buscarlo. El superior le dijo: "Por esta vez le perdono, ¡pero no se le ocurra volver a pedir a Dios semejantes cosas!".

Un gran regalo del Espíritu Santo a este sencillo hermanito lego fue el don de saber aconsejar a los demás. Varias comunidades de religiosas obtuvieron permiso para que Gerardo fuera a darles buenos consejos a través de las rejas de sus conventos. Numerosos sacerdotes le escribían pidiéndole consejo para casos difíciles.

Un grupo de religiosos hizo una peregrinación de nueve días hacia un santuario sin llevar dinero. No se afanaban por ello, pues llevaban consigo al hermano Gerardo. Y aquel viaje fue una cadena de prodigios. Fueron y volvieron y nada les faltó, y eso que no llevaban dinero pero llevaban a un religioso que tenía mucha fe.

Una muchacha corrompida acusó a Gerardo de que le había hecho malas propuestas. San Alfonso lo llamó y le echó un regaño terrible y le prohibió comulgar por varios días. Él no dijo ni una sola palabra en defensa propia (recordaba que tampoco Jesús se defendió cuando le inventaron falsas acusaciones en su sacratísima pasión). Después la muchacha y su amante confesaron que todo lo que habían dicho contra Gerardo era mentira. San Alfonso lo llamó y le dijo: "¿Por qué no se defendió?". Padre – le respondió él – yo sabía que Dios me iba a defender. Nuestro reglamento nos manda que no busquemos disculpas cuando nos regañan".

El oficio preferido del hermano Gerardo era el de portero, porque allí podía ayudar a los mendigos y a mucha gente necesitada. Cuando él llegaba de portero a una casa de su comunidad, la portería se veía asediada de mendigos. Hasta 200 llegaban en un solo día, y él los atendía como no lo hubiera hecho una madre. Tenía el arte de contentar a todos, y era admirable su paciencia para soportar a los cansones y pedigüeños. A todos regalaba alimentos o vestidos, y la gente no se explicaba de dónde sacaba para repartir a tanta gente. Cuando se acababan las provisiones se iba a la ciudad a pedirles a los ricos para ayudar a los pobres.

Dicen que un día el Padre Ecónomo lo regañó porque había repartido entre los mendigos todo lo que había en la despensa para que comieran los religiosos. Pero al llegar el Ecónomo a la despensa la encontró otra vez llena.

Un día la comunidad estaba pasando una situación económica muy difícil. El santo se fue a la capilla a rezar y al poco rato llegó un bienhechor a llevar una buena cantidad de dinero, con el cual se solucionó la angustiosa situación.

Sus últimos meses fueron una mezcla de sufrimientos físicos y éxtasis espirituales. Y con admirable precisión anunciaba cosas que iban a suceder en lo futuro y leía las conciencias de los que lo visitaban.

Avisó que moriría el 15 de octubre, poco ates de la medianoche, y a esa hora murió. Era el año 1755.

Santa Úrsula, mártir

Alemana (fechas desconocidas). Según un relato cincelado en una lápida de Colonia, en el siglo IV fue martirizado un grupo de doncellas cristianas. Cuatrocientos años después, los relatos sobre esas mujeres dieron lugar a esta leyenda. Úrsula, hija de un rey inglés, era cristiana, y se había fijado la fecha de su boda con un príncipe pagano. Para posponer las nupcias, abordó un barco junto con sus damas de compañía y emprendió una peregrinación a Roma. En Colonia, ella y sus doncellas (entre una docena y mil) fueron atacadas por los hunos. Úrsula rechazó la propuesta de matrimonio del cabecilla de los bárbaros y todas fueron asesinadas. Es patrona de las jóvenes y colegialas

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Pedro Capucci, Beato Presbítero Dominico, Octubre 21  

Pedro Capucci, Beato

Presbítero Dominico

Martirologio Romano: En la ciudad de Cortona, en la Toscana, beato Pedro Capucci, presbítero de la Orden de Predicadores, el cual, meditando sobre la muerte, se ejercitó en la vida espiritual y con su predicación exhortó a los fieles a evitar la muerte eterna (1445).

Poseemos muy pocos datos acerca de la vida del Beato Pedro, debido a que los archivos del convento de Cortona, donde vivió la mayor parte de su vida, quedaron destruidos durante un incendio.

