JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos            10, 2-16
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo se acercaron a Jesús unos fariseos          y, para ponerlo a prueba, le preguntaron: 
          "¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?"
          El les respondió: 
          "¿Qué les mandó Moisés?"
          Ellos contestaron: 
          "Moisés permitió el divorcio mediante la entrega de un acta de          divorcio a la mujer". 
          Jesús les dijo: 
          "Moisés les prescribió esa norma debido a su incapacidad para          entender los planes de Dios. Pero desde el principio Dios los          creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su          madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De          modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por eso, lo que          Dios unió, que no lo separe el hombre".
          Ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre el          asunto. Jesús les dijo: 
          "Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete          adulterio contra la primera; y si ella se divorcia de su marido          y se casa con otro, también comete adulterio".
          Después de esto, le presentaron a Jesús unos niños para que los          tocara, pero los discípulos los regañaban. Al verlo, Jesús se          disgustó y les dijo: 
          "Dejen que los niños se acerquen a mí; no se lo impidan, porque          de ellos es el Reino de Dios. Les aseguro que el que no recibe          el Reino de Dios como un niño, no entrará en él".
          Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos              su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería          posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por          cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia,          el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y          bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de          Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de          nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas! 
Aclaración:          una relación muere sin comunicación y          comunidad-comunión. Con Dios es igual: las “palabras de vida eterna” (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual          (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es          necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que          está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a          Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al          actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño          que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los          Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos,          b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por          nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que          pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo,            tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos            espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si no coméis la              carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis              vida en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos            hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva            Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero            (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que            rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre            por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar            eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la            que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él            da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que            preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía,            flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a            la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex            20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). “Te amo, pero quiero verte todos los días,            y menos los de descanso”. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le            dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para            ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la            perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es            posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el            representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos            los pecados mortales: “quien come y              bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia              condenación” (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados            mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al            año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos            anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a            decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial),            planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera            del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños,            privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas,            comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza,            ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo            sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo            antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos            auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10,            28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero            subjetivamente,            pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia.            Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
27a. Dom Ord Ciclo B
      Antífona de Entrada
      Todo depende de tu voluntad, Señor, y nadie              puede resistirse a ella. Tú has hecho los cielos y la tierra              y las maravillas que contienen. Tú eres el Señor del              universo.
Oración            Colecta
      Oremos:
            Padre lleno de amor, que nos concedes siempre más de lo que            merecemos y deseamos; perdona misericordiosamente nuestras            ofensas y otórganos aquellas gracias que no hemos sabido            pedirte y tú sabes que necesitamos. 
            Por nuestro Señor Jesucristo...
            Amén.
Primera Lectura
      Serán los dos una sola carne
Lectura del libro del Génesis 2, 18-24
El Señor            Dios se dijo: 
            "No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien            como él para que lo ayude". 
            Entonces el Señor Dios formó de la tierra todos los animales            del campo y todos los pájaros del cielo, y se los presentó al            hombre para ver qué nombre les ponía; y así todo ser viviente            llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así el hombre            puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del            cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno            como él que le ayudase.
            Entonces el Señor Dios hizo caer al hombre en un profundo            sueño, y mientras dormía le sacó una costilla y cerró el hueco            con carne. Y de la costilla que le había sacado al hombre,            Dios formó una mujer; se la presentó al hombre y éste exclamó:
            "¡Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Por eso            será llamada Mujer, porque ha sido formada del hombre".
            Por eso el hombre abandonará a su padre y a su madre, se unirá            a su mujer y serán los dos una sola carne".
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Sal 127, 1-2.3.4-5.6
Dichoso el que respeta al señor.
Dichoso el que respeta al Señor y sigue sus            caminos. Comerás del trabajo de tus manos, serás afortunado y            feliz.
            Dichoso el que respeta al señor.
Tu mujer será como una vid fecunda dentro de tu            casa; tus hijos, como brotes de olivo en torno a tu mesa.
            Dichoso el que respeta al señor.
Así será bendecido el hombre que respeta al            Señor: Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la            prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida.
            Dichoso el que respeta al señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión. Que veas a            los hijos de tus hijos. ¡Paz a Israel!
            Dichoso el que respeta al señor.
Segunda Lectura
      El santificador y los santificados tienen la              misma condición humana
Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9-11
Hermanos: Al            que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús,            lo vemos coronado de gloria y honor por haber padecido la            muerte. Así, por disposición divina, gustó él la muerte en            beneficio de todos.
            Porque era conveniente que Dios, origen y meta de todas las            cosas, queriendo llevar a la gloria a muchos hijos,            perfeccionara mediante los sufrimientos a quien iba a guiarlos            a la salvación.
