JMJ
Pax
† Lectura            del santo Evangelio según san Lucas 10, 17-24
Gloria a            ti, Señor.
En aquel          tiempo, los setenta y dos regresaron llenos de alegría y dijeron          a Jesús:          "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre".
          El les contestó: 
          "Vi a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder          para aplastar          serpientes y alacranes y todo el ejército del enemigo; y nada          los podrá dañar.          Sin embargo, no se alegren de que los espíritus se les sometan;          alégrense más          bien de que sus nombres están escritos en el cielo".
          En aquel momento, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús,          que dijo: 
          "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque          has          escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has          revelado a la          gente sencilla. Si, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo          me lo ha          entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el          Padre, ni quién es          el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiere          revelar".
          Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: 
          "¡Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque les digo          que muchos          profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, y no lo          vieron; y oír lo que          ustedes oyen, y no lo oyeron".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos            su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería          posible sin sus oraciones: al          menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te          salve María, llena          eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas          las mujeres y          bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de          Dios, ruega por          nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.          ¡Recuérdenos en          sus intenciones y misas! 
Aclaración:          una relación muere          sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las “palabras de vida eterna” (Jn 6,68; Hc          7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no          basta charlar          por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa          permite ver a          Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han          sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a          Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a)          co-reparamos el          daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye          los Corazones          de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b)          adoramos, c)          agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras          necesidades y para la          salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5          minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si no coméis la              carne del Hijo del hombre, y no              bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn            6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de            Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y            renovamos la            Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero            (Ap.19,7-10) con su            Iglesia (nosotros), sabiendo            que            rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre            por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          “Te amo, pero quiero verte todos los días,            y menos los de descanso”. ¿Qué            pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama            realmente? Estamos en el            mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la            santidad, la            perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es            posible, diaria,            como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en            la tierra (Canon            904). Antes de comulgar debemos confesar todos            los pecados mortales: “quien come y              bebe sin discernir el                Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1            Cor 11,29; Rm 14,23).            ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves            al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en            tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos            anticonceptivos son abortivos),            promover el aborto (derecho a decidir, derechos            (i)reproductivos, fecundación            artificial), planificación natural sin causa grave, actividad            sexual fuera del            matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños,            privar de Misa a niños            en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar,            envidia, calumnia, odio            o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste            o burla de lo            sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo            antes posible y nos sorprende            la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno            eterno (Catecismo            1033-41; Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc            9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente,            pero subjetivamente,            pueden ser menos            graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que            lo sabes, ya no            hay excusa.
† Misal
sab 26a.          Ordinario año Par
      Antífona de Entrada
      Canten al Señor un              cántico nuevo, cante al Señor toda la tierra. Hay brillo y              esplendor en su              presencia, belleza y majestad en su templo.
Oración Colecta
      Oremos:
            Dios eterno y todopoderoso: conduce nuestra vida por el camino            de tus            mandamientos, para que unidos a tu Hijo amado podamos producir            frutos            abundantes.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera Lectura
      Ahora te han visto ya              mis ojos, por eso me retracto
Lectura del libro de              Job 42, 1-3.5-6.12-16
Job            respondió al Señor y dijo: 
            "Reconozco que lo puedes todo y ningún plan es imposible para            ti. Y yo, que            nada comprendía, trataba de torcer tus decisiones. Hablaba de            grandezas que no            entendía, de maravillas que superan mi comprensión. Te conocía            sólo de oídas,            pero ahora te han visto mis ojos; por eso me retracto y me            arrepiento,            echándome polvo y ceniza".
            El Señor bendijo a Job al final de su vida más aún que al            principio: llegó a            poseer catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de            bueyes y mil            burros. 
            Tuvo siete hijos y tres hijas: la primera se llamaba Paloma,            la segunda Acacia,            la tercera Azabache. No había en todo el país mujeres más            bellas que las hijas            de Job. Y su padre les asignó parte de la herencia como a sus            hermanos.
