JMJ
Pax
Lectura del santo Evangelio según san            Mateo 17, 14-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando llegaban a donde          estaba la gente, se acercó un          hombre, que se arrodilló ante Jesús, diciendo:
"¡Señor, ten compasión de mi hijo que tiene          ataques y está muy mal!          Muchas veces se cae al fuego y otras al agua; lo he traído a tus          discípulos,          pero no han podido sanarlo".
Jesús respondió:
"¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta          cuándo tendré que estar          con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo          aquí".
Jesús ordenó salir al demonio y éste salió          del muchacho, que sanó en el          acto. Después los discípulos se acercaron en privado a Jesús y          le preguntaron:
"¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?"
El les dijo:
"Porque tiene poca fe; les aseguro que si          tuvieran una fe del          tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña:          "Trasládate          allá" y se trasladaría; nada les sería imposible".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
sab          18a. Ordinario año Par
      Antífona de Entrada
      Piedad              de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día, porque              tú, Señor, eres              bueno y clemente, rico en misericordia con los que te              invocan.
Oración            Colecta
      Oremos:
Dios todopoderoso, de            quien procede todo bien, siembra            en nuestros corazones el amor de tu nombre, para que, haciendo            más religiosa            nuestra vida, aumentes el bien en nosotros y con solicitud            amorosa lo            conserves.
Por nuestro Señor            Jesucristo...
Amén.
Primera            Lectura
      El              justo vivirá por su fe
Lectura              del libro el profeta Habacuc 1, 12-17; 2, 1-4
¿No eres tú, Señor, desde            antiguo mi Dios, mi santo? ¡No moriremos! Tú has puesto a ese            pueblo, Señor,            para que se respete el derecho, lo has establecido, oh Roca,            como advertencia.            Tú que tienes los ojos demasiado puros para mirar el mal y la            opresión te            resulta insoportable. ¿Cómo puedes contemplar en silencio a            los traidores,            soportar al malvado que devora a quien es mejor que él?
Tratas a los hombres como            peces del mar, como a reptiles que no tienen dueño. El opresor            los atrapa con            el anzuelo, los arrastra en su red, los recoge con su malla,            se alegra y se            regocija. Por eso rinde culto a sus artes de pesca, porque,            gracias a ellas, su            pesca es abundante y sabrosa su comida. ¿Seguirá utilizando            sus redes, asesinando            sin piedad a los pueblos?
Voy a colocarme en mi puesto            de guardia, estaré de pie sobre la muralla, atento para oír lo            que el Señor me            dice, lo que responde a mi queja. Y el Señor me respondió:
"Escribe la visión,            grábala en tablillas, para que se lea con claridad, porque la            visión tardará en            cumplirse, pero camina hacia su fin y no fallará; aunque            parezca tardar,            espérala; pues se cumplirá en su momento. El soberbio no            durará, pero el justo            vivirá por su fidelidad".
Palabra de Dios.
Te              alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal 9,              8-9.10-11.12-13
El              Señor no abandona al que lo busca.
El            Señor reina por siempre y establece su trono para el juicio;            juzga al mundo con            justicia y gobierna a los pueblos con rectitud.
El              Señor no abandona al que lo busca.
El            Señor es un refugio para el oprimido, un refugio en momentos            de angustia. Los            que conocen tu nombre confían en ti, porque tú nunca abandonas            a quien te            busca, Señor.
El              Señor no abandona al que lo busca.
Canten            al Señor, que habita en Sión, cuenten entre los pueblos sus            hazañas; porque el            vengador de los inocentes se acuerda de ellos y no olvida el            grito de los            humildes.
El              Señor no abandona al que lo busca.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, Aleluya.
Jesucristo, nuestro            salvador, ha vencido la muerte y            ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio. 
Aleluya.
Evangelio
      Si ustedes tienen fe, nada              será imposible
Lectura del santo Evangelio              según san Mateo 17, 14-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando            llegaban a donde estaba la gente, se acercó un hombre, que se            arrodilló ante            Jesús, diciendo:
"¡Señor, ten compasión            de mi hijo que tiene ataques y está muy mal! Muchas veces se            cae al fuego y            otras al agua; lo he traído a tus discípulos, pero no han            podido sanarlo".
Jesús respondió:
"¡Generación incrédula            y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta            cuándo tendré            que soportarlos? Tráiganmelo aquí".
Jesús ordenó salir al            demonio y éste salió del muchacho, que sanó en el acto.            Después los discípulos            se acercaron en privado a Jesús y le preguntaron:
"¿Por qué nosotros no            pudimos expulsarlo?"
El les dijo:
"Porque tiene poca fe;            les aseguro que si tuvieran una fe del tamaño de un grano de            mostaza, dirían a            esta montaña: "Trasládate allá" y se trasladaría; nada les            sería            imposible".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      El amor y la gracia de tu            Hijo, hecho hombre por nosotros, sea nuestro socorro, Señor; y            el que al nacer            de la Virgen no menoscabó la integridad de su Madre, sino que            la santificó, nos            libre del peso de nuestros pecados y vuelva así aceptable            nuestra ofrenda            delante de tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro            Señor.
Amén.
Prefacio            
      La Iglesia alaba a Dios con              las palabras de María 
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, Señor,            y proclamar que            eres admirable en la perfección de tus santos, y de un modo            singular en la            perfección de la bienaventurada Virgen María.
Por eso, al celebrarla hoy,            queremos exaltar tu generosidad inspirados en su propio            cántico, pues en verdad            has hecho maravillas por toda la tierra, y prologaste tu            misericordia de            generación en generación, cuando, complacido en la humildad de            tu sierva, nos            diste por su medio al autor de la vida, Jesucristo, tu Hijo,            nuestro Señor.
Por él, 
los ángeles y los arcángeles            te adoran eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos            unirnos a sus voces            cantando tu alabanza:
Antífona de la Comunión
      Dichoso              el vientre de María, la Virgen, que llevó al Hijo del Eterno              Padre.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
Al            recibir estos sacramentos, Señor, imploramos de tu            misericordia que cuantos nos            gozamos en la memoria de María, siempre Virgen, nos            entreguemos como ella al            servicio de tu plan de salvación sobre los hombres.
Por            Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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Santa Teresa Benedicta            de la Cruz (Edith Stein)
PRIMERA              LECTURA
Me            auxiliaste con tu gran misericordia
Lectura del            libro del Eclesiástico 51, 1-8
Te            alabo, mi Dios y salvador, te doy            gracias, Dios de mí padre.
Contaré tu            fama, refugio de mi vida,            porque me has salvado de la muerte, detuviste mi cuerpo ante            la fosa, libraste            mis pies de las garras del abismo, me salvaste del látigo de            la lengua            calumniosa y de los labios que se pervierten con la mentira,            estuviste conmigo            frente a mis rivales.
Me            auxiliaste con tu gran misericordia:            del lazo de los que acechan mi traspié, del poder de los que            me persiguen a            muerte; me salvaste de múltiples peligros: del cerco apretado            de las llamas,            del incendio de un fuego que no ardía, del vientre de un            océano sin agua, de            labios mentirosos e insinceros, de las flechas de una lengua            traidora. Cuando            estaba ya para morir y casi en lo profundo del abismo,. me            volvía a todas            partes, y nadie me auxiliaba, buscaba un protector, y no lo            había. Recordé la            compasión del Señor y su misericordia eterna, que libra a los            que se acogen a            él y los rescata de todo mal.
Palabra de            Dios.
Sal 30,            3cd-4. 6 y 8ab. 16bc-17
R. A tus            manos, Señor, encomiendo mi            espíritu.
Sé la            roca de mi refugio, 
un            baluarte donde me salve, 
tú que            eres mi roca y mi baluarte; 
por tu            nombre dirígeme y guíame. R.
A tus            manos encomiendo mi espíritu; 
tú, el            Dios leal, me librarás. 
Tu            misericordia sea mi gozo y mi            alegría. 
Te has            fijado en mí aflicción. R.
Líbrame de            los enemigos 
que me            persiguen; 
haz            brillar tu rostro sobre tu siervo, 
sálvame            por tu misericordia. R.
EVANGELIO
No tengáis            miedo a los que matan el            cuerpo
Lectura del            santo evangelio según san            Mateo 10, 28-33
En            aquel tiempo, dijo Jesús a sus            apóstoles:
-«No            tengáis miedo a los que matan el            cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede            destruir con el            fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por            unos cuartos? Y, sin            embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro            Padre. Pues            vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por            eso, no tengáis            miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones.
Si uno se            pone de mi parte ante los            hombres, yo también me pondré de su parte ante mí Padre del            cielo, Y si uno me            niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del            cielo.»
Palabra            del Señor.
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† Meditación diaria
18ª semana. Sábado
EL PODER DE LA FE
— La fe capaz de trasladar          montañas. Cada día tienen          lugar en la Iglesia los milagros más grandes.