            Porque santificador y santificados, todos proceden del mismo.            Por eso Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos.
            Palabra de Dios.
            Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
      Aleluya,              aleluya.
            Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros            y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
            Aleluya.
Evangelio
      Lo que              Dios unió, que no lo separe el hombre
† Lectura              del santo Evangelio según san Marcos 10, 2-16
Gloria a              ti, Señor.
En aquel            tiempo se acercaron a Jesús unos fariseos y, para ponerlo a            prueba, le preguntaron: 
            "¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?"
            El les respondió: 
            "¿Qué les mandó Moisés?"
            Ellos contestaron: 
            "Moisés permitió el divorcio mediante la entrega de un acta de            divorcio a la mujer". 
            Jesús les dijo: 
            "Moisés les prescribió esa norma debido a su incapacidad para            entender los planes de Dios. Pero desde el principio Dios los            creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a            su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.            De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por eso, lo            que Dios unió, que no lo separe el hombre".
            Ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre el            asunto. Jesús les dijo: 
            "Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete            adulterio contra la primera; y si ella se divorcia de su            marido y se casa con otro, también comete adulterio".
            Después de esto, le presentaron a Jesús unos niños para que            los tocara, pero los discípulos los regañaban. Al verlo, Jesús            se disgustó y les dijo: 
            "Dejen que los niños se acerquen a mí; no se lo impidan,            porque de ellos es el Reino de Dios. Les aseguro que el que no            recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él".
            Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
            Palabra del Señor.
            Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de            los Fieles
      Celebrante:
            Hermanos y hermanas, sintiéndonos solidarios de las ansias y            esperanzas de todos los seres humanos, dirijamos al Padre            nuestra oración.
            (A cada petición respondemos: Escúchanos, Señor).
Por la            Iglesia: para que, fiel a su Maestro, aparezca ante el mundo            como sal de la tierra y luz que alumbra en las tinieblas,            roguemos al Señor.
            Escúchanos, Señor.
Por la paz            del mundo: para que se alejen de los pueblos el hambre, las            calamidades y las guerras, roguemos al Señor.
            Escúchanos, Señor.
Por todos            los que en el mundo padecen hambre o enfermedad, por los            emigrantes, los desterrados, por los privados de libertad y            todos los que sufren, roguemos al Señor.
            Escúchanos, Señor.
Por nosotros            mismos: para que nuestras vidas se vayan transformando en            testimonio transparente del amor de Dios, roguemos al Señor.
            Escúchanos, Señor.
Celebrante:
            Dios nuestro, que has creado al hombre y a la mujer para que            sean los dos una sola carne en la libre armonía del amor;            retorna a los hijos de Adán a la santidad de su origen y dales            un corazón fiel, a fin de que ningún poder humano nunca separe            aquello que tú mismo has unido. Por Jesucristo, nuestro Señor.
            Amén.
Oración sobre las Ofrendas
      Acepta,            Señor, este sacrificio de alabanza que tú mismo instituiste, y            realiza en nosotros la obra de santificación que con su muerte            nos mereció tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los            siglos.
          Amén.
Prefacio
      La prenda              futura de nuestra pascua
En verdad es            justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias            siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso            y eterno. 
            En ti vivimos, nos movemos y existimos; y, todavía peregrinos            en este mundo, no sólo experimentamos las pruebas cotidianas            de tu amor, sino que poseemos ya en prenda la vida la vida            futura, pues esperamos gozar de la pascua eterna, porque            tenemos las primicias de tu Espíritu por el que resucitaste a            Jesús de entre los muertos.
            Por eso, Señor, te damos gracias y proclamamos tu grandeza            cantando con los ángeles: 
          
Antífona de la Comunión
      Bueno es el Señor con los que en él confían,              con aquellos que no cesan de buscarlo.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
            Que esta comunión, Señor, sacie nuestra hambre y nuestra sed            de ti y nos transforme en tu Hijo, Jesucristo, que vive y            reina 
            por los siglos de los siglos.
            Amén.
Dia 7/10 Nuestra Señora la del Rosario (blanco)
      Antífona de Entrada
      Te saludamos, María, la llena de gracia; el Señor            está contigo. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto            de tu vientre.
Oración Colecta
      Oremos:
          Señor, tú que nos has hecho conocer el misterio gozoso de la          Encarnación de tu Hijo, concédenos tu gracia, por intercesión de          la santísima Virgen María, para acompañar a Cristo en los          misterios dolorosos de su pasión y muerte y poder participar así          de su gloriosa resurrección.
        Por            nuestro Señor Jesucristo...
