JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Lucas 14, 15-24
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, uno de los que estaban          sentados a la mesa con Jesús le          dijo:
          "¡Dichoso aquél que participe en el banquete del Reino de Dios!"
          Entonces Jesús le dijo: 
          "Un hombre preparó un gran banquete y convidó a muchas personas;          cuando          llegó la hora del 
          banquete mandó un criado suyo a avisarles a los invitados que          vinieran, porque          ya todo estaba 
          listo. Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. Uno          le dijo: 
          "Compré un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me          disculpesÞ. 
          Otro le dijo: 
          "Compré cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego que          me          disculpesÞ. 
          Y otro más le dijo: 
          "Acabo de casarme y por eso no puedo irÞ.
          Volvió el criado y le contó todo al amo. Entonces éste
          se enojó y le dijo al criado: 
          "Sal corriendo a las plazas y a las calles de la ciudad y trae a          mi casa a          los pobres, a los lisiados, 
          a los ciegos y a los cojosÞ.
          Cuando regresó el criado, le dijo: 
          ÞSeñor, hice lo que ordenaste y todavía hay lugarÞ. 
          Entonces el amo respondió: 
          ÞSal a los caminos y a las veredas; insísteles a todos para que          vengan y se          llene mi casa. 
          Yo les aseguro que ninguno de los primeros invitados participará          de mi          banquete'Þ".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
mar          31a. Ordinario año impar
      Antífona de Entrada
      Vi al              Señor sentado en un trono excelso; lo adoraban una multitud              de ángeles que              cantaban a una sola voz: "Este es aquél cuyo poder permanece              eternamente".
Oración            colecta
      Escucha, Señor, con            bondad, las súplicas de tu pueblo,            y concédenos luz para conocer tu 
            voluntad y fortaleza para cumplirla.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      Todos y              cada uno somos miembros los unos de los otros
Lectura              de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 12, 5-16a
Hermanos: Todos nosotros,            aun siendo muchos, formamos un solo cuerpo unidos a Cristo, y            
            todos y cada uno somos miembros los unos de los otros. Pero            tenemos dones            diferentes, según 
            la gracia concedida a cada uno. 
            El que tenga el don de profecía, que lo ejerza de acuerdo con            la fe; el que            tenga el don de 
            servicio, que se dedique a servir; el que enseña, que se            consagre a enseñar; el            que exhorta, 
            que se entregue a exhortar. El que da, hágalo con sencillez;            el que preside,            presida con solicitud; 
            el que atiende a los necesitados, hágalo con alegría.
            Que el amor de ustedes sea sincero; aborrezcan el mal y            practiquen el bien. Ámense            
            cordialmente los unos a los otros, como buenos hermanos; que            cada uno estime a            los otros más 
            que a sí mismo. En el cumplimiento de su deber, no sean            negligentes y mantengan            un espíritu 
            fervoroso al servicio del Señor. Que la esperanza los mantenga            alegres, sean            constantes en la 
            tribulación y perseverantes en la oración; ayuden a los            hermanos en sus            necesidades y 
            esmérense en la hospitalidad.
            Bendigan a los que los persiguen; bendíganlos, no los            maldigan. Alégrense con            los que se 
            alegran; lloren con los que lloran. Que reine la concordia            entre ustedes. No            sean, pues, altivos; 
            más bien pónganse al nivel de los humildes.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Del              salmo 130
Dame,              Señor, la paz junto a ti.
Señor,            mi corazón no es ambicioso ni mis ojos soberbios; grandezas            que superen mis            alcances no pretendo.
            Dame, Señor, la paz junto a ti.
Estoy,            Señor, por lo contrario, tranquilo y en silencio; como niño            recién amamantado            en los brazos maternos.
            Dame, Señor, la paz junto a ti.
Que igual            en el Señor esperen los hijos de Israel ahora y siempre.
            Dame, Señor, la paz junto a ti.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la            carga y yo los            aliviaré, dice el 
            Señor. 
