JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san            Juan 1, 45-51
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Felipe se encontró con          Natanael y le dijo:
          "Hemos encontrado a aquél de quien escribió Moisés en el libro          de la ley,          y del que hablaron también los profetas: es Jesús, el hijo de          José, el de          Nazaret". 
          Exclamó Natanael: 
          "¿De Nazaret puede salir algo bueno?" 
          Felipe le contestó: 
          "Ven y lo verás".
          Cuando Jesús vio a Natanael, que venía hacia él, comentó: 
          "Este es un auténtico israelita, en quien no hay doblez alguna".          
          Natanael le preguntó: 
          "¿Por qué me conoces?"
          Jesús respondió: 
          "Antes de que Felipe te 
          llamara, te vi yo, cuando estabas debajo de la higuera". 
          Entonces Natanael exclamó: 
          "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".
          Jesús prosiguió: 
          "¿Te basta para creer el haberte dicho que te vi debajo de la          higuera?          ¡Verás cosas más grandes que ésa!" 
          Y añadió Jesús: 
          "Les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios          subiendo y          bajando sobre el Hijo del hombre".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es          igual: las "palabras          de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse,          y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en          la Eucaristía,          que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer          la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d)          pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la          salvación del          mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación:          http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del              Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en              vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos            en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión)            con el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          "Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso".            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser felices            para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección            del amor, es            necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide            la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar            debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo,              come y bebe su propia              condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no            confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989),            no comulgar al            menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos            no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación            natural sin causa            grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por            iglesia, demorar en            bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón,            borrachera,            drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de            venganza, ver            pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado,            etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados            mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay            excusa.
† Misal
21o.          Dom Ord Ciclo A
      Antífona de Entrada
      Escucha,              Señor, y respóndeme; salva a tu fiel que confía en ti.              Piedad de mí, Dios mío,              pues sin cesar te invoco.
Oración Colecta
      Oremos:
            Dios nuestro, tú que puedes darnos un mismo querer y un mismo            sentir,            concédenos a todos amar lo que nos mandas y anhelar lo que nos            prometes, para            que, en medio de las preocupaciones de esta vida, pueda            encontrar nuestro            corazón la felicidad verdadera.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera            Lectura
      Pondré              la llave del palacio de David sobre su hombro
Lectura              del libro del profeta Isaías 22, 19-23
Así dice el Señor a Sebná,            mayordomo de palacio:
            "Te echaré de tu puesto y te destituiré de tu cargo. Aquel            mismo día            llamaré a mi siervo, a Eleacín, el hijo de Elcías; le vestiré            tu túnica, le ceñiré            tu banda, y le traspasaré tus poderes. 
            Será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa            de Judá. Pondré            la llave del palacio de David sobre su hombro. 
            Lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo            abrirá. Lo fijaré            como un clavo en muro firme y será un trono de gloria para la            casa de su            padre".
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Del              salmo 137
Señor,              tu amor perdura eternamente.
De todo            corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros            ruegos. Te            cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu templo.            
            Señor, tu amor perdura eternamente.
Señor,            te damos gracias por tu lealtad y por tu amor; siempre que te            invocamos, nos            oíste y nos llenaste de valor. 
            Señor, tu amor perdura eternamente.
Se            complace el Señor en los humildes y rechaza al engreído.            Señor, tu amor perdura            eternamente; obra tuya soy, no me abandones. 
            Señor, tu amor perdura eternamente.
Segunda            Lectura
      Todo              proviene de Dios, todo ha sido hecho por él y todo está              orientado hacia él
Lectura              de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 11, 33-36
¡Qué inmensa y rica es la            sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué impenetrables son sus            designios e            incomprensibles sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás el            pensamiento del Señor            o ha llegado a ser su consejero? ¿Quién ha podido darle algo            primero, para que            Dios se lo tenga que pagar? En efecto, todo proviene de Dios,            todo ha sido            hecho por él y todo está orientado hacia él. A él la gloria            por los siglos de            los siglos. Amén.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Aclamación            antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
            Ya está cerca el día del Señor. Ya viene el Señor a salvarnos.
            Aleluya.
Evangelio
      Tú eres Pedro y yo te daré              las llaves del Reino de los cielos
† Lectura del santo              Evangelio según san Mateo 16, 13-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando            llegó Jesús a la región de Cesárea de Filipo, hizo esta            pregunta a sus            discípulos: 
            "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" 
            Ellos le respondieron: 
            "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías;            otros, que            Jeremías o alguno de los profetas".