          Amén.
Primera Lectura
      Perseveraban unánimes en la oración, Junto con            María, la madre de Jesús
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles            1, 12-14
Después de la ascensión de Jesús a los cielos, los          apóstoles regresaron a Jerusalén desde el monte de los Olivos,          que dista de la ciudad lo que se permite caminar en sábado.          Cuando llegaron a la ciudad, subieron al piso alto de la casa          donde se alojaban: Pedro y Juan, Santiago, Andrés, Felipe, y          Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago (el hijo de Alfeo), Simón el          Cananeo y Judas, el hijo de Santiago. Todos ellos perseveraban          unánimes en la oración, junto con María, la madre de Jesús, con          los parientes de Jesús y algunas mujeres.
          Palabra de Dios.
          Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
      Lucas 1
Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo            puede. Santo es su nombre.
Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena          de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la          humildad de su esclava. Ha hecho en mí grandes cosas el que todo          lo puede. Santo es su nombre. Desde ahora me llamarán dichosa          todas las generaciones, porque
          ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es            su nombre. Y su misericordia llega de generación en generación            a los que lo temen.
          Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es            su nombre.
Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a          los de corazón altanero. Destronó a los potentados y exaltó a          los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los          ricos los despidió sin nada.
          Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es            su nombre.
Aclamación antes del Evangelio
      Aleluya, aleluya.
          Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor esté contigo,          bendita tú entre las mujeres.
          Aleluya.
Evangelio
      Vas a concebir y a dar a luz un hijo
†Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1,            26-38
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por          Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen          desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La          virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le          dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo".
          Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba          qué querría decir semejante saludo.
          El ángel le dijo:
          "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a          concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El          será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le          dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de          Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin".
          María le dijo entonces al ángel:
          "¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?"
          El ángel le contestó:
          "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo          te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de          ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel,          que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el          sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible          para Dios".
          María contestó:
          "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has          dicho".
          Y el ángel se retiró de su presencia.
          Palabra del Señor.
          Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
      Que el memorial de los misterios de nuestra          redención, forme, Señor, nuestra vida y nos haga dignos de la          salvación eterna.
          Por Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén.
Prefacio
      Maternidad de la virgen María
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y          salvación, darte gracias y proclamar que eres admirable en la          perfección de todos tus santos, y de un modo singular en la          perfección de la Virgen María.
          Por eso, al celebrarla hoy, queremos exaltar tu generosidad          inspirados en su propio cántico, pues en verdad has hecho          maravillas por toda la tierra, y prolongaste tu misericordia de          generación en generación, cuando, complacido en la humildad de          tu sierva, nos diste por su medio al autor de la vida,          Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.
          Por él,
          los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en          tu presencia. Permítenos            unirnos a sus voces cantando tu alabanza:
          
Antífona de la Comunión
      El ángel Gabriel dijo a María: Vas a concebir y a            dar a luz un Hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
Oración después de la Comunión
      Oremos:
          Por medio de esta Eucaristía, en la que hemos proclamado la          muerte y resurrección de tu Hijo, concédenos, Señor, la gracia          de participar con nuestros sufrimientos en la pasión de Cristo,          para que podamos participar también de su gloriosa resurrección.
        Por            Jesucristo, nuestro Señor.
          Amén
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† Meditación diaria
Vigésimo séptimo Domingo
          ciclo b
LA SANTIDAD DEL MATRIMONIO
— Unidad e indisolubilidad original.
— Camino de santidad.
— La familia, escuela de virtudes.
I. Se encontraba Jesús en Judea, en la otra orilla          del Jordán, rodeado de una gran multitud, que escuchaba          atentamente sus enseñanzas1. Entonces –leemos en el          Evangelio de la Misa2– se acercaron unos fariseos y          para tentarle, para enfrentarlo con la Ley de Moisés, le          preguntaron si es lícito al marido repudiar a su mujer. Moisés          había permitido el divorcio condescendiendo con la dureza del          antiguo pueblo. La condición de la mujer era entonces          ignominiosa y prácticamente podía ser dejada a un lado por          cualquier causa, siguiendo ligada al marido. Moisés estableció          que el marido diera a la mujer despedida una carta de repudio,          testificando que la despedía; así quedaba libre para casarse con          quien quisiera3. Los Profetas ya censuraron el          divorcio a la vuelta del exilio4.
