JMJ
Pax
Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 14,12-14
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo al jefe de los          fariseos que lo había          invitado a comer: 
          "Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a          tus          hermanos, ni a tus 
          parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te          inviten a su          vez, y con eso 
          quedarías recompensado.
          Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los          lisiados, a          los cojos y a los 
          ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué          pagarte; pero ya se          te pagará, 
          cuando resuciten los justos".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
lun          31a. Ordinario año impar
      Antífona de Entrada
      Que se              postre ante ti, Señor, la Tierra entera; que todos canten              himnos en tu honor y              alabanzas a tu nombre.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Dios todopoderoso y eterno, que con amor gobiernas los cielos            y la tierra,            escucha 
            paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de            nuestra vida            transcurran en tu paz.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      Dios ha              permitido que todos cayéramos en la rebeldía, para              manifestarnos a todos su              misericordia.
Lectura              de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 1, 29-36
Hermanos: Así como ustedes            antes eran rebeldes contra Dios y ahora han alcanzado su 
            misericordia con ocasión de la rebeldía de los judíos, en la            misma forma, los            judíos, que ahora 
            son los rebeldes y que fueron la ocasión de que ustedes            alcanzaran la            misericordia de Dios, 
            también ellos la alcanzarán. En efecto, Dios ha permitido que            todos cayéramos            en la rebeldía, 
            para manifestarnos a todos su misericordia.
            ¡Qué inmensa y rica es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué            impenetrables            son sus designios e 
            incomprensibles sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás el            pensamiento del Señor            o ha llegado 
            a ser su consejero?¿Quién ha podido darle algo primero, para            que Dios se lo            tenga que pagar? 
            En efecto, todo proviene de Dios, todo ha sido hecho por él y            todo está            orientado hacia él. A él la 
            gloria por los siglos de los siglos. Amén.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Del              salmo 68
A ti, Señor,              elevo mi plegaria.
Mírame,            Señor, enfermo y afligido; defiéndeme y ayúdame, Dios mío. En            mi cantar            exaltaré tu nombre, proclamaré tu gloria, agradecido.
            A ti, Señor, elevo mi plegaria.
Se            alegrarán al verlo los que sufren; quienes buscan a Dios            tendrán más ánimo;            porque el Señor jamás desoye al pobre ni olvida al que se            encuentra encadenado.
            A ti, Señor, elevo mi plegaria.
Ciertamente            el Señor salvará a Sión, reconstruirá a Judá; la heredarán los            hijos de sus            siervos, quienes aman a Dios la habitarán. A ti, Señor, elevo            mi plegaria. 
Aclamación antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya. 
            Si se mantienen fieles a mi palabra, dice el Señor, serán            verdaderamente            discípulos míos y 
            conocerán la verdad. Aleluya. 
Evangelio 
      No invites a tus amigos,              sino a los pobres.
Lectura del santo Evangelio              según san Lucas 14,12-14
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo            al jefe de los fariseos que lo había invitado a comer: 
            "Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni            a tus            hermanos, ni a tus 
            parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos            te inviten a su            vez, y con eso 
            quedarías recompensado.
            Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a            los lisiados, a            los cojos y a los 
            ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué            pagarte; pero ya se            te pagará, 
            cuando resuciten los justos".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Concédenos, Señor,            participar dignamente en esta Eucaristía, porque cada vez que            celebramos 
            el memorial del sacrificio de tu Hijo, se lleva a cabo la obra            de nuestra            redención.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio            
      La salvación por Cristo
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre            y en todo 
            lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. 
            Pues por amor creaste al hombre, y, aunque condenado            justamente, lo redimiste            por tu 
            misericordia, por Cristo Señor nuestro.
