JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 20, 27-40
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús          algunos saduceos. Como los          saduceos niegan la 
          resurrección de los muertos, le preguntaron: 
          "Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si alguno tiene un hermano          casado que          muere sin haber 
          tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su          hermano. Pues          bien, hubo una 
          vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin          dejar hijos. El          segundo, el tercero 
          y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y          todos murieron          sin dejar 
          sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando          llegue la resurrección,          ¿de cuál de 
          ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados          con ella?"
          Jesús les dijo: 
          "En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida          futura, los que          sean juzgados dignos 
          de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni          podrán ya morir,          porque serán como 
          los ángeles e hijos de Dios, pues él los habrá resucitado. 
          Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el          episodio de la          zarza, cuando llama 
          al Señor, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque          Dios no es Dios          de muertos, 
          sino de vivos, pues para él todos viven". 
          Entonces, unos escribas le dijeron: 
          "Maestro, has hablado bien". 
          Y a partir de ese momento ya no se atrevieron a preguntarle          nada.
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
 Suplicamos su oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
sab          33a. Ordinario año impar
      Antífona de Entrada
      Que se              postre ante ti, Señor, la Tierra entera; que todos canten              himnos en tu honor y              alabanzas a tu nombre.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Dios todopoderoso y eterno, que con amor gobiernas los cielos            y la tierra,            escucha 
            paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de            nuestra vida            transcurran en tu paz.
            Por nuestro Señor Jesucristo.
            Amén.
Primera            Lectura
      Por el              daño que hice en Jerusalén muero ahora lleno de tristeza
Lectura              del primer libro de los Macabeos 6, 1-13
Cuando recorría las regiones            altas de Persia, el rey Antíoco se enteró de que había una            ciudad 
            llamada Elimaida, famosa por sus riquezas de oro y plata. En            su riquísimo            templo se guardaban 
            los yelmos de oro, las corazas y las armas dejadas allí por            Alejandro, hijo de            Filipo y rey de 
            Macedonia, que fue el primero que reinó sobre los griegos. 
            Antíoco se dirigió a Elimaida, con intención de apoderarse de            la ciudad y de            saquearla. Pero no 
            lo consiguió, porque al conocer su propósitos, los habitantes            le opusieron            resistencia y tuvo que 
            salir huyendo y marcharse de allí con gran tristeza, para            volverse a Babilonia.            
            Todavía se hallaba en Persia, cuando llegó un mensajero que le            anunció la            derrota de las tropas 
            enviadas a la tierra de Judá. Lisias, que había ido al frente            de un poderoso            ejército, había sido 
            derrotado por los judíos. Éstos se habían fortalecido con las            armas, las tropas            y el botín 
            capturado al enemigo. Además, habían destruido el altar pagano            levantado por él            sobre el altar 
            de Jerusalén. Habían vuelto a construir una muralla alta en            torno al santuario            y a la ciudad de 
            Bet-Sur. 
            Ante tales noticias, el rey se impresionó y se quedó            consternado, a tal grado            que cayó en cama 
            enfermo de tristeza, por no haberle salido las cosas como él            había querido.            Permaneció ahí 
            muchos días, cada vez más triste y pensando que se iba a            morir. Entonces mandó            llamar a todos 
            sus amigos y les dijo: 
            "El sueño ha huido de mis ojos. Me siento abrumado de            preocupación. Y me            pregunto: 
            ¿Por qué estoy tan afligido ahora y tan agobiado por la            tristeza, si me sentía            tan feliz y amado 
            cuando era poderoso? Pero ahora me doy cuenta del daño que            hice en Jerusalén,            cuando me 
            llevé los objetos de oro y plata que en ella había, y mandé            exterminar sin            motivo a los habitantes 
            de Judea. Reconozco que por esta causa me han sobrevenido            estas desgracias y            que muero en 
            tierra extraña, lleno de tristeza ".
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Del              salmo 9
Cantemos              al Señor, nuestro salvador.
