miércoles, 10 de octubre de 2012

Miércoles 10 de Octubre de 2012. Santo Daniel Comboni ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-4

Gloria a ti, Señor.

Un día Jesús estaba orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
"Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos".
Jesús les dijo:
"Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo el que nos ofende, y no nos dejes caer en la tentación".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las “palabras de vida eterna” (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). “Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso”. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: “quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

mie 27a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; ya que eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.

Oración Colecta

Oremos:
Señor nuestro, que prometiste venir y hacer tu morada en los corazones rectos y sinceros,
concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos hagan dignos de esa presencia tuya.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Reconocieron la gracia que me había sido dada

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas
2, 1-2.7-14

Queridos hermanos: Pasados catorce años, volví de nuevo a Jerusalén con Bernabé, llevando también a Tito. Regresé porque Dios me lo había revelado. Allí, en una reunión privada con los dirigentes, les expuse el Evangelio que predico a los paganos, no sea que tanto entonces como ahora me estuviera esforzando inútilmente. Al contrario, vieron que a mí se me había confiado la evangelización de los paganos, como a Pedro la de anunciarlo a los judíos; porque el mismo Dios que constituyó a Pedro apóstol de los judíos, me constituyó a mí apóstol de los paganos.
Así pues, Santiago, Pedro y Juan, considerados columnas de la Iglesia, reconocieron la gracia que Dios me había dado y nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de perfecta unión: nosotros evangelizaríamos a los paganos y ellos a los judíos. Tan solo nos pidieron que nos preocupáramos por los pobres, cosa que he procurado cumplir con dedicación.
Pero cuando Pedro llegó a Antioquía, tuve que enfrentarme abiertamente con él, porque era digno de reprensión. En efecto, antes de que llegaran algunos judíos enviados por Santiago, Pedro comía con los paganos convertidos; pero, cuando éstos llegaron, Pedro empezó a apartarse de ellos por temor a los partidarios de la circuncisión. Los demás judíos convertidos imitaron su ejemplo, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por aquella conducta contradictoria. Entonces, cuando vi que no procedía rectamente conforme a la verdad del Evangelio, dije a Pedro delante de todos:
"Si tú, que eres judío, vives como pagano y no como un judío, ¿por qué obligas a los paganos a comportarse como judíos?"
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 116, 1.2

Bendito sea el Señor.

Alaben al Señor todas las naciones, aclámenlo todos los pueblos.
Bendito sea el Señor.

Grande es su amor por nosotros y su fidelidad dura por siempre.
Bendito sea el Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Hemos recibido un espíritu de hijos, que nos hace exclamar: ¡Padre!
Aleluya.

Evangelio

Señor, enséñanos a orar

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-4

Gloria a ti, Señor.

Un día Jesús estaba orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
"Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos".
Jesús les dijo:
"Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo el que nos ofende, y no nos dejes caer en la tentación".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Que este sacrificio, Señor, que vamos a ofrecerte, nos purifique y nos ayude a obtener la recompensa eterna, prometida a quienes cumplen tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Jesús, buen samaritano

En verdad es justo darte gracias y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.
También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este pan eucarístico, por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

 

 

Día 10/10 Santo Tómas de Villanueva (Obispo, blanco)

Antífona de Entrada

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Nueva a los pobres y anunciar su liberación a los cautivos.

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, luz y pastor de los creyentes, que confiaste a santo Tómas de Villanueva la misión de instruir a tus ovejas con la palabra y el ejemplo; concédenos, por su intercesión, ser fieles a la fe que enseñó con su palabra e imitar el ejemplo que nos dio con su vida.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Cumple tu tarea de evangelizador, desempeña tu servicio

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4, 1-5

Querido hermano: Ante Dios y ante Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su venida en majestad: Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta con toda paciencia y deseo de instruir.
Porque vendrá un tiempo en que la gente no soportará la doctrina sana, sino que, para halagarse el oído, se rodearán de maestros a la medida de sus deseos; y, apartando el oído de la verdad, se volverán a las fábulas.
Tú estáte siempre alerta: soporta lo adverso, cumple tu tarea de evangelizador, desempeña tu servicio.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

del salmo 109

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

Oráculo del Señor a mi Señor: "Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies".
Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.
Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

"Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora".
Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: "Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec".
Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, y a nosotros nos ha confiado el mensaje de la reconciliación.
Aleluya.

Evangelio

El buen pastor da la vida por las ovejas

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 11-16

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús:
"Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Que estos dones, Señor, que te presentamos en honor de tus santos y que van a dar testimonio de tu poder y de tu gloria, nos alcancen de ti la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de santo Tómas de Villanueva, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo, dice el Señor.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Te rogamos, Señor, que el sacramento que hemos recibido nos encamine al cielo que ya mereció obtener santo Tómas de Villanueva, sirviéndote con fidelidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

 

 

Dia 10/10-1 San Luis Beltrán (blanco)

Antífona de Entrada

El justo encontrará en el Señor su alegría y su esperanza. Todos los hombres de corazón recto serán salvados.

