miércoles, 21 de noviembre de 2012

[ † ] Miércoles 21 de Noviembre de 2012. Fiesta de la Presentación de María en el Templo! (memoria)

JMJ
Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 46-50

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus parientes se acercaron y trataban de hablar con él. Alguien le dijo entonces a Jesús:
"Oye, ahí fuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar contigo".
Pero él respondió al que se lo decía:
"¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?"
Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo:
"Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

Dia 21/11 La Presentación de la Virgen María (blanco)

Antífona de Entrada

Te aclamamos, santa Madre de Dios, porque has dado a luz al Rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos.

Oración Colecta

Oremos:
Señor, concede a tus hijos gozar siempre de completa salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de la gloriosa siempre Virgen María, líbranos de las tristezas de esta vida y concédenos disfrutar de las alegrías eternas.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Regocíjate, Jerusalén, pues vengo a vivir en medio de ti

Lectura del libro del profeta Zacarías
2, 14-17

Canta de gozo y regocíjate, Jerusalén, pues vengo a vivir en medio de ti, dice el Señor. Muchas naciones se unirán al Señor en aquel día; ellas también serán mi pueblo y yo habitaré en medio de ti y sabrás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti. El Señor tomará nuevamente a Judá como su propiedad personal en la tierra santa y Jerusalén volverá a ser la ciudad elegida.
¡Que todos guarden silencio ante el Señor, pues él se levanta ya de su santa morada!
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo Lucas 1

Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre.

Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre.

Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre. Y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen.
Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre.

Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero. Destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada.
Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre.

Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abrahán y a su descendencia, para siempre.
Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

Señalando con la mano a sus discípulos, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos.

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 46-50

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus parientes se acercaron y trataban de hablar con él. Alguien le dijo entonces a Jesús:
"Oye, ahí fuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar contigo".
Pero él respondió al que se lo decía:
"¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?"
Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo:
"Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Padre lleno de bondad, que nos socorra el inmenso amor de tu Hijo unigénito para que, quien al nacer de la Virgen María, no menoscabó la integridad de la Madre, sino que la consagró, nos libre de nuestras culpas y haga aceptable a ti nuestra ofrenda.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

La Iglesia alaba a Dios con las palabras de María

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias y proclamar que eres admirable en la perfección de todos tus santos, y de un modo singular en la perfección de la Virgen María.
Por eso, al celebrarla hoy, queremos exaltar tu generosidad inspirados en su propio cántico,
pues en verdad, has hecho maravillas por toda la tierra, y prologaste tu misericordia de generación en generación, cuando, complacido en en la humildad de tu sierva, nos diste por su medio al autor de la vida, Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.
Por él,
los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en tu presencia.
Permítenos unirnos a sus voces cantando tu alabanza:

Antífona de la Comunión

Dichosa tú, Virgen María, que llevaste en tu seno al creador del universo, diste a luz al que te creó y permaneces virgen para siempre.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, al recibir el sacramento celestial en esta festividad de la santísima Virgen María, te pedimos que nos concedas celebrar dignamente, a imitación suya, el misterio de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

 

mie 33a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Sálvanos, Señor Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones; para que podamos agradecer tu poder santo y sea nuestra gloria alabarte.

Oración Colecta

Oremos:
Señor, Dios nuestro, concédenos amarte con todo el corazón y, con el mismo amor, amar a nuestros prójimos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Santo es el señor, Dios todopoderoso; el que era, el que es y el que ha de venir

Lectura del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan
4, 1-11

Yo, Juan, tuve una visión: Vi una puerta abierta en el cielo, y la voz que había oído antes, semejante al sonido de una trompeta, decía: 
"Sube aquí y te mostraré lo que va a suceder después".
Entonces caí en éxtasis y vi un trono colocado en el cielo y alguien sentado en el trono. El que estaba sentado brillaba como piedra preciosa transparente, y una aureola parecida a la esmeralda rodeaba el trono. Alrededor del trono había otros veinticuatro tronos, en los que estaban sentados veinticuatro ancianos vestidos de blanco y con coronas de oro en la cabeza. Del trono salían relámpagos y truenos retumbantes; siete lámparas de fuego, que son los siete espíritus de Dios, ardían ante al trono, y delante había también una especie de mar transparente como de cristal. 
En medio del trono y a su alrededor había cuatro seres vivientes llenos de ojos por delante y por detrás: el primero se parecía a un león, el segundo a un toro, el tercero tenía cara de los hombre, y el cuarto parecía un águila en vuelo. Cada uno de cuatro seres vivientes tenía seis alas, y estaban llenos de ojos por fuera y por dentro. Y día y noche proclamaban sin cesar: 
"Santo, Santo, Santo, Señor Dios todopoderoso; el que era, el que es y el que ha de venir".
Y cada vez que los seres vivientes alababan, bendecían y glorificaban al que está sentado en el trono y vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postraban ante el que está sentado en el trono, adoran al que vive por los siglos de los siglos, y depositaban sus coronas ante el trono, diciendo:
"Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder. Tú creaste todas las cosas; y por tu voluntad existían y fueron creadas".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 150, 1-2.3-4.5-6

Santo, Santo, Santo es el Señor.

