miércoles, 27 de noviembre de 2013

Miércoles de San José. 27/11/2013. Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21, 12-19)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijosus discípulos: "Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de .

Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.

Los traicionarán hasta sus padres y hermanos, sus parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera

Feria de la 34a. S. T. O o memoria libre de san Clemente I, Papa y mártir o san Columbano, Abad

Bendito seas para siempre, Señor

Antífona de Entrada

Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.

Oración Colecta

Oremos:

Dios todopoderoso y eternoque con amor gobiernas los cielos y la tierra, escucha paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz.

Por nuestro Señor Jesucristo...

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta

Daniel (5, 1-6. 13-14. 16-17. 23-28)

En aquellos días, el rey Baltasar dio un gran banquete en honor de mil funcionarios suyos y se puso a beber con ellos. Animado por el vino, Baltasar mandó traer los vasos de oro y de plata que su padre, Nabucodonosor, había robado del templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el reysus funcionarios, sus mujeressus concubinas.

Trajeron, pues, los vasos de oro y de plata robados del templo de Jerusalén, y en ellos bebieron el rey y sus funcionarios, sus mujeressus concubinas. Bebieroncomenzaron a alabar a sus dioses de oro y plata, de bronce y de hierro, de madera y de piedra.

De repente aparecieron los dedos de una mano, que se pusieron a escribir en la pared del palacio, detrás del candelabro, y el rey veía cómo iban escribiendo los dedosEntonces el rey se demudó, la mente se le turbó, le faltaron las fuerzas y las rodillas le empezaron a temblar.

Trajeron a Daniel y el rey le dijo: "¿Eres Daniel, uno de los judíos desterrados, que mi padre Nabucodonosor trajo de Judea? Me han dicho que posees el espíritu de Dios, inteligencia, prudenciasabiduría extraordinarias. Me han dicho que puedes interpretar los sueños y resolver los problemas.

Si logras leer estas palabras y me las interpretas, te pondrán un vestido de púrpura y un collar de oro y serás el tercero en mi reino".

Daniel le respondió al rey:

"Puedes quedarte con tus regalos y darle a otro tus obsequios. Yo te voy a leer esas palabras y te las voyinterpretar.

te has rebelado contra el Señor del cielo: has mandado traer los vasos de su casa, y y tus funcionarios, tus mujeres y tus concubinas han bebido en ellos; has alabado a dioses de plata y de oro, de bronce y de hierro, de madera y de piedra, que no ven ni oyen ni entienden, pero no has glorificado al Dios que tiene en sus manos tu vida y tu actividad. Por eso Dios ha enviado esa mano para que escribiera.

Las palabras escritas son:

'Contado, Pesado, Dividido' y ésta es su interpretación.

'Contado': Dios ha contado los días de tu reinado y les ha puesto límite. 'Pesado': Dios te ha pesado en la balanza y te falta peso. 'Dividido': Tu reino se ha dividido y se lo entregarán a los medos y a los persas".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Daniel 3

Bendito seas para siempre,

Señor.

Sol y luna, bendigan al SeñorEstrellas del cielo, bendigan al Señor.

Bendito seas para siempre,

Señor.

Lluvia y rocío, bendigan al Señor. Todos los vientos, bendigan al Señor.

Bendito seas para siempre,

Señor.

Fuego y calor, bendigan al Señor. Fríos y heladas, bendigan al Señor.

Bendito seas para siempre,

Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

fiel hasta la muerte y te daré como premio la vida,dice el Señor.

Aleluya.

 

Evangelio

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21, 12-19)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijosus discípulos: "Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de .

Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.

Los traicionarán hasta sus padres y hermanos, sus parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Concédenos, Señorparticipar dignamente en esta Eucaristía, porque cada vez que celebramos el memorial del sacrificio de tu Hijo, se lleva a cabo la obra de nuestra redención.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

 

Prefacio Común V

Proclamación del misterio

de Cristo

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesarioes nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.

Cuya muerte celebramos unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza.

Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamosproclamando sin cesar:

Santo, Santo, Santo...

 

Antífona de la Comunión

Para , Señor, has preparado la mesa y has llenado la copa hasta los bordes.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad para quealimentados del mismo pan del cielo, permanezcamos siempre unidos por el mismo amor.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

 

 

Dia 27/11 Virgen de la Medalla Milagrosa (blanco)

Antífona de Entrada

Dichosa eres, Virgen María, que llevaste en tu seno al autor del universo, engendraste al que te creó y permaneces Virgen para siempre.