            Después de todo esto, Job vivió todavía hasta los ciento            cuarenta años, y vio a            sus hijos y a sus nietos y a sus biznietos. 
            Y Job murió anciano y colmado de años.
            Palabra de Dios.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Salmo Responsorial
      Sal 118,              66.71.75.91.125
Enséñame, Señor, tus              mandamientos.
Dame juicio y            conocimiento, pues confío en tus mandatos.
            Enséñame, Señor, tus mandamientos.
Me vino bien ser            humillado, pues así aprendí tus normas.
            Enséñame, Señor, tus mandamientos.
Señor, yo sé que tus            mandamientos son justos, que tienes razón cuando me humillas.
            Enséñame, Señor, tus mandamientos.
Por tus mandamientos            subsiste todo hasta hoy, porque todo está a tu servicio.
            Enséñame, Señor, tus mandamientos.
Yo soy tu servidor,            instrúyeme para que aprenda tus preceptos.
            Enséñame, Señor, tus mandamientos.
La explicación de tu            palabra es luz que ilumina y proporciona instrucción a los            sencillos.
            Enséñame, Señor, tus mandamientos.
Aclamación antes del Evangelio
      Aleluya,              aleluya.
            Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque            has revelado los            misterios del Reino a la gente sencilla.
            Aleluya.
Evangelio
      Alégrense              de que sus nombres estén              escritos en el cielo
† Lectura              del santo Evangelio según san              Lucas 10, 17-24
Gloria a              ti, Señor.
En aquel            tiempo, los setenta y dos            regresaron llenos de alegría y dijeron a Jesús: "Señor, hasta            los demonios            se nos someten en tu nombre".
            El les contestó: 
            "Vi a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder            para aplastar            serpientes y alacranes y todo el ejército del enemigo; y nada            los podrá dañar.            Sin embargo, no se alegren de que los espíritus se les            sometan; alégrense más            bien de que sus nombres están escritos en el cielo".
            En aquel momento, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús,            que dijo: 
            "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque            has            escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las            has revelado a la            gente sencilla. Si, Padre, porque así te ha parecido bien.            Todo me lo ha            entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el            Padre, ni quién es            el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiere            revelar".
            Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: 
            "¡Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque les            digo que muchos            profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, y no lo            vieron; y oír lo que            ustedes oyen, y no lo oyeron".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
      Acepta,            Señor, con bondad, los dones que            te presentamos y santifícalos por medio 
            de tu Espíritu, para que se nos conviertan en sacramento de            salvación.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      Proclamación              del misterio de Cristo
En verdad es            justo y necesario, es nuestro            deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar,            Señor, Padre santo,            Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Cuya            muerte celebramos            unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe,            y cuyo            advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza.
            Por eso, 
            con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin            cesar:
          
Antífona de la comunión
      Acudan al Señor,              pongan en él su confianza y no quedarán defraudados.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo            y la Sangre de            tu Hijo, y te pedimos que este don tuyo sea para nosotros            fuente inagotable de            vida.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
Dia 6/10          San Bruno (presbítero, blanco)
      Antífona          de Entrada
      El            Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para            llevar la Buena            Nueva a los pobres y anunciar su liberación a los cautivos.
Oración          Colecta
      Oremos:
          Dios nuestro, luz y pastor de los creyentes, que confiaste a san          Bruno la          misión de instruir a tus ovejas con la palabra y el ejemplo;          concédenos, por su          intercesión, ser fieles a la fe que enseñó con su palabra e          imitar el ejemplo          que nos dio con su vida.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Me lanzo            hacia adelante, en busca de la meta y del trofeo al que Dios,            por medio de            Cristo Jesús, nos llama desde el cielo
Lectura            de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses
            3, 8-14
Hermanos:          Pienso que nada vale la pena en comparación con el bien supremo,          que consiste          en conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor he renunciado          a todo y todo          lo considero como basura, con tal de ganar a Cristo y de estar          unido a él, no          porque haya obtenido la justificación que proviene de la ley,          sino la que          procede de la fe en Cristo Jesús, con la que Dios hace justos a          los que creen.
