JMJ
Pax
† Lectura            del santo Evangelio según San Lucas 11, 27-28
Gloria a            ti, Señor.
En aquel          tiempo, mientras Jesús hablaba a las muchedumbres una mujer de          entre el gentío          levantó la voz diciendo:
          "¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que criaron!"
          Pero él repuso:
          "Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la          cumplen!"
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
Dia 12/10          Nuestra Señora del Pilar (blanco)
      Antífona          de Entrada
      Tú            permaneces como la columna que guiaba y sostenía día y noche            al pueblo en el            desierto.
Oración Colecta
      Oremos:
          Dios todopoderoso y eterno, que en la gloriosa Madre de tu Hijo          has concedido          un amparo celestial a cuantos la invocan con la secular          advocación del Pilar;          concédenos, por su intercesión, fortaleza en la fe, seguridad en          la esperanza y          constancia en el amor.
          Por nuestro Señor Jesucristo....
          Amén.
Primera          Lectura
      Metieron            el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda
Lectura            del primer libro de las Crónicas 15, 3-4.15-16; 16, 1-2
En          aquellos días, David congregó en Jerusalén a todos los          israelitas para          trasladar el arca del Señor al lugar preparado. Reunió también a          los hijos de          Aarón y a los levitas. Los levitas se echaron los varales a los          hombros y levantaron          el arca de Dios, como mandó Moisés por orden del Señor. David          ordenó a los          jefes de los levitas que organizasen a sus hermanos cantores,          para que          entonasen cánticos de alegría, acompañados de instrumentos          musicales,          salterios, cítaras y címbalos.
          Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la          tienda que David          había preparado. Ofrecieron a Dios holocaustos y sacrificios de          comunión, y          cuando David terminó de ofrecerlos bendijo al pueblo en el          nombre del Señor.
          Palabra del Dios.
Te alabamos,          señor. 
Salmo          Responsorial
      Del salmo            26
El Señor            me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado.
El Señor          es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es la          defensa de mi vida;          ¿quién me hará temblar?
          El Señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado.
Si un          ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran          la guerra, me          siento tranquilo.
          El Señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado.
Una cosa          pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los          días de mi          vida; gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo.
          El Señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado.
El me          protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo          escondido de su          morada, me alzará sobre la roca.
          El Señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado.
Aclamación          antes del Evangelio
      Aleluya,            aleluya.
          Afianzó mis pies sobre la roca y me puso en la boca un cántico          nuevo.
          Aleluya.
Evangelio
      Dichoso            el vientre que te llevó
† Lectura            del santo Evangelio según San Lucas 11, 27-28
Gloria a            ti, Señor.
En aquel          tiempo, mientras Jesús hablaba a las muchedumbres una mujer de          entre el gentío          levantó la voz diciendo:
          "¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que criaron!"
          Pero él repuso:
          "Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la          cumplen!"
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración          sobre las Ofrendas
      Dios          todopoderoso y eterno, que hiciste brillar sobre nosotros la luz          de la fe; haz          que los dones que ahora te presentamos y las súplicas que te          dirigimos nos          consigan, por intercesión de Santa María del Pilar, permanecer          firmes en la fe          y generosos en el amor.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      La            Iglesia alaba a Dios con las palabras de María
En verdad          es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte          gracias y proclamar
          que eres admirable en la perfección de todos tus santos, y de un          modo singular          en la perfección de la Virgen María.
          Por eso, al celebrarla hoy, queremos exaltar tu generosidad          inspirados en su          propio cántico, pues en verdad, has hecho maravillas por toda la          tierra, y          prolongaste tu misericordia de generación en generación, cuando          complacido en          la humildad de tu sierva, nos diste por su medio al autor de la          vida,          Jesucristo tu hijo, nuestro Señor.
          Por él,
          los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en          tu presencia. Permítenos          unirnos a sus voces cantando tu alabanza:
Antífona          de la Comunión
      Me            felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha            hecho obras grandes            por mí.
