JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 23-30
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Yo les aseguro: es difícil que un rico entre el Reino de los cielos. De nuevo les digo: es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios".
Al oír esto, los discípulos se quedaron impresionados y dijeron:
"Entonces, ¿quién podrá salvarse?"
Jesús los miró y les dijo:
"Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo:
"Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos espera?"
Jesús les contestó:
"Les aseguro que ustedes, los que me han seguido, cuando todo se haga nuevo y el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, se sentarán también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo el que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras por mi causa, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.
Hay muchos primeros que serán últimos y muchos últimos que serán primeros".
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor, Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
mar 20a. Ordinario año Par
Antífona de Entrada
El Señor es mi protector; él me libró de las manos de mis enemigos y me salvó, porque me ama.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Señor, que el curso de los acontecimientos del mundo se desenvuelva, según tu voluntad, en la justicia y en la paz, y que tu Iglesia pueda servirte con tranquilidad y alegría.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Eres hombre y no Dios, y te crees tan sabio como Dios
Lectura del libro del profeta Ezequiel 28, 1-10
En aquellos días recibí esta palabra del Señor:
"Hijo de hombre, di al rey de Tiro: Esto dice el Señor: Tu corazón se llenó de soberbia, y has dicho: "Soy un dios, he puesto mi trono divino en el corazón del mar. "Aunque eres un hombre y no un dios, has querido igualar en sabiduría a los dioses. Te creías más sabio que Daniel, ningún enigma se te resistía. Con tu sabiduría y tu inteligencia has conseguido riquezas, has amontonado tesoros de oro y plata. Comerciando hábilmente has acrecentado tus riquezas, y por ellas se llenó de soberbia tu corazón.
Por eso, así dice el Señor: Porque has querido igualarte a Dios, yo haré que vengan extranjeros contra ti, los más feroces de las naciones, que desenvainarán la espada contra tu brillante sabiduría y profanarán tu belleza. Te harán bajar a la tumba y perecerás de muerte violenta en el corazón del mar. ¿Podrás seguir diciendo ante tus verdugos que eres un dios? Para tus verdugos serás un simple hombre y no un dios. Muerte de incircunciso te darán gentes extrañas. Porque lo he dicho yo, palabra del Señor".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Dt 32, 26-27ab.27cd-28a.30.35cd-36ab
El Señor da la muerte y la vida.
Yo pensaba: "Los reduciré a polvo, borraré de entre los hombres su memoria, pero me detenía que el enemigo pudiera burlarse, que los adversarios lo interpretaran mal".
El Señor da la muerte y la vida.
Y dijeran: "Somos nosotros los que hemos vencido, no es el Señor el que ha hecho todo esto". Y es que son un pueblo sin sentido.
El Señor da la muerte y la vida.
Pues, ¿cómo puede uno solo perseguir a mil, y dos poner en fuga a diez mil, sino porque los ha vendido su Roca y el Señor los ha entregado?
El Señor da la muerte y la vida.
Está cerca el día de su ruina, se precipita su desenlace. El Señor hará justicia a su pueblo, tendrá misericordia de sus siervos.
El Señor da la muerte y la vida.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza.
Aleluya.
Evangelio
Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 23-30
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Yo les aseguro: es difícil que un rico entre el Reino de los cielos. De nuevo les digo: es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios".
Al oír esto, los discípulos se quedaron impresionados y dijeron:
"Entonces, ¿quién podrá salvarse?"
Jesús los miró y les dijo:
"Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo:
"Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos espera?"
Jesús les contestó:
"Les aseguro que ustedes, los que me han seguido, cuando todo se haga nuevo y el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, se sentarán también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo el que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras por mi causa, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.
Hay muchos primeros que serán últimos y muchos últimos que serán primeros".
