†
JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 18, 35-43
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando Jesús se acercaba a          Jericó, un ciego estaba          sentado a un lado del 
          camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó qué          era aquello. Le          explicaron que 
          era Jesús el Nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó a          gritar:
          "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!" 
          Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él          se puso a gritar          más fuerte: 
          "¡Hijo de David, ten compasión de mí!"
          Entonces Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. 
          Cuando estuvo cerca, le preguntó: 
          "¿Qué quieres que haga por ti?" 
          El le contestó: 
          "Señor, que vea". 
          Jesús le dijo: 
          "Recobra la vista; tu fe te ha curado".
          Enseguida el ciego recobró la vista y lo siguió, bendiciendo a          Dios. Y todo el          pueblo, al ver esto, 
          alababa a Dios.
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
lun          33a. Ordinario año impar
      Antífona de entrada
      Llegue hasta              ti mi súplica; inclina tu oído a mi clamor, Señor.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Dios omnipotente y misericordioso, aparta de nosotros todos            los males, para            que, bien dispuesto 
            nuestro cuerpo y nuestro espíritu, podamos libremente cumplir            tu voluntad.
            Por nuestro Señor Jesucristo.
            Amén.
Primera            Lectura
      Una cólera              terrible se abatió sobre Israel
Lectura              del primer libro de los Macabeos. 1, 10-15.41-43.54-57,62-64            
En aquellos días brotó un            renuevo pecador, Antíoco Epifanes, hijo del rey Antíoco, que            estuvo 
            como rehén en Roma. Subió al trono el año ciento treinta y            siete del imperio de            los griegos. Por 
            entonces hubo unos israelitas tas sin conciencia que            convencieron a muchos:            -Vamos a hacer un 
            pacto con las naciones vecinas, pues desde que nos hemos            aislado nos han venido            muchas 
            desgracias. Gustó la propuesta, y algunos del pueblo se            decidieron a ir al rey.            El rey los autorizó 
            a adoptar la legislación gentil; y entonces, acomodándose a            las costumbres de            los gentiles, 
            construyeron en Jerusalén un gimnasio, disimularon la            circuncisión, apostataron            de la alianza 
            santa, se juntaron a los gentiles y se vendieron para hacer el            mal.
            El rey decretó la unidad nacional para todos sus súbditos,            obligando a todos a            abandonar su 
            legislación particular. Todas las naciones acataron la orden            del rey e incluso            muchos israelitas 
            adoptaron la religión oficial: ofrecieron sacrificios a los            ídolos y profanaron            el sábado. El día 
            quince de diciembre del año ciento cuarenta y cinco, el rey            Antíoco mandó poner            sobre el altar 
            un ara sacrílega; y fueron poniendo aras por todas las            poblaciones judías del            contorno. 
            Quemaban incienso ante las puertas de las casas y en las            plazas. Los libros de            la Ley que 
            encontraban los rasgaban y los echaban al fuego; al que le            encontraban en casa            un libro de la 
            alianza y al que vivía de acuerdo con la Ley, lo ajusticiaban            según el decreto            real.
            Pero hubo muchos israelitas que resistieron, haciendo el firme            propósito de no            comer alimentos 
            impuros. Prefirieron la muerte antes que contaminarse con            aquellos alimentos y            profanar la 
            alianza santa. Una cólera terrible se abatió sobre Israel.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos Señor.
Salmo Responsorial
      Del              Salmo 118
Dichoso              el que cumple la voluntad del Señor.
Dichoso            el hombre de conducta intachable, que cumple la ley del Señor.            Dichoso el que            es fiel a sus enseñanzas y lo busca de todo corazón.
            Dichoso el que cumple la voluntad del Señor.
Tú,            Señor, has dado tus preceptos para que se observen            exactamente. Ojalá que mis            pasos se encaminen al cumplimiento de tus mandamientos.
            Dichoso el que cumple la voluntad del Señor.
Favorece            a tu siervo para que viva y observe tus palabras. Ábreme los            ojos para ver las            maravillas de tu voluntad.
            Dichoso el que cumple la voluntad del Señor.