Nació en Tiferno (Cita di Castello), en 1390 en el seno de la familia Capucci. A los quince años tomó el hábito de Santo Domingo. En el convento de Cortona, donde hizo el noviciado bajo la dirección del Beato Lorenzo de Ripafratta, conoció a San Antonino y a Fray Angélico.

El Beato Lorenzo le recomendó que se dedicase más bien a la contemplación que a la acción, pero las lecciones del Breviario hacen notar que Pedro estaba siempre pronto a ejercitar los ministerios sacerdotales con cuantos se lo pidiesen, tanto dentro como fuera del monasterio.

Se refieren varios milagros obrados por este beato. Una vez, encontró en la calle a un hombre de mala vida y le detuvo para decirle: "¿Qué maldad estás tramando?, ¿Cuánto tiempo vas a seguir añadiendo pecado sobre pecado? No te quedan más que veinticuatro horas de vida, al fin de las cuales, tendrás que dar cuenta a Dios de tus actos". El hombre se intranquilizó, pero no hizo caso. Aquella misma noche sufrió un grave accidente y, en seguida mandó llamar al Beato Pedro, con quien se confesó humildemente antes de morir.

El beato solía predicar con una calavera en la mano.
Su culto fue confirmado por Pío VII.

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Bertoldo de Parma, Santo Hermano Lego, Octubre 21  

Bertoldo de Parma, Santo

Hermano Lego

Etimología: Bertoldo = El jefe explendido. Viene de la lengua alemana.

Fue un hermano lego del siglo XII.

Lego es aquel miembro de una Orden religiosa que no es sacerdote.

Entre los nombres grandes de este día, están santa Ursula y compañeras muertas en Colonia por defender su virginidad.

Bertoldo provenía de una familia extranjera que se había establecido en Parma, en la que nació y murió en el año 1106.

El padre era inglés y la madre bretona. Vivían en Italia como pobres artesanos en el trabaja que les salía.

Llegaron a Italia huyendo de las invasiones normandas que hacían estragos en Inglaterra.
Al principio se establecieron en Milán. El padre comenzó a trabajar de zapatero.

La vida era dura. Entonces emigraron a Parma en donde nació Bertoldo en el 1072.

A los siete años trabajaba ayudando a su padre arreglando zapatos. A los 12 sintió que Dios le llamaba para vivir en una Orden religiosa entregado plenamente a Dios.

El padre le ponía dificultades, pues había puesto grandes esperanzas en su amado hijo.

Bertoldo tenía una idea clara de su vocación y al mismo tiempo muy firme. Se fue al convento de los monjes benedictinos. Vivió la Regla con puntualidad y celo. Era obediente y humilde. Fue como peregrino a Roma y a Francia.
Hizo numerosas curaciones.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Juan Thwing de Bridlington, Santo Monje, Octubre 21  

Juan Thwing de Bridlington, Santo

Monje

Martirologio Romano: En Bridlington, en Inglaterra, san Juan, presbítero, prior del monasterio de Canónigos Regulares de San Agustín, célebre por su oración, austeridad y bondad.

Aunque se ha dicho que Santo Tomás de Hereford fue el último santo inglés de la Edad Media (Osmundo, canonizado en 1457, era normando), se conserva todavía la bula de 1401 por la que Bonifacio IX canonizó a Juan de Bridlington. Los canónigos regulares de Letrán (10 de octubre) y la diócesis Midlesbrough, celebran su fiesta en la actualidad.

Suele llamársele también de Thwing, porque nació en dicha población de la costa de Yorkshire, cerca de Bridlington en 1319.

Lo poco que sabemos sobre la vida del santo no es de interés excepcional. Cuando tenía unos diecisiete años, fue a estudiar en Oxford, donde pasó dos años. Después tomó el hábito religioso en el monasterio de los canónigos regulares de San Agustín de Bridlington.

Poco a poco progresó en el dominio de sí mismo y en la experiencia de las cosas espirituales. Ocupó sicesivamente los cargos de director del coro, de bodeguero y de prior de su monasterio. La primera vez que fue elegido prior, consiguió a fuerza de protestas que le dispensasen del cargo, pero la segunda vez que el oficio quedó vacante, sus hennanos le obligaron a aceptarlo.