Oración Colecta

Oremos:
Te alabamos, Señor, porque Sólo tú eres santo y sin ti nadie puede ser bueno; y te pedimos, por intercesión de san Luis Beltrán que nos ayudes a vivir como verdaderos hijos tuyos, para ser dignos de obtener la herencia eterna que nos has prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, y ven

Lectura del libro del Génesis 12, 1-4a.

En aquellos días, el Señor dijo a Abrán:
"Sal de tu tierra y de la casa de tu padre hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan. Maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo". Abrán marchó, como le había dicho el Señor.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 14

El justo habitará en tu monte santo, Señor.

El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua.
El justo habitará en tu monte santo, Señor.

El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor.
El justo habitará en tu monte santo, Señor.

El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.
El justo habitará en tu monte santo, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios de tu Reino a la gente sencilla.
Aleluya.

Evangelio

Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús exclamó:
"Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán su descanso, porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, los dones que te presentamos humildemente en honor de san Luis Beltrán, y haz que este sacrificio nos obtenga la salud del cuerpo y del espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

La gloria de los santos

En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo.
Porque tu gloria resplandece en cada uno de los santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

El que quiera servirme, que me siga, dice el Señor; y donde yo esté, allí estará mi servidor.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que hemos recibido en este sacramento, al celebrar la festividad de san Luis Beltrán, nos ayuden, Señor, a conseguir los bienes eternos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

27ª semana. Miércoles

PADRE NUESTRO

— La oración del Señor.

— Filiación divina y oración.

— Oración y fraternidad.

I. Los discípulos veían muchas veces cómo Jesús se retiraba a solas y permanecía largo tiempo en oración; en ocasiones, noches enteras. Por eso, un día –leemos en el Evangelio de la Misa1–, al terminar el Maestro su oración, se dirigieron a Él y le dijeron con toda sencillez: Señor, enséñanos a orar.

De labios de Jesús aprendieron entonces aquella plegaria –el Padrenuestro– que millones de bocas, en todos los idiomas, habrían de repetir tantas veces a lo largo de los siglos. Son unas pocas peticiones –que el Señor enseñaría también en otras ocasiones, y quizá por eso difieren los textos de San Lucas y de San Mateo2– y un modo completamente nuevo de dirigirse a Dios. Hay en estas peticiones “una sencillez tal, que hasta un niño las aprende, y a la vez una profundidad tan grande, que se puede consumir una vida entera en meditar el sentido de cada una de ellas”3.

La primera palabra que, por expresa indicación del Señor, pronunciamos es Abba, Padre. Los primeros cristianos quisieron conservar, sin traducirla, la misma palabra aramea que utilizó Jesús: Abba, y es muy probable que así pasara a la liturgia más primitiva y antigua de la Iglesia4. Este primer vocablo ya nos sitúa en el clima de confianza y de filiación en el que nos debemos dirigir siempre a Dios. El Señor omitió otras palabras –enseña el Catecismo Romano– “que podían causarnos al mismo tiempo temor, y solo empleó aquella que inspira amor y confianza en los que oran y piden alguna cosa; porque ¿qué cosa hay más agradable que el nombre del padre, que indica ternura y amor?”5. Esta palabra –Abba– utilizada por Jesús es la misma con la que los niños hebreos se dirigen familiar y cariñosamente a sus padres de la tierra. Y fue este el término elegido por Jesús como el más adecuado para invocar al Creador del Universo: Abba!, ¡Padre!

El mismo Dios que trasciende absolutamente todo lo creado está muy próximo a nosotros, es un Padre estrechamente ligado a la existencia de sus hijos, débiles y con frecuencia ingratos, pero a quienes quiere tener con Él por toda la eternidad. Hemos nacido para el Cielo. “A las demás criaturas –enseña Santo Tomás de Aquino– les dio como donecillos; a nosotros, la herencia. Esto, por ser hijos; al ser hijos, también herederos. No habéis recibido un espíritu de esclavitud, para caer de nuevo en el temor, sino un espíritu de hijos, que nos hace gritar Abba! ¡Padre! (Ef 3, 15)”6.

Cuando rezamos el Padrenuestro, y muchas veces a lo largo del día, podemos saborear esta palabra llena de misterio y de dulzura, Abba, Padre, Padre mío... Y esta oración influirá de una manera decisiva a lo largo del día, pues “cuando llamamos a Dios Padre nuestro tenemos que acordarnos de que hemos de comportarnos como hijos de Dios”7.