Jesús declara en esta ocasión la indisolubilidad          original del matrimonio, según lo instituyera Dios en el          principio de la creación. Para ello, cita expresamente las          palabras del Génesis que se leen en la Primera            lectura5. Pero en el principio de la            creación los hizo Dios varón y hembra; por esto dejará el            hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán            los dos una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido no lo            separe el hombre. De este modo, el Señor declara la unidad          y la indisolubilidad del matrimonio tal y como había sido          establecido en el principio. Resultó tan novedosa esta          doctrina para los mismos discípulos que, una vez en casa,          volvieron a preguntarle. Y el Maestro confirmó más expresamente          lo que ya había enseñado. Y les dijo: Cualquiera que repudie            a su mujer y se una con otra, comete adulterio contra aquella;            y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete            adulterio. Difícilmente se puede hablar con más nitidez.          Sus palabras están llenas de una claridad deslumbradora. ¿Cómo          es posible que un cristiano pueda cuestionar estas propiedades          naturales del matrimonio y siga proclamando que imita y acompaña          a Cristo?
Siguiendo al Maestro, la Iglesia reafirma con          seguridad y firmeza “la doctrina de la indisolubilidad del          matrimonio; a cuantos, en nuestros días, consideran difícil o          incluso imposible vincularse a una persona por toda la vida y a          cuantos son arrastrados por una cultura que rechaza la          indisolubilidad matrimonial y que se mofa abiertamente del          compromiso de los esposos a la fidelidad, es necesario repetir          el buen anuncio de la perennidad del amor conyugal que tiene en          Cristo su fundamento y su fuerza (Ef 5, 25).
“Enraizada en la donación personal y total de los          cónyuges y exigida por el bien de los hijos, la indisolubilidad          del matrimonio halla su verdad última en el designio que Dios ha          manifestado en su Revelación: Dios quiere y da la          indisolubilidad del matrimonio como fruto, signo y exigencia del          amor absolutamente fiel que Dios tiene al hombre y que el Señor          Jesús vive hacia su Iglesia”6. Ese vínculo, que solo          la muerte puede desatar, es imagen del que existe entre Cristo y          su Cuerpo Místico.
La dignidad del matrimonio y su estabilidad, por su          trascendencia en las familias, en los hijos, en la misma          sociedad, es uno de los temas que más importa defender, y ayudar          a que muchos lo comprendan. La salud moral de los pueblos –se ha          repetido muchas veces– está ligada al buen estado del          matrimonio. Cuando este se corrompe bien podemos afirmar que la          sociedad está enferma, quizá gravemente enferma7. De          aquí la urgencia que todos tenemos de rezar y velar por las          familias. Los mismos escándalos que, desgraciadamente, se          producen y se divulgan, pueden ser ocasión para dar buena          doctrina y ahogar el mal en abundancia de bien8. “Hay          dos puntos capitales en la vida de los pueblos: las leyes sobre          el matrimonio y las leyes sobre la enseñanza; y ahí, los hijos          de Dios tienen que estar firmes, luchar bien y con nobleza, por          amor a todas las criaturas”9.
II. Al elevar Jesucristo el matrimonio a la          dignidad de sacramento, introdujo en el mundo algo completamente          nuevo. La transformación que obró en la institución meramente          natural fue de tal importancia que la convirtió –como el agua en          las bodas de Caná– en algo hasta ese momento insospechado. He              aquí que hago todas las cosas nuevas10, dice el          Señor. Desde entonces, desde el nacimiento del matrimonio          cristiano, este sobrepasa el orden de las cosas naturales y se          introduce en el orden de las cosas divinas. El matrimonio          natural entre no cristianos está también lleno de grandeza y de          dignidad, “pero el ideal propuesto por Cristo a los casados está          infinitamente por encima de una meta de perfección humana y          respecto del matrimonio natural se presenta como algo          rigurosamente nuevo. Efectivamente: a través del matrimonio es          la misma vida divina la que se comunica a los esposos,          la que los sostiene en su obra de perfeccionamiento mutuo y la          que tiene que animar, desde el momento del Bautismo, el alma de          los hijos”11.
Quienes se casan inician juntos una vida nueva que          han de andar en compañía de Dios. El Señor mismo los ha llamado          para que vayan a Él por este camino, pues el matrimonio “es una          auténtica vocación sobrenatural. Sacramento grande en Cristo y          en la Iglesia, dice San Pablo (Ef 5, 32) (...), signo          sagrado que santifica, acción de Jesús que invade el alma de los          que se casan y les invita a seguirle, transformando toda la vida          matrimonial en un andar divino en la tierra”12.