Te doy            gracias, Señor, de todo corazón y proclamaré todas tus            maravillas; me alegro y            me regocijo contigo y toco en tu honor, Altísimo.
            Cantemos al Señor, nuestro salvador.
Porque            mis enemigos retrocedieron, cayeron y perecieron ante ti.            Reprendiste a los            pueblos, destruiste al malvado y borraste para siempre su            recuerdo.
            Cantemos al Señor, nuestro salvador.
Los            pueblos se han hundido en la tumba que hicieron, su pie quedó            atrapado en la            red que escondieron. Tú, Señor, jamás olvidas al pobre y la            esperanza del            humilde jamás perecerá.
            Cantemos al Señor, nuestro salvador.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido a la muerte y ha            hecho resplandecer la            vida por medio 
            del Evangelio. 
            Aleluya.
Evangelio
      Dios no es Dios de muertos,              sino de vivos
† Lectura del santo              Evangelio según san Lucas 20, 27-40
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se            acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan            la 
            resurrección de los muertos, le preguntaron: 
            "Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si alguno tiene un hermano            casado que            muere sin haber 
            tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su            hermano. Pues            bien, hubo una 
            vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin            dejar hijos. El            segundo, el tercero 
            y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y            todos murieron            sin dejar 
            sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando            llegue la            resurrección, ¿de cuál de 
            ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados            con ella?"
            Jesús les dijo: 
            "En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida            futura, los que            sean juzgados dignos 
            de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni            podrán ya morir,            porque serán como 
            los ángeles e hijos de Dios, pues él los habrá resucitado. 
            Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el            episodio de la            zarza, cuando llama 
            al Señor, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob.            Porque Dios no es Dios            de muertos, 
            sino de vivos, pues para él todos viven". 
            Entonces, unos escribas le dijeron: 
            "Maestro, has hablado bien". 
            Y a partir de ese momento ya no se atrevieron a preguntarle            nada.
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Concédenos, Señor,            participar dignamente en esta Eucaristía, porque cada vez que            celebramos 
            el memorial del sacrificio de tu Hijo, se lleva a cabo la obra            de nuestra            redención.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      El misterio de la salvación
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre            y en todo 
            lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por            Cristo, nuestro            Señor.
            El cual, compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer            de la Virgen;            sufriendo la cruz, 
            nos libró de eterna muerte y, resucitando, nos dio vida            eterna.
            Por eso,
            con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros            celestiales, cantamos            sin cesar el himno 
            de tu gloria:
Antífona de la Comunión
      Para              mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado la copa hasta              los bordes.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad para que,            alimentados del mismo            pan del cielo, 
            permanezcamos siempre unidos por el mismo amor.
          Por            Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Dia 23/11-1          San Clemente I (Papa y mártir,          rojo)
      Antífona de          Entrada
      Este santo luchó hasta            la muerte en defensa de la ley            de Dios, y no temió las palabras de los malvados; estaba            afianzado sobre roca            firme.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Dios de poder y misericordia, que infundiste tu fuerza a san          Clemente para que          pudiera soportar el dolor del martirio; concede a los que hoy          celebramos su          victoria vivir defendidos de los engaños del enemigo bajo tu          protección          amorosa.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Apacienten el rebaño de            Dios que él les ha confiado
Lectura de la primera            carta del apóstol san Pedro
            5, 1-4
Hermanos: Me dirijo ahora          a los pastores de las comunidades          de ustedes, yo, que también soy pastor como ellos y además he          sido testigo de          los sufrimientos de Cristo y participante de la gloria que se va          a manifestar.
          Apacienten el rebaño que Dios les ha confiado y cuiden de él no          como obligados          por la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por          ambición de dinero,          sino con entrega generosa; no como si ustedes fueran los dueños          de las          comunidades que se les han confiado, sino dando buen ejemplo. Y          cuando aparezca          el Pastor supremo, recibirán el premio inmortal de la gloria.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo 88
Proclamaré sin cesar la            misericordia del Señor.
