JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 18, 1-8
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, para enseñar a sus          discípulos la necesidad de orar          siempre y sin desfallecer, 
          Jesús les propuso esta parábola:
          "En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba          a los          hombres. Vivía en 
          aquella misma ciudad una viuda que le solicitaba con frecuencia:
          "Hazme justicia frente a mi adversario"".
          Por mucho tiempo el juez no le hizo caso, pero después se dijo:          
          "Aunque no temo a Dios ni respeto a nadie, por la insistencia de          esta          viuda le haré justicia para 
          que no me siga molestando".
          Dicho esto, Jesús comentó: 
          "Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará          justicia a          sus elegidos, que 
          claman a él día y noche? ¿Que los hará esperar? Yo les aseguro          que les hará          justicia sin tardar. 
          Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará          esta fe en la          tierra?"
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
sab          32a. Ordinario año impar
      Antífona de Entrada
      Escucha,              Señor, mi voz y mis clamores. Ven en mi ayuda; no me              rechaces, no me abandones,              Dios de mi salvación.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Dios nuestro, fuerza de todos los que en ti confían, ayúdanos            con tu gracia sin            la cual nada 
            puede nuestra humana debilidad, para que podamos serte fieles            en la observancia            de tus 
            mandamientos.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      En              medio del mar Rojo apareció un camino plano y ellos              brincaron como corderos
Lectura              del libro de la Sabiduría 18, 14-16; 19, 6-9
Cuando un profundo silencio            envolvía todas las cosas, y la noche estaba a la mitad de su 
            camino, tu palabra todopoderosa, Señor, como implacable            guerrero, se lanzó            desde tu trono real 
            del cielo hacia la región condenada al exterminio. Blandiendo            como espada tu            decreto 
            irrevocable, sembró la muerte por dondequiera; tocaba el cielo            con la mano y al            mismo tiempo 
            pisaba la tierra. 
            La creación entera, obediente a tus órdenes, actuó de manera            diversa a su modo            de proceder, 
            para librar a tus hijos de todo daño. Una nube protegió con su            oscuridad el            campamento israelita 
            y donde antes había agua surgió la tierra firme; en el mar            Rojo apareció un            camino despejado y 
            en las olas impetuosas una verde llanura. Por allí, protegido            por tu mano, pasó            todo el pueblo, 
            mientras contemplaba tus prodigios admirables. Corrían como            potros y brincaban            como 
            corderos, dándote gracias, Señor, por haberlos liberado.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Del              Salmo 104
El              Señor nunca olvida sus promesas.
Aclamen            al Señor y denle gracias, canten sus maravillas a los pueblos.            Entonen en su            honor himnos y cantos y celebren sus portentos.
            El Señor nunca olvida sus promesas.
Del            nombre del Señor enorgullezcámonos y siéntase feliz el que lo            busca. Recurran            al Señor y a su poder, y a su presencia acudan.
            El Señor nunca olvida sus promesas.
Descendientes            de Abrahán, su servidor; estirpe de Jacob, su predilecto,            escuchen; el Señor es            nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos.
            El Señor nunca olvida sus promesas.
Ni            aunque transcurran mil generaciones se olvidará el Señor de            sus promesas, de la            alianza pactada con Abrahán, del juramento a Isaac, que un día            le hiciera.
            El Señor nunca olvida sus promesas.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio, a participar de            la gloria de            nuestro Señor 
            Jesucristo.
            
            Aleluya.
Evangelio
      Dios hará justicia a sus              elegidos que claman a él
† Lectura del santo              Evangelio según san Lucas 18, 1-8
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, para            enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin            desfallecer, 
            Jesús les propuso esta parábola:
            "En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni            respetaba a los            hombres. Vivía en 
            aquella misma ciudad una viuda que le solicitaba con            frecuencia:
            "Hazme justicia frente a mi adversario"".
            Por mucho tiempo el juez no le hizo caso, pero después se            dijo: 
            "Aunque no temo a Dios ni respeto a nadie, por la insistencia            de esta            viuda le haré justicia para 
            que no me siga molestando".
            Dicho esto, Jesús comentó: 
            "Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará            justicia a            sus elegidos, que 
            claman a él día y noche? ¿Que los hará esperar? Yo les aseguro            que les hará            justicia sin tardar. 
            Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará            esta fe en la            tierra?"
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Dios nuestro, que el estos            dones que te presentamos nos has otorgado en pan que alimenta            y el 
            sacramento que da nueva vida; concédenos que nunca llegue a            faltarnos este            sustento del 
            cuerpo y del espíritu.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      La alabanza, don de Dios
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre            y en todo 
            lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
            Pues aunque no necesitas nuestra alabanza, es don tuyo el que            seamos            agradecidos; y aunque 
            nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan            para nuestra            salvación, por Cristo, 
            Señor nuestro.
            Por eso,
            unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:
Antífona de la Comunión
      Padre              santo: guarda en tu nombre a los que me has dado, para que              sean uno como              nosotros, 
dice el              Señor.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Que nuestra participación en este sacramento, Señor, signo de            nuestra unión            contigo, realice la 
            unidad de tu Iglesia.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
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-Dedicación de          las Basílicas de los          apóstoles Pedro y Pablo-
      Antífona de          Entrada
      A            Pedro y Pablo los has nombrado            príncipes por toda la tierra. Ellos han hecho memorable tu            nombre por            generaciones y generaciones, y los pueblos te alabarán por los            siglos de los            siglos.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Defiende a tu Iglesia, Señor, con la protección de los          apóstoles, y, pues ha          recibido por ellos el primer anuncio del Evangelio, reciba          también, por su          intercesión, aumento de gracia hasta el fin de los tiempos.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Llegamos            a Roma
Lectura            del libro de los Hechos de            los Apóstoles
            28, 11-16.30-31
Al          cabo de tres meses, nos          embarcamos en un navío alejandrino que había permanecido en la          isla durante el          invierno, y que tenía la insignia de Cástor y Pólux. Hicimos          escala en          Siracusa, donde permanecimos tres días. De allí, fuimos          bordeando hasta Regio.          Al día siguiente se levantó viento sur y en dos días llegamos a          Pozzuoli. Allí          encontramos a unos hermanos que nos invitaron a permanecer una          semana con          ellos; luego salimos para Roma.
          Los hermanos de Roma, que habían sido informados de nuestra          llegada, nos          salieron al encuentro en el Foro Apio y Tres Tabernas. Pablo, al          verlos, dio          gracias a Dios y se sintió reconfortado.
          Cuando llegamos a Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa          particular,          con un soldado de guardia.
          Dos años enteros pasó Pablo en una casa alquilada, y allí          recibía a todos los          que acudían, predicándoles el Reino de Dios y enseñando la vida          del Señor          Jesucristo, con toda libertad y sin estorbo alguno.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Sal            97, 1-2.3ab.3c-4.5.6
El            Señor nos ha mostrado su amor y            su lealtad.
Canten          al Señor un canto nuevo,          porque ha hecho maravillas; su mano le ha dado la victoria, su          santo brazo.
          El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
El          Señor hace pública su victoria,          a la vista de las naciones muestra su salvación, ha recordado su          amor y          fidelidad en favor de Israel.
          El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Toda          la tierra ha visto la          victoria de nuestro Dios. ¡Aclamen al Señor, habitantes de toda          la tierra,          estallen de gozo, griten de alegría, canten!
          El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Canten          al Señor con la cítara, con          la cítara y los demás instrumentos; al son de trompetas y          clarines, aclamen al          Señor, que es rey.
          El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Aclamación          antes del Evangelio
      Aleluya,            aleluya.
          Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza.          A ti, Señor, te          alaba el coro celestial de los apóstoles.
          Aleluya.
Evangelio
      Mándame            ir a ti caminando sobre el            agua
†            Lectura del santo Evangelio            según san Mateo
            14, 22-33
Gloria            a ti, Señor.
En          aquel tiempo, Jesús hizo que          sus discípulos subieran a la barca y se le adelantaran a la otra          orilla,          mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió a          la montaña para          orar a solas. Llegada la noche, estaba allí solo.
          La barca, que estaba ya muy lejos de la orilla, era sacudida por          las olas,          porque el viento era contrario. Antes de la madrugada, Jesús fue          hacia ellos          caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo caminar sobre          el agua, se          espantaron y decían:
          "Es un fantasma".