          Y todo esto para conocer a Cristo, experimentar la fuerza de su          resurrección,          compartir sus sufrimientos y asemejarme a él en su muerte, con          la esperanza de          resucitar con él de entre los muertos.
          No quiero decir que haya logrado ya ese ideal o que sea ya          perfecto, pero me          esfuerzo en conquistarlo, porque Cristo Jesús me ha conquistado.          No, hermanos,          considero que todavía no lo he logrado. Pero eso sí, olvido lo          que he dejado          atrás, y me lanzo hacia adelante, en busca de la meta y del          trofeo al que Dios,          por medio de Cristo Jesús, nos llama desde el cielo.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo            1
Dichoso            quien ama la ley de Dios.
Dichoso          aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en          malos pasos ni se          burla del bueno; que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus          mandamientos.
          Dichoso quien ama la ley de Dios.
Es como          un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca          se marchita.          En todo tendrá éxito.
          Dichoso quien ama la ley de Dios.
En cambio          los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el          Señor protege          el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo.
          Dichoso quien ama la ley de Dios.
Aclamación          antes del Evangelio
      Aleluya,            aleluya.
          Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me siga tendrá la          luz de la vida.
          Aleluya.
Evangelio
      Te            seguiré a dondequiera que vayas
† Lectura            del santo Evangelio según san Lucas
            9, 57-62
Gloria a            ti, Señor.
En aquel          tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien          le dijo:
          "Te seguiré a dondequiera que vayas".
          Jesús le respondió:
          "Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros, nidos; pero el          Hijo del          hombre no tiene en donde reclinar la cabeza".
          A otro, Jesús le dijo:
          "Sígueme".
          Pero él le respondió:
          "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre".
          Jesús le replicó:
          "Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia          el Reino de          Dios".
          Otro le dijo:
          "Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi          familia".
          Jesús le contestó:
          "El que empuña el arado y mira hacia atrás no sirve para el          Reino de Dios".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración          sobre las Ofrendas
      Que estos          dones, Señor, que te presentamos en honor de tus santos y que          van a dar          testimonio de tu poder y de tu gloria, nos alcancen de ti la          salvación eterna.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      La gloria            de los santos
En verdad          es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre          santo.
          Porque tu gloria resplandece en cada uno de los Santos, ya que,          al coronar sus          méritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos          proporcionas ejemplo;          ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos          haces participar de          sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes,          lleguemos          victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la          corona inmortal de          la gloria, por Cristo, Señor nuestro.
          Por eso,
          con los ángeles y arcángeles, y con la multitud de los santos,          te cantamos un          himno de alabanza diciendo sin cesar:
        
Antífona          de la Comunión
      Yo estaré            con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo, dice el            Señor.
Oración          después de la Comunión
      Oremos:
          Te rogamos, Señor, que el sacramento que hemos recibido nos          encamine al cielo          que ya mereció obtener san Bruno, sirviéndote con fidelidad.
        Por          Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
___________________________________________________________________________________________
† Meditación diaria
26ª semana. Sábado
LA RAZÓN DE LA ALEGRÍA
— Abiertos a la alegría.
— La esencia de la alegría. Dónde encontrarla.
— Santa María, Causa de nuestra alegría.
I. El Evangelio de la Misa1 resalta la          alegría de los setenta          y dos discípulos, cuando vuelven de predicar por todas partes la          llegada del          Reino de Dios. Con toda sencillez le dicen a Jesús: hasta            los demonios se            nos someten en tu nombre. El Maestro participa también de          este gozo: Veía            a Satanás caer como un rayo. Pero a continuación les          advierte: Mirad: os            he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo            el ejército del            enemigo. Y no os hará daño. Sin embargo -les previene-, no            estéis            alegres porque se os someten los espíritus; estad contentos            porque vuestras            nombres están escritos en el Cielo.