            Luego les preguntó: 
            "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" 
            Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: 
            "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
            Jesús le dijo entonces:
            "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan!, porque esto no te lo ha            revelado            ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos. Y yo te            digo a ti que tú            eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los            poderes del infierno            no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de            los cielos; todo            lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo            que desates en la            tierra quedará desatado en el cielo".
            Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él            era el Mesías.
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
      Celebrante:
            Hermanos y hermanas: pidamos al Señor que venga en nuestro            auxilio, y por el            honor de su nombre escuche nuestra oración:
            Respondemos a cada petición: Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que el Señor, en su            infinita bondad, se acuerde del santo Padre, el Papa N. y de            todos los demás            obispos que anuncian la palabra de Dios; para que bendiga a            los sacerdotes y            diáconos y, en su gran misericordia, se acuerde de todos los            fieles que aman a            Jesucristo, roguemos al Señor.
            Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que Dios conceda a los            que trabajan la tierra lluvias oportunas y buenas cosechas, dé            sabiduría a los            investigadores, acierto a los que enseñan, docilidad y            constancia a los que            estudian y otorgue a todos cuanto necesitan en cada momento,            roguemos al Señor.
            Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que el Señor infunda en            el corazón de los pecadores un vivo y sincero arrepentimiento            de sus culpas,            les conceda el perdón de sus pecados y les dé fuerza para no            recaer en el mal,            a fin de que donde creció el pecado, más desbordante sea la            misericordia            divina, roguemos al Señor.
            Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que el Señor conceda            sus dones a nuestros familiares, amigos, bienhechores y a            todos aquellos a            quienes recordamos; para que, a cambio de las riquezas que nos            han dado,            obtengan las riquezas inmortales; y, en lugar de los bienes            temporales,            alcancen los bienes eternos, roguemos al Señor.
            Te rogamos, Señor, óyenos.
Celebrante:
            Señor, Padre santo, fuente de toda sabiduría, que mostraste al            apóstol Pedro la            soberanía de tu Hijo, escucha la oraciones de tu pueblo y haz            que nuestra fe            encuentre siempre su más sólido fundamento en las enseñanzas            del sucesor de            Pedro; y que todos los pueblos, iluminados por la luz de tu            Espíritu,            reconozcan en Jesús de Nazaret al Cristo vivo y glorioso y            lleguen a ser            piedras vivas de tu Iglesia.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Oración            sobre las Ofrendas
      Dios nuestro, que por medio            de un sacrificio único, el de Cristo en la Cruz, nos has            adoptado como hijos            tuyos, concede siempre a tu Iglesia el don de la unidad y de            la paz. 
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      Las maravillas de la              creación
En verdad es justo y            necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre            y en todo lugar,            Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
            Porque creaste el universo entero, estableciste el continuo            retorno de las            estaciones, y al ser humano, formado a tu imagen y semejanza,            sometiste las            maravillas del mundo, para que, en nombre tuyo, dominara la            creación, y, al            contemplar tus grandezas, en todo momento te alabara, por            Cristo, Señor            nuestro.
            A quien cantan los ángeles y los arcángeles, proclamando sin            cesar: 
Antífona de la Comunión
      La              tierra está llena, Señor, de dones tuyos, de ti proviene el              pan y el vino que              alegra el corazón humano. 
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Completa, Señor, en nosotros la obra redentora de tu amor, y            danos la fortaleza            y generosidad necesarias para que podamos cumplir en todo tu            santa voluntad.
          Por            Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
† Meditación          diaria
Vigésimo          primer Domingo
          ciclo a
EL          PAPA, FUNDAMENTO PERPETUO
          DE LA UNIDAD
— Jesús          promete a Pedro que será la roca sobre la que edificará su          Iglesia.
— Amor          al Papa.
— Donde          está Pedro, allí está la Iglesia, allí encontramos a Dios.          Acoger la palabra          del Papa y darla a conocer.