Cantaré eternamente del          Señor las bondades y anunciará          mi boca tu lealtad por todas las edades. Pues el Señor ha dicho:          "Mi amor          es un amor eterno y mi fidelidad, más firme que los cielos".
          Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Una alianza pacté con mi          elegido, a mi siervo David,          yo le he jurado: "Perpetuaré tu descendencia y afirmaré para          siempre tu          reinado".
          Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Hallé a David, mi siervo,          y lo he ungido con óleo          sagrado a fin de que mi mano lo sostenga y lo revista de valor,          mi brazo.
          Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Su poder en mi nombre          crecerá, mi amor y mi lealtad          serán su escolta. El me podrá decir: "Tú eres mi Padre, mi Dios,          mi roca          salvadora".
          Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Aclamación          antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Síganme, dice el Señor, y haré de ustedes pescadores de hombres.
          Aleluya.
Evangelio
      Tú eres Pedro y a ti te            daré las llaves del Reino de            los cielos
† Lectura del santo            Evangelio según san Mateo
            16, 13-19
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando          llegó Jesús a la región de Cesárea          de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos:
          "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?"
          Ellos le respondieron:
          "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros,          que          Jeremías o alguno de los profetas".
          Luego les preguntó:
          "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"
          Simón Pedro tomó la palabra y le dijo:
          "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
          Jesús le dijo entonces:
          "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha          revelado ningún          hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti          que tú eres          Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del          infierno no          prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los          cielos; todo lo          que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que          desates en la          tierra quedará desatado en el cielo".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre          las Ofrendas
      Señor, santifica con tu          bendición estas ofrendas que          te presentamos, y concédenos la gracia de vivir encendidos en el          fuego de tu          amor que dio fuerza al mártir san Clemente para soportar los          tormentos.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Testimonio y ejemplo de            los mártires
En verdad es justo y          necesario, es nuestro deber y          salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre          santo, Dios          todopoderoso y eterno, por Cristo, nuestro Señor.
          Porque la sangre del glorioso mártir san Clemente, derramada          como la de Cristo          para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder,          que convierte          la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que          sea testigo          tuyo.
          Por eso,
          como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la          tierra te aclamamos,          diciendo sin cesar:
Antífona de la          Comunión
      El que quiera venirse            conmigo, que se niegue a sí            mismo, que cargue con su cruz y me siga, dice el Señor.
Oración          después de la Comunión
      Oremos:
          Señor, que el sacramento que hemos recibido nos dé la fortaleza          con el mártir          Clemente se mostró siempre fiel a tu servicio y vencedor en el          tormento.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
Día 23/11-2          San Columbano (Abad, blanco)
      Antífona de          Entrada
      ¡Que hermosos son sobre            los montes los pies del mensajero            que domina la paz, que trae la buena nueva, que pregona la            victoria.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Señor, tú que has hecho crecer a la Iglesia mediante el celo y          los trabajos          apostólicos de san Columbino, haz por su intercesión, que tu          pueblo crezca          siempre en la fe y en la santidad.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      La tierra entera verá la            salvación que viene de            nuestro Dios
Lectura del libro del            profeta Isaías
            52, 7-10
¡Qué hermoso es ver correr          sobre los montes al          mensajero que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena          nueva, que pregona          la salvación, que dice a Sión: "Tu Dios es rey"!
          Escucha: Tus centinelas alzan la voz y todos a una gritan          alborozados, porque          ven con sus propios ojos al Señor, que retorna a Sión.
          Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el          Señor rescata a          su pueblo, consuela a Jerusalén. Descubre el Señor su santo          brazo a la vista de          todas las naciones. Verá la tierra entera la salvación que viene          de nuestro          Dios.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo 95
Cantemos la grandeza del            Señor.
Cantemos al Señor un nuevo          canto, que le cante al          Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo.