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor, Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Que este pan y este vino que tú mismo nos das para ofrecértelos, nos ayuden, Señor, convertidos en el Cuerpo y Sangre de tu Hijo, a conseguir el premio de la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Restauración universal en Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos. Siendo él de condición divina, se despojó de su rango, y por su sangre derramada en la cruz puso en paz todas las cosas; y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en él.
Por eso,
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho; entonaré un himno de alabanza al Dios.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te pedimos, Padre misericordioso, que por este sacramento con que ahora nos fortaleces, nos hagas algún día participar de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Dia 19/08 San Juan Eudes (presbítero, blanco)
Antífona de Entrada
El Espíritu de del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para vendar los corazones desgarrados.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, luz de tu pueblo y pastor de los hombres, que, dentro de la Iglesia, has confiado a san Juan Eudes la misión de apacentar a tu pueblo con su vida y su ejemplo; concédenos, por su intercesión, guardar íntegro el don de la fe que nos legó su palabra y seguir el camino que nos marcó su ejemplo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 14-19
Hermanos: Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, les conceda por medio de su Espíritu: robustecerlos en lo profundo de su ser; que Cristo habite por la fe en sus corazones; que el amor sea su raíz y su cimiento; y así, con todo el pueblo de Dios, lograrán abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegarán a su plenitud, según la plenitud total de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 130
Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad.
Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
Sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre.
Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
Aleluya.
Evangelio
Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús exclamó:
"Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán su descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Dios todopoderoso, humildemente imploramos de tu divina Majestad que estos dones, que ofrecemos en honor de tus santos y que testimonian tu poder y tu gloria, le alcancen a tu pueblo los frutos de la eterna salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
prefacio
Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Juan Eudes, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
Sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, que estos sacramentos que hemos recibido nos hagan dignos de los gozos eternos que mereció san Juan Eudes, tu servidor bueno y fiel.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
† Meditación diaria
20ª semana. Martes
EL SENTIDO CRISTIANO DE LOS BIENES
— Los bienes de la tierra se han de ordenar al fin sobrenatural del hombre.
— La riqueza y los talentos personales deben estar al servicio del bien. Cómo es la pobreza de quien vive en medio del mundo y ha de santificarse con los quehaceres temporales.
— Desarrollar los talentos que el Señor nos ha dado en bien de los demás.
I. Los Apóstoles vieron con pena –el Señor también– cómo se marchaba el joven que no quiso dejar a un lado sus riquezas para seguir al Maestro. Le vieron partir con esa tristeza peculiar del que no corresponde a lo que Dios le pide. Todos quizá pensaron que podía haber sido uno del grupo de los más íntimos, aquellos que escucharon confidencias entrañables de Jesús y recibieron más tarde el mandato de evangelizar el mundo, de ir con la doctrina de Cristo hasta los confines de la tierra.
En este clima, mientras reemprenden la marcha, el Señor les dijo: Difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos. Y añadió: Es más, os digo que es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios. Los discípulos quedaron muy asombrados1.
Quien pone su corazón en los bienes de la tierra se incapacita para encontrar al Señor, porque el hombre puede tener como fin a Dios, al que alcanza también a través de las cosas materiales como simples medios que son, o poner las riquezas como meta de su vida, en sus muchas manifestaciones de deseo de lujo, de comodidad, de poseer más... El corazón se orienta según uno de estos dos fines. Quien lo tiene repleto de bienes materiales no puede amar a Dios: no se puede servir a Dios y a las riquezas2, enseñó el Señor en otra ocasión.
El término arameo original de riquezas que utilizó el Señor, es Mammon, que "designa con irrisión un ídolo. ¿Por qué se trata de un ídolo? Por un doble motivo. Primeramente porque el ídolo es un sustitutivo de Dios. Se trata del uno o del otro (...). En segundo lugar, por su contenido. Más allá del dinero, simple unidad monetaria, el ídolo Mammon simboliza un instrumento de la voluntad de poder, un medio de posesión del mundo, una expresión de la avidez de las cosas y también una desviación de las relaciones de los hombres entre sí. El dominio que el ídolo ejerce sobre el hombre se opone a lo que es propio de la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios, y por tanto a su relación con el Creador"3.