I. El          Evangelio de la Misa1 presenta a Jesús con sus          discípulos en Cesarea          de Filipo. Habían llegado a aquella región después de dejar          Betsaida y de          emprender el camino del Norte por la ribera oriental del lago2.          Mientras caminan, Jesús pregunta a los Apóstoles: ¿Quién            dicen los hombres            que es el Hijo del Hombre? Y después que ellos le dijeran          las diversas          opiniones de las gentes, Jesús les interpela directamente: Pero            vosotros,            ¿quién decís que soy Yo? "Todos nosotros –comenta el Papa          Juan Pablo II–          conocemos ese momento en el que no basta hablar de Jesús          repitiendo lo que          otros han dicho..., no basta recoger una opinión, sino que es          preciso dar testimonio,          sentirse comprometido por el testimonio y después llegar hasta          los extremos de          las exigencias de ese compromiso. Los mejores amigos,          seguidores, apóstoles de          Cristo fueron siempre los que percibieron un día dentro de sí la          pregunta          definitiva, que no tiene vuelta de hoja, ante la cual todas las          demás resultan          secundarias y derivadas: "Para ti, ¿quién Soy Yo?""3.          La vida y todo          el futuro "depende de esa respuesta nítida y sincera, sin          retórica ni          subterfugios, que pueda darse a esa pregunta"4.
La          interpelación dirigida a todos aquellos que le siguen, encuentra          un especial          eco en el corazón de Pedro, quien, movido por una singular          gracia, contesta: Tú            eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Jesús le llama bienaventurado          por la respuesta llena de verdad, en la que confiesa          abiertamente la divinidad          de Aquel en cuya compañía llevan ya meses. Este es el momento          escogido por          Cristo para comunicar a Pedro que sobre él recaerá el Primado de          toda su          Iglesia: Y Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra            edificaré mi            Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra            ella. Te daré las            llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que alares sobre la            tierra quedará            atado en los Cielos, y todo lo que desatares sobre la tierra            quedará desatado            en los Cielos. Será la roca, el fundamento firme          sobre el que Cristo          construirá su Iglesia, de tal manera que ningún poder podrá          derribarla. Y el          mismo Señor ha querido que diariamente se sienta apoyado y          protegido por la          veneración, el amor y la oración de todos los cristianos. ¿Cómo          es nuestra          oración diaria por su persona y por sus intenciones? Es mucha su          responsabilidad, y no podemos dejarlo solo. Si deseamos estar          muy unidos a          Cristo, lo hemos de estar en primer lugar con quien hace sus          veces aquí en la          tierra. "Que la consideración diaria del duro peso que grava          sobre el Papa y          sobre los obispos, te urja a venerarles, a quererles con          verdadero afecto, a          ayudarles con tu oración"5.
II. Te            daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que atares            sobre la tierra            quedará atado en los Cielos...
Las          llaves indican poder: Colgaré de un hombro las llaves del            palacio de David,          se lee en la Primera lectura6 a propósito de          Eliacín,          mayordomo del palacio real. El poder prometido a Pedro, y que le          será conferido          después de la resurrección7, es inmensamente          superior. No se le dan          las llaves de un reino terreno, sino del Reino de los Cielos,          del Reino que no          es de este mundo pero se incoa aquí y durará eternamente. Pedro          tiene el poder          de atar y desatar, es decir, de absolver o condenar, de          acoger o de excluir.          Es tan grande este poder que aquello que decida en la tierra          será ratificado en          el Cielo. Para ejercerlo, cuenta con una asistencia especial del          Espíritu          Santo.
Desde          el primer día en que conoció a Jesús se llamará para siempre Petrus,            piedra.            Y Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré            mi Iglesia8.          Con este cambio de nombre quiso indicar el Señor la nueva misión          que le será          encomendada: la de ser el cimiento firme del nuevo edificio, la          Iglesia. "Es          como si el Señor le dijera –escribe San León Magno–, "Yo soy la          piedra          inquebrantable, Yo soy la piedra angular (...), el fundamento          fuera del cual          nadie puede edificar; pero también tú eres piedra,          porque por mi virtud          has adquirido tal firmeza, que tendrás juntamente conmigo, por          participación,          los poderes que Yo tengo en propiedad""9.
Desde          los comienzos de la Iglesia, los cristianos han venerado al          Papa. El Príncipe          de los Apóstoles es nombrado siempre en primer lugar10          y hace          frecuente uso de una especial autoridad ante los demás: propone          la elección de          un nuevo Apóstol que ocupe el lugar de Judas11, toma          la palabra en          Pentecostés y convierte a los primeros cristianos12,          responde ante          el Sanedrín en nombre de todos13, castiga con plena          autoridad a          Ananías y Safira14, admite en la Iglesia a Cornelio,          el primer          gentil15, preside el Concilio de Jerusalén y rechaza          las          pretensiones de algunos cristianos provenientes del judaísmo          acerca de la          necesidad de la circuncisión, afirmando que la salvación solo se          obtiene en          Jesucristo16.