          Cantemos la grandeza del Señor.
Proclamemos su amor día          tras día, su grandeza          anunciemos a los pueblos, de nación en nación, sus maravillas.
          Cantemos la grandeza del Señor.
Alaben al Señor, pueblos          del orbe, reconozcan su          gloria y su poder y tribútenle honores a su nombre.
          Cantemos la grandeza del Señor.
"Reina el Señor", anuncien          a los pueblos, él          afianzó con su poder el orbe, con toda rectitud rige a los          pueblos.
          Cantemos la grandeza del Señor.
Aclamación          antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá          la luz de la          vida.
          Aleluya.
Evangelio
      Te seguiré a dondequiera            que vayas
† Lectura del santo            Evangelio según san Lucas
            9, 57-62
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras          iban de camino Jesús y sus          discípulos, alguien le dijo:
          "Te seguiré a dondequiera que vayas".
          Jesús le respondió:
          "Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros, nidos; pero el          Hijo del          hombre no tiene en donde reclinar la cabeza".
          A otro, Jesús le dijo:
          "Sígueme".
          Pero él le respondió:
          "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre".
          Jesús le replicó:
          "Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia          el Reino de          Dios".
          Otro le dijo:
          "Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi          familia".
          Jesús le contestó:
          "El que empuña el arado y mira hacia atrás no sirve para el          Reino de          Dios".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre          las Ofrendas
      Dios misericordioso, que          transformaste a san Columbano          para hacer de él un hombre nuevo a imagen de Cristo, renuévanos          también a          nosotros mediante este sacrificio de reconciliación que vamos a          ofrecerte.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      La vida consagrada a            Dios es un signo Del Reino de los            cielos
En verdad es justo y          necesario que te alaben, Señor,          tus criaturas del cielo y de la tierra.
          Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los          cielos se          consagraron a Cristo,
          reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al          hombre a la          santidad primera,
          para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en          el cielo, por          Cristo, nuestro Señor.
          Por eso,
          con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin          cesar:
Antífona de la          Comunión
      Vayan al mundo entero y            proclamen el Evangelio: yo            estoy con ustedes todos los días, dice el Señor.
Oración          después de la Comunión
      Oremos:
          Dios omnipotente, que por medio de este sacramento nos comunicas          la fuerza de          tu Espíritu, haz que, a ejemplo de san Columbano te amenos sobre          todas las          cosas y vivamos siempre como verdaderos hijos tuyos.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
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† Meditación diaria
33ª semana. Sábado
AMAR LA CASTIDAD
— Sin la pureza es          imposible el amor.
— Castidad matrimonial          y virginidad.
— Apostolado sobre          esta virtud. Medios para guardarla.
I. Vinieron los          saduceos, que niegan la resurrección de los muertos, para          proponer a Jesús una          cuestión que, según ellos, reducía al absurdo esa verdad          admitida comúnmente          por el resto de los hebreos1. Según la ley judía2,          si un          hombre moría sin dejar hijos, el hermano tenía obligación de          casarse con la          viuda para suscitar descendencia a su hermano. Las consecuencias          de esta ley se          presentaban como un argumento aparentemente sólido contra la          resurrección de          los cuerpos. Pues si siete hermanos habían muerto sucesivamente          sin dejar          descendencia, en la resurrección ¿de quién será esposa?
El Señor contestó con          citas de la Sagrada Escritura reafirmando la resurrección de los          muertos, y, al          enseñar las cualidades de los cuerpos resucitados, desvaneció el          argumento de          los saduceos. La objeción mostraba por sí misma una gran          ignorancia en el poder          de Dios para glorificar los cuerpos del hombre y de la mujer a          una condición          semejante a la de los ángeles que, siendo inmortales, no          necesitan la          reproducción de la especie3. La actividad procreadora          se ciñe a unos          años dentro de esta etapa terrena del hombre para cumplir la          misión de propagar          la especie y, sobre todo, de aumentar el número de elegidos para          el Cielo. Lo          definitivo es la vida eterna. Esta vida es solo un paso hacia el          Cielo.
