JMJ
Pax
†            Lectura del santo evangelio según san Lucas 23, 35-43
Gloria            a ti, Señor.
Estando          ya crucificado, las autoridades y el pueblo le hacían muecas a          Jesús, diciendo:          
          "A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías          de Dios,          el Elegido".
          También los soldados se burlaban de Jesús, ofreciéndole vinagre          y diciéndole: 
          "Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo". 
          Había sobre la cruz un letrero en griego, latín y hebreo, que          decía: 
          "Éste es el rey de los judíos".
          Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús          diciéndole: 
          "¿No eres tú el Mesías?
          Sálvate a ti mismo y a nosotros". 
          Pero el otro le reclamaba: 
          "¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio?          Nosotros          justamente recibimos el 
          pago de lo que hicimos, pero éste ningún mal ha hecho". 
          Y añadió: 
          "Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino".
          Jesús le respondió: 
          "Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús. 
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
Cristo Rey T.O. Ciclo C
Digno es el Cordero inmolado              de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza y              el honor. A él la              gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Oración Colecta
Oremos:
            Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundar todas las            cosas en tu Hijo muy            amado, rey del 
            universo; haz que toda criatura, liberada de la esclavitud,            sirva a tu majestad            y te alabe 
            eternamente.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Ungieron a David como rey de              Israel
Lectura del segundo libro de              Samuel 5, 1-3
En aquellos días todas            las tribus de Israel fueron a            Hebrón a ver a David, y le dijeron: 
            "Somos de tu misma sangre; ya desde antes, aunque Saúl reinaba            sobre            nosotros, tú eras el 
            que conducía a Israel. El Señor te había dicho: "Tú serás el            pastor de mi            pueblo; tú serás el 
            guía de Israel"".
            Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y            David hizo con            ellos un pacto en 
            presencia del Señor, y ellos ungieron a David como: rey de            Israel.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Del Salmo 121
Vayamos con alegría al              encuentro del Señor.
¡Qué alegría sentí, cuando            me dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"! Y hoy estamos aquí,            Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas.
            Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
A ti, Jerusalén, suben las            tribus, las tribus del Señor según lo que a Israel se le ha            ordenado, para            alabar el nombre del Señor.
            Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Digan de todo corazón:            "Jerusalén, que haya paz entre aquellos que te aman, y haya            paz dentro de            tus murallas y que reine la paz en cada casa".
            Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Por el amor que tengo a mis            hermanos, voy a decir. "La paz esté contigo". Y por la casa            del Señor,            mi Dios, pediré para ti todos los bienes.
            Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Dios nos ha trasladado al              reino de su Hijo amado
Lectura de la carta del              apóstol san Pablo a los Colosenses 1,12-20
Hermanos: Demos gracias            a Dios Padre, que nos ha hecho            capaces de participar en la herencia 
            de su pueblo santo en el reino de la luz. El nos ha liberado            del poder de las            tinieblas, y nos ha 
            trasladado al reino de su Hijo amado, por cuya sangre            recibimos la redención,            el perdón de los 
            pecados.
            Cristo es imagen de Dios invisible, primogénito de toda            criatura; porque por él            fueron creadas 
            todas las cosas: del cielo y de la tierra, visibles e            invisibles, tronos y            dominaciones, principados y 
            potestades; todo fue creado por él y para él. Cristo existe            antes que todo, y            todo tiene su 
            consistencia en él. El es también la cabeza del cuerpo, que es            la Iglesia. El            es el principio, el 
            primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
            Porque Dios quiso que en Cristo habitara toda plenitud, y por            él quiso            reconciliar consigo todos 
            los seres: los del cielo y los de la tierra, y darles la paz            por medio de su            sangre derramada en la 
            cruz.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Aclamación              antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
            Muéstranos, Señor tu misericordia y danos tu salvación.
            Aleluya.
Acuérdate de mí,              Señor, cuando llegues a tu Reino 
† Lectura del santo              evangelio según san Lucas 23,              35-43
Gloria a ti, Señor.
Estando ya crucificado,            las autoridades y el pueblo le            hacían muecas a Jesús, diciendo: 
            "A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el            Mesías de Dios,            el Elegido".
            También los soldados se burlaban de Jesús, ofreciéndole            vinagre y diciéndole: 
            "Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo". 
