†
JMJ
        Pax
Lectura del Santo Evangelio según san            Lucas 19, 1-10
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó y al          ir atravesando la ciudad,          sucedió que un hombre 
          llamado Zaqueo era de maja estatura. Entonces corrió y subió a          un árbol pata verlo          cuando 
          pasará por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y          le dijo:          "Zaqueo, bájate pronto, 
          porque hoy tengo que hospedarme en tu casa".
          El bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto,          comenzaron todos a          murmurar 
          diciendo: "Ha entrado a hospedarse a la casa de un pecador".
          Zaqueo poniéndose de pie, dijo a Jesús, "Mira, Señor, voy a dar          a los          pobres la mitad de mis 
          bienes, si he defraudado a alguien le restituiré cuatro veces          más". Jesús          le dijo: "Hoy a llegado 
          la salvación de esta casa, porque también es el hijo de Abraham          , y el Hijo del          hombre ha venido 
          a buscar y a salvar lo que se les había perdido"
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
        
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
mar          33a. Ordinario año impar
      Antífona de Entrada
      Sírveme              de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; porque              Tú eres mi              baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.
Oración            colecta
      Oremos:
            Mueve, Señor, los corazones de tus hijos, para que,            correspondiendo            generosamente a tu 
            gracia, reciban con mayor abundancia la ayuda de tu bondad.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      Dejaré              un gran ejemplo, para que aprendan a arrostrar una muerte              noble por amor a              nuestra ley 
Lectura              del segundo libro de los Macabeos 6, 18-31
Había un hombre llamado            Eleazar, de edad avanzada y aspecto muy digno. Era uno de los            
            principales maestros de la ley. Querían obligarlo a comer            carne de cerdo y para            ello le abrían a la 
            fuerza la boca. Pero él, prefiriendo una muerte honrosa a una            vida de infamia,            escupió la carne y 
            avanzó voluntariamente hacia el suplicio, como deben hacer los            que son            constantes en rechazar 
            manjares prohibidos, aun a costa de la vida.
            Los que presidían aquel sacrificio pagano, en atención a la            antigua amistad que            los unía con 
            Eleazar, lo llevaron aparte y le propusieron que mandara traer            carne permitida            y que la comiera, 
            simulando que comía la carne del sacrificio ordenada por el            rey. Así se podría            librar de la muerte 
            y encontrar benevolencia, por la antigua amistad que los unía.            
            Pero Eleazar, adoptando una actitud cortés, digna de sus años            y de su noble            ancianidad, de sus 
            canas honradas e ilustres, de su conducta intachable desde            niño y, sobre todo,            digna de la ley 
            santa, dada por Dios, respondió enseguida: 
            "Envíenme al sepulcro, pues no es digno de mi edad ese engaño.            Van a creer            los jóvenes que 
            Eleazar, a los noventa años, se ha pasado al paganismo, y si,            por miedo a            perder el poco tiempo 
            de vida que me queda, finjo apartarme de la ley, se van a            extraviar con mi mal            ejemplo. Eso 
            sería manchar y deshonrar mi vejez. Y aunque por el momento me            librara del            castigo de los 
            hombres, ni vivo ni muerto me libraría de la mano del            Omnipotente. En cambio,            si muero ahora 
            como un valiente, me mostraré digno de mis años, y dejaré a            los jóvenes un gran            ejemplo, para 
            que aprendan a arrostrar voluntariamente una muerte noble por            amor a nuestra            santa y 
            venerable ley".
            Dicho esto, se fue enseguida hacia el suplicio. Los que lo            conducían,            considerando arrogantes 
            las palabras que acababa de pronunciar, cambiaron en dureza su            actitud            benévola. 
            Cuando Eleazar estaba a punto de morir a causa de los golpes,            dijo entre            suspiros: 
            "Tú, Señor, que todo lo conoces, bien sabes que pude librarme            de la            muerte; pero, por respeto a 
            Ti, sufro con paciencia y con gusto crueles dolores en mi            cuerpo y en mi            alma".