El que pone su deseo en las cosas de la tierra como si fueran un bien absoluto comete una especie de idolatría4, corrompiendo su alma como se corrompe con la impureza5, y, con frecuencia, acaba uniéndose a los "príncipes de este mundo", que se levantan contra Dios, contra Cristo6.
El amor desordenado a los bienes materiales, pocos o muchos, es un gravísimo obstáculo para el seguimiento de Cristo, como se manifiesta en el pasaje del joven rico que considerábamos en nuestra meditación de ayer, y en las duras y enérgicas palabras con que el Señor condena el mal uso de las riquezas. Por eso, el cristiano ha de examinar con frecuencia si ama la sobriedad y la templanza, si está realmente desprendido de las cosas de la tierra, si valora más los bienes del alma que los del cuerpo, si utiliza los bienes para hacer el bien, si le acercan a Dios o lo separan de Él, si es parco en las necesidades personales, restringiendo los gastos superfluos, no cediendo a los caprichos, vigilando la tendencia a crearse falsas necesidades. Ha de ver si cuida las cosas de su hogar, los instrumentos de trabajo... ¡Qué pena si alguna vez no viéramos a Jesús que pasa a nuestro lado porque tuviéramos el corazón puesto en algo que pronto hemos de dejar! ¡Algo que vale tan poco en comparación de las riquezas sin límite que Cristo da a quienes le siguen!
II. El cristiano que vive en medio del mundo no debe olvidar, sin embargo, que los bienes materiales en sí mismos son bienes que debe hacer producir en favor de la propia familia y de la sociedad, de las buenas obras que sostiene con su esfuerzo, y que ha de santificarse con ellos. Nada más lejano del verdadero espíritu de pobreza secular que la actitud encogida del que ve con miedo el mundo y sus riquezas. El verdadero progreso y el desarrollo –también material– son buenos y queridos por Dios. Y el Señor no predicó nunca ni la suciedad ni la miseria. Todos hemos de luchar, en la medida de las propias posibilidades, contra la pobreza, la miseria y cualquier situación de indigencia que degrade al ser humano.
La pobreza del cristiano corriente, que se ha de santificar en medio de sus tareas seculares, no consiste en una circunstancia meramente exterior: tener o no tener bienes materiales; se trata de algo más profundo que afecta al corazón, al espíritu del hombre; consiste en ser humilde ante Dios, en sentirse siempre necesitado ante Él, en ser piadoso, en tener una fe rendida que se manifiesta en la vida y en las obras. Si se poseen estas virtudes y además abundancia de bienes materiales, la actitud del cristiano ha de ser la de desprendimiento, de caridad generosa. El que no posee bienes materiales abundantes no por ello está justificado ante Dios, si no se esfuerza por adquirir las virtudes que constituyen la verdadera pobreza. También en la escasez puede manifestar su generosidad, su señorío, y también debe estar desprendido de lo poquísimo de que dispone.
Jesús estuvo muy cerca de los pobres, de los enfermos, de quienes padecían cualquier necesidad, pero entre los más allegados a su Persona no faltaron gentes de fortuna más o menos cuantiosa. Las mujeres que subvenían a sus necesidades eran gente acomodada. Algunos de sus Apóstoles, como Mateo y los hijos de Zebedeo, tenían ciertos medios económicos. José de Arimatea, hombre rico, es mencionado expresamente como discípulo suyo7; él y Nicodemo tienen el privilegio de recibir el Cuerpo muerto de Jesús8, para cuya sepultura trajo este último gran cantidad de aromas (unas cien libras, ¡más de treinta kilos!). La familia de Betania con la que tenía una especial amistad era, probablemente, de cierto relieve social, pues son muchos los judíos que acuden a su casa a la muerte de Lázaro. Llama a Zaqueo para hospedarse en su casa y le admite entre sus seguidores9. El mismo vestido de Jesús no carecía de prestancia, pues llevaba una túnica inconsútil, orlada...