Oración          después de la Comunión
      Oremos:
          ¡Oh Dios!, que de modo maravilloso multiplicas tu presencia en          medio de          nosotros; al darte gracias por este sacramento con que nos has          alimentado, te          rogamos nos concedas, por intercesión de la Santa Señora del          Pilar. crecer en          la fe y amor a nuestros hermanos.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
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sab          27a. Ordinario año impar
      Antífona de Entrada
      Sírveme              de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; y pues              eres mi baluarte y              mi refugio, acompáñame y guíame.
Oración            colecta
      Señor nuestro, que            prometiste venir y hacer tu morada            en los corazones rectos y sinceros, concédenos la rectitud y            sinceridad de vida            que nos hagan dignos de esa presencia tuya.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      Empuñen              los hoces, porque ya la mies está madura
Lectura              del libro del profeta Joel 4, 12-21
"Que se levanten las            naciones y acudan al valle de Josafat; allí me sentaré a            juzgar a las naciones            vecinas. Empuñen las hoces, porque ya la mies está madura,            vengan a pisar las            uvas, porque ya está lleno el lagar, ya las cubas están            rebosantes de sus            maldades. ¡Multitudes y multitudes se reúnen en el valle del            Juicio, porque            está cerca el día del Señor! El sol y la luna se oscurecen,            las estrellas            retiran su resplandor. El Señor ruge desde Sión, desde            Jerusalén levanta su            voz; tiemblan los cielos y la tierra.
            Pero el Señor protege a su pueblo, auxilia a los hijos de            Israel. Entonces            sabrán que yo soy el Señor, su Dios, que habito en Sión, mi            monte santo.            Jerusalén será santa, y ya no pasarán por ella los            extranjeros. Aquel día los            montes destilarán vino y de las colinas manará leche. Los ríos            de Judá irán            llenos de agua y brotará un manantial del templo del Señor que            regará el valle            de las Acacias.
            Egipto se volverá un desierto y Edom una árida llanura, porque            oprimieron a los            hijos de Judá y derramaron sangre inocente en su país.
            En cambio, Judá estará habitada para siempre, y Jerusalén por            todos los siglos.            Vengaré sus sangre, no quedarán impunes los que la derramaron,            y yo, el Señor,            habitaré en Sión".
            Palabra de Dios. 
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Del              salmo 96
Alegrémonos              todos con el Señor.
Reina            el Señor, alégrese la tierra, cante de regocijo el mundo            entero. Tinieblas y            nubes rodean el trono del Señor, que se asienta en la justicia            y el derecho.
            Alegrémonos todos con el Señor.
Los            montes se derriten como cera ante el Señor de toda la tierra.            Los cielos            pregonan su justicia, su inmensa gloria ven todos los pueblos.
            Alegrémonos todos con el Señor.
Amanece            la luz para el justo y la alegría para los rectos de corazón.            Alégrense, justos,            con el Señor, y bendigan su santo nombre.
            Alegrémonos todos con el Señor.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en            práctica, dice el            Señor.
            Aleluya.
Evangelio
      Dichosa la mujer que te llevó              en su seno
† Lectura del santo              Evangelio según san Lucas 11, 27-28
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras            Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo gritando, le            dijo: 
            "¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te            amamantaron!"
            Pero Jesús le respondió: 
            "Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la            ponen en            práctica".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las ofrendas
      Que este sacrificio, Señor,            que vamos a ofrecerte, nos purifique y no renueve y nos ayude            a obtener la recompensa            eterna, prometida a quienes cumplen tu voluntad.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio            
      La salvación por Cristo
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre            y en todo lugar,
            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
            Pues por amor creaste al hombre, y, aunque condenado            justamente, lo redimiste            por tu misericordia, por Cristo nuestro Señor.
            Por Él, los ángeles y arcángeles, y todos los coros            celestiales celebran tu            gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus            voces, cantando            humildemente tu alabanza:
          
Antífona de la Comunión
      El              Señor colmó el deseo de su pueblo: comieron y quedaron              satisfechos.
Oración después de la comunión
      Señor,            aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este pan            eucarístico, por            medio del cual nos comunicas tú a vida verdadera.