Alaben a Dios en su templo, alábenlo en su augusto firmamento. Alábenlo por sus magníficas hazañas, alábenlo por su inmensa grandeza.
Santo, Santo, Santo es el Señor.

Alábenlo al son de trompetas, alábenlo con arpas y cítaras, alábenlo con danzas y tambores, alábenlo con liras y flautas.
Santo, Santo, Santo es el Señor.

Alábenlo con platillos sonoros, alábenlo con platillos vibrantes. ¡Que todo ser viviente alabe al Señor!
Santo, Santo, Santo es el Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya. 
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.
Aleluya.

Evangelio

¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 
19, 11-28

Gloria a ti, Señor.

Por aquel tiempo, como ya se acercaba Jesús a Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a manifestarse de un momento a otro, les dijo esta parábola:
"Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey y volver después. Llamó a diez empleados suyos y a cada uno le dio una importante cantidad de dinero, diciéndoles: 
"Hagan negocio mientras regreso".
Pero sus compatriotas lo aborrecían y enviaron detrás de él unos delegados a decir que no lo querían como rey. Cuando regresó con el título de rey, mandó llamar a los empleados a quienes había entregado el dinero, para saber cuánto había ganado cada uno. Se presentó el primero y dijo: 
"Señor, tu dinero ha producido diez veces más". 
El le contestó: 
"Muy bien, eres un buen empleado; puesto que has sido fiel en lo poco, serás gobernador de diez ciudades".
Se presentó el segundo y dijo: 
"Señor, tu dinero ha producido cinco veces más".
Y también a éste le dijo: 
"Tú serás gobernador de cinco ciudades".
Se presentó el tercero y dijo:
"Señor, aquí está tu dinero; lo he tenido guardado en un pañuelo; te tenía miedo porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no invertiste y cosechas lo que no sembraste".
El rey le contestó:
"Por tu propia boca te condeno, empleado haragán. ¿Sabías que soy exigente, que reclamo lo que no invertí y cosecho lo que no sembré? Entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco, para que, al volver, lo recuperara con los intereses?"
Y dijo a los presentes: 
"Quítenle lo que le di y entrégenlo al que lo hizo producir diez veces más".
Le replicaron: 
"Señor, si ya tiene diez veces más". 
El les dijo: 
"Les aseguro que al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. En cuanto a mis enemigos, que no me querían como rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia"".
Dicho esto, Jesús prosiguió su camino hacia Jerusalén al frente de sus discípulos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor, Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, estos dones que te presentamos en señal de sumisión a ti, y conviértelos en el sacramento de nuestra redención. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

La alabanza, don de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues, aunque no necesitas nuestra alabanza, es don tuyo el que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, 
unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:

Antífona de la Comunión

Ven en ayuda de tu siervo y sálvame por tu misericordia, Señor; que no me arrepienta nunca de haberte invocado.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que el sacramento del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que acabamos de recibir, nos ayude, Señor, a vivir más profundamente nuestra fe. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

21 de noviembre

PRESENTACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN*

Memoria

— El sentido de la fiesta. La entrega de María.

— Nuestra entrega. Correspondencia a la gracia.

— Imitar a Nuestra Señora. Renovar la entrega.

I. Nada sabemos de la vida de Nuestra Señora hasta el momento en que se le aparece el Arcángel para anunciarle que ha sido elegida para ser Madre de Dios. Llena de gracia desde el primer momento de su Concepción Inmaculada, la existencia de María es completamente singular Dios la miró y la custodió en cada instante con un amor único e irrepetible y a la vez fue una Niña normal, que llenó de gozo a todos cuantos la trataron en la vida corriente de un pueblo no demasiado grande.

San Lucas, tan diligente en examinar todas las fuentes que le pudieran aportar noticias y datos, omite cualquier referencia a María Niña. Muy probablemente, Nuestra Señora nada dijo de sus años primeros porque poco había que contar: todo transcurrió en la intimidad de su alma, y en un diálogo continuo con su Padre Dios, que esperaba, sin prisas, el momento inefable y único de la Encarnación. «¡Madre! ¿Por qué ocultaste los años de tu primera juventud? Luego vendrán los Evangelios apócrifos e inventarán mentiras; mentiras piadosas, sí, pero al fin y al cabo imágenes falsas de tu ser verdadero. Y nos dirán que vivías en el Templo, que los ángeles te traían de comer y hablaban contigo... Y así te alejan de nosotros»1, ¡cuando estás tan cerca de nuestro vivir cotidiano!