La vida de oración de San Juan mostraba hasta qué punto se dejaba guiar por el espíritu de Dios. La prudencia, la paz y la mansedumbre, fueron los principales frutos de su virtud. Cuando llevaba ya diecisiete años de prior y se había ganado la estima de todos, Dios le llamó a Sí, el 10 de octubre de 1379.

El autor de su biografía menciona muchos de los milagros obrados por San Juan. Tomás de Walsingham afirma que, por orden del Papa Bonifacio IX, Ricardo Scrope, el venerable arzobispo de York, asistido por los obispos de Lincoln y Carlisle, trasladó sus reliquias a un hermoso santuario. La traslación tuvo lugar el 11 de marzo de 1404. El santuario se convirtió en sitio de peregrinación. Uno de los que lo visitaron fue el rey Enrique V, quien atribuyó la victoria de Agincourt a la intercesión de San Juan de Bridlington y de San Juan de Beverley. La iglesia del monasterio gobernado por San Juan de Bridlington es actualmente la parroquia anglicana de la misma población.

En el calendario de los Canónigos Regulares de San Agustín se lo recuerda el 9 de octubre, y antiguamente el santoral lo recordaba el 11 de octubre.

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Fuente: Vatican.va
Laura de Santa Catalina de Siena, Beata Religiosa fundadora, 21 de octubre  

Laura de Santa Catalina de Siena, Beata

Fundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras
de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena
(Misioneras de María)

Martirologio Romano: En el lugar de Belencito, cerca de Medellín, en Colombia, beata Laura de Santa Catalina de Siena Montoya y Upeguí, virgen, que, con notable suceso, se dedicó a anunciar el Evangelio entre los pueblos indígenas que aún desconocían la fe en Cristo y fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de María

Etimología: Laura = Aquella que triunfa, viene de la lengua latina

La Madre Laura de Santa Catalina de Siena (Laura Montoya Upegui), estando aquí, en la Basílica de San Pedro en el mes de noviembre del año 1930, después de una viva oración eucarística escribe: "Tuve fuerte deseo de tener tres largas vidas: La una para dedicarla a la adoración, la otra para pasarla en las humillaciones y la tercera para las misiones; pero al ofrecerle al Señor estos imposibles deseos, me pareció demasiado poco una vida para las misiones y le ofrecí el deseo de tener un millón de vidas para sacrificarlas en las misiones entre infieles! Mas, ¡he quedado muy triste! y le he repetido mucho al Señor de mi alma esta saetilla: ¡Ay! Que yo me muero al ver que nada soy y que te quiero!".

Esta gran mujer que así escribe, la Madre Laura Montoya, maestra de misión en América Latina, servidora de la verdad y de la luz del Evangelio, nació en Jericó, Antioquia, pequeña población colombiana, el 26 de Mayo de 1874, en el hogar de Juan de la Cruz Montoya y Dolores Upegui, una familia profundamente cristiana. Recibió las aguas regeneradoras del Bautismo cuatro horas después de su nacimiento. El sacerdote le dio el nombre de María Laura de Jesús. Dos años tenía Laura cuando su padre fue asesinado, en cruenta guerra fratricida por defender la religión y la patria. Dejó a su esposa y sus tres hijos en orfandad y dura pobreza, a causa de la confiscación de los bienes por parte de sus enemigos. De labios de su madre, Laura aprendió a perdonar y a fortalecer su carácter con cristianos sentimientos.

Desde sus primeros años, su vida fue de incomprensiones y dolores. Supo lo que es sufrir como pobre huérfana, mendigando cariño entre sus mismos familiares. Aceptando con amor el sacrificio, fue dominando las dificultades del camino. La acción del Espíritu de Dios y la lectura espiritual especialmente de la Sagrada Escritura, la llevaron por los caminos de la oración contemplativa, penitencia y el deseo de hacerse religiosa en el claustro carmelitano. Tenía sed de Dios y quería ir a El "como bala de cañón ".