            De esta manera, Eleazar terminó su vida y dejó no sólo a los            jóvenes, sino a            toda la nación, un 
            ejemplo memorable de virtud y heroísmo.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Del              salmo 3
El              Señor es mi defensa.
Mira, Señor,            cuántos contrarios tengo y cuántos contra mí se han levantado;            cuántos dicen de            mí: "Ni Dios podrá salvarlo".
            El Señor es mi defensa.
Mas Tú,            Señor, eres mi escudo, mi gloria y mi victoria; desde tu monte            santo me            respondes cuando mi voz te invoca.
            El Señor es mi defensa.
En paz            me acuesto, duermo y me despierto, porque el Señor es mi            defensa. No temeré a            la enorme muchedumbre que se acerca y me acecha.
            El Señor es mi defensa.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Dios nos amó y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación            por nuestros            pecados. 
            Aleluya.
Evangelio
      El Hijo del hombre ha venido              a buscar y a salvar lo que estaba perdido
Lectura del Santo Evangelio              según san Lucas 19, 1-10
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, Jesús entró            en Jericó y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre            
            llamado Zaqueo era de maja estatura. Entonces corrió y subió a            un árbol pata            verlo cuando 
            pasará por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos            y le dijo:            "Zaqueo, bájate pronto, 
            porque hoy tengo que hospedarme en tu casa".
            El bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto,            comenzaron todos a            murmurar 
            diciendo: "Ha entrado a hospedarse a la casa de un pecador".
            Zaqueo poniéndose de pie, dijo a Jesús, "Mira, Señor, voy a            dar a los pobres            la mitad de mis 
            bienes, si he defraudado a alguien le restituiré cuatro veces            más". Jesús            le dijo: "Hoy a llegado 
            la salvación de esta casa, porque también es el hijo de            Abraham , y el Hijo del            hombre ha venido 
            a buscar y a salvar lo que se les había perdido"
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Que este sacrificio, Señor,            que vamos a ofrecerte, nos purifique y nos ayude a obtener la            
            recompensa eterna, prometida a quienes cumplen tu voluntad.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      Alabanza a Dios que nos creó              y nos ha creado de nuevo en Cristo
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre            y en todo 
            lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
            Porque has querido ser, por medio de tu amado Hijo, no sólo el            creador del            género humano, sino 
            también el autor generoso de la nueva creación.
            Por eso, 
            con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te            alaban todos los            redimidos y unánimes te 
            bendicen tus santos. Con ellos, unidos a los ángeles, nosotros            queremos            celebrarte y te 
            alabamos, diciendo:
Antífona de la Comunión
      Tanto              amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único, para que todo              el que crea en Él              no perezca, 
sino              que tenga vida eterna.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este            pan eucarístico,            por medio del 
            cual nos comunicas Tú la vida verdadera.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
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† Meditación diaria
33ª semana. Martes
LA FIDELIDAD DE          ELEAZAR
— Ejemplaridad del          anciano Eleazar.
— Obstáculos para la          fidelidad.
— Lealtad a la          palabra dada y a los compromisos adquiridos.
I. En tiempos del rey          Antíoco se desató una fortísima persecución contra Israel. El          Templo fue          profanado y en él se introdujo el culto a los dioses griegos en          lugar de Yahvé.          Se prohibió celebrar el sábado, y cada mes los judíos eran          obligados a celebrar          el natalicio del rey, participando en los sacrificios que se          inmolaban con este          motivo y comiendo sus carnes.