            Aleluya.
Evangelio
      Sal a los caminos y a las              veredas; insísteles a todos para que vengan y se llene mi              casa
† Lectura del santo              Evangelio según san Lucas 14, 15-24
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, uno de los            que estaban sentados a la mesa con Jesús le dijo:
            "¡Dichoso aquél que participe en el banquete del Reino de            Dios!"
            Entonces Jesús le dijo: 
            "Un hombre preparó un gran banquete y convidó a muchas            personas; cuando            llegó la hora del 
            banquete mandó un criado suyo a avisarles a los invitados que            vinieran, porque            ya todo estaba 
            listo. Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse.            Uno le dijo: 
            "Compré un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me            disculpesÞ. 
            Otro le dijo: 
            "Compré cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego que            me            disculpesÞ. 
            Y otro más le dijo: 
            "Acabo de casarme y por eso no puedo irÞ.
            Volvió el criado y le contó todo al amo. Entonces éste
            se enojó y le dijo al criado: 
            "Sal corriendo a las plazas y a las calles de la ciudad y trae            a mi casa a            los pobres, a los lisiados, 
            a los ciegos y a los cojosÞ.
            Cuando regresó el criado, le dijo: 
            ÞSeñor, hice lo que ordenaste y todavía hay lugarÞ. 
            Entonces el amo respondió: 
            ÞSal a los caminos y a las veredas; insísteles a todos para            que vengan y se            llene mi casa. 
            Yo les aseguro que ninguno de los primeros invitados            participará de mi            banquete'Þ".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las ofrendas
      Acepta, Señor, el sacrificio            que vamos a ofrecerte, y, por sus méritos, escucha nuestras            filiales 
            oraciones y santifica toda nuestra vida.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio            
      La salvación por Cristo
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre            y en todo 
            lugar,
            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
            Pues por amor creaste al hombre, y, aunque condenado            justamente, lo redimiste            por tu 
            misericordia, por Cristo nuestro Señor.
            Por Él, los ángeles y arcángeles, y todos los coros            celestiales celebran tu            gloria, unidos en 
            común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando            humildemente tu            alabanza:
Antífona de la comunión
      Señor,              en ti está la fuente de la vida, y tu luz nos hace ver la              luz.
Oración después de la comunión
      A quienes            has alimentado con tus sacramentos, concédeles, Dios            Todopoderoso, servirte con            
            una vida que te sea agradable.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
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† Meditación diaria
31ª semana. Martes
SOLIDARIDAD CRISTIANA
— Miembros de un          mismo Cuerpo.
— La unión en la          caridad.
— La unión en la fe.          Apostolado.
I. El Señor ha          querido asociarnos a Él con los más apretados lazos, con nudos          tan estrechos          como aquellos que atan a los miembros de un cuerpo vivo. San          Pablo nos enseña          en una de las lecturas de la Misa1 que siendo            muchos formamos un            solo cuerpo en Cristo, siendo todos miembros los unos de los            otros. Cada          cristiano, conservando su propia vida, está insertado en la          Iglesia con          vínculos vitales muy íntimos. El Cuerpo Místico de Cristo, la          Iglesia, es algo          inmensamente más trabado y compacto que un cuerpo moral, algo          más sólido que          cualquier grupo humano. La misma Vida, la Vida de Cristo, corre          por todo el          Cuerpo, y mucho dependemos unos de otros. El más pequeño dolor          lo acusa el ser          entero, y todo el cuerpo trabaja en la reparación de cualquier          herida. "Volvemos          a encontrar en las palabras de Pablo el eco fiel de las          enseñanzas del mismo          Jesús, que nos ha revelado la misteriosa unidad de sus          discípulos con Él y          entre sí, presentándola como imagen y prolongación de aquella          arcana comunión          que liga el Padre al Hijo y el Hijo al Padre en el vínculo          amoroso del Espíritu          (cfr. Jn 17, 21). Es la misma unidad de la que habla          Jesús con la imagen          de la vid y de los sarmientos: Yo soy la vid, vosotros los            sarmientos (Jn          15, 5); imagen que da luz no solo para comprender la profunda          intimidad de los discípulos          con Jesús, sino también la comunión vital de los discípulos          entre sí: todos son          sarmientos de la única Vid"2.