Muéstrame,            Señor, el camino de tus leyes y yo lo seguiré con cuidado.            Enséñame a cumplir            tu voluntad y a guardarla de todo corazón.
            Dichoso el que cumple la voluntad del Señor.
Muéstrame,            Señor, el camino de tus leyes y yo lo seguiré con cuidado.            Enséñame a cumplir            tu voluntad y a guardarla de todo corazón.
            Dichoso el que cumple la voluntad del Señor.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá            la luz de la            vida.
            Aleluya.
Evangelio
      ¿Qué quieres que haga por              ti? Señor, que vea
† Lectura del santo              Evangelio según san Lucas 18, 35-43
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando            Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado a un lado            del 
            camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó            qué era aquello. Le            explicaron que 
            era Jesús el Nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó            a gritar:
            "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!" 
            Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él            se puso a gritar            más fuerte: 
            "¡Hijo de David, ten compasión de mí!"
            Entonces Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. 
            Cuando estuvo cerca, le preguntó: 
            "¿Qué quieres que haga por ti?" 
            El le contestó: 
            "Señor, que vea". 
            Jesús le dijo: 
            "Recobra la vista; tu fe te ha curado".
            Enseguida el ciego recobró la vista y lo siguió, bendiciendo a            Dios. Y todo el            pueblo, al ver esto, 
            alababa a Dios.
          Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Mira con bondad, Señor, los            sacrificios que te presentamos, para que, al celebrar la            pasión de tu 
            Hijo en este sacramento, gocemos de sus frutos en nuestro            corazón.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio            
      Cristo, huésped y peregrino              en medio de nosotros
En verdad es justo darte            gracias, Señor, Padre Santo, Dios de la alianza y de la paz.
            Porque tú llamaste a Abrahán y le mandaste salir de su tierra,            para            constituirlo padre de todas 
            las naciones. Tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y            guiarlo a la            tierra de promisión.
            Tú, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo,            como huésped y            peregrino en medio de 
            nosotros, para redimirnos del pecado y de la muerte; y has            derramado el            Espíritu, para hacer de 
            todas las naciones un solo pueblo nuevo, que tiene como meta            tu reino; como            estado, la libertad 
            de tus hijos; como ley, el precepto del amor.
            Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a            los santos, cantamos            con gozo el 
            himno de tu gloria:
          
Antífona de la Comunión
      El              Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me              hace recostar, me              conduce hacia 
fuentes              tranquilas.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Alimentados con esta Eucaristía, te hacemos presente, Señor,            nuestra acción de            gracias, 
            implorando de tu misericordia que el Espíritu Santo mantenga            siempre vivo el            amor a la verdad 
            en quienes han recibido la fuerza de lo alto.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
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memoria libre
-Dedicación de          las Basílicas de los          apóstoles Pedro y Pablo-
      Antífona de          Entrada
      A            Pedro y Pablo los has nombrado            príncipes por toda la tierra. Ellos han hecho memorable tu            nombre por generaciones            y generaciones, y los pueblos te alabarán por los siglos de            los siglos.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Defiende a tu Iglesia, Señor, con la protección de los          apóstoles, y, pues ha          recibido por ellos el primer anuncio del Evangelio, reciba          también, por su          intercesión, aumento de gracia hasta el fin de los tiempos.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Llegamos            a Roma
Lectura            del libro de los Hechos de            los Apóstoles 28, 11-16.30-31
Al          cabo de tres meses, nos          embarcamos en un navío alejandrino que había permanecido en la          isla durante el          invierno, y que tenía la insignia de Cástor y Pólux. Hicimos          escala en          Siracusa, donde permanecimos tres días. De allí, fuimos          bordeando hasta Regio.          Al día siguiente se levantó viento sur y en dos días llegamos a          Pozzuoli. Allí          encontramos a unos hermanos que nos invitaron a permanecer una          semana con          ellos; luego salimos para Roma.
          Los hermanos de Roma, que habían sido informados de nuestra          llegada, nos          salieron al encuentro en el Foro Apio y Tres Tabernas. Pablo, al          verlos, dio          gracias a Dios y se sintió reconfortado.
