miércoles, 13 de noviembre de 2013

Jueves del Santísimo Sacramento. 14/11/2013. San José Pignatelli ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 20-25

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los fariseos le preguntaron a Jesús:
"¿Cuándo llegará el Reino de Dios?"
Jesús les respondió:
"El Reino de Dios no llega aparatosamente. No se podrá decir: "Esta aquí", o "Está allá", porque
el Reino de Dios ya está entre ustedes".
Les dijo entonces a sus discípulos:
"Llegará un tiempo en que ustedes desearán disfrutar siquiera un solo día de la presencia del
Hijo del hombre, y no podrán. Entonces les dirán: "Está aquí", o "Está allá", pero no vayan
corriendo a ver, pues así como el fulgor del relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así
será la venida del Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser
rechazado por los hombres de esta generación".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

jue 32a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Vi al Señor sentado en un trono excelso; lo adoraban una multitud de ángeles que cantaban a una sola voz: "Este es Aquél cuyo poder permanece eternamente".

 

Oración Colecta

Oremos:
Escucha, Señor, con bondad las súplicas de tu pueblo, y concédenos luz para conocer tu
voluntad y fortaleza para cumplirla.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

La sabiduría es un reflejo de la luz eterna, un espejo inmaculado de la actividad de Dios

Lectura del libro de la Sabiduría 7, 22-30; 8, 1

La sabiduría es un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, penetrante, inmaculado,
lúcido, invulnerable, amante del bien, agudo, libre, bienhechor, amigo del hombre, amable, firme,
seguro, sereno, que todo lo puede y todo lo ve, que penetra en todos los espíritus: los
inteligentes, los puros y los más sutiles.
La sabiduría es más ágil que cualquier movimiento y, por ser inmaterial, lo atraviesa y lo penetra
todo. La sabiduría es un resplandor del poder de Dios, una emanación purísima de la gloria del
omnipotente; por eso, nada sucio la puede contaminar. Es un reflejo de la luz eterna, un espejo
inmaculado de la actividad de Dios y una imagen de su bondad.
Ella sola lo puede todo; sin cambiar en nada, todo lo renueva; entra en las almas de los buenos
de cada generación, hace de ellos amigos de Dios y profetas, porque Dios ama sólo a quienes
conviven con la sabiduría.
La sabiduría es más brillante que el sol y que todas las estrellas; comparada con la luz del día, la
sabiduría sale ganando, porque al día lo vence la noche, pero contra la sabiduría la maldad no
puede nada. Ella se extiende poderosa de un extremo al otro del mundo, y con suavidad
gobierna todo el universo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 118

Enséñanos, Señor, tus leyes.

Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo. Tu fidelidad permanece de generación en generación, como la tierra que tú cimentaste.
Enséñanos, Señor, tus leyes.

Todo subsiste hasta hoy por orden tuya y todo está a tu servicio. La explicación de tu palabra da luz y entendimiento a los humildes.
Enséñanos, Señor, tus leyes.

Mira benignamente a tu siervo y enséñame a cumplir tus mandamientos; que sólo viva yo, Señor, para alabarte y que tu ley me ayude.
Enséñanos, Señor, tus leyes.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo soy la vid y ustedes las ramas; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.
Aleluya.

Evangelio

El Reino de Dios ya está entre ustedes

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 20-25

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los fariseos le preguntaron a Jesús:
"¿Cuándo llegará el Reino de Dios?"
Jesús les respondió:
"El Reino de Dios no llega aparatosamente. No se podrá decir: "Esta aquí", o "Está allá", porque
el Reino de Dios ya está entre ustedes".
Les dijo entonces a sus discípulos:
"Llegará un tiempo en que ustedes desearán disfrutar siquiera un solo día de la presencia del
Hijo del hombre, y no podrán. Entonces les dirán: "Está aquí", o "Está allá", pero no vayan
corriendo a ver, pues así como el fulgor del relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así
será la venida del Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser
rechazado por los hombres de esta generación".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, el sacrificio que vamos a ofrecerte, y, por sus méritos, escucha nuestras filiales
oraciones y santifica toda nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

El universo, restaurado en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos. Siendo
él de condición divina, se despojó de su rango, y por su sangre derramada en la cruz puso en
paz todas las cosas; y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna para
cuantos creen en él.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de
tu gloria:

Antífona de la Comunión

Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia, dice el Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
A quienes has alimentado con tus sacramentos, concédeles, Dios todopoderoso, servirte con
una vida que te sea agradable.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

32ª semana. Jueves

COMO CIUDAD AMURALLADA

— La caridad vivida entre los primeros cristianos.

— Fortaleza que otorga la caridad.

— Virtudes anejas a la caridad.

I. Una de las lecturas para la Misa de hoy nos propone la Epístola a Filemón, la más breve de las que escribió San Pablo, y una de las más entrañables. Es una Carta familiar enviada a un cristiano de Colosas acerca de un esclavo, Onésimo, huido de la casa de aquel y convertido a la fe en Roma por el celo del Apóstol. Es una muestra más, por otra parte, del espíritu universal del cristianismo primitivo, que acogía en su seno a personas pudientes, como Filemón, o a esclavos, como Onésimo. Así lo resalta San Juan Crisóstomo: "Aquila ejercía su profesión manual; la vendedora de púrpura, al frente de un taller; otro era guardia de una cárcel; otro centurión, como Cornelio; otro enfermo, como Timoteo; otro, Onésimo, era esclavo y fugitivo; y sin embargo nada de eso fue obstáculo para ninguno, y todos brillaron por su santidad: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, esclavos y libres, soldados y paisanos"1.