Oración Colecta

Oremos:
Dios de misericordia: fortalece nuestra débil condición y, al recordar en este día a la Madre de tu Hijo, concédenos por su intercesión vernos libres de todas nuestras culpas.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

María, trono de la sabiduría

Lectura del libro del Eclesiástico 24, 1-2. 5-7.12-16

La sabiduría hace su propio elogio, se gloría en medio de su pueblo. Abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de sus potestades. Yo salí de la boca del Altísimo y como niebla cubrí la tierra; habité en el cielo con mi trono sobre columna de nubes.
Entonces el Creador del universo me ordenó, el Creador estableció mi morada:
"Habita en Jacob, sea Israel tu heredad".
Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y no cesaré jamás. En la santa morada, en su presencia ofrecí culto y en Sión me estableció; en la ciudad escogida, me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder. Eché raíces en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad. Vengan a mí los que me aman, y sáciense de mis frutos; mi nombre es más dulce que la miel, y mi herencia mejor que los panales. El que me come tendrá más hambre, el que me bebe tendrá más sed. El que me escucha no fracasará, el que me pone en práctica no pecará.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 112

Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.

Alaben, siervos del Señor, alaben el nombre del Señor:
Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.


Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.

De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre el cielo.
Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.

¿Quién como el Señor Dios nuestro, que se eleva en su trono, y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?
Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.

Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo.
Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Alégrate María, llena de gracia que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
Aleluya.

Evangelio

Dio a luz a su hijo primogénito

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 1-14

Gloria a ti, Señor.

En aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse con su esposa, María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo:
"No teman, les traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tienen la señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre".
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
"Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Al venerar la memoria de la Madre de tu Hijo, te rogamos, Señor, que la ofrenda que te presentamos nos transforme a nosotros, por tu gracia, en ofrenda viva y perenne.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

María, signo de consuelo y esperanza

En verdad es justo darte gracias, es bueno cantar tu gloria, Padre santo, Dios todo poderoso y eterno. Te alabamos y te bendecimos, por Jesucristo, tu Hijo, en esta memoria de la bienaventurada Virgen María.
Ella, como humilde sierva, escuchó tu palabra y la conservó en su corazón; admirablemente unida al misterio de la redención, perseveró con los apóstoles en la plegaria, mientras esperaban al Espíritu Santo, y ahora brilla en nuestro camino como signo de consuelo y de firme esperanza.
Por este don de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, te entonamos nuestro canto y proclamamos tu alabanza:

Antífona de la Comunión

El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es Santo.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Como partícipes de la redención eterna, te rogamos, Señor, que al celebrar la memoria de la Madre de tu Hijo nos gloriemos en la abundancia de tu gracia y sintamos el aumento continuo de la salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

34ª semana. Miércoles

PACIENTES EN LAS DIFICULTADES

— La paciencia, parte de la virtud de la fortaleza.

— Paciencia con nosotros mismos, con los demás y en las contrariedades de la vida corriente.

— Pacientes y constantes en el apostolado.

I. Los textos de la Misa de hoy, cuando ya faltan pocos días para que termine el año litúrgico, recogen una parte del discurso del Señor en el que hace referencia a los acontecimientos finales de la historia. En esta larga alocución se entremezclan diversas cuestiones relacionadas entre sí: la destrucción de Jerusalén –ocurrida cuarenta años después–, el final del mundo y la segunda venida de Cristo, llena de gloria y majestad. Jesús anuncia también las persecuciones que sufrirá la Iglesia y las tribulaciones de sus discípulos. Este es el pasaje que nos propone el Evangelio de la Misa1, al final del cual el Señor nos exhorta a la paciencia, a la perseverancia, a pesar de los obstáculos que se puedan presentar: In patientia vestra possidebitis animas vestras, con vuestra paciencia salvaréis vuestras almas.

Los Apóstoles recordarían más tarde la advertencia del Señor: No es el siervo mayor que su señor. Si me han perseguido a Mí también a vosotros os perseguirán2. Con todo, estas tribulaciones no escapan a la Providencia divina. Dios las permite porque serán ocasión de bienes mayores. La Iglesia se enriqueció en el amor a Dios y salió siempre vencedora y fortalecida en todas sus adversidades, como lo había anunciado el Señor: en el mundo tendréis grandes tribulaciones; pero tened confianza, Yo he vencido al mundo3.

