JMJ
Pax
†            Lectura del santo Evangelio            según san Lucas 6, 12-16
Gloria            a ti, Señor.
Por          aquellos días, Jesús se retiró          a la montaña a orar y se pasó la noche en oración con Dios.          Cuando se hizo de          día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les          dio el nombre          de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano          Andrés; Santiago,          Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, 
Santiago          el hijo de Alfeo, Simón,          llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas          Iscariote, que fue el          traidor.
Palabra          del Señor.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
San Simón y          San Judas, Apost (28 oct)
      Antífona de          Entrada
      Estos            santos varones han sido            escogidos por Dios en su infinito amor y han recibido de él la            gloria eterna.
Se          dice "Gloria".
Oración          Colecta
      Oremos:
Dios          nuestro, que nos has dado a          conocer a tu Hijo por intercesión de los santos apóstoles Simón          y Judas; haz          que nosotros amemos cada día más a Cristo, y que cada vez mayor          número de          pueblos lo conozcan. 
El,          que vive y reina contigo...
Amén.
Primera          Lectura
      Están            edificados sobre el cimiento            de los apóstoles
Lectura            de la carta del apóstol            san Pablo a los Efesios 2, 19-22
Hermanos:          Ya no son extranjeros ni          forasteros, sino conciudadanos del pueblo de Dios y miembros de          la familia de          Dios. Están edificados sobre el cimiento de los apóstoles y          profetas y el mismo          Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda          ensamblado y          se va levantando hasta formar un 
templo          consagrado al Señor. Por él          también ustedes se van integrando en la construcción, hasta          llegar a ser morada          de Dios, por el Espíritu.
Palabra          de Dios.
Te            alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Sal            18, 2-3.4-5
El            mensaje del Señor llega a toda            la tierra.
Los          cielos proclaman la gloria de          Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día          comunica su mensaje          al otro día y una noche se lo trasmite a la otra noche.
El            mensaje del Señor llega a toda            la tierra.
Sin          que pronuncien una palabra,          sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido y su          mensaje hasta el          fin del mundo.
El            mensaje del Señor llega a toda            la tierra.
Aclamación          Antes del Evangelio
      Aleluya,            aleluya.
Señor,          Dios eterno, alegres te          cantamos, a ti nuestra alabanza. A ti, Señor, te alaba el coro          celestial de los          apóstoles. 
Aleluya.
Evangelio
      Eligió            a doce de ellos y los            nombró apóstoles
†            Lectura del santo Evangelio            según san Lucas 6,            12-16
Gloria            a ti, Señor.
Por          aquellos días, Jesús se retiró          a la montaña a orar y se pasó la noche en oración con Dios.          Cuando se hizo de          día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les          dio el nombre          de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano          Andrés; Santiago,          Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, 
Santiago          el hijo de Alfeo, Simón,          llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas          Iscariote, que fue el          traidor.
Palabra          del Señor.
Gloria            a ti, Jesús Señor.
Oración de los          Fieles
      Celebrante:
Imploremos,          hermanos y hermanas,          la misericordia del Señor en este día en el que los          bienaventurados apóstoles          san Simón y san Judas, siguiendo el ejemplo de su Maestro,          derramaron su sangre          para dar testimonio de la verdad, y pidámosle por las          necesidades de todos los          seres humanos.
(Respondemos          a cada petición:          Señor, ten piedad).
Para          que la Iglesia, fiel a las          enseñanzas de los apóstoles san Simón y san Judas, sea, ante el          mundo,          sacramento visible de la presencia invisible de Dios, 
Señor,            ten piedad.
Para          que Dios transforme nuestro          mundo y haga surgir aquel cielo nuevo y aquella tierra nueva que          anunciaron los          apóstoles de Jesucristo, roguemos al Señor. 
Señor,            ten piedad.
Para          que la luz de la fe dé coraje          a los que sufren, y la esperanza en el reino anunciado por los          apóstoles          disminuya los sufrimientos de los que lloran, roguemos al Señor. 
Señor,            ten piedad.
Para          que a nosotros, reunidos hoy          para celebrar el martirio de san Simón y san Judas, nos conceda          docilidad hacia          los obispos de la Iglesia, que ocupan hoy el lugar de los          apóstoles, roguemos          al Señor. 
Señor,            ten piedad.
Celebrante:
Escucha,          Señor, la oración de tu          Iglesia y concede tu Espíritu en abundancia a los que has dado          la misión de extender          por todo el mundo la doctrina apostólica que ilumina y salva.
Por          Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre          las Ofrendas
      Acepta,          Señor, los dones que te          presentamos en la fiesta de tus santos apóstoles Simón y Judas;          y reaviva          nuestra fe para que podamos celebrar dignamente tu Eucaristía. 
Por          Jesucristo, Señor nuestro.
Amén.
Prefacio
      Los            apóstoles, pastores del pueblo            de Dios
En          verdad es justo y necesario, es          nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo          lugar, Señor, Padre          santo, Dios todopoderoso, Pastor eterno.
Porque          no abandonas nunca a tu          rebaño, sino que, por medio de los santos apóstoles, lo proteges          y conservas, y          quieres que tenga siempre por guía la palabra de aquellos mismos          pastores a          quienes tu Hijo dio la misión de anunciar el Evangelio.
Por          eso, 
con          los ángeles y arcángeles y con          todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu          gloria:
Antífona de la          Comunión
      Si            alguno me ama, cumplirá mis            mandamientos, dice el Señor; mi Padre lo amará, vendremos a él            y haremos en él            nuestra morada.
Oración          después de la Comunión
      Oremos:
Tú,          que nos has hecho participar          del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, al conmemorar hoy el          martirio de los          santos apóstoles Simón y Judas, haz, Señor, que el Espíritu          Santo nos guarde          siempre en tu amor. 
Por          Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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lun 30a. Ordinario año impar
      Antífona de            Entrada
      El Señor es              mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la              defensa de mi vida,              ¿quién me hará temblar? Cuando me asaltan mis enemigos,              tropiezan y caen.
Oración Colecta
      Oremos:
            Dios nuestro, de quien todo bien procede, inspíranos            propósitos de justicia y            santidad y concédenos tu ayuda para poder cumplirlos. 
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera Lectura
      Ustedes han              recibido el espíritu de hijos, en virtud del cual podemos              llamar Padre a Dios
Lectura de              la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 12-17
Hermanos:            Nosotros no estamos sujetos al            desorden egoísta del hombre, para hacer de ese desorden            nuestra regla de            conducta. Pues si ustedes viven de ese modo, ciertamente serán            destruidos. Por            el contrario, si con la ayuda del Espíritu destruyen sus malas            acciones,            entonces vivirán. 
            Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos            de Dios. No han            recibido ustedes un espíritu de esclavos, que los haga temer            de nuevo, sino un            espíritu de hijos, en virtud del cual 
            podemos llamar Padre a Dios.
            El mismo Espíritu Santo, a una con nuestro propio espíritu, da            testimonio de            que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también            herederos de Dios y            coherederos con Cristo, puesto que sufrimos con él para ser            glorificados junto            con él.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo            Responsorial
      Del salmo 67
Bendito sea              el Señor, que nos salva.
Cuando el Señor            actúa, sus enemigos se dispersan y huyen ante su faz los que            lo odian. Ante el            Señor, su Dios, gocen los justos y salten de alegría. 
            Bendito sea el Señor,              que nos salva.