— Más gracias cuanto          mayores son los obstáculos.
— Fe con obras.
I. Entre una inmensa          muchedumbre que espera a Jesús,          se adelantó un hombre y, puesto de rodillas, le suplicó:            Señor, ten compasión            de mi hijo...1. Es una oración humilde la de          este padre, como          reflejan su actitud y sus palabras. No apela al poder de          Jesucristo sino a su          compasión; no hace valer méritos propios, ni ofrece nada: se          acoge a la          misericordia de Jesús.
Acudir al Corazón          misericordioso de Cristo es ser          oídos siempre: el hijo quedará curado, cosa que no habían          logrado anteriormente          los Apóstoles. Más tarde, a solas, los discípulos          preguntaron al Señor          por qué ellos no habían logrado curar al muchacho endemoniado. Y          Él les            respondió: Por vuestra poca fe. Porque os digo que si            tuvierais fe como un            grano de mostaza, podríais decir a este monte: trasládate de            aquí allá, y se            trasladaría y nada os sería imposible.
Cuando la fe es profunda          participamos de la          Omnipotencia de Dios, hasta el punto de que Jesús llegará a          decir en otro          momento: el que cree en Mí, también hará las obras que Yo            hago, y las hará            mayores que estas, porque Yo voy al Padre. Y lo que pidáis en            mi nombre eso            haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si            pidiereis algo en mi            nombre, Yo lo haré2. Y comenta San Agustín: "No          será mayor que          yo el que en mí cree; sino que yo haré entonces cosas mayores          que las que ahora          hago; realizaré más por medio del que crea en mí, que lo que          ahora realizo por          mí mismo"3.
El Señor dice a los          Apóstoles en este pasaje del          Evangelio de la Misa que podrían "trasladar montañas" de un          lugar a otro,          empleando una expresión proverbial; entre tanto, la palabra del          Señor se cumple          todos los días en la Iglesia de un modo superior. Algunos Padres          de la Iglesia          señalan que se lleva a cabo el hecho de "trasladar una montaña"          siempre que          alguien, con la ayuda de la gracia, llega donde las fuerzas          humanas no          alcanzan. Así sucede en la obra de nuestra santificación          personal, que el Espíritu          Santo va realizando en el alma, y en el apostolado. Es un hecho          más sublime que          el de trasladar montañas y que se opera cada día en tantas almas          santas, aunque          pase inadvertido a la mayoría.
Los Apóstoles y muchos          santos a lo largo de los siglos          hicieron admirables milagros también en el orden físico; pero          los milagros más          grandes y más importantes han sido, son y serán los de las almas          que, habiendo          estado sumidas en la muerte del pecado y de la ignorancia, o en          la mediocridad          espiritual, renacen y crecen en la nueva vida de los hijos de          Dios4.          ""Si habueritis fidem, sicut granum sinapis!" -¡Si tuvierais fe          tan grande como          un granito de mostaza!...
"—¡Qué promesas encierra          esa exclamación del Maestro!"5.          Promesas para la vida sobrenatural de nuestra alma, para el          apostolado, para          todo aquello que nos es necesario...
II. Señor, ¿por qué no            hemos podido curar al            muchacho? ¿Por qué no hemos podido hacer el bien en tu          nombre? San Marcos6,          y muchos manuscritos en los que se recoge el texto de San Mateo,          añade estas          palabras del Señor: Esta especie (de demonios) no            puede expulsarse            sino por la oración y el ayuno.
Los Apóstoles no pudieron          librar a este endemoniado          por falta de la fe necesaria; una fe que había de expresarse en          oración y          mortificación. Y nosotros también nos encontramos con gentes que          precisan de          estos remedios sobrenaturales para que salgan de la postración          del pecado, de          la ignorancia religiosa... Ocurre con las almas algo semejante a          lo que sucede          con los metales, que funden a diversas temperaturas. La dureza          interior de los          corazones necesita, según los casos, mayores medios          sobrenaturales cuanto más          empecinados estén en el mal. No dejemos a las almas sin remover          por falta de            oración y de ayuno.
Una fe tan grande como un          grano de mostaza es capaz de          trasladar los montes, nos enseña el Señor. Pidamos muchas veces          a lo largo del          día de hoy, y en este momento de oración, esa fe que luego se          traduce en abundancia          de medios sobrenaturales y humanos. Esta es la victoria que            vence al mundo:            nuestra fe7. "Ante ella caen los montes, los          obstáculos más          formidables que podamos encontrar en el camino, porque nuestro          Dios no pierde          batallas. Caminad, pues, in nomine Domini, con alegría y          seguridad en el          nombre del Señor. ¡Sin pesimismos! Si surgen dificultades, más          abundante llega          también la gracia de Dios; si aparecen más dificultades, del          Cielo baja más          gracia de Dios; si hay muchas dificultades, hay mucha gracia de          Dios. La ayuda          divina es proporcionada a los obstáculos que el mundo y el          demonio opongan a la          labor apostólica. Por eso, incluso me atrevería a afirmar que          conviene que haya          dificultades, porque de este modo tendremos más ayuda de Dios: donde            abundó            el pecado, sobreabundó la gracia (Rom 5, 20)"8.
Las mayores trabas a esos          milagros que el Señor          también quiere realizar ahora en las almas, con nuestra          colaboración, pueden          venir sobre todo de nosotros mismos: porque podemos, con visión          humana,          empequeñecer el horizonte que Dios abre continuamente en amigos,          parientes,          compañeros de trabajo o de estudio, o conocidos. No demos a          nadie por imposible          en la labor apostólica; como tantas veces han demostrado los          santos, la palabra          imposible no existe en el alma que vive de fe verdadera.          "Dios es el de          siempre. —Hombres de fe hacen falta: y se renovarán los          prodigios que leemos en          la Santa Escritura.
"—"Ecce non est abbreviata          manus Domini" —El brazo de          Dios, su poder, no se ha empequeñecido!"9. Sigue          obrando hoy las          maravillas de siempre.
III. Jesucristo pone esta          condición: que vivamos de la          fe, porque después seremos capaces de remover los montes. Y hay          tantas cosas          que remover... en el mundo y, primero, en nuestro corazón.          ¡Tantos obstáculos a          la gracia! Fe, pues; fe con obras, fe con sacrificio, fe con          humildad. Porque          la fe nos convierte en criaturas omnipotentes: y todo cuanto            pidiereis en la            oración, como tengáis fe, lo alcanzaréis (Mt 21,          22)"10.
La fe es para ponerla en          práctica en la vida          corriente. Habéis de ser no solo oyentes de la palabra, sino            hombres que la            ponen en práctica: estote factores verbi et non auditores            tantum11.          Haced, realizad en vuestra vida la palabra de Dios y no os          limitéis a          escucharla, nos exhorta el Apóstol Santiago. No basta con          asentir a la          doctrina, sino que es necesario vivir esas verdades,          practicarlas, llevarlas a cabo.          La fe debe generar una vida de fe, que es manifestación de la          amistad con          Jesucristo. Hemos de ir a Dios con la vida, con las obras, con          las penas y las          alegrías... ¡con todo!12.
Las dificultades proceden          o se agrandan con frecuencia          por la falta de fe: valorar excesivamente las circunstancias del          ambiente en          que nos movemos o dar demasiada importancia a consideraciones de          prudencia          humana, que pueden proceder de poca rectitud de intención. "Nada          hay, por fácil          que sea, que nuestra tibieza no nos lo presente difícil y          pesado; como nada hay          tampoco tan difícil y penoso que no nos lo haga del todo fácil y          llevadero          nuestro fervor y determinación"13.
La vida de fe produce un          sano "complejo de          superioridad", que nace de una profunda humildad personal; y es          que "la fe no          es propia de los soberbios sino de los humildes", recuerda San          Agustín14:          responde a la convicción honda de saber que la eficacia viene de          Dios y no de          uno mismo. Esta confianza lleva al cristiano a afrontar los          obstáculos que          encuentra en su alma y en el apostolado con moral de victoria,          aunque en          ocasiones los frutos tarden en llegar. Con oración y          mortificación, con el          trato de amistad, con nuestra alegría habitual, podremos          realizar esos milagros          grandes en las almas. Seremos capaces de "trasladar montañas",          de quitar las          barreras que parecían insuperables, de acercar a nuestros amigos          a la          Confesión, de poner en el camino hacia el Señor a gentes que          iban en dirección          contraria. Esa fe capaz de trasladar montes se alimenta en el          trato íntimo con          Jesús en la oración y en los sacramentos.