Jesús pronunciaría estas palabras lleno de un gozo          radiante, comunicativo,          externo. Enseguida estalló en un canto de júbilo y de          agradecimiento: En            aquel mismo momento se llenó de gozo del Espíritu Santo y            dijo: Yo te alabo,            Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque ocultaste estas            cosas a los            sabios y prudentes y las revelaste a los pequeños. Sí, Padre,            pues así fue tu            beneplácito.
Los discípulos recordarían siempre aquel momento          con todas las          circunstancias que lo rodearon: sus confidencias al Maestro,          relatándole sus          primeras experiencias apostólicas; su dicha al sentirse          instrumentos del          Salvador; el rostro resplandeciente de Jesús; su canto de júbilo          y de          agradecimiento a su Padre celestial... y aquellas palabras          inolvidables: alegraos            porque vuestros nombres están escritos en el Cielo. La          esperanza de la          bienaventuranza, el permanecer siempre junto a Dios, es la          fuente inagotable de          la alegría. Al entrar en la gloria eterna, si somos fieles,          escucharemos de          boca de Jesús estas inefables palabras: entra en el gozo de            tu Señor2.
Aquí en la tierra, cada paso que damos hacia Cristo          nos acerca a la          felicidad verdadera. No hay felicidad estable fuera de Dios. Y,          a la vez, el          gozo del cristiano presupone el esfuerzo paciente para reconocer          las alegrías            naturales, sencillas, que el Señor pone en nuestro camino:          “la alegría de          la existencia y de la vida; la alegría del amor honesto y          santificado; la          alegría tranquilizadora de la naturaleza y del silencio; la          alegría a veces          austera del trabajo esmerado; la alegría y satisfacción del          deber cumplido; la          alegría transparente de la pureza, del servicio, del saber          compartir; la          alegría exigente del sacrificio. El cristiano podrá          purificarlas, completarlas,          sublimarlas: no puede despreciarlas. La alegría cristiana supone          un hombre          capaz de alegrías naturales”3. Muchas veces, el Señor          se sirvió de          estos gozos de la vida corriente para anunciar las maravillas          del Reino: la          alegría del sembrador y del segador; la del hombre que halla el          tesoro          escondido; la del pastor que encuentra una oveja perdida; el          gozo de los          invitados a un banquete; el júbilo de las bodas; el profundo          gozo del padre que          recibe a su hijo; el de una mujer que acaba de dar a luz a un          niño...
El discípulo de Cristo no es un hombre          “desencarnado”, distanciado de lo          humano, como no lo fue el Maestro. Nuestros amigos, quienes          conviven con          nosotros, nos han de notar cada vez más abiertos, con más          capacidad para          hacernos cargo de esas pequeñas alegrías nobles y limpias que          Dios pone en          nuestro camino para hacerlo más suave. Esta disposición estable          supondrá en          muchos momentos sacrificio y mortificación para vencer otros          estados de ánimo o          el cansancio.
II. La alegría es el amor disfrutado; es su primer          fruto4.          Cuanto más grande es el amor, mayor es la alegría. Dios es            amor5,          enseña San Juan; un Amor sin medida, un Amor eterno que se nos          entrega. Y la          santidad es amar, corresponder a esa entrega de Dios al alma.          Por eso, el          discípulo de Cristo es un hombre, una mujer, alegre, aun en          medio de las          mayores contrariedades. En él se cumplen a la perfección las          palabras del Maestro:          Y Yo os daré una alegría que nadie os podrá quitar6.          En          muchas ocasiones se ha escrito con verdad que “un santo triste          es un triste          santo”, Quizá sea la alegría lo que distingue las virtudes          verdaderas de las          falsas, que solo tienen el aspecto o la apariencia de virtud.
Cuando en el primer Mandamiento nos exige el Señor          que le amemos con          todo el corazón, con toda el alma y con todo nuestro ser... nos          está llamando          al gozo y a la felicidad. Él mismo se nos entrega: Si alguno            me ama,            guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y            en él haremos            morada7. A la vez, sin la alegría que este          Mandamiento provoca,          todos los demás son a la larga difíciles o imposibles de cumplir8.