Porque el            Señor, desde su templo santo, a huérfanos y viudas da su            auxilio; él fue quien            dio a los desvalidos casa, libertad y riqueza a los cautivos.
            Bendito sea el Señor,              que nos salva.
Bendito sea            el Señor, día tras día, que nos lleve en sus alas y nos salve.            Nuestro Dios es            un Dios de salvación, porque puede librarnos de la muerte.
            Bendito sea el Señor,              que nos salva.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya,              aleluya.
            Tu Palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en la verdad
            Aleluya.
Evangelio
      ¿No era              bueno desatar a esta hija de Abrahán de esa atadura, aun en              día de sábado?
† Lectura              del santo Evangelio según san Lucas 13, 10-17
Gloria a ti,              Señor.
Un sábado,            estaba Jesús enseñando en una            sinagoga. Había allí una mujer que llevaba dieciocho años            enferma por causa de            un espíritu malo; estaba encorvada y no podía enderezarse. Al            verla, Jesús la            llamó y le dijo: 
            "Mujer, quedas libre de tu enfermedad". 
            Le impuso las manos y, al instante, la mujer se enderezó y            empezó a alabar a            Dios. 
            Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiera            hecho una curación            en sábado, le dijo a la gente: 
            "Hay seis días de la semana en que se puede trabajar; vengan,            pues,            durante esos días a que los curen y no el sábado".
            Entonces el Señor dijo:
            "¡Hipócritas! ¿Acaso no desata cada uno de ustedes su buey o            su burro del            pesebre para llevarlo a abrevar, aunque sea sábado? Y a esta            hija de Abrahán, a            la que Satanás tuvo atada durante dieciocho años, ¿no era            bueno desatarla de            esa atadura, aun en día de sábado?" 
            Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron en vergüenza; en            cambio, la gente            se alegraba de todas las maravillas que él hacía.
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor              Jesús.
Oración sobre            las Ofrendas
      Mira, Señor,            con bondad, estos dones que te            presentamos humildemente, para que sean gratos a tus ojos y            nos hagan crecer en            tu amor.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      La salvación              por Cristo 
En verdad es            justo y necesario, es nuestro            deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar,            Señor, Padre santo,            Dios todopoderoso y eterno, que por amor creaste al hombre, y,            aunque condenado            justamente, con tu misericordia lo redimiste, por Cristo,            Señor nuestro.
            Por él, 
            los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales            celebran tu gloria,            unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces            cantando            humildemente tu alabanza:
            
            
Antífona de la            Comunión
      Señor, tú              eres mi amor, mi fuerza y mi refugio, mi liberación y mi              ayuda. Tú eres mi              Dios.
Oración después            de la Comunión
      Oremos:
            Que la fuerza redentora de esta Eucaristía nos proteja, Señor,            de nuestras            malas inclinaciones y nos guíe siempre por el camino de tus            mandamientos.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
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† Meditación diaria
30ª          semana. Lunes
MIRAR          AL CIELO
— La mujer            encorvada y la misericordia de          Jesús.
— Lo          que nos impide mirar al Cielo.
—          Solo en Dios comprendemos la verdadera realidad de la propia          vida y de todo lo          creado.
I. En          el Evangelio de la Misa1, San Lucas nos relata cómo          Jesús entró a          enseñar un sábado en la sinagoga, según era su costumbre. Y había allí una mujer poseída por un espíritu,            enferma desde hacía            dieciocho años, y estaba encorvada sin poder enderezarse de            ningún modo. Y          Jesús, sin que nadie se lo pidiera, movido por su compasión, la llamó y le dijo: Mujer,            quedas libre de            tu enfermedad. Y le impuso las manos, y al instante se            enderezó y glorificaba a            Dios.
El          jefe de la sinagoga se indignó porque Jesús curaba en sábado.          Con su alma          pequeña no comprende la grandeza de la misericordia divina que          libera a esta          mujer postrada desde hacía tanto tiempo. Celoso en apariencia de          la observancia          del sábado prescrita en la Ley2, el fariseo no sabe          ver la alegría          de Dios al contemplar a esta hija suya sana de alma y de cuerpo.          Su corazón,          frío y embotado –falto de piedad–, no sabe penetrar en la          verdadera realidad de          los hechos: no ve al Mesías, presente en aquel lugar, que se          manifiesta como          anunciaban las Escrituras. Y no atreviéndose a murmurar          directamente de Jesús,          lo hace de quienes se acercan a Él: Seis            días hay en los que es necesario trabajar; venid, pues, en            ellos a ser curados            y no en día de sábado. Y el Señor, como en otras          ocasiones, no calla: les          llama hipócritas,          falsos, y contesta          –recogiendo la alusión al trabajo– señalando que, así como ellos          se daban buena          prisa en soltar del pesebre a su asno o a su buey para llevarlos          a beber aunque          fuera sábado, a esta, que            es hija de            Abrahán, a la que Satanás ató hace ya dieciocho años, ¿no era            conveniente soltarla            de esta atadura aun en día de sábado? Aquella mujer, en su          encuentro con          Cristo recupera su dignidad; es tratada como hija de Abrahán y su valor está muy por encima del          buey o del asno.          Sus adversarios quedaron avergonzados, y            toda la gente sencilla se alegraba por todas las maravillas            que hacía.
La          mujer quedó libre del mal espíritu que la tenía encadenada y de          la enfermedad          del cuerpo. Ya podía mirar a Cristo, y al Cielo, y a las gentes,          y al mundo.          Nosotros hemos de meditar muchas veces estos pasajes en los que          la compasiva          misericordia del Señor, de la que tan necesitados andamos, se          pone          singularmente de relieve. "Esa delicadeza y cariño la manifiesta          Jesús no solo          con un grupo pequeño de discípulos, sino con todos. Con las          santas mujeres, con          representantes del Sanedrín como Nicodemo y con publicanos como          Zaqueo, con          enfermos y con sanos, con doctores de la ley y con paganos, con          personas          individuales y con muchedumbres enteras.
"Nos          narran los Evangelios que Jesús no tenía dónde reclinar su          cabeza, pero nos          cuentan también que tenía amigos queridos y de confianza,          deseosos de acogerlo          en su casa. Y nos hablan de su compasión por los enfermos, de su          dolor por los          que ignoran y yerran, de su enfado ante la hipocresía"3.
La          consideración de estas escenas del Evangelio nos debe llevar a          confiar más en          Jesús, especialmente cuando nos veamos más necesitados del alma          o del cuerpo,          cuando experimentemos con fuerza la tendencia a mirar solo lo          material, lo de          abajo, y a imitarle en nuestro trato con las gentes: no pasemos          nunca con          indiferencia ante el dolor o la desgracia. Hagamos igual que el          Maestro, que se          compadece y pone remedio.
II. "Así          encontró el Señor a esta mujer que había estado encorvada          durante dieciocho          años: no se podía erguir          (Lc 13, 11). Como ella          –comenta San          Agustín– son los que tienen su corazón en la tierra"4;          después de un          tiempo han perdido la capacidad de mirar al Cielo, de contemplar          a Dios y de          ver en Él la maravilla de todo lo creado. "El que está          encorvado, siempre mira          a la tierra, y quien busca lo de abajo, no se acuerda de a qué          precio fue redimido"5.          Se olvida de que todas las cosas creadas han de llevarle al          Cielo y contempla          solo un universo empobrecido.