          Cuando llegamos a Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa          particular,          con un soldado de guardia.
          Dos años enteros pasó Pablo en una casa alquilada, y allí          recibía a todos los          que acudían, predicándoles el Reino de Dios y enseñando la vida          del Señor          Jesucristo, con toda libertad y sin estorbo alguno.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Sal            97, 1-2.3ab.3c-4.5.6
El            Señor nos ha mostrado su amor y            su lealtad.
Canten          al Señor un canto nuevo,          porque ha hecho maravillas; su mano le ha dado la victoria, su          santo brazo.
          El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
El          Señor hace pública su victoria,          a la vista de las naciones muestra su salvación, ha recordado su          amor y fidelidad          en favor de Israel.
          El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Toda          la tierra ha visto la          victoria de nuestro Dios. ¡Aclamen al Señor, habitantes de toda          la tierra,          estallen de gozo, griten de alegría, canten!
          El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Canten          al Señor con la cítara, con          la cítara y los demás instrumentos; al son de trompetas y          clarines, aclamen al          Señor, que es rey.
          El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Aclamación          antes del Evangelio
      Aleluya,            aleluya.
          Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza.          A ti, Señor, te          alaba el coro celestial de los apóstoles.
          Aleluya.
Evangelio
      Mándame            ir a ti caminando sobre el            agua
†            Lectura del santo Evangelio            según san Mateo 14, 22-33
Gloria            a ti, Señor.
En          aquel tiempo, Jesús hizo que          sus discípulos subieran a la barca y se le adelantaran a la otra          orilla,          mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió a          la montaña para          orar a solas. Llegada la noche, estaba allí solo.
          La barca, que estaba ya muy lejos de la orilla, era sacudida por          las olas,          porque el viento era contrario. Antes de la madrugada, Jesús fue          hacia ellos          caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo caminar sobre          el agua, se          espantaron y decían:
          "Es un fantasma".
          Y daban gritos de terror. Pero 
          Jesús les dijo en seguida:
          "¡Animo! Soy yo, no teman".
          Pedro le contestó:
          "Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua".
          Jesús le dijo:
          "Ven".
          Pedro bajó de la barca y, caminando sobre el agua iba hacia          Jesús. Pero al          sentir la fuerza del viento le entró miedo, comenzó a hundirse y          gritó:
          "¡Señor, sálvame!" 
          Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo:
          "¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?"
          Subieron a la barca y el viento se calmó. Y los que estaban en          la barca se          postraron ante Jesús, diciendo:
          "Verdaderamente eres Hijo de Dios".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre          las Ofrendas
      Al          ofrecerte, Señor, los dones con          que te servimos, te 
          suplicamos que guardes intacta en nuestros corazones la verdad          que nos fue transmitida          por el ministerio de tus apóstoles san Pedro y san Pablo.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Los            apóstoles, pastores del pueblo            de Dios
En          verdad es justo y necesario, es          nuestro deber y salvación, darte gracias siempre en todo lugar,          Señor, Padre          santo, Dios todopoderoso, Pastor eterno. 
          Porque no abandonas a tu rebaño, sino que lo cuidas          continuamente por medio de          los santos Apóstoles, para que sea gobernado por aquellos mismos          pastores a          quienes tu Hijo dio la misión de anunciar el Evangelio. 
          Por eso, 
          con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales,          cantamos sin          cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la          Comunión
      Señor,            tú tienes palabras de vida            eterna; nosotros creemos que tú eres el Santo, consagrado por            Dios.
Oración          después de la Comunión
      Oremos:
          Señor, haz que tu pueblo, alimentado con el pan celestial, se          llene de alegría          al conmemorar a tus santos apóstoles san Pedro y san Pablo, bajo          cuya tutela          has querido dirigirle.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
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† Meditación diaria
33ª semana. Lunes
EL SEÑOR NUNCA NIEGA          SU GRACIA
— Aumentar el fervor          de la oración en momentos de oscuridad.
— La dirección          espiritual, camino normal por el que Dios actúa en el alma.
— Fe y sentido          sobrenatural en este medio de crecimiento interior.