          Por            Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
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† Meditación diaria
27ª semana.          Sábado
ORACIONES A LA          MADRE DE JESÚS
— La          Virgen nos conduce siempre a su          Hijo.
— El          Santo Rosario, la oración          preferida de la Virgen.
— Frutos          de la devoción a Santa          María.
I.          Estaba Jesús hablando a la          multitud como en tantas ocasiones. Y una mujer del pueblo alzó          la voz y gritó: Bienaventurado            el vientre que te            llevó y los pechos que te criaron1. Jesús          se acordaría en aquellos          momentos de su Madre y le llegaría muy dentro del Corazón la          alabanza de la          mujer desconocida. El Señor la debió de mirar complacido y con          agradecimiento.          «Emocionada en lo más profundo del corazón ante las enseñanzas          de Jesús, ante          su figura amable, aquella mujer no puede contener su admiración.          En sus palabras          reconocemos una muestra genuina de la religiosidad popular          siempre viva entre          los cristianos a lo largo de la historia»2. Aquel          día comenzó a cumplirse el Magnificat:            ...me llamarán            bienaventurada todas las generaciones. Una mujer, con la          frescura del          pueblo, había comenzado lo que no terminará hasta el fin de los          tiempos.
Jesús,          recogiendo la alabanza, hace          aún más profundo el elogio a su Madre: Bienaventurados            más bien los que escuchan la palabra de Dios y la guardan.          María es          bienaventurada, ciertamente, por haber llevado en su seno          purísimo al Hijo de          Dios y por haberlo alimentado y cuidado, pero lo es aún más por          haber acogido          con extrema fidelidad la palabra de Dios. «A lo largo de la          predicación de          Jesús, recogió (María) las palabras con las que su Hijo,          situando el Reino más          allá de las consideraciones de la carne y de la sangre, proclamó          bienaventurados a quienes escuchaban y guardaban la palabra de          Dios, como Ella          misma lo hacía con fidelidad (cfr. Lc 2, 19; 5 l)»3.
Este          pasaje del Evangelio4 que se          lee en la Misa de hoy nos          enseña una excelente forma de alabar y de honrar al Hijo de          Dios: venerar y          enaltecer a su Madre. A Jesús le llegan muy gratamente los          elogios a María. Por          eso nos dirigimos muchas veces a Ella con tantas jaculatorias y          devociones, con          el rezo del Santo Rosario. «Del mismo modo que aquella mujer del          Evangelio          –señalaba el Papa Juan Pablo II– lanzó un grito de          bienaventuranza y de          admiración hacia Jesús y su Madre, así también vosotros, en          vuestro afecto y en          vuestra devoción, soléis unir  siempre            a María con Jesús. Comprendéis que la Virgen María nos          conduce a su          divino Hijo, y que Él escucha siempre las súplicas que se le          dirigen a su Madre»5.          La Virgen es la senda más corta para llegar a Cristo y, por Él,          a la Trinidad          Beatísima. Honrando a María, siendo de verdad hijos suyos,          imitaremos a Cristo          y seremos semejantes a Él. «Porque María, habiendo entrado          íntimamente en la          Historia de la Salvación, une en sí y, en cierta manera, refleja          las más          grandes exigencias de la fe; mientras es predicada y honrada          atrae a los          creyentes hacia su Hijo y su sacrificio, y hacia el amor del          Padre»6.          Con Ella vamos bien seguros.
II.          Nosotros nos unimos a ese largo          desfile de gentes tan diversas que a través de los siglos se han          acercado a          honrar a María. Nuestra voz se une a ese clamor que no cesará          jamás. También          nosotros hemos aprendido a ir a Jesús a través de María, y en          este mes,          siguiendo la costumbre de la Iglesia, lo hacemos cuidando con          más empeño el          rezo del Santo Rosario, «que es fuente de vida cristiana.          Procurad rezarlo a          diario, solos o en familia, repitiendo con gran fe esas          oraciones fundamentales          del cristiano, que son el Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria          –exhortaba el          Romano Pontífice–. Meditad esas escenas de la vida de Jesús y de          María, que nos          recuerdan los misterios de gozo, dolor y gloria. Aprenderéis así          en los          misterios gozosos a pensar en Jesús que se hizo pobre y pequeño:          ¡un niño!, por          nosotros, para servirnos; y os sentiréis impulsados a servir al          prójimo en sus          necesidades. En los misterios dolorosos os daréis cuenta de que          aceptar con          docilidad y amor los sufrimientos de esta vida –como Cristo en          su Pasión–, lleva          a la felicidad y a la alegría, que se expresa en los misterios          gloriosos de          Cristo y de María a la espera de la vida eterna»7.