La fiesta que hoy celebramos no tiene su origen en el Evangelio, sino en una antigua tradición. La Iglesia no ha querido aceptar las narraciones apócrifas que suponían a Nuestra Madre en el Templo, desde la edad de tres años, consagrada a Dios con un voto de virginidad. Pero sí acepta el núcleo esencial de la fiesta2, la dedicaciónque la Virgen hizo de sí misma al Señor, ya desde su infancia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde el primer instante de su concepción. Esta entrega plena de María a Dios conforme va creciendo sí que es real y ejemplar para nosotros, pues nos mueve a no reservarnos nada.

Hoy es la fiesta de la absoluta pertenencia de la Virgen a Dios y de su plena entrega a los planes divinos. Por esta plena pertenencia, que incluye la dedicación virginal, Nuestra Señora podrá decir al Ángel: no conozco varón3. Desvela delicadamente una historia de entrega que había tenido lugar en la intimidad de su alma. María es ya una primicia del Nuevo Testamento, en el que la excelencia de la virginidad sobre el matrimonio cobrará todo su valor, sin menguar la santidad de la unión conyugal, que Cristo mismo elevará a la dignidad de sacramento4.

Hoy le pedimos a Ella que nos ayude a hacer realidad cada día esa entrega del corazón que Dios nos pide, según nuestra peculiar vocación recibida de Dios. «Ponte en coloquio con Santa María, y confíale: ¡oh, Señora!, para vivir el ideal que Dios ha metido en mi corazón, necesito volar... muy alto, ¡muy alto!

»No basta despegarte, con la ayuda divina, de las cosas de este mundo, sabiendo que son tierra. Más incluso: aunque el universo entero lo coloques en un montón bajo tus pies, para estar más cerca del Cielo... ¡no basta!

»Necesitas volar, sin apoyarte en nada de aquí, pendiente de la voz y del soplo del Espíritu. Pero, me dices, ¡mis alas están manchadas!: barro de años, sucio, pegadizo...

»Y te he insistido: acude a la Virgen. Señora repíteselo: ¡que apenas logro remontar el vuelo!, ¡que la tierra me atrae como un imán maldito! Señora; Tú puedes hacer que mi alma se lance al vuelo definitivo y glorioso, que tiene su fin en el Corazón de Dios.

»-Confía, que Ella te escucha»5.

II. La Virgen María ha sido la criatura que ha tenido la intimidad más grande con Dios, la que ha recibido más amor de Él, la llena de gracia6. Nunca negó a Dios nada, y su correspondencia a las gracias y mociones del Espíritu Santo fue siempre plena. De Ella debemos aprender a darnos por entero al Señor, con plenitud de correspondencia generosa, en el estado y en la vocación que Dios nos ha dado, en el quehacer concreto que tenemos encomendado en el mundo. Ella es el ejemplo a imitar. «Tal fue María -enseña a este respecto San Ambrosio, que su vida, por sí misma, es para todos una enseñanza». Y concluía: «Tened, pues, ante los ojos, pintadas como una imagen, la virginidad y la vida de la Bienaventurada Virgen, en la que se refleja como en un espejo el brillo de la pureza y la fuerza misma de la virtud»7.

Nuestra Madre Santa María correspondía y crecía en santidad y gracia. Habiendo estado llena de los dones divinos desde el primer instante, en la medida en que era fidelísima a las mociones que el Espíritu Santo le otorgaba, alcanzaba una nueva plenitud. Solo en Nuestro Señor no existió aumento o progreso de la gracia y de la caridad, porque Él tenía la plenitud absoluta en el momento de la Encarnación8; como enseña el II Concilio de Constantinopla, sería falsa y herética la afirmación: Jesucristo se hizo mejor por el progreso de las buenas obras9. María, por el contrario, fue creciendo en santidad en el curso de su vida terrena. Más aún, existió en su vida un progreso espiritual siempre creciente, que fue aumentando en la medida en que se acercaban los grandes acontecimientos de su vida aquí en la tierra: Encarnación de su Hijo, Corredención en el Calvario... Asunción a los Cielos.

Así ha ocurrido en el alma de los santos: cuanto más cerca van estando de Dios, más fieles son a las gracias recibidas y más rápidoscaminan hacia Él. «Es el movimiento uniformemente acelerado, símbolo del progreso espiritual de la caridad en un alma que en nada se retrasa, y que camina cada vez más rápido hacia Dios cuanto más se le acerca, cuanto más es atraída por Él»10. Así ha de ser nuestra vida, pues el Señor nos llama a la santidad allí donde nos encontramos. Y serán precisamente las alegrías y las penas de la vida las que nos sirvan para ir cada vez más de prisa a Dios, correspondiendo a las gracias que recibimos. Las dificultades normales del trabajo, el trato con las personas que vemos todos los días, los pequeños servicios de la convivencia, las noticias que recibimos... han de ser motivos para amar cada día más al Señor. La Virgen nos invita hoy a no dejar nada escondido en el fondo del corazón que no sea de Dios por entero: «Señor, quita la soberbia de mi vida; quebranta mi amor propio, este querer afirmarme yo e imponerme a los demás. Haz que el fundamento de mi personalidad sea la identificación contigo»11, que cada día esté un poco más cerca de Ti. Dame esa prisa de los santos por crecer en tu Amor.