Mediante la virtud de          la castidad, o pureza, la facultad generativa es gobernada por          la razón y          dirigida a la procreación y unión de los cónyuges dentro del          matrimonio. La          tendencia sexual se sitúa así en el orden querido por Dios en la          creación,          aunque –a causa del profundo desorden introducido en la          naturaleza humana por          el pecado original y por los pecados personales– a veces resulte          precisa la          lucha ascética para mantener esta ordenación.
La virtud de la          castidad lleva también a vivir una limpieza de mente y de          corazón: a evitar          aquellos pensamientos, afectos y deseos que apartan del amor de          Dios, según la          propia vocación4. Sin la castidad es imposible el          amor humano y el          amor a Dios. Si la persona renuncia al empeño por mantener esta          limpieza de          cuerpo y de alma, se abandona a la tiranía de los sentidos y se          rebaja a un          nivel infrahumano: "parece corno si el "espíritu" se fuera          reduciendo,          empequeñeciendo, hasta quedar en un puntito... Y el cuerpo se          agranda, se          agiganta, hasta dominar"5, y el hombre se hace          incapaz de entender          la amistad con el Señor. En los primeros tiempos, en medio de un          ambiente          pagano hedonista, la Iglesia amonestó con firmeza a los          cristianos sobre "los          placeres de la carne, que como crueles tiranos, después de          envilecer el alma en          la impureza, la inhabilitan para las obras santas de la virtud"6.          La          pureza dispone el alma para el amor divino, para el apostolado.
II. La castidad no          consiste solo en la renuncia al pecado. No es algo negativo: "no          mirar", "no          hacer", "no desear"... Es entrega del corazón a Dios, delicadeza          y ternura con          el Señor, "afirmación gozosa"7. Virtud para todos,          que se ha de          vivir según el propio estado. En el matrimonio, la castidad          enseña a los          casados a respetarse mutuamente y a quererse con un amor más          firme, más          delicado y más duradero. "El amor consigue que las relaciones          conyugales, sin          dejar de ser carnales, se revistan, por decirlo así, de la          nobleza del espíritu          y estén a la altura de la dignidad del hombre. El pensamiento de          que la unión          sexual está destinada a suscitar nuevas vidas tiene un asombroso          poder de          transfiguración, pero la unión física solo queda verdaderamente          ennoblecida si          procede del amor y es expresión de amor (...).
"Y cuando el sexo se          desvincula completamente del amor y se busca por sí mismo,          entonces el hombre          abandona su dignidad y profana también la dignidad del otro.
"Un amor fuerte y          lleno de ternura es, pues, una de las mejores garantías y sobre          todo una de las          causas más profundas de la pureza conyugal.
"Pero hay todavía una            causa más alta. La castidad, nos dice San Pablo, es un          "fruto del Espíritu" (cfr. Gal          5, 23), es decir, una consecuencia del amor divino. Para la          guarda de la pureza          en el matrimonio hace falta no solo un amor delicado y          respetuoso por la otra          persona sino sobre todo un gran amor a Dios. El cristiano que          intenta conocer y          amar a Jesucristo encuentra en este amor un poderoso estímulo          para su castidad.          Sabe que la pureza acerca de un modo especial a Jesucristo y que          la cercanía de          Dios, prometida a los que guardan limpio el corazón (cfr. Mt          5, 8), es          la garantía principal de esa misma limpieza"8.