En este caminar en que consiste la vida vamos a sufrir pruebas diversas, unas que parecen grandes y otras de poco relieve, en las cuales el alma debe salir fortalecida, con la ayuda de la gracia. Estas contradicciones vendrán unas veces de fuera, con ataques directos o velados, de quienes no comprenden la vocación cristiana, de un ambiente paganizado adverso o de quienes expresan una verdadera oposición a todo lo que a Dios se refiere; en otras ocasiones, surgirán de las limitaciones propias de la naturaleza humana, que no permiten, ¡tantas veces!, alcanzar un objetivo si no es a base de un empeño continuado, de sacrificio, de tiempo... Pueden venir dificultades económicas, familiares...; pueden llegar la enfermedad, el cansancio, el desaliento... La paciencia es necesaria para perseverar, para estar alegres por encima de cualquier circunstancia; esto será posible porque tenemos la mirada puesta en Cristo, que nos alienta a seguir adelante, sin fijarnos demasiado en lo que querría quitarnos la paz. Sabemos que, en todas las situaciones, la victoria está de nuestra parte.

La paciencia, según San Agustín, es "la virtud por la que soportamos con ánimo sereno los males". Y añadía: "no sea que por perder la serenidad del alma abandonemos bienes que nos han de llevar a conseguir otros mayores"4. Esta virtud lleva a soportar con buen ánimo, por amor a Dios, sin quejas, los sufrimientos físicos y morales de la vida. Frecuentemente tendremos que ejercerla sobre todo en lo ordinario, quizá en cosas que parecen triviales: un defecto que no se acaba de vencer, aceptar que las cosas no salgan como nosotros querríamos, los imprevistos que surgen, el carácter de una persona con la que hemos de convivir en el trabajo, gentes bien dispuestas pero que no entienden, aglomeraciones en el tráfico, retraso de los medios públicos de transporte, llamadas imprevistas que impiden terminar el trabajo a su hora, olvidos... Son ocasiones para afirmar la humildad, para hacer más fina la caridad.

II. La paciencia es una virtud bien distinta de la mera pasividad ante el sufrimiento; no es un no reaccionar, ni un simple aguantarse: es parte de la virtud de la fortaleza, y lleva a aceptar con serenidad el dolor y las pruebas de la vida, grandes o pequeñas, como venidos del amor de Dios. Identificamos entonces nuestra voluntad con la del Señor, y eso nos permite mantener la fidelidad en medio de las persecuciones y pruebas, y es el fundamento de la grandeza de ánimo y de la alegría de quien está seguro de recibir unos bienes futuros mayores5.

Son diversos los campos en los que el cristiano debe ejercitar esta virtud. En primer lugar consigo mismo, puesto que es fácil desalentarse ante los propios defectos que se repiten una y otra vez, sin lograr superarlos del todo. Es necesario saber esperar y luchar con perseverancia, convencidos de que, mientras nos mantengamos en el combate, estamos amando a Dios. La superación de un defecto o la adquisición de una virtud, de ordinario, no se logra a base de violentos esfuerzos, sino de humildad, de confianza en Dios, de petición de más gracias, de una mayor docilidad. San Francisco de Sales afirmaba que es necesario tener paciencia con todo el mundo, pero, en primer lugar, con uno mismo6.

Paciencia también con quienes nos relacionamos más a menudo, sobre todo si, por cualquier motivo, hemos de ayudarles en su formación, en su enfermedad... Hay que contar con los defectos de las personas que tratamos –muchas veces están luchando con empeño por superarlos–, quizá con su mal genio, con faltas de educación, suspicacias... que, sobre todo cuando se repiten con frecuencia, podrían hacernos faltar a la caridad, romper la convivencia o hacer ineficaz nuestro interés en socorrerles. La caridad nos ayudará a ser pacientes, sin dejar de corregir cuando sea el momento más indicado y oportuno. Esperar un tiempo, sonreír, dar una buena contestación ante una impertinencia puede hacer que nuestras palabras lleguen al corazón de esas personas, y siempre llegan al Corazón del Señor, que nos mirará con especial aprecio y amistad.

