JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 9-15
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Con el dinero, tan lleno de injusticias, gánense amigos que, cuando ustedes mueran, los
reciban en el cielo. El que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes; y el que
es infiel en las cosas pequeñas, también es infiel en las grandes. Si ustedes no son fieles
administradores del dinero, tan lleno de injusticias, ¿quién les confiará los bienes verdaderos? Y
si no han sido fieles en lo que no es de ustedes, ¿quién les confiará lo que sí es de ustedes?
No hay criado que pueda servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o se apegará al
primero y despreciará al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero".
Al oír todas estas cosas, los fariseos, que son amantes del dinero, se burlaron de Jesús. Pero él
les dijo:
"Ustedes pretenden pasar por justos delante de los hombres, pero Dios conoce sus corazones, y
lo que es muy estimable para los hombres, es detestable para Dios".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
sab 31a. Ordinario año impar
Antífona de entrada
Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro, porque él es nuestro Dios.
Oración Colecta
Señor, que tu amor incansable cuide y proteja siempre a estos hijos tuyos, que has puesto en tu
gracia toda su esperanza.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Salúdense mutuamente con el saludo de paz
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 16, 3-9.16.22-27
Hermanos: Saluden a Prisca y a Aquila, colaboradores míos en el servicio de Cristo Jesús,
quienes por salvar mi vida arriesgaron la suya. Al ellos, no sólo yo, sino también todas las
comunidades cristianas del mundo pagano les debemos gratitud. Saluden también a la
comunidad que se reúne en casa de ellos.
Saluden a mi querido Epéneto, el primero que en la provincia de Asia se hizo cristiano. Saluden
a María, que ha trabajado tanto por ustedes. Saluden a Andrónico y a Junías, mis paisanos y
compañeros en el apostolado y que se hicieron cristianos antes que yo. Saluden a Ampliato, a
quien tanto quiero en el Señor. Saluden a Urbano, colaborador nuestro en el servicio de Cristo, y
a mi querido Estaquio. Salúdense los unos a los otros con el saludo de paz. Todas las
comunidades cristianas los saludan.
Yo, Tercio, el escribano de esta carta, también les mandó un saludo en el Señor. Los saluda
Gayo, que me hospeda a mí y se pone a disposición de la comunidad.
Los saludan Erasto, administrador de la ciudad, y Cuarto, nuestro hermano.
Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos ustedes. Amén. A Aquél que puede
darles fuerzas para cumplir el Evangelio que yo he proclamado, predicando a Cristo, conforme a
la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos, y ahora, en cumplimiento del
designio eterno de Dios, ha quedado manifestado por las Sagradas Escrituras, para atraer a
todas las naciones a la obediencia de la fe, al Dios único, infinitamente sabio, démosle gloria por
Jesucristo para siempre. Amén.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 144
Dichosos los que aman al Señor.
Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarte. Muy digno de alabanza es el Señor, por ser su grandeza incalculable.
Dichosos los que aman al Señor.
Cada generación a la que sigue anunciará tus obras y proezas. Se hablará de tus hechos portentosos, del glorioso esplendor de tu grandeza.
Dichosos los que aman al Señor.
Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas.
Dichosos los que aman al Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos
con su pobreza.
Aleluya.
Evangelio
Si con el dinero, tan lleno de injusticias no fueron fieles, ¿quién les confiará los bienes verdaderos?
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 9-15
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Con el dinero, tan lleno de injusticias, gánense amigos que, cuando ustedes mueran, los
reciban en el cielo. El que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes; y el que
es infiel en las cosas pequeñas, también es infiel en las grandes. Si ustedes no son fieles
administradores del dinero, tan lleno de injusticias, ¿quién les confiará los bienes verdaderos? Y
si no han sido fieles en lo que no es de ustedes, ¿quién les confiará lo que sí es de ustedes?
No hay criado que pueda servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o se apegará al
primero y despreciará al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero".
Al oír todas estas cosas, los fariseos, que son amantes del dinero, se burlaron de Jesús. Pero él
les dijo:
"Ustedes pretenden pasar por justos delante de los hombres, pero Dios conoce sus corazones, y
lo que es muy estimable para los hombres, es detestable para Dios".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Señor, Dios nuestro, tú que nos has dado este pan y este vino para reparar nuestras fuerzas,
conviértelos para nosotros en sacramento de vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común I
Restauración universal en Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. A quien hiciste
fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos.