II. Mientras muchos buscan a Dios como en medio de la niebla, a tientas, los cristianos sabemos, de modo muy particular, que Él es nuestro Padre y que vela por nosotros. “La expresión “Dios-Padre” no había sido revelada nunca a nadie. Moisés mismo, cuando le preguntó a Dios quién era, escuchó como respuesta otro nombre. Pero a nosotros este nombre nos ha sido revelado por el hijo”8. Cada vez que acudimos a Él, nos dice: Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo9. Ninguna de nuestras necesidades, de nuestras tristezas, le deja indiferente. Si tropezamos, Él está atento para sostenernos o levantarnos. “Todo cuanto nos viene de parte de Dios y que al pronto nos parece próspero o adverso, nos es enviado por un Padre lleno de ternura y por el más sabio de los médicos, con miras a nuestro propio bien”10.

La vida, bajo el influjo de la filiación divina, adquiere un sentido nuevo; no es ya un enigma oscuro que descifrar, sino una tarea que llevar a cabo en la casa del Padre, que es la Creación entera: Hijo mío, nos dice a cada uno, ve a trabajar a mi viña11. Entonces la vida no produce temores, y la muerte se ve con paz, pues es el encuentro definitivo con Él. Si nos sentimos en todo momento así, hijos, seremos personas de oración; con esa piedad que dispone a “tener una voluntad pronta para entregarse a lo que pertenece al servicio de Dios”12. Y nuestra vida servirá para tributar a Dios gloria y alabanza, porque el trato de un hijo con su padre está lleno de respeto, de veneración y, a la vez, de reconocimiento y amor. “La piedad que nace de la filiación divina es una actitud profunda del alma, que acaba por informar en todos los pensamientos, en todos los deseos, en todos los afectos”13. Lo llena todo.

El Señor, a lo largo de toda su vida terrena, nos enseña a tratar a nuestro Padre Dios. En Jesús se da ese trato y afecto filial hacia su Padre en grado sumo. El Evangelio nos muestra cómo, en diversas ocasiones, se retira lejos de la multitud para unirse en oración con su Padre14, y de Él aprendemos la necesidad de dedicar algunos ratos exclusivamente a Dios, en medio de las tareas del día. En momentos especiales ora por Sí mismo; es una oración de filial abandono en la voluntad de su Padre Dios, como en Getsemaní15 y en la Cruz16. En otras ocasiones ora confiadamente por los demás, especialmente por los Apóstoles y por sus futuros discípulos17, por nosotros. Nos dice de muchas maneras que este trato filial y confiado con Dios nos es necesario para resistir la tentación18, para obtener los bienes necesarios19 y para la perseverancia final20.

Esta conversación filial ha de ser personal, en el secreto de la casa21; discreta22; humilde, como la del publicano23; constante y sin desánimo, como la del amigo importuno o la de la viuda rechazada por el juez24; debe estar penetrada de confianza en la bondad divina25, pues es un Padre conocedor de las necesidades de sus hijos, y les da no solo los bienes del alma sino también lo necesario para la vida material26. “Padre mío –¡trátale así, con confianza!–, que estás en los Cielos, mírame con compasivo Amor, y haz que te corresponda.

“—Derrite y enciende mi corazón de bronce, quema y purifica mi carne inmortificada, llena mi entendimiento de luces sobrenaturales, haz que mi lengua sea pregonera del Amor y de la Gloria de Cristo”27. Padre mío..., enséñanos y enséñame a tratarte con confianza filial.

III. La oración es personal, pero de ella participan nuestros hermanos. El recogimiento y la soledad interior no son obstáculo para que, de algún modo, los demás hombres estén presentes mientras oramos. El Señor nos enseñó a decir Padre nuestro, porque compartimos la dignidad de hijos con todos nuestros hermanos.

Padre nuestro. Y el Señor ya nos había dicho28 que si en el momento de orar nos acordáramos de que uno de nuestros hermanos tenía alguna queja contra nosotros, debíamos primero hacer las paces con él. Entonces aceptaría nuestra ofrenda.

Tenemos derecho a llamar Padre a Dios si tratamos a los demás como hermanos, especialmente a aquellos con quienes nos unen lazos más estrechos, con los que más nos relacionamos, con los más necesitados..., con todos. Porque si alguno dice: amo a Dios, pero aborrece a su hermano, escribe San Juan, miente. Pues el que no ama a su hermano, a quien ve, no es posible que ame a Dios, a quien no ve29. “No podéis llamar Padre nuestro al Dios de toda bondad –señala San Juan Crisóstomo–, si conserváis un corazón duro y poco humano, pues, en tal caso, ya no tenéis en vosotros la marca de bondad del Padre celestial”30.

