JMJ
Pax
† Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 20-25
Gloria a ti, Señor.
A una pregunta de los fariseos acerca de cuándo iba a llegar el Reino de Dios, respondió Jesús:
"El Reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni se podrá decir está aquí o está allí; porque el Reino de Dios ya está entre ustedes".
Luego dijo a sus discípulos:
"Llegará el día en que desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo verán. Entonces les dirán que está aquí o está allí, pero no vayan ni los sigan. Porque como el relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así se manifestará el Hijo del hombre en su día. Pero antes es preciso que sufra mucho y sea rechazado por esta generación".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
jue 32a. Ordinario año Par
Antífona de Entrada
Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; y ya que eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.
Oración Colecta
Oremos:
Señor nuestro, que prometiste venir y hacer tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos hagan dignos de esa presencia tuya.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Recíbelo, pero ya no como esclavo, sino como hermano amadísimo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón 7-20
Querido hermano: Recibí gran alegría y consuelo con motivo de tu caridad con los hermanos, porque gracias a ti se sienten reconfortados.
Por todo eso, aunque tengo plena libertad en Cristo para ordenarte lo que debes hacer, prefiero pedírtelo en nombre del amor. Yo, Pablo, anciano ya, y en este momento también prisionero por Cristo Jesús, te ruego por mi hijo Onésimo, a quien he engendrado aquí en la cárcel. Si antes te fue inútil, ahora es muy útil para ti y para mí; ahí te lo envío, y es como si te enviara mi propio corazón.
Habría querido retenerlo conmigo para que me sirviera en tu lugar ahora que estoy encadenado por causa del Evangelio; pero no he querido hacer nada sin contar contigo, para que tu buena acción sea espontánea y no forzada.
Tal vez fue apartado de ti por breve tiempo, a fin de que lo recuperes ahora para siempre, pero ya no como esclavo, sino como algo más, como un hermano muy querido. Para mí ya lo es muchísimo, pero más todavía debe serlo para ti como persona y como creyente.
Por tanto, si me tienes por amigo, recíbelo como me recibirías a mí. Si en algo te perjudicó o algo te debe, cárgalo a mi cuenta; yo, Pablo, te lo pagaré, y esto lo firmo de mi de puño y letra, por no decirte que eres tú mismo en persona quien estás en deuda conmigo. Sí, hermano, a ver si me sirve de algo el que seas creyente, y consuelas mi corazón en Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 145, 7.8-9a.9bc-10
El Señor levanta a los humillados.
El Señor hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor da la libertad a los cautivos.
El Señor levanta a los humillados.
El Señor abre los ojos a los ciegos, el Señor levanta a los humillados; el Señor ama a los justos, el Señor protege a los extranjeros.
El Señor levanta a los humillados.
El Señor sostiene a la viuda y al huérfano y confunde el camino de los malvados. ¡El Señor reina por siempre, tu Dios, Sión, por todas las generaciones!
El Señor levanta a los humillados.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy la vid y ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.
Aleluya.
Evangelio
El Reino de Dios ya está entre ustedes
† Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 20-25
Gloria a ti, Señor.
A una pregunta de los fariseos acerca de cuándo iba a llegar el Reino de Dios, respondió Jesús:
"El Reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni se podrá decir está aquí o está allí; porque el Reino de Dios ya está entre ustedes".
Luego dijo a sus discípulos:
"Llegará el día en que desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo verán. Entonces les dirán que está aquí o está allí, pero no vayan ni los sigan. Porque como el relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así se manifestará el Hijo del hombre en su día. Pero antes es preciso que sufra mucho y sea rechazado por esta generación".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Que este sacrificio, Señor, que vamos a ofrecerte, nos purifique y nos ayude a obtener la recompensa eterna prometida a quienes cumplen tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La salvación por Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues por amor creaste al hombre, y, aunque condenado justamente, lo redimiste por tu misericordia, por Cristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Antífona de la Comunión
El Señor colmó el deseo de su pueblo: comieron y quedaron satisfechos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este pan eucarístico, por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Dia 15/11 San Alberto Magno (obispo y doctor de la Iglesia, blanco)
Antífona de Entrada
Buscaré a mis ovejas, dice el Señor, y suscitaré un pastor que las apaciente: yo, el Señor, seré su Dios.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que has dado un doctor a tu Iglesia en la figura de tu obispo san Alberto Magno; has que todo cuanto él enseñó bajo el magisterio de Espíritu, arraigue para siempre en nuestros corazones; y que, por gracia tuya, es nuestro protector, sea también nuestro abogado y atraiga sobre nosotros tu misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lo llenará con un espíritu de inteligencia
Lectura del libro del Eclesiástico
15, 1-6
El que teme al Señor hará siempre el bien y quien es fiel a la ley obtendrá sabiduría.
