JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Mateo 16, 13-23
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la          región de Cesárea de Filipo,          hizo esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que          es el Hijo          del hombre?"
          Ellos le respondieron: 
          "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros,          que          Jeremías o alguno de los profetas".
          Luego les preguntó: 
          "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"
          Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: 
          "Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo".
          Jesús le dijo entonces: 
          "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha          revelado ningún          hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti          que tú eres          Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del          infierno no          prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los          cielos; todo lo          que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que          desates en la          tierra quedará desatado en el cielo".
          Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era          el Mesías.
          A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos          que tenía que          ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos,          de los sumos          sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a          muerte y resucitar          al tercer día.
          Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: 
          "No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti".
          Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: 
          "¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi          camino,          porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los          hombres!".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
jue          18a. Ordinario año Par
      Antífona de Entrada
      Canten al              Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra, canten al              Señor. Hay brillo              y esplendor en su presencia y en su templo, belleza y              majestad.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Dios eterno y todopoderoso, conduce nuestra vida por el camino            de tus            mandamientos para que, unidos a tu Hijo amado, podamos            producir frutos            abundantes.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      Haré              una alianza nueva y no recordaré sus pecados
Lectura              del libro del profeta Jeremías 31, 31-34
"Se acerca el tiempo,            dice el Señor, en que haré con la casa de Israel y la casa de            Judá una alianza            nueva.
            No será como la alianza que hice con los padres de ustedes,            cuando los tomé de            la mano para sacarlos de Egipto. Ellos rompieron mi alianza y            yo tuve que hacer            un escarmiento con ellos.
            Esta será la alianza nueva que voy a hacer con la casa de            Israel: Voy a poner            mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus            corazones. Yo            seré su Dios y ellos serán mi pueblo.Ya nadie tendrá que            instruir a su prójimo            ni a su hermano,
            diciéndole: "Conoce al Señor'," porque todos me van a conocer,            desde            el más pequeño hasta el mayor de todos, cuando yo les perdone            sus culpas y            olvide para siempre sus pecados".
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Del              Salmo 50
Misericordia              , Señor, hemos pecado.
Por tu            inmensa compasión y misericordia Señor, apiádate de mí y            olvida mis ofensas.            Lávame bien de todos los delitos y purifícame de mis pecados.
            Misericordia , Señor, hemos pecado.
Puesto            que reconozco mis culpas tengo siempre presente mis pecados.            Contra ti solo            pequé, Señor, haciendo lo que a tus ojos era malo.
            Misericordia , Señor, hemos pecado.
crea en            mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus            mandamientos. No            me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo            espíritu.
            Misericordia , Señor, hemos pecado.
Devuélveme            tu salvación, que regocija, mantén en mí un alma generosa.            Señor, abre mis            labios y cantará mi boca tu alabanza.
            Misericordia , Señor, hemos pecado.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los            poderes del            infierno no prevalecerán sobre ella, dice el Señor.
            Aleluya.
Evangelio
      Tú eres Pedro y yo te daré              las llaves del Reino de los cielos
† Lectura del santo              Evangelio según san Mateo 16, 13-23
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando            llegó Jesús a la región de Cesárea de Filipo, hizo esta            pregunta a sus            discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?"
            Ellos le respondieron: 
            "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías;            otros, que            Jeremías o alguno de los profetas".
            Luego les preguntó: 
            "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"
            Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: 
            "Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo".
            Jesús le dijo entonces: 
            "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha            revelado ningún            hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a            ti que tú eres            Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes            del infierno no            prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de            los cielos; todo lo            que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que            desates en la            tierra quedará desatado en el cielo".
            Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él            era el Mesías.
            A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus            discípulos que tenía que            ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los            ancianos, de los sumos            sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a            muerte y resucitar            al tercer día.
            Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: 
            "No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti".
            Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: 
            "¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en            mi camino,            porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los            hombres!".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración            sobre las Ofrendas
      Acepta, Señor, con bondad,            los dones que te presentamos y santifícalos por medio de tu            Espíritu para que            se nos conviertan en sacramento de salvación.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      El misterio de nuestra              salvación en Cristo
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, Padre            santo, siempre y            en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.
            Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo            enviaste para            que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de            María la Virgen,            fuera nuestro Salvador y Redentor.
            , en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y            manifestar la            resurrección, extendió sus brazos en la cruz y así adquirió            para ti un pueblo            santo.