Cuando decimos a Dios: Padre nuestro no le presentamos solamente nuestra pobre oración, sino también la adoración de toda la tierra. Por la Comunión de los Santos sube ante Dios una oración permanente en nombre de la humanidad. Oramos por todos los hombres, por los que nunca supieron orar, o ya no saben, o no quieren hacerlo. Prestamos nuestra voz a quienes ignoran o han olvidado que tienen un Padre todopoderoso en los Cielos. Damos gracias por aquellos que se olvidan de darlas. Pedimos por los necesitados que no saben que tienen tan cerca la fuente de las gracias. En nuestra oración vamos cargados con las inmensas necesidades del mundo entero. En nuestro recogimiento interior, mientras nos dirigimos a nuestro Padre Dios, nos sentimos como delegados de todos los que padecen necesidad, especialmente de aquellos que Dios puso a nuestro lado o a nuestro cuidado.

También nos será de gran consuelo considerar que cada uno de nosotros participa de la oración de todos los hermanos. En el Cielo tendremos la alegría de conocer a todos aquellos que intercedieron por nosotros, y también la cantidad incontable de cristianos que ocupaban nuestro lugar cuando nos olvidábamos de hacerlo, y que de este modo nos han obtenido gracias que no hemos pedido. ¡Cuántas deudas por saldar!

La oración del cristiano, aunque es personal, nunca es aislada. Decimos Padre nuestro, e inmediatamente esta invocación crece y se amplifica en la Comunión de los Santos. Nuestra oración se funde con la de todos los justos: con la de aquella madre de familia que pide por su hijito enfermo, con la de aquel estudiante que reclama un poco de ayuda para su examen, con la de aquella chica que desea ayudar a su amiga para que haga una buena Confesión, con la de aquel que ofrece su trabajo, con la del que ofrece precisamente su falta de trabajo.

En la Santa Misa, el sacerdote reza con los fieles las palabras del Padrenuestro. Y consideramos que, con las diferencias horarias de los distintos países, se está celebrando continuamente la Santa Misa y la Iglesia recita sin cesar esta oración por sus hijos y por todos los hombres. La tierra se presenta así como un gran altar de alabanza continua a nuestro Padre Dios por su Hijo Jesucristo, en el Espíritu Santo.

1 Lc 11, 1-4. — 2 Cfr. Mt 6, 9 ss. — 3 Juan Pablo II, Audiencia general 14-III-1979. — 4 Cfr. W. Marchel, Abba! Père. La prière du Christ et des chrétiens, Roma 1963, pp, 188-189. — 5 Catecismo Romano, IV, 9, n. 1. — 6 Santo Tomás, Sobre el Padrenuestro, en Escritos de Catequesis, p. 126. — 7 San Cipriano, Tratado de la oración del Señor, 11. — 8 Tertuliano, Tratado sobre la oración, 3. — 9 Lc 15, 31. — 10 Casiano, Colaciones, 7, 28. — 11 Mt 20, 1. — 12 Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 8, a. 1, c. — 13 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 146. — 14 Mt 14, 23; Lc 6, 12. — 15 Cfr. Mc 14, 35-36. — 16 Cfr. Mc 15, 34; Lc 23, 34-36. — 17 Cfr. Lc 22, 32; Jn 17. — 18 Cfr. Mt 26, 41. — 19 Cfr. Jn 4, 10; 6, 27. — 20 Cfr. Lc 21, 36. — 21 Mt 6, 5-6. — 22 Cfr. Mt 6, 7-8. — 23 Cfr. Lc 18, 9-14. — 24 Cfr. Lc 11, 5-8; 18, 1-8. — 25 Cfr. Mc 11, 23. — 26 Cfr. Mt 7, 7-11; Lc 11, 9-13. — 27 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 3. — 28 Cfr. Mt 5, 23. — 29 1 Jn 4, 20. — 30 San Juan Crisóstomo, Homilía sobre la puerta estrecha.

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Santoral             (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Fuente: Franciscanos.org
Angela María Truszkowska, Beata Fundadora, 10 Octubre  

Angela María Truszkowska, Beata

Ángela María nació el 16 de mayo de 1825, en Kalisz (Polonia). En el bautismo recibió el nombre de Sofía Camila. Su familia se trasladó a Varsovia en 1837. Desde su infancia demostró una piedad profunda: participaba todos los días en la misa, recibía con frecuencia los sacramentos, realizaba vigilias de oración y visitaba con asiduidad el Santísimo Sacramento: todo esto desarrolló en ella una espiritualidad intensa.

En un viaje que realizó atravesando Alemania, Sofía, iluminada por el Señor, durante un rato de oración en la catedral de Colonia, intuyó su vocación a estar entre los pobres y necesitados y a servir en ellos a Cristo con la oración y el sacrificio. Esta inspiración la llevó a ser miembro de la sociedad de San Vicente de Paúl. Durante el día trabajaba sin descanso por los pobres y por la noche oraba constantemente, buscando la voluntad de Dios en ella. A la edad de 29 años, descubrió su camino: comenzó a buscar y a ayudar a los niños abandonados de los barrios bajos de Varsovia y a los ancianos sin casa. Con la ayuda económica de su padre y el apoyo de su prima Clotilde comenzó a hacerse cargo de seis niños. De esta forma atrajo a muchas voluntarias y floreció el instituto fundado por ella.