Eleazar, un anciano          venerable de noventa años, se mantuvo fiel a la fe de sus padres          y prefirió la          muerte a tomar parte en estos sacrificios. Antiguos amigos le          propusieron traer          alimentos permitidos para simular delante de los demás que había          comido de las          carnes sacrificadas, según el mandato del rey. Haciendo esto –le          decían–, se          libraría de la muerte. Pero Eleazar se mantuvo fiel a la vida          ejemplar que          había llevado desde niño, considerando que era indigno de su          ancianidad          disimular, no fuera que luego pudiesen decir los jóvenes que, a          sus noventa          años, se había paganizado con los extranjeros. Mi simulación            por amor de            esta corta y perecedera vida -dijo- los induciría a            error, y echaría            sobre mi vejez la afrenta y el oprobio; y aunque al presente            lograra librarme            de los castigos humanos, de las manos del Omnipotente no            escaparé ni en la vida            ni en la muerte.
Eleazar se encaminó          al suplicio y, estando a punto de morir, exclamó: El Señor            Santísimo ve bien            que, pudiendo librarme de la muerte, doy mi cuerpo al            tormento; pero mi alma lo            sufre gozosa en el temor de Dios. El autor sagrado recoge          la ejemplaridad          de su muerte, no solo para los jóvenes, sino para toda la          nación. Este relato1          nos recuerda también a nosotros la fidelidad sin fisuras a los          compromisos          contraídos en la fe, para ser leales al Señor también cuando          quizá nos sería          más fácil ceder por la presión de un ambiente pagano hostil, o          por una circunstancia          difícil que hayamos de atravesar.
San Juan Crisóstomo          llama a Eleazar "protomártir del Antiguo Testamento"2.          Su actitud          gozosa en el martirio es como un preludio de aquella alegría que          Jesús          preconizará de los que serían perseguidos por su nombre3.          Es el gozo          que el Señor nos hace experimentar cuando, por ser fieles a la          fe y a la propia          vocación, padecemos alguna contrariedad.
II. A los primeros          cristianos se les designaba frecuentemente con el apelativo de fieles4.          Este término nace en momentos de dificultades externas, de          persecuciones, de          calumnias y de la presión de un ambiente pagano que trataba de          imponer su          manera de pensar y de vivir, muy opuesta a la doctrina del          Maestro. Ser            fieles era mantenerse firmes ante estos obstáculos          externos. Sé fiel            hasta la muerte -se lee en el Apocalipsis- y Yo te            daré la corona de la            vida5. Esto se pide a los cristianos de todas          las épocas: Sé            fiel hasta la muerte. Ya antes advierte el Apóstol: No            temas por lo que            vas a padecer: el diablo va a encarcelar a algunos de            vosotros, para que seáis            tentados; y sufriréis tribulación por diez días. Eso es la          vida: diez            días, un poco de tiempo. ¿Y no vamos a permanecer fieles          sí tuviéramos que          sufrir alguna contradicción, muchas veces pequeña, alguna          discriminación por          ser cristianos que no se avergüenzan de serlo? ¿Nos vamos a          avergonzar de          nuestra fe, que tiene consecuencias prácticas en el modo de          actuar, en las que          muchos quizá no estén de acuerdo? "Es fácil –recordaba el Papa          Juan Pablo II–          ser coherente por un día o algunos días. Difícil e importante es          ser coherente          toda la vida. Es fácil ser coherente a la hora de la exaltación,          difícil serlo          en la hora de la tribulación. Y solo puede llamarse fidelidad          una coherencia          que dura toda la vida"6.
A veces los          obstáculos no llegan de fuera, sino de dentro. La soberbia es el          principal          obstáculo de la fidelidad, y junto a ella la tibieza, que hace          perder la          alegría en el seguimiento de Cristo, idealizando otras          posibilidades que están          al margen del camino que nos lleva a Dios. Otras veces surge la          oscuridad del          alma, consecuencia de la desgana y falta de lucha, o porque Dios          la permite          para purificar el alma. Sea cual fuere la causa de estas          tinieblas, la          fidelidad muchas veces estará en la humildad de ser dóciles a la          dirección          espiritual, en mantener una oración viva con el Señor, en          permanecer en ese          trato diario con Él, que nos llevará como de la mano hasta la          luz. "Se quedaron          muy grabadas en mi cabeza de niño –cuenta San Josemaría Escrivá–          aquellas          señales que, en las montañas de mi tierra, colocaban a los          bordes de los          caminos; me llamaron la atención unos palos altos,          ordinariamente pintados de          rojo. Me explicaron entonces que, cuando cae la nieve, y cubre          senderos,          sementeras y pastos, bosques, peñas y barrancos, esas estacas          sobresalen como          un punto de referencia seguro, para que todo el mundo sepa          siempre por dónde va          la ruta.