III. Nuestra Señora se dedicó por entero a Dios movida por el Espíritu Santo, y quizá lo hizo a esa edad en que los niños comienzan a tener uso de razón, que en Ella, llena de gracia, debió de ser de una particular luminosidad; o quizá desde siempre... sin que mediara ningún acto formal. «Sobrado conocido tenía afirma San Alfonso M.ª de Ligorio, la niña María, que Dios no acepta corazones divididos, sino que los quiere por completo consagrados a su amor en conformidad con el precepto divino: Amarás a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas (cfr. Dt 6, 5), por lo que, desde el momento en que empezó a vivir, comenzó a amar a Dios con todas sus fuerzas y se le entregó por completo»12. María siempre perteneció a Dios; y esta pertenencia cada vez debió de ser más consciente, con un amor que alcanzaba en toda ocasión y circunstancia una nueva plenitud.

Hoy puede ser una buena oportunidad todos los días lo son para que, meditando en esta fiesta de María, en la que se pone de manifiesto su completa dedicación al Señor, renovemos nosotros nuestra entrega a Dios en medio de los normales quehaceres cotidianos, en el lugar en el que nos ha puesto el Señor. Pero hemos de tener en cuenta que todo paso adelante en nuestra unión con Dios ha de pasar necesariamente por un trato más frecuente con el Espíritu Santo, Huésped de nuestra alma, a quien Nuestra Señora fue tan dócil a lo largo de su vida. Hoy, para pedir esta gracia, nos puede ayudar la oración que compuso para su devoción personal San Josemaría Escrivá: «Ven, ¡oh Santo Espíritu!: ilumina mi entendimiento, para conocer tus mandatos; fortalece mi corazón contra las insidias del enemigo; inflama mi voluntad... He oído tu voz, y no quiero endurecerme y resistir, diciendo: después... mañana.Nunc coepi! ¡Ahora!, no vaya a ser que el mañana me falte.

»¡Oh, Espíritu de verdad y de sabiduría, Espíritu de entendimiento y de consejo, Espíritu de gozo y de paz!: quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero como quieras, quiero cuando quieras...»13.

Pidamos también a Nuestra Señora que haya mucha gente que, dócil al Espíritu Santo, se dé por entero al Señor, como Ella, desde su primera juventud.

1 S. Muñoz Iglesias, El Evangelio de María, Palabra, 2.ª ed., Madrid 1973, p. 22. — 2Cfr. Pablo VI, Exhort. Apost. Marialis cultus, 2-II-1974, 8. — 3 Cfr. Lc 1, 34. — 4 Cfr.Conc. Vat. II. Const. Gaudium et spes, 48. — 5 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 994. — 6 Oración colecta de la Misa. — 7 San Ambrosio, Sobre las vírgenes, II, 2. — 8 Cfr.R. Garrigou-Lagrange, La Madre del Salvador, p. 100. — 9 Cfr. Conc. Constantinopolitano II, Dz. 224. — 10 Ibídem, 103. — 11 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 31. — 12 San Alfonso M.ª de Ligorio, las glorias de María, II, 3. —13 San Josemaría Escrivá, Postulación para su Causa de Beatificación y Canonización. Registro Histórico del fundador, 20172, p. 145.

* En este día se recuerda la consagración de la iglesia de Santa María la Nueva, construida cerca del Templo de Jerusalén, para conmemorar la dedicación que la Virgen -según una piadosa tradición- hizo de sí misma al Señor, ya desde su infancia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su Concepción Inmaculada. En el siglo xiv se introdujo la fiesta en Occidente.

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33ª semana. Miércoles

¡QUEREMOS QUE CRISTO REINE!

— Instaurar en Cristo todas las cosas.

— El rechazo de Jesús.

— Extender el reinado de Cristo.

I. Estaba Jesús cerca de Jerusalén y muchos esperaban una llegada inminente del Reino de Dios, un reino –según esa falsa opinión– de carácter temporal. El Señor, pensaban, entraría triunfalmente en la ciudad después de vencer al poder romano, y ellos tendrían un puesto privilegiado cuando llegara ese momento. Esta ilusión, tan alejada de la realidad, era una prolongación de la mentalidad existente en muchos círculos judíos de la época. Para corregir a fondo ese error, Jesús expuso una parábola, que recoge el Evangelio de la Misa1.