            Había sobre la cruz un letrero en griego, latín y hebreo, que            decía: 
            "Éste es el rey de los judíos".
            Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús            diciéndole: 
            "¿No eres tú el Mesías?
            Sálvate a ti mismo y a nosotros". 
            Pero el otro le reclamaba: 
            "¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio?            Nosotros            justamente recibimos el 
            pago de lo que hicimos, pero éste ningún mal ha hecho". 
            Y añadió: 
            "Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino".
            Jesús le respondió: 
            "Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús. 
Oración de los Fieles
Celebrante:
            Dirijamos, llenos de confianza, nuestras súplicas a Cristo,            supremo señor de la            vida y de la muerte y rey de todas las criaturas del cielo y            de la tierra:
            A cada petición respondemos: Padre, escucha nuestra súplica.
Para que los pastores y            fieles de la Iglesia se            esfuercen con celo para reconciliar al universo con Dios y en            pacificar por la            sangre de la cruz de Jesucristo a todas las criaturas,            roguemos al Señor.
            Padre, escucha nuestra súplica.
Para que la semilla            evangélica, escondida en las            diversas religiones y culturas germine y se manifieste, y            todos los hombres            reconozcan con gozo que Cristo es Señor, para gloria de Dios            Padre, roguemos al            Señor.
            Padre, escucha nuestra súplica.
Para que quienes aún            viven bajo el dominio de la            ignorancia, el pecado o el sufrimiento, sean trasladados al            reino de Cristo y            encuentren el fin de sus penas, roguemos al Señor.
            Padre, escucha nuestra súplica.
Para que los que hoy            celebramos la solemnidad de            Cristo, Señor supremo del universo, a quien están destinadas            todas las cosas,            participemos también un día en la herencia del pueblo santo,            amen el reino de            la luz, roguemos al Señor. 
            Padre, escucha nuestra súplica.
Celebrante:
            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, que nos llamas            a reinar contigo            en la justicia y en el amor; escucha las oraciones de tu            pueblo, sácanos del dominio            de las tinieblas y fortalece nuestras débiles voluntades, para            que sigamos las            huellas de tu Hijo y, como él, demos la propia vida en bien de            los demás y            compartamos con ellos el reino de Cristo en el paraíso. El,            que vive y reina            por los siglos de los siglos.
            Amén.
Al ofrecerte el            sacrificio de la reconciliación            humana, te rogamos, Señor, que Jesucristo, tu Hijo, 
            conceda a todos los pueblos los bienes de la unidad y de la            paz.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Cristo, Rey del              universo
            En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación            darte gracias            siempre y en todo 
            lugar, Señor Padre santo, Dios todo poderoso y eterno.
            Porque consagraste Sacerdote eterno y rey del universo a tu            Hijo unigénito,            nuestro Señor 
            Jesucristo, para que, ofreciéndose a sí mismo como víctima            perfecta y            pacificadora en el altar de 
            la cruz, consumara el misterio de la redención humana; y            sometiendo a su poder            la creación 
            entera, entregara a tu majestad infinita un reino eterno y            universal: el reino            de la verdad y la vida, 
            el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia,            el amor y la paz.
            Por eso, 
            con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros            celestiales, cantamos            sin cesar 
            el himno de tu gloria:
En su trono reina el Señor              para siempre, y le dará a su pueblo la bendición de la paz.
Oración después de la Comunión
Oremos:
            Alimentados con el pan que da la vida eterna, te pedimos,            Señor, que quienes            nos gloriamos en 
            obedecer los mandatos de Cristo, Rey del universo, podamos            vivir con él            eternamente en el 
            cielo. 
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
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† Meditación          diaria
Último          domingo del tiempo          ordinario
Jesucristo.          Rey del Universo
EL          REINADO DE CRISTO
— Un          reinado de justicia y de          amor.
— Que          Cristo reine en primer lugar          en nuestra inteligencia, en nuestra voluntad, en todas las          acciones...
—          Extender el Reino de Cristo.
I. El          Señor se sienta como rey          eterno, el Señor bendice a su pueblo con la paz1, nos recuerda          una de las Antífonas          de la Misa.