Esta mujer admirable crece sin estudios, por las dificultades de pobreza e itinerancia a causa de su orfandad, hasta la edad de 16 años cuando ingresa en la Normal de Institutoras de Medellín, para ser maestra elemental y de esta manera ganarse el sustento diario. Sin embargo, llega a ser una erudita en su tiempo, una pedagoga connotada, formadora de cristianas generaciones, escritora castiza de alto vuelo y sabroso estilo, mística profunda por su experiencia de oración contemplativa.

En 1914, apoyada por monseñor Maximiliano Crespo, obispo de Santa Fe de Antioquia, funda una familia religiosa: Las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena, obra religiosa que rompe moldes y estructuras insuficientes para llevar a cabo su ideal misionero según lo expresa en su Autobiografía: Necesitaba mujeres intrépidas, valientes, inflamadas en el amor de Dios, que pudieran asimilar su vida a la de los pobres habitantes de la selva, para levantarlos hacia Dios

MAESTRA CATEQUISTA DE LOS INDIOS

Su profesión de maestra la llevó por varias poblaciones de Antioquia y luego al Colegio de La Inmaculada en Medellín. En su magisterio no se contenta con el saber humano sino que expone magistralmente la doctrina del Evangelio. Forma con la palabra y el ejemplo el corazón de sus discípulas, en el amor a la Eucaristía y en los valores cristianos. En un momento de su trayectoria como maestra, se siente llamada a realizar lo que ella llamaba "la Obra de los indios": En 1907 estando en la población de Marinilla, escribe: "me vi en Dios y como que me arropaba con su paternidad haciéndome madre, del modo más intenso, de los infieles. Me dolían como verdaderos hijos". Este fuego de amor la impulsa a un trabajo heroico al servicio de los indígenas de las selvas de América.

Busca recursos humanos, fomenta el celo misionero entre sus discípulas, escoge cinco compañeras a quienes prende el fuego apostólico de su propia alma. Aceptando de antemano los sacrificios, humillaciones, pruebas y contradicciones que se ven venir, acompañadas por su madre Doloritas Upegui, el grupo de "Misioneras catequistas de los indios" sale de Medellín hacia Dabeiba el 5 de Mayo de 1914. Parten hacia lo desconocido, para abrirse paso en la tupida selva. Van, no con la fuerza de las armas, sino con la debilidad femenina apoyada en el Crucifijo y sostenida por un gran amor a María la Madre y Maestra de esta Obra misionera. "Ella, la Señora Inmaculada me atrajo de tal modo, que ya me es imposible pensar siquiera en que no sea Ella como el centro de mi vida". La celda carmelitana, objeto de sus ansias en el tiempo de su juventud, le pareció demasiado fría ante aquellas selvas pobladas de seres humanos sumidos en la infidelidad, pero amados tiernamente por Dios. "Siento la suprema impotencia de mi nada y el supremo dolor de verte desconocido, como un peso que me agobia".

Comprende la dignidad humana y la vocación divina del indígena. Quiere insertarse en su cultura, vivir como ellos en pobreza, sencillez y humildad y de esta manera derribar el muro de discriminación racial que mantenían algunos líderes civiles y religiosos de su tiempo. La solidez de su virtud fue probada y purificada por la incomprensión y el desprecio de los que la rodeaban, por los prejuicios y las acusaciones de algunos prelados de la iglesia que no comprendieron en su momento, aquel estilo de ser "religiosas cabras", según su expresión, llevadas por el anhelo de extender la fe y el conocimiento de Dios hasta los más remotos e inaccesibles lugares, brindando una catequesis vivencial del Evangelio. Su Obra misionera rompió esquemas, para lanzar a la mujer como misionera en la vanguardia de la evangelización en América latina. El quemante "SITIO"- Tengo sed- de Cristo en la Cruz , la impulsa a saciar esta sed del crucificado :"¡Cuánta sed tengo! ¡Sed de saciar la vuestra Señor! Al comulgar nos hemos juntado dos sedientos: Vos de la gloria de vuestro Padre y yo de la de vuestro corazón Eucarístico! Vos de venir a mí, y yo de ir a Vos"

Mujer de avanzada, elige como celda la selva enmarañada y como sagrario la naturaleza andina, los bosques y cañadas, la exuberante vegetación en donde encuentra a Dios. Escribe a las Hermanas: "No tienen sagrario pero tienen naturaleza; aunque la presencia de Dios es distinta, en las dos partes está y el amor debe saber buscarlo y hallarlo en donde quiera que se encuentre."