Un hombre de origen noble marchó a un país lejano a recibir la investidura real. Era costumbre que los reyes de territorios dependientes del imperio romano recibieran el poder real de manos del emperador, y a veces tenían incluso que ir a Roma. En la parábola, este personaje ilustre dejó la administración de su territorio a diez hombres de su confianza y se marchó a recibir la investidura. Les dio diez minas. La mina no era una moneda acuñada, pero sí se utilizaba como unidad contable; equivalía a 35 gramos de oro. Estos hombres recibieron un encargo: Negociad hasta mi vuelta. Se trataba de hacer rendir su pequeño tesoro. Y estos hombres cumplieron su encargo: hicieron préstamos con interés, visitaron ferias, compraron y vendieron. Trabajaron bien para su señor durante semanas, meses y años... Y esto es lo que sigue haciendo la Iglesia desde Pentecostés, donde recibió el inmenso Don del Espíritu Santo y, con Él, enviado por Cristo, la infalible Palabra de Dios, la fuerza de los sacramentos, las indulgencias... «En veinte siglos se ha trabajado mucho; no me parece ni objetivo, ni honrado –comentaba San Josemaría Escrivá–, el afán de algunos por menospreciar la tarea de los que nos precedieron. En veinte siglos se ha realizado una gran labor y, con frecuencia, se ha realizado muy bien. Otras veces ha habido desaciertos, regresiones, como también ahora hay retrocesos, miedo, timidez, al mismo tiempo que no falta valentía, generosidad. Pero la familia humana se renueva constantemente; en cada generación es preciso continuar con el empeño de ayudar a descubrir al hombre la grandeza de su vocación de hijo de Dios, es necesario inculcar el mandato del amor al Creador y a nuestro prójimo»2. La vida es un tiempo para hacer fructificar los bienes divinos.

Nos toca a nosotros, a cada cristiano, hacer rendir ahora el tesoro de gracias que el Señor deposita en nuestras manos, mientras «vivificados y reunidos en su Espíritu, caminamos como peregrinos hacia la consumación de la historia humana, la cual coincide plenamente con su amoroso designio: Restaurar en Cristo todas las cosas, las de los cielos y las de la tierra (Ef 1, 10)»3. Este es nuestro cometido mientras el Señor vuelve para cada uno en el momento, quizá no muy lejano, de la muerte: procurar con empeño que el Señor esté presente en todas las realidades humanas. Nada es ajeno a Dios, pues todas las cosas han sido creadas por Él, y a Él se dirigen, conservando su propia autonomía: los negocios, la política, la familia, el deporte, la enseñanza...

Vengo presto -nos dice hoy el Señor-, y conmigo mi recompensa, para dar a cada uno según sus obras. Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin4. Solo en Él encuentra sentido nuestro quehacer aquí en la tierra. La Iglesia entera, y cada cristiano, es depositaria del tesoro de Cristo: crece la santidad de Dios en el mundo cuando cada uno luchamos por ser fieles a nuestros deberes, a los compromisos que, como ciudadanos, como cristianos, hemos contraído.

II. Mientras aquellos administradores fieles procuraban con empeño hacer rendir el tesoro de su señor, muchos ciudadanos de aquel país le odiaban y enviaron una embajada tras él para decirle: no queremos que este reine sobre nosotros. El Señor debió de introducir con mucha pena estas palabras en medio del relato, pues habla de Sí mismo en la parábola: Él es el hombre ilustre que se marcha a tierras lejanas. Jesús veía en los ojos de muchos fariseos un odio creciente y el rechazo más completo. Cuanto mayor era su bondad y mayores las muestras de su misericordia, más aumentaba la incomprensión que se advertía en muchos rostros. ¡Qué duro debió de resultar para el Maestro aquel rechazo tan frontal, que alcanzará su punto culminante en la Pasión, poco tiempo más tarde!

Quiere también expresar el Señor el rechazo que había de sufrir por tantos a lo largo de los siglos. ¿Es acaso menor el que se da en esta época nuestra? ¿Son acaso pequeños el odio y la indiferencia? En la literatura, en el arte, en la ciencia..., en las familias..., parece oírse un griterío gigantesco: nolumus hunc regnare super nos!, ¡no queremos que este reine sobre nosotros! Él, «que es autor del universo y de cada una de las criaturas, y que no se impone dominando: mendiga un poco de amor, mostrándonos, en silencio, sus manos llagadas.

»¿Por qué, entonces, tantos lo ignoran? ¿Por qué se oye aún esa protesta cruel: nolumus hunc regnare super nos (Lc 19, 14), no queremos que este reine sobre nosotros? En la tierra hay millones de hombres que se encaran así con Jesucristo o, mejor dicho, con la sombra de Jesucristo, porque a Cristo no lo conocen, ni han visto la belleza de su rostro, ni saben la maravilla de su doctrina.