El          demonio mantuvo dieciocho años sin poder mirar al Cielo a la          mujer curada por          Jesús. Otros, por desgracia, pasan la vida entera mirando a la          tierra, atados          por la concupiscencia de            la carne, la            concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida6.          La          concupiscencia de la carne impide ver a Dios, pues solo lo verán          los limpios de          corazón7; esta mala tendencia "no se reduce          exclusivamente al          desorden de la sensualidad, sino también a la comodidad, a la          falta de          vibración, que empuja a buscar lo más fácil, lo más placentero,          el camino en          apariencia más corto, aun a costa de ceder en la fidelidad a          Dios (...).
"El          otro enemigo (...) es la concupiscencia de los ojos, una          avaricia de fondo, que          lleva a no valorar sino lo que se puede tocar. Los ojos que se          quedan como          pegados a las cosas terrenas, pero también los ojos que, por eso          mismo, no          saben descubrir las realidades sobrenaturales. Por tanto,          podemos utilizar la          expresión de la Sagrada Escritura, para referirnos a la avaricia          de los bienes          materiales, y además a esa deformación que lleva a observar lo          que nos rodea          –los demás, las circunstancias de nuestra vida y de nuestro          tiempo– solo con          visión humana.
"Los          ojos del alma se embotan; la razón se cree autosuficiente para          entender todo,          prescindiendo de Dios (...). La existencia nuestra puede, de          este modo,          entregarse sin condiciones en manos del tercer enemigo, de la superbia vitae. No se          trata solo de          pensamientos efímeros de vanidad o de amor propio: es un          engreimiento general.          No nos engañemos, porque este es el peor de los males, la raíz          de todos los          descaminos"8. Ninguno de estos enemigos podrá con          nosotros si          tenemos la sinceridad necesaria para descubrir sus primeras          manifestaciones,          por pequeñas que sean, y suplicamos al Señor que nos ayude a          levantar de nuevo          nuestra mirada hacia Él.
III.          La fe en Cristo se ha de manifestar en los pequeños incidentes          de un día          corriente, y ha de llevarnos a "organizar la vida cotidiana          sobre la tierra          sabiendo mirar al Cielo, esto es, a Dios, fin supremo y último          de nuestras          tensiones y nuestros deseos"9.
Cuando,          mediante la fe, tenemos la capacidad de mirar a Dios,          comprendemos la verdad de          la existencia: el sentido de los acontecimientos, que tienen una          nueva dimensión;          la razón de la cruz, del dolor y del sufrimiento; el valor          sobrenatural que          podemos imprimir a nuestro trabajo diario y a cualquier          circunstancia que, en          Dios y por Dios, recibe una eficacia sobrenatural.
El          cristiano no está cerrado en absoluto a las realidades terrenas;          por el          contrario, "puede y debe amar las cosas creadas por Dios. Pues          de Dios las          recibe, y las mira y respeta como objetos salidos de las manos          de Dios"10,          pero solo "usando y gozando de las criaturas en pobreza y con          libertad de espíritu,          entra de veras en posesión del mundo, como quien nada tiene y es          dueño de todo:          Todas las cosas son            vuestras, vosotros            sois de Cristo y Cristo de Dios (1            Cor 3, 22)"11. San Pablo recomendaba a los          primeros cristianos          de Filipos: Por lo demás,            hermanos,            cuanto hay de verdadero, de honorable, de justo, de íntegro,            de amable y de            encomiable; todo lo que sea virtuoso y digno de alabanza,            tenedlo en estima12.
El          cristiano adquiere una particular grandeza de alma cuando tiene          el hábito de          referir a Dios las realidades humanas y los sucesos, grandes o          pequeños, de su          vida corriente. Cuando los aprovecha para dar gracias, para          solicitar ayuda y          ofrecer la tarea que lleva entre manos, para pedir perdón por          sus errores...          Cuando, en definitiva, no olvida que es hijo de Dios todas las          horas del día y          en todas las circunstancias, y no se deja envolver de tal manera          por los          acontecimientos, por el trabajo, por los problemas que surgen...          que olvide la          gran realidad que da razón a todo: el sentido sobrenatural de su          vida.          "¡Galopar, galopar!... ¡Hacer, hacer!... Fiebre, locura de          moverse... Maravillosos          edificios materiales...
"Espiritualmente:          tablas de cajón, percalinas, cartones repintados... ¡galopar!,          ¡hacer! —Y mucha          gente corriendo: ir y venir.
"Es          que trabajan con vistas al momento de ahora: "están" siempre "en          presente".          —Tú... has de ver las cosas con ojos de eternidad, "teniendo en          presente" el          final y el pasado...
"Quietud.          —Paz. —Vida intensa dentro de ti. Sin galopar, sin la locura de          cambiar de          sitio, desde el lugar que en la vida te corresponde, como una          poderosa máquina          de electricidad espiritual, ¡a cuántos darás luz y energía!...,          sin perder tu          vigor y tu luz"13.
Acudamos          a la misericordia del Señor para que nos conceda ese don, vivir          de fe, para          poder andar por la tierra con los ojos puestos en el Cielo, con          la mirada fija          en Él, en Jesús,
1 Lc 13, 10-17. — 2 Cfr. Ex 20, 8. — 3 San Josemaría Escrivá, Es            Cristo que pasa, 108. — 4 San          Agustín, Comentario al            Salmo 37, 10.          — 5 San Gregorio          Magno, Homilías sobre los            Evangelios, 31, 8. — 6 Cfr. 1 Jn 2, 16. — 7 Cfr. Mt 5, 8. — 8 San Josemaría Escrivá, o.            c., 56. — 9Juan          Pablo II, Ángelus          8-XI-1979. — 10          Conc. Vat. II,          Const. Gaudium et spes,          37. — 11 Ibídem.            — 12 Flp 4, 8.          — 13 San Josemaría          Escrivá, Camino, n.          837.
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28          de octubre
SAN          SIMÓN Y SAN JUDAS,
APÓSTOLES*
Fiesta
— Los          Apóstoles no buscaron su gloria personal, sino llevar a todos el          mensaje de          Cristo.
— La fe          de los Apóstoles y nuestra fe.
— Amor a          Jesús para seguirle de cerca.
I. El Señor, que no            tenía necesidad de que nadie diera testimonio de Él1, quiso, sin          embargo, elegir a los          Apóstoles para que fueran compañeros en su vida y continuadores          de su obra después          de su muerte. En las primeras expresiones del arte cristiano nos          encontramos          con frecuencia a Jesús rodeado por los Doce,          formando con Él una familia inseparable. No eran estos          discípulos de la clase          influyente de Israel ni del grupo sacerdotal de Jerusalén. No          eran filósofos,          sino gentes sencillas. «Es una eterna maravilla ver cómo estos          hombres          extendieron por el mundo un mensaje opuesto radicalmente en sus          líneas esenciales          al pensamiento de los hombres de su tiempo, ¡y desgraciadamente,          también al de          los del nuestro!»2.
Con          frecuencia manifiesta el          Evangelio el dolor de Jesús por la falta de comprensión de          aquellos a quienes          confiaba sus pensamientos más íntimos: ¿Aún            estáis sin conocimiento ni inteligencia? ¿Aún está vuestro            corazón cegado?            ¿Tenéis ojos y no veis? ¿Tenéis oídos y no oís?3. «No eran          cultos, ni siquiera muy inteligentes,          al menos en lo que se refiere a las realidades sobrenaturales.          Incluso los          ejemplos y las comparaciones más sencillas les resultaban          incomprensibles, y          acudían al Maestro: Domine,  edissere            nobis parabolam (Mt 13, 36), Señor,          explícanos la          parábola. Cuando Jesús, con una imagen, alude al fermento de los          fariseos,          entienden que les está recriminando por no haber comprado pan          (cfr. Mt 16, 67) (...). Estos          eran los          Discípulos elegidos por el Señor; así los escoge Cristo; así          aparecían antes de          que, llenos del Espíritu Santo, se convirtieran en columnas de          la Iglesia (cfr. Gal 2, 9). Son hombres          corrientes, con          defectos, con debilidades, con la palabra más larga que las          obras. Y, sin          embargo, Jesús los llama para hacer de ellos pescadores de          hombres (Mt 4,          19), corredentores, administradores          de la gracia de Dios»4.