          Y daban gritos de terror. Pero 
          Jesús les dijo en seguida:
          "¡Animo! Soy yo, no teman".
          Pedro le contestó:
          "Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua".
          Jesús le dijo:
          "Ven".
          Pedro bajó de la barca y, caminando sobre el agua iba hacia          Jesús. Pero al          sentir la fuerza del viento le entró miedo, comenzó a hundirse y          gritó:
          "¡Señor, sálvame!" 
          Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo:
          "¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?"
          Subieron a la barca y el viento se calmó. Y los que estaban en          la barca se          postraron ante Jesús, diciendo:
          "Verdaderamente eres Hijo de Dios".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre          las Ofrendas
      Al          ofrecerte, Señor, los dones con          que te servimos, te 
          suplicamos que guardes intacta en nuestros corazones la verdad          que nos fue          transmitida por el ministerio de tus apóstoles san Pedro y san          Pablo.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Los            apóstoles, pastores del pueblo            de Dios
En          verdad es justo y necesario, es          nuestro deber y salvación, darte gracias siempre en todo lugar,          Señor, Padre          santo, Dios todopoderoso, Pastor eterno. 
          Porque no abandonas a tu rebaño, sino que lo cuidas          continuamente por medio de          los santos Apóstoles, para que sea gobernado por aquellos mismos          pastores a          quienes tu Hijo dio la misión de anunciar el Evangelio. 
          Por eso, 
          con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales,          cantamos sin          cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la          Comunión
      Señor,            tú tienes palabras de vida            eterna; nosotros creemos que tú eres el Santo, consagrado por            Dios.
Oración          después de la Comunión
      Oremos:
            Señor, haz que tu pueblo, alimentado con el pan celestial, se            llene de alegría            al conmemorar a tus santos apóstoles san Pedro y san Pablo,            bajo cuya tutela            has querido dirigirle.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
Dia 16/11-1          Santa Margarita de Escocia          (Blanco)
      Antífona de          Entrada
      Vengan            ustedes, benditos de mi            Padre, dice el Señor, porque estuve enfermo y me visitaron.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Señor, Dios todopoderoso, tú nos has revelado que toda la ley se          compendia en          el amor a ti y al prójimo; concédenos que, intimando la caridad          de santa          Margarita, podamos ser un día contados entre los elegidos de tu          reino.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Comparte            tu pan con el hambriento
Lectura            del libro del profeta            Isaías
            58, 6-11
Esto          dice el Señor:
          "El ayuno que yo quiero de ti es éste: que rompas las cadenas          injustas y          levantes los yugos opresores; que liberes a los oprimidos y          rompas todos los yugos;          que compartas tu pan con el hambriento y abras tu casa al pobre          sin techo; que          vistas al desnudo y no des la espalda a tu propio hermano.
          Entonces surgirá tu luz como la aurora y cicatrizarán de prisa          tus heridas; te          abrirá camino la justicia y la gloria del Señor cerrará tu          marcha. Entonces          clamarás al Señor y te responderá; lo llamarás y te dirá: "Aquí          estoy".
          Cuando renuncies a oprimir a los demás y destierres de ti el          gesto amenazador y          la palabra ofensiva; cuando compartas tu pan con el hambriento y          sacies la          necesidad del humillado, brillará tu luz en las tinieblas y tu          oscuridad será          como el mediodía.
          El Señor te dará reposo permanente; en el desierto saciará tu          hambre y dará          vigor a tu cuerpo; serás como un huerto bien regado, como un          manantial cuyas          aguas no se agotan".
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del            salmo 111
Dichosos            los que temen al Señor.
Dichosos          los que temen al Señor y          aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus          descendientes, Dios          bendice a los hijos de los buenos.
          Dichosos los que temen al Señor.
Fortuna          y bienestar habrá en su          casa, siempre actuarán conforme a la justicia. Quien es justo,          clemente y          compasivo, como una luz en las tinieblas brilla.
          Dichosos los que temen al Señor.
Quienes,          compadecidos, prestan y          llevan sus negocios rectamente, jamás se desviarán, vivirá su          recuerdo para          siempre.
          Dichosos los que temen al Señor.