Ella le saldrá al encuentro como una madre y lo recibirá como una esposa recién casada.
Lo nutrirá con el pan de la sensatez y le dará a beber el agua de la prudencia.
Si se apoya en ella, no vacilará; si confía en ella, no quedará defraudado.
La sabiduría lo hará destacar entre sus compañeros y le dará elocuencia en la asamblea.
Lo llenará con un espíritu de inteligencia, lo revestirá con una túnica de gloria.
Lo colmará de gozo y alegría y le dará en herencia un nombre perdurable.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 118
Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Sólo cumpliendo todos tus mandatos puede un joven vivir honestamente.
Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Con todo el corazón te estoy buscando, de tu ley no permitas que me aleje.
Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Guardo tus mandamientos en mi pecho para nunca ofenderte.
Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Bendito eres, Señor, enséñale a tu siervo lo que ordenas.
Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Todos los mandamientos de tu boca mis labios enumeran.
Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Me gozo más cumpliendo tus preceptos, que teniendo riquezas.
Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Abre, Señor, nuestros corazones, para que comprendamos las palabras de tu Hijo.
Aleluya.
Evangelio
Cosas nuevas y cosas antiguas
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo
13, 47-52
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud:
"El Reino de los cielos se parece a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. ¿Han entendido todo esto?"
Ellos le contestaron:
"Sí".
Entonces él les dijo:
"Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Cuya vida y doctrina nos impulsan a alabarte con todo nuestro ser.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, nuestro Señor.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de San Alberto Magno, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza, diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
Este es el criado fiel y solicito a quién el Señor ha puesto al frente de su familia, para que les reparta la ración a sus horas.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Reanimados por estos sacramentos te rogamos, Señor, humildemente que, a ejemplo de san Alberto Magno nos esforcemos en dar testimonio de aquella misma fe que él profesó en su vida, y en llevar a la práctica todas sus enseñanzas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
32ª semana. Jueves
COMO CIUDAD AMURALLADA
— La caridad vivida entre los primeros cristianos.
— Fortaleza que otorga la caridad.
— Virtudes anejas a la caridad.
I. Una de las lecturas para la Misa de hoy nos propone la Epístola a Filemón, la más breve de las que escribió San Pablo, y una de las más entrañables. Es una Carta familiar enviada a un cristiano de Colosas acerca de un esclavo, Onésimo, huido de la casa de aquel y convertido a la fe en Roma por el celo del Apóstol. Es una muestra más, por otra parte, del espíritu universal del cristianismo primitivo, que acogía en su seno a personas pudientes, como Filemón, o a esclavos, como Onésimo. Así lo resalta San Juan Crisóstomo: "Aquila ejercía su profesión manual; la vendedora de púrpura, al frente de un taller; otro era guardia de una cárcel; otro centurión, como Cornelio; otro enfermo, como Timoteo; otro, Onésimo, era esclavo y fugitivo; y sin embargo nada de eso fue obstáculo para ninguno, y todos brillaron por su santidad: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, esclavos y libres, soldados y paisanos"1.
Es posible que en un principio pensara San Pablo retener a Onésimo en Roma a fin de que le ayudara2, pero pronto cambió de parecer y decidió devolverlo a Filemón, a quien le escribe para que le acoja como a hermano en la fe. El tono que emplea el Apóstol no es de mandato, aunque podría haberlo hecho dada su autoridad, sino de súplica humilde en nombre de la caridad. La súplica revela el gran corazón de Pablo: yo, este Pablo ya anciano, y ahora prisionero de Cristo Jesús, te suplico en favor de mi hijo Onésimo, a quien engendré entre cadenas, en otro tiempo inútil para ti, pero ahora útil para ti y para mí, a quien te devuelvo como si fuera mi corazón. Yo quisiera retenerlo para que me sirviera en tu lugar, mientras estoy entre cadenas por el Evangelio3.
