JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 12, 8-12
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:          
          "Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente          ante los hombres,          el Hijo del hombre lo reconocerá abiertamente ante los ángeles          de Dios; pero si          uno me niega ante los hombres, también yo lo negaré ante los          ángeles de Dios.
          Quien hable mal del Hijo del hombre, se le podrá perdonar, pero          al que blasfeme          contra el Espíritu Santo no se le perdonará.
          Cuando los lleven a las sinagogas, ante los jueces y          autoridades, no se          preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir. Porque el          Espíritu Santo          les enseñará en aquel momento lo que convenga decir".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
sab          28a. Ordinario año impar
      Antífona de Entrada
      Escucha,              Señor, mi voz y mis clamores y ven en mi ayuda; no me              rechaces, ni me              abandones, Dios, salvador mío.
Oración            Colecta
      Dios nuestro, fuerza de            todos los que en ti confían,            ayúdanos con tu gracia, sin la cual nada puede nuestra humana            debilidad, para            que podamos serte fieles en la observancia de tus            mandamientos.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      Esperando              contra toda esperanza, Abrahán creyó
Lectura              de la carta del apóstol según Pablo a los Romanos 4,              13.16-18
Hermanos: La promesa que Dios            hizo a Abrahán y a sus descendientes, de que ellos heredarían            el mundo, no            dependía de la observancia de la ley, sino de la justificación            obtenida            mediante la fe.
            En esta forma, por medio de la fe, que es gratuita, queda            asegurada la promesa            para todos sus descendientes, no sólo para aquellos que            cumplen la ley, sino            también para todos los que tienen la fe de Abrahán. Entonces,            él es padre de            todos nosotros, como dice la Escritura: Te he constituido            padre de todos los            pueblos.
            Así pues, Abrahán es nuestro padre delante de aquel Dios en            quien creyó y que            da la vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas            que todavía no            existen. El, esperando contra toda esperanza, creyó que habría            de ser padre de            muchos pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido: Así            de numerosa será            tu descendencia.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Del              salmo 104
El              Señor nunca olvida sus promesas.
Descendientes            de Abrahán, su servidor, estirpe de Jacob, su predilecto,            escuchen: el Señor es            nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos.
            El Señor nunca olvida sus promesas.
Ni            aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de            sus promesas, de            la alianza pactada con Abrahán, del juramento a Isaac, que un            día le hiciera.
            El Señor nunca olvida sus promesas.
Se            acordó de la palabra sagrada que había dada a su siervo,            Abrahán, y sacó a su            pueblo con alegría, a sus escogidos con gritos de triunfo.
            El Señor nunca olvida sus promesas.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            El espíritu de verdad dará testimonio de mí,m dice el Señor, y            también ustedes            serán mis testigos.
            Aleluya.
Evangelio
      El Espíritu Santo les              enseñará lo que convenga decir
† Lectura del santo              Evangelio según san Lucas 12, 8-12
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a            sus discípulos: 
            "Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente            ante los            hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá abiertamente ante            los ángeles de            Dios; pero si uno me niega ante los hombres, también yo lo            negaré ante los            ángeles de Dios.
            Quien hable mal del Hijo del hombre, se le podrá perdonar,            pero al que blasfeme            contra el Espíritu Santo no se le perdonará.
            Cuando los lleven a las sinagogas, ante los jueces y            autoridades, no se            preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir. Porque            el Espíritu Santo            les enseñará en aquel momento lo que convenga decir".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Dios nuestro, que en estos            dones que te presentamos has otorgado al hombre el pan que lo            alimenta y el sacramento            que la nueva vida, haz que nunca llegue a faltarnos este            sustento del cuerpo y            del espíritu.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      La gloria de Dios es el              hombre viviente.
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre            y en todo lugar,            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
            Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu            presencia, pero            sobre todo
            has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu            imagen. Tú lo            llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de            la creación y le            das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en            Cristo, el            hombre nuevo.
            Por eso,
            unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el            himno de tu            alabanza:
Antífona de la Comunión
      Una              sola cosa he pedido al Señor y es lo único que busco:              habitar en su casa todos              los días de mi vida.
Oración después de la comunión
      Que            nuestra participación en este sacramento signo de la unión de            los fieles en ti,            contribuya, Señor, a la unidad de tu Iglesia.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
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Dia          19/10-1 Santos Juan de          Breveuf e Isaac Jogues (Presbíteros, y compañeros mártires,          rojo)
      Antífona          de Entrada
      El Señor es el que salva a los justos; él            es su fortaleza en la            tribulación.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Que el triunfo de tus mártires, Señor, nos llene de fraternal          alegría,          fortalezca nuestra fe y nos haga experimentar su valiosa          intercesión.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Llevamos la muerte de Jesús en nuestro            cuerpo
Lectura de la segunda carta del apóstol            san Pablo a los Corintios
            4, 7-15
Hermanos: Llevamos un tesoro en vasijas de          barro, para que se vea que          esta fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros          mismos. Por          eso sufrimos toda clase de pruebas, pero no nos angustiamos. Nos          abruman las          preocupaciones, pero no nos desesperamos. Nos vemos perseguidos,          pero no          desamparados; derribados, pero no vencidos.