»Ante ese triste espectáculo, me siento inclinado a desagraviar al Señor. Al escuchar ese clamor que no cesa y que, más que de voces, está hecho de obras poco nobles, experimento la necesidad de gritar alto: oportet illum regnare! (1 Cor 15, 25), conviene que Él reine (...). El Señor me ha empujado a repetir, desde hace mucho tiempo, un grito callado: serviam!, serviré. Que Él nos aumente esos afanes de entrega, de fidelidad a su divina llamada –con naturalidad, sin aparato, sin ruido–, en medio de la calle. Démosle gracias desde el fondo del corazón. Dirijámosle una oración de súbditos, ¡de hijos!, y la lengua y el paladar se nos llenarán de leche y de miel, nos sabrá a panal tratar del Reino de Dios, que es un Reino de libertad, de la libertad que Él nos ganó (cfr. Gal 4, 3l)»5. Serviremos a Nuestro Señor como a nuestro Rey y Señor, como al Salvador de la Humanidad entera y de cada uno de nosotros. Serviam! ¡Te serviré, Señor!, le decimos en la intimidad de nuestra oración.

III. Al cabo de un tiempo volvió aquel señor con la investidura real; entonces, recompensó espléndidamente a aquellos siervos que se afanaron por hacer rendir lo que recibieron, y castigó duramente a quienes en su ausencia le rechazaron y a uno de los administradores que malgastó el tiempo y no hizo rendir la mina que había recibido. «El mal siervo no se aplicó y nada devolvió; no honró a su amo y fue castigado. Glorificar a Dios es, por el contrario, dedicar las facultades que Él me ha dado a conocerle, amarle y servirle, y de esta manera devolverle todo mi ser»6. Este es el fin de nuestra vida: dar gloria a Dios ahora aquí en la tierra con lo que tenemos encomendado, y luego en la eternidad con la Virgen, los ángeles y los santos. Si tenemos esto presente, ¡qué buenos administradores seremos de los dones que el Señor ha querido darnos para que con ellos nos ganemos el Cielo!

«Nunca os pesará haberle amado», solía repetir San Agustín7. El Señor es buen pagador ya en esta vida cuando somos fieles. ¡Qué será en el Cielo! Ahora nos toca extender ese reinado de Cristo en la tierra, en medio de la sociedad en que nos movemos: en la familia, en el trabajo, entre los vecinos, en los compañeros de Universidad o de taller, entre los clientes, en los alumnos... Muy especialmente entre aquellos que de alguna manera tenemos encomendados. «A vuestros pequeños no los dejéis de la mano; contribuid a la salvación de vuestro hogar con todo esmero»8, aconsejaba vivamente el santo obispo de Hipona.

En estos días, mientras esperamos la Solemnidad de Cristo Rey, nos podemos preparar repitiendo algunas jaculatorias: Regnare Christum volumus!, ¡queremos que reine Cristo!, y queremos en primer lugar que ese reinado sea una realidad en nuestra inteligencia, en nuestra voluntad, en nuestro corazón, en todo nuestro ser9. Por eso le pedimos: «Señor mío Jesús: haz que sienta, que secunde de tal modo tu gracia, que vacíe mi corazón..., para que lo llenes Tú, mi Amigo, mi Hermano, mi Rey, mi Dios, ¡mi Amor!»10.

1 Lc 19, 11-28. — 2 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 121. — 3 Conc. Vat. II, Const. Gaudium el spes, 45. — 4 Apoc 22, 12-13. — 5 San Josemaría Escrivá, o. c., 179, — 6 J. Tissot, La vida interior, p. 102. — 7 Cfr. San Agustín, Sermón 51, 2. —8 ídem, Sermón 94. — 9 Cfr. Pío XI, Enc. Quas primas, 11-XII-1925. — 10 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 913.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

La Presentación de la
S
antísima Virgen María 
e
n el Templo

21 de noviembre

Honramos hoy la Presentación en el Templo de aquella Niña de bendición. 

Los orígenes de esta fiesta hay que buscarlos en una piadosa tradición que surge en el escrito apócrifo llamado el "Protoevangelio de Santiago".  Según este documento la Virgen María fue llevada a la edad de tres años por sus padres San Joaquín y Santa Ana. Allí, junto a otras doncellas y piadosas mujeres, fue instruida cuidadosamente respecto la fe de sus padres y  sobre los deberes para con Dios. 

Históricamente, el origen de esta fiesta fue la dedicación de la Iglesia de Santa María la Nueva en Jerusalén , en el año 543. Todo eso se viene conmemorando en Oriente desde el siglo VI, y hasta habla de ello el emperador Miguel Comeno en una Constitución de 1166.

Un gentil hombre francés, canciller en la corte del Rey de Chipre, habiendo sido enviado a Aviñón en 1372, en calidad de embajador ante el Papa Gregorio XI, le contó la magnificencia con que en Grecia celebraban esta fiesta el 21 de noviembre. El Papa entonces la introdujo en Aviñón, y Sixto V la impuso a toda la Iglesia. 