Cada fiel cristiano,          con sus obras buenas, con su empeño por estar más cerca del          Señor, enriquece a          toda la Iglesia, a la vez que hace suya la riqueza común. "Esta          es la Comunión            de los Santos que profesamos en el Credo; el bien          de todos se          convierte en el bien de cada uno, y el bien de cada uno se          convierte en el bien          de todos"3.
De una manera          misteriosa pero real, con nuestra santidad personal estamos          contribuyendo a la          vida sobrenatural de todos los miembros de la Iglesia. El          cumplimiento del          deber diario, la enfermedad, la oración... son una continua          fuente de méritos          sobrenaturales para nuestros hermanos. "Si tú oras por todos,          también la          oración de todos te aprovechará a ti, pues tú formas parte del          todo. De esta          manera obtendrás un gran beneficio, pues la oración de cada          miembro del Pueblo          se enriquece con la oración de los demás"4. La          meditación de esta          verdad, ¿nos mueve a vivir mejor el día de hoy, con más amor,          con más entrega?
II. Cada uno de          nosotros hemos de sentir la responsabilidad personal de aportar          –con nuestro          empeño por ser mejores, con el ejercicio de las virtudes– nueva          savia a los          miembros del Cuerpo Místico de Cristo, y a la humanidad entera.          Todos los días,          "cada uno sostiene a los demás y los demás le sostienen a él"5.          Por          eso, no son del todo exactas "esas formas de discurrir, que          distinguen las          virtudes personales de las virtudes sociales. No cabe virtud          alguna que pueda          facilitar el egoísmo; cada una redunda necesariamente en bien de          nuestra alma y          de las almas de los que nos rodean (...). Todos hemos de          sentirnos solidarios          y, en el orden de la gracia, estamos unidos por los lazos          sobrenaturales de la          Comunión de los Santos"6.
San Pablo, después de          indicar los diversos carismas, las gracias particulares que Dios          otorga para          servicio de los demás, señala el gran don común a todos, que es          la caridad, con          la que cada día podemos sembrar tanto bien a nuestro alrededor,          amándoos de            corazón unos a otros con el amor fraterno, honrando cada uno a            los otros más            que a sí mismo; diligentes en el deber, fervorosos en el            espíritu, servidores            del Señor; alegres en la esperanza, pacientes en la            tribulación; en la oración            constantes; compartiendo las necesidades de los santos,            procurando practicar la            hospitalidad.
Quizá pensemos en          alguna ocasión que no tenemos dotes excepcionales para ayudar a          los demás, que          carecemos de medios...; sin embargo, la caridad, participación          en el amor de          Cristo por sus hermanos, está al alcance de todos los que siguen          al Maestro.          Todos los días damos mucho y recibimos mucho. Nuestra vida es un          intercambio          continuo en lo humano y en lo sobrenatural. ¡Qué grato es al          Señor cuando          nosotros al ver una rotura en ese tejido finísimo que componemos          los miembros          de la lglesia, procuramos repararla con amor, con desagravio!          ¡Cómo se alegra          cuando nos ve compartir, hacer nuestras, las necesidades de            los santos!          No existe flaqueza ni virtud solitaria. Lo bueno y lo malo          tienen efectos          centuplicados en los demás. Sembramos un grano de trigo en la          tierra y brota          una espiga, buena o mala según la semilla que esparcimos. Si          caminamos con          firmeza hacia Cristo, nuestros amigos corren. Si flaqueamos,          quizá ellos se          detengan. "Todo lo bueno y santo que emprende un individuo          –enseña el Catecismo          Romano– repercute en bien de todos, y la caridad es la que          permite les          aproveche, pues esta virtud no busca su propio provecho"7.          No          dejemos de sembrar; nuestra vida es en realidad una gran siembra          en la que nada          se pierde. Son incontables las oportunidades de hacer el bien,          de enriquecer a          los hombres, de aumentar el Cuerpo Místico de Cristo. No          desaprovechemos las          ocasiones, no esperemos grandes momentos que quizá nunca lleguen          a presentarse.