El          Rosario es la oración preferida          de Nuestra Señora8,          plegaria que llega siempre a su          Corazón de Madre y nos dispensa incontables gracias y bienes. Se          ha comparado          esta devoción a una escalera, que subimos escalón a escalón,          acercándonos «al          encuentro con la Señora, que quiere decir al encuentro con          Cristo. Porque esta          es una de las características del Rosario, la más importante y          la más hermosa          de todas: una devoción que a través de la Virgen nos lleva a          Cristo. Cristo es          el término de esta larga y repetida invocación a María. Se habla          a María para          llegar a Cristo»9.
¡Qué paz          nos debe dar repetir          despacio el Avemaría,          deteniéndonos          quizá en alguna de sus partes!: Dios            te salve, María... y          el          saludo, aunque lo hayamos repetido millones de veces, nos suena          siempre nuevo. Santa            María... ¡Madre de Dios!...            ruega por nosotros... ¡ahora! Y          Ella nos mira y sentimos su protección maternal. «La piedad –lo          mismo que el          amor– no se cansa de repetir con frecuencia las mismas palabras,          porque el          fuego de la caridad que las inflama hace que siempre contengan          algo nuevo»10.
III. La          devoción a la Virgen no es          de ninguna manera «un sentimiento estéril y pasajero, o vana          credulidad»11,          propio de personas de corta edad o de escasa formación. Por el          contrario –sigue          afirmando el Concilio Vaticano II–, procede «de la verdadera fe,          por la que          somos inclinados a reconocer la preeminencia de la Madre de Dios          y somos          impulsados a un amor filiar hacia Nuestra Señora y a la          imitación de sus          virtudes»12. El          amor a la Virgen nos impulsa a          imitarla y, por tanto, al cumplimiento fiel de nuestros deberes,          a llevar la alegría          allí donde vamos. Ella nos mueve a rechazar todo pecado, hasta          el más leve, y          nos anima a luchar con empeño contra nuestros defectos.          Contemplar su docilidad          a la acción del Espíritu Santo en su alma es estímulo para          cumplir la voluntad          de Dios en todo tiempo, también cuando nos cuesta. El amor que          nace en nuestro          corazón al tratarla es el mejor remedio contra la tibieza y          contra las          tentaciones de orgullo y sensualidad.
Cuando          hacemos una romería o          visitamos algún santuario dedicado a Nuestra Madre del Cielo,          hacemos una buena          provisión de esperanza. ¡Ella misma –Spes nostra– es          nuestra esperanza!          Siempre que rezamos con atención el Santo Rosario y nos          detenemos para meditar          unos instantes cada uno de los misterios que en él se nos          proponen, nos encontramos          con más fuerzas para luchar, con más alegría y deseos de ser          mejores. «No se trata          tanto de repetir fórmulas, cuanto de hablar como personas vivas con          una persona viva,          que, si no la veis con          los ojos del cuerpo, podéis sin embargo verla con los ojos de la fe.          La Virgen,          de hecho, y su Hijo Jesús, viven en el Cielo una vida mucho más          "viva" que esta          nuestra –mortal– que vivimos aquí abajo.
»El          Rosario es un coloquio          confidencial con María, una conversación llena de confianza y          abandono. Es          confiarle nuestras penas, manifestarle nuestras esperanzas,          abrirle nuestro          corazón. Declararnos a su disposición para todo aquello que          Ella, en nombre de          su Hijo, nos pida. Prometerle fidelidad en toda circunstancia,          incluso la más          dolorosa y difícil, seguros de su protección, seguros de que, si          lo pedimos,          Ella nos obtendrá siempre de su Hijo todas las gracias          necesarias para nuestra          salvación»13.