En el campo de las realidades humanas, el Señor nos          pide ese pequeño esfuerzo          para desechar un gesto adusto o evitar una palabra destemplada          cuando quizá          estamos cansados o con menos fuerzas para sonreír, pero “la          alegría humana no          puede mandarse. La alegría es fruto del amor, y no a todo el          mundo se le otorga          un amor humano capaz de mantener una alegría permanente. Y no          solamente esto,          sino que, por su naturaleza, el amor humano es con mayor          frecuencia fuente de          tristeza que de alegría (...). Pero en el campo cristiano no          sucede así. Un          cristiano que no ame a Dios es inexcusable, y un cristiano al          que no brinde          alegría el amor de Dios es que no ha comprendido lo que el amor          le da. Para un          cristiano la alegría es algo natural porque es propiedad          esencial de la más          importante virtud del cristianismo, es decir, del amor. Entre la          vida cristiana          y la alegría hay una necesaria relación de esencia”9.          También suele          existir idéntica relación entre tristeza y tibieza, entre          tristeza y egoísmo,          entre tristeza y soledad.
La alegría se aumenta, o se recupera si se hubiera          perdido, con la oración          verdadera, cara a cara con Jesús, “sin anonimato”; con la          sinceridad; con la          entrega a los demás, sin esperar recompensa; y mediante la          Confesión frecuente,          que “sigue siendo una fuente privilegiada de santidad y de paz”10.          En resumen, “la condición del gozo auténtico es siempre la          misma: que queramos          vivir para Dios y, por Dios, para los demás. Digámosle al Señor          que sí, que          queremos, que no deseamos más que servir con alegría. Si          procuráis comportaros          así, vuestra paz interior y vuestra sonrisa, vuestro garbo y          buen humor, serán          luz poderosa de la que Dios se servirá para atraer a muchas          almas hacia Él. Dad          testimonio de la alegría cristiana, descubrid a cuantos os          rodean cuál es          vuestro secreto: estáis alegres porque sois hijos de Dios,          porque le tratáis,          porque lucháis por ser mejores y por ayudar a los demás y porque          cuando se          quiebra el gozo de vuestra alma acudís con prontitud al          Sacramento de la          alegría, en el que recuperáis el sentido de vuestra fraternidad          con todos los          hombres”11.
III. Desde hace veinte siglos la fuente de la          alegría no ha cesado de          manar en la Iglesia. Llegó con Jesús y la dejó a su Cuerpo          Místico, En este          tiempo, las criaturas más alegres han sido las que han estado          más cerca de          Jesús. Por eso no habrá nunca nadie más alegre que María, la          Madre de Jesús, y          Madre nuestra. Si Ella es la llena de gracia12          –llena de          Dios–, es también la que posee la plenitud de la alegría. Estar          cerca de la          Virgen es vivir dichoso. Lo mismo que desborda su gracia, lleva          su alegría a          todas partes. “¿Qué tendrán la voz y las palabras de María que          generan una          felicidad siempre nueva? Son como una música divina que penetra          hasta lo más          hondo del alma llenándola de paz y de amor. Cuantas veces          rezamos el Santo          Rosario la llamamos Causa de nuestra alegría. Y lo es          porque es          portadora de Dios. Hija de Dios Padre, es portadora de la          ternura infinita de          Dios Padre. Madre de Dios Hijo, es portadora del Amor hasta la          muerte de Dios          Hijo. Esposa de Dios Espíritu Santo, es portadora del fuego y          del gozo del Espíritu          Santo. A su paso el ambiente se transforma: la tristeza se          disipa; las          tinieblas ceden el paso a la luz; la esperanza y el amor se          encienden... ¡No es          lo mismo estar con la Virgen que sin Ella! No es lo mismo, no,          rezar el Rosario          que no rezarlo...”13. Procuremos esmerarnos en          rezarlo bien en este          mes de octubre en que la Iglesia nos mueve a ir especialmente a          Nuestra Madre          del Cielo a través de esta devoción mariana. Procuremos poner          santas          intenciones al rezarlo en este sábado en el que, como tantos          cristianos,          procuramos tenerla más presente y ofrecer en su honor alguna          pequeña          mortificación. Pidámosle hoy que con nuestra alegría sepamos          llevar a Dios a          nuestros amigos, a los parientes. Ella, Causa de nuestra            alegría, nos          recordará siempre que dar alegría y paz –el gaudium cum pace,          que jamás          debemos perder– es una de las mayores muestras de caridad, el          tesoro más          valioso que tenemos, y muchas veces nuestra primera obligación          en un mundo          frecuentemente triste porque busca la felicidad donde no está.