III. Al crearnos,          Dios nos hizo a los hombres hermanos, necesitados unos de otros          en la vida          familiar y social. Y también mantuvo esta complementariedad en          el plano          sobrenatural. La Trinidad Beatísima ha querido salvar a los          hombres a través de          los hombres y propagar la fe por medio de ellos. A través del          apostolado          personal de los cristianos, que se encuentran en el mundo, en          las situaciones          más variadas (en el hogar, en una peluquería, en el comercio, en          la banca, en          el Parlamento...), "la irradiación del Evangelio puede hacerse          extremadamente          capilar, llegando a tantos lugares y ambientes como son aquellos          ligados a la          vida cotidiana y concreta de los laicos. Se trata, además, de          una irradiación constante,          pues es inseparable de la continua coherencia de la vida          personal con la fe; y          se configura también como una forma de apostolado          particularmente incisiva,          ya que al compartir plenamente las condiciones de vida y de          trabajos, las          dificultades y esperanzas de sus hermanos, los fieles laicos          pueden llegar al          corazón de sus vecinos, amigos o colegas, abriéndolo al          horizonte total, al          sentido pleno de la existencia humana: la comunión con Dios y          entre los hombres"8.          Cada miembro trabaja para el mejor rendimiento de todo el          cuerpo, y encender la          fe de otros, o avivarla si estaba en sus cenizas, es el mayor          bien que podemos          comunicar. "Ansí me acaece –escribe Santa Teresa– que, cuando en          la vida de los          santos leemos que convirtieron almas, mucha más devoción me hace          y más ternura          y más envidia que todos los martirios que padecen (por ser esta          la inclinación          que Dios me ha dado), pareciéndome que precia más un alma que          por nuestra          industria y oración le ganásemos mediante su misericordia, que          todos los          servicios que le podamos hacer"9.
Si con el ejemplo y          la palabra acercamos a otros a Cristo, no permaneceremos          indiferentes a sus          necesidades corporales: ¡Tanta ignorancia, tanta miseria, tanta          soledad...! El          trato diario con el Señor llenará nuestro corazón, cada vez más,          de          misericordia y de generosidad para compartir lo mucho o lo poco          que tengamos:          el talento, el tiempo, los bienes materiales, la alegría... Si          no está en          nuestras manos remediar esos males, al menos sentirán el calor          de nuestra          amistad, de nuestro empeño por ayudarles. No dejaremos solos a          los enfermos, a          los impedidos, a quien lleva una carga superior a sus fuerzas...          Aunaremos          nuestros esfuerzos con otros cristianos y con los hombres de          buena voluntad en          orden al bien común, superando posiciones partidistas que          separan y enfrentan.          Así imitaremos a los primeros cristianos, que con su amor, y          muchas veces con          sus escasos medios materiales para ayudar a los demás,          asombraron al mundo          pagano porque hicieron realidad el mandato de Jesucristo: un            precepto nuevo            os doy: que os améis los unos a los otros; como Yo os he            amado, amaos también            unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos,            si os tenéis            amor entre vosotros10. El amor es ingenioso y          suple, cuando es          preciso, la escasez de tiempo, de medios económicos, de          posibilidades humanas.