Hagamos          el propósito en este sábado          mariano de ofrecerle con más amor esa corona            de rosas que,          según su          etimología, significa el Rosario. No rosas marchitas o ajadas          por el desamor y          el descuido. «Santo rosario. —Los gozos, los dolores y las          glorias de la vida          de la Virgen tejen una corona de alabanzas, que repiten          ininterrumpidamente los          Ángeles y los Santos del Cielo..., y quienes aman a nuestra          Madre aquí en la          tierra.
»—Practica          a diario esta devoción          santa, y difúndela»14.
A través          de esta devoción, Nuestra          Madre del Cielo nos devolverá la esperanza si alguna vez, al          considerar tantas          flaquezas, sentimos en el alma la sombra del desaliento.          «"Virgen Inmaculada,          bien sé que soy un pobre miserable, que no hago más que aumentar          todos los días          el número de mis pecados...". Me has dicho que así hablabas con          Nuestra Madre,          el otro día.
»Y te          aconsejé, seguro, que rezaras          el Santo Rosario: ¡bendita monotonía de avemarías que purifica          la monotonía de          tus pecados!»15.
1 Lc 11,          27-28. — 2 Juan Pablo            II, Alocución 5-IV-1987. — 3 Conc. Vat.            II,          Const.Lumen gentium, 58.          — 4 Lc 11,          27-28. — 5 Juan Pablo            II, loc. cit. — 6 Conc. Vat.            II,loc.            cit., 65. — 7 Juan Pablo            II, loc. cit. — 8 Pablo VI, Enc. Mense maio,          29-IV-1965. — 9 ídem, Alocución 10-V-1964. — 10 Pío XI, Enc. Ingravescentibus            malis, 29-IX-1937. — 11 Conc. Vat.            II, loc. cit., 67. — 12 Ibídem. — 13 Juan Pablo            II, Alocución25-IV-1987.          — 14 San            Josemaría Escrivá, Forja.          n. 621. — 15 ídem, Surco, n. 475.
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12 de octubre
NUESTRA SEÑORA DEL          PILAR*
Fiesta (en España)
— La devoción a la          Virgen del Pilar.
— La Virgen va por          delante en toda evangelización, en todo apostolado personal.          Contar con Ella.
— Firmeza y caridad a          la hora de propagar la fe.
I. Me felicitarán            todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras            grandes en mí1.
Según una antiquísima          y venerada tradición, la Virgen, cuando aún vivía, se apareció          en carne mortal          al Apóstol Santiago el Mayor en Zaragoza, acompañada de ángeles          que traían una          columna o pilar como signo de su presencia.
En la aparición,          Nuestra Señora consoló y reconfortó al Apóstol Santiago, a quien          prometió su          asistencia materna en la evangelización que estaba llevando a          cabo en España.          Desde entonces, el Pilar es considerado como "el símbolo de la          firmeza de fe"2; a la vez, nos          indica el camino seguro de todo apostolado: Ad Iesum per            Mariam, a          Jesús, por María. La Virgen es el pilar firme, los cimientos          seguros, donde se          asienta la fe y donde esta fe se guarda3. "Por medio de ella,          a través de muy diversas formas de piedad, ha llegado a muchos          cristianos la fe          en Cristo, Hijo de Dios y de María". Son sostenidos "por la          devoción a María,          hecha así columna de esa fe y guía segura hacia la salvación"4.
Al ver tantas naciones          y pueblos diversos que celebran hoy esta fiesta y al contemplar          su amor a la          Virgen podemos ver cumplidas las palabras de la Sagrada          Escritura: Eché            raíces entre un pueblo grande, en la porción del Señor, en su            heredad. Crecí            como cedro del Líbano y del monte Hermón, me he elevado como            palmera de Engadí            y como rosal de Jericó, como gallardo olivo en la llanura y            como plátano junto            al agua. Exhalé fragancia como el cinamomo y la retama, y di            aroma como mirra            exquisita, como resina perfumada, como el ámbar y el bálsamo,            como nube de            incienso en el santuario5. Su devoción se ha          extendido por todas partes.
