JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 45-48
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:
"Escrito está : Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones".
Jesús enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo intentaban matarlo; pero no encontraban cómo hacerlo, porque el pueblo entero estaba pendiente de su palabra.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor, Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
vie 33a. Ordinario año Par
Antífona de Entrada
Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.
Oración Colecta
Oremos:
Nos acogemos, Señor, a tu providencia que nunca se
equivoca; y te pedimos humildemente que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquello que pueda contribuir a nuestro bien.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Tomé el librito y me lo comí
Lectura del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan 10, 8-11
Yo, Juan, oí cómo la voz del cielo que había escuchado antes me hablaba de nuevo diciendo:
"Vete y toma el libro que tiene abierto en su mano el ángel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra".
Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el libro. Y me respondió:
"Toma, cómetelo; te amargará las entrañas, pero en tu boca será dulce como la miel".
Tomé el libro de la mano del ángel y lo comí; y resultó dulce como la miel en mi boca, pero, cuando lo tragué se llenaron mis entrañas de amargor. Entonces la voz me dijo:
"Tienes aún que profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reinos".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 118, 14.24.72.103.111
Mi alegría es cumplir tus mandamientos.
Encuentro más alegría en tus preceptos que en las riquezas, pues mis delicias son tus preceptos; tus normas, mis consejeros.
Mi alegría es cumplir tus mandamientos.
Más vale para mí tu ley que todo el oro y la plata. ¡Qué dulce al paladar es tu promesa, más que miel en la boca!
Mi alegría es cumplir tus mandamientos.
Tus preceptos son por siempre mi herencia y la alegría de mi corazón. Abro la boca suplicando, porque ansío tus mandatos.
Mi alegría es cumplir tus mandamientos.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.
Aleluya.
Evangelio
Ustedes han convertido la casa de Dios en cueva de ladrones
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 45-48
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:
"Escrito está : Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones".
Jesús enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo intentaban matarlo; pero no encontraban cómo hacerlo, porque el pueblo entero estaba pendiente de su palabra.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor, Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Confiados en tu misericordia, Señor, venimos a tu altar con nuestros dones a fin de que te dignes purificarnos por este memorial que estamos celebrando.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La gloria de Dios es el hombre viviente
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen.
Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza:
Antífona de la Comunión
Yo les aseguro que todo cuanto pidan en la oración, si tienen fe en obtenerlo les será concedido, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Padre Santo, tú que nos has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, guíanos por medio de tu Espíritu para que, no sólo con palabras, sino con toda nuestra vida, podamos
demostrarte nuestro amor y así merezcamos entrar al Reino de los cielos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Dia 23/11-1 San Clemente I (Papa y mártir, rojo)
Antífona de Entrada
Este santo luchó hasta la muerte en defensa de la ley de Dios, y no temió las palabras de los malvados; estaba afianzado sobre roca firme.
Oración Colecta
Oremos:
Dios de poder y misericordia, que infundiste tu fuerza a san Clemente para que pudiera soportar el dolor del martirio; concede a los que hoy celebramos su victoria vivir defendidos de los engaños del enemigo bajo tu protección amorosa.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Apacienten el rebaño de Dios que él les ha confiado
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro
5, 1-4
Hermanos: Me dirijo ahora a los pastores de las comunidades de ustedes, yo, que también soy pastor como ellos y además he sido testigo de los sufrimientos de Cristo y participante de la gloria que se va a manifestar.
Apacienten el rebaño que Dios les ha confiado y cuiden de él no como obligados por la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por ambición de dinero, sino con entrega generosa; no como si ustedes fueran los dueños de las comunidades que se les han confiado, sino dando buen ejemplo. Y cuando aparezca el Pastor supremo, recibirán el premio inmortal de la gloria.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 88
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Cantaré eternamente del Señor las bondades y anunciará mi boca tu lealtad por todas las edades. Pues el Señor ha dicho: "Mi amor es un amor eterno y mi fidelidad, más firme que los cielos".
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Una alianza pacté con mi elegido, a mi siervo David, yo le he jurado: "Perpetuaré tu descendencia y afirmaré para siempre tu reinado".
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Hallé a David, mi siervo, y lo he ungido con óleo sagrado a fin de que mi mano lo sostenga y lo revista de valor, mi brazo.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Su poder en mi nombre crecerá, mi amor y mi lealtad serán su escolta. El me podrá decir: "Tú eres mi Padre, mi Dios, mi roca salvadora".
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Síganme, dice el Señor, y haré de ustedes pescadores de hombres.
Aleluya.