Es posible que en un principio pensara San Pablo retener a Onésimo en Roma a fin de que le ayudara2, pero pronto cambió de parecer y decidió devolverlo a Filemón, a quien le escribe para que le acoja como a hermano en la fe. El tono que emplea el Apóstol no es de mandato, aunque podría haberlo hecho dada su autoridad, sino de súplica humilde en nombre de la caridad. La súplica revela el gran corazón de Pablo: yo, este Pablo ya anciano, y ahora prisionero de Cristo Jesús, te suplico en favor de mi hijo Onésimo, a quien engendré entre cadenas, en otro tiempo inútil para ti, pero ahora útil para ti y para mí, a quien te devuelvo como si fuera mi corazón. Yo quisiera retenerlo para que me sirviera en tu lugar, mientras estoy entre cadenas por el Evangelio3.

Si en otro tiempo el esclavo fue inútil para su amo, pues se fugó, ahora será útil. El juego de palabras hace referencia al nombre de Onésimo (= útil), como si quisiera decir que, si es verdad que antes no hizo honor a su nombre, ahora sí; más aún, no solo se vuelve provechoso para el Apóstol, sino también para el propio Filemón, que ha de recibirle por ello como si se tratara del mismo Pablo en persona: si me tienes como hermano en la fe -le dice-, acógelo como si fuera yo mismo4. "Ved a Pablo escribiendo a favor de Onésimo, un esclavo fugitivo –dice San Juan Crisóstomo–: no se avergüenza de llamarlo hijo suyo, sus propias entrañas, su hermano, su bienamado. ¿Qué diría yo? Jesucristo se abajó hasta tomar a nuestros esclavos por hermanos suyos. Si son hermanos de Jesucristo, también lo son nuestros"5. En aquella época, bien conocida por la poca consideración, a veces ninguna, que se tenía hacia los esclavos, es donde alcanzan toda su fuerza estas palabras, y donde se vivió la caridad de tal manera que se explica que los primeros cristianos asombraran al mundo. Si esto hicieron los primeros cristianos, siguiendo el mandato de Jesús, ¿vamos nosotros a excluir de nuestro trato, de nuestra amistad a alguno por razones sociales, de raza, de educación...?

Con buen humor y con un gran afecto, le dice el Apóstol a Filemón: Si en algo te perjudicó o te debe algo, cárgalo a mi cuenta. Yo, Pablo, lo he escrito de mi puño y letra. Y añade: yo te lo pagaré, por no decirte que tú mismo te me debes. Le recuerda que si fueran a echar cuentas de verdad, el Apóstol saldría ganando, ya que Filemón debe a Pablo lo más preciado que tiene: su condición de cristiano.

Nosotros hemos de aprender de aquellos primeros cristianos a vivir la caridad con la hondura con que ellos la llevaron a la práctica, muy especialmente con nuestros hermanos en la fe –este debe ser nuestro primer apostolado– para que perseveren en ella, y con quienes se encuentran lejos de Cristo, para que a través de nuestro aprecio se acerquen a Él y le sigan.

II. Frater qui adiuvatur a fratre quasi civitas firma6. El hermano ayudado por su hermano es fuerte como una ciudad amurallada, leemos en el Libro de los Proverbios. En aquellos primeros tiempos, donde tantas dificultades externas encontraban quienes abrazaban la fe, la fraternidad era la mejor defensa contra todos los enemigos. Verdaderamente, la caridad bien vivida nos hace fuertes y seguros como una ciudad amurallada, como una plaza fuerte inexpugnable a todos los ataques. Las recomendaciones de vivir con delicadeza extrema el mandato del Señor son muy abundantes: Llevad los unos las cargas de los otros, y así cumpliréis la ley de Cristo7, exhorta San Pablo a los Gálatas. Nuestra disposición ante los demás cuando los vemos agobiados, con una sobrecarga de trabajo, de dificultades, ha de ser siempre la de ayudar a sobrellevar esos fardos, muchas veces tan pesados. "Carga sobre ti –aconsejaba San Ignacio de Antioquía a su discípulo San Policarpo–, como perfecto atleta de Cristo, las enfermedades de todos"8.

Es esta una responsabilidad de todos los cristianos. Cada uno ha de estar atento siempre ante el bien de los demás, y muy especialmente de aquellos que, por diferentes razones, el Señor nos ha encomendado. "Estos son tus siervos, mis hermanos –escribe San Agustín–, que tú quisiste que fuesen hijos tuyos, señores míos, y a quienes me mandaste que sirviese si quería vivir contigo de ti"9. La preocupación por ayudar a los demás nos sacará de nosotros mismos y ensanchará nuestro corazón. Ni la falta de tiempo, ni el exceso de ocupaciones, ni el temor a complicarnos la vida, podrán justificar las omisiones en esta virtud. Consistirá frecuentemente en preocuparnos por su salud, por su descanso, por su alegría, y sobre todo por su fe. Los enfermos merecen una atención particular: compañía, interés verdadero por su curación, facilitarles el que ofrezcan al Señor su dolor y santifiquen la enfermedad, ayudarles a rezar según sus posibilidades...