Paciencia con aquellos acontecimientos que llegan y que nos son contrarios: la enfermedad, la pobreza, el excesivo calor o frío..., los diversos infortunios que se presentan en un día corriente: el teléfono que no funciona o no deja de comunicar, el excesivo tráfico que nos hace llegar tarde a una cita importante, el olvido del material de trabajo, una visita que se presenta en el momento menos oportuno... Son las adversidades, quizá no muy trascendentales, que nos llevarían a reaccionar quizá con falta de paz. Ahí nos espera el Señor; en esos pequeños sucesos se ha de poner la paciencia, manifestación del ánimo fuerte de un cristiano que ha aprendido a santificar todas las menudas incidencias de un día cualquiera.

III. Caritas patiens est7, la caridad está llena de paciencia. Y al mismo tiempo esta virtud es el gran soporte de la caridad, sin el cual no podría subsistir8. Para el apostolado, singular manifestación de la caridad, la paciencia es absolutamente imprescindible. El Señor quiere que tengamos la calma del sembrador que echa su semilla sobre el terreno que ha preparado previamente y sigue los ritmos de la estaciones, esperando el momento oportuno, sin desánimos, con la confianza puesta en que aquel pequeño tallo que acaba de aparecer será un día espiga granada.

El Señor nos da ejemplo de una paciencia indecible. De las muchedumbres que se le acercan dice en ocasiones que viendo no miran, y oyendo no escuchan, ni entienden9; a pesar de todo le vemos incansable en su predicación y dedicación a las gentes, recorriendo siempre los caminos de Palestina. Ni siquiera los Doce que le acompañan en todo momento demuestran un gran aprovechamiento: aún tengo muchas cosas que enseñaros -les dice la víspera de su partida-, pero por ahora no podéis comprenderlas10. El Señor contaba con sus defectos, con su manera de ser, y no se desalienta. Más tarde, cada uno a su manera, será un testigo fiel de Cristo y del Evangelio.

La paciencia y la constancia son imprescindibles en esta labor que, en colaboración con el Espíritu Santo, hemos de llevar a cabo en nuestra propia alma y en las de nuestros amigos y familiares que queremos acercar al Señor. La paciencia va de la mano de la humildad, se acomoda al ser de las cosas y respeta el tiempo y el momento de las mismas, sin romperlas; cuenta con las limitaciones propias y las de los demás. "Un cristiano que viva la virtud recia de la paciencia, no se desconcertará al advertir que quienes le rodean dan muestra de indiferencia por las cosas de Dios. Sabemos que hay hombres que, en las capas subterráneas, guardan –como en la bodega los buenos vinos– unas ansias incontenibles de Dios que tenemos el deber de desenterrar. Ocurre, sin embargo, que las almas –la nuestra también– tienen sus ritmos de tiempo, su hora, a la que hay que acomodarse como el labrador a las estaciones y al terruño. ¿No ha dicho el Maestro que el reino de Dios es semejante a un amo que salió a distintas horas del día a contratar obreros a su viña (Mt 20, 1-7)?"11. ¿Y cómo no vamos a ser pacientes con los demás, si el Señor ha derrochado tanta paciencia con nosotros y sigue haciéndolo? Caritas omnia suffert, omnia credit, omnia sperat, omnia sustinet12, la caridad a todo se acomoda, cree todo, todo lo espera y todo lo soporta, enseñó San Pablo. Y también lo escribió para nosotros. Si tenemos paciencia, seremos fieles, salvaremos nuestras almas y también las de muchos otros que la Virgen Nuestra Madre pone constantemente en nuestro camino,

1 Lc 21, 12-19. — 2 Jn 15, 20. — 3 Jn 16, 33. — 4 San Agustín, Sobre la paciencia, 2. — 5 Cfr. Santo Tomás, Comentario a la Epístola a los Hebreos, 10, 35. — 6 Cfr. San Francisco de Sales, Epistolario, frag. 139, en Obras selectas de..., p. 774. — 7 1 Cor 13, 4. — 8 Cfr. San Cipriano, Sobre el bien de la paciencia, 15, en Folletos M. C., nº 321. — 9 Mt 13, 13. — 10 Jn 16, 12. — 11 J. L. R. Sánchez de Alva, El Evangelio de San Juan, Palabra. 3ª ed., Madrid 1987, nota 4, 1-44. —12 1 Cor 13, 7.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

 

La Virgen de la Medalla Milagrosa

El 27 de noviembre de 1830 la Virgen Santísima se apareció a Santa Catalina Labouré, humilde religiosa vicentina, y se le apareció de esta manera: La Virgen venía vestida de blanco. Junto a Ella había un globo luciente sobre el cual estaba la cruz. Nuestra Señora abrió sus manos y de sus dedos fulgentes salieron rayos luminosos que descendieron hacia la tierra. María Santísima dijo entonces a Sor Catalina:

"Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan".

Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó un círculo o una aureola con estas palabras: "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti". Y una voz dijo a Catalina: "Hay que hacer una medalla semejante a esto que estas viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección de la Virgen", y apareció una M, sobre la M una cruz, y debajo los corazones de Jesús y María. Es lo que hoy está en la Medalla Milagrosa.

El Arzobispo de París permitió fabricar la medalla tal cual había aparecido en la visión, y al poco tiempo empezaron los milagros. (lo que consigue favores de Dios no es la medalla, que es un metal muerto, sino nuestra fe y la demostración de cariño que le hacemos a la Virgen Santa, llevando su sagrada imagen).

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Fuente: Franciscanos.net
Bernardino Amici de Fossa, Beato Predicador y Escritor Franciscano, 27 Noviembre  

Bernardino Amici de Fossa, Beato

Sacerdote de la Primera Orden (1420‑1503).
Su culto fue aprobado por León XII el 26 de marzo de 1828.


Bernardino Amici, predicador y escritor franciscano, nació en 1420 en Fossa, cerca de Aquila. No se conocen sus padres ni su procedencia social.

Se laureó en jurisprudencia en Perusa, allí ingresó entre los Hermanos Menores en 1445 en el convento de Monterípido, en Perusa. Vivió en Gubbio, en Stroncone y en otros conventos de la Umbría, luego pasó a los Abruzzos, y residió especialmente en Aquila.

Fue Ministro provincial de su región en los años 1454‑1460 y 1472‑1475. Estuvo en Bohemia y en Dalmacia en los años 1464‑1467; luego fue Procurador general de la Orden en la curia romana de 1467 a 1469.

Participó en el Capítulo general de la Orden en Aquila en 1452, en Asís en 1455, en Milán en 1457, en Roma en 1458 y en Mantua en 1467. Varias veces rechazó el Obispado de Aquila.

Fue célebre también como predicador, se recuerda su cuaresma en Sebenice en Dalmacia en 1465. En los últimos años de su vida se dedicó a difundir sus escritos de carácter teológico e histórico. La mayor parte de ellos sin embargo permaneció inédita.

Hijo auténtico del Seráfico Pobrecillo, ardiente ministro de Cristo, Fray Bernardino se propuso seguir las huellas del amable San Bernardino de Siena, a quien varias veces había oído predicar y por quien había quedado fascinado, especialmente cuando en 1438 en la plaza de Santa María de Collemaggio de Aquila predicó sobre la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo. La inmensa multitud, entre la cual se encontraba también el Beato Bernardino, admiró en el cielo una estrella luminosa, cuyo resplandor superaba al del sol. También tuvo la alegría de conocer a San Juan de Capistrano.

De San Bernardino el Beato logró copiar el espíritu de fe y de recogimiento, la prudencia, la humildad, la modestia, el celo ardiente por la gloria de Dios. Lo vemos recorrer ciudades y más ciudades para predicar la palabra de Dios, suscitando por todas partes el entusiasmo y obteniendo conversiones.

Durante ocho meses estuvo postrado en cama en medio de terribles sufrimientos que soportó con gran resignación. Un día se le apareció su patrono San Bernardino de Siena, quien le obtuvo del Señor la completa curación.

Libre de los compromisos que la Orden le había confiado, regresó a los Abruzzos y prosiguió sus andanzas apostólicas con renovado fervor.

Su predicación era docta y popular al mismo tiempo y suscitaba gran entusiasmo y muchas conversiones. Fundó nuevos conventos, entre ellos el de San Angel d'Ocre en su región natal, donde él mismo habitó hasta avanzada edad.

Dios selló su santidad con el don de los milagros. Cansado por las fatigas apostólicas y por las penitencias se retiró al convento de San Julián cerca de Aquila, y pasó los últimos años revisando sus escritos teológicos e históricos, que más tarde fueron publicados, como la Chronica Fratrum Minorum Observantiae (Roma 1902), Funerale (32 sermones, Venecia 1572), Sermón sobre la Virgen según las palabras de Dante (L'Aquila 1856), y se preparó para el encuentro con la hermana muerte, que le sobrevino el 27 de noviembre de 1503. Tenía 83 años. Fue un digno hijo de San Francisco y fiel imitador del Santo de Siena.

