JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Mateo 18, 15-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
          "Si tu hermano peca, ve y llámale la atención a solas. Si te          hace caso,          habrás ganado a tu hermano. Si no te hace caso, toma contigo uno          o dos, para          que cualquier asunto se resuelva en presencia de dos o tres          testigos. Si no les          hace caso a ellos, díselo a la comunidad; y si no hace caso ni          siquiera a la          comunidad, considéralo como un pagano o como uno que recauda          impuestos para          Roma.
          Les aseguro que lo que aten en la tierra quedará atado en el          cielo; y lo que          desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. También les          aseguro que, si          dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir          cualquier cosa, la          obtendrán de mi Padre del cielo. Porque donde están reunidos dos          o tres en mi          nombre, allí estoy yo en medio de ellos".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
mie          19a. Ordinario año Par
      Antífona de Entrada
      Escucha,              Señor, mi voz y mis clamores y ven en mi ayuda; no me              rechaces, no me              abandones, Dios, salvador mío.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Dios nuestro, fuerza de todos los que en ti confían; ayúdanos            con tu gracia sin            la cual nada puede nuestra humana debilidad, para que podamos            serte fieles en            la observancia de tus mandamientos.
            Por nuestro Señor Jesucristo... 
            Amén.
Primera            Lectura
      Marca              con una señal la frente de los que lloran por las prácticas              abominables que se              realizan en Jerusalén
Lectura              del libro del profeta Ezequiel 9, 1-7; 10, 18-22
En aquellos días, oí al            Señor que gritaba con fuerte voz: 
            "¡Que se acerquen los que van a castigar a la ciudad; cada uno            con su arma            destructora!"
            Y por la calle de la puerta alta que mira al norte llegaron            seis hombres, cada            cual con su arma destructora. En medio de ellos había un            hombre vestido de            lino, con los instrumentos de escribano a la cintura. Entraron            y se pusieron            junto al altar de bronce. La gloria del Dios de Israel se            había levantado            encima de los querubines y se dirigía hacía el umbral del            templo. Entonces            llamó al hombre vestido de lino que llevaba los instrumentos            de escribano a la            cintura, y le dijo:
            "Pasa por la ciudad, recorre Jerusalén y coloca una señal en            la frente de            los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que            se cometen            dentro de ella".
            Y pude oír lo que dijo a los otros:
            "Recorran la ciudad detrás de él, matando sin compasión y sin            piedad.            Maten a viejos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres, hasta            exterminarlos: Pero            no se acerquen a los que tiene la señal en la frente. Empiecen            por mi santuario".
            Y empezaron por los ancianos que estaban delante del templo.            Luego les dijo:
            "Contaminen el templo y llenen de cadáveres los atrios".
            Y salieron a matar por la ciudad.
            Luego la gloria del Señor salió levantándose del umbral del            templo y se colocó            sobre los querubines. Los querubines extendieron sus alas, se            elevaron sobre la            tierra ante mis ojos y remontaron el vuelo junto con las            ruedas. Se pararon a            la entrada de la puerta oriental del templo del Señor, y la            gloria del Dios de            Israel estaba sobre ellos. Eran los mismos seres que yo había            visto debajo del            Dios de Israel junto al río Quebar, y reconocí que eran            querubines. Cada uno tenía            cuatro caras y cuatro alas, y bajo las alas una especie de            manos de hombre. Sus            caras eran las mismas que yo había visto junto al río Quebar.            Todos ellos            caminaban de frente.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal              112, 1-2.3-4.5-6
Bendito              sea el nombre del Señor.
Alaben,            siervos del Señor, alaben el nombre del Señor. Bendito sea el            nombre del Señor            desde ahora y para siempre.
            Bendito sea el nombre del Señor.
Desde la            salida del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del            Señor. El Señor está            por encima de todas las naciones, su gloria está sobre los            cielos.
            Bendito sea el nombre del Señor.
¿Quién            como el Señor, nuestro Dios, que reina en las alturas y sin            embargo se inclina            para mirar cielos y tierra?
            Bendito sea el nombre del Señor.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo, y            nos ha            encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación.
            Aleluya.