"En la vida interior,          sucede algo parecido. Hay primaveras y veranos, pero también          llegan los          inviernos, días sin sol, y noches huérfanas de luna. No podemos          permitir que el          trato con Jesucristo dependa de nuestro estado de humor, de los          cambios de          nuestro carácter. Esas posturas delatan egoísmo, comodidad, y          desde luego no se          compaginan con el amor.
"Por eso, en los          momentos de nevada y de ventisca, unas prácticas piadosas          sólidas –nada          sentimentales–, bien arraigadas y ajustadas a las circunstancias          propias de          cada uno, serán como esos palos pintados de rojo, que continúan          marcándonos el          rumbo, hasta que el Señor decida que brille de nuevo el sol, se          derritan los          hielos, y el corazón vuelva a vibrar, encendido con un fuego que          en realidad no          estuvo apagado nunca: fue solo rescoldo oculto por la ceniza de          una temporada          de prueba, o de menos empeño, o de escaso sacrificio"7.
III. La lealtad de          Eleazar a la fe de sus mayores sirvió además para que otros          muchos del pueblo          escogido permanecieran firmes en sus creencias y costumbres.          Nunca queda          aislada la fidelidad de un hombre, de una mujer. Son muchos los          que, quizá sin          saberlo expresamente, se apoyan en ella. Una de las grandes          alegrías que el          Señor nos hará gustar será el poder contemplar a todos aquellos          que          permanecieron firmes en su fe y en su vocación porque se          apoyaron en nuestra          sólida coherencia.
La virtud humana que          corresponde a la fidelidad es la lealtad, esencial para          toda          convivencia. Sin un clima de lealtad, las relaciones y vínculos          entre los          hombres degenerarían a lo sumo en una mera coexistencia, con su          cortejo          inseparable de inseguridad y desconfianza. La vida propiamente          social no sería          posible si no se diera "aquella observancia de los pactos sin la          que no es          posible una tranquila convivencia entre los pueblos"8:          un clima de          confianza mutua, de honradez, de lealtad. No es infrecuente que          en la sociedad,          en la empresa, en los negocios... parezca perdida esta virtud          tan esencial. La          mentira, la manipulación de la verdad, es un arma más que          algunos utilizan como          si fuera normal en los medios de la opinión pública, en la          política, en los          negocios... Muchas veces se echa de menos la honradez para          cumplir la palabra          dada y los compromisos libremente adquiridos. Es más, en          ocasiones se comenta          la infidelidad matrimonial, como si los compromisos adquiridos          delante de Dios          y delante de los hombres tuvieran poco valor. Otros, con el fin          de aumentar su          disponibilidad económica, o para satisfacer su ansia desordenada          de placeres,          de figurar en la vida social, incumplen sus deberes religiosos,          familiares,          sociales o profesionales traicionando los compromisos más nobles          y santos.
En estos momentos          urge que los cristianos –luz del mundo y sal de la tierra–          procuremos ser          ejemplo de fidelidad y de lealtad a los compromisos contraídos.          San Agustín          recordaba a los cristianos de su tiempo: "El marido debe ser          fiel a la mujer, y          la mujer al marido, y ambos a Dios. Los que habéis prometido          continencia,          cumplid lo prometido, puesto que no se os exigiría si no lo          hubieseis prometido          (...). Guardaos de hacer trampas en vuestros negocios. Guardaos          de la mentira y          del perjurio"9. Son palabras que conservan plena          actualidad.