Nuestra Madre Santa María          nos enseñará a llenarnos de          fe, de amor y de audacia ante el quehacer que Dios nos ha          señalado en medio del          mundo, pues Ella es "el buen instrumento que se identifica por          completo con la          misión recibida. Una vez conocidos los planes de Dios, Santa          María los hace          cosa propia; no son algo ajeno para Ella. En el cabal desempeño          de tales          proyectos compromete por entero su entendimiento, su voluntad y          sus energías.          En ningún momento se nos muestra la Santísima Virgen como una          especie de          marioneta inerte: ni cuando emprende, vivaz, el viaje a las          montañas de Judea          para visitar a Isabel; ni cuando, ejerciendo de verdad su papel          de Madre, busca          y encuentra a Jesús Niño en el templo de Jerusalén; ni cuando          provoca el primer          milagro del Señor; ni cuando aparece –sin necesidad de ser          convocada– al pie de          la Cruz en que muere su Hijo... Es Ella quien libremente, como          al decir Hágase,          pone en juego su personalidad entera para el cumplimiento de la          tarea recibida:          una tarea que de ningún modo le resulta extraña: los de Dios son          los intereses          personales de Santa María. No es ya solo que ninguna mira          privada suya          dificultase los planes del Señor: es que, además, aquellas miras          propias eran          exactamente estos planes"15.
1 Mt          17, 14-20. — 2          Jn 14, 12-14. — 3 San Agustín, Datado            sobre el            Evangelio de San Juan, 72, 1. — 4 Cfr. Sagrada          Biblia, Santos            Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, in loc. — 5 San          Josemaría Escrivá,          Camino, n. 585. — 6 Mc 9, 29. — 7          1 Jn 5, 4.          — 8 A. del Portillo, Carta pastoral 31-V-1987,          n. 22. — 9          San Josemaría Escrivá, o. c., n. 586. — 10 ídem,          Amigos de            Dios, 203. — 11 Sant 1, 22. — 12          Cfr. P. Rodríguez, Fe            y vida de fe, p. 173. — 13 San Juan Crisóstomo, De            compunctione,          1, 5. — 14 San Agustín, cit. en Catena Aurea,          vol. VI, p. 297. — 15          J. M. Pero-Sanz, La hora sexta, Rialp, Madrid 1978, p.          292.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente:          Vatican.va
Teresa            Benedicta de la Cruz (Edith Stein), Santa Monja          Mártir, 9 de agosto   
Monja            Mártir
Martirologio Romano: Santa            Teresa Benedicta de la Cruz            (Edith) Stein, virgen de la Orden de las Carmelitas Descalzas            y mártir, la            cual, nacida y educada en la religión judía, después de haber            enseñado            filosofía durante algunos años entre grandes dificultades,            recibió por el bautismo            la nueva vida en Cristo y la desarrolló bajo el velo de            religiosa, hasta que,            en tiempo de un régimen hostil a la dignidad del hombre y de            la fe, fue            desterrada y encarcelada, muriendo en la cámara de gas del            campo de exterminio            de Oswiecim o Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia (1942).
Etimológicamente: Teresa            = Aquella que es            experta en la caza, es de origen griego.
Película          la Settima Stanza (la Séptima Morada es el nivel máximo de          perfección          espiritual, la mayoría de nosotros apenas vamos por la 2da o          3era habitación          según "las Moradas" de Santa Teresa de Jesús. ¡despertemos! Aún          hay mucho por          exigirnos espiritualmente)
http://es.gloria.tv/?media=129680
Documental          en inglés: http://en.gloria.tv/?media=17093
Cuando          Edith Stein, la última de once hermanos, nació en Breslau el 12          de octubre de          1891, la familia festejaba el Yom Kippur, la mayor fiesta          hebrea, el día de la          expiación. "Esto hizo, más que ninguna otra cosa, que su madre          tuviera una          especial predilección por la hija más pequeña". Precisamente          esta fecha de          su nacimientó fue para la carmelita casi un vaticinio. 
El          padre, comerciante de maderas, murió cuando Edith no había          cumplido aún dos          años. La madre, una mujer muy religiosa, solícita y          voluntariosa, una persona          verdaderamente admirable, al quedarse sola, debió hacer frente          tanto al cuidado          de la familia como a la gestión de la gran hacienda familiar;          pero no consiguió          mantener en los hijos una fe viva. Edith perdió la fe en Dios.          "Con plena          conciencia y por libre elección dejé de rezar". 
Obtuvo          brillantemente la reválida en 1911 y comenzó a estudiar          germanística e historia          en la Universidad de Breslau, más para tener una base de          sustento en el futuro          que por auténtica pasión. Su verdadero interés era la filosofía.          Le interesaban          también los problemas de la mujer. Entró a formar parte de la          organización          "Asociación Prusiana para el Derecho Femenino al Voto". Más          tarde          escribía: " como bachiller y joven estudiante, fui una feminista          radical.          Perdí después el interés por este asunto. Ahora voy en busca de          soluciones          puramente objetivas". 
En          1913, la estudiante Edith Stein se fue a Gottinga para asistir a          las clases          universitarias de Edmund Husserl, de quien llegó a ser discípula          y asistente,          consiguiendo con él el doctorado. Por aquellos tiempos, Edmund          Husserl          fascinaba al público con un nuevo concepto de verdad: el mundo          percibido no          solamente existía de forma kantiana, como percepción subjetiva.          Sus discípulos          entendían su filosofía como un viraje hacia lo concreto.          "Retorno al          objetivismo". Sin que él lo pretendiera, la fenomenología          condujo a no          pocos discípulos y discípulas suyos a la fe cristiana. En          Gottinga Edith Stein          se encontró también con el filósofo Max Scheler y este encuentro          atrajo su          atención sobre el catolicismo. Pero todo esto no la hizo olvidar          el estudio con          el que debía ganarse el pan en el futuro y, en 1915, superó con          la máxima          calificación el examen de Estado. No obstante, no comenzó el          periodo de          formación profesional. 
Al          estallar la primera guerra mundial escribía: "ahora ya no tengo          una vida          propia". Siguió un curso de enfermería y prestó servicio en un          hospital          militar austríaco. Fueron tiempos difíciles para ella. Atendía a          los ingresados          en la sección de enfermos de tifus y prestaba servicio en el          quirófano, viendo          morir a hombres en la flor de su juventud. Al cerrar el hospital          militar en          1916, siguió a Husserl a Friburgo en Brisgovia, donde obtuvo el          doctorado          "summa cum laude" con una tesis "Sobre el problema de la empatía          ". 
Por          aquel tiempo le ocurrió un hecho importante: observó cómo una          aldeana entraba          en la Catedral de Frankfurt con la cesta de la compra,          quedándose un rato para          rezar. "Esto fue para mí algo completamente nuevo. En las          sinagogas y en          las iglesias protestantes que he frecuentado los creyentes          acuden a las          funciones. Aquí, sin embargo, una persona entró en la iglesia          desierta, come si          fuera a conversar en la intimidad. No he podido olvidar lo          ocurrido". En          las últimas páginas de su tesis de doctorado escribió: "ha          habido personas          que, tras un cambio imprevisto de su personalidad, han creído          encontrar la          misericordia divina". ¿Cómo llegó a esta afirmación?
Edith          Stein tenía gran amistad con el asistente de Husserl en          Gottinga, Adolf Reinach          y su esposa. Adolf Reinach muere en Flandes en noviembre de          1917. Edith va a          Gottinga. Los Reinach se habían convertido al Evangelio. Edith          tenía cierta          renuencia ante el encuentro con la joven viuda. 
Con          gran sorpresa encontró una creyente. "Este ha sido mi primer          encuentro con          la cruz y con la fuerza divina que transmite a sus portadores...          Fue el momento          en que se desmoronó mi irreligiosidad y brilló Cristo". Más          tarde          escribirá: "lo que no estaba en mis planes estaba en los planes          de Dios.          Arraiga en mí la convicción profunda de que -visto desde el lado          de Dios- no          existe la casualidad; toda mi vida, hasta los más mínimos          detalles, está ya          trazada en los planes de la Providencia divina y, ante los ojos          absolutamente          clarividentes de Dios, presenta una coherencia perfectamente          ensamblada". 
En          otoño de 1918, Edith Stein dejó la actividad de asistente de          Edmund Husserl          porque deseaba trabajar independientemente. La primera vez que          volvió a visitar          a Husserl después de su conversión fue en 1930. Tuvo con él una          discusión sobre          la nueva fe de la que la hubiera gustado que participara también          él. Tras ello          escribió una frase sorprendente: "Después de cada encuentro que          me hace          sentir la imposibilidad de influenciar directamente, se agudiza          en mí el          impulso hacia mi propio holocausto". 
Edith          Stein deseaba obtener la habilitación para la libre docencia,          algo que, por          aquel entonces, era inalcanzable para una mujer. A este          respecto, Husserl se          pronunciaba así en un informe: "Si la carrera universitaria se          hiciera          accesible a las mujeres, la podría recomendar encarecidamente          más que a          cualquier otra persona para el examen de habilitación". Más          tarde, sin          embargo, se le negaría la habilitación a causa de su origen          judío. 