"Los bienes de la tierra no son malos; se pervierten cuando el hombre los erige en ídolos y, ante esos ídolos, se postra; se ennoblecen cuando los convertimos en instrumentos para el bien, en una tarea cristiana de justicia y de caridad. No podemos ir detrás de los bienes económicos, como quien va en busca de un tesoro; nuestro tesoro (...) es Cristo y en Él se han de centrar todos nuestros amores (...)"10; Él es el verdadero valor que define toda nuestra vida, por encima del cual nada hay. A Él debemos imitar, según las circunstancias personales de cada uno. Y nunca debemos dar por supuesto el desprendimiento de los bienes y su recto uso, porque la tendencia de todo hombre, de toda mujer, es fabricarse sus propios ídolos, crearse "necesidades innecesarias", gastar más de lo debido, poseer los bienes para los propios caprichos sin tener en cuenta que "el hombre, al usarlas, no debe tener las cosas que legítimamente posee como exclusivamente suyas, sino también como comunes, en el sentido de que no le aprovechen a él solamente, sino también a los demás"11.
Examinemos hoy la rectitud con que usamos los bienes y si tenemos el corazón puesto en el Señor, desasido de lo mucho o de lo poco que poseamos, teniendo en cuenta que "un signo claro de desprendimiento es no considerar –de verdad– cosa alguna como propia"12.
III. Debemos desarrollar sin miedo, sin falsa modestia ni timideces, todos los talentos que el Señor nos ha dado, poner nuestras energías para que la sociedad progrese y lograr que sea cada vez más humana, que se den las condiciones necesarias para que todos lleven una vida digna, como corresponde a hijos de Dios. Hemos de aprender a dar de lo nuestro, a fomentar y a ayudar, según nuestras circunstancias, a instituciones y fundaciones que eleven y rediman al hombre de su incultura o de sus condiciones menos humanas. Debemos procurar, en lo que de nosotros depende, que no existan más esas desigualdades y diferencias sociales que claman al Cielo: por un lado, personas que luchan cada día por sobrevivir; por otro, despilfarros que ofenden a la criatura y al Creador.
Encontramos muchas dificultades, internas –en nuestro corazón, donde subsisten las raíces del egoísmo, de la posesión desordenada– y externas –las de un ambiente lanzado sin freno hacia los bienes de consumo–. Este ambiente externo, que lleva consigo frecuentemente una fuerte carga de sensualidad, es "el marco más adecuado para que proliferen las desviaciones morales de todo signo: el erotismo, la exaltación del placer estimado y cultivado por sí mismo, la degradación por el abuso del alcohol y las drogas, etc. Es evidente que tales excesos aparecen como consecuencia de la insatisfacción profunda que padece el hombre cuando se aparta de Dios (...). El resultado está a la vista: hombres y mujeres –incontables ya– faltos de ideales, sin criterio ni sentido claro de las cosas y de la vida"13, que se levantan contra el Señor y contra Cristo14.
Para la mayoría de los cristianos, para aquellos que se han de santificar en medio de las realidades temporales, seguir a Cristo significará desarrollar su capacidad –también en cuanto a la creación y añoramiento de bienes materiales– en bien de la sociedad entera, comenzando por la familia, que ha de tener los medios necesarios, ayudando a quienes se encuentran más necesitados, creando puestos de trabajo... Pero el fin del cristiano en la vida no puede ser enriquecerse, acumular bienes, poseer lo más posible. Esto llevaría al mayor empobrecimiento de su persona. La templanza en la posesión y en el uso de los bienes da al cristiano una madurez humana y sobrenatural que permite seguir de cerca a Cristo y llevar a cabo un gran apostolado en el mundo. La Virgen, que supo vivir como nadie esta virtud de la pobreza, nos ayudará hoy a formular un propósito, quizá pequeño, pero bien concreto.