            Por él,
            los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales            celebran tu gloria,            unidos en común 
            alegría. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando            humildemente tu alabanza:
Antífona de la Comunión            
      Para              mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado la copa hasta              los bordes.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad para que,            alimentados del mismo            pan del cielo, 
            permanezcamos siempre unidos por el mismo amor.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
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Dia 4/11 San          Carlos Borromeo (obispo,          blanco)
      Antífona de          Entrada
      Buscaré            a mis ovejas, dice el            Señor, y suscitaré un pastor que las apaciente: yo, el Señor,            seré su Dios.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Dios todopoderoso y eterno, que has puesto al obispo san Carlos          Borromeo al          frente de tu pueblo; te rogamos que por la eficacia de sus          méritos concedas a          tu pueblo tu amor y tu perdón.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Tenemos            dones diferentes, según la            gracia concedida a cada uno
Lectura            de la carta del apóstol            san Pablo a los Romanos
            12, 3-13
Hermanos:          Por la autoridad que me          ha sido dada, exhorto a todos y a cada uno de ustedes a que no          sobre valoren su          función en la Iglesia, sino a que cada uno se estime en lo justo          según los          dones que Dios le haya concedido.
          Nuestro cuerpo, siendo uno, tiene muchos miembros y cada uno de          ellos tiene una          función diferente. Pues en la misma forma, todos nosotros, aun          siendo muchos,          formamos un solo cuerpo unidos a Cristo, y todos y cada uno          somos miembros los          unos de los otros. Pero tenemos dones diferentes, según la          gracia concedida a          cada uno. El que tenga el don de profecía, que lo ejerza de          acuerdo con la fe;          el que tenga el don de servicio, que se dedique a servir; el que          enseña, que se          consagre a enseñar; el que exhorta, que se entregue a exhortar;          él que da,          hágalo con sencillez; el que preside, presida con solicitud; el          que atiende a          los necesitados, hágalo con alegría.
          Que el amor de ustedes sea sincero. Aborrezcan el mal y          practiquen el bien;          ámense cordialmente los unos a los otros, como buenos hermanos;          que cada uno          estime a los otros más que a sí mismo. En el cumplimiento de su          deber, no sean          negligentes y mantengan un espíritu fervoroso al servicio del          Señor. Que la          esperanza los mantenga alegres; sean constantes en la          tribulación y perseverantes          en la oración. Ayuden a los hermanos en sus necesidades y          esmérense en la          hospitalidad.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del            salmo 88
Proclamaré            sin cesar la            misericordia del Señor.
Cantaré          eternamente del Señor las          bondades y anunciará mi boca tu lealtad por todas las edades.          Pues el Señor ha          dicho: "Mi amor es un amor eterno y mi fidelidad, más firme que          los          cielos".
          Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Una          alianza pacté con mi elegido,          a mi siervo David, yo le he jurado: "Perpetuaré tu descendencia          y afirmaré          para siempre tu reinado".
          Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Hallé          a David, mi siervo, y lo he          ungido con óleo sagrado a fin de que mi mano lo sostenga y lo          revista de valor,          mi brazo.
          Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Su          poder en mi nombre crecerá, mi          amor y mi lealtad serán su escolta. El me podrá decir: "Tú eres          mi Padre,          mi Dios, mi roca salvadora".
          Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Aclamación          antes del Evangelio
      Aleluya,            aleluya.
          Yo soy el buen pastor, dice el Señor. El pastor da la vida por          sus ovejas.
          Aleluya.
Evangelio
      El            buen pastor da la vida por sus            ovejas
†            Lectura del santo Evangelio            según san Juan
            10, 11-16
Gloria            a ti, Señor.
En          aquel tiempo, Jesús dijo a los          fariseos:
          "Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus          ovejas. En          cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las          ovejas, cuando          ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja          sobre ellas y          las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas.
          Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me          conocen a mí, así          como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la          vida por mis          ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es          necesario que          las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo          rebaño y un solo          pastor".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre          las Ofrendas
      Señor,          dirige tu mirada propicia          sobre las ofrendas que te presentamos en la festividad de san          Carlos Borromeo;          que él nos merezca tu perdón y glorifique tu piedad y tu nombre.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Los            santos pastores siguen            presentes en la Iglesia
En          verdad es justo y necesario, es          nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo          lugar, Señor, Padre          Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, nuestro Señor.
          Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad          de San Carlos          Borromeo, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos          con su palabra          y protegernos con su intercesión.
          Por eso,
          con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza          diciendo sin          cesar:
Antífona de la          Comunión
      No            son ustedes los que me ha            elegido, dice el Señor; soy yo quien los he elegido, y les he            destinado para            que vayan y den fruto, y su fruto dure.
Oración          después de la Comunión
      Oremos:
          Reanimados por estos sacramentos te rogamos, Señor, humildemente          que, a ejemplo          de san Carlos Borromeo nos esforcemos en dar testimonio de          aquella misma fe que          él profesó en su vida, y en llevar a la práctica todas sus          enseñanzas.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
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† Meditación diaria
31ª semana. Lunes
SIN ESPERAR NADA          EGOÍSTAMENTE
— Dar y darnos aunque          no veamos fruto ni correspondencia.
— El premio a la          generosidad.
— Dar con alegría.          Poner al servicio de los demás los talentos recibidos.
I. Jesús había sido          invitado a comer por uno de los fariseos importantes del lugar1          y,          una vez más, utiliza la imagen del banquete para transmitirnos          una enseñanza          importante sobre aquello que hemos de hacer por los demás y el          modo de llevarlo          a cabo. Dirigiéndose al que le había invitado, dijo el Señor: Cuando            des una            comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos,            ni a tus            parientes, ni a vecinos ricos, no sea que también ellos te            devuelvan la            invitación y te sirva de recompensa. Por el contrario,          indica Jesús          enseguida a quiénes se ha de invitar: a los pobres, a los          tullidos y cojos, a          los ciegos... Y da la razón de esta elección: serás            bienaventurado, porque            no tienen para corresponderte; se te recompensará en la            resurrección de los            justos2.
Los amigos, los          parientes, los vecinos ricos se verán obligados por nuestra          invitación a          corresponder con otra, al menos de la misma categoría o mejor          aún. Lo invertido          en la cena ha dado ya su fruto inmediato. Esto puede ser una          obra humana recta,          incluso muy buena si hay rectitud de intención y los fines son          nobles (amistad,          apostolado, aunar lazos familiares...), pero, en sí misma, poco          se diferencia          de lo que pueden hacer los paganos. Es manera humana de obrar: Si            amáis a            los que os aman, ¿qué mérito tendréis?, pues también los            pecadores aman a quienes            los aman. Y si hacéis el bien a quienes os hacen el bien, ¿qué            mérito            tendréis?, pues también los pecadores hacen lo mismo...3,          dirá          el Señor en otra ocasión. La caridad del cristiano va más lejos,          pues incluye y          sobrepasa a la vez el plano de lo natural, de lo meramente          humano: da por amor          al Señor, y sin esperar nada a cambio. Los pobres, los          mutilados... nada pueden          devolver pues nada tienen. Entonces es fácil ver a Cristo en los          demás. La          imagen del banquete no se reduce exclusivamente a los bienes          materiales; es          imagen de todo lo que el hombre puede ofrecer a otros: aprecio,          alegría,          optimismo, compañía, atención...
Se cuenta en la vida          de San Martín que estando el Santo en sueños le pareció ver a          Cristo vestido con          la mitad de la capa de oficial romano que poco tiempo antes          había dado a un          pobre. Miró atentamente al Señor y reconoció su ropa. Al mismo          tiempo oyó que          Jesús, con voz que nunca olvidaría, decía a los ángeles que le          acompañaban:          "Martín, que solo es catecúmeno, me ha cubierto con este          vestido". Y enseguida,          el Santo recordó otras palabras de Jesús: Cuantas veces            hicisteis eso a uno            de mis hermanos más pequeños, a Mí me lo hicisteis4.          Esta visión          llenó de aliento y de paz a Martín, y recibió enseguida el          Bautismo5.