Evangelio
      Si tu hermano te escucha, lo              habrás salvado
† Lectura del santo              Evangelio según san Mateo 18, 15-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a            sus discípulos:
            "Si tu hermano peca, ve y llámale la atención a solas. Si te            hace caso,            habrás ganado a tu hermano. Si no te hace caso, toma contigo            uno o dos, para            que cualquier asunto se resuelva en presencia de dos o tres            testigos. Si no les            hace caso a ellos, díselo a la comunidad; y si no hace caso ni            siquiera a la            comunidad, considéralo como un pagano o como uno que recauda            impuestos para            Roma.
            Les aseguro que lo que aten en la tierra quedará atado en el            cielo; y lo que            desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. También les            aseguro que, si            dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir            cualquier cosa, la            obtendrán de mi Padre del cielo. Porque donde están reunidos            dos o tres en mi            nombre, allí estoy yo en medio de ellos".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Dios nuestro, que en estos            dones que te presentamos nos has otorgado el pan que alimenta            y el sacramento            que da nueva vida, haz que nunca llegue a faltarnos este            sustento del cuerpo y            del espíritu.
            Por Jesucristo, nuestro Señor. 
            Amén. 
Prefacio            
      Restauración Universal en              Cristo
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre            y en todo lugar,            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo            Señor nuestro. 
            A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste            que            participáramos todos. Siendo él de condición divina, se            despojó de su rango, y            por su sangre derramada en la cruz puso en paz todas las            cosas; y así,            constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna            para cuantos            creen en él. 
            Por eso, 
            con los ángeles y arcángeles y con todos los coros            celestiales, cantamos sin            cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
      Una              sola cosa he pedido al Señor y es lo único que busco:              habitar en su casa todos              los días de mi vida.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Que nuestra participación en este sacramento, signo de la            unión de los fieles            en ti, contribuya, Señor, a la unidad de tu Iglesia.
          Por            Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
Dia          13/08 San Ponciano,          papa, y san Hipólito (presbítero, mártires, rojo)
      Antífona          de Entrada
      Aunque el justo sufra muchos males, de            todos lo libra el Señor. El señor            cuida de todos sus huesos, y ni uno solo se quebrará.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Dios todopoderoso y eterno, que concediste a los mártires san          Ponciano y san          Hipólito la gracia de morir por Cristo; ayúdanos en nuestra          debilidad, para          que, así como ellos no dudaron en morir por ti, así también          nosotros nos          mantengamos fuertes en la confesión de tu nombre.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Estén alegres cuando compartan los            padecimientos de Cristo
Lectura de la primera carta del apóstol            san Pedro 4, 12-19
Queridos hermanos: No se extrañen de ese          fuego abrasador que los pone a          prueba como si les sucediera algo extraordinario. Estén alegres          cuando          compartan los padecimientos de Cristo, para que, cuando se          manifieste su          gloria, rebosen de gozo. Si los ultrajan por el nombre de          Cristo, dichosos          ustedes, porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios,
          reposa sobre ustedes. Que ninguno de ustedes tenga que sufrir          por homicida,          ladrón, malhechor o entrometido. Pero si sufre por ser          cristiano, que no se          avergüence, que dé gloria a Dios por este nombre.
          Ha llegado el momento de que el juicio empiece por la casa de          Dios, y si          nosotros somos los primeros, ¿cuál será el final de los que no          han obedecido el          Evangelio de Dios? Si el justo, a duras penas, se salva, ¿qué          sucederá con el          impío y pecador?
          En consecuencia, los que padecen por designio de Dios,          practiquen el bien y          pónganse en manos del Creador, que es fiel.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del Salmo 123
Hemos salvado la vida como un pájaro de la            trampa del cazador.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra          parte cuando nos asaltaban lo          hombres, nos habrían tragado vivos, tanto ardía su ira contra          nosotros.
          Hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del            cazador.
Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos          el torrente hasta el          cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas          espumantes.
          Hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del            cazador.
La trampa se rompió y escapamos. Nuestro          auxilio es el nombre del Señor,          quien hizo el cielo y la tierra.
          Hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del            cazador.
Aclamación          antes del          Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Dichosos los perseguidos por cauda de la justicia, porque de          ellos es el Reino          de los cielos.