            Por eso,
            con los ángeles y los santos proclamamos tu gloria, diciendo:
Antífona de la Comunión
      Acudan              al Señor, pongan en él su confianza y no quedarán              defraudados.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Dios todopoderoso, no ceses de proteger con amor a los que has            salvado, para            que así quienes hemos sido redimidos por la muerte de tu Hijo            podamos            alegrarnos en su resurrección. 
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
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Dia 7/08 San          Cayetano (presbítero, blanco          )
      Antífona de          Entrada
      El justo se alegra con            el Señor, se refugia en él y se            felicitan los rectos de corazón.
Oración          Colecta
      Proclamamos, Señor, que          sólo tú eres santo, sólo tú          eres bueno y nadie puede serlo sin tu gracia; por eso te pedimos          que, mediante          la intercesión de san Cayetano, nos ayudes a vivir de tal forma          en el mundo,          que nunca nos veamos privados de tu gloria.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Crean en el Señor y            ámenlo
Lectura del libro del            Eclesiástico 2, 7-13
Los que temen al Señor,          esperen en su misericordia; no          se alejen de él y no caerán. Los que temen al Señor, confíen en          él, porque no          los dejará sin recompensa. Los que temen al Señor, esperen sus          beneficios, su          misericordia y la felicidad eterna. Los que temen al Señor,          ámenlo, y se          iluminará su corazón.
          Miren a sus antepasados y comprenderán. ¿Quién confió en el          Señor y quedó          defraudado? ¿Quién perseveró en su santo temor y fue abandonado?          ¿Quién lo          invocó y fue desatendido? El Señor es clemente y misericordioso,          perdona los          pecados y salva en el tiempo de la tribulación, y es protector          de todos los que          lo buscan con sinceridad.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo 111
Dichosos los que temen            al Señor.
Dichosos los que temen al          Señor y aman de corazón sus mandamientos;          poderosos serán sus descendientes, Dios bendice a los hijos de          los buenos.
          Dichosos los que temen al Señor.
Fortuna y bienestar habrá          en su casa, siempre actuarán          conforme a la justicia. Quien es justo, clemente y compasivo,          como una luz en las          tinieblas brilla.
          Dichosos los que temen al Señor.
Quienes compadecidos,          prestan y llevan sus negocios          rectamente, jamás se desviarán, vivirá su recuerdo para siempre.
          Dichosos los que temen al Señor.
No temerán malas noticias,          puesto que en el Señor viven          confiados. Firme está y sin temor su corazón, pues vencidos          verán a sus          contrarios.
          Dichosos los que temen al Señor.
Al pobre dan limosna,          obran siempre conforme a la          justicia; su frente se alzará llena de gloria.
          Dichosos los que temen al Señor.
Aclamación          antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de          los cielos.
          Aleluya.
Evangelio
      El Padre ha tenido a            bien darles el Reino
Lectura del santo            Evangelio según san Lucas 12, 32-34
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús          a sus discípulos:
          "No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte          el Reino.          Vendan sus bienes y den limosna. Consíganse unas bolsas que no          se destruyan y          acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no          llega el ladrón          ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, allí estará          su corazón".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre          las Ofrendas
      Te suplicamos, Dios          todopoderoso, que este sacrificio,          ofrecido humildemente en honor de tus santos, sea grato a tus          ojos y purifique          nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      La presencia de los            santos pastores en la Iglesia
En verdad es justo y          necesario, es nuestro deber y          salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre          santo, Dios          todopoderoso y eterno.
          Porque nos concedes la alegría de celebrar hoy la memoria de san          Cayetano,          fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida,          instruyéndola con su          palabra y protegiéndola con su intercesión.
          Por eso,
          con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza          diciendo sin cesar:
Antífona de la          Comunión
      El que quiera servirme,            que me siga, dice el Señor; y            donde esté yo, allí también estará mi servidor.
Oración          después de la Comunión
      Oremos:
          Los sacramentos que hemos recibido, en la memoria de san          Cayetano santifiquen,          Señor, nuestro corazón y nuestro espíritu, para que merezcamos          ser partícipes          de tu naturaleza divina.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
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† Meditación          diaria
18ª          semana. Jueves
TÚ ERES          EL CRISTO
— Tú            eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo: confesar así la          divinidad de          Jesucristo.
—          Cristo, perfecto Dios, perfecto Hombre.
—          Cristo: Camino, Verdad y Vida.