 



Oración

Oh Dios, que quisiste que en este día 
fuese presentada en el templo la Santísima 
Virgen María, morada del Espíritu Santo: 
suplicámoste por su intercesión nos concedas 
merecer ser presentados en el templo de 
tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo. 

Amén.

 


Presentación de María en el Protoevangelio de Santiago

Página especial de la Virgen María

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Marino (Mauro) de Parenzo (Porec), Santo Obispo, Noviembre 21  

Marino (Mauro) de Parenzo (Porec), Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Porec, de Istria (Croacia), san Marino, obispo y mártir (c. s. IV).

Una de las iglesias más bonita de Italia, ente tantas como hay, es la dedicada a san Vidal. En el mosaico del ábside, junto a la Virgen y al Niño Jesús, está la figura de san Mauro, al que está dedicada la iglesia.

Tiene en su mano la corona del martirio.

¿Quién fue este santo?

No solamente fue mártir, sino también obispo como lo atestiguan dos inscripciones que se refieren a la construcción de la iglesia y el traslado del santo a la misma.

Fue obispo de Parenzo al final de las persecuciones de Diocleciano.

Según la leyenda, este obispo vino de Africa, teniendo en cuenta la etimología de su nombre ("moro").

Fue un joven cristiano desde su infancia. Llevado por su amor a Dios, se consagró a él como monje en un monasterio, en el que estuvo 18 años.

Después salió para hacer una peregrinación a Roma, y de aquí se fue a Istria para ser elegido obispo.

Sufrió mucho durante las persecuciones por defender con su vida el testimonio de su fe en Cristo Jesús.

Fue arrestado y condenado a muerte. Los mismos cristianos recogieron su cuerpo para darle sepultura en el cementerio.

Dos siglos posteriores, un obispo sucesor, Eufrasio, mandó edificar una iglesia en su honor y llevaron allá sus reliquias. Buena parte de ellas se las llevaron a Roma en el siglo VII.

Actualmente están en San Juan de Letrán. Su culto y devoción se extendieron muy pronto.

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Demetrio de Rostov, Santo Biografía, 21 de noviembre  

Noviembre 21

 

Etimológicamente significa "madre de la tierra". Viene de la lengua eslava y griega.

Jesús dice: "El que beba el agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, pues el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para la vida eterna".

Lo que de verdad lo ha hecho célebre en su país, ha sido la obra "Flor de los Santos", que es todo un clásico de la prosa ruda al mismo tiempo que un libro de piedad.

Comenzó por la redacción de san Cirilo de Kiev en donde se hizo monje a los 17 años.

Cuando apareció el primer volumen, fue acogido con un aplauso general.

Pedro el Grande le envió un buen regalo para recompensarle.

El patriarca de Moscú le envió la bendición porque decía que no le había gustado, ya que en él había ideas católicas de Roma.

El día más triste de la vida de Demetrio fue el día en el cual el zar le nombró metropolita de Siberia con el fin de evangelizar esta región inmensa y la China.

El tomo III de la "Flor de los santos" acababa de aparecer (1700).

El pobre monje, al que sólo le gustaba el estudio y la contemplación, s puso en camino llorando. Cayó enfermo en Moscú.

Pedro el Grande fue a visitarlo. Demetrio le dijo que no había biblioteca en Siberia.

El zar le nombró metropolita de Rostov, diócesis en la que abundaban los sacerdotes estúpidos, borrachos y en donde las mujeres y los niños no comulgaban nunca.

Veían raro a un obispo tan bueno. Murió a los cuatro años de la publicación de su cuarto tomo (1705).
S lo encontraron muerto de rodillas.

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Fuente: Corazones.org
Nuestra Sra. de la Presentación del Quinche Patrona del Ecuador, 21 Noviembre  

Nuestra Sra. de la Presentación del Quinche

La imagen de Nuestra Señora de la Presentación del Quinche es una hermosa escultura en madera, tallada en el siglo XVI por Don Diego de Robles, extraordinario artista al que se deben otras imágenes de María de gran popularidad y veneración.

Según algunos testimonios, la Virgen se apareció a los indios en una cueva prometiéndoles librarlos de los peligrosos osos que devoraban a los niños. Por otra parte, los que habían encargado la confección de la imagen a Don Diego, no le pagaron por ella, por lo que decidió entonces dársela en vez a los indios oyacachis a cambio de unos tablones de fino cedro que este necesitaba para sus trabajos. Los caciques quedaron admirados cuando vieron llegar a Diego Robles con la imagen de la Virgen a cuestas y reconocieron en ella los mismos rasgos de la Señora que se les había aparecido y les había hablado en la cueva. Sin duda, la Virgen quiso visitar primero a sus hijos mas pobres para atraerlos al Señor de los Señores quien ella lleva en sus brazos.