Evangelio
Tú eres Pedro y a ti te daré las llaves del Reino de los cielos
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo
16, 13-19
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesárea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos:
"¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?"
Ellos le respondieron:
"Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas".
Luego les preguntó:
"Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"
Simón Pedro tomó la palabra y le dijo:
"Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Jesús le dijo entonces:
"¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, santifica con tu bendición estas ofrendas que te presentamos, y concédenos la gracia de vivir encendidos en el fuego de tu amor que dio fuerza al mártir san Clemente para soportar los tormentos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Testimonio y ejemplo de los mártires
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, nuestro Señor.
Porque la sangre del glorioso mártir san Clemente, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo.
Por eso,
como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, que el sacramento que hemos recibido nos dé la fortaleza con el mártir Clemente se mostró siempre fiel a tu servicio y vencedor en el tormento.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Día 23/11-2 San Columbano (Abad, blanco)
Antífona de Entrada
¡Que hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que domina la paz, que trae la buena nueva, que pregona la victoria.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, tú que has hecho crecer a la Iglesia mediante el celo y los trabajos apostólicos de san Columbino, haz por su intercesión, que tu pueblo crezca siempre en la fe y en la santidad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
La tierra entera verá la salvación que viene de nuestro Dios
Lectura del libro del profeta Isaías
52, 7-10
¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación, que dice a Sión: "Tu Dios es rey"!
Escucha: Tus centinelas alzan la voz y todos a una gritan alborozados, porque ven con sus propios ojos al Señor, que retorna a Sión.
Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor rescata a su pueblo, consuela a Jerusalén. Descubre el Señor su santo brazo a la vista de todas las naciones. Verá la tierra entera la salvación que viene de nuestro Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 95
Cantemos la grandeza del Señor.
Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo.
Cantemos la grandeza del Señor.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos, de nación en nación, sus maravillas.
Cantemos la grandeza del Señor.
Alaben al Señor, pueblos del orbe, reconozcan su gloria y su poder y tribútenle honores a su nombre.
Cantemos la grandeza del Señor.
"Reina el Señor", anuncien a los pueblos, él afianzó con su poder el orbe, con toda rectitud rige a los pueblos.
Cantemos la grandeza del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Aleluya.
Evangelio
Te seguiré a dondequiera que vayas
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas
9, 57-62
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo:
"Te seguiré a dondequiera que vayas".
Jesús le respondió:
"Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en donde reclinar la cabeza".
A otro, Jesús le dijo:
"Sígueme".
Pero él le respondió:
"Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre".
Jesús le replicó:
"Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios".
Otro le dijo:
"Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia".
Jesús le contestó:
"El que empuña el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de Dios".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Dios misericordioso, que transformaste a san Columbano para hacer de él un hombre nuevo a imagen de Cristo, renuévanos también a nosotros mediante este sacrificio de reconciliación que vamos a ofrecerte.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La vida consagrada a Dios es un signo Del Reino de los cielos
En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra.
Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo,
reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera,
para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo, nuestro Señor.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:
Antífona de la Comunión
Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio: yo estoy con ustedes todos los días, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Dios omnipotente, que por medio de este sacramento nos comunicas la fuerza de tu Espíritu, haz que, a ejemplo de san Columbano te amenos sobre todas las cosas y vivamos siempre como verdaderos hijos tuyos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
33ª semana. Viernes
CASA DE ORACIÓN
— Jesús expulsa a los mercaderes del Templo.
— El templo, lugar de oración.
— El culto verdadero.
I. Una de las lecturas previstas para la Misa de hoy1 nos narra un pasaje del Libro de los Macabeos, cuando Judas y sus hermanos, después de vencer a los enemigos, decidieron purificar y renovar el santuario del Señor, que había sido profanado por los gentiles y por quienes no habían permanecido fieles a la fe de sus mayores. Allí se dirigieron llenos de alegría, con cánticos, con arpas, con liras y con címbalos. Y se postró todo el pueblo sobre sus rostros, y adoraron y bendijeron a Dios. Celebraron durante ocho días la dedicación del altar y ofrecieron con gran júbilo holocaustos y sacrificios de acción de gracias y de alabanza. Adornaron la fachada del Templo con coronas de oro y con escudos, y dedicaron las puertas y las cámaras de los ministros. Y hubo muy grande alegría en el pueblo, y fue quitado el oprobio de las gentes. Judas Macabeo determinó que se celebrase ese día cada año con gran solemnidad. El Pueblo de Dios, después de tantos años de oprobio, manifestó su piedad y su amor a su Dios, con un júbilo desbordante.