La caridad bien vivida nos otorga una gran fortaleza ante obstáculos a veces semejantes a los que encontraron los primeros cristianos. Hemos de llegar hasta Dios bien unidos en la fe, guardándonos unos a otros, sin dejar que nadie sienta la dureza de la soledad en momentos más difíciles, por los que todos podemos pasar, "pues si una ciudad se defiende, y se ciñe de fuertes muros, y se protege por todas partes con una atenta vigilancia, pero un solo agujero queda sin defender por negligencia, por allí sin duda entrará el enemigo"10. No le dejemos entrar.

Con la ayuda de los demás seremos ciudad amurallada, plaza fuerte11, y llegaremos a donde solos no podemos, resistiremos más y mejor las dificultades que se presentan en el camino hacia Dios, pues –como dice la Escritura– la cuerda de tres hilos es difícil de romper12. La caridad es nuestra fortaleza. ""Frater qui adjuvatur a fratre quasi civitas firma" —El hermano ayudado por su hermano es tan fuerte como una ciudad amurallada,

"—Piensa un rato y decídete a vivir la fraternidad que siempre te recomiendo"13.

III. San Pablo no llegó a pedir directamente a Filemón la libertad de Onésimo, pero le insinúa con gran finura que se la conceda, sin quitarle mérito a su libre decisión. Le hace notar la generosidad que tuvo con él, para que tenga el mismo corazón para su esclavo, ahora su hermano en la fe. Termina diciéndole: Sé que harás aún más de lo que te digo. "Es la repetición del mismo testimonio que le había expresado al principio de su carta –comenta San Juan Crisóstomo–: Sabiendo que harás aún más de lo que te digo. Imposible imaginar nada más persuasivo; ninguna otra razón más convincente que esta tierna estima de la generosidad que Pablo le manifiesta, de modo que Filemón no podría resistir más a esta demanda"14. Es la delicadeza del que sabe pedir apoyado en una entrañable amistad que tiene como último fundamento la fe en Cristo.

La caridad lleva consigo una serie de virtudes anejas que son a la vez su apoyo y su defensa. Estas virtudes, a través de las cuales se manifiesta la misma caridad, son la lealtad, la gratitud, el respeto mutuo, la amistad, la deferencia, la afabilidad, la delicadeza en el trato... Vivir bien el Mandamiento del Señor nos exigirá muchas veces dominar nuestro estado de ánimo, fomentar la cordialidad, el buen humor, la serenidad, el optimismo. Por el contrario, los tonos desabridos e intemperantes, las faltas de educación, las impaciencias, el fijarse excesivamente en las deficiencias de los demás, los juicios negativos sobre otros, el descuido en el lenguaje... suelen revelar ausencia de finura interior, de vida sobrenatural, de unión con Dios.

San Juan nos ha dejado este resumen de lo que debe ser nuestra vida: En esto hemos conocido el amor, en que Él dio su vida por nosotros, y nosotros debemos dar la nuestra por nuestros hermanos15. Este entregar la vida por los demás ha de ser día a día, en medio del trabajo, en el hogar, con los amigos, con las personas con las que nos relacionamos. Así cumplimos el Mandamiento del Señor: que os améis unos a otros; como Yo os he amado, así también amaos mutuamente. En esto conocerán todos que sois mis discípulos: Si tenéis caridad unos para con otros16. Mediante este mandamiento, "Jesús ha diferenciado a los cristianos de todos los siglos de los demás hombres que todavía no han entrado en su Iglesia. Si nosotros, los cristianos, no manifestamos esta característica, terminaremos por confundir al mundo, perdiendo el honor de ser tenidos por hijos de Dios.

"En tal caso –como necios– no aprovechamos el arma tal vez más fuerte para dar testimonio de Dios en nuestro ambiente, congelado por el ateísmo paganizante, indiferente y supersticioso.

"Que el mundo pueda contemplar atónito un espectáculo de concordia fraterna y diga de nosotros –como de los que gloriosamente nos precedieron–: ¡Mirad cómo se aman!"17.

1 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 43. — 2 Cfr. Fil 13-14. — 3 Fil 9-13. — 4 Cfr. Sagrada Biblia, Epístolas de la cautividad, EUNSA, Pamplona 1986, vol. VIII, nota a Fil 6. — 5 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre la Epístola a Filemón, 2, 15-16. — 6 Prov 18, 19. — 7 Gal 6, 2. — 8 San Ignacio de Antioquía, Epístola a San Policarpo, 1, 3, — 9 San Agustín, Confesiones, 10, 4, 6. — 10 San Gregorio Magno, Moralia, 19, 21, 33. — 11 Cfr. Liturgia de las Horas, Domingo IV de Cuaresma. Preces de las II Vísperas. — 12 Eclo 4, 12. — 13 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 460. — 14 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre la Epístola a Filemón, 21. — 15 1 Jn 3, 16. — 16 Jn 13, 34-35. — 17 Ch. Lubich, Meditaciones, p. 46.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San José Pignatelli
Restaurador de los Jesuitas
Año 1811

El mérito especial de este santo fue el de conservar lo que quedaba de la Compañía de Jesús (que es la Comunidad religiosa más numerosa en la Iglesia Católica) y tratar de que los religiosos de esa comunidad pudieran sobrevivir, a pesar de una terrible persecución.

De familia italiana, nació en Zaragoza (España) en 1737. Se hizo jesuita y empezó a trabajar en los apostolados de su Comunidad, especialmente en enseñar catecismo a los niños y a los presos.

En 1767 la masonería mundial se puso de acuerdo para pedir a todos los gobernantes que expulsaran de sus países a los Padres Jesuitas. El rey Carlos III de España obedeció las órdenes masónicas y declaró que de España y de todos los territorios de América que dependían de ese país quedaban expulsados los jesuitas. Con este decreto injusto le hizo un inmenso mal a muchas naciones y a la Santa Iglesia Católica.