          Aleluya.
Evangelio
      Si me han perseguido a mí, también a            ustedes los perseguirán
† lectura del santo Evangelio según san            Juan 15, 18-21
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
          "Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a          ustedes. Si          fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero como          no son del          mundo, sino que yo los he escogido sacándolos del mundo, por eso          el mundo los          odia. Recuerden lo que les dije:
          No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido,          también a ustedes          los perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán          la de ustedes. Y          todo eso lo harán con ustedes a causa de mi nombre, porque no          conocen al que me          envió".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración          sobre las Ofrendas
      Sea agradable a tus ojos, Señor, esta          ofrenda que va a ser consagrada en          la festividad gloriosa de tus mártires, Ponciano e Hipólito para          que nos          purifique de nuestros pecados y te mueva a escuchar las          plegarias de tu pueblo.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Testimonio y ejemplo de los mártires
En verdad es justo y necesario, es nuestro          deber y salvación, darte          gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios          todopoderoso y          eterno, por Cristo, Señor nuestro.
          Porque la sangre de los gloriosos mártires san Ponciano y san          Hipólito,          derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti,          manifiesta tu          admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al          hombre débil          robustece para que sea testigo tuyo.
          Por eso,
          como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la          tierra te aclamamos          diciendo si cesar:
Antífona          de la Comunión
      Nadie tiene amor más grande que el que da            la vida por sus amigos, dice            el Señor.
Oración          después de la          Comunión
      Oremos:
          Alimentados con el pan del cielo, viviendo la unidad como          miembros del Cuerpo          de Cristo, te rogamos, Señor, que no nos separemos de amor de tu          Hijo, y a          ejemplo de tus mártires san Ponciano y san Hipólito, logremos          superar con          valentía cualquier dificultad por aquel que nos amó sobre toda          medida.
        Por          Jesucristo,          nuestro Señor.
          Amén.
† Meditación          diaria
19ª          semana. Miércoles
EL          PODER DE PERDONAR LOS PECADOS
—          Promesa e institución del sacramento de la Penitencia. Dar          gracias por este          sacramento.
—          Razones para este agradecimiento.
— Solo          el sacerdote puede perdonar los pecados. La Confesión, un juicio          de          misericordia.
I.          Jesús conoce bien nuestra flaqueza y debilidad. Por eso          instituyó el sacramento          de la Penitencia. Quiso que pudiéramos enderezar nuestros pasos,          cuantas veces          fuera necesario; tenía el poder de perdonar los pecados y lo          ejerció repetidas          veces: con la mujer sorprendida en adulterio1, con el          buen ladrón          suspendido en la cruz2, con el paralítico de          Cafarnaún3...          Vino a buscar y salvar lo que estaba perdido4,          también ahora,          en nuestros días.
Los          Profetas habían preparado y anunciado esta reconciliación del          todo nueva, del          hombre con Dios. Así se refleja en las palabras de Isaías: Venid            y            entendámonos –dice Yahvé–. Aunque vuestros pecados fuesen como            la grana,            quedarán blancos como la nieve. Aunque fuesen rojos como la            púrpura, llegarán a            ser como la blanca lana5. Fue esta también la          misión del          Bautista, que vino a predicar un bautismo de penitencia para            la remisión de            los pecados6. ¿Cómo se extrañan algunos de que          la Iglesia          predique la necesidad de la Confesión?
Jesús          muestra su misericordia, de modo especial, en su actitud con los          pecadores. "Yo            tengo pensamientos de paz y no de aflicción (Jer          29, 11), declaró          Dios por boca del profeta Jeremías. La liturgia aplica esas          palabras a Jesús,          porque en Él se nos manifiesta con toda claridad que Dios nos          quiere de este          modo. No viene a condenarnos, a echarnos en cara nuestra          indigencia o nuestra          mezquindad: viene a salvarnos, a perdonarnos, a disculparnos, a          traernos la paz          y la alegría"7. Y no solo quiso que alcanzasen el          perdón aquellos          que le encontraron por los caminos y ciudades de Palestina, sino          también          cuantos habrían de venir al mundo a lo largo de los siglos. Para          eso dio la          potestad de perdonar los pecados a los Apóstoles y a sus          sucesores a lo largo          de los siglos. De modo solemne prometió el Señor a Pedro el          poder de perdonar          los pecados, cuando este le reconoció como Mesías8.          Poco tiempo          después –se lee en el Evangelio de la Misa de hoy9–          lo extendió a          los demás Apóstoles: Os aseguro que todo lo que atéis en la            tierra quedará            atado en el Cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará            desatado en el            Cielo. La promesa se hizo realidad el mismo día de la          Resurrección: Recibid            el Espíritu Santo; a quienes perdonéis los pecados les serán            perdonados, a            quienes se los retuviereis les serán retenidos10.          Fue el primer          regalo de Cristo a su Iglesia.
