JMJ
Pax
† Lectura            del santo Evangelio según san Lucas 9, 57-62
Gloria a            ti, Señor.
En aquel          tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, uno le          dijo: 
          "Te seguiré adondequiera que vayas". 
          El respondió: 
          "Los zorros tienen madriguera y los pájaros nido, pero el Hijo          del hombre          no tiene dónde reclinar la cabeza".
          A otro le dijo: 
          "Sígueme". 
          El respondió: 
          "Señor, déjame ir antes a enterrar a mi padre". 
          Jesús le replicó: 
          "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar          el Reino          de Dios". 
          Otro le dijo: 
          "Te seguiré, Señor, pero déjame primero despídeme de mi          familia". 
          Jesús le contestó: 
          "El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve          para el          Reino de Dios".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su            oración: Esto es          gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos          un Avemaría de          corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres          de Gracia, el          Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto          de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por          nosotros pecadores,          ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus          intenciones y          misas! 
Aclaración: una          relación muere sin comunicación y comunidad-comunión.          Con Dios es igual:          las “palabras          de vida eterna” (Jn 6,68; Hc 7,37) son          fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario          visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan          presente en la          Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la          Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO          (Dios) a          Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos          el daño que          hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y          de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c)          agradecemos y d) pedimos          y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación          del mundo entero…          ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no          ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película          completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692
Si Jesús se            apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús            está aquí y lo            ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si              no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su              sangre, no tenéis vida              en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn            5,12). Si comulgamos en            estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con            el Amor y            renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas            del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo            que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su            Sangre por nuestros            pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente            sin Amor: si una            novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del            Novio para            siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar.            Idolatramos aquello            que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es            pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y            fiestas (Catecismo            2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).          “Te amo,            pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso”.            ¿Qué pensaríamos si            un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en            el mundo para ser            felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la            perfección del amor,            es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como            pide la Cátedra de            Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de            comulgar debemos confesar todos los pecados mortales:            “quien              come y bebe sin discernir el                Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1            Cor 11,29; Rm 14,23).            ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados            graves al menos una vez al año (CDC            989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos            los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto            (derecho a            decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial),            planificación            natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio            por iglesia,            demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso            de razón,            borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio            o deseo de            venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de            lo sagrado, etc. Si no            ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos            sorprende la muerte            sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno            (Catecismo 1033-41;            Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son            pecados mortales              objetivamente, pero subjetivamente,            pueden ser menos graves,            si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes,            ya no hay excusa.
† Misal
mie 26a.          Ordinario año Par
      Antífona de Entrada
      Sírveme de defensa,              Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; y pues eres mi              baluarte y mi refugio,              acompáñame y guíame.
Oración colecta
      Oremos:
            Señor nuestro, que prometiste venir y hacer tu morada en los            corazones rectos y            sinceros, concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos            hagan dignos de            esa presencia tuya.
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera Lectura
      El hombre no puede              hacer triunfar su causa contra Dios
Lectura del libro de              Job 9, 1-12.14-16
Job tomó la            palabra y dijo a sus amigos: 
            "Sé muy bien que es así: que el hombre no es justo ante Dios:            
            Si alguien pretende discutir con él, ni un argumento entre mil            podrá rebatir.            Sabio y fuerte como es, ¿quién se opone a él y queda sin            castigo?
            El desplaza las montañas sin que se den cuenta y las sacude            con su cólera; hace            que la tierra tiemble en sus cimientos, y que se tambaleen sus            columnas; manda            al sol que no brille y esconde cuando quiere las estrellas; él            solo despliega            los cielos y camina sobre las olas del mar; él creó la Osa y            el Orión, las            Pléyades y la constelación del sur; hace prodigios            incomprensibles, maravillas            sin número.
            Pasa junto a mí, y no lo veo; pasa rozándome, y no me doy            cuenta; si captura            una presa, ¿quién se lo impedirá?, ¿quién podrá decirle: "¿Qué            estás            haciendo?"
            ¡Cuánto menos podré yo reclamarle, encontrar argumentos contra            él! Aunque            tuviera razón, no debo reclamar. Sólo puedo suplicar al que me            acusa. Aunque lo            llamara y él me respondiera, no creo que hiciera caso a mi            llamada". 