El cual, siendo Dios, se anonadó a sí mismo, y por su sangre derramada en la cruz,
puso en paz todas las cosas.Y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna
para cuantos creen en Él.
Por eso,
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno
de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Demos gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace por su pueblo; porque da de beber al que tiene sed y les da de comer a los hambrientos.
Oración después de la comunión
Señor, tú que has querido hacernos participar de un mismo pan y de un mismo cáliz,
concédenos vivir de tal manera unidos en Cristo, que nuestro trabajo sea eficaz para la salvación
del mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
31ª semana. Sábado
SERVIR A UN SOLO SEÑOR
— Pertenecemos a Dios por entero.
— Unidad de vida.
— Rectificar la intención.
I. En la Antigüedad, el siervo se debía íntegramente a su señor. Su actividad llevaba consigo una dedicación tan total y absorbente que no cabía compartirla con otro trabajo u otro amo. Así se entienden mejor las palabras de Jesús, que leemos en el Evangelio de la Misa1: Ningún criado puede servir a dos señores, pues odiará a uno y amará al otro, o preferirá a uno y despreciará al otro. Y concluye el Señor: No podéis servir a Dios y al dinero.
Seguir a Cristo significa encaminar a Él todos nuestros actos. No tenemos un tiempo para Dios y otro para el estudio, para el trabajo, para los negocios: todo es de Dios y a Él debe ser orientado. Pertenecemos por entero al Señor y a Él dirigimos nuestra actividad, el descanso, los amores limpios... Tenemos una sola vida, que se ordena a Dios con todos los actos que la componen. "La espiritualidad no puede ser nunca entendida como un conjunto de prácticas piadosas y ascéticas yuxtapuestas de cualquier modo al conjunto de derechos y deberes determinados por la propia condición; por el contrario, las propias circunstancias, en cuanto respondan al querer de Dios, han de ser asumidas y vitalizadas sobrenaturalmente por un determinado modo de desarrollar la vida espiritual, desarrollo que ha de alcanzarse precisamente en y a través de aquellas circunstancias"2.
Como el hilo sujeta las cuentas de un collar, así el deseo de amar a Dios, la rectitud de intención, dan unidad a todo cuanto hacemos. Por el ofrecimiento de obras pertenecen al Señor todas nuestras actividades de la jornada, las alegrías y las penas. Nada queda fuera del amor. "En nuestra conducta ordinaria, necesitamos una virtud muy superior a la del legendario rey Midas: él convertía en oro cuanto tocaba.
"—Nosotros hemos de convertir –por amor– el trabajo humano de nuestra jornada habitual, en obra de Dios, con alcance eterno"3.
El quehacer de todos los días, el cuidado de los instrumentos que empleamos en el trabajo, el orden, la serenidad ante las contradicciones que se presentan, la puntualidad, el esfuerzo que supone el cumplimiento del deber... es la materia que debemos transformar en el oro del amor a Dios. Todo está dirigido al Señor, que es quien da un valor eterno a nuestras obras más pequeñas.
II. El empeño por vivir como hijos de Dios se realiza principalmente en el trabajo, que hemos de dirigir a Dios; en el hogar, llenándolo de paz y de espíritu de servicio; y en la amistad, camino para que los demás se acerquen más y más al Señor. Con todo, en cualquier momento del día o de la noche debemos mantener ese empeño por ser, con la ayuda de la gracia, hombres y mujeres de una pieza, que no se comportan según el viento que corre o que dejan el trato con el Señor para cuando están en la iglesia o recogidos en oración. En la calle, en el trabajo, en el deporte, en una reunión social, somos siempre los mismos: hijos de Dios, que reflejan con amabilidad su seguimiento a Cristo en situaciones bien diversas: ya comáis, ya bebáis, o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios4, aconsejaba San Pablo a los primeros cristianos. "Cuando te sientes a la mesa –comenta San Basilio a propósito de este versículo–, ora. Cuando comas pan, hazlo dando gracias al que es generoso. Si bebes vino, acuérdate del que te lo ha concedido para alegría y alivio de enfermedades. Cuando te pongas la ropa, da gracias al que benignamente te la ha dado. Cuando contemples el cielo y la belleza de las estrellas, échate a los pies de Dios y adora al que con su Sabiduría dispuso todas estas cosas. Del mismo modo, cuando sale el sol y cuando se pone, mientras duermas y despierto, da gracias a Dios que creó y ordenó todas estas cosas para provecho tuyo, para que conozcas, ames y alabes al Creador"5. Todas las realidades nobles nos deben llevar a Él.