I. Se          encuentra Jesús en Cesarea de Filipo, al Norte, en los confines          del territorio          judío, entre una población pagana en su mayoría. Allí preguntó a          sus discípulos          con toda confianza: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo            del Hombre?1.          Los Apóstoles se hacen eco de las opiniones que existían en          torno a Jesús; le          contestaron: Unos que Juan el Bautista, otros que Elías,            otros que Jeremías            o alguno de los profetas... Muchos de los que le oyen          tienen un concepto          alto de Jesús, pero no saben quién es en realidad. El Maestro se          volvió a ellos          y ahora, con tono amable, les pregunta: Y vosotros, ¿quién            decís que soy yo?          Parece exigir a los suyos, a quienes le siguen muy de cerca, una          confesión de          fe clara y sin paliativos; ellos no deben limitarse a seguir una          opinión          pública superficial y cambiante: deben conocer y proclamar a          Aquel por quien lo          han dejado todo para vivir una vida nueva.
Pedro          contestó categóricamente: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios            vivo. Es          una afirmación clara de su divinidad, como lo confirman las          palabras siguientes          de Jesús: Bienaventurado eres, Simón hijo de Juan, porque no            te ha revelado            eso ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los            Cielos. Pedro          debió de sentirse profundamente conmovido por las palabras del          Maestro.
También          hay ahora opiniones discordantes y erróneas en torno a Jesús,          existe una gran          ignorancia sobre su Persona y su misión. A pesar de veinte          siglos de          predicación y de apostolado de la Santa Iglesia, muchas mentes          no han          descubierto la verdadera identidad de Jesús, que vive en medio          de nosotros y          nos pregunta: Vosotros, ¿quién decís que soy yo?          Nosotros, ayudados por          la gracia de Dios, que nunca falta, hemos de proclamar con          firmeza, con la          firmeza sobrenatural de la fe: Tú eres, Señor, mi Dios y mi Rey,          perfecto Dios          y Hombre perfecto, "centro del cosmos y de la historia"2,          centro de          mi vida y razón de ser de todas mis obras.
En los          duros momentos de la Pasión, cuando está a punto de culminar su          misión en la          tierra, el Sumo Sacerdote preguntará a Jesús: ¿Eres tú el            Mesías, el Hijo            del Bendito? Y Jesús declarará: Yo soy, y veréis al            Hijo del Hombre            sentado a la diestra del Padre, y venir sobre las nubes del            cielo3.          En esta respuesta, no solo da testimonio de ser el Mesías          esperado, sino que          aclara la trascendencia divina de su mesianismo, al aplicarse a          Sí mismo la          profecía del Hijo del Hombre del Profeta Daniel4. El          Señor utiliza          para aquellos oyentes las palabras más fuertes de todas las          expresiones          bíblicas para declarar la divinidad de su Persona. Entonces le          condenaron por          blasfemo.
Solo la          claridad de la fe sobrenatural nos hace conocer que Jesucristo          es infinitamente          superior a toda criatura: es el "Hijo único de Dios, nacido del          Padre antes de          todos los siglos: Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de          Dios verdadero,          engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por          quien todo fue          hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación          bajó del cielo, y          por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se          hizo          hombre..."5. Salió del Padre6, pero sigue          estando en          plena comunión con Él, pues tiene idéntica naturaleza divina.          Junto con el          Padre, será Quien envíe al Espíritu Santo7, el cual          tomará de lo que          Él guarda, pues tiene y posee como propio cuanto es del Padre8.
Se          presenta como supremo Legislador: Antes fue dicho a los            antiguos... Pero Yo            ahora os digo9. En la Antigua Ley se decía: Así            habla Yahvé,          pero Jesús no transmite ni promulga en nombre de nadie: Yo            os digo... En          su propio nombre imparte una enseñanza divina y señala unos          preceptos que          afectan a lo más esencial del hombre. Ejerce el poder de          perdonar los pecados,          cualquier pecado10, poder que, como todo judío sabe,          es propio y          exclusivo de Dios. Y no solo absuelve personalmente, sino que da          el poder de          las llaves, el poder de regir y de perdonar, a Pedro y a los          Doce Apóstoles, y          a sus sucesores11. Promete sentarse al fin del mundo          como único juez          de vivos y muertos12. Nadie se arrogó nunca tales          atribuciones.