          Llevamos siempre y por todas partes la muerte de Jesús en          nuestro cuerpo, para          que en este mismo cuerpo se manifieste también la vida de Jesús.          Nuestra vida          es un continuo estar expuestos a la muerte por causa de Jesús,          para que también          la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De modo          que la muerte          actúa en nosotros, y en ustedes, la vida.
          Y como poseemos el mismo espíritu de fe que se expresa en aquel          texto de la          Escritura: "Creo, por eso hablo", también nosotros creemos y por          eso          hablamos, sabiendo que aquel que resucitó a Jesús nos resucitará          también a          nosotros con Jesús y nos colocará a su lado con ustedes. Y todo          esto es para          bien de ustedes, de manera que, al extenderse la gracia a más y          más personas,          se multiplique la acción de gracias para gloria de Dios.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo 125
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos            que siembran con dolor.
Cuando el Señor nos hizo volver del          cautiverio, creíamos soñar: entonces          no cesaba de reír nuestra boca, ni se cansaba entonces la lengua          de cantar.
          Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con            dolor.
Aun los mismos paganos con asombro decían:          "Grandes cosas ha hecho          por ellos el Señor". Y estábamos alegres, pues ha hecho cosas          grandes por          su pueblo el Señor.
          Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con            dolor.
Como cambian los ríos la suerte del          desierto, cambia también ahora,          nuestra suerte, Señor, y entre gritos de júbilo, cosecharán          aquellos que          siembran con dolor.
          Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con            dolor.
Al ir, iban llorando, cargando su semilla;          al regresar, cantando vendrán          con sus gavillas.
          Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con            dolor.
Aclamación          antes del          Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Vayan y enseñen a todas las naciones, dice el Señor, y sepan que          yo estaré con          ustedes todos los días hasta el fin del mundo.
          Aleluya.
Evangelio
      Vayan y enseñen a todas las naciones
† Lectura del santo Evangelio según san            Mateo
            28, 16-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los once discípulos se          fueron a Galilea y subieron al          monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se          postraron, aunque          algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les          dijo:
          "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan,          pues, y          enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del          Padre y del Hijo y          del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les          he mandado; y          sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del          mundo".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús
Oración          sobre las Ofrendas
      Oremos:
          Recibe, Señor, la ofrenda de tu pueblo en honor de tus santos          mártires santos          Juan e Isaac; y ya que la Eucaristía les dio fortaleza en las          persecuciones, a          nosotros nos dé entereza en las adversidades.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Testimonio y ejemplo de los mártires
En verdad es justo y necesario, es nuestro          deber y salvación, darte          gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios          todopoderoso y          eterno, por Cristo, Señor nuestro.
          Porque la sangre de los gloriosos mártires, Juan de Breveuf e          Isaac Jogues,          derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti,          manifiesta tu          admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al          hombre débil          robustece para que sea testigo tuyo.
          Por eso,
          como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la          tierra te aclamamos          diciendo sin cesar:
Antífona          de la Comunión
      El que perdiere su vida por mí y por el            Evangelio, la salvará, dice el            Señor.
Oración          después de la          Comunión
      Oremos:
          Conserva en nosotros, Señor, el don que hemos recibido en la          festividad de tus          mártires Juan de Breveuf e Isaac Jogues, y concédenos que sea          para nosotros          fuente de salvación y de paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
Día          19/10-2 San Pedro de          Alcántara, (Presbítero, blanco)
      Antífona          de Entrada
      Cuando estuve entre ustedes, nunca me            precié de otra cosa que de conocer            a Jesucristo crucificado.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Señor y Dios nuestro, que la intercesión y el ejemplo de san San          Pedro de          Alcántara, que tuvo un amor tan intenso por Cristo crucificado,          nos alcancen la          gracia de abrazar con valor nuestra cruz de cada día.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Quiso Dios salvar a los creyentes mediante            la predicación de la locura            del Evangelio
Lectura de la primera carta del apóstol            san Pablo a los Corintios
            1, 17-25
Hermanos: No me envió Cristo a bautizar,          sino a predicar el Evangelio, y          eso, no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la          cruz de Cristo. En          efecto, la predicación de la cruz es una locura para los que van          por el camino          de la perdición; en cambio, para los que van por el camino de la          salvación,          para nosotros, es fuerza de Dios. Por eso dice la Escritura:          "Anularé la          sabiduría de los sabios e inutilizaré la inteligencia de los          inteligentes".
