viernes, 4 de octubre de 2013

Domingo por la Santísima Trinidad. 06/10/2013. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (Catecismo 2042, 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Precepto: Misa ENTERA. Víspera del Domingo comienza el Sábado a las 15 o 16:00 hs según diócesis

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 5-10

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los apóstoles dijeron al Señor:
"Auméntanos la fe".
El Señor les contestó:
"Si tuvieran fe como una semilla de mostaza, podrían decir a ese árbol frondoso:
"Arráncate de raíz y plántate en el mar", y los obedecería.
¿Quién de ustedes, si tiene un trabajador que labra la tierra o pastorea los rebaños,
le dice cuando regresa del campo: "Entra enseguida y ponte a comer?" ¿No le dirá más bien: "Prepárame de comer y sírveme para que yo coma y beba; y después comerás y beberás tú?"¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el trabajador, porque ha hecho lo mandado?
Así también ustedes: cuando hayan cumplido todo lo mandado, digan:
"No somos más que siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer"".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

27a. Dom Ord Ciclo C

Antífona de Entrada

Todo depende de tu voluntad, Señor, y nadie puede resistirse a ella. Tú has hecho los cielos y la tierra y las maravillas que contienen. Tú eres el Señor del universo.

 

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Padre lleno de amor, que nos concedes siempre más de lo que merecemos y deseamos; perdona misericordiosamente nuestras ofensas y otórganos aquellas gracias que no hemos sabido pedirte y tú sabes que necesitamos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

El justo vivirá por su fe

Lectura del libro del profeta Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4

"¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que me escuches? ¿Te denunciaré a gritos la violencia que reina, sin que vengas a salvarme? ¿Por qué me dejas ver la injusticia y te quedas mirando la opresión? Ante mí no hay más que asaltos y violencias, y surgen rebeliones y desórdenes".
El Señor me respondió así:
"Escribe la visión que te he manifestado, grábala en tablillas, para que se pueda leer de corrido. Es todavía una visión de algo lejano, pero que viene corriendo y no fallará; si tarda, espera, pues llegará sin falta. El malvado sucumbirá sin remedio, pero el justo vivirá por su fe".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 94

Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias.
Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Vengan, y puestos de rodillas adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él nuestro pastor y nosotros, sus ovejas.
Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras".
Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Segunda Lectura

No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 6-8.13-14

Querido hermano: Te recomiendo que reavives el don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos; porque el Señor no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de fortaleza, amor y moderación.
No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni te avergüences de mí, que estoy preso por su causa. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio sostenido por la fuerza de Dios.
Conforma tu predicación a la sólida doctrina que recibiste de mí acerca de la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Guarda este tesoro con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
La palabra de Dios permanece para siempre. Y ésa es la palabra que se les ha anunciado.
Aleluya.

Evangelio

¡Si ustedes tuvieran fe...!

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 5-10

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los apóstoles dijeron al Señor:
"Auméntanos la fe".
El Señor les contestó:
"Si tuvieran fe como una semilla de mostaza, podrían decir a ese árbol frondoso:
"Arráncate de raíz y plántate en el mar", y los obedecería.
¿Quién de ustedes, si tiene un trabajador que labra la tierra o pastorea los rebaños,
le dice cuando regresa del campo: "Entra enseguida y ponte a comer?" ¿No le dirá más bien: "Prepárame de comer y sírveme para que yo coma y beba; y después comerás y beberás tú?"¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el trabajador, porque ha hecho lo mandado?
Así también ustedes: cuando hayan cumplido todo lo mandado, digan:
"No somos más que siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer"".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Hermanos, por, todos los hombres y por sus necesidades, para que nunca falte a nadie la ayuda de nuestra caridad:
Respondemos:
Señor, ten piedad.

Para que la Iglesia viva en paz, crezca constantemente, se extienda por todo el mundo y persevere con alegría en la presencia del Señor, confortada por el Espíritu Santo, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.

Para que el Señor conceda a los que gobiernan el espíritu sabiduría y de prudencia, a fin de que rijan a sus pueblos pensando en la paz común ya en el bien y la prosperidad de sus súbditos, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.

Para que Dios Padre libere al mundo de toda falsedad, hambre y miseria, y auxilie a los perseguidos, a los encarcelados y a los que son tratados injustamente, roguemos al Señor
Señor, ten piedad.

Para que todos nosotros realicemos nuestro trabajo con espíritu cristianos y consigamos frutos abundantes por nuestras obras.
Señor, ten piedad.

Celebrante:
Señor Dios, dueño supremo de la vida y autor de la resurrección, delante del cual hasta los muertos viven, escuchan nuestras oraciones y haz que la palabra de tu Hijo, sembrada en nuestros corazones, germine y dé fruto abundante y que todos seamos confirmados en la esperanza de la resurrección y la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, este sacrificio de alabanza que tú mismo instituiste, y realiza en nosotros la obra de santificación que con su muerte nos mereció tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

Amén.