1 Lc          10, 17-24. — 2 Mt          25, 21. — 3 Pablo VI, Exhort. Apost. Gaudete in            Domino, 9-V-1975.          — 4 Santo Tomás, Suma Teológica, 1-2, q. 24, a.          5. — 5          1 Jn 4, 8. — 6 Jn 16, 22. — 7 Jn          14, 23. — 8          Cfr. P. A. Reggio, Espíritu sobrenatural y buen humor,          Rialp, 2ª ed.,          Madrid 1966, p. 34. — 9 Ibídem, pp. 35-36. — 10          Pablo VI, loc.            cit. — 11 A. del Portillo, Homilía a los            participantes en el            jubileo de la juventud, 12-IV-1984. — 12 Lc          1, 28. — 13          A. Orozco, Mirar a María, pp. 239-240.
___________________________________________________________________________________________
† Santoral             (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
              San Bruno             |           
Bruno significa: "fuerte como una          coraza o armadura metálica" (Brunne, en alemán es coraza).
Este santo se hizo famoso por haber          fundado la comunidad religiosa más austera y penitente, los          monjes cartujos,          que viven en perpetuo silencio y jamás comen carne ni toman          bebidas          alcohólicas.
Nació en Colonia, Alemania, en el año          1030. Desde joven demostró poseer grandes cualidades          intelectuales, y          especialísimas aptitudes para dirigir espiritualmente a los          demás. Ya a los 27          años era director espiritual de muchísimas personas importantes.          Uno de sus          dirigidos fue el futuro Papa Urbano II.
Ordenado sacerdote fue profesor de          teología durante 18 años en Reims, y Canciller del Sr.          Arzobispo, pero al morir          éste, un hombre indigno, llamado Manasés, se hizo elegir          arzobispo de esa          ciudad, y ante sus comportamientos tan inmorales, Bruno lo acusó          ante una          reunión de obispos, y el Sumo Pontífice destituyó a Manasés. Le          ofrecieron el          cargo de Arzobispo a nuestro santo, pero él no lo quiso aceptar,          porque se          creía indigno de tan alto cargo. El destituido en venganza, le          hizo quitar a          Bruno todos sus bienes y quemar varias de sus posesiones.
Dicen que por aquel tiempo oyó Bruno una          narración que le impresionó muchísimo. Le contaron que un hombre          que tenía fama          de ser buena persona (pero que en la vida privada no era nada          santo) cuando le          estaban celebrando su funeral, habló tres veces. La primera          dijo: "He sido          juzgado". La segunda: "He sido hallado culpable". La tercera:          "He sido condenado". Y decían que las gentes se habían asustado          muchísimo y habían huido de él y que el cadáver había sido          arrojado al fondo de          un río caudaloso. Estas narraciones y otros pensamientos muy          profundos que          bullían en su mente, llevaron a Bruno a alejarse de la vida          mundana y dedicarse          totalmente a la vida de oración y penitencia, en un sitio bien          alejado de todos.
Teniendo todavía abundantes riquezas y          gozando de la amistad de altos personajes y de una gran          estimación entre la          gente, y pudiendo, si aceptaba, ser nombrado Arzobispo de Reims,          Bruno renunció          a todo esto y se fue de monje al monasterio de San Roberto en          Molesmes. Pero          luego sintió que aunque allí se observaban reglamentos muy          estrictos, sin          embargo lo que él deseaba era un silencio total y un          apartamiento completo del          mundo. Por eso dispuso irse a un sitio mucho más alejado. Iba a          hacer una nueva          fundación.