La fiesta de hoy es          una excelente ocasión para pedir, por su mediación, que la fe          que Ella alentó          desde el principio se fortalezca más y más, que los cristianos          seamos testigos          tanto más firmes cuanto mayores sean las dificultades que          podamos encontrar en          el ambiente del trabajo, de las personas con las que          habitualmente nos relacionamos,          o en nosotros mismos. Esto nos consuela: si hemos de          enfrentarnos a obstáculos          más grandes, más gracia nos obtendrá Nuestra Señora para que          salgamos siempre          triunfadores.
Le pedimos hoy ser          pilares seguros, cimiento firme, donde se puedan apoyar nuestros          familiares y          nuestros amigos. Dios todopoderoso y eterno le rogamos          en la Misa propia          de esta fiesta que en la gloriosa Madre de tu Hijo has            concedido un amparo            celestial a cuantos la invocan con la secular advocación del            Pilar; concédenos,            por su intercesión, fortaleza en la fe, seguridad en la            esperanza y constancia            en el amor6.
II. Tú permaneces            como la columna que guiaba y sostenía día y noche al pueblo en            el desierto7.
En el libro del Éxodo          se lee cómo Yahvé precedía al pueblo en el desierto, de día como          una columna en          forma de nube para indicarle el camino, y de noche como una          columna de fuego          para alumbrarle8. En el Libro de            la Sabiduría se señala: Y en lugar de tinieblas            encendiste una columna,            que le diste para su camino, un sol que no les quemaba, para            una gloriosa            peregrinación9.
La Virgen fue quien          marchó delante en la evangelización de los comienzos, alumbrando          el camino, y          es quien ahora va primero, iluminando nuestro propio camino y el          apostolado          personal que como cristianos corrientes realizamos en nuestra          familia, en el          trabajo y en los ambientes que frecuentamos. Por eso, cuando nos          proponemos          acercar a un familiar o a un amigo a Dios, lo encomendamos en          primer lugar a          Nuestra Señora. Ella quita obstáculos y enseña el modo de          hacerlo. Cada uno de          nosotros, quizá, ha experimentado esta poderosa ayuda de la          Virgen. "Sí,          tenemos como guía una columna que acompaña al nuevo Israel, a la          Iglesia, en su          peregrinar hacia la Tierra prometida, que es Cristo el Señor. La          Virgen del          Pilar es el faro esplendente, el trono de gloria,          que guía y          consolida la fe de un pueblo que no se cansa de repetir en la          Salve Regina: Muéstranos            a Jesús"10.
La evangelización          iniciada en cada lugar del mundo, hace siglos o pocos años, no          terminará hasta          el fin de los tiempos. Ahora nos toca a nosotros llevarla a          cabo. Para eso          hemos de saber comprender a todos de corazón. Con más          comprensión cuanto más          distantes se encuentren de Cristo, con una caridad grande, con          un trato amable,          sin ceder en la conducta personal ni en la doctrina que hemos          recibido a través          del canal seguro de la Iglesia.
Acudamos a Nuestra          Señora pidiéndole luz y ayuda en esas metas apostólicas que nos          proponemos para          llevar a cabo la vocación apostólica recibida en el Bautismo.          Acudamos a Ella a          través del Santo Rosario, especialmente en este mes de octubre el            mes del            Rosario, visitemos sus santuarios y ermitas, ofreciéndole          algún pequeño          sacrificio, que Ella recoge sonriendo y lo transforma en algo          grande.          Dirigirnos a Ella en petición de ayuda es un buen comienzo en          todo apostolado.
En esa acción          evangelizadora que cada cristiano debe llevar a cabo de modo          natural y          sencillo, debemos tenerla a Ella como Modelo. Miremos su vida          normal: veremos          su caridad amable, el espíritu de servicio que se pone de          manifiesto en Caná,          en la presteza con que ayuda a su prima Santa Isabel... Debemos          contemplar su          sonrisa habitual, que la hacía tan atrayente para las personas          que          habitualmente la trataban... Así hemos de ser nosotros.