Los          Apóstoles elegidos por el Señor          eran muy diferentes entre sí; sin embargo, todos manifiestan una          fe, un mensaje...          No debe sorprendernos que nos hayan llegado tan pocas noticias          de la mayoría de          ellos, pues lo que les importaba era dar un testimonio cierto          sobre Jesús y la          doctrina que de Él recibieron: son el «sobre», cuya única misión          es la de transmitir          el papel donde va escrito el mensaje, en imagen alguna vez          utilizada por San          Josemaría Escrivá para hablar de la humildad; solo desean ser          instrumentos          delante del Señor: lo importante es el mensaje,          no el sobre.
De los          dos grandes Apóstoles, Simón          y Judas Tadeo, cuya fiesta celebramos hoy, apenas nos han          llegado unas pocas          noticias: de Simón solo sabemos con certeza que fue elegido          expresamente por el          Señor para formar parte de los Doce; de Judas Tadeo conocemos          además que era          pariente del Señor, que formuló a Jesús una pregunta en la          Última Cena Señor,            ¿qué ha pasado para que te vayas            a manifestar a nosotros y no al mundo?5- y que, según          la tradición eclesiástica,          es el autor de una de las Epístolas            católicas. Desconocemos dónde fueron enterrados sus          cuerpos y no sabemos          bien las tierras que evangelizaron. No se preocuparon de llevar          a cabo una          tarea en la que sobresalieran sus dotes personales, sus          conquistas apostólicas,          los sufrimientos que padecieron por el Maestro. Por el          contrario, procuraron          pasar ocultos y dar a conocer a Cristo. En esto hallaron la          plenitud y el          sentido de sus vidas. Y, a pesar de sus condiciones humanas,          escasas para la          misión para la que fueron elegidos, llegaron a ser la alegría de          Dios en el          mundo.
Nosotros          podemos aprender a          encontrar la felicidad en cumplir, calladamente, la labor y la          misión que el          Señor nos ha encomendado en la vida. «Te aconsejo que no busques          la alabanza          propia, ni siquiera la que merecerías: es mejor pasar oculto, y          que lo más hermoso          y noble de nuestra actividad, de nuestra vida, quede          escondido... ¡Qué grande          es este hacerse pequeños!: "Deo omnis gloria!" toda la gloria,          para Dios»6.
Así          seremos verdaderamente eficaces,          pues «cuando se trabaja única y exclusivamente por la gloria de          Dios, todo se          hace con naturalidad, sencillamente, como quien tiene prisa y no          puede detenerse          en "mayores manifestaciones", para no perder ese trato          irrepetible e          incomparable- con el Señor»7. «Como quien          tiene prisa», así hemos de          pasar de una labor a otra, sin detenernos demasiado en          consideraciones          personales.
II. Los          Apóstoles fueron testigos de la          vida y de las enseñanzas de Jesús, y nos transmitieron con toda          fidelidad la          doctrina que habían oído y los hechos que habían visto. No se          dedicaron a          difundir teorías personales, ni remedios sacados de la propia          experiencia: Os            hemos dado a conocer el poder y            la venida de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas            ingeniosas, sino            porque hemos sido testigos oculares de su majestad8, escribe San          Pedro. San Juan nos dice con          insistencia: Lo            que existía            desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con            nuestros ojos, lo            que contemplamos y palparon nuestras manos acerca del Verbo de            la Vida (...) os            lo anunciamos a vosotros9. Y San Lucas,          que no sabemos si recibió          una enseñanza directa del Señor, afirma que va a describir por          su orden desde          el origen todos los sucesos de la vida de Cristo conforme nos los            tienen referidos            los que desde el principio fueron testigos de vista y            ministros de la palabra10. De aquella          primera comunidad cristiana          de Jerusalén conocemos que perseveraban  todos            en las instrucciones de los Apóstoles11. La          enseñanza de los Doce, no la          libre interpretación de cada uno, ni la autoridad de los sabios,          es el          fundamento de la fe cristiana.
La voz          de los Apóstoles es el eco          diáfano de las enseñanzas de Jesús, que resonará hasta el fin de          los siglos: su          corazón y sus labios desbordan veneración y respeto por sus          palabras y por su          Persona. Un amor que hace exclamar a Pedro y a Juan, ante las          amenazas del          Sanedrín: nosotros            no podemos            dejar de decir de lo que hemos visto y oído12.
Esa          misma fe es la que, de          generación en generación, custodiada por el Magisterio de la          Iglesia, con la          asistencia continua del Espíritu Santo, ha llegado hasta          nosotros. En estas          verdades ha habido y continúa existiendo un desarrollo y          crecimiento como el de          la semilla que llega a ser un gran árbol. La Iglesia es el canal          por el que nos          llega, enriquecida por la gracia divina, la enseñanza de Cristo13. Esta es la          que nosotros debemos dar a          conocer en la catequesis, en el apostolado personal, los          sacerdotes en su          predicación...
Muchos          siglos nos separan de los          Apóstoles que hoy celebramos. Sin embargo, la Luz y la Vida de          Cristo que ellos          predicaron al mundo sigue llegando hasta nosotros. «¡La luz de          Cristo no se          extingue! Los Apóstoles transmitieron esta luz a sus discípulos          y estos a los          suyos, hasta llegar a nosotros a través de los siglos y hasta el          fin de los          tiempos. Por cuántas y cuán distintas manos ha pasado esta luz          (...). A todos          les debemos un gran reconocimiento. También para nosotros, la          grey que en estos          días se acerca a sus pastos, tiene Él previstos maestros,          pastores y          sacerdotes. Él obra por sus pobres brazos la maravilla de          nuestra salvación. Él          cuida de nosotros con amor divino. Todas las estrellas traen de          Él su          resplandor. Todos los mares le cantan. Todos los cielos le          alaban»14. No dejemos          de hacerlo nosotros.
III. Simón y          Judas Tadeo, como el resto de          los Apóstoles, tuvieron la inmensa suerte de aprender de labios          del Maestro la          doctrina que luego enseñaron. Compartieron con Él alegrías y          tristezas. ¡Qué          santa envidia les tenemos! Muchas cosas las aprendieron en la          intimidad de su          conversación para transmitirlas luego a los demás: Lo que os he            susurrado al oído,            predicadlo por encima de los tejados15. Ningún          milagro les había de pasar          inadvertido, ninguna lágrima y ninguna sonrisa dejaría de tener          importancia.          Son los testigos,          los          transmisores. Los Doce consideraban esta íntima          unión con el          Maestro tan esencial que cuando han de completar el número,          después de la          defección de Judas, pusieron una única condición indispensable: Es necesario, por            tanto, que de los            hombres que nos han acompañado todo el tiempo en que el Señor            Jesús vivió con            nosotros, empezando desde el bautismo de Juan hasta el día en            que partió de            entre nosotros, uno de ellos sea constituido con nosotros            testigo de su            Resurrección16.