El Papa Juan Pablo I, hablando de la grandeza del          matrimonio a un grupo de recién casados, les contaba una pequeña          anécdota ocurrida en Francia. En el siglo pasado, un profesor          insigne que enseñaba en la Sorbona, Federico Ozanam, era un          hombre de prestigio y un buen católico. Lacordaire, su amigo,          solía decir del profesor de la Sorbona: “¡Este hombre es tan          bueno y tan estupendo que se ordenará como sacerdote, incluso          llegará a ser un buen obispo!”. Pero Ozanam contrajo matrimonio.          Entonces, Lacordaire, algo molesto, exclamó: “¡Pobre Ozanam!          ¡También él ha caído en la trampa!”. Estas palabras llegaron          hasta el Papa Pío IX, quien dijo con buen humor a Lacordaire          cuando este le visitó unos años más tarde: “Yo siempre he oído          decir que Jesús instituyó siete sacramentos: ahora viene usted,          me revuelve las cartas en la mesa, y me dice que ha instituido          seis sacramentos y una trampa. No, Padre, el matrimonio no es          una trampa, ¡es un gran sacramento!”13. No olvidemos          que lo primero que quiso santificar el Mesías fue un hogar. Y es          precisamente en las familias alegres, generosas, que viven con          sobriedad cristiana, donde nacen las vocaciones para la entrega          plena a Dios en la virginidad o el celibato, que constituyen la          corona de la Iglesia y la alegría de Dios en el mundo.
Estas vocaciones son un don que Dios otorga muchas          veces a los padres que lo piden de corazón y con constancia:          brillará en sus manos con un fulgor especial cuando un día se          presenten ante Él y den cuenta de los bienes que les fueron          dados para su custodia y administración.
III. Dios preparó cuidadosamente la familia en la          que iba a nacer su Hijo: José, de la casa y familia de David14,          que haría el oficio de padre en la tierra, al igual que María,          su Madre virginal. Quiso el Señor reflejar en su propia familia          el modo en que habrían de nacer y crecer sus hijos: en el seno          de una familia establemente constituida y rodeados de su          protección y cariño.
Toda familia, que es “la célula vital de la          sociedad”15 y en cierto modo de la misma Iglesia16,          tiene una entidad sagrada Y merece la veneración y solicitud de          sus miembros, de la sociedad civil y de la Iglesia entera. Santo          Tomás llega a comparar la misión de los padres a la de los          sacerdotes, pues mientras estos contribuyen al crecimiento          sobrenatural del Pueblo de Dios mediante la administración de          los sacramentos, la familia cristiana provee a la vez a la vida          corporal y a la espiritual, “lo que se realiza en el sacramento          del matrimonio, en el que el hombre y la mujer se unen para          engendrar la prole y educarla en el culto a Dios”17.          Mediante la colaboración generosa de los padres, Dios mismo          “aumenta y enriquece su propia familia”18          multiplicando los miembros de su Iglesia y la gloria que de Ella          recibe.
La familia tal y como Dios la ha querido es el          lugar idóneo para que, con el amor y el buen ejemplo de los          padres, de los hermanos y de los demás componentes del ámbito          familiar, sea una verdadera “escuela de virtudes”19          donde los hijos se formen para ser buenos ciudadanos y buenos          hijos de Dios. Es en medio de la familia que vive de cara a Dios          donde cada uno encontrará su propia vocación, a la que el Señor          le llama. “Admira la bondad de nuestro Padre Dios: ¿no te llena          de gozo la certeza de que tu hogar, tu familia, tu país, que          amas con locura, son materia de santidad?”20.
1 Mc          10, 1. — 2 Mc 10, 2-16. — 3 Cfr. J.          Dheilly, Diccionario bíblico, Herder, Barcelona 1970,          voz Divorcio. — 4 Cfr. Mal 2, 13-16. — 5          Gen 2, 18-24. — 6 Juan Pablo II, Exhort. Apost. Familiaris              consortio, 22-XI-1981, 20. — 7 Cfr. F. J. Sheed, Sociedad            y sensatez, Herder, Barcelona 1963, p. 125. — 8          Cfr. Rom 12, 21. — 9 San Josemaría Escrivá, Forja,          n. 104. — 10 Apoc 21, 5. — 11 J. Mª          Martínez Doral, La santidad de la vida conyugal, en          Scripta Theologica, Pamplona, IX-XII 1989, pp. 869-870. — 12          San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 23. — 13          Cfr. Juan Pablo I, Alocución 13-IX-1978. — 14 Lc          2, 4. — 15 Conc. Vat. II, Decr. Apostolicam            actuositatem, 11. — 16 Cfr. Juan Pablo II, Exhort.          Apost. Familiaris consortio, 22-XI-1981, 3. — 17          Santo Tomás, Suma contra gentiles, IV, 58. — 18          Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 50. — 19          Juan Pablo II, Discurso 28-X-1979. — 20 San          Josemaría Escrivá, Forja, n. 689.