No          temerán malas noticias, puesto          que en el Señor viven confiados. Firme está y sin temor su          corazón, pues          vencidos verán a sus contrarios.
          Dichosos los que temen al Señor.
Al          pobre dan limosna, obran          siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de          gloria.
          Dichosos los que temen al Señor.
Aclamación          antes del Evangelio
      Aleluya,            aleluya.
          Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los          unos a los otros,          como yo los he amado.
          Aleluya.
Evangelio
      Ya            no los llamo siervos, los llamo            amigos
†            Lectura del santo Evangelio            según san Juan
            15, 9-17
Gloria            a ti, Señor.
En          aquel tiempo, Jesús dijo a sus          discípulos:
          "Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor.          Si cumplen          mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo          los          mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho          esto para que mi          alegría esté en ustedes y su alegría sea plena.
          Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo          los he amado.          Nadie tiene amor más grande a sus amigos, que el que da la vida          por ellos.          Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los          llamo siervos,          porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo          amigos, porque          les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.
          No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha          elegido y los ha          destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de          modo que el          Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que          les mando: que          se amen los unos a los otros".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre          las Ofrendas
      Dios          todopoderoso, acepta la          ofrenda que te presentamos en la fiesta de santa Margarita de          Escocia y          concédenos a cuantos celebramos el sacramento de la muerte de tu          Hijo cumplir          en la vida lo que ahora realizamos.
          Po Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
      Acción            de los santos en la Iglesia
En          verdad es justo y necesario,          nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo          lugar, Señor, Padre          Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
          Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con          formas siempre          nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu          amor por          nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su          intercesión nos ayuda a          colaborar en el misterio de la salvación.
          Por eso,
          ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles          y santos          diciendo:
Antífona de la          Comunión
      Nadie            tiene amor más grande que el            que da la vida por sus amigos.
Oración          después de la Comunión
      Oremos:
            Alimentados con estos sacramentos de salvación, te rogamos,            Dios de            misericordia, que imitando la caridad de santa Margarita,            seamos un día            partícipes de su gloria.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
Día 16/11-2          Santa Gertrudis (Virgen,          blanco)
      Antífona de          Entrada
      Alegrémonos,            llenémonos de gozo,            porque el Señor ha amado a esta virgen santa y gloriosa.
Oración          Colecta
      Oremos:
          ¡Oh Dios!, que has llamado a santa Gertrudis para que buscase tu          reino sobre          todas las cosas por el camino de la caridad perfecta; concédenos          que,          fortalecidos por su intercesión, avancemos con espíritu de          alegría en el camino          del amor.
          Por nuestro, Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Experimentar            el amor de Cristo,            que sobrepasa todo conocimiento humano
Lectura            de la carta del apóstol            san Pablo a los Efesios
            3, 14-19
Hermanos:          Me arrodillo ante el          Padre, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la          tierra, para que,          conforme a los tesoros de su bondad, les conceda que su Espíritu          los fortalezca          interiormente y que Cristo habite por la fe en sus corazones.
          Así, arraigados y cimentados en el amor, podrán comprender con          todo el pueblo          de Dios, la anchura y la longitud, la altura y la profundidad          del amor de          Cristo, y experimentar ese amor que sobrepasa todo conocimiento          humano, para          que así queden ustedes colmados con la plenitud misma de Dios.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del            salmo 22
El            Señor es mi pastor, nada me            faltará.
El          Señor es mi pastor, nada me          falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes          tranquilas me conduce          para reparar mis fuerzas. Por ser un Dios fiel a sus promesas,          me guía por el          sendero recto.
          El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Así,          aunque camine por cañadas          oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado          me dan          seguridad.
          El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Tú          mismo me preparas la mesa, a despecho          de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi          copa hasta los          bordes.
          El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Tu          bondad y tu misericordia me          acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del          Señor por años          sin término.
          El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Aclamación          antes del Evangelio
      Aleluya,            aleluya.
          Permanezcan en mi amor, dice el Señor; el que permanece en mí y          yo en él, ése          da fruto abundante.
          Aleluya.
Evangelio
      El            que permanece en mi y yo en él,            ése da fruto abundante
†            Lectura del santo Evangelio            según san Juan
            15, 1-8
Gloria            a ti, Señor.