Si en otro tiempo el esclavo fue inútil para su amo, pues se fugó, ahora será útil. El juego de palabras hace referencia al nombre de Onésimo (= útil), como si quisiera decir que, si es verdad que antes no hizo honor a su nombre, ahora sí; más aún, no solo se vuelve provechoso para el Apóstol, sino también para el propio Filemón, que ha de recibirle por ello como si se tratara del mismo Pablo en persona: si me tienes como hermano en la fe -le dice-, acógelo como si fuera yo mismo4. "Ved a Pablo escribiendo a favor de Onésimo, un esclavo fugitivo –dice San Juan Crisóstomo–: no se avergüenza de llamarlo hijo suyo, sus propias entrañas, su hermano, su bienamado. ¿Qué diría yo? Jesucristo se abajó hasta tomar a nuestros esclavos por hermanos suyos. Si son hermanos de Jesucristo, también lo son nuestros"5. En aquella época, bien conocida por la poca consideración, a veces ninguna, que se tenía hacia los esclavos, es donde alcanzan toda su fuerza estas palabras, y donde se vivió la caridad de tal manera que se explica que los primeros cristianos asombraran al mundo. Si esto hicieron los primeros cristianos, siguiendo el mandato de Jesús, ¿vamos nosotros a excluir de nuestro trato, de nuestra amistad a alguno por razones sociales, de raza, de educación...?
Con buen humor y con un gran afecto, le dice el Apóstol a Filemón: Si en algo te perjudicó o te debe algo, cárgalo a mi cuenta. Yo, Pablo, lo he escrito de mi puño y letra. Y añade: yo te lo pagaré, por no decirte que tú mismo te me debes. Le recuerda que si fueran a echar cuentas de verdad, el Apóstol saldría ganando, ya que Filemón debe a Pablo lo más preciado que tiene: su condición de cristiano.
Nosotros hemos de aprender de aquellos primeros cristianos a vivir la caridad con la hondura con que ellos la llevaron a la práctica, muy especialmente con nuestros hermanos en la fe –este debe ser nuestro primer apostolado– para que perseveren en ella, y con quienes se encuentran lejos de Cristo, para que a través de nuestro aprecio se acerquen a Él y le sigan.
II. Frater qui adiuvatur a fratre quasi civitas firma6. El hermano ayudado por su hermano es fuerte como una ciudad amurallada, leemos en el Libro de los Proverbios. En aquellos primeros tiempos, donde tantas dificultades externas encontraban quienes abrazaban la fe, la fraternidad era la mejor defensa contra todos los enemigos. Verdaderamente, la caridad bien vivida nos hace fuertes y seguros como una ciudad amurallada, como una plaza fuerte inexpugnable a todos los ataques. Las recomendaciones de vivir con delicadeza extrema el mandato del Señor son muy abundantes: Llevad los unos las cargas de los otros, y así cumpliréis la ley de Cristo7, exhorta San Pablo a los Gálatas. Nuestra disposición ante los demás cuando los vemos agobiados, con una sobrecarga de trabajo, de dificultades, ha de ser siempre la de ayudar a sobrellevar esos fardos, muchas veces tan pesados. "Carga sobre ti –aconsejaba San Ignacio de Antioquía a su discípulo San Policarpo–, como perfecto atleta de Cristo, las enfermedades de todos"8.
Es esta una responsabilidad de todos los cristianos. Cada uno ha de estar atento siempre ante el bien de los demás, y muy especialmente de aquellos que, por diferentes razones, el Señor nos ha encomendado. "Estos son tus siervos, mis hermanos –escribe San Agustín–, que tú quisiste que fuesen hijos tuyos, señores míos, y a quienes me mandaste que sirviese si quería vivir contigo de ti"9. La preocupación por ayudar a los demás nos sacará de nosotros mismos y ensanchará nuestro corazón. Ni la falta de tiempo, ni el exceso de ocupaciones, ni el temor a complicarnos la vida, podrán justificar las omisiones en esta virtud. Consistirá frecuentemente en preocuparnos por su salud, por su descanso, por su alegría, y sobre todo por su fe. Los enfermos merecen una atención particular: compañía, interés verdadero por su curación, facilitarles el que ofrezcan al Señor su dolor y santifiquen la enfermedad, ayudarles a rezar según sus posibilidades...
La caridad bien vivida nos otorga una gran fortaleza ante obstáculos a veces semejantes a los que encontraron los primeros cristianos. Hemos de llegar hasta Dios bien unidos en la fe, guardándonos unos a otros, sin dejar que nadie sienta la dureza de la soledad en momentos más difíciles, por los que todos podemos pasar, "pues si una ciudad se defiende, y se ciñe de fuertes muros, y se protege por todas partes con una atenta vigilancia, pero un solo agujero queda sin defender por negligencia, por allí sin duda entrará el enemigo"10. No le dejemos entrar.