Prefacio

Las maravillas de la creación

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque creaste el universo entero, estableciste el continuo retorno de las estaciones, y al ser humano, formado a tu imagen y semejanza, sometiste las maravillas del mundo, para que, en nombre tuyo, dominara la creación, y, al contemplar tus grandezas, en todo momento te alabara, por Cristo, Señor nuestro.
A quien cantan los ángeles y los arcángeles, proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos participamos de un mismo pan y de un mismo cáliz.

 

Oración después de la Comunión

Que esta comunión, Señor, sacie nuestra hambre y nuestra sed de ti y nos transforme en tu Hijo, Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

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Meditación diaria

Vigésimo séptimo Domingo
ciclo c

AUMENTAR LA FE

— Avivar continuamente el amor a Dios.

— Pedir al Señor una fe firme, que influya en todas nuestras obras.

— Actos de fe.

I. La liturgia de este domingo se centra en la virtud de la fe, En la Primera lectura1 el Profeta Habacuc se lamenta ante el Señor del triunfo del mal, tanto en el pueblo castigado por medio del invasor, como por los mismos escándalos de este. ¿Hasta cuándo clamaré, Señor...? (...). ¿Por qué me haces ver desgracias, me muestras trabajos, violencias y catástrofes...", se queja el Profeta. El Señor le responde al fin con una visión en la que le exhorta a la paciencia y a la esperanza, pues llegará el día en que los malos serán castigados: la visión espera su momento, se acerca su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin echarse atrás. Sucumbirá quien no tenga su alma recta, pero el justo vivirá por la fe. Aun cuando en ocasiones pueda parecer que triunfa el mal y quienes lo llevan a cabo, como si Dios no existiese, llegará a cada uno su día y se verá que realmente ha salido vencedor quien ha mantenido su fidelidad al Señor. Vivir de fe es entender que Dios nos llama cada día y en cada momento a vivir, con alegría, como hijos suyos, siendo pacientes y teniendo puesta la esperanza en Él.

En la Segunda lectura2, San Pablo exhorta a Timoteo a mantenerse firme en la vocación recibida y a llenarse de fortaleza para proclamar la verdad sin respetos humanos: Aviva el fuego de la gracia de Dios...; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No tengas miedo de dar la cara por nuestro Señor y por mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio... Santo Tomás comenta que "la gracia de Dios es como un fuego, que no luce cuando lo cubre la ceniza"; y así ocurre cuando la caridad está cubierta por la tibieza o por los respetos humanos3. La fortaleza ante un ambiente adverso y la capacidad de dar a conocer, en cualquier lugar, la doctrina de Cristo, de participar en los duros trabajos del Evangelio, viene determinada por la vida interior, por el amor a Dios, que hemos de avivar continuamente, como una hoguera, con una fe cada vez más encendida. Esto es lo que le pedimos al Señor: Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y los deseos de los que te suplican: derrama sobre nosotros tu misericordia...4, concédenos aun aquello que no nos atrevemos a pedir5, una fe firme que avive nuestro amor, para superar nuestras propias flaquezas y para ser testimonios vivos allí donde se desarrolla nuestra vida. "¡Qué diferencia entre esos hombres sin fe, tristes y vacilantes en razón de su existencia vacía, expuestos como veletas a la "variabilidad" de las circunstancias, y nuestra vida confiada de cristianos, alegre y firme, maciza, en razón del conocimiento y del convencimiento absoluto de nuestro destino sobrenatural!"6. ¡Qué fuerza comunica la fe! Con ella superamos los obstáculos de un ambiente adverso y las dificultades personales, con frecuencia más difíciles de vencer.

II. Existe una fe muerta, que no salva: es la fe sin obras7, que se muestra en actos llevados a cabo a espaldas de la fe, en una falta de coherencia entre lo que se cree y lo que se vive. Existe también una "fe dormida", "esa forma pusilánime y floja de vivir las exigencias de la fe que todos conocemos con el nombre de tibieza. En la práctica, la tibieza es la insidia más solapada que puede hacerse a la fe de un cristiano, incluso de lo que muchos llamarían un buen cristiano"8. Necesitamos nosotros una fe firme, que nos lleve a alcanzar metas que están por encima de nuestras fuerzas y que allane los obstáculos y supere los "imposibles" en nuestra tarea apostólica. Es esta virtud la que nos da la verdadera dimensión de los acontecimientos y nos permite juzgar rectamente de todas las cosas. "Solamente con la luz de la fe y con la meditación de la Palabra divina es posible reconocer siempre y en todo lugar a Dios, en quien vivimos, nos movemos y existimos (Hech 17, 28), buscar su voluntad en todos los acontecimientos, contemplar a Cristo en todos los hombres, próximos o extraños, y juzgar con rectitud sobre el verdadero sentido y valor de las realidades temporales, tanto en sí mismas como en orden al fin del hombre"9.