          ¿Acaso hay entre ustedes algún sabio, algún erudito, algún          filósofo? ¿Acaso no          ha demostrado Dios que tiene por locura la sabiduría de este          mundo? En efecto,          puesto que mediante su propia sabiduría, el mundo no reconoció a          Dios en las          obras de su divina sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes          mediante la          predicación de la locura del Evangelio.
          Por su parte, los judíos exigen señales milagrosas y los paganos          piden          sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que es          escándalo para          los judíos y locura para los paganos; en cambio, para los          llamados, sean judíos          o paganos, Cristo es la fuerza y la sabiduría de Dios. Porque la          locura de Dios          es más sabia que la sabiduría de los hombres y la debilidad de          Dios es más          fuerte que la fuerza de los hombres.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo 116
Vayan por todo el mundo y prediquen el            Evangelio.
Que alaben al Señor todos los pueblos, que          todas las naciones lo          festejen.
          Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Porque grande es su amor hacia nosotros y su          fidelidad dura por siempre.
          Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Aclamación          antes del          Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Dichosos los que tiene hambre y sed de justicia, porque serán          saciados.
          Aleluya.
Evangelio
      El que pierda su vida por mí, la            encontrará
† Lectura del santo Evangelio según san            Mateo
            16, 24-27
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus          discípulos:
          "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome          su cruz y          me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el          que pierda su          vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el          mundo entero, si          pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
          Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su          Padre, en          compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que          merecen sus          obras".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración          sobre las Ofrendas
      Acepta, Señor, los dones          que te presentamos en la          festividad de san San Pedro de Alcántara y haz que pongamos en          práctica el amor          abnegado que celebramos en esta Eucaristía.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Los santos pastores siguen presentes en la            Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro          deber y salvación, darte          gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios          todopoderoso y          eterno, por Cristo, Señor nuestro.
          Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad          de san San Pedro          de Alcántara, para animarnos con el ejemplo de su vida,          instruirnos con su          palabra y protegernos con su intercesión.
          Por eso,
          con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza          diciendo sin          cesar:
Antífona          de la Comunión
      Nosotros predicamos a Jesucristo            crucificado; él es poder y sabiduría de            Dios.
Oración          después de la          Comunión
      Oremos:
          Señor, tú que ayudaste a san San Pedro de Alcántara ha vivir el          misterio de la          pasión de tu Hijo, concédenos que este sacrificio que hemos          celebrado, nos          impulse a seguir con fidelidad a Cristo y a trabajar en la          Iglesia por la          salvación de todos los hombres.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
Día          19/10-3 San Pablo de la          Cruz, (presbítero blanco)
      Antífona          de Entrada
      Cuando estuve entre ustedes, nunca me            precié de otra cosa que de conocer            a Jesucristo crucificado.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Señor y Dios nuestro, que la intercesión y el ejemplo de san          Pablo de la Cruz,          que tuvo un amor tan intenso por Cristo crucificado, nos          alcancen la gracia de          abrazar con valor nuestra cruz de cada día.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Quiso Dios salvar a los creyentes mediante            la predicación de la locura            del Evangelio
Lectura de la primera carta del apóstol            san Pablo a los Corintios
            1, 17-25
Hermanos: No me envió Cristo a bautizar,          sino a predicar el Evangelio, y          eso, no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la          cruz de Cristo. En          efecto, la predicación de la cruz es una locura para los que van          por el camino          de la perdición; en cambio, para los que van por el camino de la          salvación,          para nosotros, es fuerza de Dios. Por eso dice la Escritura:          "Anularé la          sabiduría de los sabios e inutilizaré la inteligencia de los          inteligentes".
          ¿Acaso hay entre ustedes algún sabio, algún erudito, algún          filósofo? ¿Acaso no          ha demostrado Dios que tiene por locura la sabiduría de este          mundo? En efecto,          puesto que mediante su propia sabiduría, el mundo no reconoció a          Dios en las          obras de su divina sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes          mediante la          predicación de la locura del Evangelio.
          Por su parte, los judíos exigen señales milagrosas y los paganos          piden          sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que es          escándalo para          los judíos y locura para los paganos; en cambio, para los          llamados, sean judíos          o paganos, Cristo es la fuerza y la sabiduría de Dios. Porque la          locura de Dios          es más sabia que la sabiduría de los hombres y la debilidad de          Dios es más          fuerte que la fuerza de los hombres.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo 116
Vayan por todo el mundo y prediquen el            Evangelio.
Que alaben al Señor todos los pueblos, que          todas las naciones lo          festejen.
          Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Porque grande es su amor hacia nosotros y su          fidelidad dura por siempre.
          Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Aclamación          antes del          Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Dichosos los que tiene hambre y sed de justicia, porque serán          saciados.