El          sacramento de la Penitencia es una expresión portentosa del amor          y de la          misericordia de Dios con los hombres. "Porque Dios, aun          ofendido, sigue siendo          Padre nuestro; aun irritado, nos sigue amando como a hijos. Solo          una cosa          busca: no tener que castigarnos por nuestras ofensas, ver que          nos convertimos y          le pedimos perdón"11. Demos gracias al Señor en          nuestra oración de          hoy por el don tan grande que significa poder ser perdonados de          errores y          miserias; ahora, en la oración ante Él, podemos preguntarnos:          ¿son hondas y          bien preparadas nuestras confesiones?
II. El          incomparable bien que el Señor nos otorgó al instituir el          sacramento de la          Penitencia se desprende de muchas razones, que nos mueven a ser          agradecidos con          Él y a amar cada vez más este sacramento. Su consideración nos          ayudará también          a cuidar mejor la frecuencia con la que lo recibimos.
En          primer lugar, la Confesión no es un mero remedio espiritual que          el sacerdote          posee para sanar el alma enferma o incluso muerta a la vida de          la gracia. Esto          es mucho, pero a nuestro Padre Dios le pareció poco. Y lo mismo          que el padre de          la parábola no concedió el perdón a su hijo a través de un          emisario, sino que          corrió él en persona a su encuentro, así el Señor, que anda          buscando al          pecador, se hace presente en la persona del confesor y nos          acoge. Cristo mismo,          por medio del sacerdote, nos absuelve, porque cada sacramento es          acción de          Cristo.
En la          Confesión encontramos a Jesús12, como le encontró el          buen ladrón, o          la mujer pecadora, o la samaritana, y tantos otros...; como el          mismo Pedro,          después de sus negaciones. Por ser la remisión de los pecados          una acción de          Cristo, es a la vez una acción de su Cuerpo Místico inseparable,          que es la          Iglesia.
También          hemos de dar gracias por la universalidad de este poder otorgado          a la Iglesia,          en la persona de los Apóstoles y de sus sucesores. El Señor está          dispuesto a          perdonarlo todo, de todos y siempre, si encuentra las debidas          disposiciones.          "La omnipotencia de Dios –dice Santo Tomás– se manifiesta, sobre          todo, en el          hecho de perdonar y usar de misericordia, porque la manera de          demostrar que          Dios tiene el poder supremo es perdonar libremente"13.
Jesús          nos dice: he venido para que tengan vida y la tengan en            abundancia14.          En la Confesión nos da la oportunidad de vaciar el alma de toda          inmundicia, de          limpiarla bien: "Imagina que Dios te quiere hacer rebosar de          miel: si estás          lleno de vinagre, ¿dónde va a depositar la miel?, pregunta San          Agustín. Primero          hay que vaciar lo que contenía el recipiente (...): hay que          limpiarlo aunque          sea con esfuerzo, a fuerza de frotarlo, para que sea capaz de          recibir esta realidad          misteriosa"15. De este modo, con ese pequeño esfuerzo          que supone la          delicada recepción frecuente del sacramento, el examen          diligente, el dolor y el          propósito bien hechos, el Espíritu Santo va logrando en nuestra          alma la          delicadeza de conciencia: no la conciencia escrupulosa, que ve          pecado donde no          lo hay, sino la finura interior que afianza una fuerte decisión          de tener horror          al pecado mortal y de huir de las ocasiones de cometerlo, a la          vez que hace          crecer el empeño sincero de detestar el pecado venial. De este          modo, la          Confesión nos llena de confianza en la lucha, y quienes la          practican          experimentan que es ciertamente "el sacramento de la alegría"16.          ¿Cómo no agradecer al Señor esa muestra patente de su          misericordia? ¿Cómo no          valorar –y dar a conocer a otros– cada vez más este sacramento?