En ocasiones Jesús llama a los Apóstoles hombres de poca fe10, pues no estaban a la altura de las circunstancias. Está el Mesías con ellos y tiemblan de miedo ante una tempestad en el mar11 o se preocupan excesivamente por el futuro12, cuando es el mismo Creador el que les ha llamado a seguirle. El Evangelio de la Misa nos presenta a los Apóstoles que, conscientes de su fe escasa, le piden a Jesús: Auméntanos la fe13. Así lo hizo el Señor, pues todos terminarían dando su vida, supremo testimonio de la fe, por atestiguar su firme adhesión a Cristo y a sus enseñanzas. Se cumplió la Palabra del Señor: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este árbol: arráncate y plántate en el mar, y os obedecería. La transformación de las almas de quienes se cruzaron en su camino fue un milagro aún mayor.

También nosotros nos encontramos en ocasiones faltos de fe, como los Apóstoles, ante dificultades, carencia de medios... Tenemos necesidad de más fe. Y esta se aumenta con la petición asidua, con la correspondencia a las gracias que recibimos, con actos de fe. "Nos falta fe. El día en que vivamos esta virtud –confiando en Dios y en su Madre–, seremos valientes y leales. Dios, que es el Dios de siempre, obrará milagros por nuestras manos.

"—¡Dame, oh Jesús, esa fe, que de verdad deseo! Madre mía y Señora mía, María Santísima, ¡haz que yo crea!"14.

III. ¡Señor, auméntanos la fe! ¡Qué estupenda jaculatoria para que se la repitamos al Señor muchas veces! Y junto a la petición, el ejercicio frecuente de esta virtud: cuando nos encontremos en alguna necesidad, en el peligro, cuando nos veamos débiles, ante el dolor, en las dificultades del apostolado, cuando parece que las almas no responden... cuando nos encontremos delante del Sagrario.

Muchos actos de fe hemos de hacer en la oración y en la Santa Misa. Se cuenta de Santo Tomás que cuando miraba la Sagrada Forma, al elevarla en el momento de la Consagración, repetía: Tu rex gloriae, Christe; tu Patris sempiternus es Filius, "Tú eres el rey de la gloria, Tú eres el Hijo sempiterno del Padre". Y San Josemaría Escrivá solía decir interiormente en esos mismos instantes: Adauge nobis fidem, spem et charitatem, "auméntanos la fe, la esperanza y la caridad", y Adoro te devote, latens deitas, "Te adoro con devoción, Dios escondido", mientras hacía la genuflexión15. Muchos fieles tienen la costumbre de repetir devotamente en ese momento, con la mirada puesta en el Santísimo Sacramento, aquella exclamación del Apóstol Tomás ante Jesús resucitado: ¡Señor mío y Dios mío! De cualquier forma, no podemos dejar que pase esa oportunidad sin manifestar al Señor nuestra fe y nuestro amor.

A pesar del afán por formarnos, por conocer cada vez mejor a Cristo, es posible que alguna vez nuestra fe vacile o tengamos temores y respetos humanos para manifestarla. La fe es un don de Dios que nuestra poquedad a veces no puede sostener. En ocasiones es tan pequeña como un granito de mostaza. No nos sorprendamos por nuestra debilidad, pues Dios cuenta con ella. Imitemos a los Apóstoles cuando se dan cuenta de que todo aquello que ven y oyen les supera. Pidámosle entonces, a través de Nuestra Señora y con la humildad de los discípulos, que aumente nuestra fe, para que, como ellos, podamos ser fieles hasta el final de nuestros días y llevemos a muchos hasta Él, como hicieron quienes le han seguido de cerca en todos los tiempos.

Nuestra Madre Santa María será siempre el punto de apoyo donde encontrará firmeza la fe y la esperanza, pero de modo muy particular cuando nos sintamos más débiles y necesitados, cuando nos veamos con menos fuerzas. "Nosotros, los pecadores, sabemos que Ella es nuestra Abogada, que jamás se cansa de tendernos su mano una y otra vez, tantas cuantas caemos y hacemos ademán de levantarnos; nosotros, los que andamos por la vida a trancas y barrancas, que somos débiles hasta no poder evitar que nos lleguen a lo más vivo esas aflicciones que son condición de la humana naturaleza, nosotros sabemos que es el consuelo de los afligidos, el refugio donde, en último término, podemos encontrar un poco de paz, un poco de serenidad, ese peculiar consuelo que solo una madre puede dar y que hace que todo vuelva a estar bien de nuevo. Nosotros sabemos también que, en esos momentos en que nuestra impotencia se manifiesta en términos casi de exasperación o de desesperación, cuando ya nadie puede hacer nada y nos sentimos absolutamente solos con nuestro dolor o nuestra vergüenza, arrinconados en un callejón sin salida, todavía Ella es nuestra esperanza, todavía es un punto de luz. Ella es aún el recurso cuando ya no hay a quien recurrir"16.