Jesús          exigió –exige– a sus discípulos una fe inquebrantable en su          Persona, hasta          tomar la cruz sobre sus espaldas: el que no toma su cruz y            me sigue, no es            digno de Mí13; lo que pide para su Padre          celestial lo          exige también para sí mismo: una fe sin fisuras, un amor sin          medida14.
Nosotros,          que queremos seguirle muy de cerca, cuando estamos delante del          Sagrario le          decimos también, como Pedro: Señor, Tú eres el Cristo, el            Hijo de Dios vivo.          Verdaderamente, "el que halla a Jesús, halla un tesoro bueno, y          de verdad bueno          sobre todo bien. Y el que pierde a Jesús pierde muy mucho y más          que todo el          mundo. Paupérrimo el que vive sin Jesús y riquísimo el que está          con Jesús"15.          No le dejemos jamás nosotros; afiancemos nuestro amor con muchos          actos de fe,          con la valentía de dar a conocer en cualquier ambiente nuestra          fe y nuestro          amor a Cristo vivo.
II. Al          cabo de tanto tiempo, Jesús sigue siendo para muchos, que aún no          tienen el don          sobrenatural de la fe o viven apoltronados en la tibieza, una          figura          desdibujada, inconcreta. Como respondieron los Apóstoles a Jesús          aquel día en          Cesarea de Filipo, también nosotros podíamos decirle: unos dicen          que fuiste un          hombre de grandes ideales, otros... Verdaderamente, siguen          siendo actuales las          palabras del Bautista: En medio de vosotros está uno a quien            no conocéis16.
Solo el          don divino de la fe nos hace proclamar a una con el Magisterio          de la Iglesia:          "Creemos en Nuestro Señor Jesucristo, que es el Hijo de Dios. Él          es el Verbo          eterno, nacido del Padre antes de todos los siglos y          consustancial al Padre..."17.          Creemos que en Jesucristo existen dos naturalezas: una divina y          otra humana,          distintas e inseparables, y una única Persona, la Segunda de la          Trinidad          Beatísima, que es increada y eterna, que se encarnó por obra del          Espíritu Santo          en el seno purísimo de María. Nace en la mayor indigencia,          aclamado por ángeles          del Cielo; padece hambre y sed; se cansa y tiene que recostarse          en ocasiones          sobre una piedra o sobre el brocal de un pozo; se queda dormido          mientras navega          con aquellos pescadores, ¡tan rendido se encuentra!; llora junto          al sepulcro de          su amigo Lázaro; tiene miedo y pavor a la muerte antes de          padecer los ultrajes          de la crucifixión.
Jesús          es también Hombre perfecto. Y esta Humanidad Santísima de Jesús,          igual a la          nuestra en todo menos en el pecado, se nos ha hecho camino hacia          el Padre. Él          vive hoy –¿por qué buscáis al que vive entre los muertos?18–          y sigue          siendo el mismo. "Iesus Christus heri, et            hodie, ipse et in saecula (Hebr          13, 8). ¡Cuánto me gusta          recordarlo!: Jesucristo, el mismo que          fue ayer para los Apóstoles y las gentes que le buscaban, vive          hoy para          nosotros, y vivirá por los siglos. Somos los hombres los que a          veces no          alcanzamos a descubrir su rostro, perennemente actual, porque          miramos con ojos          cansados o turbios"19; con una mirada poco penetrante          porque nos          falta amor.
III. La          vida cristiana consiste en amar a Cristo, en imitarle, en          servirle... Y el          corazón tiene un lugar importante en este seguimiento. De tal          manera es así que          cuando por tibieza o por una oculta soberbia se descuida la          piedad, el trato de          amistad con Jesús, es imposible ir adelante. Seguir a Cristo de          cerca es ser          sus amigos. Y esa unión amistosa conduce a poner en práctica          hasta el menor de          sus preceptos; es un amor con obras. San Agustín, después de          tantos intentos          vanos por seguir al Señor, nos cuenta su experiencia: "andaba          buscando la          fuerza idónea para gozar de Vos y no la hallaba, hasta que hube          abrazado al          Mediador entre Dios y los hombres: el Hombre Cristo Jesús, que          es sobre todas          las cosas bendito por los siglos, que nos llama y nos dice: Yo            soy el            Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14, 6)"20.          ¡Amar al          Hombre Cristo Jesús!