El Evangelio de la Misa2 nos muestra a Jesús santamente indignado al ver la situación en que se encontraba el Templo, de tal manera que expulsó de allí a los que vendían y compraban. En el Éxodo3 Moisés ya había dispuesto que ningún israelita se presentase en el Templo sin nada que ofrecer. Para facilitar el cumplimiento de esta disposición a los que venían de lejos, se había habilitado en los atrios del Templo un servicio de compra-venta de animales para ser sacrificados, y terminó siendo un verdadero mercado de ganado para el sacrificio. Lo que en un principio pudo ser tolerable y hasta conveniente, había degenerado de tal modo que la intención religiosa del principio se había subordinado a los beneficios económicos de aquellos comerciantes, que quizá eran los mismos servidores del Templo. Este llegó a parecer más una feria de ganado que un lugar de encuentro con Dios4.
El Señor, movido por el celo de la casa de su Padre5, por una piedad que nacía de lo más hondo de su Corazón, no pudo soportar aquel deplorable espectáculo y los arrojó a todos de allí con sus mesas y sus ganados. Jesús subraya la finalidad del Templo con un texto de Isaías bien conocido por todos6: Mi casa será casa de oración. Y añadió: pero vosotros habéis hecho de ella una cueva de ladrones. Quiso el Señor inculcar a todos cuál debía ser el respeto y la compostura que se debía manifestar en el Templo por su carácter sagrado. ¡Cómo habrá de ser nuestro respeto y devoción en el templo cristiano –en las iglesias–, donde se celebra el sacrificio eucarístico y donde Jesucristo, Dios y Hombre, está realmente presente en el Sagrario! «Hay una urbanidad de la piedad. —Apréndela. —Dan pena esos hombres "piadosos", que no saben asistir a Misa –aunque la oigan a diario–, ni santiguarse –hacen unos raros garabatos, llenos de precipitación–, ni hincar la rodilla ante el Sagrario –sus genuflexiones ridículas parecen una burla–, ni inclinar reverentemente la cabeza ante una imagen de la Señora»7.
II. Mi casa será casa de oración. ¡Qué claridad tiene la expresión que designa el templo como la casa de Dios! Como tal hemos de tenerla. A ella hemos de acudir con amor, con alegría y también con un gran respeto, como conviene al lugar donde está, ¡esperándonos!, el mismo Dios.
Con frecuencia tenemos noticia o asistimos a actos y ceremonias de la vida política, académica, deportiva: una recepción, un desfile, unas Olimpiadas... Y se advierte enseguida que el protocolo y una cierta solemnidad no son superfluos. Estos detalles, a veces mínimos –las precedencias, el modo de vestir, el ritmo pausado de andar...– , entran por los ojos y dan al acto una buena parte de su valor y de su ser.
También entre las personas, el cariño se demuestra en pequeños pormenores, en atenciones y cuidados. La alianza que se regalan los futuros esposos u otras atenciones no son en sí mismas el amor, pero en ellas se manifiesta. Es el rito sencillo que el hombre necesita para expresar lo más íntimo de su ser. El hombre, que no es solo cuerpo ni solo alma, necesita también manifestar su fe en actos externos y sensibles, que expresen bien lo que lleva en su corazón. Cuando se ve a alguien, por ejemplo, hincar con devoción la rodilla ante el Sagrario es fácil pensar: tiene fe y ama a su Dios. Y este gesto de adoración, resultado de lo que se lleva en el corazón, ayuda a uno mismo y a otros a tener más fe y más amor. El Papa Juan Pablo II señala en este sentido la influencia que tuvo en él la piedad sencilla y sincera de su padre: «El mero hecho de verle arrodillarse –cuenta el Pontífice– tuvo una influencia decisiva en mis años de juventud»8.
El incienso, las inclinaciones y genuflexiones, el tono de voz adecuado en las ceremonias, la dignidad de la música sacra, de los ornamentos y objetos sagrados, el trato y decoro de estos elementos del culto, su limpieza y cuidado, han sido siempre la manifestación de un pueblo creyente. El mismo esplendor de los materiales litúrgicos facilita la comprensión de que se trata ante todo de un homenaje a Dios. Cuando se observa de cerca alguna de las custodias de la orfebrería de los siglos xvi y xvii se nota cómo casi siempre el arte se hace más rico y precioso conforme se acerca el lugar que ocupará la Hostia consagrada. A veces desciende a pormenores que apenas se notan a poca distancia: el arte mejor se ha puesto donde solo Dios –se diría– puede apreciarlo. Este cuidado hasta en lo más pequeño ayuda poderosamente a reconocer la presencia del propio Dios.