Sofía se hizo miembro de la Tercera Orden de san Francisco y tomó el nombre de Ángela. El 21 de noviembre de 1855, ante el icono de María, su prima y ella se consagraron a hacer la voluntad de su Hijo: éste fue el comienzo de la comunidad de las religiosas Felicianas, o de San Félix de Cantalicio. La madre Ángela determinó como ideal de su congregación: que en todo y por todo Dios sea conocido, amado y glorificado. Las religiosas dirigían a las laicas terciarias, instruían a los convertidos, visitaban las prisiones, y administraban también centros sociales rurales. Después del fracaso de la insurrección de 1863, muchos de estos centros se convirtieron en hospitales, donde las religiosas curaban a los heridos.

La comunidad fue suprimida por el gobierno ruso en 1864, pero continuó en secreto bajo la guía espiritual de la fundadora.

A los 44 años, durante su tercer mandato de superiora general, la madre Ángela se tuvo que retirar de la actividad de su congregación a causa de una enfermedad, pero siguió viva su dedicación a las religiosas. Murió después de 30 años de sufrimiento, devorada por el cáncer, el 10 de octubre de 1899, en presencia de las religiosas. Fue beatificada por Juan Pablo II el 18 de abril de 1993.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04/
Cerbonio Obispo de Populonia, Santo Obispo, 10 Octubre  

Cerbonio Obispo de Populonia, Santo

San Régulo y otros obispos fueron expulsados de África a principios del siglo VI.

San Régulo y San Cerbonio se establecieron en Populonia (Piombino de Toscana) y, poco después, este último fue elegido obispo de la ciudad. San Gregorio dice en sus "Diálogos" (lib. 111, c. 11) que Totila, rey de los invasores ostrogodos, condenó a San Cerbonio a enfrentarse con un oso por haber dado asilo a unos soldados romanos; pero la fiera, en vez de hacerle daño, le lamió mansamente los pies y entonces Totila puso en libertad al santo.

Los lombardos le desterraron más tarde a Elba, donde murió treinta años después. Su cuerpo fue trasladado a Populonia, donde se le venera como patrón de la diócesis de Massa Marítima.

La biografía del santo, muy posterior e indigna de crédito, afirma que el Papa San Vigilio le mandó llamar para reprenderle por su terquedad en celebrar la misa del domingo a hora tan temprana, que las gentes no podían asistir a ella. Pero, en vista de los numerosos milagros realizados por San Cerbonio durante el viaje a Roma, el Papa y todo el clero de la ciudad salieron a recibirle en triunfo y le restituyeron honrosamente a su sede.

El Martirologio Romano menciona también hoy a otro San Cerbonio, obispo de Verona, sobre el que no poseemos ninguna noticia.

La fiesta de San Cerbonio de Populonia reviste particular solemnidad entre los canónigos regulares de Letrán, porque el santo vivía en común con su clero.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Paulino de York, Santo Obispo, 10 Octubre  

Paulino de York, Santo

El Nombre de San Paulino figura en el Martirologio Romano y en los martirologios ingleses. Fue el primer apóstol del reino más poderoso de Inglaterra en su época. Había ido a dicho país como miembro del segundo grupo de misioneros enviados por el Papa San Gregorio l. Cuando el rey de Nortumbría, Edwino, solicitó la mano de Etelburga, la hermana del rey Edbaldo de Kent, prometió respetar la religión de su prometida, San Paulino partió con ella a Nortumbría para encargarse de la nueva misión. El año 625, San Justo, arzobispo de Canterbury, le consagró obispo.

San Paulino sufría atrozmente en medio de aquel pueblo que no conocía a Dios. Su predicación no tuvo éxito al principio, pero Dios escuchó final mente sus oraciones. El rey Edwino se convirtió en la forma en que lo expli caremos en el artículo a él consagrado (12 de octubre), y fue bautizado en York por San Paulino, en la Pascua del año 627. Los dos hijos del primer matrimonio del monarca, así como otros muchos nobles, siguieron el ejemplo de Edwino. La multitud se apretujaba para recibir el bautismo de manos de San Paulino, a orillas del río Swale, en las cercanías de Catterick. Edwino residía en Yeavering, del Glendale y San Paulino solía bautizar en esa región con el agua del río Glen. En una ocasión pasó ahí treinta y seis días, para impartir instrucción y bautizar al pueblo de día y de noche. El nombre de San Paulino está relacionado con los de las poblaciones de Dewsbury, Easingwold y algunas más. El campo de apostolado del santo fue, sobre todo, el sur de Nortumbría. Cruzó el rio Humbert y evangelizó también a los habitantes de Lindsey, donde bautizó al gobernador de Lincoln y construyó una iglesia. Después de la muerte de San Justo, consagró a San Honorio arzobispo de Canterbury. Asistido por su diácono, Jaime, bautizó a numerosas personas en el río Trent, cerca de Littleborough, según contó a San Beda el abad Deda, que fue uno de los que se bautizaron en esa ocasión. El mismo abad refirió a Beda que Paulino era "un hombre alto, un tanto encorvado, de cabello blanco, rostro alargadoy nariz aguileña, cuya presencia inspiraba veneración y respeto."