La castidad no es la          primera ni la más importante virtud, ni la vida cristiana se          puede reducir a la          pureza, pero sin ella no hay caridad, y esta sí es la primera de          las virtudes y          la que da su plenitud a todas las demás. Sin la castidad, el          mismo amor humano          se corrompe. Quienes han recibido la llamada a servir a Dios en          el matrimonio,          se santifican precisamente en el cumplimiento abnegado y fiel de          los deberes          conyugales, que para ellos se hace camino cierto de unión con          Dios. Quienes han          recibido la vocación al celibato apostólico, encuentran en la          entrega total al          Señor y a los demás por Dios, indiviso corde9,          sin la          mediación del amor conyugal, la gracia para vivir felices y          alcanzar una íntima          y profunda amistad con Dios.
Si miramos hoy a          Nuestra Señora –y en este día de la semana, el sábado, muchos          cristianos la          tienen especialmente presente–, vemos que en Ella se dan de modo          sublime esas          dos posibilidades que en el resto de las mujeres se excluyen: la          maternidad y          la virginidad. En nuestras tierras la llamamos muchas veces          simplemente "la          Virgen", la Virgen María. Y la tratamos como Madre. Fue voluntad          de Dios que su          Madre sea a la vez Virgen. La virginidad ha de ser, pues, un          valor altísimo a          los ojos de Dios, y encierra un mensaje importante para los          hombres de todos          los tiempos: la satisfacción del sexo no pertenece a la          perfección de la          persona. Las palabras de Jesús cuando resuciten de entre los            muertos, ni se            casarán ni serán dadas en matrimonio indican que "hay una          condición de          vida, sin matrimonio, en la que el hombre, varón y mujer, halla          a un tiempo la          plenitud de la donación personal y la comunión entre las          personas, gracias a la          glorificación de todo su ser en la unión perenne con Dios.          Cuando la llamada a          la continencia por el reino de los Cielos encuentra eco          en el alma          humana (...) no resulta difícil percibir allí una sensibilidad          especial del          espíritu humano, que ya en las condiciones terrenas parece          anticipar aquello de          lo que el hombre será partícipe en la resurrección futura"10.          La          virginidad y el celibato apostólico son aquí en la tierra un          anticipo del          Cielo.
A la vez, la doctrina          cristiana ha afirmado siempre que "el sexo no es una realidad          vergonzosa, sino          una dádiva divina que se ordena limpiamente a la vida, al amor,          a la          fecundidad.
"Ese es el contexto,          el trasfondo, en el que se sitúa la doctrina cristiana sobre la          sexualidad.          Nuestra fe no desconoce nada de lo bello, de lo generoso, de lo          genuinamente          humano, que hay aquí abajo"11. Quienes entregan a          Dios por amor todo          su ser, sin mediar un amor humano en el matrimonio, no lo hacen          "por un          supuesto valor negativo del matrimonio, sino en vista del valor          particular que          está vinculado a esta opción y que hay que descubrir y aceptar          personalmente          como vocación propia. Y por esto, Cristo dice: el que pueda            entender, que entienda          (Mt 19, 12)"12. El Señor ha dado a cada uno          una misión aquí          en la vida; su felicidad está en cumplirla acabadamente, con          sacrificio y          alegría.
III. La castidad          vivida en el propio estado, en la especial vocación recibida de          Dios, es una de          las mayores riquezas de la Iglesia ante el mundo; nace del amor          y al amor se          ordena. Es un signo de Dios en la tierra. La continencia por            el reino de los            Cielos "lleva sobre todo la impronta de la semejanza con          Cristo, que, en la          obra de la redención, hizo Él mismo esta opción por el reino            de los Cielos"13.          Los Apóstoles, apartándose de la tradición de la Antigua Alianza          donde la          fecundidad procreadora era considerada como una bendición,          siguieron el ejemplo          de Cristo, convencidos de que así le seguían más de cerca y se          disponían mejor          para llevar a cabo la misión apostólica recibida. Poco a poco          fueron          comprendiendo –nos recuerda Juan Pablo II– cómo de esa          continencia se origina          una particular "fecundidad espiritual y sobrenatural del hombre          que proviene          del Espíritu Santo"14.