Redacta para ellas las "Voces Místicas", inspirada en la contemplación de la naturaleza, y otros libros como el Directorio o guía de perfección, que ayudan a las Hermanas a vivir en armonía entre la vida apostólica y la contemplativa. Su Autobiografía es su obra cumbre, libro de confidencias íntimas, experiencia de sus angustias, desolaciones e ideales, vibraciones de su alma al contacto con la divinidad, vivencias de su lucha titánica por llevar a cabo su vocación misionera. Allí muestra su "pedagogía del amor", pedagogía acomodada a la mente del indígena, que le permite adentrarse en la cultura y el corazón del indio y del negro de nuestro continente.

La Madre Laura centra su Eclesiología en el amor y la obediencia a la Iglesia. Vive para la Iglesia a quien ama entrañablemente, y para extender sus fronteras no mide dificultades, sacrificios, humillaciones y calumnias.

Esta infatigable misionera, pasó nueve años en silla de ruedas sin dejar su apostolado de la palabra y de la pluma. Después de una larga y penosa agonía, murió en Medellín el 21 de octubre de 1949. A su muerte dejó extendida su Congregación de Misioneras en 90 casas distribuidas en tres países, con un número de 467 religiosas. En la actualidad las Misioneras trabajan en 19 países distribuidas en América, África y Europa.

Por todo lo que vivió hizo y significo la Madre Laura en su época y por todo lo que seguirá significando para la sociedad, la Congregación y la Iglesia, hoy la Congregación por ella fundada se llena de alegría al ver concretizado y culminado su proceso de Beatificación, abierto el 4 de julio de 1963, en la capilla de la Curia Arquidiocesana de Medellín, en el cual se nombró el tribunal eclesiástico para buscar diligentemente los escritos de la Sierva de Dios Laura Montoya Upegui, instruir el proceso informativo sobre su fama de santidad, virtudes en general y posibles milagros realizados por la Sierva de Dios. Hoy este proceso que duro cuarenta años ha llegado a su culminación, cuando el 25 de abril de 2004, SS.
Juan Pablo II la proclamara beata de la Iglesia.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Celina (Celia o Cilina) de Laon, Santa Madre de San Remigio, Octubre 21  

Celina (Celia o Cilina) de Laon, Santa

Madre de San Remigio de Reims

Martirologio Romano: En Laon, ciudad de la Galia, santa Cilina, madre de los santos obispos Principio de Soissons y Remigio de Reims (post 458).

Etimología: Celina = que viene del cielo, viene de la lengua latina


Lo mismo que Santa Silvia, madre del Papa Gregorio el Grande, y muchas otras madres de santos que también alcanzaron la santidad, Celina fue famosa a causa de su hijo, puesto que dio al mundo ese gran santo, Remigio o Remi, obispo de Reims.

De acuerdo con el pseudo Venancio Fortunato, Celina y su esposo pertenecían a la nobleza. En cierta ocasión, un monje llamado Montano, que tres veces consecutivas había recibido un aviso celestial en sueños, vaticinó a Celina que daría a luz un hijo que llegaría a ser un hombre de grandísimos méritos. A su debido tiempo, Remigio vino al mundo.

Hinemar de Reims complementó estos datos tan escasos en el siglo nueve: Celina y Emilio, su marido, habían tenido dos hijos: Principio, quien llegó a ser obispo de Soissons, y su hermano Emilio, quien a su vez tuvo un hijo, Lupo, sucesor de su tío Principio en la sede de Soissons, a la que gobernó hasta la muerte de Remigio (Duchesne, Fastes Episcopaux, vol. III, 1915, pp. 89-90).