Perseverando, con la          ayuda del Señor, en lo poco de cada día, lograremos oír al final          de nuestra          vida, con gozosísima dicha, aquellas palabras del Señor: Muy            bien, siervo            bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te constituiré sobre            lo mucho; entra en            el gozo de tu Señor10.
1 Primera lectura.          Año 1. 2 Mac 6, 18-31. — 2 San Juan Crisóstomo,          Homilía 3,            sobre los santos Macabeos. — 3 Cfr. Mt 5,          12. — 4 Hech          10, 45; 2 Cor 6, 15; Ef 1, 1. — 5 Apoc          2, 10. — 6          Juan Pablo II, Homilía 27-I-1979. — 7          San Josemaría          Escrivá, Amigos de Dios, 151. — 8 Pío          XII, Alocución          24-XII-1940, 26. — 9 San Agustín, Sermón 260. —          10 Mt          25, 21-23.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: Archidiócesis de          Madrid 
        Abdías, Profeta 19 de          noviembre, Siglo V   
              
 Noviembre 19  El libro de Abdías                  es el más corto de los libros proféticos. Aparte de las                  discusiones entre exegetas, parece que se sitúa la vida                  y escrito de Abdías en el siglo V antes de Cristo. Esta                  profecía se desarrolla en dos planos: el castigo de Edom                  y el triunfo de Israel en el "Día de Yahvéh" que, como                  se sabe, es el día apocalíptico de la justicia de Dios.                  Ni que decir tiene que los edomitas son los enemigos de                  Israel que han aprovechado la ruina de Jerusalén y han                  invadido la Judea meridional. Contra su soberbia,                  despotismo y engreimiento dirá el Todopoderoso: "Aunque                  te encumbres como un águila, y pongas tu nido en las                  estrellas, de allí te haré bajar... te cubrirá la                  vergüenza y serás cercenado para siempre". Todo el libro                  es un grito apasionado de venganza que exalta la                  justicia terrible y el poder de Yahvéh.  |           
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Santiago  Benfatti,            Beato          Obispo, 19 Noviembre   
              
 Etimológicamente                  significa "usurpador". Viene de la lengua hebrea.  |           
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Epímaco y Alejandro, Santos          Mártires, 19 de noviembre   
              
 Noviembre 19  Etimológicamente                  significan " fácil de atacar y protector". Vienen de la                  lengua griega y alemana.  |           
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Fuente: Corazones.org 
        Santísima Virgen de la            Divina Providencia          Patrona de Puerto Rico, 19 Noviembre   
              
 La devoción a la                  Virgen de la Divina Providencia se origina en el siglo                  XIII en Italia, de donde llegó poco tiempo después a                  España, en donde se construyó un santuario en Tarragona,                  Cataluña.  |           
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Fuente: Carmelnet.org 
        Rafael de San José (José            Kalinowski), Santo          Presbítero Carmelita, 19 Noviembre   
              
 José Kalinowski 
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Fuente:          ar.geocities.com/misa_tridentina04 
        Matilde de Hakeborn (o            de Helfa), Santa          Abadesa y cantante, 19 Noviembre   
              
 Matilde nació en                  Turingia. Ella provenía de la estirpe de los barones de                  Hackeborn, quienes poseían tierras en el norte de                  Turingia y en la zona de Harz y estaban emparentados con                  los Hohenstaufern.  |           
Ingles
books.google.com.ar/books?id=ebwTAAAAQAAJ
Frances
books.google.com.ar/books?id=L1ZuD-CTypwC
BENEDICTO XVI:          SANTA MATILDE DE HACKEBORN, "RUISEÑOR DE DIOS"
      
                        
Hoy en la              Audiencia General
CIUDAD            DEL VATICANO, miércoles 2 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).-            Ofrecemos a continuación la catequesis que el Papa Benedicto            XVI dirigió hoy a            los miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para            la audiencia            general.