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal 87,              10bc-11.12-13.14-15
Señor, que llegue              hasta ti mi súplica.
Todo el día te estoy            invocando, Señor, y extiendo mis manos hacia ti. ¿Harás            maravillas en favor de            los muertos? ¿Se alzarán las sombras para darte gracias?
            Señor, que llegue hasta ti mi súplica. 
¿Se proclama tu amor            en la tumba, o tu fidelidad en el reino de la muerte? ¿Se            conocen en la            oscuridad tus maravillas, o tu salvación en la tierra del            olvido?
            Señor, que llegue hasta ti mi súplica.
Pero yo te pido            auxilio, Señor, por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.            ¿Por qué me            rechazas, Señor, y te alejas de mí?
            Señor, que llegue hasta ti mi súplica.
Aclamación antes del Evangelio
      Aleluya,              aleluya. 
            Todo lo considero una pérdida y lo tengo por basura, para            ganar a Cristo y            vivir unido a él. 
            Aleluya.
Evangelio
      Te seguiré              adondequiera que vayas
† Lectura              del santo Evangelio según san              Lucas 9, 57-62
Gloria a              ti, Señor.
En aquel            tiempo, mientras iban de camino            Jesús y sus discípulos, uno le dijo: 
            "Te seguiré adondequiera que vayas". 
            El respondió: 
            "Los zorros tienen madriguera y los pájaros nido, pero el Hijo            del hombre            no tiene dónde reclinar la cabeza".
            A otro le dijo: 
            "Sígueme". 
            El respondió: 
            "Señor, déjame ir antes a enterrar a mi padre". 
            Jesús le replicó: 
            "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a            anunciar el Reino            de Dios". 
            Otro le dijo: 
            "Te seguiré, Señor, pero déjame primero despídeme de mi            familia". 
            Jesús le contestó: 
            "El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve            para el            Reino de Dios".
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
      Que este            sacrificio, Señor, que vamos a            ofrecerte, nos purifique y no, renueve y nos ayude a obtener            la recompensa            eterna, prometida a quienes cumplen tu voluntad.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Prefacio
      Proclamación              del misterio de Cristo
En verdad es            justo y necesario, es nuestro            deber y salvación,darte gracias siempre y en todo lugar,            Señor, Padre santo,            Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Cuya            muerte celebramos            unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe,            y cuyo            advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza.
            Por eso, 
            con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin            cesar:
          
Antífona de la Comunión
      El Señor colmó el              deseo de su pueblo: comieron y quedaron satisfechos.
Oración después de la comunión
      Oremos:
            Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este            pan eucarístico,            por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera.
            Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén
Dia 3/10          San Francisco de Borja ( religioso, blanco)
      Antífona          de Entrada
      Estos son            los santos que recibieron la bendición la bendición del Señor,            a los que hizo            justicia el Dios de salvación; éste es el grupo que busca al            Señor.
Oración          Colecta
      Oremos:
          ¡Oh Dios!, que has llamado a san Ignacio de Borja para que          buscase tu reino          sobre todas las cosas por el camino de la caridad perfecta;          concédenos que,          fortalecidos por su intercesión, avancemos con espíritu de          alegría en el camino          del amor.
          Por nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera          Lectura
      Lo que            para mí era ganancia, lo he estimado como perdida
Lectura            de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 7-14
Hermanos:          Lo que para mí era ganancia, por Cristo, lo he estimado como          pérdida. Y más          todavía: Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del          conocimiento de          Cristo Jesús, mi Señor.
          Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a          Cristo y          existir en él, no con una justicia mía, la de la ley, sino con          la que viene de          la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la          fe. Para          conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión          con sus          padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la          resurrección          de entre los muertos.
          No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la          meta: yo sigo          corriendo. Y aunque poseo el premio, porque Cristo Jesús me lo          ha entregado,          hermanos, yo a mí mismo me considero corno si aún no hubiera          conseguido el          premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y          lanzándome          hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar          el premio, al          que Dios desde arriba me llama en Cristo Jesús.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo          Responsorial
      Del salmo            22
El Señor            es mi pastor, nada me falta.
El Señor          es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace          recostar; me conduce          hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.
          El Señor es mi pastor, nada me falta.
Me guía          por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine          por cañadas          oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado          me sosiegan.