          Aleluya.
Evangelio
      El que pierda su vida por mí, la            encontrará
† Lectura del santo Evangelio según san            Mateo
            16, 24-27
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus          discípulos:
          "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome          su cruz y          me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el          que pierda su          vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el          mundo entero, si          pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
          Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su          Padre, en          compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que          merecen sus          obras".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración          sobre las Ofrendas
      Acepta, Señor, los dones          que te presentamos en la          festividad de san Pablo de la Cruz y haz que pongamos en          práctica el amor          abnegado que celebramos en esta Eucaristía.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Los santos pastores siguen presentes en la            Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro          deber y salvación, darte          gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios          todopoderoso y          eterno, por Cristo, Señor nuestro.
          Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad          de san Pablo de          la Cruz, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos          con su palabra y          protegernos con su intercesión.
          Por eso,
          con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza          diciendo sin          cesar:
Antífona          de la Comunión
      Nosotros predicamos a Jesucristo            crucificado; él es poder y sabiduría de            Dios.
Oración          después de la          Comunión
      Oremos:
          Señor, tú que ayudaste a san Pablo de la Cruz ha vivir el          misterio de la pasión          de tu Hijo, concédenos que este sacrificio que hemos celebrado,          nos impulse a          seguir con fidelidad a Cristo y a trabajar en la Iglesia por la          salvación de          todos los hombres.
        Por          Jesucristo,          nuestro Señor.
          Amén
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† Meditación diaria
28ª semana. Sábado
EL PECADO CONTRA EL          ESPÍRITU SANTO
— Abiertos a la          misericordia divina.
— La pérdida del          "sentido del pecado".
— Junto a Cristo          entendemos qué es verdaderamente el pecado. Delicadeza de          conciencia.
I. San Lucas recoge          en el Evangelio de la Misa de hoy una fuerte sentencia de Jesús:          Todo el que            diga una palabra contra el Hijo del Hombre, será perdonado;            pero el que            blasfeme contra el Espíritu Santo, no será perdonado1.          San          Marcos añade que esta blasfemia no tendrá perdón jamás; el que          la cometa será          reo de castigo eterno2.
San Mateo sitúa esta          sentencia en un contexto que explica mejor las palabras del          Señor3.          Relata este Evangelista que la multitud, asombrada ante tantas          maravillas, se          preguntaba: ¿No será este el Hijo de David?4.          Pero los fariseos,          ante tantos prodigios que no pueden negar, no quieren rendir sus          inteligencias          ante esos hechos que todo el mundo conoce; no encuentran otra          salida que          atribuir al mismo demonio la acción divina de Jesús. Es tal la          dureza de su          corazón que, con tal de no ceder, están dispuestos a tergiversar          radicalmente          lo que resulta evidente para todos. Por eso murmuraban: Este            no expulsa los            demonios sino por Beelzebul, príncipe de los demonios. En          esa cerrazón a la          gracia y tergiversación de los hechos sobrenaturales consiste la          blasfemia          imperdonable contra el Espíritu Santo: en excluir la misma          fuente del perdón5.          Todo pecado, por grande que sea, puede ser perdonado, porque la          misericordia de          Dios es infinita; pero para que se otorgue ese perdón divino es          necesario          reconocer el pecado y creer en el perdón y en la misericordia          del Señor,          cercano siempre a nuestra vida. La cerrazón de aquellos fariseos          impedía que la          poderosa acción divina llegara hasta ellos.
Jesús llama a esta          actitud pecado contra el Espíritu Santo. Y es          imperdonable, no tanto por          su gravedad y malicia, sino por la disposición interna de la          voluntad, que          anula toda posibilidad para el arrepentimiento. El que peca así,          se sitúa, él          mismo, fuera del perdón divino.
El Papa Juan Pablo II          nos advierte de la extrema gravedad de esta actitud ante la          gracia, que lleva          consigo una deformación de la conciencia, pues "la blasfemia          contra el Espíritu          Santo es el pecado cometido por el hombre que reivindica un          pretendido "derecho          a perseverar en el mal" –en cualquier pecado– y rechaza la          Redención. El hombre          encerrado en el pecado, haciendo imposible por su parte la          conversión y, por          consiguiente, también la remisión de sus pecados, que considera          no esencial o          sin importancia para su vida"6.
Nosotros le pedirnos          hoy al Señor una radical sinceridad y una verdadera humildad          para reconocer          nuestras faltas y pecados, también los veniales, que no nos          acostumbremos a          ellos, que seamos rápidos en acudir a Él y que nos perdone y          deje nuestro          corazón sensible a la acción del Espíritu Santo. Y a Nuestra          Señora le pedimos          el santo temor de Dios para no perder nunca el sentido          del pecado, y la          conciencia de los propios errores y flaquezas. "Cuando tenemos          turbia la vista,          cuando los ojos pierden claridad, necesitamos ir a la luz. Y          Jesucristo nos ha          dicho que Él es la Luz del mundo y que ha venido a curar a los          enfermos"7.