De la misma manera que cuando se ama a una criatura de la tierra se la quiere las veinticuatro horas del día, el amor a Cristo constituye la esencia más íntima de nuestro ser y lo que configura nuestro actuar. Él es nuestro único Señor, al que procuramos servir en medio de los hombres, siendo ejemplares en el trabajo, en los negocios, a la hora de vivir la doctrina social de la Iglesia en los diversos ámbitos de nuestra actividad, en el cuidado de la naturaleza, que es parte de la Creación divina... No tendría sentido que una persona que tratara al Señor con intimidad no se esforzara a la vez, y como una consecuencia lógica, por ser cordial y optimista, por ser puntual en su trabajo, por aprovechar el tiempo, por no hacer chapuzas en su tarea...
El amor a Dios, si es auténtico, se refleja en todos los aspectos de la vida. De aquí que, aunque las cuestiones temporales tengan su propia autonomía y no exista una "solución católica" a los problemas sociales, políticos, etc., tampoco existan ámbitos de "neutralidad", donde el cristiano deje de serlo y de actuar como tal6. Por eso, el apostolado fluye espontáneo allí donde se encuentra un discípulo de Cristo, porque es consecuencia inmediata de su amor a Dios y a los hombres.
III. Los fariseos que escuchaban al Señor eran amantes del dinero y trataban de compaginar su amor a las riquezas y a Dios, al que pretendían servir. Por eso, se burlaban de Jesús. También hoy los hombres tratan, en ocasiones, de ridiculizar el servicio total a Dios y el desprendimiento de los bienes materiales, porque –como los fariseos– no solo no están dispuestos a ponerlo en práctica, sino que ni siquiera conciben que otros puedan tener esa generosidad: piensan, quizá, que pueden existir ocultos intereses en quienes de verdad han escogido, en medio del mundo o fuera de él, a Cristo como único Señor7.
Jesús pone al descubierto la falsedad de aquella aparente bondad de los fariseos: Vosotros -les dice- os hacéis pasar por justos delante de los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que parece excelso ante los hombres, es abominable delante de Dios. El Señor señala con una palabra fortísima –abominable– la conducta de aquellos hombres faltos de unidad de vida que, con la apariencia de ser fieles servidores de Dios, estaban muy lejos de Él, como se reflejaba en sus obras: gustan pasear vestidos con largas túnicas y anhelan los saludos en las plazas, los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes, y devoran las casas de las viudas con el pretexto de largas oraciones...8. En realidad, poco o nada amaban a Dios; se amaban a sí mismos.
Dios conoce vuestros corazones. Estas palabras del Señor nos deben llenar de consuelo, a la vez que nos llevarán a rectificar muchas veces la intención para rechazar los movimientos de vanidad y de vanagloria, de tal modo que nuestra vida entera esté orientada a la gloria de Dios. Agradar al Señor ha de ser el gran objetivo de todas nuestras acciones. El Papa Juan Pablo I, cuando aún era Patriarca de Venecia, escribía este pequeño cuento, lleno de enseñanzas. A la entrada de la cocina estaban echados los perros. Juan, el cocinero, mató un ternero y echó las vísceras al patio. Los perros las comieron, y dijeron: "Es un buen cocinero, guisa muy bien".
Poco tiempo después, Juan pelaba los guisantes y las cebollas, y arrojó las mondaduras al patio. Los perros se arrojaron sobre ellas, pero torciendo el hocico hacia el otro lado dijeron: "El cocinero se ha echado a perder, ya no vale nada".
Sin embargo, Juan no se conmovió lo más mínimo por este juicio, y dijo: "Es el amo quien tiene que comer y apreciar mis comidas, no los perros. Me basta con ser apreciado por mi amo"9. Si actuamos de cara a Dios, poco o nada nos debe importar que los hombres no lo entiendan o que lo critiquen. Es a Dios a quien queremos servir en primer lugar y sobre todas las cosas. Luego resulta que este amor con obras a Dios es, a la vez, la mayor tarea que podemos llevar a cabo en favor de nuestros hermanos los hombres.
Nuestra Madre Santa María nos enseñará a enderezar nuestros días y nuestras horas para que nuestra vida sea un verdadero servicio a Dios. "No me pierdas nunca de vista el punto de mira sobrenatural. -Rectifica la intención, como se rectifica el rumbo del barco en alta mar: mirando a la estrella, mirando a María. Y tendrás la seguridad de llegar siempre a puerto"10.