1 Hab 1, 2-3; 2, 2-4. — 2 2 Tim 1, 6-8; 13-14. — 3 Santo Tomás, Comentario a la Segunda Carta a los Corintios, 1, 6. — 4 Misal Romano, Oración colecta de la Misa. — 5 Ibídem. — 6 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 73 . — 7 Cfr. Sant 2, 17. — 8 P. Rodríguez, Fe y vida de fe, p. 138. — 9 Conc. Vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 4. — 10 Mt 8, 26; 6, 30. — 11 Cfr. Mt 8, 26. — 12 Cfr. Mt 6, 30. — 13 Lc 17, 5. — 14 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 235. — 15 Cfr. A.Vázquez de Prada, El fundador del Opus Dei, Rialp, Madrid 1983, p. 267 ss. — 16 F. Suárez, La puerta angosta, Rialp, 9ª ed. Madrid 1985, pp. 227-228.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Bruno
Fundador de los Cartujos
6 de Octubre
Año 1101

Bruno significa: "fuerte como una coraza o armadura metálica" (Brunne, en alemán es coraza).

Este santo se hizo famoso por haber fundado la comunidad religiosa más austera y penitente, los monjes cartujos, que viven en perpetuo silencio y jamás comen carne ni toman bebidas alcohólicas.

Nació en Colonia, Alemania, en el año 1030. Desde joven demostró poseer grandes cualidades intelectuales, y especialísimas aptitudes para dirigir espiritualmente a los demás. Ya a los 27 años era director espiritual de muchísimas personas importantes. Uno de sus dirigidos fue el futuro Papa Urbano II.

Ordenado sacerdote fue profesor de teología durante 18 años en Reims, y Canciller del Sr. Arzobispo, pero al morir éste, un hombre indigno, llamado Manasés, se hizo elegir arzobispo de esa ciudad, y ante sus comportamientos tan inmorales, Bruno lo acusó ante una reunión de obispos, y el Sumo Pontífice destituyó a Manasés. Le ofrecieron el cargo de Arzobispo a nuestro santo, pero él no lo quiso aceptar, porque se creía indigno de tan alto cargo. El destituido en venganza, le hizo quitar a Bruno todos sus bienes y quemar varias de sus posesiones.

Dicen que por aquel tiempo oyó Bruno una narración que le impresionó muchísimo. Le contaron que un hombre que tenía fama de ser buena persona (pero que en la vida privada no era nada santo) cuando le estaban celebrando su funeral, habló tres veces. La primera dijo: "He sido juzgado". La segunda: "He sido hallado culpable". La tercera: "He sido condenado". Y decían que las gentes se habían asustado muchísimo y habían huido de él y que el cadáver había sido arrojado al fondo de un río caudaloso. Estas narraciones y otros pensamientos muy profundos que bullían en su mente, llevaron a Bruno a alejarse de la vida mundana y dedicarse totalmente a la vida de oración y penitencia, en un sitio bien alejado de todos.

Teniendo todavía abundantes riquezas y gozando de la amistad de altos personajes y de una gran estimación entre la gente, y pudiendo, si aceptaba, ser nombrado Arzobispo de Reims, Bruno renunció a todo esto y se fue de monje al monasterio de San Roberto en Molesmes. Pero luego sintió que aunque allí se observaban reglamentos muy estrictos, sin embargo lo que él deseaba era un silencio total y un apartamiento completo del mundo. Por eso dispuso irse a un sitio mucho más alejado. Iba a hacer una nueva fundación.

San Hugo, obispo de Grenoble, vio en un sueño que siete estrellas lo conducían a él hacia un bosque apartado y que allá construían un faro que irradiaba luz hacia todas partes. Al día siguiente llegaron Bruno y seis compañeros a pedirle que les señalara un sitio muy apartado para ellos dedicarse a la oración y a la penitencia. San Hugo reconoció en ellos los que había visto en sueños y los llevó hacia el monte que le había sido indicado en la visión. Aquel sitio se llamaba Cartuja, y los nuevos religiosos recibieron el nombre de Cartujos.

San Bruno redactó para sus monjes un reglamento que es quizás el más severo que ha existido para una comunidad. Silencio perpetuo. Levantarse a media noche a rezar por más de una hora. A las 5:30 de la mañana ir otra vez a rezar a la capilla por otra hora, todo en coro. Lo mismo a mediodía y al atardecer.

Nunca comer carne ni tomar licores. Recibir visitas solamente una vez por año. Dedicarse por varias horas al día al estudio o a labores manuales especialmente a copiar libros. Vivir totalmente incomunicados con el mundo... Es un reglamento propio para hombres que quieren hacer gran penitencia por los pecadores y llegar a un alto grado de santidad.

San Hugo llegó a admirar tanto la sabiduría y la santidad de San Bruno, que lo eligió como su director espiritual, y cada vez que podía se iba al convento de la Cartuja a pasar unos días en silencio y oración y pedirle consejos al santo fundador. Lo mismo el Conde Rogerio, quien desde el día en que se encontró con Bruno la primera vez, sintió hacia él una veneración tan grande, que no dejaba de consultarlo cuando tenía problemas muy graves que resolver. Y aun se cuenta que una vez a Rogerio le tenían preparada una trampa para matarlo, y en sueños se le apareció San Bruno a decirle que tuviera mucho cuidado, y así logró librarse de aquel peligro.