I. Ocurrió -leemos          en el Evangelio de la Misa1- que al llegar a            Jericó había un            ciego sentado junto al camino mendigando.
Algunos Padres de la          Iglesia señalan que este ciego a las puertas de Jericó es imagen          «de quien          desconoce la claridad de la luz eterna»2, pues en          ocasiones el alma          puede sufrir también momentos de ceguera y de oscuridad. El          camino despejado          que vislumbró un día se puede tornar desdibujado y menos claro,          y lo que antes          era luz y alegría ahora son tinieblas, y una cierta tristeza          pesa sobre el          corazón. Muchas veces esta situación está causada por pecados          personales, cuyas          consecuencias no han sido del todo zanjadas, o por la falta de          correspondencia          a la gracia: «quizá el polvo que levantamos al andar –nuestras          miserias– forma          una nube opaca, que impide el paso de la luz»3; en          otras ocasiones,          el Señor permite esa difícil situación para purificar el alma,          para madurarla          en la humildad y en la confianza en Él. En esa situación es          lógico que todo          cueste más, que se haga más difícil, y que el demonio intente          hacer más honda          la tristeza, o aprovecharse de ese momento de desconcierto          interior.
Sea cual sea su          origen, si alguna vez nos encontramos en ese estado, ¿qué          haremos? El ciego de          Jericó –Bartimeo, el hijo de Timeo4– nos lo          enseña:          dirigirnos al Señor, siempre cercano, hacer más intensa nuestra          oración, para          que tenga piedad y misericordia de nosotros. Él, aunque parece          que sigue su          camino y nosotros quedamos atrás, nos oye. No está lejos. Pero          es posible que          nos suceda lo que a Bartimeo: Y los que iban delante le            reprendían para que            se callara. El ciego encontraba cada vez más dificultades          para dirigirse a          Jesús, como nosotros «cuando queremos volver a Dios, esas mismas          flaquezas en          las que hemos incurrido, acuden al corazón, nublan el          entendimiento, dejan          confuso el ánimo y querrían apagar la voz de nuestras oraciones»5.          Es el peso de la debilidad o del pecado, que se hace sentir.
Tomemos ejemplo del          ciego: Pero él gritaba mucho más: Hijo de David, ten piedad            de mí. «Ahí          lo tenéis: aquel a quien la turba reprendía para que callase,          levanta más y más          la voz; así también nosotros (...), cuanto mayor sea el alboroto          interior,          cuanto mayores dificultades encontremos, con más fuerza ha de          salir la oración          de nuestro corazón»6.
Jesús se paró en el          camino cuando daba la impresión de que seguía hacia Jerusalén y          mandó que          llamaran al ciego. Bartimeo se acercó y Jesús le dijo: ¿Qué            quieres que te            haga? Ut videam, que vea, Señor. Y Jesús le dijo: Ve, tu fe te            ha salvado. Y al            instante vio, y le seguía, glorificando a Dios.
A veces será difícil          conocer las causas por las que el alma pasa esa situación          difícil en que todo          parece costar más. No sabremos quizá su origen, pero sí el          remedio siempre          eficaz: la oración. «Cuando se está a oscuras, cegada e inquieta          el alma, hemos          de acudir, como Bartimeo, a la Luz. Repite, grita, insiste con          más fuerza, "Domine,          ut videam!" —¡Señor, que vea!... Y se hará el día para tus ojos,          y podrás gozar          con la luminaria que Él te concederá»7.
II. Jesús, Señor de          todas las cosas, podía curar a los enfermos –podía obrar          cualquier milagro– del          modo que estimara oportuno. A algunos los curó con una sola          frase, con un          simple gesto, a distancia... A otros por etapas, como al ciego          del que nos          habla San Juan8... Hoy es muy frecuente que dé la luz          a las almas a          través de otros. Cuando los Magos se quedaron en tinieblas al          desaparecer la          estrella que les había guiado desde un lugar tan lejano, hacen          lo que el          sentido común les dicta: interrogar a quien debía saber dónde          había nacido el          rey de los judíos. Le preguntan a Herodes. «Pero los cristianos          no tenemos          necesidad de preguntar a Herodes o a los sabios de la tierra.          Cristo ha dado a          su Iglesia la seguridad de la doctrina, la corriente de gracia          de los          Sacramentos; y ha dispuesto que haya personas para orientar,          para conducir,          para traer a la memoria constantemente el camino (...). Por eso,          si el Señor          permite que nos quedemos a oscuras, incluso en cosas pequeñas;          si sentimos que          nuestra fe no es firme, acudamos al buen pastor (...), al que,          dando su vida          por los demás, quiere ser, en la palabra y en la conducta, un          alma enamorada:          un pecador quizá también, pero que confía siempre en el perdón y          en la          misericordia de Cristo»9.