II. Jesucristo nos          dio a conocer plenamente al Espíritu Santo como una Persona          distinta del Padre          y del Hijo, como el Amor personal dentro de la Trinidad          Beatísima, que es la          fuente y modelo de todo amor creado8.
En todas las acciones          de Jesús está presente el Espíritu, pero será en la Última Cena          cuando el Señor          hable de Él con más claridad, como de una Persona distinta del          Padre y del          Hijo, y muy cercano a la Redención del mundo. Jesús se refiere a          Él como a un paráclito          o consejero, esto es, un abogado y confortador. La          palabra paráclito          era usada en el mundo profano griego para referirse a una          persona llamada a          asistir o a hablar por otra, especialmente en los procesos          legales. El Espíritu          Santo tiene por eso una particular misión en lo que se refiere          al juicio de la          propia conciencia y a ese otro juicio tan especial de la          Confesión, en          el que el reo sale absuelto para siempre de sus culpas y lleno          de una riqueza          nueva.
La misericordia          divina, que se ejerce por esta acción misteriosa y salvífica del          Espíritu          Santo, "encuentra en el hombre que se halla en esta condición          (de falta de          apertura a la acción de la gracia) una resistencia interior,          como una          impermeabilidad de la conciencia, un estado de ánimo que podría          decirse          consolidado en razón de una libre elección: es lo que la Sagrada          Escritura          suele llamar dureza de corazón (cfr. Sal 81, 13;          Jer 7,          24; Mc 3, 5). En nuestro tiempo a esta actitud de mente          y corazón          corresponde quizá la pérdida del sentido del pecado"9.
Lo contrario a la          dureza de corazón es la delicadeza de conciencia, que tiene el          alma cuando          aborrece todo pecado, incluso venial, y procura ser dócil a las          inspiraciones y          gracias del Espíritu Santo, que son incontables a lo largo del          día. "Cuando uno          tiene sano el olfato del alma –hacía notar San Agustín–, al          instante percibe el          mal olor de los pecados"10. ¿Somos sensibles nosotros          a las ofensas          que se hacen a Dios? ¿Reaccionamos con prontitud ante nuestras          faltas y          pecados?
III. En muchos          hombres se va perdiendo el sentido del pecado, y,          consiguientemente, el sentido          de Dios. No es raro que en el cine, en la televisión, en          comentarios de prensa          se enjuicien ideas y hechos contrarios a la ley de Dios como          asuntos normales,          que a veces se deploran por sus consecuencias dañinas para la          sociedad y para          el individuo, pero sin referencia alguna al Creador. En otras          ocasiones, se          exponen estos hechos como sucesos que atraen la curiosidad          pública, pero sin          darles una mayor trascendencia: infidelidades matrimoniales,          hechos escandalosos,          difamaciones, faltas contra el honor, divorcios, estafas,          prevaricaciones,          cohechos... No faltan quienes, aun llamándose cristianos, se          recrean en esas          situaciones, las consideran con detenimiento, entrevistan a sus          protagonistas...          y parece como si no se atrevieran a llamarlas por su nombre. En          todo caso, se          suele olvidar lo más importante: la relación con Dios, que es lo          que da el          verdadero sentido a lo humano. Se juzga con criterios muy          alejados del sentir          de Dios, como si Él no existiera o no contara en los asuntos de          la vida. Es un          ambiente pagano generalizado, parecido al que encontraron los          primeros          cristianos, y que hemos de cambiar, como ellos hicieron.
En nuestra propia          vida sentiremos el peso de nuestros pecados solo cuando          consideremos esas          faltas, ante todo, como ofensas a Dios, que nos separan de Él y          nos vuelven          torpes y sordos para oír al Paráclito, al Espíritu Santo, en el          alma. Cuando          las propias debilidades no se relacionan con el Señor, ocurre lo          que ya hacía          notar San Agustín: hay –afirma el Santo– quienes, al cometer          cierta clase de          pecados, se imaginan no pecar, porque dicen que no hacen mal a          nadie11.          ¡Qué gracia tan grande, por el contrario, sentir el peso de          nuestras faltas,          que nos llevará a hacer actos reiterados de contrición y a          desear ardientemente          la Confesión frecuente, donde el alma se purifica y se dispone          para estar cerca          de Dios! "Si no andáis encorvado y entristecido por el pecado,          no le habéis          conocido (el mal cometido) –enseña San Juan de Ávila–. Pesa el          pecado: sicut            onus grave gravatae sunt super me (Sal 37, 5). Más          pesa el pecado          que yo... ¿Qué cosa es el pecado? Una deuda insoluble, una carga          insoportable          que ni quintales pesan tanto"12. Y más adelante dice          el Santo: "No          hay carga tan pesada, ¿por qué no la sentimos? Porque no hemos          sentido la          bondad de Dios"13. San Pedro descubrió en la pesca          milagrosa la          divinidad de Cristo y su propia poquedad. Por eso se echó a            los pies de            Jesús y le dijo: Apártate de mí, Señor, que soy un pobre            pecador14.          Pedía al Señor que se apartara, porque le parecía que, con la          oscuridad de sus          flaquezas, no podría soportar su radiante luz. Y mientras sus          palabras          declaraban su indignidad, los ojos y toda su actitud rogaban a          Jesús fervientemente          que lo tomaran con Él para siempre.