Edith          Stein vuelve a Breslau. Escribe artículos en defensa de la          psicología y de las          humanidades. Pero lee también el Nuevo Testamento, Kierkegaard y          el opúsculo de          los Ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola. Se da cuenta          de que un escrito          como éste no se le puede simplemente leer, sino que es necesario          ponerlo en          práctica. 
En          el verano de 1921 fue durante unas semanas a Bergzabern          (Palatinado), a la          finca de la Señora Hedwig Conrad-Martius, una discípula de          Husserl. Esta          señora, junto con su esposo, se había convertido al Evangelio.          Una tarde Edith          encontró en la biblioteca la autobiografía de Teresa de Ávila.          La leyó durante          toda la noche. "Cuando cerré el libro, me dije: esta es la          verdad". 
Considerando          retrospectivamente su vida, escribía más tarde: "mi anhelo por          la verdad          era ya una oración". 
En          enero de 1922 Edith Stein se bautizó. Era el día de la          Circuncisión de Jesús,          la acogida de Jesús en la estirpe de Abraham. Estaba erguida          ante la fuente          bautismal, vestida con el blanco manto nupcial de Hedwig          Conrad-Martius, que          hizo de madrina. "Había dejado de practicar mi religión hebrea y          me sentía          nuevamente hebrea solamente tras mi retorno a Dios". Ahora          tendrá siempre          conciencia, y no sólo intelectualmente, sino de manera tangible,          de pertenecer          a la estirpe de Cristo. En la fiesta de la Candelaria, una          fiesta cuyo origen          se remonta también al Antiguo Testamento, fue confirmada por el          Obispo de          Espira en su capilla privada. 
Después          de su conversión, lo primero que hizo fue volver a Breslau.          "Mamá, soy          católica". Las dos lloraron. Hedwig Conrad-Martius escribió:          "mira,          dos israelitas y en ninguna de ellas hay engaño" (cf. Jn 1, 47).          
Inmediatamente          después de su conversión, Edith Stein aspira a entrar en el          Carmelo, pero sus          consejeros espirituales, el Vicario general de Espira y el Padre          Przywara,          S.J., le impiden dar este paso. Acepta entonces un empleo de          profesora de          alemán e historia en el Instituto y seminario para maestros del          Convento          dominico de la Magdalena de Espira hasta Pascua de 1931. Por          insistencia del          Archiabad Raphael Walzer, del convento de Beuron, hace largos          viajes para dar          conferencias, sobre todo sobre temas femeninos. "Durante el          período inmediatamente          precedente y también bastante después de mi conversión... creía          que llevar una          vida religiosa significaba renunciar a todas las cosas terrenas          y vivir          solamente con el pensamiento puesto en Dios. Gradualmente, sin          embargo, me he          dado cuenta de que este mundo exige de nosotros otras muchas          cosas..., creo, incluso,          que cuanto más se siente uno atraído por Dios, más debe "salir          de sí          mismo", en el sentido de dirigirse al mundo para llevar allí una          razón          divina para vivir". Su programa de trabajo es enorme. Traduce          las cartas y          los diarios del período precatólico de Newmann y la obra          Quaestiones disputatae          de veritate de Tomás de Aquino, en una versión muy libre por          amor al diálogo          con la filosofia moderna. El Padre Erich Przywara, S.J., la          incitó a escribir          también obras filosóficas propias. Aprendió que es posible          "practicar la          ciencia al servicio de Dios... sólo por tal motivo he podido          decidirme a          comenzar una serie de obras científicas". Encuentra siempre las          fuerzas          necesarias para su vida y su trabajo en el convento benedictino          de Beuron, al          que va para pasar allí las fiestas más importantes del año          eclesiástico. 
En          1931 termina su actividad en Espira. Intenta de nuevo obtener la          habilitación          para la libre docencia en Breslau y Friburgo. Todo en vano.          Compone entonces          una obra sobre los principales conceptos de Tomás de Aquino:          "Potencia y          acción". Más tarde hará de este ensayo una obra mayor,          desarrollándola          bajo el título de Endliches und ewiges Sein (Ser finito y Ser          eterno) en el          convento de las Carmelitas de Colonia. No fue posible imprimir          esta obra durante          su vida. 
En          1932 se le asigna una cátedra en una institución católica, el          Instituto de          Pedagogía científica de Münster, donde tiene la posibilidad de          desarrollar su          propia antropología. Aquí encuentra la manera de unir ciencia y          fe, y de hacer          comprensible esta cuestión a otros. Durante toda su vida sólo          quiso ser          "instrumento de Dios". "Quien viene a mí, deseo conducirlo a Él          ". 
En          19331a noche se cierne sobre Alemania. "Había oído ya antes algo          sobre las          severas medidas contra los judíos. Pero ahora comencé de pronto          a entender que          Dios había puesto una vez más su pesada mano sobre su pueblo y          que el destino          de este pueblo era también el mío". El artículo de la ley de los          nazis          sobre la raza ariana hizo imposible que continuara su actividad          docente.          "Si aquí no puedo continuar, en Alemania ya no hay posibilidades          para mí          ". "Me había convertido en una extranjera en el mundo". 
El          Archiabad Walzer, de Beuron, ya no le impidió entrar en un          convento de          Carmelitas. Durante el tiempo que estuvo en Espira había hecho          ya el voto de          pobreza, castidad y obediencia. En 1933 se presenta a la Madre          Priora del          Monasterio de Carmelitas de Colonia. "Solamente la pasión de          Cristo nos          puede ayudar, no la actividad humana. Mi deseo es participar en          ella". 
Una          vez más Edith fue a Breslau para despedirse de su madre y de la          familia. El 12          de octubre fue el último día que pasó en su casa, el día de su          cumpleaños y, a          la vez, la fiesta hebrea de los tabernáculos. Edith acompaña a          su madre a la          sinagoga. Fue un día nada fácil para las dos mujeres. "¿Por qué          la has          conocido (la fe cristiana)? No quiero decir nada contra Él.          Habrá sido un          hombre bueno. Pero ¿por qué se ha hecho Dios? " . Su madre          lloró. A la          mañana siguiente Edith tomó el tren para Colonia. "No podía          tener una          alegría arrebatadora. Era demasiado tremendo lo que dejaba          atrás. Pero yo          estaba tranquilísima, en el puerto de la voluntad de Dios". Cada          semana          escribirá después una carta a su madre. No recibirá respuesta.          Su hermana Rosa          le mandará noticias de casa. 
El          14 de octubre Edith Stein entra en el monasterio de las          Carmelitas de Colonia.          En 1934, el 14 de abril, tuvo lugar la ceremonia de toma de          hábito. El          Archiabad de Beuron celebró la misa. Desde aquel momento Edith          Stein llevará el          nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz. 
Escribe          en 1938: "bajo la Cruz entendí el destino del pueblo de Dios que          entonces          (1933) comenzaba a anunciarse. Pensaba que entendiesen que se          trataba de la          Cruz de Cristo, que debían aceptarla en nombre de todos los          demás. Es verdad          que hoy entiendo mejor estas cosas, lo que significa ser esposa          del Señor bajo          el signo de la Cruz. Aunque ciertamente nunca será posible          comprender todo          esto, puesto que es un secreto". El 21 de abril de 1935 hizo los          votos          temporales. El 14 de septiembre de 1936, en el momento de          renovar los votos,          murió su madre en Breslau. "Hasta el último momento mi madre ha          permanecido fiel a su religión. Pero, puesto que su fe y su          firme confianza en          su Dios... fue lo ultimo que permaneció vivo en su agonía,          confío en que haya          encontrado un juez muy clemente y que ahora sea mi más fiel          abogada, para que          también yo pueda llegar a la meta". 
En          el recordatorio de su profesión perpetua, el 21 de abril de          1938, hizo imprimir          las palabras de San Juan de la Cruz, al que dedicará su última          obra: "que          ya sólo en amar es mi ejercicio ".
La          entrada de Edith Stein en el convento de las Carmelitas no fue          una huida.          "Quien entra en el Carmelo no se pierde para los suyos, sino que          le tienen          aún más cercano; y esto porque nuestra profesión es la de dar          cuenta de todos a          Dios ". Dio cuenta a Dios sobre todo de su pueblo. 
"Pienso          continuamente en la reina Ester, que fue sacada de su pueblo          para dar cuenta          ante el rey. Yo soy una pequeña y débil Ester, pero el Rey que          me ha elegido es          infinitamente grande y misericordioso. Esto es un gran consuelo          "          (31.10.1938). 
El          9 de noviembre de 1938 se puso de manifiesto ante todo el mundo          el odio que          tenían los nazis a los judíos. Arden las sinagogas, se siembra          el terror entre          las gentes judías. La Madre Superiora de las Carmelitas de          Colonia hace todo lo          posible para llevar al extranjero a Sor Teresa Benedicta de la          Cruz. La noche          de fin de año de 1938 cruza la frontera de los Países Bajos y la          llevan al          monasterio de Carmelitas de Echt, en Holanda. Allí redacta su          testamento el 9          de junio de 1939. 