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† Santoral             (si          GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Santo Domingo de Guzmán.
          La Madre de Dios, en una aparición a Santo Domingo          le enseño a rezar el rosario, en el año 1208. Le dijo que          propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en          contra de los enemigos de la Fe.
Domingo de Guzmán era un santo sacerdote español          que fue al sur de Francia para convertir a los que se habían          apartado de la Iglesia por la herejía albingense. Esta enseña          que existen dos dioses, uno del bien y otro del mal. El bueno          creó todo lo espiritual. El malo, todo lo material. Como          consecuencia, para los albingenses, todo lo material es malo. El          cuerpo es material; por tanto, el cuerpo es malo. Jesús tuvo un          cuerpo, por consiguiente, Jesús no es Dios.
También negaban los sacramentos y la verdad de que          María es la Madre de Dios. Se rehusaban a reconocer al Papa y          establecieron sus propias normas y creencias. Durante años los          Papas enviaron sacerdotes celosos de la fe, que trataron de          convertirlos, pero sin mucho éxito. También habían factores          políticos envueltos.
Domingo trabajó por años en medio de estos          desventurados. Por medio de su predicación, sus oraciones y          sacrificios, logró convertir a unos pocos. Pero, muy a menudo,          por temor a ser ridiculizados y a pasar trabajos, los          convertidos se daban por vencidos. Domingo dio inicio a una          orden religiosa para las mujeres jóvenes convertidas. Su          convento se encontraba en Prouille, junto a una capilla dedicada          a la Santísima Virgen. Fue en esta capilla en donde Domingo le          suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no          estaba logrando casi nada.
La Virgen pide a Santo Domingo le ayuda a            propagar la devoción. 
          La Virgen se le apareció en la capilla. En su mano          sostenía un rosario y le enseñó a Domingo a recitarlo. Dijo que          lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos          pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.
Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario          en la mano. Efectivamente, lo predicó, y con gran éxito por que          muchos albingenses volvieron a la fe católica.
Lamentablemente la situación entre albingences y          cristianos estaba además vinculada con la política, lo cual hizo          que la cosa llegase a la guerra. Simón de Montfort, el dirigente          del ejército cristiano y a la vez amigo de Domingo, hizo que          éste enseñara a las tropas a rezar el rosario. Lo rezaron con          gran devoción antes de su batalla más importante en Muret. De          Montfort consideró que su victoria había sido un verdadero          milagro y el resultado del rosario. Como signo de gratitud, De          Montfort construyó la primera capilla a Nuestra Señora del          Rosario.
Las promersa de la Virgen María a los que recen            devotamente el Santo Rosario. 
          Un creciente número de hombres se unió a la obra          apostólica de Domingo y, con la aprobación del Santo Padre,          Domingo formó la Orden de Predicadores (mas conocidos como          Dominicos). Con gran celo predicaban, enseñaban y los frutos de          conversión crecían. A medida que la orden crecía, se extendieron          a diferentes países como misioneros para la gloria de Dios y de          la Virgen.
El rosario se mantuvo como la oración predilecta          durante casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir,          la Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le dijo que reviviera          dicha devoción. La Virgen le dijo también que se necesitarían          volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados          por medio del rosario y reiteró las promesas dadas a Sto.          Domingo referentes al rosario.
Promesas de Nuestra Señora del Rosario, según los            escritos del Beato Alano. 
          1.   Quien rece constantemente mi Rosario, recibirá          cualquier gracia que me pida.
          2.   Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a          los que devotamente recen mi Rosario.
          3.   El Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el          vicio, libra de los pecados y abate las herejías.
          4.   El Rosario hace germinar las virtudes para que las almas          consigan la misericordia divina. Sustituye
          en el corazón de los hombres el amor del mundo con el amor de          Dios y los eleva a desear las cosas
          celestiales y eternas.
          5.   El alma que se me encomiende por el Rosario no perecerá.
          6.   El que con devoción rece mi Rosario, considerando sus          sagrados misterios, no se verá oprimido porla desgracia, ni          morirá de muerte desgraciada, se convertirá si es pecador,          perseverará en gracia si
          es justo y, en todo caso será admitido a la vida eterna.
          7.   Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los          Sacramentos.
          8.   Todos los que rezan mi Rosario tendrán en vida y en muerte          la luz y la plenitud de la gracia y serán partícipes de los          méritos bienaventurados.
          9.   Libraré bien pronto del Purgatorio a las almas devotas a mi          Rosario.
          10. Los hijos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria          singular.
          11. Todo cuanto se pida por medio del Rosario se alcanzará          prontamente.
          12. Socorreré en sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
          13. He solicitado a mi Hijo la gracia de que todos los cofrades          y devotos
                tengan en vida y en muerte como hermanos a todos los
                bienaventurados de la corte celestial.