En          aquel tiempo, Jesús dijo a sus          discípulos:
          "Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento          que no da          fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que          dé más fruto.
          Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho.          Permanezcan en          mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí          mismo, si no          permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en          mí. Yo soy la vid,          ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése          da fruto          abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece          en mí se le          echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo          arrojan al fuego          y arde.
          Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan          lo que quieran          y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den          mucho fruto y se          manifiesten así como discípulos míos".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre          las Ofrendas
      Acepta,          Señor, estos dones que          como siervos tuyos presentamos en tu altar para celebrar la          fiesta de santa          Gertrudis y concédenos que, libres de los obstáculos del mundo.          seas tú nuestra          única riqueza.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      La            vida consagrada a Dios es un            signo Del Reino de los cielos
En          verdad es justo y necesario que          te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra.
          Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los          cielos se          consagraron a Cristo, reconocemos tu Providencia admirable, que          no cesa de          llamar al hombre a la santidad primera, para hacerlo participar          ya desde ahora          de la vida que gozará en el cielo, por Cristo, Señor nuestro .
          Por eso,
          con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin          cesar:
Antífona de la          Comunión
      ¡Que            llega el esposo; salgan a            recibir a Cristo, el Señor..
Oración          después de la Comunión
      Oremos:
          Te rogamos, Señor, que por la gracia de este sacramento, y a          ejemplo de santa          Gertrudis Vedruna nos mantengamos siempre en tu amor y lleves a          su perfección          la obra que has comenzado en nosotros hasta que vuelva Cristo.          Que vive y reina          por los siglos de los siglos.
          Amén
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† Meditación diaria
32ª semana. Sábado
LA ORACIóN DE          PETICIÓN Y LA MISERICORDIA DIVINA
— Nuestra confianza          en la petición tiene su fundamento en la infinita bondad de          Dios.
— Acudir siempre a la          misericordia divina.
— La intercesión de          la Virgen.
I. El Señor nos          enseñó de muchas maneras la necesidad de la oración y la alegría          con que acoge          nuestras peticiones. Él mismo ruega al Padre para darnos ejemplo          de lo que          habíamos de hacer nosotros. Bien sabe Dios que cada instante de          nuestra          existencia es fruto de su bondad, que carecemos de todo, que          nada tenemos. Y,          precisamente porque nos ama con amor infinito, quiere que          reconozcamos nuestra          dependencia, pues esta conciencia de nuestra nada es para          nosotros un gran          bien, que nos lleva a no separarnos un solo instante de su          protección.
Para alentarnos a          esta oración de súplica, Jesús quiso darnos todas las garantías          posibles, al          mismo tiempo que nos mostraba las condiciones que ha de tener          siempre la          petición. Y daba argumentos, ponía ejemplos para que lo          entendiéramos bien. El          Evangelio de la Misa nos presenta a la viuda que clama sin cesar          ante un juez          inicuo que se resiste a atenderla1, pero que, por la          insistencia de          la mujer, acabará escuchándola. Dios aparece en la parábola en          contraste con el          juez. ¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos que claman            a Él día y            noche, y les hará esperar? Si el que es injusto e inicuo          decide al final          hacer justicia, ¿qué no hará el que es infinitamente bueno,          justo y          misericordioso? Si la postura del juez es desde el principio de          resistencia a          la viuda, la de Dios, por el contrario, es siempre paternal y          acogedora. Este          es el tema central de la parábola: la misericordia divina ante          la indigencia de          los hombres.
Las razones que da el          juez de la parábola para atender a la viuda son superficiales y          de poca          consistencia. Al final se dijo a sí mismo: aunque no temo a            Dios ni respeto            a los hombres, ya que esta viuda está molestándome, le haré            justicia, para que            no siga viniendo a importunarme. La "razón" de Dios, por          el contrario, es          su infinito amor. Jesús concluye así la parábola: Prestad            atención a lo que            dice el juez injusto. ¿Acaso Dios no hará justicia a sus            elegidos que claman a            Él día y noche, y les hará esperar? Y comenta San Agustín:          "Por tanto,          deben estar bien seguros los que ruegan a Dios con          perseverancia, porque Él es          la fuente de la justicia y de la misericordia"2. Si          la constancia          ablanda al juez "capaz de todos los crímenes, ¿con cuánta más          razón debemos          postrarnos y rogar al Padre de las misericordias, que es Dios?"3.