"Ya          desde ahora acepto con gozo, en completa sumisión y según su          santísima          voluntad, la muerte que Dios me haya destinado. Ruego al Señor          que acepte mi          vida y muerte... de manera que el Señor sea reconocido por los          suyos y que su          Reino venga con toda su magnificencia para la salvación de          Alemania y la paz          del mundo... ". 
Ya          en el monasterio de Carmelitas de Colonia, a Edith Stein se le          había dado          permiso para dedicarse a las obras científicas. Allí había          escrito, entre otras          cosas, De la vida de una familia judía. "Deseo narrar          simplemente lo que          he experimentado al ser hebrea". Ante "la juventud que hoy es          educada          desde la más tierna edad en el odio a los judíos..., nosotros,          que hemos sido          educados en la comunidad hebrea, tenemos el deber de dar          testimonio". 
En          Echt, Edith Stein escribirá a toda prisa su ensayo sobre Juan de          la Cruz, el          místico doctor de la Iglesia, con ocasión del cuatrocientos          aniversario de su          nacimiento, 1542-1942. En 1941 escribía a una religiosa con          quien tenía          amistad: "una scientia crucis (la ciencia de la cruz) sólamente          puede ser          entendida si se lleva todo el peso de la cruz. De ello estaba          convencida ya          desde el primer instante y de todo corazón he pronunciado: Ave,          Crux, Spes          unica (te saludo, Cruz, única esperanza nuestra)". Su estudio          sobre San          Juan de la Cruz lleva como subtítulo: " La ciencia de la Cruz ".          
El          2 de agosto de 1942 llega la Gestapo. Edith Stein se encuentra          en la capilla          con las otras Hermanas. En cinco minutos debe presentarse, junto          con su hermana          Rosa, que se había bautizado en la Iglesia Católica y prestaba          servicio en las          Carmelitas de Echt. Las últimas palabras de Edith Stein que se          oyen en Echt          están dirigidas a Rosa: "Ven, vayamos, por nuestro pueblo". 
Junto          con otros muchos otros judíos convertidos al cristianismo, las          dos mujeres son          llevadas al campo de concentración de Westerbork. Se trataba de          una venganza          contra el comunicado de protesta de los obispos católicos de los          Países Bajos          por los progromos y las deportaciones de los judíos. "Jamás          había pensado          que los seres humanos pudieran llegar a ser así, y tampoco podía          pensar que mis          hermanas y hermanos debieran sufrir así... cada hora rezo por          ellos. ¿Oirá Dios          mi oración? En todo caso, oye ciertamente sus lamentos". El          Prof. Jan          Nota, cercano a ella, escribirá más tarde: "para mí, ella es, en          un mundo          de negación de Dios, una testigo de la presencia de Dios". 
Al          amanecer del 7 de agosto sale una expedición de 987 judíos hacia          Auschwitz. El          9 de agosto Sor Teresa Benedicta de la Cruz, junto con su          hermana Rosa y muchos          otros de su pueblo, murió en las cámaras de gas de Auschwitz. 
Con          su beatificación en Colonia el 1 de mayo de 1987, la Iglesia          rindió honores,          por decirlo con palabras del Sumo Pontífice Juan Pablo II, a          "una hija de          Israel, que durante la persecución de los nazis ha permanecido,          como católica,          unida con fe y amor al Señor Crucificado, Jesucristo, y, como          judía, a su          pueblo ".
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Fuente:          L´oservatore Romano 
Faustino            Oteiza, Beato          Presbítero y Mártir, 9 de agosto   
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Fuente:          Franciscanos.net 
Juan            de Fermo (o de la Verna), Beato Franciscano, 9 de agosto            
              
 Franciscano Martirologio                    Romano: En el monte Alvernia, también en la                    Toscana, beato Juan de Fermo, presbítero de la Orden                    de los Hermanos Menores, que vivió solitario,                    dominando su cuerpo con abstinencia y penitencia                    admirables (1322). Etimología: Juan = Dios es misericordia. Viene de                    la lengua hebrea. León                  XIII el 24 de junio de 1880 aprobó su culto. Juan                  de la Verna nació en Fermo, en las Marcas, en 1259 de                  familia acomodada. A la edad de 10 años fue encomendado                  a los canónigos regulares de San Agustín, pero después                  prefirió ingresar entre los Hermanos Menores para                  satisfacer su deseo de vida retirada y penitente. Su                  decisión coincidió con un período de inquietud en la                  Orden de los Hermanos Menores de las Marcas. En este                  ambiente fue escrito por un marquesano de la misma                  circunscripción de Fermo, el célebre libro de "Las                  Florecillas de San Francisco". El autor de las                  "Florecillas" dedicó algunas narraciones al Beato Juan                  de la Verna, a quien en varios lugares declara haber                  conocido. Aspirando                  a una mayor soledad Juan abandonó en 1292 a sus                  cohermanos de las Marcas para retirarse a la Verna, la                  montaña donde San Francisco buscó refugio y recibió los                  estigmas. Su larga permanencia en el santo monte hasta                  su muerte le dio el apelativo de "Juan de la Verna". Un                  día, estando en oración, se le apareció San Francisco y                  le dijo: "He aquí, hijo mío, los Estigmas que deseas                  ver!" y le mostró las manos, los pies y el costado                  dejándolo inundado de celestial consuelo. Por tres meses                  gozó de la presencia habitual de su Angel custodio que                  lo visitaba en su celda y hablaba con él de la Pasión                  del Salvador y de los gozos del cielo. En la Verna,                  entre las muchas capillas también está la del Beato Juan                  de la Verna antecedida de un murito que encierra un                  pequeño espacio rectangular. Varias veces fue visto en                  aquel lugar paseándose y hablando familiarmente con                  Jesús. Tenía gran devoción a las almas del Purgatorio,                  elevaba al Señor fervientes oraciones en sufragio de                  ellas; entre otras, celebrando la Misa el 2 de noviembre                  en la conmemoración de todos los difuntos, mientras                  elevaba la hostia suplicó a Dios, por los méritos de                  Jesús víctima, librar del Purgatorio a los difuntos, y                  vio una multitud de almas salir del lugar de expiación y                  subir al cielo. Era tanta la alegría que inundaba su                  corazón en la oración, que rogaba al Señor que le                  quitara tal dulzura. Los                  últimos años de su vida los dedicó al ministerio                  apostólico. Evangelizó ciudades y pueblos en la                  provincia de Arezzo, recorrió la mayor parte del norte y                  del centro de Italia: Florencia, Pisa, Siena,                  convirtiendo pecadores, reduciendo herejes al seno de la                  madre Iglesia. Hacía prodigios, tuvo el don de profecía                  y intuición de los corazones, leía en las mentes como en                  un libro abierto, recordaba a los penitentes las culpas                  que olvidaban al confesarse. Preparaba las predicaciones                  en el silencio de la oración. Decía: "Cuando predico, me                  persuado de que no soy yo quien habla y enseño las                  verdades divinas, sino Dios mismo quien habla por mí".                  Fue amigo de Fray Jacopone de Todi y le administró los                  últimos sacramentos cuando estaba próximo a la muerte. Juan                  previó la hora de su muerte, por lo cual se apresuró a                  regresar de Cortona a La Verna y el 9 de agosto de 1322                  su bendita alma se fue a recibir en el cielo la                  recompensa de sus trabajos apostólicos y de sus méritos.                Tenía 63 años.  |           
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Cándida            María de Jesús, Beata Fundadora, 9 de agosto          
              
 Fundadora de la                    Congregación de las Hijas de Jesús Martirologio                    Romano: En Salamanca, en España, beata Cándida                    María de Jesús (Juana Josefa) Cipitria, que fundó la                    Congregación de las Hijas de Jesús, para colaborar en                    la formación cristiana de los niños (1912). Nació                  en el caserío de Berrospe, Andoain (Guipúzcoa, País                  Vasco, España) el día 31 de mayo de 1845, fue bautizada                  con el nombre de Juana Josefa Cipitria y Barriola. En                  1854 la familia Cipitria y Barriola se mudó a Tolosa. En                  1862 deja tierra vasca, rumbo a Burgos, donde siendo aún                  joven, tuvo que cuidar de sus hermanos menores en una                  familia numerosa, para ello ingresa a trabajar con la                  familia del magistrado Jose de Sabater. A la vez que                  daba los primeros pasos en la vida de piedad.  Siguiendo                  a la familia Sabater, a Valladolid, en el año 1868, en                  la Iglesia del Rosarillo, conoce al P. Miguel San José                  Herranz, sacerdote jesuita, quien le ayuda a aumentar su                  actitud de penitencia y oración, que son dos caminos                  necesarios para tomar toda decisión importante, es aquí                  que siente el llamado a responder a las necesidades de                  aquella turbulenta sociedad española, lo que le lleva                  fundar una "Congregación con el nombre de Hijas de                  Jesús, dedicada a la salvación de las almas, por medio                  de la educación e instrucción de la niñez y juventud". Será                  finalmente en Salamanca, el 8 de diciembre de 1871,                  cuando con otras cinco mujeres da inicio a la                  Congregación cpm la Eucaristía celebrada en la iglesia                  de la Clerecía.  Juana                  Josefa tiene 26 años cuando empieza la redacción las                  Constituciones del nuevo Instituto y la formación de las                  aspirantes. El P. Herranz le presta ayuda poniendo a su                  alcance el Sumario de las Constituciones ignacianas. En                  poco tiempo la congregación se expande creando                  instituciones a lo largo de España creando escuelas en                  Peñaranda de Bracamonte, Arévalo, Tolosa, Segovia,                  Medina del Campo, etc.  Tras                  este primer paso, el 3 de octubre de 1911 el primer                  grupo de religiosas de las Hijas de Jesús embarcan rumbo                  al Brasil, donde abrirán nuevas casas. Éste habrá sido                  sólo el primer paso de la expansión internacional de la                  Congregación. Después                  de su muerte el 9 de agosto de 1912 las Hijas de Jesús,                  pretenden seguir los caminos evangélicos como lo hizo la                  Madre Cándida Mª de Jesús. Fue                  beatificada por el Papa Juan Pablo II el 12 de mayo de                  1996. El 3                  de julio de 2009 S.S. Benedicto XVI autorizó la                  promulgación del decreto concerniente a un milagro                  atribuido a la intercesión de la Beata Cándida María, su                  canonización se realizará el 17 de octubre de 2010.   |           