Con la          eficacia silenciosa de su acción incesante, en el sacramento de          la Penitencia          el Espíritu Santo nos va dando el "sentido del pecado", nos          enseña a dolernos          más, a valorar con más profundidad la ofensa a Dios, e infunde          en nosotros un          espíritu filial de desagravio y de reparación. Por eso, la          Confesión puntual,          contrita, bien preparada, es manifestación inequívoca de          espíritu de          penitencia. Agradezcamos al Espíritu Santo haber inspirado a los          Pastores de la          Iglesia el fomento de la Confesión frecuente17: con          ella progresamos          en la humildad, combatimos con eficacia las malas costumbres          –hasta          desarraigarlas–, podemos hacer frente a la tibieza, robustecemos          nuestra          voluntad y aumenta en nosotros la gracia santificante, en virtud          del sacramento          mismo18. ¡Cuántos beneficios nos concede el Señor a          través de este          sacramento!
III. La          potestad de perdonar los pecados fue entregada a los Apóstoles y          a sus          sucesores19. Solo tiene facultad de perdonar los          pecados quien haya          recibido el Orden sacramental. San Basilio comparaba la          Confesión con el cuidado          a los enfermos, comentando que así como no todos conocen las          enfermedades del          cuerpo, tampoco las enfermedades del alma las puede curar          cualquiera20.          Pero, a diferencia de los médicos, al sacerdote no le viene su          poder de su          ciencia, ni de su prestigio, ni de la comunidad, sino que le          llega directa y          gratuitamente de Dios, a través del sacramento del Orden.
Por          disposición divina, para mejor ayudar al penitente a ser sincero          y a          profundizar en las raíces de su conducta, así como para defender          la pureza del          Cuerpo Místico de Cristo, el confesor, que hace las veces de          Cristo, debe          juzgar las disposiciones del pecador –el dolor y propósito de la          enmienda–          antes de admitirle por la absolución a una más plena comunión          con la Iglesia.          Por eso, el sacramento de la Penitencia es un verdadero juicio          al que se somete          el pecador21; pero es un juicio que se ordena al          perdón del que se          declara culpable. "¡Mira qué entrañas de misericordia tiene la          justicia de          Dios! —Porque en los juicios humanos, se castiga al que confiesa          su culpa: y,          en el divino, se perdona.
"¡Bendito          sea el santo Sacramento de la Penitencia!"22.
El          sacerdote no podría absolver a quien no está arrepentido de su          pecado; a los          que, pudiendo, se niegan a restituir lo robado; a quienes no se          deciden a          abandonar la ocasión próxima de pecado; y, en general, a quienes          no se proponen          seriamente apartarse de los pecados y enmendar su vida. Ellos          mismos se          excluyen de esta fuente de misericordia.
El          juicio del sacramento de la Penitencia es, en cierto modo,          adelanto y          preparación del juicio definitivo, que tendrá lugar al final de          la vida.          Entonces comprenderemos en toda su profundidad la gracia y la          misericordia divina          en el momento en que se nos perdonaron los pecados. Nuestro          agradecimiento no          tendrá entonces límites, y se manifestará en dar gloria a Dios          eternamente por          su gran misericordia. Pero el Señor nos quiere también          agradecidos en esta          vida. Demos gracias a Dios y pidamos que nunca falten en su          Iglesia sacerdotes          santos, dispuestos a impartir este sacramento con amor y          dedicación.