Quizá en el momento          actual a muchos les puede resultar incomprensible la castidad, y          mucho más el          celibato apostólico y la virginidad vividas en medio del mundo.          También los          primeros cristianos tuvieron que enfrentarse a un ambiente          hostil a esta virtud.          Por eso, parte importante del apostolado que hemos de llevar a          cabo es el de          valorar la castidad y el cortejo de virtudes que la acompañan:          hacerla          atractiva con un comportamiento ejemplar, y dar la doctrina de          siempre de la          Iglesia sobre esta materia que abre las puertas a la amistad con          Dios. Hemos de          cuidar, por ejemplo, los detalles de pudor y de modestia en el          vestir, en el          aseo, en el deporte; la negativa tajante a participar en          conversaciones que          desdicen de un cristiano; el rechazo de espectáculos          inmorales...; y sobre todo          hemos de dar el ejemplo alegre de la propia vida. Con nuestra          conversación          hemos de poner de manifiesto, descaradamente cuando sea          necesario, la belleza          de esta virtud y los innumerables frutos que de ella se derivan:          la mayor          capacidad de amar, la generosidad, la alegría, la finura de          alma... Hemos de          proclamar a los cuatro vientos que esta virtud es posible          siempre si se ponen          los medios que Nuestra Madre la Iglesia ha recomendado durante          siglos: el          recogimiento de los sentidos, la prudencia atenta para evitar          las ocasiones, la          guarda del pudor, la moderación en las diversiones, la          templanza, el recurso          frecuente a la oración, a los sacramentos y a la penitencia, la          recepción          frecuente de la Sagrada Eucaristía, la sinceridad... y, sobre          todo, un gran          amor a la Virgen Santísima15. Nunca seremos tentados          por encima de          nuestras fuerzas16.
Al terminar nuestra          oración acudimos a Santa María, Mater pulchrae dilectionis,          Madre del          amor hermoso, que nos ayudará siempre a sacar un amor más firme          aun de las          mayores tentaciones.
1 Lc 20, 27-40.          — 2 Cfr. Dt 25, 5 ss. — 3 Santo Tomás, Comentario            al            Evangelio de San Mateo, 22, 30. — 4 Cfr. Catecismo          Romano, III, 7,          n. 6. — 5 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 841.          — 6 San          Ambrosio, Tratado sobre las vírgenes, 1, 3. — 7          Cfr. San          Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 5. — 8 J.          M. Martínez          Doral, La santidad de la vida conyugal, en Scripta            Theologica,          Pamplona 1989, vol. XXI, fasc. 3, pp. 880-881. — 9 Cfr.          1 Cor 7,          33. — 10 Juan Pablo II, Audiencia general          10-II-1982. — 11          San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 24. — 12          Juan Pablo          II, loc. cit. — 13 ídem, Audiencia general          24-III-1982. — 14          Ibídem. — 15 Cfr. S. C. para la Doctrina de la          Fe, Declaración            acerca de ciertas cuestiones de ética sexual, 29-XII-1975,          12. — 16          Cfr. 1 Cor, 10, 13.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Columbano, Santo          Fundador, 23 de noviembre del 615   
              
 Noviembre 23                |           
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San Clemente
          Papa
          Año 101
Oremos          por nuestro actual Pontífice, para que a imitación 
          de San Clemente y los demás Pontífices        santos que 
          ha tenido la Iglesia Católica, sepa guiar sabiamente 
          a los que seguimos la santa religión de Cristo.
Cuando los persigan no          tengáis temor porque 
          el Espíritu Santo hablará por vosotros (Jesucristo).
San Clemente fue el tercer          sucesor de San Pedro          (después de Lino y Cleto) y gobernó a la Iglesia desde el año 93          hasta el 101.
        El año 96 escribió una          carta a Los Corintios, que es el          documento Papal más antiguo que se conoce (Después de las cartas          de San Pedro).          En esa carta da muy hermosos consejos, y recomienda obedecer          siempre al          Pontífice de Roma (Entre otras cosas dice: "el que se conserva          puro no se          enorgullezca por ello, porque la pureza es un regalo gratuito de          Dios y no una          conquista nuestra").