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Francisco Antonio Fasani, Santo Presbítero Franciscano, 27 de noviembre  

Francisco Antonio Fasani, Santo

En la segunda mitad del siglo XVII vivía en Lucera (Italia), una familia muy pobre: la familia Fasani. En su seno nació, el 16 de agosto de 1681, un niño que recibió los nombres de Donato Antonio Juan Nicolás. Comúnmente le llamaban Juan. Antes de cumplir los diez años murió su padre, que era campesino. Su madre volvió a casarse con Francisco Farinacci, que fue también un buen padre para Juan y lo envió a estudiar en el convento de los frailes menores conventuales de Lucera. Su madre era una mujer muy piadosa.

A los quince años ingresó en la

Francisco Antonio Fasani, Santo

orden de los frailes menores conventuales tomando el hábito franciscano y el nombre de Francisco Antonio en el noviciado de Monte San Ángel. Allí mismo hizo los votos. Después estudió filosofía y teología en los colegios de Venafro, Agnone, Montella, Aversa y Asís, donde fue ordenado sacerdote el 19 de septiembre de 1705. Se doctoró en teología con las máximas calificaciones, y en 1707 fue destinado a enseñar filosofía en el convento de Lucera, su ciudad natal.

El Padre Francisco Antonio pasó el resto de su vida en Lucera, donde le dieron el nombre de "Padre Maestro" desde que había recibido el título de teología y así se le llamó siempre, por más que ocupó otros cargos como superior, maestro de novicios, maestro de estudiantes profesos y ministro provincial de San Miguel Arcángel de Apulia. Fue él quien introdujo en Italia la costumbre de reunir regalos de navidad para los pobres. Inútil decir que los pobres acudían constantemente a él con peticiones posibles e imposibles, sobre todo cuando se trataba de sequías. Los habitantes de Lucera decían: "Quien quiera ver a San Francisco no tiene más que mirar al Padre Maestro".

Apóstol infatigable, recorrió durante treinta y cinco años las ciudades y los poblados de Apulia septentrional y Molisa, predicando la palabra de Dios y ayudando a pobres, enfermos y encarcelados. Monseñor Antonio Lucci, obispo de Bovino, lo definió como sacerdote santo y docto.

Una de las características del padre Francisco Antonio era su gran devoción al Sagrado Corazón y la Inmaculada Concepción, cuya fiesta celebraba con novena. Esta costumbre se conserva todavía en Lucera. El Padre Fasani murió precisamente el primer día de la novena de la Inmaculada, el 29 de noviembre de 1742. Poco antes, sintiéndose bien de salud, predijo su muerte y anunció al Padre Luis Giocca que pronto lo seguiría. El Padre Giocca, a quien no sonreía esta perspectiva, respondió: "Padre Maestro, si usted quiere morir, está en todo su derecho, pero yo no tengo ninguna prisa". "Los dos vamos a hacer el viaje: yo antes y usted después", fue su respuesta. Dos meses después murió el padre Giocca.

El padre Francisco Antonio Fasani fue beatificado por el papa Pío XII el año 1951 y canonizado por el papa Juan Pablo II en 1986.

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Teodosio, Santo Biografía, 27 de noviembre  

Noviembre 27

 

Etimológicamente significa "don de Dios". Viene de la lengua griega.

Nunca en el Evangelio, Cristo invita a la tristeza o a la melancolía. Todo lo contrario, hace accesible una alegría apacible, e incluso un júbilo en el Espíritu Santo.

Este joven anacoreta murió en 1363. Se le conoce gracias a una amplia "Vida" escrita por el patriarca de Constantinopla Calixto I(1350-1363).

Fue su amigo hasta la muerte. Es posible que fuera originario de Bulgaria y que naciera en Turnovo.

Desde joven entró en el monasterio de san Nicolás, en el que mostró un gran sentido de la obediencia, humildad y tenacidad.

Buscando mayor perfección personal, se fue al de la Señora situado en la Montaña Sagrada.

Sus deseos no se vieron cumplidos y entonces fue pasando de uno a otro hasta que se enteró que había venido un monje santo procedente de del monasterio del Monte Atos.

Este monje tuvo que huir de las invasiones turcas. Se estableció en Paroria y construyó un centro de espiritualidad.

Junto a él encontró la alegría con que soñaba. Fue uno de sus amigos más íntimos y fiel seguidor de sus reglas para, con ellas, alcanzar la santidad.