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Queridos            hermanos y hermanas,
hoy            quisiera hablaros de santa Matilde de Hackeborn, una de las            grandes figuras del            monasterio de Helfta, que vivió en el siglo XIII. Su hermana            religiosa santa            Gertrudis la Grande, en el VI libro de la obra Liber specialis              gratiae (El            libro de la gracia especial), en            el que se narran las gracias especiales que Dios otorgó a            santa Matilde, afirma            así: "Lo que hemos escrito es bien poco en comparación con lo            que hemos            omitido. Únicamente para gloria de Dios y utilidad del prójimo            publicamos estas            cosas, porque nos parecería injusto mantener el silencio sobre            tantas gracias            que Matilde recibió de Dios no tanto para ella misma, en            nuestro parecer, sino            para nosotros y para los que vendrán después de nosotros" (Mechthild              von              Hackeborn, Liber specialis gratiae, VI, 1).
Esta obra            fue redactada por santa Gertrudis y por otra hermana de Helfta            y tiene una            historia singular. Matilde, a la edad de cincuenta años,            atravesaba una grave            crisis espiritual, unida a sufrimientos físicos. En estas            condiciones confió a            dos hermanas amigas las gracias singulares con las que Dios la            había guiado            desde la infancia, pero no sabía que éstas lo anotaban todo.            Cuando lo supo, se            sintió profundamente angustiada y turbada. Pero el Señor la            consoló, haciéndole            comprender que cuanto se había escrito era para gloria de Dios            y para bien del            prójimo (cfr ibid., II,25; V,20). Así, esta obra es la fuente            principal de la            que obtener informaciones sobre la vida y la espiritualidad de            nuestra Santa.
Con ella            nos introducimos en la familia del Barón de Hackeborn, una de            las más nobles,            ricas y poderosas de Turingia, emparentada con el emperador            Federico II, y            entramos en el monasterio de Helfta en el periodo más glorioso            de su historia.            El Barón había ya dado al monasterio una hija, Gertrudis de            Hackeborn            (1231/1232 - 1291/1292), dotada de una destacada personalidad.            Abadesa durante            cuarenta años, capaz de dar una impronta peculiar a la            espiritualidad del            monasterio, llevándolo a un florecimiento extraordinario como            centro de mística            y de cultura, escuela de formación científica y teológica.            Gertrudis ofreció a            las monjas una elevada instrucción intelectual, que les            permitía cultivar una            espiritualidad fundada en la Sagrada Escritura, en la            Liturgia, en la tradición            Patrística, en la Regla y espiritualidad cisterciense, con            particular            predilección por san Bernardo de Claraval y Guillermo de            St-Thierry. Fue una            verdadera maestra, ejemplar en todo, en la radicalidad            evangélica y en el celo            apostólico. Matilde, desde su juventud, acogió y gustó el            clima espiritual y            cultural creado por su hermana, ofreciendo después su impronta            personal.
Matilde            nació en 1241 o 1242 en el castillo de Helfta; es la tercera            hija del Barón. A            los siete años con su madre, visitó a su hermana Gertrudis en            el monasterio de            Rodersdorf. Quedó tan fascinada por ese ambiente que deseaba            ardientemente            formar parte de él. Entró como educanda y en 1258 se convirtió            en monja del            convento, que entre tanto se había transferido a Helfta, en la            propiedad de los            Hackeborn. Se distinguió por la humildad, fervor, amabilidad,            limpieza e            inocencia de vida, familiaridad e intensidad con que vivió su            relación con            Dios, la Virgen y los Santos. Estaba dotada de elevadas            cualidades naturales y            espirituales, como "la ciencia, la inteligencia, el            conocimiento de las letras            humanas, la voz de una suavidad maravillosa: todo la hacía            adecuada para ser un            verdadero tesoro para el monasterio bajo todos los aspectos"            (Ibid., Proemio).            Así, "el ruiseñor de            Dios" – como se la llamaba – aún muy joven, se convirtió en            directora de la            escuela del monasterio, directora del coro, y maestra de            novicias, servicios            que llevó a cabo con talento e infatigable celo, no sólo en            beneficio de las            monjas, sino de todo el que deseara acudir a su sabiduría y            bondad.