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Fuente:          Vatican.va 
Francisco            (Franz) Jägerstätter, Beato Mártir Laico, 9 de agosto            
              
 Mártir Laico Martirologio                    Romano: En Brandeburgo, Alemania, beato                    Francisco Jägerstätter, mártir (1943) Franz                  Jägerstätter nació el 20 de mayo de 1907 en la aldea de                  St. Radegung, Austria, a pocos kilómetros de la frontera                  con Baviera. Durante su adolescencia y su juventud se                  distinguió por su alegría y vitalidad. A pesar de las                  tentaciones propias de su edad, permaneció siempre                  firmemente arraigado en los principios de la fe. Rezaba                  todos los días y recibía con frecuencia los sacramentos.                   En                  1931 su padre, propietario de una granja, enfermó                  gravemente, y Franz se vio obligado a ocuparse de ella                  para mantener a la familia. En 1936 contrajo matrimonio                  con Franziska Schwaniger. Tuvieron tres hijas: Rosalía,                  María y Luisa. Los esposos eran católicos practicantes,                  profundamente devotos y recibían diariamente la sagrada                  Comunión.  Llamado                  a cumplir el servicio militar en 1943, en pleno                  conflicto mundial, declaró que como cristiano no podía                  servir a la ideología nazi y combatir una guerra                  injusta. Su vida y su elección reflejaban su radicalismo                  evangélico, que no admitía réplicas, sino que provocaba                  e interpelaba. El padre José Karobath, su párroco, tras                  una conversación con él pocos días antes de que lo                  reclutaran, escribió: "Me ha dejado sin palabras, porque                  tenía las argumentaciones mejores. Queríamos que                  desistiera, pero se imponía siempre citando las                  Escrituras". En el siervo de Dios se reflejaba su                  serenidad sufrida y su adhesión al significado pleno del                  mensaje evangélico: en él la coherencia era una señal                  distintiva, no por prejuicios ideológicos o por un                  pacifismo abstracto, sino porque manifestaba con                  sencillez y firmeza su fidelidad a los valores en los                  que creía.  Ante                  el terror nazi, ante la oscuridad de las conciencias y                  el consiguiente olvido de Dios, Franz elevó su voz sin                  alardes, pero con gran valor, para defender a la Iglesia                  de la furia anticlerical y para anunciar con su ejemplo                  el amor al prójimo, hermano en Cristo y no un enemigo                  contra el cual combatir.  A                  este propósito, son clarificadoras las palabras del                  cardenal Christoph Schönborn, o.p., arzobispo de Viena:                  "Considerar el martirio como una participación en el                  combate escatológico contra las fuerzas del poder no era                  simplemente una fantasía delirante de la Iglesia de los                  orígenes. Una figura tan límpida como la del mártir                  Franz Jägerstätter, campesino de Austria, nos permite                  comprender cuán actual es esta concepción. Su testimonio                  franco, que lo llevó a rechazar el servicio militar en                  el ejército del Reich de Hitler, desvela las fuerzas que                  aquí luchan entre sí".  Franz                  fue procesado por insumisión por un tribunal militar                  reunido en Berlín, que el 6 de julio de 1943 lo condenó                  a muerte. Permaneció detenido desde marzo hasta mayo de                  1943 en la prisión militar de Linz; desde allí fue                  trasladado a una cárcel en Brandeburgo, en espera de la                  ejecución de la sentencia. Quienes compartieron con él                  aquellos meses testimoniaron que soportó las pruebas con                  infinita paciencia, en particular el profundo dolor de                  la despedida de su esposa y de sus hijas. A su esposa                  envió una serie de cartas, en las que destaca                  continuamente su entrañable e inquebrantable amor a la                  familia, a la Iglesia y a Dios, así como su petición de                  perdón por todos los sufrimientos que podía haber                  ocasionado con su decisión de oponerse a la guerra.  El 9                  de agosto de 1943, poco antes de ser guillotinado, el p.                  Jochmann le administró los últimos sacramentos y le                  preguntó si necesitaba algo. El siervo de Dios le                  respondió con gran entereza: "Tengo todo, tengo las                  sagradas Escrituras, no necesito nada".  Fue                  beatificado el 26 de octubre de 2007.  |           
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Fuente:          Vatican.va 
Mariana            (Bárbara) Cope de Molokai, Beata Religiosa, 9 de agosto          
              
 Religiosa Martirologio                    Romano: En Molokai, beata Mariana Cope de                    Molokai, virgen de las Hermanas de San Francisco de                    Filadelfia, dueña de un corazón extraordinario. (1918) Nació                  en Heppenheim, Hessen-Darmstadt (Alemania), el 23 de                  enero de 1838. Sus padres fueron Peter Kobb, agricultor,                  y Bárbara Witzenbacher. La bautizaron con el nombre de                  Bárbara. Al año siguiente, la familia emigró a Estados                  Unidos y se estableció en Útica, Estado de Nueva York.                  Su padre obtuvo la ciudadanía americana y la dio a sus                  hijos. La familia adoptó el apellido Cope.  Bárbara                  estudió en la escuela parroquial de San José, en Útica;                  hizo la primera comunión en 1848. Siendo                  aún adolescente, aceptó un puesto en una fábrica de ropa                  para ayudar económicamente a la familia. A los 15 años                  quería entrar en el convento, pero, al ser la hija mayor                  y tener a su cargo a su madre impedida, a sus tres                  hermanos menores y a su padre inválido, tuvo que esperar                  nueve años para cumplir su deseo. Durante esos años de                  espera se pusieron claramente de manifiesto su paciencia                  y su espíritu alegre.  En                  1860 una rama independiente de las Hermanas de San                  Francisco de Filadelfia se estableció en Útica y                  Syracuse, ciudades ubicadas en el área central de Nueva                  York. Dos años más tarde, a la edad de 24 años, Bárbara                  ingresó en la orden y posteriormente emitió la profesión                  religiosa, tomando el nombre de Mariana. El apostolado                  de la orden consistía en la educación de los hijos de                  inmigrantes alemanes. Aprendió el alemán, la lengua de                  sus padres, y fue destinada a abrir y dirigir nuevas                  escuelas.  Dotada                  de cualidades naturales de gobierno, pronto formó parte                  del equipo directivo de su comunidad, que en 1860                  estableció dos de los primeros cincuenta hospitales                  generales de Estados Unidos, que alcanzaron gran                  renombre: Santa Isabel de Útica (1866) y San José de                  Syracuse (1869). Los dos siguen siendo en la actualidad                  florecientes centros médicos. Ambos hospitales,                  equipados con medios extraordinarios para su tiempo,                  ofrecían sus servicios a todos los enfermos sin                  distinción de nacionalidad, credo o color. A menudo                  criticaban a la madre Mariana por atender a los                  "excluidos" de la sociedad: los alcohólicos y las madres                  solteras.  En                  medio de las dificultades más serias, la madre Mariana                  logró realizar un servicio apostólico sobresaliente con                  los más pobres de entre los pobres. Fue elegida                  provincial de su congregación en 1877 y, de nuevo, por                  unanimidad en 1881.  