El amor de los hijos          de Dios debe expresarse en la constancia y en la confianza, pues          "si a veces          tarda en dar, encarece sus dones, no los niega. La consecución          de algo          largamente esperado es más dulce... Pide, busca, insiste.          Pidiendo y buscando          obtienes el crecimiento necesario para obtener el don. Dios te          reserva lo que          no te quiere dar de inmediato, para que aprendas a desear          vivamente las cosas          grandes. Por tanto, conviene orar y no desfallecer"4.          No          debemos desalentarnos jamás en nuestras súplicas a Dios. "¡Dios          mío, enséñame a          amar! —¡Dios mío, enséñame a orar!"5. Ambas cosas          coinciden.
II. Mucho vale la            oración perseverante del justo6. Y tiene tanto          poder porque          pedimos en nombre de Jesús7. Él encabeza nuestra          petición y actúa de          Mediador ante Dios Padre8. El Espíritu Santo suscita          en nuestra alma          la súplica, cuando ni siquiera sabemos lo que debemos pedir.          Quien ha de          conceder pide con nosotros que nos sea concedido, ¿qué más          seguridad podemos          desear? Solamente nuestra incapacidad de recibir limita los          dones de Dios. Como          cuando se va a una fuente con una vasija pequeña o agujereada.
El Señor es compasivo            y misericordioso9 con nuestras deficiencias y con nuestros          males. La Sagrada Escritura          presenta con frecuencia al Señor como Dios de misericordia,          utilizando para          ello expresiones conmovedoras: tiene entrañas de            misericordia, ama con amor            entrañable10, como las madres... Santo Tomás,          que insiste frecuentemente          en que la omnipotencia divina resplandece de manera especial en          la misericordia11,          enseña cómo en Dios esta es abundante e infinita: "Decir de          alguien que es          misericordioso –enseña el Santo– es como decir que tiene el          corazón lleno de            miserias, o sea, que ante la miseria de otro experimenta          la misma sensación          de tristeza que experimentaría si fuese suya; de donde proviene          que se esfuerce          en remediar la tristeza ajena como si se tratase de la propia, y          este es el          efecto de la misericordia. Pues bien, a Dios no le compete          entristecerse por la          miseria de otro; pero remediar las miserias, entendiendo por          miseria un defecto          cualquiera, es lo que más compete a Dios"12.
En Cristo, enseña el          Papa Juan Pablo II, se hace particularmente visible la          misericordia de Dios.          "Él mismo la encarna y personifica. Él mismo es, en cierto          sentido, la misericordia"13.          Él nos conoce bien y se compadece de la enfermedad, de la mala          situación          económica que atravesamos quizá..., de las penas que la vida          lleva a veces consigo.          "Nosotros –cada uno– somos siempre muy interesados; pero a Dios          Nuestro Señor          no le importa que, en la Santa Misa, pongamos delante de Él          todas nuestras          necesidades. ¿Quién no tiene cosas que pedir? Señor, esa          enfermedad... Señor,          esta tristeza... Señor, aquella humillación que no sé soportar          por tu amor...          Queremos el bien, la felicidad y la alegría de las personas de          nuestra casa;          nos oprime el corazón la suerte de los que padecen hambre y sed          de pan y de          justicia; de los que experimentan la amargura de la soledad; de          los que, al término          de sus días, no reciben una mirada de cariño ni un gesto de          ayuda.
"Pero la gran miseria          que nos hace sufrir, la gran necesidad a la que queremos poner          remedio es el          pecado, el alejamiento de Dios, el riesgo de que las almas se          pierdan para toda          la eternidad"14. El estado del alma de quienes          tratamos más          frecuentemente debe ser nuestra primera solicitud, la petición          más urgente que          elevamos cada día al Señor.