          El Señor es mi pastor, nada me falta.
Preparas          una mesa ante mí enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza          con perfume, y mi          copa rebosa.
        El            Señor es mi pastor, nada me            falta.
Tu bondad          y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y          habitaré en la casa          del Señor por años sin término.
          El Señor es mi pastor, nada me falta.
Aclamación          antes del Evangelio
      Aleluya,            aleluya.
          Vengan conmigo, dice el Señor, y los haré pescadores de hombres.
          Aleluya.
Evangelio
      El que se            humilla será enaltecido
†Lectura            de l santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14
Gloria a            ti, Señor.
En aquel          tiempo dijo Jesús esta parábola por algunos que, teniéndose por          justos, se          sentían seguros de sí mismos, y despreciaban a los demás:
          "Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era un fariseo; el          otro, un          publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ¡Oh          Dios!, te doy          gracias porque no soy como los demás: ladrones, injustos,          adúlteros; ni como          ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de          todo lo que          tengo".
          El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a          levantar los ojos          al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios!, ten          compasión          de este pecador".
          Les digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque          todo el que se          enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido".
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración          sobre las Ofrendas
      Señor,          escucha con bondad nuestra súplica y protégenos con la          intercesión de tus          santos, para que tributemos siempre un culto digno a tu divina          Majestad.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
Prefacio
      La gloria            de los santos
En verdad          es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre          santo.
          Porque tu gloria resplandece en cada uno de los Santos, ya que,          al coronar sus          méritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos          proporcionas ejemplo;          ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos          haces participar de          sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes,          lleguemos          victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la          corona inmortal de          la gloria, por Cristo, Señor nuestro.
          Por eso,
          con los ángeles y arcángeles y con la multitud de los santos, te          cantamos un          himno de alabanza diciendo sin cesar:
        
Antífona          de la Comunión
      Los            justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de            alegría.
Oración          después de la Comunión
      Oremos:
          Por este sacramento que hemos recibido, concédenos, Señor,          imitar a san          Francisco de Borja en su caridad y en su celo apostólico, para          que gustemos los          frutos de tu amor y no entreguemos a la salvación de nuestros          hermanos.
        Por          Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
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† Meditación diaria
26ª semana. Miércoles
PARA SEGUIR A CRISTO
— Desprendimiento para seguir a Cristo. Los bienes          materiales son solo          medios. Aprender a vivir la pobreza cristiana.
— Consecuencias de la pobreza: el uso del dinero,          evitar los gastos          innecesarios, el lujo, el capricho...
— Otras manifestaciones de la pobreza cristiana:          rechazar lo superfluo,          las falsas necesidades... Llevar con alegría la escasez y la          necesidad.
I. Relata el Evangelio de la Misa1 que          Jesús se disponía a          pasar a la otra orilla del lago. Se le acerca entonces un          escriba que se siente          movido a acompañar al Maestro: te seguiré a donde quiera que            vayas, le          dice. Y Jesús le expone en breves palabras el panorama que se le          presenta si          emprende el camino: la renuncia a la comodidad, el          desprendimiento de las          cosas, una disponibilidad completa al querer divino: las            raposas tienen sus            madrigueras y los pájaros del cielo sus nidos, pero el Hijo            del Hombre no tiene            dónde reclinar su cabeza.
Jesús pide a sus discípulos, a todos, un          desasimiento habitual: la          costumbre firme de estar por encima de las cosas que          necesariamente hemos de          usar, sin que nos sintamos atados por ellas. Para quienes hemos          sido llamados a          permanecer en medio del mundo, mantener el corazón desprendido          de los bienes          materiales requiere una atención constante, sobre todo en un          momento en que el          deseo de poseer y de gustar de todo lo que apetece a los          sentidos se muestra          como un afán desmedido y, para muchos –da esa impresión–, el fin          principal de          la vida2.