          14. Los que rezan Rosario son todos hijos míos muy amados y          hermanos
               de mi Unigénito Jesús.
          15. La devoción al Santo rosario es una señal manifiesta de
               predestinación de gloria.
La Virgen del Santo Rosario, ¡Auxilio de los            Cristianos!
          Europa y con ella toda la cristiandad estaba en grave peligro de          extinción. Sabemos, por las promesas de Jesucristo, que eso no          puede ocurrir pero, humanamente, no había solución para la          amenaza del Islam. Los Musulmanes se proponían hacer          desaparecer, a punta de espada, el cristianismo. Ya habían          tomado Tierra Santa, Constantinopla, Grecia, Albania, África del          Norte y España. En esas extensas regiones el cristianismo era          perseguido, y muchos mártires derramaron su sangre, muchas          diócesis desaparecieron completamente. Después de 700 años de          lucha por la reconquista, España y Portugal pudieron librarse          del dominio musulmán. Esa lucha comenzó a los pies de la Virgen          de Covadonga y culminó con la conquista de Granada, cuando los          reyes católicos, Fernando e Isabel, pudieron definitivamente          expulsar a los moros de la península en el 1492. ¡La importancia          de esta victoria es incalculable ya que en ese mismo año ocurre          el descubrimiento de América y la fe se comienza a propagar en          el nuevo continente!.
La Batalla de Lepanto: En ltiempos de Santo Padre Pío V (1566 - 1572), los          musulmanes controlaban el Mar Mediterráneo y preparaban la          invasión de la Europa cristiana. Los reyes católicos de Europa          estaban divididos y parecían no darse cuenta del peligro          inminente. El Papa pidió ayuda pero no le hicieron mucho caso          hasta que el peligro se hizo muy real y la invasión era certera.          El 17 de septiembre de 1569 pidió que se rezase el Santo          Rosario. El 7 de octubre de 1571 se encontraron las dos flotas,          la crisitana y la musulmana, en el Golfo de Corinto, cerca de la          ciudad griega de Lepanto. La flota cristiana, compuesta de          soldados de los Estados Papales, de Venecia, Génova y España y          comandada por Don Juan de Austria entró en batalla contra un          enemigo muy superior en número y buques de guerra. Se jugaba el          destino de la Europa cristiana. Antes del ataque, las tropas          cristianas rezaron el Santo Rosario con mucha devoción. La          batalla de Lepanto duró hasta altas horas de la tarde pero, al          final, los cristianos resultaron victoriosos.
Mientras la batalla transcurría, en Roma el Papa          recitaba el Rosario en su capilla. En eso, el Papa salió de su          capilla y, por aparente inspiración, anunció a todos los          presentes y con gran calma que la Santísima Virgen le había          concedido la victoria a los crisitanos. Semanas mas tarde llegó          el finalmente el mensaje de la victoria de parte de Don Juan de          Austira, quién, desde un principio, atribuyó el triunfo de          cristiano a la poderosa intercesión de Nuestra Señora del          Rosario. Agradecido con Nuestra Madre, el Papa Pío V instituyó          la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias y agregó a las          Letanía de la Santísima Virgen el título de "Auxilio de los          Cristianos". Más adelante, el Papa Gregorio III cambió el nombre          de la fiesta a la de Nuestra Señora del Rosario.
El sitio de Viena.
          Los turcos seguían siendo poderosos en tierra y, en el siglo          siguiente, invadieron a Europa desde el Este y, después de tomar          enormes territorios, sitiaron a Viena, capital de Austria. Una          vez mas, las tropas enemigas eran muy superiores. Si          conquistaban la ciudad, el resto de Europa caería rendida . El          emperador depositó su confianza y rogó protección a Nuestra          Señora del Rosario. Hubo una gran batalla y gran derramamiento          de sangre y ya, cuando todo parececía perdido, el alivio llegó          el día de la fiesta del Santo Nombre de María, 12 de septiembre,          de 1683, cuando el rey de Polonia, Jan Sobieski, llegó con al          rescate al frente de un ejército crisitano, derrotando a          finalmente a los turcos. 
La batalla de Temevar.
          Los turcos sufrieron otra gran derrota a manos del          Príncipe Eugenio de Saboya, comandante de los ejércitos          cristianos, en Temesvar (en la Rumania moderna), el 5 de agosto          de 1716, en aquel entonces era la fiesta de Nuestra Señora            de las Nieves. El Papa Clemente XI atribuyó esta          victoria a la devoción manifestada a Nuestra Señora del Rosario.          En acción de gracias, mandó que la fiesta del Santo Rosario          fuera celebrada por la Iglesia universal.