Por aquel tiempo había sido nombrado Papa Urbano II, el cual de joven había sido discípulo de Bruno, y al recordar su santidad y su gran sabiduría y su don de consejo, lo mandó ir hacia Roma a que le sirviera de consejero. Esta obediencia fue muy dolorosa para él, pues tenía que dejar su vida retirada y tranquila de La Cartuja para irse a vivir en medio del mundo y sus afanes. Pero obedeció inmediatamente. Es difícil calcular la tristeza tan grande que sus monjes sintieron al verle partir para lejanas tierras. Varios de ellos no fueron capaces de soportar su ausencia y se fueron a acompañarlo a Roma. Y entonces el Conde Rogerio le obsequió una finca en Italia y allá fundó el santo un nuevo convento, con los mismos reglamentos de La Cartuja.

Los últimos años del santo los pasó entre misiones que le confiaba el Sumo Pontífice, y largas temporadas en el convento dedicado a la contemplación y a la penitencia. Su fama de santo era ya muy grande.

Murió el 6 e octubre del año 1101 dejando en la tierra como recuerdo una fundación religiosa que ha sido famosa en todo el mundo por su santidad y su austeridad. Que Dios nos conceda como a él, el ser capaces de apartarnos de lo que es mundano y materialista, y dedicarnos a lo que es espiritual y lleva a la santidad.

Que sean pocas tus palabras (S. Biblia).

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Fe (Foy), Santa Virgen y Mártir, Octubre 6  

Fe (Foy), Santa

Mártir

Martirologio Romano: En Agen, ciudad de Aquitania, santa Fe, mártir (s. IV).

Etimología: Fe = fiel. Viene de la lengua latina.


La versión francesa de su nombre es Foy, con el que es conocida por muchos

Cuando esta doncella compareció ante los procuradores Daciano y Ageno por ser cristiana, hizo primero la señal de la cruz y pidió ayuda celestial, después se volvió hacia Daciano, quien le preguntó: "¿Cómo te llamas?" Ella respondió: "Me llamo Fe y espero estar a la altura de mi nombre". Daciano le preguntó: "¿Cual es tu religión? Fe replicó: "Desde niña he servido a cristo y a Él me he consagrado". Daciano, que se sentía inclinado al perdón, le dijo: "Hija mía, piensa en tu juventud y tu belleza. Renuncia a tu religión y ofrece sacrificios a Diana. Es una diosa de tu sexo y te concederá toda clase de bienes". Pero la santa respondió: "Todos los dioses de los gentiles son malos. ¿Cómo, pues, me pides que les ofrezca sacrificios?" Daciano exclamó: "Si no ofreces sacrificios, morirás en el tormento". La joven replicó: "Estoy pronta a sufrir todos los tormentos por Cristo. Ardo en deseos de morir por Él". Daciano ordenó a los verdugos que trajesen una parrilla y tendiesen a Fe sobre ella. Los verdugos vertieron aceite en el fuego para avivar las llamas y hacer más violenta la tortura. Algunos espectadores, horrorizados gritaron: "¿Cómo te atreves a atormentar a una doncella cuyo único crimen es adorar a Dios?" Daciano mandó arrestar al punto a algunos de los que habían lanzado ese grito. Como éstos se negaron a ofrecer sacrificios, fueron decapitados junto con Santa Fe.

La leyenda que acabamos de reproducir no es fidedigna, ya que se confunde en algunos puntos con la de San Caprasio (20 de octubre). Pero el culto de Santa Fe era muy popular en la Edad Media en Europa. La capilla del costado oriental de la cripta de la Catedral de San Pablo, en Londres, lleva todavía el nombre de la santa. Antes del Gran Incendio, existía en Faringdon Ward Withinuna parroquia consagrada a Santa Fe, que fue derribada en 1240 para ensanchar el coro de la catedral.

En Conques, existe una estatua relicario de Santa Fe con una historia muy particular:

Resulta que un monje fue un día a robar sus reliquias en la iglesia de santa Fe de Agen.

La razón que aducía acerca de su robo era que en su abadía no había reliquias para que los peregrinos se detuvieran a verlas y, de camino, ganar algún dinero con las visitas.

Por lo visto era una costumbre extendida en la Edad Media. No era por el hecho de robar sino para incrementar la santidad de los fieles.

Desde que se realizó el traslado de las reliquias, la abadía tuvo una época de prosperidad muy grande.

Además, como se encontraba en la ruta del Camino de Santiago de Compostela, los peregrinos se paraban para rezar ante la bella estatua de roca que contenía el cráneo de la santa mártir.

Su fama se extendió por Francia, España y Portugal. Y su fama llegó hasta la misma América cuando los conquistadores descubrieron el Nuevo Mundo.

Hay muchas ciudades que llevan su nombre en varias naciones americanas.

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Fuente: ACI Prensa
María Francisca de las Cinco Llagas de Jesús, Santa Religiosa, Octubre 6  

María Francisca de las Cinco Llagas de Jesús, Santa

María Francisca de Nápoles

Nació en Nápoles, Italia en 1715. Su padre era un tejedor, hombre de terrible mal genio, y la madre era una mujer extraordinariamente piadosa. Desde muy pequeñita fue obligada por su padre a trabajar muchas horas cada día en su taller de hilados, pero la mamá aprovechaba todo rato libre para leerle libros piadosos y llevarla al templo a orar. El párroco, admirado de su piedad y viendo que se sabía de memoria el catecismo, la admitió a los 8 años a la Primera Comunión, y al año siguiente la encargó de preparar a varios niños.