San Hugo, obispo de Grenoble, vio en un          sueño que siete estrellas lo conducían a él hacia un bosque          apartado y que allá          construían un faro que irradiaba luz hacia todas partes. Al día          siguiente          llegaron Bruno y seis compañeros a pedirle que les señalara un          sitio muy          apartado para ellos dedicarse a la oración y a la penitencia.          San Hugo          reconoció en ellos los que había visto en sueños y los llevó          hacia el monte que          le había sido indicado en la visión. Aquel sitio se llamaba          Cartuja, y los          nuevos religiosos recibieron el nombre de Cartujos.
San Bruno redactó para sus monjes un          reglamento que es quizás el más severo que ha existido para una          comunidad.          Silencio perpetuo. Levantarse a media noche a rezar por más de          una hora. A las          5:30 de la mañana ir otra vez a rezar a la capilla por otra          hora, todo en coro.          Lo mismo a mediodía y al atardecer.
Nunca comer carne ni tomar licores.          Recibir visitas solamente una vez por año. Dedicarse por varias          horas al día al          estudio o a labores manuales especialmente a copiar libros.          Vivir totalmente          incomunicados con el mundo... Es un reglamento propio para          hombres que quieren          hacer gran penitencia por los pecadores y llegar a un alto grado          de santidad.
San Hugo llegó a admirar tanto la          sabiduría y la santidad de San Bruno, que lo eligió como su          director          espiritual, y cada vez que podía se iba al convento de la          Cartuja a pasar unos          días en silencio y oración y pedirle consejos al santo fundador.          Lo mismo el          Conde Rogerio, quien desde el día en que se encontró con Bruno          la primera vez,          sintió hacia él una veneración tan grande, que no dejaba de          consultarlo cuando          tenía problemas muy graves que resolver. Y aun se cuenta que una          vez a Rogerio          le tenían preparada una trampa para matarlo, y en sueños se le          apareció San          Bruno a decirle que tuviera mucho cuidado, y así logró librarse          de aquel          peligro.
Por aquel tiempo había sido nombrado Papa          Urbano II, el cual de joven había sido discípulo de Bruno, y al          recordar su          santidad y su gran sabiduría y su don de consejo, lo mandó ir          hacia Roma a que          le sirviera de consejero. Esta obediencia fue muy dolorosa para          él, pues tenía          que dejar su vida retirada y tranquila de La Cartuja para irse a          vivir en medio          del mundo y sus afanes. Pero obedeció inmediatamente. Es difícil          calcular la          tristeza tan grande que sus monjes sintieron al verle partir          para lejanas          tierras. Varios de ellos no fueron capaces de soportar su          ausencia y se fueron          a acompañarlo a Roma. Y entonces el Conde Rogerio le obsequió          una finca en          Italia y allá fundó el santo un nuevo convento, con los mismos          reglamentos de          La Cartuja.
Los últimos años del santo los pasó entre          misiones que le confiaba el Sumo Pontífice, y largas temporadas          en el convento          dedicado a la contemplación y a la penitencia. Su fama de santo          era ya muy          grande.
Murió el 6 e octubre del año 1101 dejando          en la tierra como recuerdo una fundación religiosa que ha sido          famosa en todo          el mundo por su santidad y su austeridad. Que Dios nos conceda          como a él, el          ser capaces de apartarnos de lo que es mundano y materialista, y          dedicarnos a          lo que es espiritual y lleva a la santidad.
Que sean pocas tus palabras (S. Biblia).