Jesucristo          es el único Camino. Nadie puede ir al Padre sino por Él21.          Solo por Él, con Él y en Él podremos alcanzar nuestro destino          sobrenatural. La          Iglesia nos lo recuerda todos los días en la Santa Misa: Por            Cristo, con Él            y en Él, a Ti, Dios Padre Omnipotente, en la unidad del            Espíritu Santo, todo            honor y toda gloria... Únicamente a través de Cristo, su          Hijo muy amado,          acepta el Padre nuestro amor y nuestro homenaje.
Cristo          es también la Verdad. La verdad absoluta y total,          Sabiduría increada,          que se nos revela en su Humanidad Santísima. Sin Cristo, nuestra          vida es una          gran mentira.
Narra          el Antiguo Testamento que Moisés, por mandato de Dios, levantó            su mano y            golpeó por dos veces la roca, y brotó agua tan abundante          que bebió todo          aquel pueblo sediento22. Aquel agua era figura de la          Vida que sale a          torrentes de Cristo y que saltará hasta la vida eterna23.          Y es          nuestra Vida: porque nos mereció la gracia, vida          sobrenatural del alma;          porque esa vida brota de Él, de modo especial en los          sacramentos; y porque nos          la comunica a nosotros. Toda la gracia que poseemos, la de toda          la humanidad          caída y reparada, es gracia de Dios a través de Cristo. Esta          gracia se nos          comunica a nosotros de muchas maneras; pero el manantial es          único: el mismo Cristo,          su Humanidad Santísima unida a la Persona del Verbo, la Segunda          Persona de la          Santísima Trinidad.
Cuando          el Señor nos pregunte en la intimidad de nuestro corazón: "y tú,          ¿quién dices          que soy Yo?", que sepamos responderle con la fe de Pedro: Tú            eres el Cristo,            el Hijo de Dios vivo, el Camino, la Verdad y la Vida...          Aquel sin el cual          mi vida está completamente perdida.
1 Mt          16, 13-23. — 2 Juan Pablo II, Enc. Redemptor hominis,          4-III-1979,          1. — 3 Mc 14, 61-62. — 4 Cfr. Dan          7, 13-14. — 5          Misal Romano, Credo niceno-constantinopolitano. — 6          Cfr. Jn          8, 42. — 7 Cfr. Jn 15, 26. — 8 Cfr. Jn          16, 11-15. —          9 Mt 5, 21-48. — 10 Cfr. Mt 11,          28. — 11          Cfr. Mt 18, 18. — 12 Cfr. Mc 15, 62. — 13          Mt          18, 32. — 14 Cfr. K. Adams, Jesucristo, p. 171.          — 15 T.          Kempis, Imitación de Cristo, II, 8, 2. — 16 Jn          1, 26. —17          Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 30-VI-1968. — 18          Cfr. Lc          24, 5. — 19 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios,          127. — 20          San Agustín, Confesiones, 7, 18. — 21 Cfr. Jn          14, 6. — 22          Cfr. Primera lectura. Año I. Num 20, 1-13. — 23          Cfr. Jn          4, 14; 7, 38.
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† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
San            Cayetano
          Fundador
          Año 1547 
San            Cayetano bendito: lo que tú más deseabas: la conversión de los            que somos tan            pecadores, es un favor inmenso que no hemos logrado conseguir,            pero que tú con            tu intercesión nos puedes obtener. Pídele a Dios que nos            logremos convertir.
 Dichoso            el que Confía en Dios (Salmo 83).
Este          santo, muy popular entre los          comerciantes y ganaderos porque los protege de muchos males,          nació en 1480 en          Vicenza, cerca de Venecia, Italia.
Su          padre, militar, murió defendiendo la ciudad contra un ejército          enemigo. El niño          quedó huérfano, al cuidado de su santa madre que se esmeró          intensamente por formarlo          muy buen.
Estudió          en la Universidad de Padua donde obtuvo dos doctorados y allí          sobresalía por su          presencia venerable y por su bondad exquisita que le ganaba          muchas amistades.
Se          fue después a Roma, y en esa ciudad capital llegó a ser          secretario privado del          Papa Julio II, y notario de la Santa Sede.
A          los 33 años fue ordenado sacerdote. El respeto que tenía por la          Santa Misa era          tan grande, que entre su ordenación sacerdotal y su primera misa          pasaron tres          meses, tiempo que dedicó a prepararse lo mejor posible a la          santa celebración.
En          Roma se inscribió en una asociación llamada "Del Amor Divino",          cuyos          socios se esmeraban por llevar una vida lo más fervorosa posible          y por          dedicarse a ayudar a los pobres y a los enfermos.