El Papa Honorio I envió el palio a San Paulino para designarle metro politano del norte de Inglaterra. El mismo Pontífice escribió al rey Edwino para felicitarle por su conversión: "Hemos enviado palios de metropolitanos a Honorio y Paulino, de suerte que cuando plazca a Dios llamar a sí a uno de ellos, el otro estará autorizado, en virtud de esta carta, a nombrarle un sucesor." Sin embargo, San Paulino jamás usó el palio en su catedral y, cuan do la carta de Honorio I llegó a Inglaterra, Edwino ya había muerto. En efecto, casi dos años antes de que el Pontífice la escribiese (lo cual demuestra lo difíciles que eran entonces las comunicaciones), los paganos mercianos, encabezados por Penda y reforzados por los bretones cristianos de Gales, inva dieron la Nortumbría y dieron muerte a Edwino. Los invasores destruyeron en gran parte la obra de San Paulino. El santo dejó entonces la diócesis de York a cargo del diácono Jaime y acompañó a Kent a la reina Santa Etelburga, con sus dos hijos y su nieto, en su viaje por mar. Como la sede de Rochester estaba entonces vacante, San Paulino aceptó la invitación para encargarse de administrarla y así lo hizo durante diez años, "hasta que voló al cielo, cargado con el fruto de sus trabajos". Probablemente tenía por lo menos sesenta años cuando partió de York con Santa Etelburga y hubiera sido una temeridad volver a Nortumbría, que estaba entonces en el mayor desorden. San Beda refiere que el fiel Jaime, su vicario, era. un hombre de gran santidad, que instruyó y bautizó a muchas personas "y arrancó muchas presas al viejo enemigo de la naturaleza humana". Cuando se restableció la paz en York Jaime "introdujo en la iglesia el canto romano." San Paulino murió en Rochester, el 10 de octubre de 644; legó su palio a la catedral y una cruz de oro y un cáliz, que había traído de York, a la iglesia de Cristo de Canterbury. Varias diócesis inglesas celebran su fiesta.

Nuestra principal fuente es la Historia ecclesiastica de Beda (edic. y notas de Plum mer). Apenas se pueden obtener unos cuantos datos fidedignos de la crónica en verso de Alcuino, de Simeón de Durham y de otros escritores de la época (cf. Raine, History of the Church of York, (Rolls Series). El excelente artículo del canónigo Burton en Catholic Encyclopedia tiene una buena bibliografía. Véase F. M. Stenton, Anglo-Saxon England (1943), pp. 113-116. La inserción del nombre de San Paulino en múltiples calendarios (cf. Stanton, Menology, p. 485), así como las numerosas cruces relacionadas tradicional mente con su nombre que hay en el norte de Inglaterra, demuestran la popularidad del culto del santo.

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Fuente: Vatican.va
Daniel Comboni, Santo Fundador de los Misioneros Combonianos, 10 Octubre  

Daniel Comboni, Santo

Daniel Comboni: hijo de campesinos pobres, llegó a ser el primer Obispo de Africa Central y uno de los más grandes misioneros de la historia de la Iglesia.

La vida de Comboni nos muestra que, cuando Dios interviene y encuentra una persona generosa y disponible, se realizan grandes cosas.



Hijo único - padres santos

Daniel Comboni nace en Limone sul Garda (Brescia, Italia) el 15 de marzo de 1831, en una familia de campesinos al servicio de un rico señor de la zona. Su padre Luigi y su madre Domenica se sienten muy unidos a Daniel, que es el cuarto de ocho hijos, muertos casi todos ellos en edad temprana. Ellos tres forman una familia unida, de fe profunda y rica de valores humanos, pero pobre de medios materiales. La pobreza de la familia empuja a Daniel a dejar el pueblo para ir a la escuela a Verona, en el Instituto fundado por el sacerdote don Nicola Mazza para jóvenes prometedores pero sin recursos.