        Por ser cristiano fue          desterrado por el emperador          Trajano a Crimea (al sur de Rusia) y condenado a trabajos          forzados a picar          piedra con otros dos mil cristianos. Las actas antiguas dicen          que estos le          decían: "Ruega por nosotros Clemente, para que seamos dignos de          las          promesas de Cristo".
        San Ireneo (que vivió en el          siglo segundo) dice que          Clemente vio a los santos apóstoles Pedro y Pablo y trató con          ellos. Las Actas          antiguas añaden que allá en Crimea convirtió a muchísimos          paganos y los          bautizó. Los obreros de la mina de mármol sufrían mucho por la          sed, porque la          fuente de agua más cercana estaba a diez kilómetros de          distancia. El santo oró          con fe y apareció allí muy cerca una fuete de agua cristalina.          Esto le dio más          fama de santidad y le permitió conseguir muchas conversiones          más.
        
Un día las autoridades le          exigieron que adorara a          Júpiter. Él dijo que no adoraba sino al verdadero Dios. Entonces          fue arrojado          al mar, y para que los cristianos no pudieran venerar su          cadáver, le fue atado          al cuello un hierro pesadísimo. Pero una gran ola devolvió su          cadáver a la          orilla.
          San Cirilo y San Metodio llevaron a Roma en el año 860 los          restos de San Clemente,          los cuales fueron recibidos con gran solemnidad en la Ciudad          Eterna, y allá se          conservan.
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Fuente: Sjmex.org 
        Miguel Agustín Pro,            Beato Mártir          México, 23 Noviembre   
              
 Miguel Agustín Pro Juárez, nació                    el 13 de enero de 1891 en la población minera de                    Guadalupe, Zacatecas, tercero de once hermanos e hijo                    de Miguel Pro y Josefa Juárez. El 19 de agosto de                    1911, ingresa al Noviciado de la Compañía de Jesús en                    El Llano, Michoacán, luego de unos Ejercicios hechos                    con jesuitas y de haber madurado lentamente la                    decisión. Ya la familia había dado antes dos                    vocaciones religiosas en la persona de dos hermanas                    mayores de Miguel.   |           
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Fuente: Archidiócesis de Madrid 
        Lucrecia de Merida,            Santa          Mártir, 23 Noviembre   
              
 
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Gregorio II de Agrigento,            Santo Obispo, 23 Noviembre   
              
 Obispo              
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Cecilia Yu So-Sa, Santa Viuda          y mártir, 23 Noviembre   
              
 Nació en Seúl, la capital de la                    actual Corea del Sur, en 1761. Dama casada, sus hijos                    fueron los santos Pablo Chong y Jung Hye.  |           
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Teresa de Jesús, Beata Niña          Mercedaria, 23 Noviembre   
              
 La niña Beata Teresa de Jesús,                    recibió el habito mercedario a la edad de 5 años en el                    convento de Nuestra Señora de Belén en San Lucar en                    España.   |           
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Fuente: Magnificat.ca 
        Felicidad y sus siete            Hijos, Santa          Mártires, 23 Noviembre   
              
 El tema de hoy ocurrió unos                    doscientos años después del nacimiento de Cristo. En                    esa época vivía en Roma una noble viuda cristiana,                    llamada Felicidad, que tenía también siete hijos,                    guapos muchachos y fervorosos discípulos de Cristo.   |           
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Fuente:            ar.geocities.com/misa_tridentina04 
        Margarita de Saboya,            Beata Viuda,          23 Noviembre   
              
 Por las venas de Margarita corría                    la noble sangre de las principales casas reales de                    Europa, puesto que su padre fue Amadeo de Saboya y su                    madre era hermana de Clemente VII, el que pretendió                    ser Papa en Aviñón durante el "gran cisma".  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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