Nadie, de ordinario,          puede guiarse a sí mismo sin una ayuda extraordinaria de Dios.          La falta de          objetividad con que nos vemos a nosotros mismos, las pasiones...          hacen difícil,          quizá imposible, encontrar esos senderos, a veces pequeños, pero          seguros, que          nos llevan en la dirección justa. Por eso, desde muy antiguo, la          Iglesia,          siempre Madre, aconsejó ese gran medio de progreso interior que          es la dirección          espiritual. No esperemos gracias extraordinarias, en los días          corrientes y en          aquellos en que más necesitamos luz y claridad, si no          quisiéramos utilizar aquellos          medios que el Señor ha puesto a nuestro alcance. ¡Cuántas veces          Jesús espera la          sinceridad y la docilidad del alma para obrar el milagro! Nunca          niega el Señor          su gracia si acudimos a Él en la oración y en los medios por los          cuales derrama          sus gracias.
Santa Teresa, con la          humildad de los santos, escribía: «Había de ser muy continua          nuestra oración          por estos que nos dan luz. ¿Qué seríamos sin ellos entre tan          grandes          tempestades como ahora tiene la Iglesia?»10. Y San          Juan de la Cruz          señalaba igualmente: «El que solo quiere estar, sin arrimo y          guía, será como el          árbol que está solo y sin dueño en el campo, que por más fruta          que tenga, los          viadores se la cogerán y no llegará a sazón.
»El árbol cultivado y          guardado con los buenos cuidados de su dueño, da la fruta en el          tiempo que de          él se espera.
»El alma sola sin          maestro, que tiene virtud, es como el carbón encendido que está          solo; antes se          irá enfriando que encendiendo»11.
No dejemos de acudir          al Señor, con una oración más intensa cuanto mayores sean los          obstáculos          interiores o externos que tratan de impedir que nos dirijamos a          Jesús que pasa          a nuestro lado. No dejemos de acudir a esos medios normales, por          los que Él          obra milagros tan grandes.
III. Nuestra          intención al acercarnos a la dirección espiritual es la de          aprender a vivir          según el querer divino. En el mismo San Pablo, a pesar del          inicio extraordinario          de su vocación, Dios quiso después seguir con él el camino          normal, es decir,          formarle y transmitirle su voluntad a través de otras personas.          Ananías le          impuso las manos y al instante cayeron de sus ojos una            especie de escamas y            recobró la vista12.
En quien nos ayuda          vemos al mismo Cristo, que enseña, ilumina, cura y da alimento a          nuestra alma          para que siga su camino. Sin este sentido sobrenatural,          sin esta fe, la          dirección espiritual quedaría desvirtuada. Se transformaría en          algo          completamente distinto: un intercambio de opiniones, quizá. Este          medio es una          gran ayuda y presta mucha fortaleza cuando lo que realmente          deseamos es          averiguar la voluntad de Dios sobre nosotros e identificarnos          con ella. No          busquemos en la dirección espiritual a quien pueda resolver          nuestros asuntos          temporales; nos ayudará a santificarlos, nunca a organizarlos ni          a resolverlos.          No es esa su misión.