La suciedad de los          pecados necesita un término de referencia, y este es la santidad          de Dios. El          cristiano solo percibe el desamor cuando considera el amor de          Cristo. De otro          modo justificará fácilmente todas sus debilidades. Pedro, que          ama a Jesús          profundamente, sabrá arrepentirse de sus negaciones,          precisamente con un acto          de amor, que quizá nosotros también hemos empleado muchas veces:          Domine -le          dirá aquella mañana después de la segunda pesca milagrosa-, tu            omnia nosti,            tu scis quia amo te15. Señor, Tú sabes todas          las cosas, Tú sabes          que te amo. Así acudiremos al Señor con un acto de amor, cuando          no hayamos          correspondido al suyo. La contrición da al alma una gran          fortaleza, devuelve la          esperanza y proporciona una particular delicadeza para oír y          entender a Dios.
Pidamos con frecuencia          a Nuestra Madre Santa María, que tan dócil fue a las mociones          del Espíritu          Santo, que nos enseñe a tener una conciencia muy delicada, que          no nos          acostumbremos al peso del pecado y que sepamos reaccionar con          prontitud ante el          más pequeño pecado venial deliberado.
1 Lc 12, 10. — 2          Cfr. Mc 3, 29. — 3 Cfr. Mt 12, 32. — 4          Mt          12, 13. — 5 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica,          2-2, q. 14, a. 3. —          6 Juan Pablo II, Enc. Dominum et vivificantem,          18-V-1986, 46. — 7          San Josemaría Escrivá, Forja, n. 158. — 8 Cfr.          Conc. Vat. II,          Const. Gaudium el spes, 24. — 9 Juan Pablo II, loc.            cit.,          47. — 10 San Agustín, Comentarios a los Salmos,          37, 9. — 11          Cfr. ídem, Sermón 278, 7. — 12 San Juan de          Ávila, Sermón 25,            para el Domingo 21 después de Pentecostés, en Obras            completas, vol.          II, p. 354. — 13 Ibídem, p. 355. — 14          Cfr. Lc 5,          8-9. — 15 Jn 21, 17.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Isaac Jogues, Santo Mártir          Jesuita, 19 de octubre   
              
 Sacerdote y Mártir              Etimológicamente significa "aquél a quien                    Dios sonríe". Viene de la lengua hebrea.  |           
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Mártires de Canadá          Mártires en Cánada, Octubre 19   
              
 Los Mártires de                  Canadá              Martirologio Romano: Santos mártires Juan de Brébeuf e                      Isaac Jogues, presbíteros, y compañeros de la                      Compañía de Jesús, en el día en que san Juan de la                      Lande, religioso, fue asesinado por los paganos en                      el lugar llamado Ossernenon, entonces en territorio                      del Canadá (hoy Auriesville, estado de Nueva York),                      el mismo lugar donde algunos años antes había                      conseguido la corona del martirio san Renato Goupil.                      Son venerados conjuntamente sus santos compañeros                      Gabriel Lalemant, Antonio Daniel, Carlos Garnier y                      Natal Chabanel, que en la región canadiense, en días                      distintos, después de fatigar en la misión del                      pueblo de los hurones para anunciar el evangelio de                      Cristo a aquellos pueblos, terminaron muriendo                      mártires (1642-1649).  |           
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Autor: Pedro de Alcántara            Martínez, o.f.m. |            Fuente: Franciscanos.org          
        Pedro de Alcántara,            Santo          Penitente, Octubre 18   
              
 Penitente              Martirologio Romano: En la villa de                        Arenas, en la región española de Castilla, san                        Pedro de Alcántara, presbítero de la Orden de los                        Hermanos Menores, que adornado con el don de                        consejo y de vida penitente y austera, reformó la                        disciplina regular en los conventos de la Orden en                        España, siendo consejero de santa Teresa de Jesús                        en su obra reformadora de la Orden de los                        Carmelitas (1562).  |           
              San Pablo de la Cruz             |                            Que San Pablo de la Cruz nos obtenga del                  cielo la gracia de meditar con frecuencia en la Pasión y                  Muerte de Jesús y así amar mucho y siempre más a nuestro                  amable Redentor.  |           
San          Pablo de la Cruz es el fundador          de los Padres Pasionistas, nació en Génova (Italia) en 1684.