III. El pueblo          cristiano se ha sentido movido a lo largo de los siglos a          presentar sus          peticiones a Dios a través de su Madre, María, y a la vez Madre          nuestra. En          Caná de Galilea puso de manifiesto su poder de intercesión ante          una necesidad          material de unos novios que quizá se encontraron con una          afluencia de amigos y          conocidos mayor de la prevista. El Señor había determinado que su            hora          fuera adelantada por la petición de su Madre. "En la vida          pública de Jesús          –señala el Concilio Vaticano II– aparece significativamente su          Madre ya desde          el principio, cuando en las bodas de Caná de Galilea, movida por          la          misericordia, suscitó con su intercesión el comienzo de los          milagros del          Mesías"15. Desde el principio, la obra redentora de          Jesús está          acompañada por la presencia de María. En aquella ocasión, no          solo se remedió,          con abundancia, la carencia del vino en la fiesta de bodas, sino          que, como el          Evangelista indica expresamente, el milagro confirmó la fe de          aquellos que          seguían más de cerca a Jesús. Así en Caná de Galilea hizo            Jesús el primero            de sus milagros con el que manifestó su gloria, y sus            discípulos creyeron en él16.
La Virgen Santa          María, siempre atenta a las dificultades y carencias de sus          hijos, será el          cauce por el que llegarán con prontitud nuestras peticiones          hasta su Hijo. Y          las enderezará si van algo torcidas. "¿Por qué tendrán tanta          eficacia los          ruegos de María ante Dios?", se pregunta San Alfonso Mª de          Ligorio. Y responde          el Santo: "Las oraciones de los santos son oraciones de siervos,          en tanto que          las de María son oraciones de Madre, de donde procede su          eficacia y carácter de          autoridad; y como Jesús ama inmensamente a su Madre, no puede          rogar sin ser          atendida (...).
"Para conocer bien la          gran bondad de María recordemos lo que refiere el Evangelio          (...). Faltaba el          vino, con el consiguiente apuro de los esposos. Nadie pide a la          Santísima          Virgen que interceda ante su Hijo en favor de los consternados          esposos. Con          todo, el corazón de María, que no puede menos de compadecer a          los desgraciados          (...), la impulsó a encargarse por sí misma del oficio de          intercesora y pedir          al Hijo el milagro, a pesar de que nadie se lo pidiera (...). Si          la Señora obró          así sin que se lo pidieran, ¿qué hubiera sido si le rogaran?"17.
Hoy, un sábado que          procuramos dedicar especialmente a Nuestra Señora, es una buena          ocasión para          acudir a Ella con más frecuencia y con más amor. "A tu Madre          María, a San José,          a tu Ángel Custodio..., ruégales que hablen al Señor, diciéndole          lo que, por tu          torpeza, tú no sabes expresar"18.
1 Lc 18, 1-8. —          2 San Agustín, en Catena Aurea, vol. VI, p. 295.          — 3          Teofilacto, en Catena Aurea, vol. VI, p, 296. — 4          San Agustín, Sermón            61, 6-7. — 5 San Josemaría Escrivá, Forja,          n. 66. — 6 Sant          5, 16. — 7 Cfr. Jn 15, 16; 16, 26. — 8          Cfr. San Cirilo de          Jerusalén, Comentario al Evangelio de San Juan, 16,          23-24. — 9 Sant          5, 11. — 10 Cfr. Ex 34, 6; Ioel 2, 13; Lc          1, 78. — 11          Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 1, q, 21, a. 4; 2-2,          q. 30, a. 4. — 12          ídem, o. c., 1, q. 21, a. 3. — 13 Juan Pablo II,          Enc. Dives in            misericordia, 30-XI-1980, 2. — 14 San Josemaría          Escrivá, Amar a            la Iglesia, Palabra, 2ª ed., Madrid 1986, pp. 77-78. — 15          Conc. Vat.          II, Const. Lumen gentium, 58. — 16 Jn 2,          11. — 17          San Alfonso Mª de Ligorio, Sermones abreviados, 48. — 18          San          Josemaría Escrivá, Forja, n. 272.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Gertrudis, Santa          Mística, 16 Noviembre            
              
 Noviembre                    16  
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Santa          Margarita de Escocia
        Año          1093
      Quiera Dios que todas las          esposas de los jefes de las          naciones 
          sean tan fervorosas y generosas como Santa Margarita de          Escocia, 
          y que las demás esposas lo sean también.