Cuando el monje Montano anunció el nacimiento del niño, Celina quedó desconcertada, puesto que tanto ella como su marido ya eran entrados en años. Pero Montano, que era ciego, reiteró su profecía y aun agregó estas palabras: "Cuando hayas parido al niño cuyo nacimiento te anuncio, me frotarás los ojos con unas gotas de la leche de tus pechos y así recuperaré la vista". Fue el propio Remigio, a los pocos días de nacido, quien puso su manecita mojada con la leche del pecho de su madre, en los ojos de Montano, y éste obtuvo la gracia de volver a ver. Hinemar hace la advertencia de que, al nacer, Remigio quedó limpio de toda culpa por obra del Espíritu Santo. Había sido concebido "en la iniquidad, como todo hombre", pero contrariamente a lo que sucede en la condición humana, "su madre no lo parió en los delitos de la prevaricación, sino en la gracia de la remisión". Por esa razón, Remigio se asemejaba a San Juan Bautista (Luc. 1, 15) y a Isaac (Gen. XVII, .Nació en el país de Laon y se le impuso el nombre de Remigio porque estaba destinado a regir, a dirigir la nave de su Iglesia a merced de las olas tempestuosas y también sería el "Remedio" (otro significado de su nombre) tconra la justa cólera de Dios o bien contra la ferocidad de los paganos.

Luego de cursar breves estudios en los que destacó sobremanera, Remigio tuvo deseos de imitar el ejemplo del monje Montano, se retiró al convento y se separó para siempre de Celina. De acuerdo con uno de los párrafos del testamento de San Remigio, su madre había sido sepultada en Labrinacum (Lavergny), cerca de Laon, en el Aisne. La traslación de sus restos a Laon, según Molanus y Vermeulen, los editores del Martirologio de Usuardo (ed. Du Sollier, Anvers, 1714, p. 194) tuvo lugar un 5 de abril.

Actualmente, en la diócesis de Reims se conmemora a Santa Celina el 22 de octubre.

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Fuente: Achidiócesis de Madrid
Hilarión de Gaza, Santo Eremita, Octubre 21  

Hilarión de Gaza, Santo

Eremita

Martirologio Romano: En la isla de Chipre, san Hilarión, abad, que, siguiendo las huellas de san Antonio, primero llevó vida solitaria cerca de la ciudad de Gaza y después fue fundador y ejemplo de la vida eremítica en esta región (c. 371).

Etimología: Hilarión = Aquel que sonríe, viene de la lengua latina
.

Conocemos su vida por el testimonio de muy antiguos escritores, sobre todo por
San Jerónimo, en su Vita Patrum.

Nació en Tabatha, cerca de Gaza, en Palestina, de familia pagana y rica. Como había muchos bienes, fue a estudiar a Alejandría, emporio del saber humano del tiempo. Allí, entre la vida blanda pagana, el eclecticismo en las doctrinas, el lujo de los palacios, las diatribas en el foro y el bullicio de los mercados, conoció a los cristianos de la comunidad fundada por San Marcos, cuna del gran orador San Atanasio, su contemporáneo. Recibió el don de la fe y se bautizó, sin duda ayudado por la influencia y ejemplo de los buenos discípulos de Jesucristo.

Toma la fe recibida con todas las consecuencias. Esta es la diferencia entre los mediocres y los santos. Cuando oyó hablar del abad Antonio, lo busca en el delta del Nilo, en la Arcadia, convive un tiempo con él y se siente llamado por Dios a imitarle en la vida de oración, cabalgando con la soledad y la penitencia por amor a Jesucristo. Por eso, a su vuelta al hogar paterno, cuando sus padres han muerto y es dueño de una pingüe herencia, nada dificulta el arranque de su nuevo proyecto de vida.

Es la hora de "vender" lo que se tiene y de "darlo" a los pobres para tener un "tesoro en el cielo". Pobreza extrema en el retiro de Majuma, oración profunda, penitencia grande, ayunos, consejos a quien lo pide y servicio amplio al necesitado hasta el milagro.
Tiene deseos de huir del aura popular que lo rodea, ansía la soledad y la busca, embarcándose para Sicilia; pero allí también sus milagros le delatan.

El retorno a Alejandría es inútil porque la persecución de Juliano el Apóstata ha destruido, en el año 362, el monasterio de Majuma. Se traslada a Dalmacia donde se le une Hesiquio. Vivió sus últimos cinco años en Chipre entre paganos que no le facilitan en nada la existencia, pero le respetan por su virtud y por curar al jefe con un milagro. Sintiéndose morir, deja escrito al discípulo Hesiquio que le entrega sus bienes en herencia: el Evangelio, su túnica, su cogulla y un pequeño manto.
¿Se valora hoy la herencia de quien fue rico y es santo?

 

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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