El Padre José Pignatelli y su hermano, que eran de familia de la alta clase social, recibieron la oferta de poder quedarse en España pero con la condición de que se salieran de la Compañía de Jesús. Ellos no aceptaron esto y prefirieron irse al destierro. Se fueron a la Isla de Córcega, pero luego los franceses invadieron esa isla y de allá también los expulsaron.

En 1774 Clemente XIV por petición de los reyes de ese tiempo dio un decreto suprimiendo la Compañía de Jesús. Como efecto de ese Decreto 23,000 jesuitas quedaron fuera de sus casas religiosas.

El Padre Pignatelli y sus demás compañeros, cuando oyeron leer el terrible decreto exclamaron: "Tenemos voto de obediencia al Papa. Obedecemos sin más, y de todo corazón".

Durante los 20 años siguientes la vida del Padre José y la de los demás jesuitas será de tremendos sufrimientos. Pasando por situaciones económicas sumamente difíciles (como los demás jesuitas dejados sin su comunidad), pero siempre sereno, prudente, espiritual, amable, fiel.

Se fue a la ciudad de Bolonia y allí estuvo dedicado a ayudar a otros sacerdotes en sus labores sacerdotales, y a coleccionar libros y manuscritos relacionados con la Compañía de Jesús y a suministrar ayuda a sus compañeros de religión. Muchos de ellos estaban en la miseria y si eran españoles no les dejaban ni siquiera ejercer el sacerdocio. Un día al pasar por frente a una obra del gobierno, alguien le dijo que aquello lo habían construido con lo que les habían quitado a los jesuitas, y Pignatelli respondió: "Entonces deberían ponerle por nombre "Haceldama", porque así se llamó el campo que compraron con el dinero que Judas consiguió al vender a Jesús.

Cuando los gobiernos de Europa se declaraban en contra de los jesuitas, la emperatriz de Rusia, Catalina, prohibió publicar en su país el decreto que mandaba acabar con la Compañía de Jesús, y recibió allá a varios religiosos de esa comunidad. El Padre Pignatelli con permiso del Papa Pío VI se afilió a los jesuitas que estaban en Rusia y con la ayuda de ellos empezó a organizar otra vez a los jesuitas en Italia. Conseguía vocaciones y mandaba los novicios a Rusia y allá eran recibidos en la comunidad. El jefe de los jesuitas de Rusia lo nombró provincial de la comunidad en Italia, y el Papa Pío VII aprobó ese nombramiento. Así la comunidad empezaba a renacer otra vez, aunque fuera bajo cuerda y en gran secreto.

El Padre Pignatelli oraba y trabajaba sin descanso por conseguir que su Comunidad volviera a renacer. En 1804 logró con gran alegría que en el reino de Nápoles fuera restablecida la Compañía de Jesús. Fue nombrado Provincial. Con las generosas ayudas que le enviaban sus familiares logró restablecer casas de Jesuitas en Roma, en Palermo, en Orvieto y en Cerdeña.

Ya estaba para conseguir que el Sumo Pontífice restableciera otra vez la Compañía de Jesús, cuando Napoleón se llevó preso a Pío VII al destierro.

El Padre Pignatelli murió en 1811 sin haber logrado que su amada Comunidad religiosa lograra volver a renacer plenamente, pero tres años después de su muerte, al quedar libre de su destierro el Papa Pío VII y volver libre a Roma, decretó que la Compañía de Jesús volvía a quedar instituida en todo el mundo, con razón Pío XI llamaba a San José Pignatelli "el anillo que unió la Compañía de Jesús que había existido antes, con la que empezó a existir nuevamente". Los Jesuitas lo recuerdan con inmensa gratitud, y nosotros le suplicamos a Dios que a esta comunidad y a todas las demás comunidades religiosas de la Iglesia Católica las conserve llenas de un gran fervor y de grandísima santidad.

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Fuente: E W T N
Lorenzo O´Toole, Santo Arzobispo de Dublín, 14 Noviembre  

Lorenzo O´Toole, Santo

San Lorenzo nació en Irlanda hacia el año 1128, de la familia O'Toole que era dueña de uno de los más importantes castillos de esa época.
Cuando el niño nació, su padre dispuso pedirle a un conde enemigo que quisiera ser padrino del recién nacido. El otro aceptó y desde entonces estos dos condes (ahora compadres) se hicieron amigos y no lucharon más el uno contra el otro.

Cuando lo llevaban a bautizar, apareció en el camino un poeta religioso y preguntó qué nombre le iban a poner al niño. Le dijeron un nombre en inglés, pero él les aconsejó: "Pónganle por nombre Lorenzo, porque este nombre significa: 'coronado de laureles por ser vencedor', y es que el niño va a ser un gran vencedor en la vida". A los papás les agradó la idea y le pusieron por nombre Lorenzo y en verdad que fue un gran vencedor en las luchas por la santidad.

Cuando el niño tenía diez años, un conde enemigo de su padre le exigió como condición para no hacerle la guerra que le dejara a Lorenzo como rehén. El Sr. O'Toole aceptó y el jovencito fue llevado al castillo de aquel guerrero. Pero allí fue tratado con crueldad y una de las personas que lo atendían fue a comunicar la triste noticia a su padre y este exigió que le devolvieran a su hijo. Como el tirano no aceptaba devolverlo, el Sr. O'Toole le secuestró doce capitanes al otro guerrero y puso como condición para entregarlos que le devolvieran a Lorenzo. El otro aceptó pero llevó al niño a un monasterio, para que apenas entregaran a los doce secuestrados, los monjes devolvieran a Lorenzo.