Al Señor tampoco le es indiferente el que vayamos a saludarle –¡lo primero!– al entrar en una iglesia, o el empeño por llegar puntuales a la Santa Misa –mejor unos minutos antes de que comience–, la genuflexión bien hecha delante de Él presente en el Sagrario, las posturas o el recogimiento que guardamos en su presencia... ¿Es para nosotros el templo el lugar donde damos culto a Dios, donde le encontramos con una presencia verdadera, real y substancial?
III. Gran parte de las prescripciones que el Señor comunicó a Moisés en el Sinaí tienden a fijar, hasta en sus detalles, la dignidad de todo lo que hacía referencia al culto. Así, señala cómo ha de construirse el tabernáculo, el arca, los utensilios, el altar, las vestiduras sacerdotales; cómo han de ser las víctimas que se ofrezcan; qué fiestas deben guardarse; qué tribu y qué personas han de ejercer las funciones sacerdotales...9.
Todas estas indicaciones muestran que las cosas sagradas están unidas de una manera especial a la Santidad divina; con ellas el Señor hace valer la plenitud de sus derechos. En aquel pueblo, tentado tan frecuentemente por los ritos paganos, Dios trató siempre de infundir un profundo respeto por lo sagrado. Jesucristo subrayó esa enseñanza con un espíritu nuevo. Precisamente el celo por la casa de Dios, por su honor y su gloria, constituye una enseñanza central del Mesías, que Cristo realiza al arrojar enérgicamente a los mercaderes del Templo; y en su predicación insistirá en el respeto con que deben tratarse los dones divinos, en ocasiones con palabras muy fuertes: no deis a los perros las casas santas, no echéis vuestras perlas a los cerdos10.
Hoy asistimos en muchos lugares a un ambiente de desacralización. En esas actitudes late una concepción atea de la persona, para la cual «el sentido religioso, que la naturaleza ha infundido en los hombres, ha de ser considerado como pura ficción o imaginación, y que debe, por tanto, arrancarse totalmente de los espíritus por ser contraria absolutamente al carácter de nuestra época y al progreso de la civilización»11. A la vez, vemos cómo crecen, incluso entre personas que se llaman cultas, las prácticas adivinatorias, el culto desordenado y enfermizo a la estadística, a la planificación...: la incredulidad sale por todas partes. Y es que, en lo íntimo de su conciencia, el hombre atisba la existencia de Alguien que rige el universo, y que no es alcanzable por la ciencia. «No tienen fe. —Pero tienen supersticiones»12.
La Iglesia nos recuerda que solo Dios es nuestro único Señor. Y ha querido determinar muchos detalles y formas del culto, que son expresión del honor debido a Dios y de un verdadero amor. No solo enseña que la Santa Misa es el centro de toda la Iglesia y de la vida de cada cristiano, y ha determinado su liturgia; ha querido, además, que nuestras iglesias sean verdaderas casas de oración. Ha dispuesto que los templos estén abiertos en las horas convenientes «para que los fieles puedan fácilmente orar ante el Santísimo Sacramento»13. Ha señalado14 lo que ha sido práctica constante a través de los siglos: el Sagrario ha de ser sólido, ha de estar en lugar destacado y a la vez recogido, para que los cristianos puedan honrar al Santísimo Sacramento también con culto privado. Ha de saberse, con signos claros, al entrar en un templo dónde está el Sagrario; por eso se prescribe el conopeo (el velo que ordinariamente debe cubrirlo), y que arda constantemente, en el altar del Sagrario, una lámpara de cera..., aunque estos detalles son en primer lugar manifestaciones de amor y de adoración a Jesucristo, realmente presente, y solo en segundo término señales indicadoras de su presencia. Todos los fieles, sacerdotes y laicos, hemos de ser «tan cuidadosos del culto y del honor divino, que puedan con razón llamarse celosos más que amantes... para que imiten al mismo Jesucristo, de quien son estas palabras: El celo de tu casa me consume (Jn 2, 17)»15.