En                  1883, cuando las islas Hawai eran una lejana monarquía                  en el océano Pacífico, sólo la madre Mariana respondió a                  una petición urgente de los reyes de Hawai: se                  necesitaban enfermeras para los leprosos del país. "No                  tengo miedo a la enfermedad —aseguró—. Para mí será la                  alegría más grande servir a los leprosos                  desterrados...". Más de cincuenta comunidades religiosas                  habían declinado la petición de los reyes. Al                  llegar al hospital de leprosos de Kakaako, Honolulú, se                  encontró con problemas muy serios. Su intención era                  volverse a Syracuse después de establecer la misión en                  Hawai. Sin embargo, las malas condiciones higiénicas del                  hospital, la falta de alimentación adecuada y la                  precaria atención médica, la impulsaron a cambiar sus                  planes. Las autoridades eclesiásticas y el Gobierno de                  Hawai pronto se convencieron de la importancia de su                  presencia para el éxito de la misión.  Fueron                  numerosos sus logros en favor de los enfermos y de las                  personas sin hogar en Hawai. En 1884 el Gobierno le                  pidió que estableciera el primer hospital general en la                  isla de Maui. En 1885, cuando sólo las Hermanas                  Franciscanas podían hacerse cargo de los hijos de los                  pacientes leprosos, abrió un albergue para ellos en los                  terrenos del hospital de Oahu. El rey la condecoró con                  una preciada medalla en reconocimiento de su acción en                  favor del pueblo de Hawai.  En                  1888 la madre Mariana respondió una vez más a la                  solicitud de ayuda del Gobierno. El hospital de Oahu se                  había cerrado y los pacientes leprosos eran enviados a                  la aislada colonia de Kalaupapa, en Molokai. El padre                  Damián de Veuster había contraído la lepra en 1884 y su                  muerte era ya inminente. En 1889, después de la muerte                  del padre Damián, aceptó la dirección del hogar para los                  varones, además del trabajo con las mujeres y las niñas.                   La                  madre Mariana vivió treinta años en una lejana península                  de la isla de Molokai, exiliada voluntariamente con sus                  pacientes. Debido a su insistencia, el Gobierno dio                  leyes para proteger a los niños. La enseñanza, tanto de                  la religión como de las otras asignaturas, estaba al                  alcance de todos los residentes capaces de acudir a las                  clases. Dando ejemplo, promovió en aquella árida tierra                  la siembra y el cultivo de árboles, arbustos y flores.                  Conocía por su nombre a cada uno de los residentes en la                  colonia y cambió la vida de quienes se veían forzados a                  vivir allí, introduciendo la limpieza, el sentido de la                  dignidad y un sano esparcimiento. Les daba a conocer que                  Dios amaba y cuidaba con cariño de los abandonados.  Los                  historiadores de su tiempo se referían a ella como a                  "una religiosa ejemplar, de un corazón extraordinario".                  Era una mujer que no buscaba protagonismo. Su lema,                  según testificaron las Hermanas, era: "Sólo por Dios".  Murió                  el 9 de agosto de 1918. Fue beatificada el 14 de mayo de                  2005.  |           
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Fuente:          Decarcaixent.com 
Germán            (José María) Garrigues Hernández, Beato Presbitero          y Mártir, 9 de agosto          
              
 Presbitero y                    Mártir Martirologio                    Romano: En el pueblo de Carcaixent, en la                    región de Valencia, también en España, beato Germán                    (José María) Garrigues Hernández, presbítero de la                    Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y mártir,                    que, en el furor de la persecución contra la fe,                    superó la tortura de su cuerpo con una muerte preciosa                    (1936). José                  María Garrigues Hernández nació en Carcagente (Valencia)                  el 12 de febrero de 1895, y recibió el bautismo el mismo                  día. Fueron sus padres D. Juan Bautista Garrigues y D.ª                  María Ana Hernández. El padre perteneció a diversas                  asociaciones religiosas y profesó en la Orden Tercera de                  San Francisco. De los ocho hijos del matrimonio, tres                  fueron capuchinos. Siguiendo los pasos de su hermano                  Domingo, José María ingresó en el Seminario Seráfico de                  la Magdalena de Masamagrell (Valencia), vistiendo el                  hábito el 13 de agosto de 1911. Emitió la profesión                  simple el 15 de agosto del año siguiente, y la solemne                  el 18 de diciembre de 1917. Fue ordenado sacerdote el 9                  de febrero de 1919. Después                  de la ordenación los superiores lo dedicaron a la                  enseñanza. Su primer destino fue el convento de Totana,                  como profesor en el colegio de San Buenaventura.                  Posteriormente fue destinado al Seminario Seráfico de                  Masamagrell. Pasó luego a Ollería como vicemaestro de                  novicios, y finalmente a Alcira, donde residió los                  últimos diez años de su vida. El                  P. Germán destacó por su carácter bondadoso y la                  afabilidad en el trato. Cuando fue vicemaestro de                  novicios dejó un grato recuerdo con su porte sereno y la                  sonrisa que siempre tenía en los labios. Atento                  cumplidor de sus obligaciones religiosas, expresaba en                  ellas el buen espíritu de que estaba animado. En Alcira,                  lugar que por más tiempo se benefició de su acción, tuvo                  a su cargo la escuela gratuita que acogía a los niños                  del barrio en el que estaba situada la residencia de los                  religiosos. Visitaba a los enfermos, procurando además                  socorrerles en sus necesidades materiales. Fomentó el                  culto en la capilla, atendiendo el confesonario y                  organizando una schola cantorum. En                  febrero de 1936 la comunidad de Alcira fue disuelta                  debido al clima de inseguridad, y el P. Germán quedó                  incorporado al convento de Valencia. Dado el ambiente de                  persecución, el P. Germán comentó en una ocasión: "Si                  Dios me quiere mártir, me dará fuerzas para sufrir el                  martirio". Después de los sucesos de julio pasó a                  residir con su madre y una hermana en Carcagente. Allí                  se dedicó a la oración y a otros ejercicios de piedad, e                  incluso bautizó en la misma casa a una niña. Se mostraba                  tranquilo, pues no había hecho nada malo a nadie. Al                  advertirle el peligro que corría, contestó: "¿Qué cosa                  mejor que morir por Dios?". La persecución contra la                  Iglesia arreciaba. El templo parroquial y las iglesias                  de los franciscanos y las dominicas fueron pasto de las                  llamas, e incluso requisaron cuadros e imágenes                  religiosas de los domicilios para quemarlas en la plaza                  pública. Fueron asesinados muchos católicos de la                  ciudad. La                  primera víctima fue el P. Germán. Al anochecer del día 9                  de agosto se presentaron en la casa de los Garrigues                  tres milicianos para practicar un registro. El P. Germán                  les acompañó en la búsqueda. Al salir a la calle para                  quemar los cuadros religiosos que habían requisado, un                  vecino les dijo que el hombre que los había acompañado                  era un fraile. Regresaron a la casa, y preguntaron por                  él, ordenándole acompañarles. Fue conducido al comité, y                  al cabo de una hora lo llevaron al cuartel de la Guardia                  Civil, que había sido convertido en cárcel. Al filo de                  la medianoche lo subieron a un coche, llevándolo al                  puente de la vía férrea sobre el río Júcar. Le ordenaron                  que se colocara sobre el puente, y entonces el P. Germán                  se arrodilló, habiendo besado antes las manos a los                  verdugos y perdonándoles. Hicieron fuego sobre él, y                  cayó malherido a un terraplén. Bajaron y lo remataron.                  Al día siguiente el Juzgado de Carcagente ordenó                  levantar el cadáver, que fue conducido al Hospital                  Municipal, donde las religiosas que habían quedado allí                  como enfermeras lo reconocieron y limpiaron. En su                  rostro estaba dibujada la sonrisa que en vida le había                  caracterizado. El                  11 de marzo del año 2001, el papa Juan Pablo II                  beatificó a 233                        mártires de                  la persecución religiosa en España (1936-39).   |           
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Guillermo            Plaza Hernández, Beato Presbítero y Mártir, 9 de          agosto   
              
 Presbítero y                    Màrtir Martirologio                    Romano: En el lugar de Argés, cerca de Toledo,                    España, beato Guillermo Plaza Hernández, presbítero de                    la Sociedad de Sacerdotes Operarios Diocesanos y                    mártir, que en el furor de la persecución contra la                    Iglesia entregó su espíritu (1936). Nació                  en Yuncos, Toledo, en una familia de fuertes raíces                  cristianas católicas. Llevado por su vocación de                  consagrarse al Señor en 1920 hizo los estudios                  teológicos en la Casa de Probación que la Hermandad de                  Operarios Diocesanos tiene en Tortosa, recibió la Orden                  Sacerdotal el 26 de junio de 1932. Hasta                  septiembre de 1935 ejerció el cargo de prefecto de                  disciplina en el Seminario Diocesano de Zaragoza, luego                  fue trasladado al Seminario Conciliar de San Ildefonso                  de Toledo. El 9                  de agosto de 1936, en Cobisa (Toledo), fue aprendido por                  milicianos y luego de robarle lo fusilaron. El                  papa Juan Pablo II, lo beatificó el 1 de octubre de 1995                  junto a otros ocho sacerdotes de la Sociedad de                  Sacerdotes Operarios Diocesanos, todos rectores y                  maestros en Seminarios.  La                  lista la encabeza el padre Pedro                        Ruiz de los Paños y                  la completan: José Sala Pico, Guillermo                        Plaza Hernández,                  Recaredo Centelles Abad, Antonio Perulles Estivill,                  Martín Martínez Pascual, José Pascual Carda Saporta,                  Isidro Bover Oliver, José                        Peris Polo;                  éste es un primer grupo de nueve beatificado, sobre un                  total de treinta sacerdotes de la Hermandad,                  absurdamente asesinados.  |           