Y sucedió que al jovencito le agradó inmensamente la vida del monasterio y le pidió a su padre que lo dejara quedarse a vivir allí, porque en vez de la vida de guerras y batallas, a él le agradaba la vida de lectura, oración y meditación. El buen hombre aceptó y Lorenzó llegó a ser un excelente monje en ese monasterio.

Su comportamiento en la vida religiosa fue verdaderamente ejemplar. Dedicadísimo a los trabajos del campo y brillante en los estudios. Fervoroso en la oración y exacto en la obediencia. Fue ordenado sacerdote y al morir el superior del monasterio los monjes eligieron por unanimidad a Lorenzo como nuevo superior.

Por aquellos tiempos hubo una tremenda escasez de alimentos en Irlanda por causa de las malas cosechas y las gentes hambrientas recorrían pueblos y veredas robando y saqueando cuanto encontraban. El abad Lorenzo salió al encuentro de los revoltosos, con una cruz en alto y pidiendo que en vez de dedicarse a robar se dedicaran a pedir a Dios que les ayudara. Las gentes le hicieron caso y se calmaron y él, sacando todas las provisiones de su inmenso monasterio las repartió entre el pueblo hambriento. La caridad del santo hizo prodigios en aquella situación tan angustiada.

En el año 1161 falleció el arzobispo de Dublín (capital de Irlanda) y clero y pueblo estuvieron de acuerdo en que el más digno para ese cargo era el abad Lorenzo. Tuvo que aceptar y, como en todos los oficios que le encomendaban, en este cargo se dedicó con todas sus fuerzas a cumplir sus obligaciones del modo más exacto posible. Lo primero que hizo fue tratar de que los templos fueran lo más bellos y bien presentados posibles. Luego se esforzó porque cada sacerdote se esmerara en cumplir lo mejor que le fuera posible sus deberes sacerdotales. Y en seguida se dedicó a repartir limosnas con gran generosidad.

Cada día recibía 30, 40 o 60 menesterosos en su casa episcopal y él mismo les servía la comida. Todas las ganancias que obtenía como arzobispo las dedicaba a ayudar a los más necesitados.

En el año 1170 los ejércitos de Inglaterra invadieron a Irlanda llenando el país de muertes, de crueldad y de desolación. Los invasores saquearon los templos católicos, los conventos y llenaron de horrores todo el país. El arzobispo Lorenzo hizo todo lo que pudo para tratar de detener tanta maldad y salvar la vida y los bienes de los perseguidos. Se presentó al propio jefe de los invasores a pedirle que devolviera los bienes a la Iglesia y que detuviera el pillaje y el saqueo. El otro por única respuesta le dio una carcajada de desprecio. Pero pocos días después murió repentinamente. El sucesor tuvo temor y les hizo mucho más caso a las palabras y recomendaciones del santo.

El arzobispo trató de organizar la resistencia pero viendo que los enemigos eran muy superiores, desistió de la idea y se dedicó con sus monjes a reconstruir los templos y los pueblos y se fue a Inglaterra a suplicarle al rey invasor que no permitiera los malos tratos de sus ejércitos contra los irlandeses.

Estando en Londres de rodillas rezando en la tumba de Santo Tomás Becket (un obispo inglés que murió por defender la religión) un fanático le asestó terribilísima pedrada en la cabeza. Gravemente herido mandó traer un poco de agua. La bendijo e hizo que se la echaran en la herida de la cabeza, y apenas el agua llegó a la herida, cesó la hemorragia y obtuvo la curación.

El Papa Alejandro III nombró a Lorenzo como su delegado especial para toda Irlanda, y él, deseoso de conseguir la paz para su país se fue otra vez en busca del rey de Inglaterra a suplicarle que no tratara mal a sus paisanos. El rey no lo quiso atender y se fue para Normandía. Y hasta allá lo siguió el santo, para tratar de convencerlo, pero a causa del terribilísimo frío y del agotamiento producido por tantos trabajos, murió allí en Normandía en 1180 al llegar a un convento. Cuando el abad le aconsejó que hiciera un testamento, respondió: "Dios sabe que no tengo bienes ni dinero porque todo lo he repartido entre el pueblo. Ay, pueblo mío, víctima de tantas violencias ¿Quién logrará traer la paz?". Seguramente desde el cielo debe haber rezado mucho por su pueblo, porque Irlanda ha conservado la religión y la paz por muchos siglos. Estos son los verdaderos patriotas, los que como San Lorenzo de Irlanda emplean su vida toda por conseguir el bien y la paz para sus conciudadanos. Dios nos envíe muchos patriotas como él.

Dichosos los que buscan la paz porque serán llamados hijos de Dios.
(Jesucristo).

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Serapio de Algeria (Serapión), Santo Mártir, 14 de noviembre  

Serapio de Algeria (Serapión), Santo

Etimológicamente significa "perteneciente a la divinidad de Serapis" Viene de la lengua griega.

Nació en Inglaterra y murió en Argel (Algeria) en 1240. Desde su infancia soñaba con dar su sangre por amor a Cristo.

Tuvo la suerte de crecer en la corte del duque de Austria, en donde se respiraba, a pesar de todo el fausto de la corte, un profundo espíritu religioso auténtico.