Estos          poderes espirituales tan grandes son dados a Pedro para bien de          la Iglesia, y,          como esta ha de durar hasta el fin de los tiempos, esos poderes          se trasmitirán          a quienes sucedan a Pedro a lo largo de la historia. El          Magisterio de la          Iglesia siempre ha subrayado esta verdad; la Constitución          dogmática sobre la          Iglesia, del Concilio Vaticano II, afirma: "este santo Concilio,          al seguir las          huellas del Vaticano I, enseña y declara con él, que Jesucristo,          Pastor eterno          (...), puso en Pedro el principio visible y el perpetuo          fundamento de la Unidad          de la Fe y de la Comunión. Esta doctrina de la institución,          perpetuidad, fuerza          y razón de ser del sagrado primado del Romano Pontífice, y de su          magisterio          infalible, este santo Concilio la propone nuevamente como objeto          firme de fe a          todos los fieles"17. El Romano Pontífice es el          sucesor de Pedro;          unidos a él estamos unidos a Cristo. Es su Vicario aquí en la          tierra, el que          hacía sus veces.
Nuestro          amor al Papa no es solo un afecto humano, fundamentado en su          santidad, en          simpatía, etc. Cuando acudimos a ver al Papa, a escuchar su          palabra, lo hacemos          por ver, tocar y oír a Pedro, al Vicario de Cristo; es el "dulce          Cristo en la          tierra", en expresión de Santa Catalina de Siena, sea quien sea.          "Tu más grande          amor, tu mayor estima, tu más honda veneración, tu obediencia          más rendida, tu          mayor afecto ha de ser también para el Vice-Cristo en la tierra,          para el Papa.
"Hemos          de pensar los católicos que, después de Dios y de nuestra Madre          la Virgen          Santísima, en la jerarquía del amor y de la autoridad, viene el          Santo Padre"18.
III.          Una antigua fórmula resume en muy pocas palabras el contenido de          la doctrina          acerca del Romano Pontífice: ubi Petrus, ibi Ecclesia, ibi            Deus19.          Donde está Pedro, allí está la Iglesia, y allí también          encontramos a Dios. "El          Romano Pontífice –enseña el Concilio Vaticano II–, como sucesor          de Pedro, es el          principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de          los obispos como          de la multitud de los fieles"20. "Y ¿qué sería de          esta unidad si no          hubiera uno puesto al frente de toda la Iglesia, que la          bendijese y la          guardase, y que uniese a todos sus miembros en una sola          profesión de fe y los          juntase con un lazo de caridad y de unión?"21.          Quedaría rota la          unión en mil pedazos y andaríamos como ovejas dispersas, sin una          fe segura en          que creer, sin un camino claro que andar.
Nosotros          queremos estar con Pedro, porque con él está la Iglesia, con él          está Cristo; y          sin él no encontraremos a Dios. Y porque amamos a Cristo, amamos          al Papa: con          la misma caridad. Y como estamos pendientes de Jesús, de sus          deseos, de sus          gestos, de su vida toda, así nos sentimos unidos al Romano          Pontífice hasta en          los menores detalles: le amamos sobre todo por Aquel a quien          representa y de          quien es instrumento. "Ama, venera, reza, mortifícate –cada día          con más cariño–          por el Romano Pontífice, piedra basilar de la Iglesia, que          prolonga entre todos          los hombres, a lo largo de los siglos y hasta el fin de los          tiempos, aquella          labor de santificación y gobierno que Jesús confió a Pedro"22.
En los Hechos            de los Apóstoles se pone de manifiesto el amor y la          devoción que los          primeros cristianos sentían hacia Pedro: sacaban los            enfermos a las plazas y            los ponían en lechos y camillas para que, al pasar Pedro, al            menos su sombra            alcanzase a alguno de ellos23. Se contentaban          con que les          llegara la sombra de Pedro. ¡Sabían bien que muy cerca          de él estaba          Cristo! Recibimos con su palabra una claridad meridiana en medio          de las doctrinas          confusas que proclaman –hoy, como en el pasado– tantos falsos          profetas y tantos          falsos doctores. Tengamos hambre de conocer las enseñanzas del          Papa y de darlas          a conocer en nuestro ambiente. Ahí está la luz que ilumina las          conciencias;          hagamos el propósito de recibir su palabra con docilidad y          obediencia interna,          con amor24.