___________________________________________________________________________________________
Fe            (Foy), Santa Virgen y          Mártir, Octubre 6   
___________________________________________________________________________________________
Fuente: ACI            Prensa 
        María Francisca de las Cinco Llagas de            Jesús, Santa Religiosa,          Octubre 6   
              
 María Francisca de Nápoles              Nació en Nápoles, Italia en 1715. Su                    padre era un tejedor, hombre de terrible mal genio, y                    la madre era una mujer extraordinariamente piadosa.                    Desde muy pequeñita fue obligada por su padre a                    trabajar muchas horas cada día en su taller de                    hilados, pero la mamá aprovechaba todo rato libre para                    leerle libros piadosos y llevarla al templo a orar. El                    párroco, admirado de su piedad y viendo que se sabía                    de memoria el catecismo, la admitió a los 8 años a la                    Primera Comunión, y al año siguiente la encargó de                    preparar a varios niños.   |           
___________________________________________________________________________________________
Fuente:            ar.geocities.com/misa_tridentina04          
        Magno Obispo de Odezzo, Santo Obispo y Confesor, 6 Octubre   
              
 Según la tradición, Magno nació en Altino                    en una familia noble, probablemente en el último                    cuarto del siglo VI. Después de realizar estudios                    humanísticos en su ciudad natal, se retiró para hacer                    vida eremítica a una isla de una laguna cercana, donde                    se preparó para el sacerdocio. Fue ordenado en la                    ciudad de Oderzo, donde ejerció su sacerdocio                    combatiendo a los últimos propagadores del paganismo y                    a la infiltración arriana proveniente de la diócesis                    (Ceneda), ocupada por los Lombardos.  |           
___________________________________________________________________________________________
Fuente:            Passiochristi.org 
        Isidoro de San José De Loor, Beato Presbítero Pasionista, 6 Octubre   
              
 Los santos pueden parecer todos iguales,                    pero al final vemos que no existe uno igual a otro.                    También Isidoro ofrece su vida al Señor en sacrificio                    y escribe a los suyos: "Los he dejado para vivir solo                    para el Señor y trabajar mucho por la salvación de mi                    alma, de la de ustedes y de las de muchos otros".  |           
___________________________________________________________________________________________
Maria            Rosa Durocher, Beata          Virgen, Fundadora, 6 Octubre   
              
 Batizada con el nombre de Eulalie                    Durocher nació en San Antoine-sur-Richelieu (Canadá)                    el 6 de octubre de 1811. Ella vió la gran necesidad de                    instrucción para la juventud. Sobre todo las jóvenes                    recibían muy poca instrucción.  |           
___________________________________________________________________________________________
Fuente:            Santiebeati.it 
        Artaldo de Belley, Santo Monje y Obispo, 6 de octubre   
              
 Monje                  y Obispo              Martirologio Romano: En la                      Cartuja de Arvières, en la Borgoña, fundada por él                      mismo, san Artaldo, obispo de Belley, que tenía                      cerca de noventa años cuando, a pesar suyo, fue                      elegido obispo, pero a los dos años renunció,                      volviendo a la vida monástica, y falleció a la edad                      de ciento seis años (1206).  El "Martyrologium Romanum" lo recuerda al                    6 de octubre con el nombre de Artaldo, en Francia se                    lo conoce como Arthaud o Arthold. Nació hacia el 1101                    en el castillo de Sothonod, parroquia de Songieu, en                    Valromey (Departamento francés de Ain cuya capital es                    Bourg-en-Bresse).   |           
___________________________________________________________________________________________
              
 San Román, obispo  |           
___________________________________________________________________________________________
Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com; Colección          Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org          de www.edicionespalabra.es          , misalpalm.com,          Catholic.net
Mensajes          anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/          
Si NO desea          el evangelio, santoral y meditación diaria y sólo artículos          interesantes          censurados por la prensa (la mayoría), unos 4 por semana escriba          a: ave-maria-purisima+subscribe@googlegroups.com          (responder el mensaje de confirmación).
Para          de-suscribirse escribir desde su casilla de email a:
Evangelio+unsubscribe@googlegroups.com
NO debe          colocarlo en CC sino en "Para/To"
Si no se          desuscribe es porque recibe el mensaje en su otro email que le          reenvía al          actual: debe escribir desde ese otro email.