Para él, su deseo más grande era venir a España para ayudarle al rey Alfonso VIII en la expulsión de los moros de nuestro país.

Se sintió apenado porque a su llegada, el rey y los moros habían firmado una tregua entre los beligerantes.

Se quedó aquí con la esperanza de que las hostilidades comenzaran de nuevo.

Durante este intervalo, encontró al hermano Berenguer, un miembro de la Orden Mercedaria que acaba de ser fundada por Pedro Nolasco con el único fin de rescatar a los cautivos cristianos en manos de los moros.

Y le decía el hermano:"Dios sabe cuánto durará esta tregua, señor Serapión. Vente conmigo, mientras esperamos. Nosotros también corremos peligro y nos llevamos a veces la palma del martirio"

San Pedro Nolasco los envió a los dos a Murcia.

Serapión tenía aún mucho dinero y, de hecho, consiguió rescatar a un centenar de soldados cristianos cautivos.

Luego se fueron a Argel y salvaron casi otros tantos. Cuando se quedó ya sin dinero, Berenguer tuvo que volver a España para buscar más dinero.

Serapión se quedó en Argel como rehén hasta que volviese su amigo.

Apenas se fue su amigo, el joven Serapión se echó a la calle increpando a Mahoma y predicando a Cristo. Hizo algunas conversiones. Pero el rey de Argel le condenó a muerte.

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Esteban Teodoro Cuenot, Santo Obispo y Mártir, 14 de noviembre  

Esteban Teodoro Cuenot, Santo

Noviembre 14
Mártir

 

Etimológicamente significa "coronado". Viene de la lengua griega.

Jesús dice: "El que quiera ser grande entre vosotros, que se haga vuestro servidor".

Fue mártir en el siglo XIX por intentar ayudar y servir a los demás.

En el mismo año en que Napoleón llegaba al poder en Francia, nacía el gran literato Víctor Hugo.
También, en este mismo año, en Bélgica, nacía el hijo de un agricultor que se convirtió en obispo de Indochina.

En su figura veía V. Hugo al hombre y obispo ideal.

Y en el obispo Esteban Teodoro Cuento – si lo hubiera tratado personalmente- habría podido adivinar la imaginación no literaria de un verdadero hijo del pueblo, ni una clase social, sino un obispo, que ya desde pequeño, dejó la escuela sin saber si podría continuar sus estudios.

La madre tuvo que hacer grandes esfuerzos y sacrificios para que estudiara teología.
Hasta vender su vestido para ayudarle a su hijo a llevar a cabo sus estudios.

Por eso, el primer gesto que hizo el neosacerdote, sin dudarlo, fue regalarle a su madre un vestido nuevo.

Fue relojero y catequista hasta que en la Rue du Bac, tomó contacto con los padres misioneros de san Vicente Paul.

En el año 1835 fue a Indochina en donde fue consagrado obispo para llevar a cabo muchas y diferentes misiones.

Logró con su apostolado intenso, buena conducta intachable, sus obras te caridad y su amor a los pobres el amor de cuantos le conocieron.
Murió a consecuencias de la persecución de Tu- Duc.

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Fuente: Franciscanos.net
Nicolás Tavelic y compañeros mártires, Santos Mártires Franciscanos, 14 de Noviembre  

Nicolás Tavelic y compañeros mártires, Santos

Santos Nicolás Tavelic,
Deodato de Rodez,
Pedro de Narbona y
Esteban de Cuneo


(† 1391) sacerdotes y mártires de la Primera Orden.


Canonizados por a Pablo VI el 21 de junio de 1970.

Nicolás Tavelic (1340-1391) es el primer croata canonizado. Su figura se destaca grandemente en el ambiente de su tiempo. Nació hacia 1340 en la ciudad dálmata de Sebenic. Siendo adolescente entró en la Orden de Hermanos Menores y ya sacerdote fue enviado como misionero a Bosnia, donde se prodigó por cerca de 12 años por la conversión de los Bogomiles, patarenos balcánicos, junto con Deodato de Rodez. Hacia 1384 ambos se dirigieron a Palestina, donde se juntaron con otros dos cohermanos, Pedro de Narbona y Esteban de Cuneo. Todos cuatro entregaron su vida como mártires de Cristo.

Nicolás y los tres cohermanos, permanecieron en Jerusalén en el convento de San Salvador, en estudio y oración. Después de larga meditación, Nicolás proyectó una empresa audaz. La empresa estaba en el espíritu de San Francisco, movido por el Espíritu Santo, por el celo de la fe y por el deseo del martirio. Se trataba de anunciar públicamente en Jerusalén ante los musulmanes principales la doctrina de Cristo.

Deodato († 1391) nació en una ciudad francesa que en los textos originales latinos de la mayor parte de los autores es llamada "Ruticinium", identificada con la actual ciudad de Rodez, sede episcopal. Todavía joven se hizo hermano menor y fue ordenado sacerdote en la Provincia franciscana de Aquitania.

En los años 1372‑1373, el vicario general Padre Bartolomé de la Verna había hecho un llamamiento para conseguir religiosos para una particular expedición misionera a Bosnia. Una bula de Gregorio XI del 22 de junio presentaba en aquel momento buenas perspectivas para el progreso en la verdadera fe de aquellas zonas devastadas por la herejía de los Bogomiles, una secta hereje de fuerte tinte maniqueo, que a los errores dogmáticos unía en sus principales representantes una rígida austeridad de vida.