Como era hermosa, el papá le consiguió un novio de clase rica. Pero María Francisca le dijo que ella había prometido a Dios conservarse soltera y virgen para dedicarse a la vida espiritual y a ayudar a salvar almas. El padre montó en cólera y la castigó serveramente; sin embargo, gracias a las influencias y mediación de un padre franciscano, el papa de la santa aceptó dejarla en libertad para que ella siguiese su vocación religiosa. El 8 de septiembre de 1731 recibió el hábito de Terciaria franciscana y siguió viviendo en su casa, pero con comportamientos de religiosa.

Frecuentemente mientras estaba en oración entraba en éxtasis. La Virgen se le aparecía y le traía mensajes. Tras la muerte de su madre, la santa decidió abandonar su hogar y mudarse a una casa cural donde permaneció los últimos 38 años de su vida, siempre en constante oración, penitencia y sufrimiento que los ofrecía por las almas del purgatorio y la conversión de los pecadores.

Poco después, le aparecieron las cinco llagas o heridas de Jesús en su cuerpo. Su salud era muy defectuosa y las enfermedades la hacían sufrir enormemente. El 6 de octubre de 1791 murió santamente. Y el 29 de Junio de 1867 el Sumo Pontífice Pío IX la declaró santa.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Magno Obispo de Odezzo, Santo Obispo y Confesor, 6 Octubre  

Magno Obispo de Odezzo, Santo

Según la tradición, Magno nació en Altino en una familia noble, probablemente en el último cuarto del siglo VI. Después de realizar estudios humanísticos en su ciudad natal, se retiró para hacer vida eremítica a una isla de una laguna cercana, donde se preparó para el sacerdocio. Fue ordenado en la ciudad de Oderzo, donde ejerció su sacerdocio combatiendo a los últimos propagadores del paganismo y a la infiltración arriana proveniente de la diócesis (Ceneda), ocupada por los Lombardos.

En 630 sucede a San Tiziano en la sede episcopal de Oderzo. La Ciudad y parte de la diócesis todavía está sujeta a Bizancio, de la que constituía el último contrafuerte de resistencia en tierra firme contra el reino lombardo. No es extraño que Rotari, aprovechando la circunstancia de que las fuerzas bizantinas estaban comprometidas en Oriente, en 638-39 asaltó y ocupó la ciudad. La mayor parte de los habitantes, bajo la guía de su jefe político y especialmente del obispo, se refugió en la isla vecina de la laguna véneta, que formaba parte de la diócesis de Oderzo. Magno obtiene del Papa Severino (28 maggio - 2 agosto 640) y de Primigenio, patriarca de Grado, la transferencia de la sede episcopal, aunque conservando el nombre de Oderzo. Allí construye la catedral dedicada al apóstol San Pedro, de modo que la tradición también lo hace fudador, por divina inspiración, de otras ocho iglesias en la zona en donde surgirá Venecia. En 665-667, Oderzo fue reocupada y casi destruida por los Lonbardos. El santo sobrevive pocos años a este triste evento: muerenonagenario alrededor de 670 y fue sepultado en su catedral.

Cuando debido al hundimiento de la laguna circundante, Eraclea fue abandonada por sus habitantes, Pietro Ziani (1205-29), el 6 de octubre de 1206, hizo trasportar los restos de San Magno Venecia, a la iglesia de San Jeremías. El 21 de dicembre de 1459 el senado veneciano decretó que ese día fuera festivo para toda la ciudad; el 28 de septiembre de 1563, un nuevo decreto del senado permite que un brzo del santo sea llevado a la basílica de San Marcos y que todos los años, el día 6 de octubre sea expuesto a la veneración de los fieles dentro de un rico relicario.

En Venecia se sigue venerando a San Magno a pesar de que después de el 22 de abril de 1956 sus restos volvieron a la nueva Eraclea para ser conservados en la iglesia parroquial de Santa María Inmaculada.

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Fuente: Passiochristi.org
Isidoro de San José De Loor, Beato Presbítero Pasionista, 6 Octubre  

Isidoro de San José De Loor, Beato

Los santos pueden parecer todos iguales, pero al final vemos que no existe uno igual a otro. También Isidoro ofrece su vida al Señor en sacrificio y escribe a los suyos: "Los he dejado para vivir solo para el Señor y trabajar mucho por la salvación de mi alma, de la de ustedes y de las de muchos otros".

Se le puede definir como el campesino santo. Nace en Vrasene (Bélgica) el 8 de abril de 1881 de una familia de campesinos. Es doblemente afortunado, primero porque sus padres se distinguen por la piedad, la rectitud moral y una conducta irreprensible. En segundo lugar porque "La agricultura ha sido creada por el Altísimo" (Sir. 7,15) y el trabajo de los campos es agradable a Dios. También en el convento se dedicará con pasión al trabajo del campo y escribirá: "Trabajar y plantar en el huerto me hace maravillosamente bien".