Estos          hombres estuvieron con Jesús          en las fatigas del apostolado, en el descanso cuando Él les          enseñaba con voz          pausada los misterios del Reino, en las caminatas agotadoras          bajo el sol... Compartieron          con Él las alegrías cuando las gentes respondían a su          predicación, y las penas          al ver la falta de generosidad de otros para seguir al Maestro.          «¡Con qué          intimidad se confiaban a Él, como a un padre, como a un amigo,          casi como a su          propia alma! Le conocían por su noble porte, por el cálido tono          de su voz, por          su manera de partir el pan. Se sentían inundados de luz y          estremecidos de alegría,          cuando sus ojos profundos se posaban sobre ellos y la voz de Él          vibraba en sus          oídos. Enrojecían, cuando los reprendía por su pobreza de          espíritu, y cuando          los corregía, humillaban sus rostros curtidos por los años como          niños atrapados          en una falta... Se sentían profundamente impresionados, cuando          les hablaba una          y otra vez de su Pasión. Amaban a su Maestro, y le seguían no          solo porque          querían aprender sus doctrinas, sino sobre todo porque le          amaban»17.
Pidamos          hoy a estos Santos          Apóstoles, Simón y Judas, que nos ayuden a conocer y a amar cada          día más al          Maestro, al mismo que ellos siguieron un día, y que fue el          centro sobre el que          se orientó toda su vida.
1 Jn 2, 25. — 2 O. Hophan, Los            Apóstoles, p. 16. — 3 Mc 8, 17. — 4 San Josemaría Escrivá, Es            Cristo que pasa, 2. — 5 Jn 14, 22. — 6 San Josemaría Escrivá, Forja,          n. 1051. — 7 ídem, Surco,          n. 555. — 8 2 Pdr 1, 16. — 9 1 Jn 1, 1. — 10 Jn 1, 1-3. — 11Hech 2, 42. — 12 Hech 4, 20. — 13 San Atanasio, Carta            I a Serapión, 28. — 14 O. Hophan, o.            c., pp. 46-47. — 15 Mt 10, 27. — 16 Hech 1, 21. — 17 O. Hophan, o.            c., p. 25.
*          Simón, llamado también Zelotes quizá por haber pertenecido al          partido judío de          los celadores de la ley, era natural de Caná de Galilea. Judas,          de sobrenombre          Tadeo (el valiente), es señalado explícitamente desde antiguo,          por la tradición          eclesiástica, como autor de la Epístola de San Judas. Predicaron          la doctrina de          Cristo, según parece, en Egipto, Mesopotamia y Persia, y          murieron mártires en defensa          de la fe.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
San            Simón y San Judas Tadeo
San Judas          Tadeo es uno de los santos más          populares, a causa de los numerosos favores celestiales que          consigue a sus          devotos que le rezan con fe. En Alemania, Italia, América y          muchos sitios más,          tiene numerosos devotos que consiguen por su intercesión          admirable ayuda de          Dios, especialmente en cuanto a conseguir empleo, casa u otros          beneficios.
Santa          Brígida cuenta en sus Revelaciones          que Nuestro Señor le recomendó que cuando deseara conseguir          ciertos favores los          pidiera por medio de San Judas Tadeo. Judas es una palabra          hebrea que          significa: "alabanzas sean dadas a Dios".
Tadeo quiere          decir: "valiente para          proclamar su fe".
Simón          significa: "Dios ha oído mi          súplica".
A San Simón          y San Judas Tadeo se les          celebra la fiesta en un mismo día porque según una antigua          tradición los dos          iban siempre juntos  todas partes a predican la Palabra de Dios.          Ambos          fueron llamados por Jesús para formar parte del grupo de sus 12          escogidos o          apóstoles. Ambos recibieron el Espíritu Santo en forma de          lenguas de fuego el          día de Pentecostés y presenciaron los milagros de Jesús en          Galilea y Judea y          oyeron sus sermones; le vieron ya resucitado y hablaron con Él          después de su          santa muerte en la Cruz, le vieron luego de Su gloriosa           resurrección y          fueron testigos prescenciales Su ascensión al cielo.
A Judas se          le llama Tadeo para          diferenciarlo de Judas Iscariote que fue el que entregó a Jesús.
San Judas          Tadeo escribió una de las          Cartas del Nuevo Testamento. En la misma, ataca a los gnósticos          y dice que los          que tienen fe pero no hacenbuenas obras son como nubes que no          tienen agua,          árboles sin fruto, y olas con sólo espumas, y que los que se          dedican a los          pecados de impureza y a hacer actos contrarios a la naturaleza,          sufrirán la          pena del fuego eterno.
La antigua          tradición cuenta que a San          Simón lo mataron aserrándolo por medio  y, a San Judas Tadeo,          cortándole          la cabeza de un hachazo. A San Judas le pintan muchas veces con          un hacha en la          mano.  
Apóstol          de los Necesitados 
Meditación 
San Judas          Tadeo estaba íntimamente          relacionado con nuestro Señor por su parentesco con San Joaquín          y Santa Ana,          padres de la Santísima Virgen. Sobrino nieto de estos dos          santos, es a la vez          sobrino de María y José, de donde resulta ser primo de nuestro          Señor.
Judas es          hermano del Apóstol Santiago el          Menor. Tenía otros dos hermanos a quienes llama el Evangelio          "hermanos"          de Jesús. Cuando nuestro Señor regresó de Judea a Nazaret,          comenzó a enseñar en          la sinagoga. Las gentes que le oían estaban asombradas y decían:          ¿De dónde ha          llegado tanta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es el          hijo del          carpintero? ¿No se llama María su madre? ¿No son sus hermanos          Santiago, José,          Simón y Judas?" (Mt. 13,54)
En hebreo no          existe la palabra          "primos¨, por lo que conmunmente se emplea l palabra "hermanos"          en sustitución. El padre de Judas era Cleofás. El nombre de su          madre era María,          que era pariente próxima de la Virgen Santísima. Ella también          permaneció junto          a la Cruz cuando murió Cristo. "Junto a la cruz de Jesús estaba          su madre,          María, María esposa de Cleofás, y María Magdalena" (Jn          19,25)Durante su          adolescencia y juventud, Judas sería compañero de Jesús. Cuando          Jesús comenzó          su vida pública, Judas dejo todo por seguirle. Como Apóstol,          trabajó con gran          celo por la conversión de los paganos. Fue misionero por toda la          Mesopotamia          durante diez años. Regresó a Jerusalén para el Concilio de los          Apóstoles.          Después se unió a Simón en Libia, donde los dos Apóstoles          predicaron el          Evangelio a los habitantes de aquel país.
Refiere la          tradición que Judas y Simón          sufrieron martirio en Suanis, ciudad de Persia, donde habían          trabajado como          misioneros. A Judas le dieron muerte con una cachiporra. Por          eso, se le          representa con una porra sobre la cabeza. Luego, le cortaron la          cabeza con un          hacha. Trasladaron su cuerpo a Roma y sus restos se veneran          ahora en la          Basílica de San Pedro.