La          Solemnidad que celebramos "es          como una síntesis de todo el misterio salvífico"2. Con ella se          cierra el año          litúrgico, después de haber celebrado todos los misterios de la          vida del Señor,          y se presenta a nuestra consideración a Cristo glorioso, Rey de          toda la          creación y de nuestras almas. Aunque las fiestas de Epifanía,          Pascua y Ascensión          son también de Cristo Rey y Señor de todo lo creado, la de hoy          fue          especialmente instituida para mostrar a Jesús como el único          soberano ante una          sociedad que parece querer vivir de espaldas a Dios3.
En los          textos de la Misa se pone          de manifiesto el amor de Cristo Rey, que vino a establecer su          reinado, no con          la fuerza de un conquistador, sino con la bondad y mansedumbre          del pastor: Yo          mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro. Como          un pastor sigue          el rastro de su rebaño cuando se encuentran las ovejas          dispersas, así seguiré          Yo el rastro de mis ovejas; y las libraré, sacándolas de todos          los lugares          donde se desperdigaron el día de los nubarrones y de la          oscuridad4. Con esta          solicitud buscó el Señor a los hombres dispersos y alejados de          Dios por el          pecado. Y como estaban heridos y enfermos, los curó y vendó sus          heridas. Tanto          los amó que dio la vida por ellos. "Como Rey viene para revelar          el amor de          Dios, para ser el Mediador de la Nueva Alianza, el Redentor del          hombre. El          Reino instaurado por Jesucristo actúa como fermento y signo de          salvación para          construir un mundo más justo, más fraterno, más solidario,          inspirado en los          valores evangélicos de la esperanza y de la futura          bienaventuranza, a la que          todos estamos llamados. Por esto en el Prefacio de la          celebración eucarística de          hoy se habla de Jesús que ha ofrecido al Padre un reino de          verdad y de vida, de          santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz"5. Así es el          Reino de          Cristo, al que somos llamados para participar en él y para          extenderlo a nuestro          alrededor con un apostolado fecundo. El Señor ha de estar          presente en          familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo... "Ante los          que reducen la          religión a un cúmulo de negaciones, o se conforman con un          catolicismo de media          tinta; ante los que quieren poner al Señor de cara a la pared, o          colocarle en          un rincón del alma...: hemos de afirmar, con nuestras palabras y          con nuestras          obras, que aspiramos a hacer de Cristo un auténtico Rey de todos          los          corazones.... también de los suyos"6.
II.          Oportet autem illum          regnare..., es necesario que Él reine...7.
San          Pablo enseña que la soberanía          de Cristo sobre toda la creación se cumple ya en el tiempo, pero          alcanzará su          plenitud definitiva tras el juicio universal. El Apóstol          presenta este          acontecimiento, misterioso para nosotros, como un acto de          solemne homenaje al          Padre: Cristo ofrecerá como un trofeo toda la creación, le          brindará el Reino          que hasta entonces le había encomendado8. Su venida gloriosa al          fin de los          tiempos, cuando haya establecido el cielo nuevo y la tierra          nueva9, llevará          consigo el triunfo definitivo sobre el demonio, el pecado, el          dolor y la          muerte10.
Mientras          tanto, la actitud del          cristiano no puede ser pasiva ante el reinado de Cristo en el          mundo. Nosotros          deseamos ardientemente ese reinado: ¡Oportet illum regnare...!          Es necesario que          reine en primer lugar en nuestra inteligencia, mediante el          conocimiento de su          doctrina y el acatamiento amoroso de esas verdades reveladas; es          necesario que          reine en nuestra voluntad, para que obedezca y se identifique          cada vez más          plenamente con la voluntad divina; es preciso que reine en          nuestro corazón,          para que ningún amor se interponga al amor a Dios; es necesario          que reine en          nuestro cuerpo, templo del Espíritu Santo11; en nuestro trabajo,          camino de santidad...          "¡Qué grande eres Señor y Dios nuestro! Tú eres el que pones en          nuestra vida el          sentido sobrenatural y la eficacia divina. Tú eres la causa de          que, por amor de          tu Hijo, con todas las fuerzas de nuestro ser, con el alma y con          el cuerpo          podamos repetir: oportet illum regnare!, mientras resuena la          copla de nuestra          debilidad, porque sabes que somos criaturas"12.