Viendo          que el estado de relaajación de los católicos era sumamente          grande y          escandaloso, se propuso fundar una comunidad de sacerdotes que          se dedicaran a          llevar una vida lo más santa posible y a enfervorizar a los          fieles. Y fundó los          Padres Teatinos (nombre que les viene a Teati, la ciudad de la          cual era obispo          el superior de la comunidad, Msr. Caraffa, que después llegó a          ser el Papa          Pablo IV)
San          Cayetano le escribía a un amigo: "Me siento sano del cuerpo pero          enfermo          del alma, al ver cómo Cristo espera la conversión de todos, y          son tan poquitos          los que se mueven a convertirse". Y este era el más grande          anhelo de su          vida: que las gentes empezaran a llevar una vida más de acuerdo          con el santo          Evangelio.
Y          donde quiera que estuvo trabajó por conseguirlo.
En          ese tiempo estalló la revolución de Lutero que fundó a los          evangélicos y se          declaró en guerra contra la Iglesia de Roma. Muchos querían          seguir su ejemplo,          atacando y criticando a los jefes de la santa Iglesia Católica,          pero San          Cayetano les decía: "Lo primero que hay que hacer para reformar          a la          Iglesia es reformarse uno a sí mismo".
San          Cayetano era de familia muy rica y se desprendió de todos sus          bienes y los          repartió entre los pobres. En una carta escribió la razón que          tuvo para ello:          "Veo a mi Cristo pobre, ¿y yo me atreveré a seguir viviendo como          rico?"          Veo a mi Cristo humillado y despreciado, ¿y seguiré deseando que          me rindan          honores? Oh, que ganas siento de llorar al ver que las gentes no          sienten deseos          de imitar al Redentor Crucificado".
En          Nápoles un señor rico quiere regalarle unas fincas para que viva          de la renta,          junto con sus compañeros, diciéndole que allí la gente no es tan          generosa como          en otras ciudades. El santo rechaza la oferta y le dice: "Dios          es el mismo          aquí y en todas partes, y El nunca nos ha desamparado, si          siquiera por un          minuto".
Fundó          asociaciones llamadas "Montes de piedad" (Montepíos) que se          dedicaban          a prestar dinero a gentes muy pobres con bajísimos intereses.
Sentía          un inmenso amor por Nuestro Señor, y lo adoraba especialmente en          la Sagrada          Hostia en la Eucaristía y recordando la santa infancia de Jesús.          Su imagen          preferida era la del Divino Niño Jesús.
La          gente lo llamaba: "El padrecito que es muy sabio, pero a la vez          muy          santo".
Los          ratos libres los dedicaba, donde quiera que estuviera, a atender          a los enfermos          en los hospitales, especialmente a los más abandonados y          repugnantes.
Un          día en su casa de religioso no había nada para comer porque          todos habían          repartido sus bienes entre los pobres. San Cayetano se fue al          altar y dando          unos golpecitos en la puerta del Sagrario donde estaban las          Santas Hostias, le          dijo con toda confianza: "Jesús amado, te recuerdo que no          tenemos hoy nada          para comer". Al poco rato llegaron unas mulas trayendo muy buena          cantidad          de provisiones, y los arrieros no quisieron decir de dónde las          enviaban.
En          su última enfermedad el médico aconsejó que lo acostaran sobre          un colchón de          lana y el santo exclamó: "Mi Salvador murió sobre una tosca          cruz. Por          favor permítame a mí que soy un pobre pecador, morir sobre unas          tablas". Y          así murió el 7 de agosto del año 1547, en Nápoles, a la edad de          67 años,          desgastado de tanto trabajar por conseguir la santificación de          las almas.
En          seguida empezaron a conseguirse milagros por su intercesión y el          Sumo Pontífice          lo declaró santo en 1671.