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Fuente:          www.diogirardota.org 
Rubén            de Jesús López Aquilar y compañeros, Beatos Religioso          Mártir, 9 de agosto   
              
 Mártir                    Hospitalario Martirologio                    Romano: En Barcelona, en España, beatos Rubén                    de Jesús López Aguilar y sus seis compañeros,                    religiosos de la Orden de San Juan de Dios y mártires,                    que, en la persecución contra la fe, sufrieron la                    muerte por odio a la vida religiosa y así pasaron a                    presencia del Señor (1936). El                  Beato y mártir Rubén de Jesús López Aguilar nació en                  Concepción Antioquia-Colombia el 12 de abril de 1908.                  Hijo de Joaquín López y Efigenia Aguilar, los cuales                  tuvieron 14 hijos, siendo el segundo de ellos nuestro                  hermano Rubén.  Muerta                  la madre, el padre contrae nuevas nupcias de las que                  nacen otros siete hijos. Sintió                  su vocación al sacerdocio desde la adolescencia, pero la                  falta de recursos frustró sus deseos juveniles. Estudió                  hasta segundo de primaria y preocupado por la pobreza de                  su familia busca trabajo en otras regiones: las minas de                  Yolombó y Alejandría y el túnel de la Quiebra. Siempre                  se distinguió por ser magnífico compañero y amigo                  compartiendo lo que tenía. Desarrolló allí su magnífica                  corpulencia que ayudaría posteriormente en el trabajo                  con los enfermos.  Sus                  hermanos, algunos de los cuales aún viven, hablan de su                  nobleza y piedad desde niño .No quería pelearse con                  ellos, aunque le pegaran y su padre le empujara a                  defenderse.  Cuentan                  del amor a María, la Virgen Santísima, de su respeto y                  admiración por las mujeres. En todo veía la voluntad de                  Dios, "Bendito sea mi Dios" era su frase más comun. Pero                  ese Dios le mostró el camino para seguirlo cuando los                  hermanos de San Juan de Dios vinieron en promoción                  vocacional a Concepción, y a través del Padre Villegas                  (Párroco) le contactaron.  Rubén                  entro al postulantado el 2 de diciembre de 1930 en                  Bogotá. Allí se dedicó al estudio y a las labores de los                  distintos sanatorios y hospitales de la comunidad. El 7                  de marzo de 1931 ingresa al noviciado. según sus                  compañeros siempre supo ser fuerte frente a las                  dificultades. el 27 de marzo de 1935 profesa                  temporalmente y ese mismo año hace su profesión solemne.                   Fue                  seleccionado para viaja a España y así preparase mejor                  en todos sus tareas. Pero antes habría de servir en la                  guerra de 1933 entre Perú y Colombia, donde demostró                  ampliamente su amor a los enfermos y su espíritu de                  oración y obediencia curando y acompañando los soldados                  en la ciudad de Pasto.  En                  España sufre con los combates de la guerra civil, pues                  llega el 30 de marzo de 1935 y se dedica de nuevo a los                  enfermos en los hospitales de la comunidad.  Desde                  allí escribe a la familia contando su viaje en barco y                  la situación crítica de violencia indiscriminada                  imperante en España.  El 5                  de agosto de 1936, no sin antes defender su fe y su                  vocación con valentía, es cruelmente asesinado con sus                  compañeros.  Sus                  restos reposan en una fosa común no plenamente                  idenificada.  Sus                  compañeros en el martirio fueron:: Arturo (Luis) Ayala                  Niño, Juan Bautista (José) Velázquez Peláez, Eugenio                  (Alfonso Antonio) Ramírez Salazar, Esteban (Gabriel)                  Maya Gutiérrez, Melquíades (Raimundo) Ramírez Zuluaga y                  Gaspar (Luis Modesto) Páez Perdono. Formanparte                  del grupo de 71                        mártires hospitalarios                  beatificado en la plaza de San Pedro el 25 de octubre de                  1992 por S.S. Juan Pablo II.  |           
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Florentino            Asensio Barroso, Beato Obispo y Mártir, 9 de          agosto   
              
 Obispo y Mártir Martirologio                    Romano: En Barbastro, también en España, beato                    Florentino Asensio Barroso, obispo y mártir, que en el                    furor de la persecución contra la Iglesia, acribillado                    a balazos, dio testimonio con su sangre de la fe que                    había predicado constantemente al pueblo que tuvo                    encomendado (1936). Era                  hijo de Jacinto Asensio, venededor ambulante, y de                  Gabina Barroso. Nació en Villasexmir, 16 de octubre de                  1877. Ingresó                  muy joven en el seminario, siendo ordenado el 1 de junio                  de 1901. Fue párroco de Villaverde de Medina durante año                  y medio, siendo trasladado posteriormente a Valladolid,                  donde el arzobispo José María Cos y Macho le fue                  confiando sucesivamente su secretaría particular, la                  mayordomía de palacio y la cátedra de Metafísica en el                  Seminario. Durante quince años fue confesor del                  Seminario. Su                  celo pastoral le dio fama, y en 1935 el Nuncio                  Apostólico Federico Tedeschini le comunicó que el Papa                  Pío XI lo proponía a la dignidad episcopal con sede en                  Barbastro (Huesca). Fue consagrado obispo en Valladolid                  el 26 de enero de 1936. Tomó posesión de la Sede de                  Barbastro por procurador el 8 de marzo de aquel año,                  entrando discretamente el 15 para evitar disturbios                  anticatólicos. Con                  la sublevación militar fue arrestado en su palacio, y                  encarcelado el 22 de julio de 1936. Interrogado y                  torturado, fue finalmente fusilado por los milicianos al                  cabo de dos semanas. El                  Papa Juan Pablo II lo beatificó el 4 de mayo de 1997.  |           
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Fuente:          LaPueblaDeCastro.com 
Román,            Santo          Mártir, 9 de agosto   
              
 Mártir Laico Martirologio                    Romano: En Roma, en el cementerio de san                    Lorenzo, en la vía Tiburtina, san Román, mártir (c.                    258). La                  vida de nuestro santo estuvo muy ligada a la de San                  Lorenzo, y es por eso que la Iglesia celebra su fiesta                  en la víspera de San Lorenzo. Sólo sabemos que Román era                  un soldado a las órdenes del emperador Valeriano. Como                  tal, participaba activamente en la persecución de                  cristianos, y probablemente fue él quien capturó a San                  Lorenzo. Estuvo                  presente en su interrogatorio, y ya entonces comenzó a                  pensar en todo lo que decía aquel hombre. Román había                  escuchado muchas historias acerca de los cristianos: que                  eran caníbales, que practicaban el incesto y que se                  entregaban a extrañas orgías. Pero nada de eso                  correspondía con la actitud de su prisionero, que no                  hacía más que hablar del amor de Dios y de la fe en un                  mundo mejor. Días más tarde, cuando tuvo que presenciar                  la tortura de San Lorenzo, Román seguía meditando. ¿Era                  posible que, efectivamente, Dios hubiera venido al mundo                  y se hubiera dejado matar sólo por amor? Fue                  entonces cuando reparó en la actitud del mártir ante los                  tormentos. No gritaba, ni imploraba perdón, y mucho                  menos parecía dispuesto a abjurar de su fe. Nuestro                  santo pensó que tal valor y alegría no podían ser                  meramente humanos: sin duda estaban inspirados por un                  ser superior, quizá aquel Jesús del que hablaba San                  Lorenzo. En ese momento vio a un ángel que estaba                  limpiando amorosamente las heridas del preso. Ya no lo                  dudó más: en su corazón se convirtió al cristianismo, y                  así se lo manifestó al mártir al oído. Deseando                  bautizarse, se ofreció para escoltar al prisionero hasta                  la celda. Una vez allí buscó un poco de agua e imploró                  al santo que oficiase el sacramento: San Lorenzo lo hizo                  encantado, feliz que su martirio diese frutos tan                  rápidos. Después                  del bautismo, Román no pudo contenerse, y le reveló al                  emperador que se había vuelto cristiano a través del                  ejemplo de aquel hombre. Valerio no lo dudó ni un                  instante: lo despojó del rango de soldado imperial y                  ordenó que fuese decapitado.  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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