Es un joven robusto, activo y sociable; ayuda a la familia trabajando en el campo y el invierno con el tico como obrero de la empresa de pavimentación de las calles; canta en el coro de la parroquia y también es catequista. Participa asiduamente en la vida de la parroquia, se inscribe a la "Pía unión por el Vía Crucis semanal" y ama meditar la pasión de Jesús. Mientras va madurando la idea de ser religioso. Un sacerdote redentorista lo encamina hacia los pasionistas por su amor a Jesús Crucificado. En abril de 1907, a los 26 años de edad entra en el noviciado pasionista de Ere como religioso hermano.

Sufre mucho por la separación de su familia y padece un malestar, él que habla flamenco, debe hablar en francés, la lengua oficial en el convento. El 8 de septiembre de 1907 toma el hábito pasionista y un año después emite la profesión religiosa.

Está feliz por su vocación. Escribe a sus padres: "Aquí todos somos iguales, del superior al más pequeño; todos en una misma mesa, en una misma oración, en un mismo reposo, en una misma recreación. Todos juntos trabajamos, según la condición de cada uno. Nos damos un servicio recíproco"

Su vida no cambia mucho; habituado desde su familia a ser un apóstol continúa a serlo también en el convento. "Cumpliendo todo por la gloria de Dios, escribe, "colaboro en la conversión de los pecadores y a difundir la devoción a la Pasión de Jesús y a los dolores de María. Mientras los sacerdotes van a predicar, nosotros los hermanos trabajamos para la comunidad; también el trabajo más insignificante se convierte en mérito para Dios y nuestra salvación. No anhelo, ni deseo otra cosa que sacrificarme enteramente por la salvación de las almas".

Humildad y paciencia son sus virtudes. "El trabajo, dice bromeando, me hace bien. Así cuando viene el diablo y me encuentra ocupado, se convence que no tiene nada que esperar de mi... y no le queda más que irse".

Su vida es una continua búsqueda de la voluntad de Dios; sobre ella extiende su jornada y en ella encuentra paz y serenidad, en una continua acción de gracias. En la víspera de sus votos escribe: "Estoy por hacer mi profesión, únicamente para hacer la voluntad de Dios". Lo llaman "el hermano bueno, el hermano de la voluntad de Dios, la encarnación de la regla pasionista".

Vive una rígida pobreza y escribe: "No poseo muchas cosas; solo tengo un crucifijo, una navaja de afeitar, un sacapuntas, un lápiz, pero no se como hacerles comprender la grande alegría que me llena viéndome libre de todo, para que mi corazón no ame sino a Jesús".

No falta el sufrimiento físico. En Junio de 1911, por un cáncer, le es extirpado el ojo derecho. Soporta todo con grande fuerza, tanto que el médico que lo opera exclama: "Este hombre deber ser un santo". Él escribe: "Me he confesado y en la comunión he ofrecido a Dios mi ojo por la expiación de mis pecados, por el bien espiritual y material de ustedes y por otras muchas otras intenciones. Me he abandonado cómodamente a la voluntad de Dios, sin entristecerme".

El mal continúa su curso. Padece cáncer en el intestino y el médico advierte al superior las consecuencias fatales de la enfermedad. El superior hace conciente a Isidoro, el cual acoge la noticia con la habitual serenidad. Padece dolorosas operaciones. Exclama: "Debemos aceptar nuestros sufrimientos en unión con Jesús, que es para nosotros el modelo de abandono a la voluntad del Padre". Los familiares no podrán estar siempre con él para asistirlo, porque lo impiden los alemanes que han ocupado Bélgica. Estamos en plena 1ª guerra mundial. Muere en octubre de 1916, de 35 años.

El humilde y silencioso hermano pasionista se convertirá en una de las figuras más amadas y populares de Bélgica. Juan Pablo II lo ha declarado beato el 30 de septiembre de 1984.

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Maria Rosa Durocher, Beata Virgen, Fundadora, 6 Octubre  

Maria Rosa Durocher, Beata

Batizada con el nombre de Eulalie Durocher nació en San Antoine-sur-Richelieu (Canadá) el 6 de octubre de 1811. Ella vió la gran necesidad de instrucción para la juventud. Sobre todo las jóvenes recibían muy poca instrucción.

Por solicitud del Obispo Ignace Bourget, ella fue a Longueuil para fundar una nueva comunidad dedicada a la instrucción de la juventud. Dicha comunidad recibió el nombre de Hijas de los Sagrados Nombres de Jesús y María.

Por su fe, su juicio y su creatividad apostólica, esta mujer tenía una gran influencia en la sociedad y la Iglesia de Quebec. Nacida para educar, supo desarrollar los dones de las personas a su alrededor y logró abrir su congregación al futuro.

El 8 de diciembre de 1844, junto con Henriette Cérré y Mélodie Dufresne, hicieron su profesión religiosa en la iglesia de Longueuil. El 6 de octubre de 1849, el Obispo Ignace Bourget presidió al entierro de Madre Marie-Rose que había fallecido ese mismo día a la edad de treinta y ocho años.