1 Mt 19, 23-25. — 2 Mt 6. 24. — 3 J. M. Lustiger, Secularidad y teología de la Cruz, Madrid 1987, pp. 155-156 — 4 Col 3, 5. — 5 Cfr. Ef 4, 19; 5, 3. — 6 Cfr. Sal 2, 2. — 7 Mt 27, 57. — 8 Jn 19, 38. — 9 Lc 19, 5. — 10 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 35. — 11 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 69. — 12 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 524. — 13 A. Fuentes, El sentido cristiano de la riqueza, Rialp, Madrid 1988, pp. 186-187. — 14 Cfr. Sal 2, 2.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Juan Eudes |
Este santo compuso una frase que se ha hecho famosa entre los creyentes. Dice así: "Para ofrecer bien una Eucaristía se necesitarían tres eternidades: una para prepararla, otra para celebrarla y una tercera para dar gracias".
Nació en un pueblecito de Francia, llamado Ri (en Normandía) en el año 1601. Sus padres no tenían hijos e hicieron una peregrinación a un santuario de Nuestra Señora y Dios les concedió este hijo, y después de él otros cinco.
Ya desde pequeño demostraba gran piedad, y un día cuando un compañero de la escuela lo golpeó en una mejilla, él para cumplir el consejo del evangelio, le presentó la otra mejilla.
Estudio en un famoso seminario de París, llamado El Oratorio, dirigido por un gran personaje de su tiempo, el cardenal Berulle, que lo estimaba muchísimo.
Al descubrir en Juan Eudes una impresionante capacidad para predicar misiones populares, el Cardenal Berulle lo dedicó apenas ordenado sacerdote, a predicar por los pueblos y ciudades. Predicó 111 misiones, con notabilísimo éxito. Un escritor muy popular de su tiempo, Monseñor Camus, afirmaba: "Yo he oído a los mejores predicadores de Italia y Francia y puedo asegurar que ninguno de ellos conmueve tanto a las multitudes, como este buen padre Juan Eudes".
Las gentes decían de él: "En la predicación es un león, y en la confesión un cordero".
San Juan Eudes se dio cuenta de que para poder enfervorizar al pueblo y llevarlo a la santidad era necesario proveerlo de muy buenos y santos sacerdotes y que para formarlos se necesitaban seminarios donde los jóvenes recibieran muy esmerada preparación. Por eso se propuso fundar seminarios en los cuales los futuros sacerdotes fueran esmeradamente preparados para su sagrado ministerio. En Francia, su patria, fundó cinco seminarios que contribuyeron enormemente al resurgimiento religioso de la nación.
Con los mejores sacerdotes que lo acompañaban en su apostolado fundó la Congregación de Jesús y María, o padres Eudistas, comunidad religiosa que ha hecho inmenso bien en el mundo y se dedica a dirigir seminarios y a la predicación.
En sus misiones lograba el padre que muchas mujeres se arrepintieran de su vida de pecado, pero desafortunadamente las ocasiones las volvían a llevar otra vez al mal. Una vez una sencilla mujer, Magdalena Lamy, que había dado albergue a varias de esas convertidas, le dijo al santo al final de una misión: "Usted se vuelve ahora a su vida de oración, y estas pobres mujeres se volverán a su vida de pecado; es necesario que les consiga casas donde se puedan refugiar y librarse de quienes quieren destrozar su virtud". El santo aceptó este consejo y fundó la Comunidad de las Hermanas de Nuestra Señora del Refugio para encargarse de las jóvenes en peligro. De esta asociación saldrá mucho después la Comunidad de religiosas del Buen Pastor que tienen ahora en el mundo 585 casas con 7,700 religiosas, dedicadas a atender a las jóvenes en peligro y rehabilitar a las que ya han caído.