Vivir la pobreza que Cristo pide a los suyos          requiere un gran          desprendimiento interior: en el deseo, en el pensamiento, en la          imaginación;          exige vivir con el mismo espíritu del Señor3. Una de          las primeras          manifestaciones de la pobreza evangélica es utilizar los bienes          como medios4,          no como fines en sí mismos; y, al considerar esta enseñanza          concreta del          Maestro, pedimos al Señor no dejarnos llevar por el deseo          desmedido de tener          más, de aparentar, de poner en ellos la seguridad de la vida.          Los medios          materiales son bienes cuando se utilizan para un fin          superior: sostener          la familia, educar a los hijos, adquirir una mayor cultura en          provecho de la          sociedad, ayudar a obras de apostolado y a quienes están más          necesitados...          Pero esto no es fácil a la hora de la práctica, porque el hombre          tiende a dejar          que el corazón se apegue a los medios materiales sin medida ni          templanza. Es          necesario aprender en la vida real cómo hemos de comportarnos          para no caer en          esos duros lazos que impiden subir hasta el Señor. Y esto tanto          si tenemos          muchos bienes como si no poseemos ninguno, pues no se confunde          la pobreza con          el no tener: “la pobreza que Jesús declaró bienaventurada es          aquella hecha a          base de desprendimiento, de confianza en Dios, de sobriedad y          disposición a          compartir con otros”5. Esta es la pobreza al menos de          quienes han de          vivir v santificarse en medio del mundo.
También San Pablo nos dice que sostuvo ese          aprendizaje para vivir          desprendido en toda circunstancia: he aprendido -dice a          los cristianos          de Filipo- a vivir en pobreza; he aprendido a vivir en            abundancia; estoy            acostumbrado a todo y en todo: a la hartura y a la escasez; a            la riqueza y a la            pobreza. Todo lo puedo en Aquel que me conforta6.          Su seguridad y          su confianza estaban puestas en Dios.
II. No podemos dejar de contemplar a Cristo, que no            tenía dónde            reclinar la cabeza..., porque si queremos seguirle hemos          de imitarle.          Aunque debamos utilizar medios materiales para cumplir nuestra          misión en el mundo,          nuestro corazón ha de estar como el del Señor: libre de          ataduras.
La verdadera pobreza cristiana es incompatible, no          solo con la ambición          de bienes superfluos, sino con la inquieta solicitud por los          necesarios. Si          esto le ocurriera a una persona que, respondiendo a la llamada          del Señor, lo ha          dejado todo para seguirle más de cerca, indicaría que su vida          interior se está          llenando de tibieza, que está intentando servir a dos señores7.          Por          el contrario, la aceptación de las privaciones y de las          incomodidades que la          pobreza lleva consigo, une estrechamente a Jesucristo, y es          señal de          predilección por parte del Señor, que desea el bien para todos,          pero de modo          muy particular para quienes le siguen.
Un aspecto de la pobreza cristiana se refiere al          uso del dinero. Hay          cosas que son objetivamente lujosas, y desdicen de un discípulo          de Cristo          especialmente cuando tantos padecen necesidad y escasez, aun          cuando resulten          corrientes en el medio en el que cada uno se mueve. Son objetos,          comodidades,          caprichos..., que no deben entrar en los gastos ni en el uso          –aunque no suponga          desembolso alguno– de quien desea tener por Maestro a Aquel que          no tenía dónde          reclinar su cabeza. El prescindir de esas comodidades o de lujos          y caprichos          chocará quizá con el ambiente y puede ser en no pocas ocasiones          el medio que          utilice el Señor para que muchas personas se sientan movidas a          salir de su          aburguesamiento.
Los gastos motivados por el capricho son, por otro          lado, lo más opuesto          al espíritu de mortificación, a un sincero anhelo de imitar a          Jesús. Es lógico          pensar que tampoco tendría el espíritu de Cristo quien se dejara          llevar por          esos deseos por el solo hecho de que quien los paga es el          Estado, la empresa o          un amigo... Es el corazón el que seguiría a ras de tierra,          incapaz de levantar          el vuelo hasta los bienes sobrenaturales. Una persona así se          iría incapacitando          incluso para entender que existen otros bienes superiores a los          del cuerpo, a          los de los sentidos.
Pobres, por amor a Cristo, en la abundancia y en la          escasez. En cada una          de estas situaciones el uso de los bienes adquirirá unas formas          quizá          distintas, pero con los mismos sentimientos y disposiciones en          el corazón. “Copio          este texto, porque puede dar paz a tu alma: “Me encuentro en una          situación          económica tan apurada como cuando más. No pierdo la paz. Tengo          absoluta          seguridad de que Dios, mi Padre, resolverá todo este asunto de          una vez.