Fue beatificada por el Santo Padre Juan Pablo II el 23 de mayo de 1982

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Fuente: Santiebeati.it
Artaldo de Belley, Santo Monje y Obispo, 6 de octubre  

Artaldo de Belley, Santo

Monje y Obispo

Martirologio Romano: En la Cartuja de Arvières, en la Borgoña, fundada por él mismo, san Artaldo, obispo de Belley, que tenía cerca de noventa años cuando, a pesar suyo, fue elegido obispo, pero a los dos años renunció, volviendo a la vida monástica, y falleció a la edad de ciento seis años (1206).

Fecha de canonización: 2 de junio 1834.

 

El "Martyrologium Romanum" lo recuerda al 6 de octubre con el nombre de Artaldo, en Francia se lo conoce como Arthaud o Arthold. Nació hacia el 1101 en el castillo de Sothonod, parroquia de Songieu, en Valromey (Departamento francés de Ain cuya capital es Bourg-en-Bresse).

Artaldo transcurrió su juventud en la corte de Amadeo III de Saboya, 1095 -1148, quien murió en Chipre durante la segunda Cruzada. Con casi veinte años, en el 1120, entró en la Cartuja de Portes (Lione) y cuando tuvo 31 años fue enviado a la diócesis de Ginebra, para fundar allí un monasterio de la orden cartuja, fundado en el 1084 por San Bruno.

Pero la primera casa, levantada cerca de Mont Colombier, fue destruida un año después por un incendio; entonces Artaldo se desplazó a la meseta de Arvièrs donde fundó una nueva cartuja convirtiéndose en su prior.

En aquellos días debía ya de tener una reputación de santidad, dado que el papa Alejandro III (1159 -1181) le hacía confidencias en epístolas escritas después de sus confrontaciones con el emperador Federico Barbirrojo.

Muy a su a pesar, Artaldo fue elegido obispo de Belley, ciudad francesa y capital de un condado en la Edad Media, siendo el sucesor del obispo Reginaldo; para evitar asumir el cargo se escondió, pero por poco tiempo, en 1188 se vio obligado a aceptar el nombramiento.

Tan sólo estuvo a cargo de la diócesis por dos años, porque en el 1190 consiguió que el Papa Clemente III (1187 -1191) aceptara su renuncia y por lo tanto pudo regresar a su cartuja en Arvières, dónde vivió santamente hasta los 105 años, su muerte ocurrió el 6 de octubre 1206.
Sus reliquias, reconocidas oficialmente en 1640, durante la Revolución francesa, fueron confiadas a la parroquia de Lochieu, y luego de algunos entierros y exhumaciones, el 13 de abril de 1830 regresaron de nuevo a la susodicha iglesia parroquial.

Su fiesta celebrada por los cartujos el 6 de octubre, fue extendida a toda la diócesis de Belley y luego a toda Europa, de papa Gregorio XVI, mediante decreto confirmó su culto el 2 de junio 1834.

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Otros Santos y Beatos

San Román, obispo

En Auxerre, de Neustria, san Román, obispo (c. 564).

San Ywio, monje

En Bretaña Menor, san Ywio, diácono y monje, discípulo de san Cutberto, obispo de Lindisfarne, que pasó de Inglaterra a esta región, donde vivió entregado a las vigilias y ayunos (c. 704).

San Juan Xenos, monje

En Azogyrea, en la isla de Creta, san Juan, apellidado Xenos, que propagó en la isla la vida monástica (s. XI).

San Pardulfo, abad

En Guéret, en la región de Limoges, en Aquitania, san Pardulfo, abad, del cual, ilustre por su santidad de vida, se cuenta que hizo huir de su iglesia a los sarracenos que retrocedían ante Carlos Martel (737).

San Adalberón, monje y obispo

En el monasterio de Lambach, en Baviera, muerte de san Adalberón, obispo de Würzburg, que, por defender la Sede Apostólica, tuvo que sufrir mucho por parte de los cismáticos y, expulsado varias veces de su sede, pasó en paz sus últimos años en dicho monasterio de Lambach, que él mismo había fundado (1090).

Beato Francisco Hunot, presbítero y mártir

Frente a Rochefort, en el litoral de Francia, beato Francisco Hunot, presbítero y mártir, que, por su condición de sacerdote, durante la persecución contra la Iglesia fue encarcelado en una vieja nave anclada, muriendo víctima de las fiebres (1794).

San Francisco Tran Van Trung, mártir

En la ciudad de An-Hoa, en Annam, san Francisco Tran Van Trung, mártir, que, siendo soldado, resistió enérgicamente las propuestas de apostatar de la fe cristiana, por lo cual el emperador Tu Duc le hizo degollar (1858).

San Ságar, obispo y mártir

En Laodicea, de Frigia, san Ságar, obispo y mártir, que padeció en tiempo de Servilio Paulo, procónsul de Asia, (c. 170).

San Renato, obispo

En la ciudad de Sorrento, en la Campania, san Renato, obispo (c. s. V).

 

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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