A Deodato de Rodez lo encontramos en este campo de actividad, en compañía de Nicolás Tavelic. Fue a Bosnia para responder al deseo del Vicario general y del Papa Gregorio XI, en las mismas circunstancias en que fue Nicolás de Tavelic. De este encuentro entre los dos santos nace una fraternal e íntima amistad, que los sostiene por doce largos años en medio de dificultades y fatigas comparables a las de los grandes misioneros de la Iglesia. Una relación pormenorizada, la "Sibenicensis" describe esta venturosa expedición apostólica de Bosnia junto con la relación de su martirio.

Hacia 1384 ambos se trasladaron a Palestina, donde encontraron otros dos cohermanos: Pedro de Narbona y Esteban de Cuneo, con quienes compartieron las actividades apostólicas y la palma del martirio.

Pedro de Narbona, de la provincia de los Hermanos Menores de Provenza, por varios años adhirió a la reforma surgida para una mejor observancia de la regla de San Francisco, reforma iniciada en 1368 en Umbría por el Beato Paoluccio Trinci. En poco tiempo se difundió en la Umbría, las Marcas, tanto que en 1373 contaba con una decena de eremitorios. Era un movimiento de fervor que tendía a renovar la forma primitiva de la vida franciscana, especialmente en el ideal de la pobreza y en el ejercicio de la piedad. Que Pedro de Narbona haya llegado de Francia meridional a los eremitorios umbros, es indicio del fervor religioso de su espíritu y esto proyecta una luz singular sobre toda su vida precedente a su permanencia en Jerusalén.

Esteban nació en Cuneo en el Piamonte y se hizo Hermano Menor en Génova, en la provincia religiosa de la Liguria. Durante ocho años trabajó activamente en Córcega, como miembro de la vicaría franciscana corsa. Podemos decir que de este modo hizo un buen noviciado apostólico. Pasó luego como misionero a Tierra Santa, donde el 14 de noviembre de 1391 selló con el martirio la predicación evangélica. Junto con los tres compañeros, quería demostrar que el islamismo no es la verdadera religión. Cristo Hombre‑Dios, no Mahoma, era el enviado de Dios para salvar a la humanidad.


El 11 de noviembre de 1391 después de intensa preparación los cuatro misioneros realizaron su proyecto. Salieron juntos del convento llevando cada uno un papel o pliego escrito en latín y en árabe. Se dirigieron a la mezquita, pero mientras querían entrar fueron impedidos. Interrogados por los musulmanes qué querían, respondieron: "Queremos hablar con el Cadi para decirle cosas muy útiles y saludables para sus almas". Les respondieron: "La casa del cadi no es aquí, vengan con nosotros y se la mostraremos".

Cuando llegaron a su presencia, abrieron los papeles y los leyeron, explicándoselos y presentando con firmeza sus propias razones. Dijeron: "Señor cadi y todos ustedes aquí presentes, les pedimos que escuchen nuestras palabras y pongan mucha atención a las mismas, porque todo lo que les vamos a decir es muy provechoso para ustedes, es verdadero, justo, libre de todo engaño y muy útil para el alma de todos aquellos que quieran ponerlo en práctica". Luego hicieron una prolongada relación que ilustraba la verdad del mensaje evangélico de Cristo, el único en quien está la salvación y demostraron la falsedad de ley de Mahoma. Se reunió una enorme turba de mahometanos, primero asombrados, luego irritados, finalmente hostiles. Nunca se habían oído ante una turba de musulmanes semejantes afirmaciones contra el Corán y contra el islamismo. Al oír este discurso pronunciado con fervor de espíritu por los cuatro Hermanos, el Cadí y todos los presentes se airaron grandemente. Comenzaron a llegar innumerables musulmanes.

El Cadi entonces dirigió la palabra a los cuatro religiosos en estos términos: "¿Esto lo han dicho ustedes en pleno conocimiento y libertad, o en un momento de exaltación fanática, sin el control de la razón como tontos o locos? ¿Han sido enviados a hacer esto por el Papa de ustedes, o por algún rey cristiano?". A tal pregunta los religiosos respondieron: "Nosotros hemos venido aquí enviados por Dios. Por tanto si ustedes no creen en Jesucristo y no se bautizan, no tendrán la vida eterna". Fueron condenados a muerte y el 14 de noviembre de 1391 fueron asesinados, despedazados y quemados.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Juan Liccio (Licci), Beato Dominico, 14 de Noviembre  

Juan Liccio (Licci), Beato

Nació en 1400, en Cáccamo, Sicilia, en el seno de una familia de pobres labradores. Su madre murió en el alumbramiento. Desde entonces y durante sus 111 años de vida, estuvo plagada de hechos milagrosos.

Su padre tenía que trabajar en el campo, y se vio forzado a dejar al niño solo. Ante el llanto del pequeño, una vecina lo tomó y se lo llevó a su casa, poniéndolo en la misma habitación en donde yacía su marido paralítico, que fue instantáneamente curado. La mujer le contó al padre de Juan el milagro, pero éste, disgustado porque su vecina había tomado al niño sin su permiso, no le prestó atención, y se lo llevó a su casa. Apenas el niño dejó la casa de la vecina, le su marido se vio nuevamente atacado por la parálisis; cuando Juan retornó, el hombre recuperó el movimiento. Hasta el padre del niño tomó esto como una señal del cielo, y permitió que los vecinos lo cuidaran.