1 Primera lectura.          Año I. Rom 12, 5-16. — 2 Juan Pablo II, Exhort.          Apost. Christifideles            laici, 30-XII-1988, 12. — 3 Ibídem, 28. —          4 San          Ambrosio, Tratado sobre Caín y Abel, 1. — 5 San          Gregorio Magno, Homilías            sobre Ezequiel, 2, 1, 5. — 6 San Josemaría          Escrivá, Amigos de            Dios, 76. — 7 Catecismo Romano, I, 10, n. 23. —          8 Juan          Pablo II, loc. cit., 28. — 9 Santa Teresa, Libro            de las            Fundaciones, 1, 7. — 10 Jn 13, 34-35.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Bernard            Lichtenberg, Beato Sacerdote Mártir,          Noviembre 5   
              
 Sacerdote y Mártir Martirologio Romano: En la aldea de                      Hof, en Alemania, beato Bernardo Lichtenberg,                      presbítero y mártir, que al ver pisoteada la                      dignidad de Dios y de los hombres, no cesaba de orar                      en público por los judíos inhumanamente torturados y                      detenidos por los nazis, y por eso fue también                      apresado y destinado al campo de concentración de                      Dachau, donde, destrozado por los malos tratos pero                      impávido, dio su vida por Cristo (1943).  |           
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Fuente:  ar.geocities.com/misa_tridentina04          
          Gomidas Keumurjian (Cosme de Carboniano), Beato Mártir,          Noviembre 5            
              
 Sacerdote y Mártir Martirologio Romano: En                      Constantinopla, beato Gómidas Keumurgian (Cosme de                      Carboniano), presbítero y mártir, que, siendo padre                      de familia, nacido y ordenado en la Iglesia de                      Armenia, por mantener firmemente y propagar la fe                      católica profesada en el Concilio de Calcedonia,                      padeció enormemente y finalmente murió degollado                      mientras recitaba el símbolo niceno (1707).  |           
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Fuente:          Planalfa.es 
          Guido Maria Conforti, Beato Obispo y Fundador, Noviembre          5   
              
 Obispo y Fundador Martirologio Romano: En Parma, de                      Italia, beato Guido María Conforti, obispo y buen                      pastor, siempre en vela por la defensa de la Iglesia                      y de la fe de su pueblo, el cual, movido por el                      anhelo de la evangelización de los pueblos, fundó la                      Pía Sociedad de San Francisco Javier (1931).  |           
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Fuente:          ACI Prensa 
          Maria Carmela Viel Ferrando, Beata Mártir, Noviembre 5          
              
 Virgen y Mártir Martirologio Romano: En El Soler,                      cerca de Valencia, también en España, beata María                      del Carmen Viel Ferrando, virgen y mártir, que en la                      misma persecución llevó a cabo una lucha gloriosa                      (1936).  |           
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Fuente:          Vatican.va 
          Gregorio (Hryhorij) Lakota, Beato Obispo y mártir, 5 de          noviembre          
              
 Obispo y Mártir Martirologio Romano: En el campo de                      concentración de la ciudad de Abez, en la Siberia                      rusa, beato Gregorio Lakota, obispo de Przemysl y                      mártir, que al ver despreciada la fe de su patria                      por los perseguidores, superó los tormentos                      corporales muriendo intrépidamente por Cristo                      (1950).  |           
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Fuente:          Archidiócesis de Madrid 
          Zacarías e Isabel, Santos Padres de Juan el Bautista,          Noviembre 5          
              
 Padres de Juan el Bautista Martirologio Romano: Conmemoración de                      los santos Zacarías e Isabel, padres de san Juan                      Bautista, Precursor del Señor. Isabel, al recibir a                      su pariente María en su casa, llena de Espíritu                      Santo saludó a la Madre del Señor como bendita entre                      todas las mujeres, y Zacarías, sacerdote lleno de                      espíritu profético, ante el hijo nacido alabó a Dios                      redentor y predicó la próxima aparición de Cristo,                      Sol de Oriente, que procede de lo Alto.  |           
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Fuente:          Martirologio Romano 
          Otros Santos y Beatos Completando el santoral de éste          día, Noviembre 5            
Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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