1 Lc 16, 13-14. — 2 A. del Portillo, Escritos sobre el sacerdocio, Palabra, 4ª ed., Madrid 1976, p. 113. — 3 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 742. — 4 1 Cor 10, 31. — 5 San Basilio, Homilía in Julittam martirem. — 6 Cfr. I. Celaya, Unidad de vida y plenitud cristiana, Pamplona 1985, p. 335. — 7 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, nota a Lc 16, 13-14. — 8 Cfr. Lc 20, 45-47. — 9 Cfr. A. Luciani, Ilustrísimos señores, pp. 12 ss. — 10 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 749.
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9 de noviembre
DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN*
Fiesta
— Los templos, símbolo de la presencia de Dios entre los hombres.
— Jesucristo, realmente presente en nuestras iglesias.
— La gracia divina nos hace templos vivos de Dios.
I. Los judíos celebraban cada año la fiesta de la Dedicación1 en recuerdo de la purificación y restablecimiento del culto en el Templo de Jerusalén después de la victoria de Judas Macabeo sobre el rey Antíoco2. Durante una semana se celebraba en toda Judea este aniversario. Se llamaba también Fiesta de las luces, porque era costumbre encender lámparas, símbolo de la Ley, y ponerlas en las ventanas de las casas, en número creciente con los días de la fiesta3. Esta celebración fue recogida por la Iglesia para conmemorar el aniversario en que los templos fueron convertidos en lugares destinados al culto. De modo particular, «cada año se celebra en el conjunto del rito romano la dedicación de la Basílica de Letrán, la más antigua y la primera en dignidad de las iglesias de occidente». Además, «en cada diócesis se celebra la dedicación de la catedral, y cada iglesia conmemora el recuerdo de su propia dedicación»4.
La fiesta que hoy celebramos tiene una especial importancia, pues la Basílica de Letrán fue la primera iglesia bajo la advocación del Salvador, levantada en Roma por el emperador Constantino. Sigue siendo en la actualidad la catedral del Romano Pontífice. La fiesta se celebra en toda la Iglesia como muestra de unidad con el Papa.
El templo siempre fue considerado entre los judíos como lugar de una particular presencia de Yahvé. Ya en el desierto se manifestaba en la Tienda del encuentro: allí hablaba Moisés con el Señor, como se habla con un amigo; la columna de nube signo de Su presencia descendía entonces y se detenía a la entrada de la Tienda5. Era el ámbito donde estará presente su Nombre, su Ser infinito e inefable, para escuchar y atender a sus fieles. Cuando Salomón hubo construido el Templo de Jerusalén, en la fiesta de su dedicación pronunció estas palabras: ¿En verdad morará Dios sobre la tierra? Los cielos y los cielos de los cielos no son capaces de contenerte; ¡cuánto menos esta casa que yo he edificado! Pero, con todo, atiende a la plegaria de tu siervo, Yahvé, Dios mío, y oye la oración que hoy hace tu siervo ante Ti. Que estén abiertos tus ojos noche y día sobre este lugar, del que has dicho: «En él estará mi Nombre»; y oye, pues, la oración de tu siervo y la de tu pueblo, Israel; cuando oren en este lugar, óyela Tú también desde el lugar de tu morada de los cielos...6.
A nuestras iglesias vamos al encuentro con nuestro Dios, que nos espera, con una presencia real, en la Eucaristía custodiada en el Sagrario.
El templo, enseña el Papa Juan Pablo II, «es casa de Dios y casa vuestra. Apreciadlo, pues, como lugar de encuentro con el Padre común»7. La iglesia-edificio representa y significa la Iglesia-asamblea, formada por piedras vivas, que son los cristianos, consagrados a Dios por su Bautismo8. «El lugar donde la comunidad cristiana se reúne para escuchar la palabra de Dios, elevar preces de intercesión y de alabanza a Dios y, principalmente, para celebrar los sagrados misterios, y donde se reserva el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, es imagen peculiar de la Iglesia, templo de Dios, edificado con piedras vivas; también el altar, que el pueblo santo rodea para participar del sacrificio del Señor y alimentarse con el banquete celeste, es signo de Cristo, sacerdote, hostia y altar de su mismo sacrificio»9. Vamos con toda reverencia, pues nada más respetable que la casa del Señor; «¿qué respeto no deben inspirar nuestras iglesias, donde se ofrece el sacrificio del Cielo y de la tierra, la Sangre de un Dios hecho Hombre?»10. Vamos también con la confianza de quien sabe bien que encuentra a Jesucristo, su Amigo, que dio la vida por amor a él; allí nos aguarda cada día. Es también la casa común donde encontramos a nuestros hermanos.