No debemos hacer el          bien esperando en esta vida una recompensa, ni un fruto          inmediato. Aquí debemos          ser generosos (en el apostolado, en la limosna, en obras de          misericordia...)          sin esperar recibir nada por ello. La caridad no busca nada, la          caridad no            es ambiciosa6. Dar, sembrar, darnos aunque no          veamos fruto, ni          correspondencia, ni agradecimiento, ni beneficio personal          aparente alguno. El          Señor nos enseña en esta parábola a dar liberalmente, sin          calcular retribución          alguna. Ya la tendremos con abundancia.
II. Nada se pierde de          lo que llevamos a cabo en beneficio de los demás. El dar          ensancha el corazón y          lo hace joven, y aumenta su capacidad de amar. El egoísmo          empequeñece, limita          el propio horizonte y lo hace pobre y corto. Por el contrario,          cuanto más          damos, más se enriquece el alma. A veces no veremos los frutos,          ni cosecharemos          agradecimiento humano alguno; nos bastará saber que el mismo          Cristo es el          objeto de nuestra generosidad. Nada se pierde. "Vosotros          –comenta San Agustín–          no veis ahora la importancia del bien que hacéis; tampoco el          labriego, al          sembrar, tiene delante las mieses; pero confía en la tierra.          ¿Por qué no          confías tú en Dios? Llegará un día que será el de nuestra          cosecha. Imagínate          que nos hallamos ahora en las faenas de labranza; mas labramos          para recoger          después según aquello de la Escritura: Iban andando y            lloraban, arrojando            sus simientes; cuando vuelvan, volverán con regocijo, trayendo            sus gavillas          (Sal 125)"7. La caridad no se desanima si no          ve resultados inmediatos;          sabe esperar, es paciente.
La generosidad abre          cauce a la necesidad vital del hombre de dar. El corazón que no          sabe aportar un          bien a los que le rodean, a la sociedad misma, se incapacita,          envejece y muere.          Cuando damos se alegra el corazón, y estamos en condiciones de          comprender mejor          al Señor, que dio su vida en rescate por todos8.          Cuando San Pablo          agradece a los filipenses la ayuda que le han prestado, les          enseña que está          contento no tanto por el beneficio que él ha recibido sino,          sobre todo, por el          fruto que las limosnas les reportará a ellos mismos: para que aumenten            los            intereses en vuestra cuenta9, les dice. Por eso          San León Magno          recomienda "que quien distribuye limosnas lo haga con          despreocupación y alegría,          ya que, cuanto menos se reserve para sí, mayor será la ganancia          que obtendrá"10.
San Pablo también          alentaba a los primeros cristianos a vivir la generosidad con          gozo, pues Dios            ama al que da con alegría11. A nadie –mucho          menos al Señor–          pueden serle gratos un servicio o una limosna hechos de mala          gana o con          tristeza: "Si das el pan triste –comenta San Agustín– el pan y          el premio          perdiste"12. En cambio, el Señor se entusiasma ante          la entrega de          quien da y se da por amor, con espontaneidad, sin cálculos...
III. Es mucho lo que          podemos dar a otros y cooperar en obras de asistencia a los          necesitados de lo          más imprescindible, de formación, de cultura... Podemos dar          bienes económicos          –aunque sean pocos si es poco de lo que disponemos–, tiempo,          compañía, cordialidad...          Se trata de poner al servicio de los demás los talentos que          hemos recibido del          Señor. "He aquí una tarea urgente: remover la conciencia de          creyentes y no          creyentes –hacer una leva de hombres de buena voluntad–, con el          fin de que          cooperen y faciliten los instrumentos materiales necesarios para          trabajar con          las almas"13.