“Quiero, Señor, abandonar el cuidado de todo lo mío          en tus manos          generosas. Nuestra Madre –¡tu Madre!– a estas horas, como en          Caná, ha hecho          sonar en tus oídos: ¡no tienen!... Yo creo en Ti, espero en Ti,          Te amo, Jesús:          para mí, nada; para ellos”“8. Quizá muchas veces          tendremos necesidad          de hacer nuestra esta oración.
III. Nosotros queremos seguir de cerca a Cristo,          vivir como Él vivió, en          medio del mundo, en las circunstancias particulares en las que          nos toca vivir.          Un aspecto de la pobreza que el Señor nos pide es el de cuidar,          para que duren,          los objetos que usamos. Esta actitud requiere mortificación, un          sacrificio          pequeño, pero constante, porque es más cómodo dejar la ropa en          cualquier sitio          y de cualquier forma, o dejar para más tarde –sin fecha fija–          ese pequeño          arreglo que, si se hace pronto, evita un gasto mayor.
También quien procura no tener nada superfluo está          cerca del          desprendimiento que Cristo nos pide. Para esto es necesario que          nos preguntemos          muchas veces: ¿necesito realmente estos objetos?, ¿dos plumas o          dos          bolígrafos?... “Lo superfluo de los ricos –afirma San Agustín–          es lo necesario          de los pobres. Se poseen cosas ajenas cuando se poseen cosas          superfluas”9.          ¿Tengo yo muchas cosas superfluas que para nada necesito?:          calzado, utensilios,          ropa de deporte, vestidos... ¿Tengo presente que, en buena          parte, el          desprendimiento cristiano consiste en “no considerar –de verdad–          cosa alguna          como propia”10, y actúo en consecuencia?
Es evidente que la pobreza cristiana es compatible          con esos adornos de          la casa de una familia cristiana, que se distingue más por el          buen gusto y por          la limpieza (¡hacer que las cosas luzcan y rindan!) y sencillez,          que por lo          ostentoso y llamativo. La casa debe ser un lugar donde la          familia se siente a          gusto y a donde todos los miembros desean llegar cuanto antes          por el cariño que          en ella se respira, pero no un lugar que sea una continua          ocasión de          aburguesamiento, de falta de sacrificio en los pequeños y en los          mayores...          Privarse de lo superfluo significa, sobre todo, no crearse          necesidades. “Hemos          de exigirnos en la vida cotidiana, con el fin de no inventarnos          falsos          problemas, necesidades artificiosas, que en último término          proceden del          engreimiento, del antojo, de un espíritu comodón y perezoso.          Debemos ir a Dios          con paso rápido, sin pesos muertos ni impedimentos que          dificulten la marcha”11.
No tener cosas superfluas o innecesarias significa          aprender a no crearnos          falsas necesidades, de las que se puede prescindir con un poco          de buena          voluntad. Y, a la vez, agradecer al Señor constantemente los          medios necesarios          para el trabajo, para el sostenimiento de las personas que          tenemos a nuestro          cargo y poder ayudar en las necesidades de las obras apostólicas          en las que          colaboramos; estando dispuestos a prescindir de ellos, si Dios          así lo permite;          sin quejarnos cuando falte lo necesario, ni perder la alegría          profunda de quien          se sabe en las manos de Dios, pero poniendo los medios para          salir de esa          situación.
La Virgen Santa María nos ayudará a llevar a la          práctica, de verdad,          este consejo: “No pongas el corazón en nada caduco: imita a          Cristo, que se hizo          pobre por nosotros, y no tenía dónde reclinar su cabeza.
“—Pídele que te conceda, en medio del mundo, un          efectivo desasimiento,          sin atenuantes”12.
1 Lc          9, 57-62. — 2 Cfr.          Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 63. — 3          Cfr, San Francisco          de Sales, Introducción a la vida devota, III, 15. — 4          A.          Tanquerey, Compendio de Teología ascética y mística,          Palabra, Madrid          1990, n. 897. — 5 S. Congregación para la Doctrina de la          Fe, Instrucción            sobre la libertad cristiana y liberación, 22-III-1986, 66.          — 6 Flp          4, 12-13. — 7 Cfr. Mt 6, 24. — 8 San          Josemaría Escrivá, Forja,          n. 807. — 9 San Agustín, Comentarios sobre el Salmo            147. — 10          San Josemaría Escrivá, o. c., n. 524. — 11 Ídem,          Amigos de            Dios, 125. — 12 ídem, Forja, n. 523.