Antes de cumplirlos los diez años, Juan recitaba el Oficio Divino. A los 15, durante un viaje a Palermo, en la iglesia de Santa Zita Juan se confesó con el Beato Pedro Jeremías quien le sugirió que considerara entrar en la vida religiosa. Pese a no considerarse apto, Juan siguió su consejo, entrando en loa Orden Dominica en 1415, llevando el hábito durante 96 años, lapso de tiempo no superado hasta ahora por ningún otro miembro de la Orden.

Fundó el convento de Santa Zita en Caccamo. Faltando dinero para la construcción, mientras oraba pidiendo consejo, se le apareció un ángel que le dijo: "construye en los cimientos de lo que ya está construido". Al día siguiente, en el bosque cercano encontró la construcción abandonada de la iglesia Santa María de los Ángeles, presumiendo que ese era el lugar indicado por el Ángel, comenzó la construcción allí, durante la cual muchas dificultades fueron resueltas de forma milagrosa.

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Fuente: Vatican.va
María Luisa Merkert, Beata Cofundadora, 14 de noviembre  

María Luisa Merkert, Beata

Cofundadora de la Congregación
de Religiosas de Santa Isabel

Martirologio Romano: En Nysa, Polonia, beata María Luisa Merkert, cofundadora y primera superiora general de la Congregación de las Religiosas de Santa Isabel (1872).

 

Nació el 21 de septiembre de 1817 en Nysa, en Silesia de Opole (entonces diócesis de Breslavia), en el seno de una familia muy católica de la burguesía. Era la segunda hija de Carlos Antonio Merkert y María Bárbara Pfitzner. En el bautismo le pusieron los nombres de María Luisa. Sus padres y su hermana pertenecían a la Cofradía del Santo Sepulcro. Su padre murió cuando ella tenía un año. Su madre influyó mucho en la inclinación de sus dos hijas, María Luisa y Matilde, al servicio caritativo de los necesitados y a la vocación a la vida religiosa.

A la muerte de su madre, acaecida en 1842, decidió dedicarse totalmente a los pobres, a los enfermos y a los abandonados. Aconsejada por su confesor, junto con su hermana Matilde y con Francisca Werner, se unió a Clara Wolff, joven virtuosa y terciaria franciscana, que había decidido servir a los enfermos y a los pobres a domicilio. Comenzaron la actividad caritativa en Nysa el 27 de septiembre de 1842. Se prepararon para dar ese paso con la confesión, la comunión y un acto de consagración al Sacratísimo Corazón de Jesús. El presbítero Francisco Javier Fischer les dio la bendición. A partir de entonces, María cumplía diariamente los compromisos asumidos, asistiendo a los enfermos y a los pobres en sus casas y recogiendo limosnas para los necesitados. El 8 de mayo de 1846 murió su hermana Matilde, que se había contagiado de tifus mientras cuidaba a los enfermos.

María Merkert, con Clara Wolff, se dirigió a las Hermanas de la Misericordia de San Carlos Borromeo en Praga, para un período de noviciado, trabajando como enfermera en los hospitales de Podole, Litomierzyce y Nysa. Notando que estas religiosas consideraban secundaria la asistencia de los enfermos a domicilio, dejó su noviciado el 30 de junio de 1850, si bien la formación recibida en ese período le sirvió de mucho. No faltaron incomprensiones, pero María pudo dedicarse totalmente al proyecto original de la asistencia a domicilio de los enfermos, los pobres y los más necesitados.

El 19 de noviembre de 1850, fiesta de santa Isabel de Hungría, María Merkert y Francisca Werner, llenas de confianza en Dios, reemprendieron en Nysa la actividad caritativa-apostólica, escogiendo a santa Isabel, llena de amor a Dios y a los indigentes, por patrona de la comunidad naciente. Nueve años más tarde, el 4 de septiembre de 1859, la Asociación de santa Isabel recibió la aprobación por parte del obispo de Breslavia. El 15 de diciembre sucesivo se celebró el primer capítulo general, que eligió a María Merkert como superiora general. El 5 de mayo de 1860, María, junto con otras veinticinco religiosas hizo los votos de castidad, pobreza y obediencia, a los que añadieron un cuarto voto de servir a los enfermos y necesitados. En los años 1863-1865 construyó en Nysa la casa madre de la congregación; el instituto obtuvo el reconocimiento jurídico estatal en 1864. El 7 de junio de 1871, el Papa Pío IX le concedió el "Decretum laudis"; y León XIII le otorgó la aprobación definitiva en 1887.

El amor a Dios impulsaba a María al amor al prójimo, en favor del cual gastó todas sus energías hasta la muerte. La asistencia a los enfermos y abandonados en sus domicilios no distraía a la sierva de Dios de la vida de oración, pues en su relación íntima con el Señor y en la filial devoción al Sacratísimo Corazón de Jesús encontraba la fuerza para su obra caritativa; sentía también una gran devoción a la Virgen, a la que tenía como modelo de fe y mediadora.

Se preocupaba mucho por sus religiosas, a las que instruía intelectual y espiritualmente en un espíritu de humildad profunda. En sus veintidós años de gobierno, formó a casi quinientas hermanas y fundó noventa casas, distribuidas en nueve diócesis y en dos vicariatos apostólicos. La llamaban "la querida madre de todos" y "la samaritana de Silesia".

Murió con fama de santidad el 14 de noviembre de 1872 y esa fama fue aumentando después de su muerte. Juan Pablo II promulgó el decreto sobre sus virtudes heroicas el 20 de diciembre de 2004; y Benedicto XVI firmó el decreto sobre el milagro el 1 de junio de 2007.

Fue beatificada el 30 de septiembre de 2007.

 

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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