Con la ayuda de los demás seremos ciudad amurallada, plaza fuerte11, y llegaremos a donde solos no podemos, resistiremos más y mejor las dificultades que se presentan en el camino hacia Dios, pues –como dice la Escritura– la cuerda de tres hilos es difícil de romper12. La caridad es nuestra fortaleza. ""Frater qui adjuvatur a fratre quasi civitas firma" —El hermano ayudado por su hermano es tan fuerte como una ciudad amurallada,
"—Piensa un rato y decídete a vivir la fraternidad que siempre te recomiendo"13.
III. San Pablo no llegó a pedir directamente a Filemón la libertad de Onésimo, pero le insinúa con gran finura que se la conceda, sin quitarle mérito a su libre decisión. Le hace notar la generosidad que tuvo con él, para que tenga el mismo corazón para su esclavo, ahora su hermano en la fe. Termina diciéndole: Sé que harás aún más de lo que te digo. "Es la repetición del mismo testimonio que le había expresado al principio de su carta –comenta San Juan Crisóstomo–: Sabiendo que harás aún más de lo que te digo. Imposible imaginar nada más persuasivo; ninguna otra razón más convincente que esta tierna estima de la generosidad que Pablo le manifiesta, de modo que Filemón no podría resistir más a esta demanda"14. Es la delicadeza del que sabe pedir apoyado en una entrañable amistad que tiene como último fundamento la fe en Cristo.
La caridad lleva consigo una serie de virtudes anejas que son a la vez su apoyo y su defensa. Estas virtudes, a través de las cuales se manifiesta la misma caridad, son la lealtad, la gratitud, el respeto mutuo, la amistad, la deferencia, la afabilidad, la delicadeza en el trato... Vivir bien el Mandamiento del Señor nos exigirá muchas veces dominar nuestro estado de ánimo, fomentar la cordialidad, el buen humor, la serenidad, el optimismo. Por el contrario, los tonos desabridos e intemperantes, las faltas de educación, las impaciencias, el fijarse excesivamente en las deficiencias de los demás, los juicios negativos sobre otros, el descuido en el lenguaje... suelen revelar ausencia de finura interior, de vida sobrenatural, de unión con Dios.
San Juan nos ha dejado este resumen de lo que debe ser nuestra vida: En esto hemos conocido el amor, en que Él dio su vida por nosotros, y nosotros debemos dar la nuestra por nuestros hermanos15. Este entregar la vida por los demás ha de ser día a día, en medio del trabajo, en el hogar, con los amigos, con las personas con las que nos relacionamos. Así cumplimos el Mandamiento del Señor: que os améis unos a otros; como Yo os he amado, así también amaos mutuamente. En esto conocerán todos que sois mis discípulos: Si tenéis caridad unos para con otros16. Mediante este mandamiento, "Jesús ha diferenciado a los cristianos de todos los siglos de los demás hombres que todavía no han entrado en su Iglesia. Si nosotros, los cristianos, no manifestamos esta característica, terminaremos por confundir al mundo, perdiendo el honor de ser tenidos por hijos de Dios.
"En tal caso –como necios– no aprovechamos el arma tal vez más fuerte para dar testimonio de Dios en nuestro ambiente, congelado por el ateísmo paganizante, indiferente y supersticioso.
"Que el mundo pueda contemplar atónito un espectáculo de concordia fraterna y diga de nosotros –como de los que gloriosamente nos precedieron–: ¡Mirad cómo se aman!"17.
1 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 43. — 2 Cfr. Fil 13-14. — 3 Fil 9-13. — 4 Cfr. Sagrada Biblia, Epístolas de la cautividad, EUNSA, Pamplona 1986, vol. VIII, nota a Fil 6. — 5 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre la Epístola a Filemón, 2, 15-16. — 6 Prov 18, 19. — 7 Gal 6, 2. — 8 San Ignacio de Antioquía, Epístola a San Policarpo, 1, 3, — 9 San Agustín, Confesiones, 10, 4, 6. — 10 San Gregorio Magno, Moralia, 19, 21, 33. — 11 Cfr. Liturgia de las Horas, Domingo IV de Cuaresma. Preces de las II Vísperas. — 12 Eclo 4, 12. — 13 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 460. — 14 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre la Epístola a Filemón, 21. — 15 1 Jn 3, 16. — 16 Jn 13, 34-35. — 17 Ch. Lubich, Meditaciones, p. 46.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Alberto Magno
Doctor de la Iglesia
Año 1280
La Virgen Santísima nos conceda como a su buen devoto San Alberto,
el don de la sabiduría, para hacer mucho bien.
El primer paso para adquirir sabiduría es
tener un gran deseo de instruirse
(S. Biblia. Proverbios).