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† Santoral             (si          GoogleGroups corta el texto,          lo encontrará en www.iesvs.org)
San          Francisco de Borja
        Año 1572
Señor: que            como tu amigo Francisco de            Borja sepamos dominar el cuerpo y el orgullo 
            y dedicarnos con todas nuestras fuerzas y cualidades a            obtener 
            que las gentes te amen más y te sirvan mejor. Amén.
 Domino mi            cuerpo para no ser            descalificado en el día final (San Pablo).
La familia española Borja o Borgia se          hizo célebre cuando Alfonso Borgia fue elegido papa con el          nombre de Calixto          III y luego cuando otro Borgia fue nombrado Pontífice y se llamó          Alejandro VI.          Este Borgia antes de ser Pontífice había tenido cuatro hijos, y          uno de ellos          fue el padre de nuestro santo. 
Francisco de Borja era nieto del          Papa Alejandro VI por parte del padre; nieto del rey Fernando de          Aragón por          parte de la madre, primo del emperador Carlos Quinto e hijo del          Duque de          Gandía.
En su familia se preocuparon porque          el joven recibiera la mejor educación posible y fue enviado a la          corte del          emperador para que allí aprendiera el arte de gobernar. Esto le          fue de gran          utilidad para los cargos que tuvo que desempeñar más tarde.
Contrajo matrimonio con Leonor de          Castro, una joven de la corte del emperador y tuvo seis hijos.          Su matrimonio          duró 17 años y fue un modelo de armonía y de fidelidad.
El emperador Carlos V lo nombró          virrey de Cataluña (con capital Barcelona) región que estaba en          gran desorden y          con muchas pandillas de asaltantes. Francisco puso orden          prontamente y demostró          tener grandes cualidades para gobernar. Más tarde cuando sea          Superior General          de los jesuitas dirá: "El haber sido gobernador de Cataluña me          fue muy          útil porque allá aprendí a tomar decisiones importantes, a hacer          de mediador          entre los que se atacan, y a ver los asuntos desde los dos          puntos de vista, el          del que ataca y el del que es atacado".
La reina de España era          especialmente hermosa, pero murió en plena juventud, y Francisco          fue encargado de          hacer llevar su cadáver hasta la ciudad donde iba a ser          sepultada. Este viaje          duró varios días, y al llegar al sitio de su destino, abrieron          el ataúd para          constatar que sí era ese el cadáver de la reina. Pero en aquel          momento el          rostro de la difunta apareció tan descompuesto y maloliente, por          la          putrefacción que Francisco se conmovió hasta el fondo de su          alma, y se propuso          firmemente: "Ya nunca más me dedicaré a servir a jefes que se me          van a          morir". En adelante se propone dedicarse a servir únicamente a          Cristo          Jesús que vive para siempre.
La gente empezó a notar que la          vida y el comportamiento del virrey Francisco cambiaban de          manera sorprendente.          Ya no le interesaban las fiestas mundanas, sino los actos          religiosos. Ya no iba          a cacerías y a bailes, sino a visitar pobres y a charlar con          religiosos y          sacerdotes. Un obispo escribía de él en ese tiempo: "Don          Francisco es          modelo de gobernantes y un caballero admirable. Es un hombre          verdaderamente          humilde y sumamente bondadoso. Un hombre de Dios en todo el          sentido de la          palabra. Educa a sus hijos con un esmero extraordinario y se          preocupa mucho por          el bienestar de sus empleados. Nada le agrada tanto como la          compañía de          sacerdotes y religiosos". Algunos criticaban diciendo que un          gobernador no          debería ser tan piadoso, pero la mayor parte de las personas          estaban muy          contentas al verlo tan fervoroso y lleno de sus virtudes.