1 Jn,          8, 11. — 2 Lc 23, 43 — 3 Mc 2,          1-12. — 4 Lc          19, 10. — 5 Is 1, 18. — 6 Mt 1,          4. — 7 San          Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 165. — 8          Mt 16,          17-19. — 9 Mt 18, 18. — 10 Jn          20, 23. — 11          San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 22, 5. —          12 Cfr.          Conc. Vat. II, Const. Sacrosanctum Concilium, 7. — 13          Santo          Tomás, Suma Teológica, 1, q. 25, a. 3 ad 3. — 14          Jn 10,          10. — 15 San Agustín, Comentario a la 1ª Epístola de            San Juan, 4.          — 16 Cfr. Pablo VI, Audiencia general          23-III-1977. — 17          Cfr. Pío XII, Enc. Mystici Corporis, 29-VI-1943, 39. — 18          Ibídem.          — 19 Cfr. Ordo Paenitentiae, 9. — 20 San          Basilio, Regla            breve, 288. — 21 Cfr. Conc. de Trento, ses. XIV, cap. 5; Dz          899. — 22          San Josemaría Escrivá, Camino, n. 309.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
Ponciano e Hipólito, Santos Papa y          presbítero, Mártires, 13 de agosto   
              
 Mártires Martirologio Romano: Santos mártires Ponciano, Papa,                    e Hipólito, presbítero, que fueron deportados juntos a                    Cerdeña, y con igual condena, adornados, al parecer,                    con la misma corona, fueron trasladados finalmente a                    Roma, Hipólito, al cementerio de la vía Tiburtina, y                    el papa Ponciano, al cementerio de Calisto (c. 236).   |           
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Fuente: www.lasalle.org 
        Benildo (Pedro            Romançon), Santo          Maestro Lasallista, 13 de agosto   
              
 Maestro Lasallista Martirologio Romano: En el lugar de Sangues, cerca                    de Annecy, también en Francia, san Benildo (Pedro)                    Romançon, del Instituto de los Hermanos de las                    Escuelas Cristianas, que dedicó su vida a la formación                    de los jóvenes (1862).  |           
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Fuente: www.mercaba.org 
        Radegunda, Santa Reina          de Francia, 13 de agosto   
              
 Reina de Francia Martirologio Romano: En Poitiers, de Aquitania,                    santa Radegunda, reina de los francos. Cuando todavía                    vivía su esposo, el rey Clotario, recibió el velo                    sagrado de religiosa, y en el monasterio de la Santa                    Cruz de Poitiers, que ella había mandado construir,                    sirvió a Cristo bajo la Regla de san Cesáreo de Arlés                    (587).  |           
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Fuente: www.mercaba.org 
        Casiano de Imola, Santo          Maestro y Mártir, 13 de agosto   
              
 Maestro de escuela y Mártir Martirologio Romano: En Foro Cornelio (hoy Imola),                    en la provincia de Flaminia, san Casiano, mártir, que,                    habiéndose negado a adorar a los ídolos, fue entregado                    a manos de niños, a los que enseñaba como maestro,                    para que le torturaran con sus punzones hasta la                    muerte y así resultara tanto más duro el dolor de su                    martirio, cuanto más débiles eran las manos que le                    torturaban (c. 300).  |           
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Fuente:            ar.geocities.com/misa_tridentina01 
        Máximo el Confesor,            Santo Abad,          13 de agosto   
              
 Abad              Martirologio Romano: En la fortaleza de Schemaris, en la                      ribera del Hippi, en las montañas del Cáucaso,                      muerte de san Máximo el Confesor, abad de                      Crisópolis, cerca de Constantinopla, célebre por su                      doctrina y su celo por la verdad católica. Habiendo                      luchado con valentía contra los monoteletas, el                      emperador herético Constante le cortó la mano                      derecha y, después de una dura prisión y crueldades                      de todo tipo, lo desterró en compañía de dos                      discípulos, llamados Anastasio ambos, a la región de                      Lazica, en donde entregó su alma a Dios (662). San Máximo el Confesor nació en                    Constantinopla alrededor del año 580. Después de haber                    recibido una esmerada educación civil y religiosa,                    ocupó un alto cargo estatal, que abandonó en el año                    630 para hacerse monje.   |           
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Fuente: ACI Prensa 
        Juan Berchmans, Santo          Religioso Jesuita, 13 de agosto   
              
 Religioso              Martirologio Romano: En Roma, san Juan Berchmans,                      religioso de la Compañía de Jesús, que, amadísimo                      por todos por su sincera piedad, caridad auténtica y                      alegría constante, murió alegre después de una breve                      enfermedad (1621). San Juan Berchmans nació en Diest,                    pequeña villa de Flandes, Bélgica, el 1599. Nació el                    13 de marzo y murió otro 13, el de agosto. No importa.                    La superstición no tenía cabida en su vida. Todos los                    días son regalo de Dios.   |           