Le encantaba la invocación frecuente a Jesús.

Poco a poco aprendió a orar con total inmovilidad, buscando la unión perfecta con Dios.

A pesar de los ataques turcos, él no perdía la calma. Más de una vez, por mandato de sus superiores, tuvo que ir al rey de Bulgaria pidiendo ayuda y protección. Lo hicieron abad pero por poco tiempo. Lo suyo seguía siendo la inquietud de buscar siempre el lugar idóneo para desarrolla su santidad. Fundó el monasterio de Kafaralevo, verdadera escuela y centro de literatura búlgara.

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Delfina, Beata Viuda, 27 de noviembre  

Delfina, Beata

Viuda


Etimológicamente significa "que mata serpientes". Viene de la lengua griega.

Delfina fue una viuda del siglo XIV.

Esta santa fue muy conocida por los fieles franceses en la tardía Edad Media.

Este nombre se usa en nuestra cultura tanto el masculino como el femenino..

Estos nombres los llevaron los príncipes del Delfinado.

Santa Delfina aparece ante nuestros ojos como una mujer encantadora que pasó por el mundo derramando su gracia, su profunda virtud y el perfume de su afecto.

Fue la suya una santidad eminentemente femenina. Era hija única de los condes de Marsella.

Nació en Puy-Michel en 1283.

A los 12 años estaba ya de novia – cosa de aquellos tiempos – con un joven llamado Elceario.

La boda tuvo lugar cuatro años después. Fue un matrimonio "blanco", porque los jóvenes eligieron la castidad como medio de perfección.

En el castillo formaron parte de la tercera orden franciscana, que les dio a su vida la alta dimensión de la caridad.

El fue nombrado embajador en Nápoles, y, en una región dividida por las guerras, ellos supieron implantar la concordia.

Elceario murió en París y Delfina muchos años después.

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Bronislao Kostkowski, Beato Seminarista, 27 Noviembre  

Bronislao Kostkowski, Beato

Nació en Slupsk, Polonia, el 11 marzo de 1915; murió en Dachau, Alemania, 27 de novembre de 1942.

Fue seminarista, cayó victima del mazismo y de su odio a la fe cristiana, tomado prisionero en su natal Polonia, fue trasladado al campo de concentración de Dachau, próximo a Munich, en Baviera.

Cruelmente atormentado en la cárcel alcanzó la palma de martirio.

Para ver más sobre los 108 mártires de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial haz "click"
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Fuente: acoantioquena.com
Jacobo de Persia, Santo Mártir, 27 Noviembre  

Jacobo de Persia, Santo

El gran mártir Jacobo el Persa (conocido como "el amputado") nació en el siglo IV en el seno de una piadosa familia cristiana, conocida por su riqueza y su honorabilidad.

Su esposa era cristiana, ellos juntos formaron a sus niños en la piedad, inspirándolos en el amor por la oración y por la lectura de las Sagradas Escrituras.

Jacobo ocupó una muy importante posición en la corte del emperador persa Izdegerd (399-420) y en la de su sucesor Barakhranes (420-438). Pero en una de las campañas militares, Jacobo, seducido por la beneficencia del emperador, tuvo miedo de negar su fe en Cristo y de tener que ofrecer sacrificios a los ídolos y al emperador.

Sabiendo sobre esto, la madre y la esposa de Jacobo le escribieron una carta, en la que lo llaman a arrepentirse. Cuando recibió la carta, Jacobo se dio cuenta de la gravedad de su pecado. Y enfrentando el horror de ser separado de su familia y de Dios mismo, comenzó a llorar, pidiendo a Dios el perdón.

Los soldados que lo acompañaban, escuchándolo orar al Señor Jesús, contaron esto al emperador. Y habiendo sido interrogado, San Jacobo confesó su fe en el Verdadero Dios. Ninguna cantidad de dinero pudo hacerle cambiar su fe, entonces el Emperador ordenó que fuera muerto.

Comenzaron amputando sus dedos uno por uno, luego sus manos y sus pies, sus brazos y sus piernas. Durante esta prolongada tortura, San Jacobo ofrecía oraciones de agradecimiento al Señor, quien le había permitido la posibilidad de la redención por sus pecados soportando esas torturas.

Por ultimo, el mártir fue decapitado. Los cristianos se unieron alrededor de las piezas de su cuerpo y las enterraron con gran reverencia.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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