Margarita era hija del rey          San Eduardo. Su padre tuvo          que salir huyendo de Inglaterra cuando el rey Canuto de          Dinamarca invadió el          país. Luego de caer Inglaterra en poder de Guillermo el          Conquistador, Margarita          y sus hermanos se refugiaron en Escocia, donde era rey Malcon          III, el cual al          darse cuenta de las cualidades de bondad y caridad que tenía la          joven, se casó          con ella. Y así Margarita, a los 24 años llegó a ser reina de          Escocia.
Para ella lo principal en          la vida era ayudar a los          pobres. Cada día antes de ir a almorzar servía personalmente el          almuerzo a          nueve niños huérfanos (y a veces les servía de rodillas, al          recordar que los          favores que hacemos al pobre los recibe Jesucristo como hechos a          Él mismo). En          su palacio de reina se atendía diariamente a centenares de          pobres, y cuando          ella salía por las calles volvía a la casa sin dinero, sin joyas          y hasta sin el          manto, porque todo lo regalaba a los necesitados. Era          estimadísima entre el          pueblo por la inmensa compasión que demostraba hacia los más          miserables.
Tuvo seis hijos y dos          hijas. Su esposo Malcon III era          cruel y rudo, pero la amabilidad de Margarita lo fue volviendo          amable y          caritativo, tanto que él mismo le ayudaba a servir el almuerzo a          los centenares          de pobres que llegaban a pedir alimentos. De los hijos de          Margarita, dos          llegaron a ser santos y tres fueron reyes, y del esposo de una          hija de ella,          Enrique I, proviene la actual familia real de Inglaterra.
Costeó la construcción de          conventos y templos y          organizó una asociación de señoras para dedicarse con ellas a          tejer y bordar          ornamentos para las iglesias, a sus hijos los educó muy          cuidadosamente en la          religión católica y se esmeró porque aprendieran muy bien el          catecismo y la          doctrina cristiana. En su casa y entre la gente del pueblo hacía          leer las vidas          de santos. Se esmeraba en conseguir sacerdotes fervorosos para          las parroquias.          A su esposo el rey, lo entusiasmaba continuamente para que          hiciera obras a          favor de la Iglesia y de los pobres, y para que fuera compasivo          con sus          enemigos.
Construyó una hermosísima          catedral. Insistía mucho a la          gente en el deber de santificar el domingo. En Cuaresma y en          Adviento (las          cuatro semanas anteriores a la Navidad) ayunaba cada día. Le          gustaba mucho leer          los Evangelios y pasaba varias horas de la noche en oración.
Su esposo y su hijo mayor          murieron batallando contra          los ingleses que querían invadir el territorio de Escocia. Santa          Margarita          sufrió inmensamente al saber tan trágica noticia. Exclamó          entonces: "Te          doy gracias Dios mío, porque al mandarme tan dolorosas noticias          me purificas de          mis pecados", y cuatro días después ella también murió, el 16 de          noviembre          del año 1093.
Inmediatamente el pueblo          empezó a honrarla como santa,          y su popularidad ha sido inmensa en Escocia y en otros países.          Es recordada          sobre todo por su admirable generosidad para con los pobres y          afligidos.
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Roque            González de Santa Cruz, Santo          Mártir, 16 de noviembre   
              
 Mártir               |           
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Fuente:          franciscanos.org 
        Inés            de Asis, Santa Religiosa, 16 Noviembre          
              
 Inés                  de Favarone, hermana de Clara "según la carne y según la                  pureza" (Leyenda de Sta. Clara 24), no es una figura que                  fácilmente pueda esbozarse, a no ser que se ceda al                  fácil impulso de revestir los escasos datos históricos                  que se poseen –oscuros y limitados en información– con                  reflexiones verosímiles, pero no comprobadas, sugeridas                  más bien por su situación a la sombra de santa Clara.                  Inés de Asís es una figura de contornos difuminados, que                  se la intuye más y mejor precisamente cuanto menos se                  trata de fijarla dentro de una línea marcada y precisa.  |           
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Lucia            de Narni, Beata          Religiosa Dominica, 16          Noviembre   
              
 Noviembre                    16 Etimológicamente                  significa "resplandeciente, luminosa". Viene de la                  lengua latina.  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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