El Evangelio de la          Misa nos enseña que la mejor recompensa de la generosidad en la          tierra es haber          dado. Ahí termina todo. Nada debemos recordar luego a los demás;          nada debe ser          exigido. De ordinario, es mejor que los padres no recuerden a          los hijos lo          mucho que hicieron por ellos; ni la mujer al marido las mil          ayudas que en momentos          difíciles supo prestarle, los desvelos, la paciencia...; ni el          marido a la          mujer su trabajo intenso para sacar la casa adelante... Queda          todo mejor en la          presencia de Dios y anotado en la historia personal de cada uno.          Es preferible,          y más grato al Señor, no pasar factura por aquello que hicimos          con alegría, sin          ánimo alguno de ser recompensados, con generosidad plena.          Incluso, aceptar que          las buenas acciones que pretendemos llevar a cabo sean alguna          vez mal          interpretadas. "Vi rubor en el rostro de aquel hombre sencillo,          y casi lágrimas          en sus ojos: prestaba generosamente su colaboración en buenas          obras, con el          dinero honrado que él mismo ganaba, y supo que "los buenos"          motejaban de          bastardas sus acciones.
"Con ingenuidad de          neófito en estas peleas de Dios, musitaba: "¡ven que me          sacrifico... y aún me          sacrifican!"
"—Le hablé despacio:          besó mi Crucifijo, y su natural indignación se trocó en paz y          gozo"14.
Nos dice el Señor que          debemos comprender a los demás, aunque ellos no nos comprendan          (quizá no puedan          en ese momento, como los menesterosos invitados al banquete, que          no podían          responder con otra invitación). Y querer a las gentes, aunque          nos ignoren, y          prestar muchos pequeños servicios, aunque en circunstancias          similares nos los          nieguen. Y hacer la vida amable a quienes nos rodean, aunque          alguna vez nos          parezca que no somos correspondidos... Y todo con corazón          grande, sin llevar          una contabilidad de cada favor prestado. Cuando se oyen los          lamentos y quejas          de algunos que pasaron por la vida –dicen– dando y entregándose          sin recibir          luego las mismas atenciones, se puede sospechar que algo          esencial faltó en esa          entrega, quizá la rectitud de intención. Porque el dar no puede          causar          quebranto ni fatiga, sino íntimo gozo y notar que el corazón se          hace más grande          y que Dios está contento con lo que hemos hecho. "Cuanto más          generoso seas, por          Dios, serás más feliz"15.
Nuestra Madre Santa          María, que con su fiat entregó su ser y su vida al Señor          y a nosotros          sus hijos, nos ayudará a no reservarnos nada, y a ser generosos          en las mil          pequeñas oportunidades que se nos presentan cada día.
1 Cfr. Lc 14,          1. — 2 Lc 14, 12-14. — 3 Lc 6,          32. — 4 Mt          25, 40. — 5 Cfr. P. Croiset, Año cristiano,          Madrid 1846, vol IV,          pp. 82-83. — 6 1 Cor 13, 5. — 7 San          Agustín, Sermón 102,          5. — 8 Cfr. Mt 20, 28. — 9 Flp          4, 17. — 10          San León Magno, Sermón 10 sobre la Cuaresma. — 11          2 Cor 9,          7. — 12 San Agustín, Comentarios a los Salmos,          42, 8. — 13          San Josemaría Escrivá, Surco, n. 24. — 14 Ibídem,          n. 28. —          15 Ibídem, n. 18.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
SAN            CARLOS BORROMEO
            Obispo
San          Carlos cuyo nombre significa          "hombre prudente" ha sido uno de los santos extraordinariamente          activos a favor de la Iglesia y del pueblo que sobresale          admirablemente. San          Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en serio aquella frase de          Jesús:          "Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por          Mí, la          ganará", murió relativamente joven porque desgastó totalmente su          vida y          sus energías por hacer progresar la religión y por ayudar a los          más          necesitados. Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud          no consigue          llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben          sobrarle          trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para          perder.
Nació en Arjona (Italia) en          1538. Desde joven dio          señales de ser muy consagrado a los estudios y exacto cumplidor          de sus deberes          de cada día. A los 21 años obtuvo el doctorado en derecho en la          Universidad de          Milán. Un hermano de su madre, el Cardenal Médicis, fue nombrado          Papa con el          nombre de Pío IV, y éste admirado de sus cualidades nombró a          Carlos como          secretario de Estado. Más tarde, renunció a sus riquezas, se          ordenó de          sacerdote, y luego de obispo y se dedicó por completo a la labor          de salvar          almas.