II. Las iglesias son el lugar de reunión de los miembros del nuevo Pueblo de Dios, que se congregan para rezar juntos. En ellas encontramos a Jesús, pues donde dos o más se reúnen en su nombre, allí está Él en medio de ellos11; allí oímos su voz. Pero, sobre todo, allí encontramos a Jesús, real y sustancialmente presente en la Sagrada Eucaristía. Está presente con su Divinidad y con su Humanidad santísima, con su Cuerpo y con su Alma. Allí nos ve y nos oye, y nos atiende como socorría a aquellos que llegaban, necesitados, de todas las ciudades y aldeas12. A Jesús presente en el Sagrario podemos manifestarle nuestros anhelos y preocupaciones, las dificultades, las flaquezas, y los deseos de amarle cada día más. El mundo sería bien distinto si Jesús no se hubiera quedado con nosotros. ¿Cómo no vamos a amar nuestros templos y oratorios, donde Jesús nos espera? ¡Tantas alegrías hemos recibido junto al Sagrario! ¡Tantas penas que nos atormentaban las hemos dejado allí! ¡En tantas ocasiones hemos vuelto al ajetreo de la vida ordinaria fortalecidos y esperanzados! Tampoco podemos olvidar que en el templo se encuentra el altar sobre el que se renueva cada día el Sacrificio de valor infinito que el Señor realizó en el Calvario. Cada día, en estos lugares dedicados al culto y a la oración, nos llegan incontables gracias de la misericordia divina.
Cuando un huésped ilustre se queda en una casa, sería una gran descortesía no atenderlo bien, o hacer caso omiso de él. ¿Somos siempre conscientes de que Jesús es nuestro Huésped aquí en la tierra, de que necesita de nuestras atenciones? Examinemos hoy si al entrar en una iglesia nos dirigimos enseguida a saludar a Jesús en el Sagrario, si nos comportamos siempre como corresponde a un lugar donde Dios habita de una manera particular, si las genuflexiones ante Jesús Sacramentado son un verdadero acto de fe, si nos alegramos siempre que pasamos cerca de un templo, donde Cristo se halla realmente presente. «¿No te alegra si has descubierto en tu camino habitual por las calles de la urbe ¡otro Sagrario!?»13. Y seguimos nuestros quehaceres con más alegría y con más paz.
III. En la Nueva Alianza, el verdadero templo ya no está hecho por manos de hombres: es la santa Humanidad de Jesús la que en adelante es el Templo de Dios por excelencia. Él mismo había dicho:Destruid este Templo y en tres días lo levantaré. Y explica el Evangelista: Él hablaba del Templo de su Cuerpo14. Y si el Cuerpo físico de Jesús es el nuevo Templo de Dios, también lo es la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, en el que el mismo Jesucristo es la piedra angular, sobre la que se apoya la nueva edificación. «Rechazado, desechado, dejado a un lado, dado por muerto entonces como ahora, el Padre lo hizo y lo hace siempre la base sólida e inconmovible de la nueva construcción. Y lo hace tal por su resurrección gloriosa (...).
»El nuevo templo, Cuerpo de Cristo, espiritual, invisible, está construido por todos y cada uno de los bautizados sobre la viva piedra angular, Cristo, en la medida en que a Él se adhieren y en Él crecenhasta la plenitud de Cristo. En este templo y por él, morada de Dios en el Espíritu, Él es glorificado, en virtud del sacerdocio santo que ofrece sacrificios espirituales (1 Pdr 2, 5), y su Reino se establece en este mundo»15. San Pablo lo recordaba frecuentemente a los primeros cristianos: ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?16.
Hemos de considerar frecuentemente que la Santísima Trinidad «por medio de la gracia de Dios inhabita en el alma justa como en un templo, de un modo íntimo y singular»17. La meditación de esta realidad maravillosa nos ayuda a ser más conscientes de la transcendencia que tiene vivir en gracia de Dios, y el profundo horror que hemos de tener al pecado, «que destruye el templo de Dios», privando al alma de la gracia y de la amistad divinas. Mediante esta inhabitación, podemos gozar de un anticipo de lo que será la visión beatífica en el Cielo, ya que «esta admirable unión solo en la condición y estado se diferencia de aquella en que Dios llena a los bienaventurados beatificándolos»18.