Durante estos años pasados en Verona Daniel descubre su vocación sacerdotal, cursa los estudios de filosofía y teología y, sobre todo, se abre a la misión de Africa Central, atraído por el testimonio de los primeros misioneros del Instituto Mazza que vuelven del continente africano. En 1854, Daniel Comboni es ordenado sacerdote y tres años después parte para la misión de Africa junto a otros cinco misioneros del Istituto Mazza, con la bendición de su madre Domenica que llega a decir: “Vete, Daniel, y que el Señor te bendiga”.



En el corazón de Africa - con Africa en el corazón

Después de cuatro meses de viaje, el grupo de misioneros del que forma parte Comboni llega a Jartum, la capital de Sudán. El impacto con la realidad Africana es muy fuerte. Daniel se da cuenta en seguida de las dificultades que la nueva misión comporta. Fatigas, clima insoportable, enfermedades, muerte de numerosos y jóvenes compañeros misioneros, pobreza de la gente abandonada a si misma, todo ello empuja a Comboni a ir hacia adelante y a no aflojar en la tarea que ha iniciado con tanto entusiasmo. Desde la misión de Santa Cruz escribe a sus padres: “Tendremos que fatigarnos, sudar, morir; pero al pensar que se suda y se muere por amor de Jesucristo y la salvación de las almas más abandonadas de este mundo, encuentro el consuelo necesario para no desistir en esta gran empresa”.

Asistiendo a la muerte de un joven compañero misionero, Comboni no se desanima y se siente confirmado en la decisión de continuar su misión: “Africa o muerte!”.

Cuando regresa a Italia, el recuerdo de Africa y de sus gentes empujan a Comboni a preparar una nueva estrategia misionera. En 1864, recogido en oración sobre la tumba de San Pedro en Roma, Daniel tiene una fulgurante intuición que lo lleva a elaborar su famoso “Plan para la regeneración de Africa”, un proyecto misionero que puede resumirse en la expresión “Salvar Africa por medio de Africa”, fruto de su ilimitada confianza en las capacidades humanas y religiosas de los pueblos africanos.



Un Obispo misionero original

En medio de muchas dificultades e incomprensiones, Daniel Comboni intuye que la sociedad europea y la Iglesia deben tomarse más en serio la misión de Africa Central. Para lograrlo se dedica con todas sus fuerzas a la animación misionera por toda Europa, pidiendo ayudas espirituales y materiales para la misión africana tanto a reyes, obispos y señores como a la gente sencilla y pobre. Y funda una revista misionera, la primera en Italia, como instrumento de animación misionera.

Su inquebrantable confianza en el Señor y su amor a Africa llevan a Comboni a fundar en 1867 y en 1872 dos Institutos misioneros, masculino y femenino respectivamente; más tarde sus miembros se llamarán Misioneros Combonianos y Misioneras Combonianas.

Como teólogo del Obispo de Verona participa en el Concilio Vaticano I, consiguiendo que 70 obispos firmen una petición en favor de la evangelización de Africa Central (Postulatum pro Nigris Africæ Centralis).

El 2 de julio de 1877, Comboni es nombrado Vicario Apostólico de Africa Central y consagrado Obispo un mes más tarde. Este nombramiento confirma que sus ideas y sus acciones, que muchos consideran arriesgadas e incluso ilusorias, son eficaces para el anuncio del Evangelio y la liberación del continente africano.

Durante los años 1877-1878, Comboni sufre en el cuerpo y en el espíritu, junto con sus misioneros y misioneras, las consecuencias de una sequía sin precedentes en Sudán, que diezma la población local, agota al personal misionero y bloquea la actividad evangelizadora.



La cruz como “amiga y esposa”

En 1880 Comboni vuelve a Africa por octava y última vez, para estar al lado de sus misioneros y misioneras, con el entusiasmo de siempre y decidido a continuar la lucha contra la esclavitud y a consolidar la actividad misionera. Un año más tarde, puesto a prueba por el cansancio, la muerte reciente de varios de sus colaboradores y la amargura causada por acusaciones infundadas, Comboni cae enfermo. El 10 de octubre de 1881, a los 50 años de edad, marcado por la cruz que nunca lo ha abandonado “como fiel y amada esposa”, muere en Jartum, en medio de su gente, consciente de que su obra misionera no morirá. “Yo muero –exclama– pero mi obra, no morirá”.

Comboni acertó. Su obra no ha muerto. Como todas las grandes realidades que “ nacen al pie de la cruz “, sigue viva gracias al don que de la propia vida han hecho y hacen tantos hombres y mujeres que han querido seguir a Comboni por el camino difícil y fascinante de la misión entre los pueblos más pobres en la fe y más abandonados de la solidaridad de los hombres.



Fechas más importantes

— Daniel Comboni nace en Limone sul Garda (Brescia, Italia) el 15 de marzo de 1831.