San Carlos fundó 740          escuelas de catecismo con 3,000          catequistas y 40,000 alumnos.
Fundó además 6 seminarios          para formar sacerdotes bien          preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan          sabios, que          muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus          propios seminarios.          Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri,          San Félix de          Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más.
Murió cuando tenía apenas          46 años, el 4 de noviembre de          1584. En Arona, su pueblo natal, le fue levantada una inmensa          estatua que          todavía existe.
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Fuente:          Fratefrancesco.org 
          Elena Enselmini, Beata Virgen Clarisa, Noviembre 4   
              
 Virgen Clarisa Martirologio                    Romano: En Padua, en la región de Venecia, beata                      Elena Enselmini, virgen de la Orden de las Clarisas,                      que sufrió con admirable paciencia multitud de                      dolores y hasta la pérdida del habla (1242).  |           
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Amancio,            Santo Obispo de Rodez,          Noviembre 4   
              
 Obispo4 Martirologio                    Romano: En Rodez, de Aquitania, san Amancio,                      obispo, a quien se tiene por el primero de esta                      ciudad (s. V).  |           
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Fuente:          Carmelnet.org 
          Francisca de Amboise, Beata Religiosa Carmelita,          Noviembre 4   
              
 Religiosa                    Carmelita Martirologio                    Romano: En el convento de Nuestra Señora des Cöts,                      de Nantes, en Francia, beata Francisca de Amboise,                      que, siendo duquesa de Bretaña, fundó en Vannes el                      primer Carmelo femenino francés, donde se retiró                      como sierva de Cristo al quedar viuda (1475).  |           
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Fuente:          ar.geocities.com/misa_tridentina01          
          Emerico de Hungría, Beato Principe, Noviembre 4   
              
 Principe Martirologio                    Romano: Junto a Alba Real (Székesfehérvár), en                      Panonia (hoy Hungría), san Emerico o Enrique, hijo                      de san Esteban, rey de los húngaros, sorprendido por                      una muerte imprevista (1031).  |           
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Fuente:  ar.geocities.com/misa_tridentina01          
          Vidal y Agrícola, Santos Protomártires boloñeses,          Noviembre 4   
              
 Protomártires                    Boloñeses Martirologio                    Romano: En Bolonia, de la Emilia, santos Vidal y                      Agrícola, mártires, que, según nos refiere san                      Ambrosio, el primero de ellos fue antes siervo del                      segundo y luego compañero y colega en el martirio.                      Vidal padeció tantos tormentos que no le quedó parte                      de su cuerpo sin heridas y Agrícola, a su vez, sin                      asustarse por el suplicio de su antiguo criado, le                      imitó en el mismo martirio, siendo crucificado                      (304).  |           
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Fuente:          ACI Prensa 
          Felix de Valois, Santo Trinitario, Noviembre 4   
              
 Fundador Martirologio                    Romano: En Cerfroid, en el territorio de Meaux, en                      Francia, san Félix de Valois, que, después de una                      larga vida de solitario, se le considera compañero                      de san Juan de Mata en la fundación de la Orden de                      la Santísima Trinidad, para la redención de los                      cautivos (1212).  |           
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Fuente:          Santiebeati.it 
          Teresa Manganiello, Beata Terciaria Franciscana, 4 de          noviembre   
              
 Terciaria                    Franciscana En Montefusco,                    Italia, beata Teresa Manganiello, laica, de la Tercera                    Orden de San Francisco († 1876) Es                  "la analfabeta Sabia" de Montefusco en la provincia de                  Avelino (Italia); Teresa Manganiello nació cerca de                  Montefusco el 1 de enero de 1849, undécima de doce hijos                  de aquella familia presidida por sus padres campesinos.                  Hacia los siete años recibe la Primera Comunión en la                  iglesia de San Egidio, anexa al homónimo convento                  Capuchino.  |           
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Fuente:          Martirologio Romano 
          Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este          día, Noviembre 4            
Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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