La presencia de Dios en nuestra alma nos invita a procurar un trato más personal y directo con el Señor, al que en todo momento buscamos en el fondo de nuestras almas.
1 Jn 10, 22. — 2 Cfr. 1 Mac 4, 36-59; 2 Mac 1, 1 ss.; 10, 1-8. — 3 Cfr. 2 Mac 1, 18. — 4 A. G. Martimort, La Iglesia en oración, Herder, 3.ª ed., Madrid 1987, pp. 991-992. — 5 Ex 33, 7-11. — 6 1 Rey 8, 27-30. — 7 Juan Pablo II, Homilía en Orcasitas (Madrid), 3-XI-1982. — 8 Cfr. Ritual de la dedicación de iglesias y de altares, Presentación, 26-X-1978. — 9 Cfr. Decreto 29-V-1977, en el que se publica el Ritual citado. — 10 Anónimo, La Santa Misa, Rialp, Madrid 1975, p. 133. — 11 Mt 18, 20. —12 Cfr. Mc 6, 32. — 13 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 270. — 14 Jn 2, 20-21. —15 Juan Pablo II, loc. cit. — 16 1 Cor 3, 16. — 17 León XIII, Enc. Divinum illud munus, 9-V-1897, 10. — 18 Ibídem, 11.
* Esta Basílica es uno de los primeros templos que los cristianos pudieron erigir después de la época de las persecuciones. Fue consagrada por el Papa Silvestre el 9 de noviembre del año 324. Esta fiesta, que al principio solo se celebraba en Roma, pasó a ser fiesta universal en el rito romano, en honor de esta iglesia, llamada «Madre y Cabeza de todas las iglesias de Roma y de todo el mundo (Urbis et orbis)», como signo de amor y de unidad para con la Cátedra de San Pedro. La historia de esta Basílica evoca la llegada a la fe de millares y millares de personas que allí recibieron el Bautismo.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: Archidiócesis de Madrid
Nuestra Señora de la Almudena Fiesta, 9 de noviembre
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Orestes de Capadocia, Santo Mártir, 9 Noviembre
Mártir Etimológicamente significa "habitante de los montes". Viene de la lengua griega. |
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Ursino y Monaldo, Santos Biografias, 9 de noviembre
Noviembre 9 Etimológicamente significan "osito y muy feliz". Vienen de la lengua alemana. |
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Fuente: Vatican.va
María del Carmen del Niño Jesús, Beata Fundadora, Noviembre 9
Fundadora de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazónes Nació en Antequera, diócesis de Málaga (España), el 30 de junio de 1834. Sus padres, Salvador González García y Juana Ramos Prieto, buenos cristianos y de elevada posición social, la llevaron a bautizar al día siguiente de su nacimiento a la parroquia de Santa María la Mayor de la ciudad. |
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Fuente: Osanet.org
Gracia (Graciano) de Cáttaro, Beato Agustino, 9 Noviembre
El beato Gracia vino a la luz en Mula (Muo), Montenegro, una pequeña aldea en la pintoresca bahía de Cáttaro, en las costas dálmatas, a muy poca distancia de la capital, hoy Kotor, el centro más importante del golfo y de la diócesis. En el año 1423 Cáttaro se sometió espontáneamente al gobierno de Venecia, si bien manteniendo con orgullo una relativa independencia, ya que se reservaba el derecho de hacer sus propias leyes y elegir sus magistrados. Como consecuencia de esta vinculación con la Serenísima, pronto se convirtió en un puerto vivaz y rico, poblado de numerosos comerciantes, marineros y pescadores. Inició así el período de esplendor que aún en la actualidad se manifiesta en su arquitectura de claro sabor veneciano. |
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_Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Agripino de Nápoles, Santo Obispo, 9 Noviembre
Dice el Martirologio Romano: "En Nápoles de Campania, San Agripino, obispo, célebre por sus milagros. |
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Fuente: Franciscanos.net
Juana de Signa, Beata Virgen reclusa, 9 Noviembre
Virgen reclusa de la Tercera Orden (1244‑1307). Pío VI concedió en su honor oficio y misa el 17 de septiembre de 1798.
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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