1 Primera lectura. Año 1. 1 Mac 4, 36-37; 52-59. — 2 Lc 19, 45-48. — 3 Cfr. Ex 23, 15. — 4 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, nota a Mt21, 12-13. — 5 Cfr. Jn 2, 17. — 6 Is 56, 7. — 7 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 541. — 8 A. Frossard, No tengáis miedo, Plaza Janés, Barcelona 1982, pp. 12-13. —9 Cfr. Ex 25, 1 ss. — 10 Mt 7, 6. — 11 Juan XXIII, Enc. Mater et Magistra, 15-V-1961, 214. — 12 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 587. — 13 Pablo VI, Instr, Eucharisticum misterium, 25-V-1967. — 14 Ibídem. — 15 Catecismo Romano, III 2, n. 27.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Columbano, Santo Fundador, 23 de noviembre del 615
Noviembre 23 |
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San Clemente
Papa
Año 101
Oremos por nuestro actual Pontífice, para que a imitación
de San Clemente y los demás Pontífices santos que
ha tenido la Iglesia Católica, sepa guiar sabiamente
a los que seguimos la santa religión de Cristo.
Cuando los persigan no tengáis temor porque
el Espíritu Santo hablará por vosotros (Jesucristo).
San Clemente fue el tercer sucesor de San Pedro (después de Lino y Cleto) y gobernó a la Iglesia desde el año 93 hasta el 101.
El año 96 escribió una carta a Los Corintios, que es el documento Papal más antiguo que se conoce (Después de las cartas de San Pedro). En esa carta da muy hermosos consejos, y recomienda obedecer siempre al Pontífice de Roma (Entre otras cosas dice: "el que se conserva puro no se enorgullezca por ello, porque la pureza es un regalo gratuito de Dios y no una conquista nuestra").
Por ser cristiano fue desterrado por el emperador Trajano a Crimea (al sur de Rusia) y condenado a trabajos forzados a picar piedra con otros dos mil cristianos. Las actas antiguas dicen que estos le decían: "Ruega por nosotros Clemente, para que seamos dignos de las promesas de Cristo".
San Ireneo (que vivió en el siglo segundo) dice que Clemente vio a los santos apóstoles Pedro y Pablo y trató con ellos. Las Actas antiguas añaden que allá en Crimea convirtió a muchísimos paganos y los bautizó. Los obreros de la mina de mármol sufrían mucho por la sed, porque la fuente de agua más cercana estaba a diez kilómetros de distancia. El santo oró con fe y apareció allí muy cerca una fuete de agua cristalina. Esto le dio más fama de santidad y le permitió conseguir muchas conversiones más.
Un día las autoridades le exigieron que adorara a Júpiter. Él dijo que no adoraba sino al verdadero Dios. Entonces fue arrojado al mar, y para que los cristianos no pudieran venerar su cadáver, le fue atado al cuello un hierro pesadísimo. Pero una gran ola devolvió su cadáver a la orilla.
San Cirilo y San Metodio llevaron a Roma en el año 860 los restos de San Clemente, los cuales fueron recibidos con gran solemnidad en la Ciudad Eterna, y allá se conservan.
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Fuente: Sjmex.org
Miguel Agustín Pro, Beato Mártir México, 23 Noviembre
Miguel Agustín Pro Juárez, nació el 13 de enero de 1891 en la población minera de Guadalupe, Zacatecas, tercero de once hermanos e hijo de Miguel Pro y Josefa Juárez. El 19 de agosto de 1911, ingresa al Noviciado de la Compañía de Jesús en El Llano, Michoacán, luego de unos Ejercicios hechos con jesuitas y de haber madurado lentamente la decisión. Ya la familia había dado antes dos vocaciones religiosas en la persona de dos hermanas mayores de Miguel. |
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Lucrecia de Merida, Santa Mártir, 23 Noviembre
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Gregorio II de Agrigento, Santo Obispo, 23 Noviembre
Obispo
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Cecilia Yu So-Sa, Santa Viuda y mártir, 23 Noviembre
Nació en Seúl, la capital de la actual Corea del Sur, en 1761. Dama casada, sus hijos fueron los santos Pablo Chong y Jung Hye. |
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Teresa de Jesús, Beata Niña Mercedaria, 23 Noviembre
La niña Beata Teresa de Jesús, recibió el habito mercedario a la edad de 5 años en el convento de Nuestra Señora de Belén en San Lucar en España. |
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Fuente: Magnificat.ca
Felicidad y sus siete Hijos, Santa Mártires, 23 Noviembre
El tema de hoy ocurrió unos doscientos años después del nacimiento de Cristo. En esa época vivía en Roma una noble viuda cristiana, llamada Felicidad, que tenía también siete hijos, guapos muchachos y fervorosos discípulos de Cristo. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Margarita de Saboya, Beata Viuda, 23 Noviembre
Por las venas de Margarita corría la noble sangre de las principales casas reales de Europa, puesto que su padre fue Amadeo de Saboya y su madre era hermana de Clemente VII, el que pretendió ser Papa en Aviñón durante el "gran cisma". |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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