1 Mt          16, 13-20. — 2 Cfr. Mc 8, 27; Lc 9, 18.          — 3 Juan          Pablo II, Homilía de la Misa en Belo Horizonte,          1-VII-1980. — 4 Ibídem.          — 5 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 136. — 6          Is          22, 19-23. — 7 Cfr. Jn 21, 15-18. — 8 Jn          1, 42. — 9          San León Magno, Homilía 4. — 10 Mt 10, 2          ss.; Hech          1, 13. — 11 Hech 1, 15-22. — 12 Hech          2, 14-36. — 13          Hech 4, 8 ss. — 14 Hech 5, 1 ss. — 15          Hech          10, 1 ss. — 16 Hech 15, 7-10. — 17 Conc.          Vat. II, Const. Lumen            gentium, 18. — 18 San Josemaría Escrivá, o. c.,          n. 135. — 19          San Ambrosio, Comentario al Salmo XII, 40, 30. — 20          Conc. Vat.          II, loc. cit., 23. — 21 Gregorio XVI, Enc. Commissum            divinitus,          15-VI-1835. — 22 San Josemaría Escrivá, o. c.,          n. 134. — 23          Hech 5, 15. — 24 Cfr. Conc. Vat. II, loc. cit.,          25.
___________________________________________________________________________________________
† Santoral               (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
  
San          Bartolomé, Apóstol
          (Siglo I)
  
A este santo (que fue uno          de los doce apóstoles de          Jesús) lo pintaban los antiguos con la piel en sus brazos como          quien lleva un          abrigo, porque la tradición cuenta que su martirio consistió en          que le          arrancaron la piel de su cuerpo, estando él aún vivo.
Parece que Bartolomé es un          sobrenombre o segundo          nombre que le fue añadido a su antiguo nombre que era Natanael          (que significa          "regalo de Dios") Muchos autores creen que el personaje que el          evangelista San Juan llama Natanael, es el mismo que otros          evangelistas llaman          Bartolomé. Porque San Mateo, San Lucas y San Marcos cuando          nombran al apóstol          Felipe, le colocan como compañero de Felipe a Natanael.
            
            El encuentro más grande de su vida.
          El día en que Natanael o Bartolomé se encontró por primera          vez a Jesús fue          para toda su vida una fecha memorable, totalmente inolvidable.          El evangelio de          San Juan la narra de la siguiente manera: "Jesús se encontró a          Felipe y le        
dijo: "Sígueme". Felipe se          encontró a          Natanael y le dijo: "Hemos encontrado a aquél a quien anunciaron          Moisés y          los profetas. Es Jesús de Nazaret". Natanael le respondió: " ¿Es          que          de Nazaret puede salir algo bueno?" Felipe le dijo: "Ven y          verás". Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí          tienen          a un israelita de verdad, en quien no hay engaño" Natanael le          preguntó:          "¿Desde cuando me conoces?" Le respondió Jesús: "antes de que          Felipe te llamara, cuando tú estabas allá debajo del árbol, yo          te vi". Le          respondió Natanael: "Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres          el Rey de Israel".          Jesús le contestó: "Por haber dicho que te vi debajo del árbol,          ¿crees? Te          aseguró que verás a los ángeles del cielo bajar y subir          alrededor del Hijo del          Hombre." (Jn. 1,43 ).
Felipe, lo primero que          hizo al experimentar el enorme          gozo de ser discípulo de Jesús fue ir a invitar a un gran amigo          a que se          hiciera también seguidor de tan excelente maestro. Era una          antorcha que          encendía a otra antorcha. Pero nuestro santo al oír que Jesús          era de Nazaret          (aunque no era de ese pueblo sino de Belén, pero la gente creía          que había          nacido allí) se extrañó, porque aquél era uno de los más          pequeños e ignorados          pueblecitos del país, que ni siquiera aparecía en los mapas.          Felipe no le          discutió a su pregunta pesimista sino solamente le hizo una          propuesta:          "¡Ven y verás que gran profeta es!"
Una revelación que lo            convenció. 