San Judas es          conocido principalmente          como autor de la Carta de su nombre en el Nuevo Testamento.          Carta probablemente          escrita antes de la caída de Jerusalén, por los años 62 al 65.          En ella, Judas          denuncia las herejías de aquellos primeros tiempos y pone en          guardia a los          cristianos contra la seducción de las falsas doctrinas. Habla          del juicio que          amenaza a los herejes por su mala vida y condena los criterios          mundanos la          lujuria y " a quienes por interés adulan a la gente". Anima a          los          cristianos a permanecer firmes en la fe y les anuncia que          surgirán falsos          maestros, que se burlarán de la Religión, a quienes Dios en          cambio les tiene          reservada la condenación.
A la          soberbia de los malos contrapone la          humilde lealtad del Arcángel San Miguel. Anima a los cristianos          a levantar un          edificio espiritual llevando una vida fundada en la fe, amor de          Dios, esperanza          y oración. Alienta la práctica del amor al prójimo; exhorta a          los Cristianos a          que sean pacientes y con sus vida virtuosas conviertan a los          herejes.
Judas          concluye su carta con una oración          de alabanza a Dios por la Encarnación, pues por ella Jesucristo,          Palabra eterna          de Dios, tomó sobre sí nuestra naturaleza humana para          redimirnos.
La fiesta de          los Santos Simón y Judas se          celebra el 28 de octubre. 
Palabra              de Dios 
"En verdad,          en verdad os digo: el          que crea en Mí, hará él también las obras que yo hago, y hará          mayores aún,          porque yo voy al Padre".  - (Jn 14,12)"¨
"¿No es éste          el hijo del          carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos          Santiago, José, Simón y          Judas?".  – (Mt 13,55) 
"Pero          vosotros, queridos,          edificándoos sobre vuestra santísima fe y orando en el Espíritu          Santo,          manteneos en la caridad de Dios,  aguardando la  misericordia de          nuestro Señor Jesucristo para vida eterna".  - (Judas 20-21)        
Oración              propia de la Novena 
Glorioso San          Judas Tadeo, por los          sublimes privilegios con que fuiste adornado durante tu vida; en          particular por          ser de la familia humana de Jesús y por haberte llamado Él a ser          Apóstol; por          la gloria que ahora disfrutas en el Cielo como recompensa de tus          trabajos          apostólicos y por tu martirio, obténme del Dador de todo bien          las gracias que          ahora necesito (mencione los favores que solicita). 
Que guarde          yo en mi corazón las          enseñanzas divinas que nos has dado  en tu carta: construir  el          edificio de mi santidad  sobre las bases de la santísima fe,          orando en          el  Espíritu Santo;  mante- ner en  el amor  de  Dios          y  esperando la  misericordia  de Jesucristo,  que          nos  llevará a la vida eterna; y procurar por todos los medios          ayudar a          quienes se desvíen. 
Que yo           alabe la  gloria          y  majestad,  el dominio y poder  de aquel que puede           preservar  de todo pecado y  presentarme si  mancha a           nuestro divino  Salvador,  Jesucristo  nuestro Señor.           Amén. 
Consagración              a San Judas 
San Judas,          Apóstol de Cristo y Mártir          glorioso, deseo honrarte con especial devoción. Te acojo como mi          patrón y          protector. Te encomiendo mi alma y mi cuerpo, todos mis          intereses espirituales          y temporales y asimismo los de mi familia. Te consagro mi mente          para que en          todo proceda a la luz de la fe; mi corazón para que lo guardes          puro y lleno de          amor a Jesús y María; mi voluntad para que, como la tuya, esté          siempre unida a          la voluntad de Dios.
Te suplico          me ayudes a dominar mis malas          inclinaciones y tentaciones evitando todas las ocasiones de          pecado. Obténme la          gracia de no ofender a Dios jamás, de cumplir fielmente con          todas las          obligaciones de mi estado de vida y practicar las virtudes          necesarias para          salvarme. 
Ruega  por          mi Santo Patrón y          auxilio mío, para que, inspirado con tu ejemplo y asistido por          tu          intercesión,  pueda llevar  una vida santa,  tener una           muerte dichosa y alcanzar la gloria del Cielo donde  se ama  y          da  gracias a  Dios eternamente.  Amén. 
Oración              final 
¡Oh Dios! Tú          diste a conocer tu nombre
por medio de          los Apóstoles,  
por          intercesión de San Judas, 
haz que tu          Iglesia continúe          fortaleciéndose
y aumente el          número de sus fieles.
Te lo          pedimos por Cristo nuestro          Señor. 
Amén.
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El Señor de            los Milagros: rostro de un            pueblo
      Por José            Antonio Benito Rodríguez
Aunque se          cuenta por millones a los devotos del Señor de los Milagros, la          historia de          esta devoción privilegia algunos nombres propios.
El          primero --aunque a la sombra del anonimato--, es el del pintor esclavo de Angola,          autor de la imagen. ¿Benito? ¿Pedro? Y cuantos otros negros que          acometieron la          acción de dedicar el muro al Señor Crucificado.
Otro          protagonista es el célebre jesuita padre              Francisco del Castillo, quien durante el          temblor de 1655          salió del Colegio de San Pablo de la Compañía hasta la Plaza          Mayor exhortando a          todos al arrepentimiento, repitiendo con los brazos extendidos: Lima, Lima, tus pecados              son tu ruina. Sabemos          que un año antes, en 1654, el padre del Castillo había sido          designado como          Lector de Latín y obrero              de              negros y españoles. La misma tarde del temblor,          fue a prestar          auxilio a los necesitados y, al pasar por la Catedral comenzó a          seguirle la          gente, conocedora de su santidad y valimiento ante Dios. El          Padre aprovechó la          ocasión para predicarles.
El día          siguiente, domingo, como continuasen los temblores, se condujo          en procesión          desde la Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados hasta la          Catedral la          imagen de Cristo Crucificado, que fue acompañada por unas 10.000          personas. La noticia de varios hechos milagrosos atribuidos a la          imagen          mural atrajo el interés del público, y la imagen comenzó a ser          conocida como el          «Señor de los Milagros».
Un          importante protagonista histórico es también Antonio              de León, quien          en 1670 siente la inclinación de cuidar la imagen y le levanta          un altar, al ser          curado milagrosamente de un tumor maligno. Esto da lugar a          reuniones de tipo          festivo y religioso, no del todo correctas para los cánones          litúrgicos, sino un          tanto desordenadas, motivando el que se decidiese borrar la          imagen y cerrar el          lugar de culto; al intentarlo, los tres pintores contratados se          desmayaban y se          sentían impotentes para conseguirlo. Esto sirvió para que el          Virrey, Conde de          Lemos, se llegase a visitar el lugar y decretase hacerlo más          decente.
Su inauguración          fue en la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz del año 1671,          y en esos          mismos días la autoridad arzobispal, a fin de dar continuidad y          decencia al          culto religioso, nombró como primer mayordomo a don Juan de Quevedo y Zárate. Una  de          sus primeras funciones fue gestionar la compra de terrenos a su          propietario          y gran propulsor del culto al Señor de las maravillas, Diego Tebes Montalvo, la  que          tuvo lugar ante el escribano público Sebastián de Carvajal el 17          de          diciembre de 1671.
Contó,          además, con los constructores Diego              Maroto              y Manuel Escobar para la tarea de encajonar          el muro a fin          de brindarle mayor seguridad con cal, canto y ladrillo. Aunque          los adobes se          destrabaron no se dañó la parte de la Cruz.
En ese          mismo tiempo, 1672, el Virrey              Conde              de Lemos, mandó añadir las figuras del Padre          Eterno, el          Espíritu Santo, la Virgen y La Magdalena. El viernes 17 de junio          de 1678, a          pesar del violento terremoto, el muro no sufrió daño alguno. El          primer          mayordomo Quevedo falleció en el mes de abril.