— Consagra su vida a Africa en 1849, realizando un proyecto que lo lleva a arriesgar la vida varias veces en las difíciles expediciones misioneras desde 1857, que es cuando va por primera vez a Africa.

— El 31 de diciembre de 1854, año en que se proclama el dogma de la Inmaculada Concepción de María, es ordenado sacerdote por el Beato Juan Nepomuceno Tschiderer, Obispo de Trento.

— En 1864 escribe un Plan fundado sobre la idea de “ salvar Africa por medio de Africa “, que demuestra la confianza que Comboni tiene en los africanos, pensando que serán ellos los protagonistas de su propia evangelización (Plan de 1864).

— Fiel a su consigna “ Africa o muerte “, no obstante las dificultades sigue con su Plan fundando, en 1867, el Instituto de los Misioneros Combonianos.

— Voz profética, anuncia a toda la Iglesia, sobre todo en Europa, que ha llegado la hora de evangelizar a los pueblos de Africa. No teme presentarse, como simple sacerdote que es, a los Obispos del Concilio Vaticano I, pidiéndoles que cada Iglesia local se comprometa en la conversión de Africa (Postulatum, 1870).

— Demostrando un valor fuera de lo común, Comboni consigue que también las religiosas participen directamente en la misión de Africa Central, siendo el primero en tomar tal iniciativa. En 1872, funda un Instituto de religiosas dedicadas exclusivamente a la misión: las Hermanas Misioneras Combonianas.

— Gasta todas sus energías por los africanos y lucha con tesón para que sea abolida la esclavitud.

— En 1877, es consagrado Obispo nombrado Vicario Apostólico de Africa Central.

— Muere en Jartum, Sudán, abatido por las fatigas y cruces, en la noche del 10 de octubre de 1881.

— El 26 de marzo de 1994, se reconoce la heroicidad de sus virtudes.

— El 6 de abril de 1995, se reconoce el milagro realizado por su intercesión en una muchacha afrobrasileña, la joven María José de Oliveira Paixão.

— El 17 de marzo de 1996, es beatificado por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro de Roma.

— El 20 de diciembre 2002, se reconoce el segundo milagro realizado por su intercesión en une madre musulmana del Sudan, Lubna Abdel Aziz.

— El 5 de octubre de 2003, es canonizado por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro de Roma.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Juan Thwing de Bridlington, Santo Monje, 10 de octubre  

Juan Thwing de Bridlington, Santo

Monje

Martirologio Romano: En Bridlington, en Inglaterra, san Juan, presbítero, prior del monasterio de Canónigos Regulares de San Agustín, célebre por su oración, austeridad y bondad.

Aunque se ha dicho que Santo Tomás de Hereford fue el último santo inglés de la Edad Media (Osmundo, canonizado en 1457, era normando), se conserva todavía la bula de 1401 por la que Bonifacio IX canonizó a Juan de Bridlington. Los canónigos regulares de Letrán (10 de octubre) y la diócesis Midlesbrough, celebran su fiesta en la actualidad.

Suele llamársele también de Thwing, porque nació en dicha población de la costa de Yorkshire, cerca de Bridlington en 1319.

Lo poco que sabemos sobre la vida del santo no es de interés excepcional. Cuando tenía unos diecisiete años, fue a estudiar en Oxford, donde pasó dos años. Después tomó el hábito religioso en el monasterio de los canónigos regulares de San Agustín de Bridlington.

Poco a poco progresó en el dominio de sí mismo y en la experiencia de las cosas espirituales. Ocupó sicesivamente los cargos de director del coro, de bodeguero y de prior de su monasterio. La primera vez que fue elegido prior, consiguió a fuerza de protestas que le dispensasen del cargo, pero la segunda vez que el oficio quedó vacante, sus hennanos le obligaron a aceptarlo.

La vida de oración de San Juan mostraba hasta qué punto se dejaba guiar por el espíritu de Dios. La prudencia, la paz y la mansedumbre, fueron los principales frutos de su virtud. Cuando llevaba ya diecisiete años de prior y se había ganado la estima de todos, Dios le llamó a Sí, el 10 de octubre de 1379.

El autor de su biografía menciona muchos de los milagros obrados por San Juan. Tomás de Walsingham afirma que, por orden del Papa Bonifacio IX, Ricardo Scrope, el venerable arzobispo de York, asistido por los obispos de Lincoln y Carlisle, trasladó sus reliquias a un hermoso santuario. La traslación tuvo lugar el 11 de marzo de 1404. El santuario se convirtió en sitio de peregrinación. Uno de los que lo visitaron fue el rey Enrique V, quien atribuyó la victoria de Agincourt a la intercesión de San Juan de Bridlington y de San Juan de Beverley. La iglesia del monasterio gobernado por San Juan de Bridlington es actualmente la parroquia anglicana de la misma población.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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