III. Siguiendo la          Misa propia de esta advocación mariana, pedimos también hoy al          Señor que nos          conceda, por intercesión de Santa María del Pilar, permanecer            firmes en la            fe y generosos en el amor11.
Le suplicamos ser firmes            en la fe, el tesoro más grande que hemos recibido. Saber          guardarla en          nosotros y en quienes especialmente Dios ha puesto a nuestro          cuidado de todo          aquello que la pueda dañar: lecturas inconvenientes, programas          de televisión          que poco a poco van minando el sentido cristiano de la vida,          espectáculos que          desdicen de un cristiano...; guardarla sin ceder en lo que          fielmente nos ha          transmitido la Iglesia, manteniendo con fortaleza esa buena          doctrina ante un          ambiente que en aras de la tolerancia se muestra en ocasiones          intolerante con          esos principios firmes en los que no cabe ceder, porque son los          cimientos en          los que se apoya toda nuestra vida. Resistid firmes en la fe12, exhortaba San Pedro          a los primeros cristianos en un ambiente pagano, parecido al que          en algunas          ocasiones podemos encontrar nosotros. Ceder en materia de fe o          de moral, por no          llevarse un mal rato, por limar aristas, por puro conformismo y          cobardía,          ocasionaría un mal cierto a esas personas que, tal vez un poco          más tarde, verán          la luz en nuestro comportamiento coherente con la fe de          Jesucristo.
En un ambiente en el          que quizá abundan la debilidad y la flaqueza, esta firmeza ha de          ir acompañada por          la generosidad en el amor: el saber entendernos con          todos, incluso con          quienes no nos comprenden o no quieren hacerlo, o tienen ideas          sociales y          políticas distintas u opuestas a las nuestras, con personas de          elevada cultura          o con aquellos que apenas saben leer..., manteniendo siempre una          actitud amable          compatible con la firmeza cuando sea necesaria, que nace de un          corazón que          trata a Dios diariamente en la intimidad de la oración.
Si la primera          evangelización, en España y en todas partes, se realizó bajo el          amparo de la          Virgen, esta nueva evangelización de las naciones que están          cimentadas desde su          origen en principios cristianos también se realizará bajo su          amparo y ayuda,          como la columna que guiaba y sostenía día y noche en el            desierto al          Pueblo elegido. Ella nos lleva a Jesús, que es nuestra Tierra          prometida; "es lo          que realiza constantemente, como queda plasmado en el gesto de          tantas imágenes          de la Virgen... Ella con su Hijo en brazos, como aquí en el          Pilar, nos lo          muestra sin cesar como el Camino, la Verdad y la Vida"13. "Para eso quiere          Dios que nos acerquemos al Pilar escribía San Josemaría Escrivá          al terminar de          relatar algunos pequeños sucesos de su amor a la Virgen en este          santuario mariano:          para que, al sentirnos reconfortados por la comprensión, el          cariño y el poder          de nuestra Madre aumente nuestra fe, se asegure nuestra          esperanza: sea más viva          nuestra preocupación por servir con amor a todas las almas. Y          podamos, con          alegría y con fuerzas nuevas, entregarnos al servicio de los          demás, santificar          nuestro trabajo y nuestra vida: en una palabra, hacer divinos          todos los caminos          de la tierra"14.
Hoy, en su fiesta,          nos acercamos con el corazón al Pilar y le pedimos a Nuestra          Señora que nos          guíe siempre, que sea la seguridad en la que se apoya nuestra          vida.