La          fiesta de hoy es como un          adelanto de la segunda venida de Cristo en poder y majestad, la          venida gloriosa          que llenará los corazones y secará toda lágrima de infelicidad.          Pero es a la          vez una llamada y acicate para que a nuestro alrededor el          espíritu amable de          Cristo impregne todas las realidades terrenas, pues "la          esperanza de una tierra          nueva no debe atenuar, sino más bien estimular, el empeño por          cultivar esta          tierra, en donde crece ese cuerpo de la nueva familia humana que          ya nos puede          ofrecer un cierto esbozo del mundo nuevo. Por lo tanto, aunque          haya que          distinguir con cuidado el progreso terreno del desarrollo del          Reino de Cristo,          sin embargo, el progreso terreno, en cuanto que puede ayudar a          organizar mejor          la sociedad humana, es de gran importancia para el Reino de          Dios.
"Los          bienes de la dignidad humana,          de la comunión fraterna y de la libertad –es decir, todos los          bienes de la naturaleza          y los frutos de nuestro esfuerzo– los volveremos a encontrar,          después de que          los hayamos propagado (...), y esta vez ya limpios de toda          mancha, iluminados y          transfigurados, cuando Cristo devuelva al Padre el Reino eterno          y universal          (...). El Reino está ya presente misteriosamente en esta tierra;          y cuando el          Señor venga alcanzará su perfección"13. Nosotros colaboramos en          la extensión          del reinado de Jesús cuando procuramos hacer más humano y más          cristiano el          pequeño mundo que nos rodea, el que cada día frecuentamos.
III. A          la pregunta de Pilato,          contestó Jesús: Mi reino no es de este mundo... Y ante la nueva          interpelación          del Procurador, respondió: Yo soy Rey. Para esto he nacido...14.          No siendo de          este mundo, el Reino de Cristo comienza ya aquí. Se extiende su          reinado en          medio de los hombres cuando estos se sienten hijos de Dios, se          alimentan de Él          y viven para Él. Cristo es un Rey a quien se le ha dado todo          poder en el Cielo          y en la tierra, y gobierna siendo manso y humilde de corazón15,          sirviendo a          todos, porque ha venido no a ser servido, sino a servir, y dar          su vida para la          redención de muchos. Su trono fue primero el pesebre de Belén, y          luego la Cruz          del Calvario. Siendo el Príncipe de los reyes de la tierra16, no          exige más          tributos que la fe y el amor.
Un          ladrón fue el primero en reconocer          su realeza: Jesús -le decía con una fe sencilla y humilde-,          acuérdate de mí          cuando estés en tu Reino17. El título que para muchos fue motivo          de escándalo y          de injurias, será la salvación de este hombre en el que ha ido          arraigando la          fe, cuando más oculta parecía estar la divinidad del Salvador,          que "concede          siempre más de lo que se le pide: el ladrón solo pedía que se          acordase de él;          pero el Señor le dice: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en          el Paraíso. La          vida consiste en habitar con Jesucristo, y donde está Jesucristo          allí está su          Reino"18.
En la          fiesta de hoy oímos al Señor          que nos dice en la intimidad de nuestro corazón: Yo tengo sobre          ti pensamientos          de paz y no de aflicción19, y hacemos el propósito de arreglar          en nuestro          corazón lo que no sea conforme con el querer de Cristo. A la          vez, le pedimos          poder colaborar en esa tarea grande de extender su reinado a          nuestro alrededor          y en tantos lugares donde aún no le conocen. "A esto hemos sido          llamados los          cristianos, esa es nuestra tarea apostólica y el afán que nos          debe comer el          alma: lograr que sea realidad el reino de Cristo, que no haya          más odios ni más          crueldades, que extendamos en la tierra el bálsamo fuerte y          pacífico del          amor"20. Esto solo lo lograremos acercando a muchos a Jesús,          mediante un          apostolado constante y eficaz entre las personas que diariamente          pasan cerca de          nuestra vida.
Para          hacer realidad nuestros          deseos acudimos, una vez más, a Nuestra Señora. "María, la Madre          santa de nuestro          Rey, la Reina de nuestro corazón, cuida de nosotros como solo          Ella sabe          hacerlo. Madre compasiva, trono de la gracia: te pedimos que          sepamos componer          en nuestra vida y en la vida de los que nos rodean, verso a          verso, el poema          sencillo de la caridad, quasi fluvium pacis (Is 66, 12), como un          río de paz.          Porque Tú eres mar de inagotable misericordia"21.