Este santo propagó por todo su país dos nuevas devociones que llegaron a ser sumamente populares: La devoción al Corazón de Jesús y la devoción al Corazón de María. Y escribió un hermoso libro titulado: "El Admirable Corazón de la Madre de Dios", para explicar el amor que María ha tenido por Dios y por nosotros. Él compuso también un oficio litúrgico en honor del corazón de María, y en sus congregaciones celebraba cada año la fiesta del Inmaculado Corazón.
Otro de sus Libros se titula: "La devoción al Corazón de Jesús". Por eso el Papa San Pío X llamaba a San Juan Eudes: "El apóstol de la devoción a los Sagrados Corazones".
Redactó también dos libros que han hecho mucho bien a los sacerdotes: "El buen Confesor", y "El predicador apostólico".
Murió el 19 de agosto de 1680. Su gran deseo era que de su vida y de su comportamiento se pudiera repetir siempre lo que decía Jesús: "Mi Padre celestial me ama, porque yo hago siempre lo que a Él le agrada".
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Sixto III, Santo XLIV Papa, 19 de agosto
XLIV Papa Martirologio Romano: En Roma, en la vía Tiburtina, junto a san Lorenzo, sepultura de san Sixto III, papa, que restableció la concordia entre el Patriarcado de Antioquía y el de Alejandría, y en la Ciudad eterna erigió para el pueblo de Dios la basílica de Santa María, en el monte Esquilino (440). Fue elegido papa a la muerte de san Celestino I, en el año 432, y ocupó la sede de Pedro por ocho años que fueron muy llenos de exigencias.
contradecir la fe cristiana; depuesto de su sede, recluido o desterrado al monasterio de san Eutropio, en Antioquía, muriendo impenitente fuera de la comunión de la Iglesia. El papa Sixto III intentó con notable esfuerzo reducirlo a la fe sin conseguirlo y a pesar de sus inútiles esfuerzos tergiversaron los nestorianos sus palabras afirmando que el papa no les era contrario. |
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Ezequiel Moreno y Díaz, Santo Obispo, 19 de agosto
Obispo Martirologio Romano: En Monteagudo, de Navarra, en España, tránsito de san Ezequiel Moreno Díaz, obispo de Pasto, en Colombia, de la Orden de los Recoletos de San Agustín, que trabajó y, por anunciar el Evangelio, dio su vida tanto en las Islas Filipinas como en América del Sur (1906). Ezequiel Moreno nació en Alfaro (La Rioja, España), el 9 de abril de 1848. Siguiendo el ejemplo de su hermano Eustaquio, el 21 de septiembre de 1864 vistió el hábito en el convento de los agustinos recoletos de Monteagudo (Navarra) y tomó el nombre de fray Ezequiel de la Virgen del Rosario. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Jordán de Pisa, Beato Dominico, 19 de agosto
Presbítero Dominico Martirologio Romano: En Piacenza, en la Emilia, beato Jordán de Pisa, presbítero de la Orden de Predicadores, que en lenguaje popular expuso al pueblo la más alta doctrina con la máxima sencillez (c. 1311). Jordán de Pisa ha pasado a la historia como uno de los creadores del italiano moderno. |
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Fuente: Franciscanos.org
Luis (Ludovico) de Anjou, Santo Obispo, 19 de agosto
Obispo Martirologio Romano: En Brignoles, en la Provenza, de Francia, muerte de san Luis, obispo. Sobrino del rey san Luis, prefirió la pobreza evangélica a las alabanzas y honores del mundo, y joven en años, pero maduro en virtud, fue elevado a la sede de Tolosa. Debido a su delicada salud, descansó piadosamente en el Señor (1297). San Luis de Anjou-Sicilia, que murió siendo obispo de Toulouse a los veintitrés años, nació el año 1274 en Brignoles, hermosa villa de Provenza. Su madre, María de Hungría, era sobrina de Santa Isabel y hermana de tres príncipes que también llegaron a ser reyes y santos: Esteban, Ladislao y Enrique. Su padre, Carlos II de Anjou, rey de Nápoles, Sicilia, Jerusalén y Hungría, era el propio sobrino de San Luis de Francia. El príncipe don Luis brilló desde su infancia por la seguridad de su juicio, su piedad sólida, el desprecio de los honores del siglo y una gravedad que le conciliaban el amor y el respeto de todos. Desde luego, Dios le llamaba para más alto destino que el que la historia política de su tiempo parecía reservarle. |