Alberto significa: "de buena familia" (Al = familia. Bert = buena).
Ya en su tiempo la gente lo llamaba "El Magno", el grande, el magnífico, por la sabiduría tan admirable que había logrado conseguir. Lo llamaban también "El Doctor Universal" porque sabía de todo: de ciencias religiosas, de ciencias naturales, de filosofía, etc. Era geógrafo, astrónomo, físico, químico y teólogo. La gente decía "Sabe todo lo que se puede saber" y le daba el título de "milagro de la época", "maravilla de conocimientos" y otros más.
Tuvo el honor San Alberto de haber sido el maestro del más grande sabio que ha tenido la Iglesia Católica, Santo Tomás de Aquino, y esto le aumentó su celebridad. El descubrió el genio que había en el joven Tomás.
Nació en Alemania en 1206. Era de familia rica y de importancia en el gobierno y en la alta sociedad. Su padre era Conde, o sea gobernador de la región. Estudió en la Universidad de Padua. Allí se encontró con el más grande pescador de vocaciones, el beato Jordán de Sajonia, sucesor de Santo Domingo, y aunque el papá de Alberto se oponía a que su hijo se hiciera religioso, sin embargo la personalidad de Jordán fue tan impresionante para él, que dejó todo su futuro de hacendado, político y hombre de mundo, y entró de religioso con los Padres Dominicos.
Él mismo contaba que de joven le costaban los estudios y por eso una noche dispuso huir del colegio donde estudiaba. Pero al tratar de huir por una escalera colgada de una pared, en la parte de arriba, le pareció ver a Nuestra Señora la Virgen María que le dijo: "Alberto, ¿por qué en vez de huir del colegio, no me rezas a Mí que soy 'Trono de la Sabiduría?'.
Si me tienes fe y confianza, yo te daré una memoria prodigiosa. Y para que sepas que sí fui yo quien te la concedí, cuando ya te vayas a morir, olvidarás todo lo que sabías". Y así sucedió. Y al final de su vida, un día en un sermón se le olvidó todo lo que sabía, y dijo: "Es señal de que ya me voy a morir, porque así me lo anunció la Virgen Santísima". Y se retiró de sus labores y se dedicó a orar y a prepararse para morir, y a los pocos meses murió.
En Colonia, en París y en varias otras universidades fue profesor brillantísimo y de muchas naciones iban estudiantes a escuchar sus clases. Él tuvo el mérito de haber separado la teología de la filosofía, y de haber descubierto que el filósofo Aristóteles tiene un gran parecido con las ideas cristianas (lo cual perfeccionará luego su discípulo Santo Tomás).
Escribió 38 volúmenes, de todos los temas. Teología, filosofía, geografía, química, astronomía, etc. Era una verdadera enciclopedia viviente.
Fue nombrado superior provincial de su comunidad de Dominicos. Y el Sumo Pontífice lo nombró Arzobispo de Ratisbona, pero a los dos años renunció a ese cargo para dedicarse a dar clases y escribir, que eran sus oficios preferidos.
Habiendo sido de familia muy rica y de alta posición social, recorrió Alemania predicando, y viajando de limosna y hospedándose donde le dieran posada como a un limosnero. Era una buena práctica para aumentar la virtud de la humildad.
El 15 de noviembre de 1280, mientras charlaba tranquilamente con unos religiosos de su comunidad, quedó muerto plácidamente. Tenía 74 años. Dejaba fama de haber sido más sabio que todos los sabios de su tiempo. Todas las enseñanzas tenían por fin llevar el alma hacia Dios que es amor.
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Fuente: Wikipédia
Eugenio de Toledo, Santo Obispo y mártir, 15 Noviembre
Obispo, escritor y poeta español de la época visigoda. Es uno de los Padres de la Iglesia hispánica. |
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Leopoldo de Austria, Santo Príncipe, 15 Noviembre
Noviembre 15
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Fuente: Vatican.va
María de la Pasión, Beata Religiosa fundadora, 15 de noviembre
Maria della Passione (1839-1904) |
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José Mkasa Balikuddembé, Santo Mártir, 15 Noviembre
En Mengo, lugar de Uganda, san José Mkasa Balikuddembé, mártir, que siendo al consejero del rey por lo administraba el palacio real, recibió el bautismo y ganó a muchos jóvenes para Cristo y defendió a los niños de la corte de las pasiones viciosas del rey Mwenga, y, debido a esto, el rey, enfurecido, ordenó degollarle a los veinticinco años de edad (1885). |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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