1 Antífona              de comunión, Lc 1, 48. — 2 Juan Pablo II, Homilía            en Zaragoza, 6-XI-1982. — 3 ídem, Enc. Redemptoris            Mater, 25-III-1987, 27. — 4 ídem, Homilía en            Zaragoza, cit. — 5 Eclo 24, 16-21. —          6 Oración              colecta de la Misa propia del día. — 7 Sab 18, 3; Ex            13, 21-22. — 8 Cfr. Ex 13,          21. — 9 Sab 18, 3. — 10 Juan Pablo II, Ángelus          15-XI-1987. — 11 Oración              sobre las ofrendas de la Misa propia del día. — 12 cfr. 1 Pdr 5,          9. — 13 Juan Pablo II, Homilía            en Zaragoza, cit. — 14 San Josemaría          Escrivá, Recuerdos del Pilar, Folleto MC n. 119, p. 47.
* Según una venerada          tradición, la Santísima Virgen se manifestó en Zaragoza sobre          una columna o          pilar, signo visible de su presencia. Desde antiguo se tributó          en aquel lugar          culto a la Madre de Dios y en su honor se edificó primero una          iglesia y luego          la actual basílica, centro de peregrinación de España          especialmente y del mundo          hispánico. Pío XII otorgó a todas las naciones de América del          Sur la          posibilidad de celebrar en este día la misma Misa particular que          se celebra en          España.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Adviento
REPORTAJE ESPECIAL                Dedicado a NUESTRA SEÑORA DEL                PILAR, Octubre 2010
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Fuente:          EWTN.com 
          Nuestra Señora de Aparecida Patrona de Brasil, 12 Octubre            
              
 La historia cuenta                  que en el año 1717, El gobernador de Sao Paulo y Minas                  Gerais, don Pedro de Almeida y Portugal, Conde de                  Assumar, pasó por la villa de Guaratinguetá camino a                  villa Rica. Por tal motivo, los pobladores del lugar,                  queriendo agasajar al invitado, solicitaron a tres                  pescadores, Domingos Garcia, Filipe Pedroso e João                  Alves, una provisión de peces.  |           
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Amigo, Santo          Biografía, 12 de octubre   
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Fuente:          Franciscanos.org 
          Serafín de Montegranario, Santo Lego Capuchino, 12          octubre   
              
 Nací en un pequeño                  pueblo de las Marcas, en la Italia central, donde todas                  las casas, como si fueran girasoles, están abiertas al                  sol. Fue en 1540, cuando en toda la región comenzaba a                  estabilizarse la Reforma Capuchina. Sin embargo yo no                  conocí a los frailes hasta que entré en el noviciado.  |           
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Fuente:          Ocd.pcn.net 
          Eufrasio del Niño Jesús, Beato Mártir, 12 Octubre   
              
 Eufrasio Barredo                  Fernández nació en Cancienes del Concejo de Corvera                  (Asturias) el 8 de febrero de 1897. El 5 de diciembre de                  1912 ingresó en el colegio teresiano de los Carmelitas                  Descalzos de Villafranca de Navarra. El 26 de julio de                  1916 emitió la profesión simple, que ratificaría con la                  solemne el 18 de marzo de 1922. Terminados sus estudios                  fue ordenado sacerdote el 23 de septiembre de 1922 en                  Santander. Destinado a Cracovia (Polonia), a fin de                  fortalecer la presencia carmelita en aquellas tierras,                  permaneció allí de 1926 a 1928. A su regreso fue                  destinado a Burgos, como director de las revistas "Ecos                  del Carmelo y Praga" y "Monte Carmelo".  |           
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Edwin            de Northumbria, Santo Mártir y Rey, Octubre 12            
              
 San Edwin (también                  conocido como Eadwine o Æduini) (c. 586-12 de octubre de                  633) fue Rey de Deira y Bernicia, los cuales se irían a                  conocer colectivamente como Northumbria. Su reino duro                  desde 616 hasta su muerte. El se convirtió al                  cristianismo y fue bautizado en el año 627; después de                  haber muerto en la Batalla de Hatfield Chase fue                  venerado como santo.  |           
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Fuente:          traducido por Helge Kuntschke 
          Maximiliano de Celeia, Santo Obispo de Lorch, 12 Octubre            
              
 Atríbuto: El santo Maximilian es presentado en una                  vestimenta episcopal y tiene en sus manos una espada y                  una cruz o un libro.  |           
Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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