En 1546 murió su santa esposa, la          señora Leonor. Desde entonces ya Francisco no pensó sino en          hacerse religioso y          sacerdote. Escribió a San Ignacio de Loyola pidiéndole que lo          admitiera como          jesuita. El santo le respondió que sí lo admitiría, pero que          antes se dedicara          a terminar la educación de sus hijos y que aprovechara este          tiempo para asistir          a la universidad y obtener el grado en teología. Así lo hizo          puntualmente (San          Ignacio le escribió recomendándole que no le contara a la gente          semejante          noticia tan inesperada, "porque el mundo no tiene orejas para          oír tal          estruendo").
En 1551, después de dejar a sus          hijos en buenas posiciones y herederos de sus muchos bienes, fue          ordenado como          sacerdote, religioso jesuita. Esa fue "la noticia del año" y de          la          época, que el Duque de Gandía y gobernador de Barcelona lo          dejaba todo, y se          iba de religioso, y era ordenado sacerdote. El gentío que          asistió a su primera          misa fue tan extraordinario que tuvo que celebrarla en una          plaza.
En 1554 fue nombrado por San          Ignacio como superior de los jesuitas en España. Dicen que él          fue propiamente          el propagador de dicha comunidad en esas tierras. Con sus          cualidades de mando          organizó muy sabiamente a sus religiosos y empezó a enviar          misioneros a          América. El número de casas de su congregación creció          admirablemente.
Lo primero que se propuso fue          dominar su cuerpo por medio de fuertes sacrificios en el comer y          beber y en el          descanso. Era gordo y robusto y llegó a adelgazar de manera          impresionante. Al          final de su vida dirá que al principio de su vida religiosa y de          su sacerdocio          exageró demasiado sus mortificaciones y que llegaron a debilitar          su salud.
Otro de sus grandes sacrificios          consistió en dominar su orgullo. Los primeros años de su vida          religiosa los          superiores lo humillaron más de lo ordinario, para probar si en          verdad tenía          vocación. A él, que había sido Duque y gobernador, le asignaron          en la comunidad          el oficio de ayudante del cocinero, y su oficio consistía en          acarrear el agua y          la leña, en encender la estufa y barrer la cocina. Cuando se le          partía algún          plato o cometía algún error al servir en el comedor, tenía que          pedir perdón          públicamente de rodillas, delante de todos. Y jamás se le oyó          una voz de queja          o protesta. Sabía que si no dominaba su orgullo nunca llegaría a          la santidad.
Una vez el médico le dijo al          hacerle una curación dolorosa: "Lo que siento es que a su          excelencia esto          le va a doler". Y él respondió: "Lo que yo siente es que usted          le          diga excelencia a semejante pecador".
Cuando la gente lo aplaudía o          hablaba muy bien de él, se estremecía de temor. Un día afirmaba:          "Soy tan          pecador, que el único sitio que me merezco es el infierno". A          otro le          decía: "Busqué un puesto propio para mí en la Biblia, y vi que          el único          que me atrevería a ocupar sería a los pies de Judas el traidor.          Pero no lo pude          ocupar, porque allí estaba Jesús lavándole los pies". Así de          humildes son          los santos.
Al morir San Ignacio lo reemplazó          el Padre Laínez. Y al morir éste, los jesuitas nombraron como          Superior General          a San Francisco de Borja. Durante los siete años que ocupó este          altísimo cargo          se dedicó con tan grande actividad a su oficio, que ha sido          llamado por          algunos, "el segundo fundador de los jesuitas". Por todas partes          aparecieron casas y obras de su comunidad, y mandó misioneros a          los más          diversos países del mundo. El Papa y los Cardenales lo querían          muchísimo y          sentían por él una gran admiración. Organizó muy sabiamente los          noviciados para          sus religiosos y con su experiencia de gobernante dio a la          Compañía de Jesús          una organización admirable.
El Sumo Pontífice envió un          embajador a España y Portugal a arreglar asuntos muy difíciles y          mandó a San          Francisco que lo acompañara. La embajada fue un fracaso, pero          por todas partes          las gentes lo aclamaron como "el santo Duque" y sus sermones          producían muchas conversiones.
Al volver a Roma se sintió muy          debilitado. Se había esforzado casi en exceso por cumplir sus          deberes y se          había desgastado totalmente. Y el 30 de septiembre de 1572          entregó su alma al          Creador. Uno de los que trataron con él exclamó al saber la          noticia de su          muerte: "Este fue uno de los hombres más buenos, más amables y          más          notables que han pisado nuestro pobre mundo".