El          segundo mayordomo fue Juan              González de Montoya quien mejoró la capilla          y mandó          construir el tabernáculo de madera al maestro Diego Aguirre para          la Virgen de          Gracia. Labró un marco de madera para el mural. Fue el gestor y          auspiciador de          las reuniones de los viernes. Solicitó del Rey Carlos III una          Cédula Real con          fecha 19 de abril de 1681 para autorizarlas.
Sebastián de Antuñano es el siguiente          destacado mayordomo y benefactor. En 1684, Antuñano se había          dirigido a la          ermita del Señor de los Milagros y, mientras contemplaba la          santa efigie, había          sentido una voz interior que le susurraba claramente:          «Sebastián, ven a hacerme          compañía y a cuidar del esplendor de mi culto». Puesto de          rodillas ante la          imagen, le había ofrecido un servicio incondicional hasta la          muerte. 
Terminadas          las obras, un violento terremoto asoló la ciudad de Lima, Callao          y las          localidades vecinas, sembrándolos  de muerte y ruinas, en la          madrugada del          20 de octubre de 1687. Por la tarde de aquel día, Sebastián de          Antuñano tuvo la          idea de sacar en procesión un lienzo que era copia del Cristo          del mural. Fue          así que se inició la primera procesión de las tradicionales          procesiones de          octubre del Señor de los Milagros de las  Nazarenas. 
Sebastián          de Antuñano, preocupado por mantener el culto del Cristo Moreno          después de su          fallecimiento, conoció a una fervorosa dama ecuatoriana de          Guayaquil, Antonia              Maldonado, quien          intentaba consolidar la fundación de un beaterio. Había nacido          el 12 de          diciembre de 1646 y, muerto su padre, se había instalado con su          madre en el          puerto del Callao. Se casó aquí con Alonso Quintanilla, pero,          después de          algunos años de matrimonio vivido en castidad, conscientes de          que el Señor les          había destinado para una vocación especial, convinieron en          separarse.
Antonia          de Maldonado decidió entregarse al culto del Cristo y fundó el          Beaterio, y          posteriormente Monasterio de las Nazarenas, adscrito al santo          Cristo, a          comienzos del Siglo XVIII. Luego estas observarían las          Constituciones de          las Carmelitas Descalzas y vivirían como nazarenas.
Su          sucesora, la Madre Josefa  de              la Providencia fue la que transformó el          beaterio de las          Nazarenas en monasterio de Carmelitas Descalzas. Para conseguir          las          autorizaciones necesarias tropezó con infinidad de          contratiempos, pero sobre          todo con dos: carecer de renta suficiente para sustento de las          religiosas y          estar la ciudad de Lima saturada de monasterios. Lo primero fue          resuelto          gracias al dominico Fray              Alonso              de Bullán, que le consiguió la suma          necesaria; y, lo          segundo, con los informes positivos evacuados por el Cabildo de          la Ciudad y por          el arzobispo Soloaga. Pero, dadas las características peculiares          del futuro          monasterio carmelitano, era necesario obtener también un Breve          del Papa.
Fue el          Padre dominico Juan              de              Gazitúa, quien viajaba a Roma por negocios          de la Orden, el          encargado de hacer las gestiones para obtener el documento          pontificio. El 27 de          agosto de 1727, Benedicto XIII otorgó el Breve solicitado.
Las Madres Carmelitas Nazarenas han sido y son el          alma de este culto multisecular. Se guardan en su archivo los          registros de las          profesiones, las dotes, los testimonios de su fervorosa          dedicación, los          documentos del proceso de beatificación de Madre Antonia Lucía.          Su carisma no          es otro que el de la Orden carmelitana descalza, muy sintonizada          desde Santa          Teresa con la devoción al Cristo llagado y crucificado. Además          de su permanente          vida inmolada desde la clausura, las Madres Carmelitas Nazarenas          acometen una          decidida obra social a través del comedor de niños, ancianos y          familias pobres.
Allí se sirve a diario unas 250 raciones            de desayuno (de 7 a 9.30 de la            mañana) y almuerzo para los niños, así como cerca de 80            raciones para ancianos            y otras 80 familias en el Comedor de Jirón Emancipación 594. Y            tienen un            Dispensario médico donde se atiende gratuitamente a diario en            las tardes, con            la ayuda de cuatro médicos. 
Cirila,            Santa          Mártir, 28 de octubre   
|                Mártir Octubre 28  Etimológicamente significa "entrega al                  Señor" o "señora". Viene de la lengua griega y persa. Hay creyentes en este tercer milenio que se                  avergüenzan de anunciar el Evangelio. Se va a casa de                  alguien y se habla de todo menos de Dios,. Si acaso sale                  el tema de la Iglesia es siempre para criticarla. Y                  habría que decirles: ¿No hace nada nuevo y bueno? La joven Cirila, al contrario del nombre                  masculino del que hay varios santos, fue una creyente                  del siglo III, martirizada por amor a Cristo, por                  confesar su fe incondicional al que da sentido a la                  vida. Hay dos Cirilas en el calendario. Una de                  ellas celebra su onomástica el 5 de junio. Era una cristiana de Cirene, Libia. Durante                  la persecución de Maximino, hacia el año 300, le                  obligaron a ofrecer el incienso a los dioses paganos. Al negarse con rotundidad, ella misma cogió                  el fuego y, en lugar de encender el incienso, serró el                  puño y se quemó. Esto fue tan sólo el comienzo de una serie                  de torturas horribles. La segunda joven que lleva este nombre es                  la que se conmemora hoy. Era una santa del siglo III. La                  martirizaron con su madre por el simple hecho de ser                  cristianas. Hay una leyenda que tuvo una amplia                  difusión . En ella se cuenta que los padres paganos                  quisieron casarla. Ella respondió – como tantas otras                  vírgenes – que su esposo era mucho más rico y noble. Se trataba de aquel Jesucristo que muchos                  paganos no conocían. Fue gracias a Cirila cómo fueron                  adhiriéndose a su vida y doctrina. Le hubiera sido muy fácil quemar incienso a                  los dioses. Total, ¿qué más da con tal de salvar el                  pellejo?  Pero ese gesto hubiera supuesto la                  apostasía de su fe.   |           
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Fidel            de Cómo, Santo          Mártir, 28 de octubre   
|                Octubre 28  Etimológicamente significa "fiel". Viene de                  la lengua latina. Dice Miqueas: "Estoy alerta aguardando al                  Señor, mi Dios y salvador. Si me siento en tinieblas, el                  Señor es mi luz". Hay en Como una bella iglesia románica, con                  ábside y cúpula, dedica a este santo. Fidel fue mártir en los primeros siglos. Y                  aunque su fama sea muy grande, las noticias existentes                  acerca de su vida, no son muy abundantes que digamos. Probablemente fue un misionero cristiano,                  enviado por el obispo de Milán a las orillas del lago,                  que todavía estaba habitado por paganos. Este obispo milanes era san Materno, del                  siglo III. Fidel predicó el Evangelio a los paganos                  que adoraban a sus numerosos dioses. Hay otra tradición que dice que era de las                  Legiones imperiales. Se hizo un desertor al convertirse al                  cristianismo. Eran los tiempos en que Diocleciano                  publicó los primeros edictos contra los seguidores de                  Jesucristo. Lo arrestaron en Como, fue enjuiciado y                  condenado a muerte. Después de su muerte, surgieron numerosas                  historias acerca de su vida, obra y milagros. Hay narraciones que hablan de que la tumba                  de san Fidel está en Como, en alguno de sus extremos. Lo cierto es que antes del año mil, las                  reliquias de san Fidel se llevaron a Como a la iglesia                  de santa Eufemia. En 1572 san Carlos Borromeo se llevó                  los restos a Milán.  |           