Cuando          era niño, cada vez que le          llegaba algún sufrimiento especial, la mamá le mostraba un          crucifijo y le recordaba          que Jesús ofreció sus sufrimientos por nosotros, y que también          nosotros debemos          ofrecer por Él lo que sufrimos. Así lo fue entusiasmando por la          Pasión de          Cristo.
Su          padre le leía de vez en cuando          el libro de vidas de Santos, y esto lo animaba mucho a ser          mejor. Aquel buen          hombre avisaba también continuamente a su hijo acerca de lo          peligroso y dañino          que es juntarse con malas compañías. Así lo libró de muchos          males y peligros.
A los          15 años oyó un emocionante          sermón acerca de esta frase de Jesús: "Si no se convierten y no          hacen penitencia,          todos perecerán". En esa fecha hizo una confesión general de          toda su vida          y desde aquel día empezó a dormir en el duro suelo, a ayunar, a          dedicar varias          horas de la noche a rezar y a leer libros piadosos. Luego          organizó con algunos          de sus compañeros una asociación de jóvenes para ayudar a los          demás con sus          palabras y buenos ejemplos a ser mejores. Varios de esos          muchachos se hicieron          religiosos después.
Se          alistó en el ejército del Sumo          Pontífice para defender la religión, pero después de un año se          dio cuenta que          no tenía vocación para militar. Luego rechazó unos negocios muy          prometedores          que le ofrecían y un matrimonio muy brillante que se le          presentaba. Se quedó          por varios años en la casa de sus padres dedicado a la oración,          a la meditación          y a practicar la caridad hacia los pobres.
En 1720          vio que en sueños le          mostraban una sotana negra con un corazón y una cruz blanca y el          nombre de Jesús.          Era como un aviso del hábito o distintivo que debería dar a sus          religiosos.          Después en una visión oyó a la Sma. Virgen que le aconsejaba          fundar una          comunidad que se dedicara a amar y hacer amar la Santísima          Pasión de          Jesucristo. Pablo presentó estos mensajes por escrito al Sr.          Obispo y a su          director espiritual. Ambos, conociendo la vida heroica de virtud          y oración que          el joven había llevado desde niño, reconocieron que se trataba          realmente de una          vocación señalada por Dios. Y el Sr. Obispo le dio a Pablo la          sotana negra con          el corazón blanco y la cruz sobre el pecho.
Pablo          se retiró durante 40 días a          redactar los Reglamentos de la nueva comunidad, en una húmeda          habitación junto          a una sacristía, donde vivió todo ese tiempo a pan y agua y          durmiendo por la          noche en un lecho de paja. Esos Reglamentos son los que han          seguido siempre sus          religiosos. Luego se dedicó a ayudar a los sacerdotes a dar          clases de          catecismo, y a predicar misiones populares con gran éxito.
Los          primeros candidatos que se          presentaron pidiendo ser admitidos en la nueva Congregación,          encontraron          demasiado duro el Reglamento y se retiraron. Mientras tanto San          Pablo de la          Cruz y un compañero suyo viajaban por los pueblos predicando          misiones y          obteniendo muchas conversiones.
El Papa          Benedicto XIV aprobó los          Reglamento, pero suavizándolos un poco, y entonces empezaron a          llegar novicios,          y pronto tuvo ya tres casas de religiosos pasionistas.
En          todas las ciudades y pueblos a          donde llegaba predicaba acerca de la Pasión y Muerte de          Jesucristo. A veces se          presentaba con una corona de espinas en la cabeza. Siempre          llevaba en la mano          una cruz, y con los brazos extendidos, el santo hablaba de los          sufrimientos de          Nuestro Señor, en forma que conmovía aun a los más duros e          indiferentes. A          veces, cuando el público no demostraba conversión, se azotaba          violentamente          delante de todos, por los pecados del pueblo, de modo que hacía          llorar hasta a          los soldados y a los bandoleros.
Un          oficial que asistió a algunos de          sus sermones decía: "Yo he estado en muchas batallas, sin sentir          el mínimo          miedo al oír el estallido de los cañones. Pero cuando este padre          predica me          hace temblar de pies a cabeza". Es que Dios le había dado la          eficacia de          la palabra y el Espíritu Santo le concedía la gracia de conmover          los corazones.
En los          sermones era duro e          intransigente para no dejar que los pecadores vivieran en paz          con sus vicios y          pecados, pero luego en la confesión era compresivo y amable,          invitándolos a          hacer buenos propósitos, animándolos a cambiar de vida, y          aconsejándoles medios          prácticos para perseverar siendo buenos cristianos, y portándose          bien.