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Fuente: L´oservatore Romano 
        Juan Agramunt, Beato          Presbítero y Mártir, 13 de agosto   
              
 Presbítero y Martir              Martirologio Romano: En la población de Almazora, cerca                      de Castellón, en la región de Valencia (España),                      beato Juan Agramunt, presbítero de la Orden de                      Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, mártir                      durante la misma persecución (1936). El p. Juan Agramunt era de                    Almazora (Castellón). Cumplió su misión de enseñanza                    en los colegios escolapios de Gandia, Albacete y                    Castellón. Apresado en su pueblo natal, mantuvo la                    serenidad en la cárcel, confiando en la Providencia,                    confesando y animando a sus compañeros a aceptar el                    martirio. Hombre valeroso que no dejó la sotana ni en                    los momentos de mayor riesgo. EI mismo se confesó                    antes de salir para el suplicio, que recibió de                    rodillas, rezando y perdonando a sus verdugos. Tenía                    29 años.  |           
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Fuente: Vatican.va 
        Josep Tàpies Sirvant y            seis compañeros, Beato          Sacerdotes y Mártires, 13 de agosto   
              
 Presbíteros y Mártires              Martirologio Romano: En la diócesis de Urgell, España,                      beatos Josep Tàpies y seis compañeros, presbíteros y                      mártires (1936). 
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Fuente: Vatican.va 
        Marcos de Aviano (Carlos            Domingo) Cristofori, Beato          Sacerdote Capuchino, 13 de agosto   
              
 Presbítero Capuchino              Martirologio Romano: En Viena, en Austria, beato Marcos                      de Aviano (Carlos Domingo) Cristofori, presbítero de                      la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos.                      Sapiente predicador de la palabra de Dios, se                      interesó de modo extraordinario por los pobres y                      enfermos, y suscitó en los poderosos la voluntad de                      actuar según la fe y la paz por encima de todo                      (1699). Nació en Aviano el 17 de noviembre                    de 1631 en el seno de una familia acomodada. Fue                    bautizado ese mismo día con el nombre de Carlo                    Domenico. Juntamente con sus diez hermanos, recibió en                    su pueblo natal una buena formación espiritual y                    cultural, que se perfeccionó en los años 1643-1647 en                    el colegio de los jesuitas de Gorizia. Allí amplió su                    cultura clásica y científica e intensificó su vida de                    piedad, participando en las congregaciones marianas.  |           
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Jacobo Gapp, Beato          Presbítero y Mártir, 13 de agosto   
              
 Presbítero y Mártir              Martirologio Romano: En Berlín, en el lugar llamado                      Plötzensee, en Alemania, beato Jacobo Gapp,                      presbítero de la Compañía de María y mártir, que,                      con firmeza de ánimo, proclamó que los criminales                      proyectos de un régimen militar enemigo de la                      dignidad humana y cristiana estaban en total                      desacuerdo con la doctrina cristiana. Por ello,                      sometido a persecución, se dirigió a Francia y                      España en calidad de desterrado, pero, apresado por                      unos emisarios, murió finalmente decapitado (1943). El P. Jakob Gapp fue condenado a                    muerte por defender la fe católica y por criticar las                    doctrinas del nazismo.  |           
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Fuente: Franciscanos.org 
        Modesto García Martí,            Beato          Presbítero y Mártir, 13 de agosto   
              
 Presbítero y Mártir              Martirologio Romano: Cerca de la aldea de Albocásser, en                      el territorio de Castellón, en España, beato Modesto                      García Martí, presbítero de la Orden de los Hermanos                      Menores Capuchinos y mártir, que en la persecución                      contra la fe evangélica completó con el martirio su                      plan de vida (1936). Beato Modesto de Albocácer (en el                    siglo, Modesto García Martí), sacerdote, nació en                    Albocásser (Castellón) el 17 de enero de 1980 y fue                    martirizado en el término municipal de su pueblo el 13                    de agosto de 1936.   |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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