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Fuente:          Dominicos.org 
Francisco            Díaz del Rincón, Santo          Mártir dominico, 28 Octubre            
              
 Es el más joven del grupo de mártires                  dominicos en China. Nació en Écija, Sevilla, el 2 de octubre de                  1713, y en esta ciudad se hizo religioso en 1730, en el                  Convento de San Pablo. Impulsado por un ferviente espíritu                  misionero en 1735 ya estaba en Filipinas y recibe el                  sacerdocio en Manila. Llegó a China en 1738. Pocos años                  después, en 1746, fue apresado y, después de grandes                  sufrimientos, muere ahorcado el 28 de octubre de 1748,                  siendo después quemado su cuerpo. Era religioso de gran piedad y espíritu                  penitencial. Fue beatificado por León XIII el 14 de mayo                  de 1893 y canonizado por Juan Pablo II el 1 de Octubre                  de 2000. Para ver más sobre los 120 mártires en                  China haz "click" AQUI   |           
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Fuente:          Doninicos.org 
Francisco            Serrano, Santo          Obispo y mártir, 28 Octubre            
              
 Nació en Hueneja (Granada) el 4 de                  diciembre 1695. A los 18 años tomó el hábito de la Orden                  de los Predicadores en el Convento de Santa Cruz la Real                  de Granada. En 1725 llega a Filipinas y en 1738 a                  China, donde fue misionero durante más de 20 años. Ya en la prisión, le llega el nombramiento                  de obispo titular de Tipasa y coadjutor del Vicario                  Apostólico de Fukien, Pedro Sans, pero no pudo recibir                  la consagración episcopal. Muere por asfixia, y luego su cadáver fue                  quemado, el 25 de octubre de 1748. Se conservaron                  algunas reliquias suyas. Tuvo gran austeridad, devoción                  al rosario y fervor misionero. Fue beatificado por León                  XIII el 14 de mayo de 1893 y canonizado por Juan Pablo                  II el 1 de octubre del 2000. Para ver más sobre los 120 mártires en                  China haz "click" AQUI   |           
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Fuente:          Dominicos.org 
Joaquín            Royo Pérez, Santo          Sacerdote dominico, 28 Octubre            
              
 Nació en Hinojosa (Teruel) en septiembre de                  1691 y recibió el hábito dominicano en Valencia. A los 21 años, todavía no era sacerdote,                  viaja para Manila, Filipinas, en 1712 y en 1715 entra en                  China, donde ejerció el apostolado durante 33 años. Para evitar mayores vejaciones a los                  cristianos por parte de los perseguidores que lo                  buscaban, por consejo del obispo Pedro Sans, se entregó                  en sus manos en 1746. Muere el 28 de octubre 1748, como los otros                  compañeros, asfixiado y después su cuerpo quemado. Era de una extraordinaria piedad y de gran                  eficacia apostólica. Fue beatificado León XIII el 14 de                  mayo de 1893 y canonizado por Juan Pablo II el 1 de                  octubre del 2000. Para ver más sobre los 120 mártires en                  China haz "click" AQUI   |           
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Fuente:          Dominicos.org 
Juan            Alcober Figueroa, Santo          Presbítero dominico y mártir,          28 Octubre   
              
 Nacido en Granada el 21 de diciembre de                  1694. Vistió el hábito dominicano en el Convento de                  Santa Cruz la Real de su ciudad. Partió hacia Manila, Filipinas, en 1725,                  donde pasó 3 años. En 1728 llegó a China donde predicó                  el Evangelio durante 20 años. En 1741 es vicario provincial de la misión.                  Apresado en 1746 muere ahorcado el 28 de octubre de                  1748, siendo después su cadáver quemado.  Se distinguió especialmente por su eficacia                  apostólica. Fue beatificado por León XIII el 14 de mayo                  de 1893 y canonizado por Juan Pablo II el 1 de octubre                  del 2000. Para ver más sobre los 120 mártires en                  China haz "click" AQUI   |           
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Fuente:          ACI Prensa 
José            Ruiz Bruixola, Beato          Párroco mártir, 28 Octubre            
              
 Párroco de San Nicolás en Valencia. Estudió en el Seminario de Valencia.                  Ordenado en 1882, fue coadjutor de Quart de Poblet y                  después estuvo en varias parroquias de la capital.                  Destacó por sus atenciones a los pobres y enfermos.                  Amigo de don José Bau, formó con él una escuela de                  espiritualidad para el clero. Martirizado a los 79                  años. Es uno de los mártires de la Guerra Civil                  española. Para ver más sobre los 233 mártires en España                  haz "click" AQUI   |           
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Fuente:          Vatican.va 
Rodrigo            Aguilar Alemán, Santo          Mártir méxicano, 28 Octubre            
              
 Nació en Sayula, Jalisco (Diócesis de                  Ciudad Guzmán), el 13 de marzo de 1875. Párroco de Unión                  de Tula, Jalisco (Diócesis de Autlán). Sacerdote poeta                  de fina sensibilidad. Consagró su sacerdocio a la Virgen                  Santísima de Guadalupe. Con todo su corazón imploró:                  "Señor, danos la gracia de padecer en tu nombre, de                  sellar nuestra fe con nuestra sangre y coronar nuestro                  sacerdocio con el martirio ¡Fiat voluntas tua!" Por eso,                  cuando tuvo que abandonar su parroquia y ocultarse en la                  población de Ejutla, Jalisco, y cuando llegaron las                  tropas federales para apresarlo, su rostro resplandecía                  de paz y gozo, y se despidió diciendo: "Nos vemos en el                  cielo". En la madrugada del 28 de octubre de 1927                  fue conducido a la plaza de Ejutla. Arrojaron la cuerda                  a una rama gruesa de un árbol de mango, hicieron una                  lanzada y la colocaron al cuello del sacerdote. Luego quisieron poner a prueba su fortaleza                  y con altanería le preguntaron: "¿Quién vive?" La                  valiente respuesta fue: "¡Cristo Rey y Santa María de                  Guadalupe!" Entonces la cuerda fue tirada con fuerza y                  el señor cura Aguilar quedó suspendido. Se le bajó de                  nuevo y se le repitió la pregunta: "¿Quién vive?" Por                  segunda vez dijo con voz firme: "¡Cristo Rey y Santa                  María de Guadalupe!" Nuevamente al mismo suplicio y por                  tercera vez, el "¿Quién vive?" El mártir agonizante,                  arrastrando la lengua repitió: "Cristo Rey y Santa María                  de Guadalupe".  Fue canonizado el 21 de Mayo del año 2000                  por Juan Pablo II Para leer más sobre su obra y vida haz                  "clik" AQUI  |           
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Fuente:          ACI Prensa 
Salvador            Damián, Beato          Mártir, 28 Octubre   
              
 Veterinario de profesión, padre de seis                  hijos y viudo. Desarrolló su profesión honestidad; de misa                  y comunión diaria, perteneció a varias asociaciones                  religiosas siendo siempre coherente con la fe católica.                   Es uno de los mártires de la Guerra Civil                  española. Para ver más sobre los 233 mártires en España                  haz "click" AQUI   |           
Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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