          Y tan pronto como Jesús vio que nuestro santo se le acercaba,          dijo de él un          elogio que cualquiera de nosotros envidiaría: "Este si que es un          verdadero          israelita, en el cual no hay engaño". El joven discípulo se          admira y le pregunta          desde cuándo lo conoce , y el Divino Maestro le añade algo que          le va a 
conmover: "Allá, debajo de          un árbol estabas          pensando qué sería de tu vida futura. Pensabas: ¿Qué querrá Dios          que yo sea y          que yo haga? Cuando estabas allá en esos pensamientos, yo te          estaba observando          y viendo lo que pensabas". Aquélla revelación lo impresionó          profundamente          y lo convenció de que este sí era un verdadero profeta y un gran          amigo de Dios          y emocionado exclamó: "¡Maestro, Tú eres el hijo de Dios! ¡Tú          eres el Rey          de Israel! ¡Maravillosa proclamación! Probablemente estaba          meditando muy          seriamente allá abajo del árbol y pidiéndole a Dios que le          iluminara lo que          debía de hacer en el futuro, y ahora viene Jesús a decirle que          El leyó sus          pensamientos. Esto lo convenció de que se hallaba ante un          verdadero profeta, un          hombre de Dios que hasta leía los pensamientos. Y el Redentor le          añadió una          noticia muy halagadora. Los israelitas se sabían de memoria la          historia de su          antepasado Jacob, el cuál una noche, desterrado de su casa, se          durmió junto a          un árbol y vio una escalera que unía la tierra con el cielo y          montones de          ángeles que bajaban y subían por esa escalera misteriosa. Jesús          explica a su          nuevo amigo que un día verá a esos mismos ángeles rodear al Hijo          del Hombre, a          ese salvador del mundo, y acompañarlo, al subir glorioso a las          alturas.
Desde entonces nuestro          santo fue un discípulo          incondicional de este enviado de          Dios, Cristo Jesús que tenía poderes y sabiduría del todo          sobrenaturales. Con          los otros 11 apóstoles presenció los admirables milagros de          Jesús, oyó sus          sublimes enseñanzas y recibió el Espíritu Santo en forma de          lenguas de fuego.
El libro muy antiguo, y          muy venerado, llamado el          Martirologio Romano, resume así la vida posterior del santo de          hoy: "San          Bartolomé predicó el evangelio en la India. Después pasó a          Armenia y allí          convirtió a muchas gentes. Los enemigos de nuestra religión lo          martirizaron          quitándole la piel, y después le cortaron la cabeza".
Para San Bartolomé, como          para nosotros, la santidad no          se basa en hacer milagros, ni en deslumbrar a otros con hazañas          extraordinarias, sino en dedicar la vida a amar a Dios, a hacer          conocer y amar          mas a Jesucristo, y a propagar su santa religión, y en tener una          constante          caridad con los demás y tratar de hacer a todos el mayor bien          posible.
  Oración
          Oh, Dios omnipotente y          eterno, que hiciste este día          tan venerable día con la festividad de tu Apóstol San Bartolomé,          concede a tu          Iglesia amar lo que el creyó, y predicar lo que él enseñó. Por          Nuestro Señor          Jesucristo. Amén.
___________________________________________________________________________________________
María Micaela del Santísimo            Sacramento, Santa Fundadora, 24 de agosto          
              
 Virgen y Fundadora               |           
___________________________________________________________________________________________
Fuente: Mercaba.org 
        Emilia de Vialar, Santa          Fundadora, 24 de agosto   
              
 Virgen y Fundadora               |           
___________________________________________________________________________________________
Fuente:            www.filles-de-la-charite.org          
        Juana Antide Thouret,            Santa          Fundadora, 24 de agosto   
              
 Virgen y Fundadora               |           
___________________________________________________________________________________________
Audeno de Rouen, Santo          Obispo, 24 de agosto   
              
 Obispo              Martirologio Romano: En Clichy, en la región de París,                      muerte de san Audeno, obispo de Ruan (Rouen en                      francés), que desde el cargo de refrendario del rey                      Dagoberto fue elevado al episcopado y gobernó                      felizmente su iglesia a lo largo de cuarenta y tres                      años, fundando muchísimos templos y protegiendo los                      monasterios (684). Audeno es conocido en Francia como                    Ouen; en Inglaterra y los países anglo parlantes como                    Ouen, Owen o Aldwin. El nombre en latín del santo es                    Audoenus y en italiano es Audeno.  |           
___________________________________________________________________________________________
Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com;          Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,          misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/ 
Si NO desea el evangelio,          santoral y meditación diaria          y sólo artículos interesantes censurados por la prensa (la          mayoría), unos 4 por          semana escriba a: ave-maria-purisima+subscribe@googlegroups.com (responder el mensaje de          confirmación).
Para de-suscribirse          escribir desde su casilla de email          a:
Evangelio+unsubscribe@googlegroups.com
Si no se desuscribe es          porque recibe el mensaje en su          otro email que le reenvía al actual: debe escribir desde ese          otro email.