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Fuente:          ar.geocities.com/misa_tridentina01 
          Donato de Arezzo, Santo Obispo y mártir, 7 de agosto   
              
 Obispo y Mártir Martirologio                    Romano: En Arezzo, de la Toscana, san Donato,                    segundo obispo de esta sede. La virtud y eficacia de                    sus oraciones son alabadas por el papa san Gregorio I                    Magno (s. IV).  |           
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Fuente:          Franciscanos.org 
          Vicente de L´Aquila, Beato Religioso Franciscano, 7 de          agosto   
              
 Religioso Martirologio                    Romano: En L'Aquila, en la región Vestina (hoy                    Abbruzo), Italia, beato Vicente, religioso de la Orden                    de los Hermanos Menores, célebre por su humildad y su                    espíritu profético (1504). El                  Beato Vicente nació hacia el año 1430, en L´Aquila,                  ciudad que por aquel tiempo formaba parte del reino de                  Nápoles. Sus padres habitaban en el barrio llamado                  Poggio o Cerro Santa María, encantador edén coronado de                  verdura y refrescado por manantiales abundantes, cuyas                  aguas se despeñan por continuadas cascadas hasta el río                  Aterno. Aquel maravilloso rincón, testigo de los                  primeros años del niño Vicente, lo fue también de sus                  grandes virtudes, favorecidas por el cuidado de sus                  padres, y estimuladas por el ambiente religioso en que                  se crió. Su alma, predestinada a gloriosa santidad,                  encontró desde el primer instante el clima necesario;                  clima que supo aprovechar con generoso corazón.   |           
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Fuente:          Franciscanos.net 
          Agatángel de Vendome y Casiano de Nantes. Beatos Mártires,          7 de agosto            
              
 Martirologio                    Romano: En la ciudad de Gondar, en Etiopía,                    beatos Agatángel de Vendome (Francisco) Nourry y                    Casiano de Nantes (Gonzalo) Vaz López Netto,                    presbíteros de la Orden de los Hermanos Menores                    Capuchinos y mártires, que en Siria, Egipto y Etiopía                    buscaron reconciliar con la Iglesia católica a los                    cristianos separados y, por orden del rey de Etiopía,                    fueron colgados en troncos con su cordón religioso y                    lapidados hasta la muerte (1638). Beatificados                  por San Pío X el 1 de enero de 1905.  |           
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Jordán            Forzaté, Beato          Abad, 7 de agosto   
              
 Abad Martirologio                    Romano: En Venecia, beato Jordán Forzaté,                    abad, fundador de monasterios en Padua. No habiendo                    podido evitar la ruina de su patria a pesar de todos                    sus esfuerzos, padeció el destierro, que vivió                    piadosísimamente. Insigne por su modestia, probidad de                    costumbres y ciencia, se durmió devotamente en el                    Señor (c. 1248).  Jordán Forzaté                  nació alrededor de 1158. Existe un documento de 1203 que                  menciona a Jordán como monje benedictino en Padua, en un                  monasterio posiblemente fundado por la familia                  Transelgardi, de la que él formaba parte. Ya en 1213                  está documentado que él era el Prior de dicho                  monasterio. bibliografía:                  Diccionario de los Santos, Volumen II  |           
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Fuente:          Santiebeati.it 
          Edmundo Bojanowski, Beato Fundador, 7 de agosto   
              
 Laico Fundador Martirologio                    Romano: En la localidad de Gorka Duchovna,                    cerca de Posnam, en Polonia, beato Edmundo Bojanowski,                    que, conforme a los preceptos del Evangelio, trabajó                    con sumo ahínco en la formación de los pobres y gente                    analfabeta, y fundó la Congregación de las Esclavas de                    la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios (1871).                   
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Fuente:          Enciclopedia Católica || ACI Prensa 
          Afra de Augusta, Santa Mártir, 7 de agosto   
              
 Mártir Martirologio                    Romano: En Augsburgo, de la Retia, santa Afra,                    mártir. Siendo pecadora, se convirtió a Cristo y, sin                    haber sido aún bautizada, según cuenta la tradición,                    fue quemada viva por confesar a Cristo (304).  |           
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Fuente:          www.cem.org 
          Miguel de la Mora de la Mora, Santo Sacerdote y Mártir, 7          de agosto            
              
 Presbítero y                    Mártir Martirologio                    Romano: En Colima, de México, san Miguel de la                    Mora, presbítero y mártir, que, en el furor de la                    persecución contra la Iglesia, fue coronado con el                    martirio por el hecho de ser sacerdote (1927).   |           
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Fuente:          Carmelnet.org 
          Alberto degli Abbati, Santo Presbítero Carmelita, 7 de          agosto   
              
 Presbítero                    Carmelita Martirologio                    Romano: En Mesina, de Sicilia, san Alberto                    degli Abbati, presbítero de la Orden de los                    Carmelitas, que convirtió a muchos judíos a la fe en                    Cristo y proveyó de víveres a su ciudad sitiada (c.                    1306/1307)  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
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