La conciencia de que,          a través de aquella persona que cuenta con una gracia particular          de Dios, nos          acercamos al mismo Cristo, determinará nuestra confianza, la          delicadeza, la          sencillez y la sinceridad en este medio. Bartimeo se acercó a          Jesús como quien          camina hacia la Luz, a la Vida, a la Verdad, al Camino. Así          nosotros, porque          esa persona es un instrumento del Señor, a través de quien nos          comunica gracias          semejantes a las que habríamos obtenido si nos hubiéramos          encontrado con Él en          los caminos de Palestina. En la continuidad de la dirección          espiritual se va          forjando el alma; y, poco a poco, con derrotas y con victorias,          vamos          construyendo el edificio sobrenatural de la santidad: «¿Has          visto cómo          levantaron aquel edificio de grandeza imponente? —Un ladrillo, y          otro. Miles,          Pero, uno a uno. —Y sacos de cemento, uno a uno. Y sillares, que          suponen poco,          ante la mole del conjunto. —Y trozos de hierro. —Y obreros que          trabajan, día a          día, las mismas horas...
»¿Viste cómo alzaron          aquel edificio de grandeza imponente?... —¡A fuerza de cosas          pequeñas!»13.          Un cuadro se pinta pincelada a pincelada, un libro se escribe          página a página,          con amor paciente, y una maroma capaz de aguantar grandes pesos          está tejida por          un sinfín de hebras finas.
Si llevamos bien este          medio de dirección espiritual, nos sentiremos como Bartimeo, que          seguía en el          camino a Jesús glorificando a Dios, lleno de alegría.
1 Lc 18, 35-43.          — 2 Cfr. San Gregorio Magno, Homilías sobre            los Evangelios,          1, 2, 2. — 3 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que            pasa, 34. — 4          Mc 10, 46-52. — 5 San Gregorio Magno, o. c.,          1, 2, 3. — 6          Cfr. Ibídem, 1, 2, 4. — 7 San Josemaría Escrivá,          Surco, n.          862. — 8 Cfr. Jn 9, 1 ss. — 9 San          Josemaría Escrivá, Es            Cristo que pasa, 34. — 10 Santa Teresa, Vida,          13, 10. — 11          San Juan de la Cruz, Dichos de luz y de amor, Apostolado          de la Prensa,          Madrid 1966, pp. 958-964. — 12 Cfr. Hech 9,          17-18. — 13 San          Josemaría Escrivá, Camino, n. 823.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Dedicación          de las Basílicas
          de San Pedro y San Pablo
      Propongámonos tener          siempre el más grande 
          respeto y veneración por nuestros templos
        
La          actual Basílica de San Pedro en          Roma fue consagrada por el Papa Urbano Octavo el 18 de noviembre          de 1626, aniversario          de la consagración de la Basílica antigua.
La          construcción de este grandioso          templo duró 170 años, bajo la dirección de 20 Sumos Pontífices.          Está construida          en la colina llamada Vaticano, sobre la tumba de San Pedro.
Allí en          el Vaticano fue martirizado          San Pedro (crucificándolo cabeza abajo) y ahí mismo fue          sepultado. Sobre su          sepulcro hizo construir el emperador Constantino una Basílica,          en el año 323, y          esa magnífica iglesia permaneció sin cambios durante dos siglos.          Junto a ella          en la colina llamada Vaticano fueron construyéndose varios          edificios que          pertenecían a los Sumos Pontífices. Durante siglos fueron          hermoseando cada vez          más la Basílica.
Cuando          los Sumos Pontífices          volvieron del destierro de Avignon el Papa empezó a vivir en el          Vaticano, junto          a la Basílica de San Pedro (hasta entonces los Pontífices habían          vivido en el          Palacio, junto a la Basílica de Letrán) y desde entonces la          Basílica de San          Pedro ha sido siempre el templo más famoso del mundo.
La          Basílica de San Pedro mide 212          metros de largo, 140 de ancho, y 133 metros de altura en su          cúpula. Ocupa          15,000 metros cuadrados. No hay otro templo en el mundo que le          iguale en          extensión.
Su          construcción la empezó el Papa          Nicolás V en 1454, y la terminó y consagró el Papa Urbano VIII          en 1626 (170          años construyéndola). Trabajaron en ella los más famosos          artistas como          Bramante, Rafael, Miguel Angel y Bernini. Su hermosura es          impresionante.