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Fuente:          ar.geocities.com/misa_tridentina01 
        Dionisio el Areopagita, Santo Discípulo de San Pablo, Octubre 3   
              
 Discípulo de San Pablo Martirologio                    RomanoConmemoración de san Dionisio Areopagita, que                      se adhirió a Cristo al escuchar al apóstol san Pablo                      hablando ante el Areópago, y fue primer obispo de                      Atenas (s. I).  |           
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Juliano            de Palermo, Beato          Monje, Octubre 3   
              
 Monje del siglo XV Etimología:                    Juliano = de cabellera abundante y rizada. Viene de                      la lengua griega.  |           
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Fuente:  ar.geocities.com/misa_tridentina01          
        Domingo            Spadafora, Beato          Presbítero dominíco, Octubre 3   
              
 Presbítero Dominico Martirologio                    Romano: En Montecerignone, de la Romagna, beato                      Domingo Spadafora, presbítero de la Orden de                      Predicadores, que trabajó diligentemente en el                      ministerio de la predicación (1521).  |           
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Fuente:  ar.geocities.com/misa_tridentina01          
        Gerardo            de Brogne, Santo Abad,          Octubre 3   
              
 Abad Martirologio                    Romano: En la región de Namur, en Lotaringia, san                      Gerardo, primer abad del monasterio de Brogne, que                      él mismo había fundado. Trabajó para instaurar la                      disciplina monástica en Flandes y Lotaringia, y                      ayudó a muchos monasterios a recuperar la                      observancia primitiva (959).  |           
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Fuente:          ar.geocities.com/misa_tridentina01 
        Quintín, San          Mártir, Octubre 3   
              
 Mártir Martirologio                    Romano: En la región de la Galia Turonense, san                      Quintín, mártir (s. VI)  |           
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Ambrosio            Francisco Ferro y 29 compañeros mártires, Beatos          Mártires de Brasil, 3          de octubre   
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Fuente:          ar.geocities.com/misa_tridentina01 
        Evaldo el Blanco y Evaldo el Negro,            Santos Presbíteros          y Mártires, Octubre 3            
              
 Presbíteros y Mártires Martirologio                    Romano: Entre los sajones, dos santos mártires de                      nombre Ewaldo, uno llamado Negro y el otro Blanco,                      ambos presbíteros y oriundos de Inglaterra,                      que,siguiendo el ejemplo de san Willibrordo y sus                      compañeros, pasaron a evangelizar a los sajones y,                      habiendo comenzado a predicar a Cristo, fueron                      apresados por los paganos, consumando el martirio                      (695).  |           
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Fuente:  MadreGuadalupe.com          
        María            Guadalupe (María Francisca) Ricart Olmos, Beata          Religiosa y Mártir,          Octubre 3   
              
 Primera Mártir Servita Martirologio Romano: En la aldea de Silla, cerca de                    Valencia, en España, beata María Guadalupe (María                    Francisca) Ricart Olmos, religiosa de la Orden de los                    Siervos de María y mártir, que en la misma persecución                    recibió el martirio por su testimonio en favor de                    Cristo (1936). Oración 
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Szilard            Ignác Bogdánffy, Venerable Obispo y          Mártir, 3 de octubre   
              
 Obispo                  y Mártir              En la prisión de Aiud,                      Transilvania (Rumania), venerable Szilard Ignác                      Bogdánffy, Obispo Auxiliar de Satu Mare y Oradea,                      mártir durante la ocupación comunista en Rumania († 1953) Szilard Ignác Bogdánffy nació el 21 de                    febrero 1911 en la localidad de Feketetó de Banat del                    Norte (después condado Torontál de Hungría, hoy en                    Serbia), donde su padre ejerció la función docente. En                    1920 la familia se trasladó a Cruceni, donde su padre                    Szilard Bogdánffy recibió un nuevo puesto de profesor.                    En 1925 se trasladaron a Timisoara.   |           
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Fuente:          Martirologio Romono 
        Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Octubre 3   
              
 Santa                    Cándida, mártir  |           
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com; Colección          Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org          de www.edicionespalabra.es          , misalpalm.com,          Catholic.net
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