Iluminada            por el don divino de la contemplación mística, Matilde compuso            numerosas            oraciones, Es maestra de fiel doctrina y de gran humildad,            consejera,            consoladora, guía en el discernimiento: "Ella – se lee –            distribuía la doctrina            con tanta abundancia que nunca se había visto en el            monasterio, y tenemos, ¡ay!            gran temor de que nunca vuelva a verse algo semejante. Las            monjas se reunían a            su alrededor para escuchar la palabra de Dios, como a un            predicador. Era el            refugio y la consoladora de todos, y tenía, como don singular            de Dios, la            gracia de revelar libremente los secretos del corazón de cada            uno. Muchas personas,            no sólo en el monasterio, sino también extraños, religiosos y            seglares,            llegados de lejos, atestiguaban que esta santa virgen les            había liberado de sus            penas y que nunca habían probado tanto consuelo como a su            lado. Compuso además            y enseñó tantas oraciones que si se reuniesen, superarían el            volumen de un salterio"            (Ibid., VI,1).
            
            En 1261 llegó al convento una niña de cinco años de nombre            Gertrudis: fue            confiada a los cuidados de Matilde, con apenas veinte años,            que la educa y la            guía en la vida espiritual hasta hacer de ella no sólo su            discípula excelente,            sino su confidente. En 1271 o 1272 entra en el monasterio            también Matilde de            Magdeburgo. El lugar acogió así a cuatro grandes mujeres – dos            Gertrudis y dos            Matildes –, gloria del monaquismo germánico. En su larga vida            transcurrida en            el monasterio, Matilde sufrió continuos e intensos            sufrimientos, a los que            añadió las durísimas penitencias elegidas para la conversión            de los pecadores.            De este modo participó en la pasión del Señor hasta el final            de su vida (cfr            ibid., VI, 2). La oración y la contemplación fueron el humus            vital de su            existencia: las revelaciones, sus enseñanzas, su servicio al            prójimo, su camino            en la fe y en el amor tienen aquí su raíz y su contexto. En el            primer libro de            la obraLiber specialis gratiae, las redactoras recogen            las confidencias            de Matilde señaladas en las fiestas del Señor, de los santos            y, de modo            especial, de la Beata Virgen. Es impresionante la capacidad            que esta santa            tenía de vivir la Liturgia en sus varios componentes, incluso            los más            sencillos, llevándola a la vida monástica cotidiana. Algunas            imágenes,            expresiones, aplicaciones quizás están alejadas de nuestra            sensibilidad, pero,            si se considera la vida monástica y su tarea de maestra y            directora de coro, se            nota su singular capacidad de educadora y formadora, que ayuda            a sus hermanas a            vivir intensamente, partiendo de la Liturgia, cada momento de            la vida            monástica.
En la            plegaria litúrgica Matilde dio particularmente relieve a las            horas canónicas, a            la celebración de la santa Misa, sobre todo a la santa            Comunión. En ese momento            a menudo se elevaba en éxtasis en una intimidad profunda con            el Señor en su Corazón            ardentísimo y dulcísimo, en un diálogo estupendo, en el que            pedía iluminación            interior, mientras intercedía de modo especial por su            comunidad y por sus            hermanas. En el centro están los misterios de Cristo hacia los            cuales la Virgen            María remite constantemente para caminar por el camino de la            santidad: "Si            deseas la verdadera santidad, estate cerca de mi Hijo; él es            la santidad misma            que lo santifica todo" (Ibid., I,40). En esta intimidad suya            con Dios está            presente el mundo entero, la Iglesia, los benefactores, los            pecadores. Para            ella Cielo y tierra se unen.