Dios          colmó a San Pablo de la Cruz          con dones extraordinarios. A muchas personas les anunció cosas          que les iban a          suceder en el futuro. Curó a innumerables enfermos. Estando a          grandes distancias,          de pronto se aparecía a alguno para darle algún aviso de          importancia, y          desaparecía inmediatamente. Rechazaba toda muestra de veneración          que quisieran          darle, pero las gentes se apretujaban junto a él y hasta le          quitaban pedacitos          de su sotana para llevarlos como reliquias y recuerdos.
Con su          hermano Juan Bautista          trabajaron siempre juntos predicando misiones, enseñando          catecismo y atendiendo          pobres. Como ambos eran sacerdotes, se confesaban el uno con el          otro y se          corregían en todo lo necesario. Solamente una vez tuvieron un          pequeño disgusto          y fue cuando un día Juan Bautista se atrevió a decirle a Pablo          que lo          consideraba un hombre verdaderamente virtuoso. El santo se          disgustó y le          prohibió hablarle por tres días. Al tercer día Juan Bautista le          pidió perdón de          rodillas y siguieron siendo buenos amigos como antes.
En 1771          fundó la comunidad de          Hermanas Pasionistas que se dedican también a amar y hacer amar          la Pasión y          Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
En 1772          sintiéndose muy enfermo          mandó pedir al Papa su bendición para morir en paz. Pero el Sumo          Pontífice le          respondió que la Iglesia necesitaba que viviera unos años más.          Entonces se          mejoró y vivió otros tres años.
Su          muerte ocurrió el 18 de octubre          de 1775 cuando tenía ochenta años. Antes de cien años (1867) fue          declarado          santo.
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Antonio Daniel, Santo          Mártir, 19 Octubre   
              
 Nacido a Dieppe,                  en Normanía, el 27 de mayo de 1601.  |           
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Felipe Howard, Santo          Biografía, 19 de octubre   
              
 Octubre 19  Etimológicamente significa "amante                  de los caballos". Viene de la lengua griega.  |           
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Inés de Jesús de Langeac,            Beata Religiosa Dominica, 19          Octubre   
              
 Hoy se está                  celebrando la fiesta de la Beata Inés de Jesús Galand,                  monja del Monasterio de Langeac, Francia.   |           
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Laura de Córdoba, Santa          Mártir, 19 Octubre   
              
 Máritir Del latín Lurus = Laurel.                  significando también "triunfo"  |           
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Fuente:            ar.geocities.com/misa_tridentina01 
        Frideswide, Santa          Abadesa, 19 de octubre   
              
 Patrona de Oxford              Martirologio Romano: En Oxford, en Inglaterra, santa                      Frideswide, virgen, que, siendo de estirpe regia,                      fue elegida abadesa de un monasterio doble de monjes                      y de monjas (735). Santa Frideswide es la patrona de Oxford.                    Guillermo de Malmesbury nos dejó la reseña más                    sencilla de la leyenda de la santa en un escrito                    anterior al año 1125. Frideswide, una vez que se vio                    libre de las solicitudes de un reyezuelo, fundó en                    Oxford un monasterio y pasó ahí el resto de su vida.                    Según la forma más compleja de la leyenda, Frideswide                    era hija del cortesano Didán y de su esposa Safrida.                    La educación de la niña fue confiada a una dama                    llamada Algiva. Cuando Frideswide leyó que "todo lo                    que no es Dios es nada" se sintió llamada a la vida                    religiosa. Pero el príncipe Algar, prendado de su                    belleza, trató de raptarla. Entonces, la joven huyó                    con dos compañeras por el río Isis y se ocultó durante                    tres años en la cueva que servía de guarida a un                    jabalí. Como continuase la persecución de Algar,                    Frideswide invocó la ayuda de Santa Catalina y Santa                    Cecilia, con el resultado de que el pretendiente quedó                    ciego hasta que prometió dejar en paz a la doncella.                    Según la leyenda, esa era la razón por la que los                    reyes de Inglaterra, hasta Enrique II, no iban jamás a                    Oxford. Para poder consagrarse más plenamente a Dios                    en la soledad, Santa Frideswide construyó con sus                    manos una celda en el bosque de Thornbury (actualmente                    Binsey), donde se acercó al Reino de los Cielos                    mediante el fervor y la penitencia. Se cuenta que la                    santa hizo brotar la fuente de Binsey con sus                    oraciones y que los peregrinos solían acudir allá en                    la Edad Media. La muerte de Frideswide suele situarse                    en el año 735. Dios honró su sepulcro con numerosos                    milagros, de suerte que se convirtió en uno de los                    principales santuarios de Inglaterra.   |           
Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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