1          Antífona de comunión, Sal 28,          10-11. — 2 Juan Pablo II,, Homilía 20-XI-1983. — 3 Cfr. Pío XI,          Enc. Quas          primas, 11-XII-1925. — 4 Primera lectura, Ciclo A. Ez 34, 11-12.          — 5 Juan Pablo          II, Alocución 26-XI-1989. — 6 San Josemaría Escrivá, Surco, 608.          — 7 Segunda          lectura. Ciclo A. 1 Cor 15, 25. — 8 Cfr. Ibídem, 1 Cor 15,          23-28. — 9 Apoc 21,          1-2. — 10 Cfr. Sagrada Biblia, Epístolas de San Pablo a los          Corintios, EUNSA,          Pamplona 1984, nota a 1 Cor 15, 23-28. — 11 Cfr. Pío XI, Enc.          Quas primas, cit.          — 12 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 181 — 13 Conc.          Vat. II, Const. Gaudium et spes, 39.          — 14 Jn 18, 36-37. - 15          Cfr. Mt 11, 29. — 16 Segunda lectura. Ciclo          B. Apoc 1, 5. — 17 Lc 23, 42. — 18 San Ambrosio, Comentario al          Evangelio de San          Lucas, in loc. —19 Jer 29, 11. — 20 San Josemaría Escrivá, Es          Cristo que pasa,          183. — 21 Ibídem, 187.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: Centro de            Espiritualidad Santa María          
        Andrés Dung-Lag y            compañeros, Santos 117          Mártires vietnamitas de los siglos XVIII y XIX, Noviembre 24   
              
 Mártires de Vietnam              Esta memoria obligatoria de los                    ciento diecisiete mártires vietnamitas de los siglos                    XVIII y XIX, proclamados santos por Juan Pablo II en                    la plaza de San Pedro el 19 de junio de 1988, celebra                    a mártires que ya habían sido beatificados                    anteriormente en cuatro ocasiones distintas: sesenta y                    cuatro, en 1900, por León XIII; ocho, por Pío X, en                    1906; veinte, en 1909, por el mismo Pío X;                    veinticinco, por Pío XII, en 1951. LISTA DE LOS 117 MÁRTIRES DE                    VIETNAM 
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Fuente: Archidiócesis de            Madrid 
        Flora y María, Santas          Mártires, Noviembre 24   
              
 Virgenes y                  Mártires              Martirologio Romano: En Córdoba, en                        la región hispánica de Andalucía, santas Flora y                        María, vírgenes y mártires, que en la persecución                        llevada a cabo por los musulmanes fueron                        encarceladas con san Eulogio y después muertas a                        espada (856).  |           
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Pedro Dumoulin-Borie y            compañeros, Santos Sacerdotes y Mártires,          Noviembre 24   
              
 Sacerdotes y Mártires              Martirologio Romnao: En la ciudad                        de Dông Hoy, en Annam, santos mártires Pedro                        Dumoulin- Borie, obispo de la Sociedad de Misiones                        Extranjeras de París, Pedro Vo Dang Khoa y Vicente                        Ngyen Tho Diem, presbíteros, de los cuales, por                        orden del emperador Minh Mang, el primero fue                        degollado y los demás estrangulados (1838).  |           
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Bálsamo de Cava, Beato Abad,          Noviembre 24   
              
 Abad              Martirologio Romano: En el                        monasterio de Cava, en la Campania, beato Balsamo,                        abad, que en medio de las turbulencias y                        contradicciones de su tiempo desempeñó su cargo                        con sabiduría y prudencia (1232).  |           
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Fermina (Firmina) de Amelia,            Santa Mártir, Noviembre 24   
              
 Mártir              Maritrologio Romano: En Amelia,                        ciudad de la Umbría, santa Firmina, mártir (303).  |           
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Fuente: Marcelline.org 
        María Ana Sala, Beata Virgen          Marcelina, 24 Noviembre   
              
 Nació en Brivio (pueblo italiano de la                    provincia de Lecco) el 21 de abril de 1829.  |           
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Fuente: Martirologio Romano 
        Otros Santos y Beatos          Completando el santoral de éste día, 24 de noviembre   
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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