Hoy          recordamos también la          consagración de la Basílica de San Pablo, que está al otro lado          de Roma, a 11          kilómetros de San Pedro, en un sitio llamado "Las tres          fontanas",          porque la tradición cuenta que allí le fue cortada la cabeza a          San Pablo y que          al cortársela cayó al suelo y dio tres golpes y en cada golpe          salió una fuente          de agua (y allí están las tales tres fontantas).
La          antigua Basílica de San Pablo la          habían construido el Papa San León Magno y el emperador          Teodosio, pero en 1823          fue destruida por un incendio, y entonces, con limosnas que los          católicos          enviaron desde todos los países del mundo se construyó la nueva,          sobre el          modelo de la antigua, pero más grande y más hermosa, la cual fue          consagrada por          el Papa Pío Nono en 1854. En los trabajos de reconstrucción se          encontró un          sepulcro sumamente antiguo (de antes del siglo IV) con esta          inscripción:          "A San Pablo, Apóstol y Mártir".
Estas          Basílicas nos recuerdan lo          generosos que han sido los católicos de todos los tiempos para          que nuestros          templos sean lo más hermoso posible, y cómo nosotros debemos          contribuir          generosamente para mantener bello y elegante el templo de          nuestro barrio o de          nuestra parroquia. 
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Fuente: ACI Prensa 
        Odón, Santo Abad,          Noviembre 18   
              
 Abad 
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Rosa Filipina Rosa Duchesne,            Santa Monja, Noviembre 18   
              
 Religiosa Martirologio Romano: En la                      ciudad de San Carlos, en el estado de Missouri, de                      los Estados Unidos de Norteamérica, santa Filipina                      Duchesne, virgen, de las Hermanas del Sagrado                      Corazón, que, nacida en Francia, durante la                      Revolución Francesa reunió la comunidad religiosa y,                      trasladándose a América, abrió allí muchas escuelas                      (1852).  |           
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Barulas, Santo Niño          mártir, Noviembre 18   
              
 Niño mártir Etimología: Barulas = aquel                      que vive el amor. Viene de la lengua griega.  |           
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Fuente: El Testigo Fiel 
        María Gabriela Hinojosa            y compañeras, Beatas          Religiosas Mártires, Noviembre 18   
              
 Martirologio Romano: En                      Madrid, en España, beatas María del Refugio (María                      Gabriela) Hinojosa y Naveros y cinco compañeras,                      vírgenes de la Orden de la Visitación de Santa María                      y mártires, que en la encarnizada persecución                      permanecieron encerradas en el monasterio, pero,                      apresadas traidoramente por los milicianos, fueron                      fusiladas, saliendo así al encuentro del Señor                      (1936). Sus nombres son: beata Teresa María (Laura)                      Cavestany y Anduaga, Josefa María (María del Carmen)                      Barrera e Izaguirre, María Inés (Agnes) Zudaaire y                      Galdeano, María Angela (Martina) Olaizola y                      Garagarza, y María Gracia (Josefa Joaquina) Lecuona                      y Aramburu.  |           
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Fuente: Passiochristi.org          
        Grimoaldo de la            Purificación (Fernando Santamaría),            Beato Religioso Pasionista,          Noviembre 18   
              
 EL CONFECCIONADOR DE SOGAS FALLIDO Martirologio Romano: En                      Ceccano, junto a Frosinone, en Italia, beato                      Grimoaldo de la Purificación (Fernando) Santamaría,                      religioso de la Congregación de Pasionistas, que                      cuando se preparaba con fervor y alegría al                      sacerdocio, consumido por la enfermedad murió                      santamente (1902).  |           
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Carolina Kózka, Beata Virgen          y Mártir, Noviembre 18   
              
 Martirologio Romano: En la                      aldea Wal-Ruda, en Polonia, beata Carolina Kózka,                      virgen y mártir, que en el fragor de la guerra,                      siendo aún adolescente, por amor a Cristo murió                      atravesada por una espada al querer defender su                      castidad, agredida por un soldado (1914).  |           
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Fuente: Martirologio          Romano 
        Otros Santos y Beatos          Completando el santoral de éste día, Noviembre 18   
              
 San Román, diácono y mártir  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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