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Fuente: www.op.org.ar
Luis Flores y compañeros, Beatos Mártires, 19 de agosto
Mártires Martirologio Romano: En Nagasaki, en Japón, beatos mártires Luis Flores, presbítero de la Orden de Predicadores, Pedro de Zúñiga, presbítero de la Orden de los Eremitas de San Agustín, y trece compañeros, marineros japoneses, que, llevados a puerto y detenidos al punto, sufrieron juntos un mismo martirio, entre variadas torturas, por la fe cristiana (1622). Nació en Amberes y recibió la primera educación en Gante (Bélgica), pero aún niño vino con sus padres a España y luego pasaron a México. Es hijo del convento de Santo Domingo de México donde hizo profesión en 1592. |
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Fuente: Archivalencia.org
Elvira de la Natividad de Nuestra Señora y compañeras, Beatas Mártires, 19 de agosto
Mártires Carmelitas Martirologio Romano: En el lugar llamado El Saler, en la región valenciana (España), beatas Elvira de la Natividad de Nuestra Señora Torrentallé Paraire y sus compañeras, vírgenes del Instituto de las Hermanas Carmelitas de la Caridad y mártires, que en la prueba de la fe por Cristo, su Esposo, obtuvieron el fruto eterno (1936). Elvira Torrentallé Paraire nació en Balsareny (Barcelona) el día 29 de Junio de 1883. A los 23 años ingresó en el noviciado de Vic (Barcelona) |
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Fuente: JesuitasAntillas.org
Tomás Sitjar Fortiá, Beato Presbitero y Mártir, 19 de agosto
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: En la ciudad de Gandía, de Valencia, España, beato Tomás Sitjar Fortiá, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que, persecución contra la Iglesia, derramó su sangre por Cristo (1936). Tomás Sitjar Fortiá nació el 21 de marzo de 1866 en Girona (Cataluña), e ingresó en la Compañía en el noviciado de Veruela (Zaragoza), el 21 de julio de 1880. Estudió Filosofía en Tortosa, y durante ocho años hizo su magisterio enseñando Filosofía en el Seminario Diocesano de Montevideo (Uruguay). |
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Guerrico de Igny, Beato Abad, 19 de agosto
Abad Martirologio Romano: En el monasterio de Igny, en Francia, beato Guerrico, abad. Verdadero discípulo de san Bernardo, al no poder dar ejemplo en el trabajo a sus hermanos por la debilidad de su cuerpo, los fortalecía en la humildad y caridad con reiteradas exhortaciones espirituales (1151/1157). Guerrico vivió entre los siglos XI y XII, no se cuenta con información sobre sus primeros años, los detalles que tenemos son gracias a la biografía de Hugo abad de Marchiennes conocemos que llevó vivió solo en una casa cercana al monasterio de Tournai, que siendo inicialmente agustino pasa a ser benedictino bajo el episcopado de Odón de Cambrai. Fue San Bernardo quien lo conquisto para Claraval, y en 1138 llegó a ser abad de Igny (diócesis de Reims) sucediendo al Beato Humberto que fue el primer Abad, el monasterio mientras él lo regento llegó a ser muy prospero, murió en "su" monasterio posiblemente un 19 de agosto, entre los años 1151 y 1157. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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