Sus            visiones, sus enseñanzas, las circunstancias de su existencia            se describen con            expresiones que evocan el lenguaje litúrgico y bíblico. Se            capta así su profundo            conocimiento de la Sagrada Escritura, su pan cotidiano.            Recurre continuamente a            ella, sea valorando los textos bíblicos leídos en la liturgia,            sea tomando            símbolos, términos, paisajes, imágenes, personajes. Su            predilección era por el            Evangelio: "Las palabras del Evangelio eran para ella un            alimento maravilloso y            suscitaban en su corazón sentimientos de tal dulzura que a            menudo por el            entusiasmo no podía terminar su lectura… El modo como leía            esas palabras era            tan ferviente que suscitaba la devoción en todos. Así también,            cuando cantaba            en el coro, estaba toda absorta en Dios, transportada por tal            ardor que a veces            manifestaba sus sentimientos con los gestos... Otras veces,            elevada en éxtasis,            no oía a las que la llamaban o la movían y a duras penas            recuperaba el sentido            de las cosas exteriores" (Ibid., VI, 1). En una de sus            visiones, Jesús mismo le            recomienda el Evangelio; abriéndole la herida de su dulcísimo            Corazón, le dijo:            "Considera cuán inmenso es mi amor: si quieres conocerlo bien,            en ningún lugar            lo encontrarás expresado más claramente que en el Evangelio.            Nadie ha sentido            nunca expresar sentimientos más fuertes y más tiernos que            estos: Como mi Padre            me ha amado, así os he amado yo (Jn. 15, 9)" (Ibid., I,22).
Queridos            amigos, la oración personal y litúrgica, especialmente la            Liturgia de las Horas            y la Santa Misa son la raíz de la experiencia espiritual de            santa Matilde de            Hackeborn. Dejándose guiar por la Sagrada Escritura y nutrir            por el Pan            eucarístico, Ella recorrió un camino de íntima unión con el            Señor, siempre en            la plena fidelidad a la Iglesia. Esto es también para nosotros            una fuerte            invitación a intensificar nuestra amistad con el Señor, sobre            todo a través de            la oración cotidiana y la participación atenta, fiel y activa            en la Santa Misa.            La Liturgia es una gran escuela de espiritualidad.
La            discípula Gertrudis describe con expresiones intensas los            últimos momentos de            la vida de santa Matilde de Hackeborn, durísimos, pero            iluminados por la            presencia de la Beatísima Trinidad, del Señor, de la Virgen,            de todos los            Santos, y también de su hermana de sangre Gertrudis. Cuando            llegó la hora en            que el Señor quiso llevarla con Él, ella le pidió poder vivir            un poco más en el            sufrimiento por la salvación de las almas, y Jesús se            complació por este            ulterior signo de amor.
Matilde            tenía 58 años. Recorrió el último trecho del camino            caracterizado por ocho años            de graves enfermedades. Su obra y su fama de santidad se            difundieron            ampliamente. Llegada su hora, "el Dios de Majestad ... única            suavidad del alma            que le ama ... le cantó: Venite  vos,              benedicti Patris mei ...  Venid,            vosotros benditos de mi Padre, venid a recibir el reino ... y            la asoció            a su gloria" (Ibid., VI,8).
Santa            Matilde de Hackeborn nos confía al Sagrado Corazón de Jesús y            a la Virgen            María. Invita a alabar al Hijo con el Corazón de la Madre y a            alabar a María            con el Corazón del Hijo: "¡Os saludo, oh Virgen veneradísima,            en ese dulcísimo            rocío, que del Corazón de la santísima Trinidad se difundió en            vos; os saludo            en la gloria y en el gozo con que ahora os alegráis            eternamente, vos que con            preferencia a todas las criaturas de la tierra y del cielo,            fuisteis elegida            antes aún de la creación del mundo! Amén" (Ibid., I, 45).
[Traducción              del original italiano por Inma Álvarez
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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