Quince años permaneció la imagen al cuidado de los indios hasta que en 1604, el obispo del lugar ordenó su traslado al poblado del Quinche, de donde finalmente tomó su nombre. La imagen, que es una fina talla en madera de cedro de unos 62 cm. de alto, está revestida por un amplio y hermoso ropaje de brocado cubierto de gemas, y bordado con hilos de oro y plata que sólo dejan ver su rostro moreno y apacible. La Virgen lleva un cetro en la mano derecha y con la izquierda sostiene el Niño en actitud de bendecir, mientras sostiene una esfera de oro coronada por una cruz.

A los pies de la imagen, la peana y la gran media luna, ambas de plata pura, y las pesadas coronas imperiales de oro y piedras preciosas, manifiestan la generosidad del pueblo ecuatoriano que gusta ver a su patrona resplandeciente, vestida siempre con las mejores galas. El rostro de Jesús evoca las facciones de los niños mestizos de aquellas sierras. Mestizo es el color de la Madre, síntesis del alma del inca y del español. Su fina nariz está enmarcada por un delicado rostro ovalado de labios delgados y boca pequeña; sus ojos achinados y su mirada triste con los párpados entrecerrados o caídos le confieren una dulzura única. Por eso esta advocación es tan popular en Ecuador, especialmente entre los indios que llaman con afecto "la Pequeñita" a su protectora del cielo.

Es de admirar la variedad de cantos que se entonan en honor de la Virgen del Quinche, con textos en quechua, en jíbaro y en otros diversos dialectos de la región y también en castellano; muchos de ellos se cantan desde hace cuatro siglos. La imagen fue coronada en 1943 y su fiesta se celebra el 21 de noviembre.
El templo actual fue declarado Santuario Nacional en 1985.

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Fuente: ACI Prensa
Gelasio I, Santo IL Papa, 21 Noviembre  

Gelasio I, Santo

No se sabe si nació en África o era romano de origen, pero sí consta que fue elegido pontífice en el 492 y que reinó cuatro años y medio, distinguiéndose por su energía.

Parece que no es obra suya el Decreto Gelasiano que contiene una lista de los libros del canon bíblico, pero sí hay que atribuirle reformas litúrgicas y sin ninguna duda una actitud muy firme respecto a los herejes: combatió implacablemente a pelagianos, nestorianos y monofisitas, e hizo quemar los libros de los maniqueos.

También hombre de una pieza en el conflicto que le enfrentó a un obispo cismático de Constantinopla, afirmando en todo momento la primacía de la sede romana, sin olvidar que formuló con claridad, quizá por primera vez, la supeditación que en último término debe el poder temporal al espiritual.

Este esquemático repaso a sus actividades le señala como un papa que no perdía el tiempo y que en menos de un lustro dejó huella en todas las cuestiones relativas a la fe y a la disciplina. Su figura se ve así envuelta en un aura de inflexibilidad.

Aunque la idea más común acerca de ser santo se relaciona con blandas efusiones teñidas de sentimentalismo, la santidad estriba muchas veces en ser duro. San Gelasio, defendiendo el depósito de la fe y la Iglesia de Roma es inflexible, no retrocede ni una pulgada; y también ha pasado a la historia como "padre de los pobres", porque para él caridad significaba las dos cosas, ser de hierro custodiando la herencia de Dios y de cera y miel para las necesidades de sus hermanos.

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Fuente: Geocities.com/csfn_pgh
Francisca Siedliska, Beata Fundadora, 21 Noviembre  

Francisca Siedliska, Beata

María de Jesús, el Buen Pastor


Francisca nació en una orgullosa y noble familia polaca el 12 de Noviembre de 1842.

Cuando niña mostró profunda sensibilidad espiritual, parecía descontenta con el trajín social de su familia, cuando ella creció y se convirtió en una joven mujer, estos sentimientos florecieron en un intenso anhelo de Dios.

Pero su familia tenía otros planes para ella, en especial su padre, quien se sentía profundamente decepsionado por la aptitud que ella tenía con el nivel social de su familia.

Francisca luchó valientemente contra la desaprobación familiar y contra su propia mala salud hasta que ingresó a la vida religiosa a la edad de 30 años.

El Padre Leander Lendzian, un monje capuchino que había sido su director espiritual a lo largo de estos difíciles años, reconoce que su visión espiritual era muy especial. Ella le comentó que sentía que estaba llamada a establecer una nueva congregación.

Fiel a su lema "Hágase Tu Voluntad", fundó la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret en Roma en el año 1875.

Descubrió dentro de la Sagrada Familia el ejemplo perfecto de amorosa entrega a Dios.

Tomó el nombre religioso de María de Jesús, el Buen Pastor, ella y su nueva comunidad de hermanas establecieron 29 fundaciones antes de su muerte en 1902.

Después de la autentificación de un milagro atribuido a su intercesión, el Papa Juan Pablo II la beatificó el 23 de Abril de 1989, resaltandola como una mujer que dedicó su vida al amor a Jesús, María y José.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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