Los Pontífices.
          A lo largo de los siglos los Papas han fomentado la          pía devoción del rezo del rosario y le han otorgado          indulgencias.
Dijo Nuestro Señor: "Donde dos o tres estén          reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt          18:20). El rosario en familia es algo maravilloso. Es un modo          práctico de fortalecer la unidad de la vida familiar. Es una          oración al alcance de todos. Los Papas, especialmente los más          recientes, han hecho gran énfasis sobre la importancia del          rosario en familia.
El Papa dominico, San Pío V (1566 - 1572) dió el          encargo a su congregación de propagar el santo rosario. Desde          entonces los Papas han sido grandes devotos del rosario y de su          propagación. 
S.S León XIII escribió doce encíclicas referentes al rosario.          Insistió en el rezo del rosario en familia, consagró el mes de          octubre al rosario e insertó el título de "Reina del Santísimo          Rosario" en la Letanía de la Virgen. Por todo esto mereció el          título de "El Papa del Rosario"
Todos los Papas del siglo XX han sido hijos            devotísimosdel Santo Rosario.
          Su Santidad Juan Pablo II insiste en el rezo del          Santo Rosario en familia, en grupos, en privado. Pide que se          invite a todos a rezar, a no temer el compartir tan hermosa          devoción, que es una catequesis de la fe. No alerta a que el          mudno está en crisis y nuestras fuerzas humanas no  bastan. La          victoria, dice el Papa, vendrá nuevamente de la mano de Virgen          María. Es la victoria de Su Hijo Jesucristo, el Señor, Rey del          Universo.
Recomendado por la Virgen en varias de sus            apariciones más importantes.
          La importancia del rosario como medio eficaz de los          creyentes ha sido confirmado no solo por los pontífices, sino          por Nuestra Madre misma, la Virgen María. Es la oración de los          sencillos y de los grandes, está al alcance de todos, en todo          tiempo y lugar. El rosario honra a Dios y a la Santísima Virgen          de un modo especial. En Lourdes, la Virgen          llevaba un rosario en la mano cuando se le apareció a Santa          Bernardita. Y también llevaba un rosario cuando se les apareció          a los tres pastorcitos de Fátima. Y fué en Fátima donde ella          misma se reveló a los niños su título: "Nuestra                Señora del Rosario".
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Fuente: ACI Prensa 
          Marcos I, Santo XXXIV Papa, Octubre 7   
              
 XXXIV Papa Martirologio Romano: En Roma, san                      Marcos, papa, que fundó el título “in Palacinis” y                      edificó una basílica en el cementerio de Balbina, en                      la vía Ardeatina, donde fue sepultado (336).  |           
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Sergio y Baco, Santos Mártires, Octubre 7   
              
 Mártires en Siria Martirologio Romano: En Betsaloe, de                      la provincia de Augusta Eufratesia, en Siria, santos                      Sergio y Baco, mártires (s. III/IV).  |           
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Taide (o Thais) de            Egipto, Santa          Penitente, Octubre 7   
              
 Penitente Etimología: Taide = habitante de                      Tebas. Viene de la lengua egipcia.  |           
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Fuente:            ar.geocities.com/misa_tridentina01 
          Justina de Padua, Santa Virgen y mártir, Octubre 7   
              
 Mártir Martirologio Romano: En Padua, en los                      confines de Venecia, santa Justina, virgen y mártir                      (s. III/IV).  |           
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Fuente:            CaminoCatolico.org 
          Chiara (Clara) Badano, Beata Laica, 7 de octubre   
              
 Laica En Sassello (Italia), Beata Chiara                    Badano, laica, miembro del movimiento de los focolares                    u Obra de María. († 1990) Chiara Badano nace en Sassello (Savona), el                  29 de octubre de 1971, después de 11 años de espera de                  parte de sus padres. En el ‘81, con su papá y su mamá,                  participa en Roma en el Family Fest – una manifestación                  mundial del Movimiento de los Focolares: es el inicio,                  para los tres, de una vida nueva. En su pequeño pueblo,                  Chiara se lanza a amar a sus compañeras de escuela, a                  quien pasa a su lado, decidida a vivir con radicalidad                  el Evangelio que la ha fascinado. Se compromete en                  seguida y con pasión en el Movimiento, entre las                  muchachas de su edad.  |           
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Otros Santos y Beatos del 7 de octubre Completando el santoral de este día, Octubre 7   
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Fuentes:          IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org          de www.edicionespalabra.es          , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/          
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