miércoles, 21 de noviembre de 2012

Jueves 22 de Noviembre de 2012. Beato Salvador y mártires armenios ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 41-44

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella y exclamó:
"¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, te atacarán por todas partes y te arrasarán; matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento en que Dios ha venido a salvarte". 
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

jue 33a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Dios mío, ven en mi ayuda; Señor, date prisa en socorrerme. Tú eres mi auxilio y mi salvación: Señor, no tardes.

Oración Colecta

Oremos:
Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

El cordero fue sacrificado y nos redimió con su sangre

Lectura del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan 5, 1-10

Yo Juan, vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi también un ángel poderoso que gritaba con fuerte voz: 
"¿Quién es digno de abrir el libro y romper sus sellos?"
Y nadie en el cielo, ni en la tierra ni debajo de la tierra podía abrir el libro y ver su contenido. Entonces lloré desconsoladamente, porque no se encontró a nadie digno de abrir el libro y ver su contenido. Y uno de los ancianos me dijo: 
"No llores; porque ha vencido el león de la tribu de Judá, el descendiente de David, y él abrirá el libro rompiendo sus siete sellos".
Vi entonces junto al trono, en medio de los cuatro seres vivientes y de los ancianos, un Cordero de pie con señales de haber sido degollado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Se acerco el Cordero y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono; y cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero; tenían cítaras y copas de oro llenas de incienso aromático, que son las oraciones de los santos. Y entonaron un cántico nuevo, diciendo:
"Eres digno de recibir el libro y romper sus sellos, porque fuiste degollado, y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua y nación; y los constituiste en reino de sacerdotes que servirán a nuestro Dios y reinarán sobre la tierra".
Palabra de Dios.
Gloria a ti, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 149, 1-2.3-4.5-6a. y 9b

Bendito sea el Señor.

Canten al Señor un canto nuevo, alábenlo en la asamblea de los fieles. Celebre Israel a su Creador, festejen los hijos de Sión a su Rey.
Bendito sea el Señor.

Que alaben su nombre con danzas, que toquen para él la pandereta y el arpa. Porque el Señor aprecia a su pueblo, concede a los débiles la victoria.
Bendito sea el Señor.

Que los fieles salten de alegría y hasta en sus lechos canten jubilosos: con vivas a Dios en la boca; será un honor para todos sus fieles.
Bendito sea el Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
No endurezcan su corazón como el día de la rebelión en el desierto, dice el Señor. 
Aleluya.

Evangelio

¡Si comprendieras lo que conduce a la paz!

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 41-44

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella y exclamó:
"¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, te atacarán por todas partes y te arrasarán; matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento en que Dios ha venido a salvarte". 
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Santifica, Señor, estos dones; y por medio del sacrificio de tu Hijo, transforma toda nuestra vida en una continua ofrenda. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Jesús, buen samaritano

En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.
También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso, 
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Nos has enviado un pan del cielo, Señor, que encierra en sí toda delicia y satisface todos los gustos.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Protege, Señor, continuamente a quienes renuevas y fortaleces con esta Eucaristía, y hazlos dignos de alcanzar la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

 

 

Dia 22/11 Santa Cecilia (virgen y mártir, rojo)

Antífona de Entrada

Este santa luchó hasta la muerte por la ley de Dios y no se aterrorizó ante la amenaza de los impíos, pues estaba afianzada sobre roca firme.

Oración Colecta

Oremos:
Dios omnipotente y misericordioso, que mantuviste firme en medio de los tormentos a tu santa mártir Cecilia, protege a quienes celebramos hoy su triunfo, para que no caigamos nunca en las tentaciones del enemigo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Yo te desposaré conmigo para siempre

Lectura del libro del profeta Oseas
2, 16. 17. 21-22

Esto dice el Señor:
"Yo conduciré a Israel, mi esposa infiel, al desierto y le hablaré al corazón. Ella me responderá allá, como cuando era joven, como el día en que salió de Egipto.
Israel, yo te desposaré conmigo para siempre. Nos uniremos en la justicia y la rectitud, en el amor constante y la ternura; yo te desposaré en la fidelidad y entonces tú conocerás al Señor".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 44

Escúchame, hija mía, y presta oído.

Escúchame, hija mía, y presta oído, olvida tu nación y tu familia: prendado está el rey de tu hermosura, ante él, que es tu Señor, la frente inclina. Escúchame, hija mía, y presta oído Revestida de oro y de brocados, majestuosa penetra la princesa; la llevan ante el rey y un grupo de doncellas va tras ella.
Escúchame, hija mía, y presta oído.

En gozoso cortejo del palacio del rey cruzan las puertas. A cambio de tus padres tendrás hijos que príncipes harás sobre la tierra.
Escúchame, hija mía, y presta oído.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Esta es la joven virgen previsora, a quien el Señor encontró en vela, y que, al llegar el Señor, entró con él a la boda.
Aleluya.

Evangelio

¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo
25, 1-13

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
"El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó un grito:
"¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!"
Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras:
"Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando.
Las previsoras les contestaron:
"No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo".
Mientras aquellas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron:
"Señor, señor, ábrenos".
Pero él les respondió:
"Yo les aseguro que no las conozco".
Por eso, estén preparados, porque no saben ni el día ni la hora".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Santifica, Señor, con tu bendición estas ofrendas y enciende en nosotros ese amor a ti, por el que tu santa mártir Cecilia fue capaz de soportar todos los tormentos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Testimonio y ejemplo de los mártires

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, nuestro Señor.
Porque la sangre de la gloriosa mártir santa Cecilia, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo.
Por eso,
como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga, dice el Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que el sacramento que hemos recibido nos dé, Señor, la misma fortaleza con la que tu santa mártir Cecilia fue fiel en tu servicio y generosa en el sufrimiento.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

33ª semana. Jueves

LAS LÁGRIMAS DE JESÚS

— Jesús no queda indiferente ante la suerte de los hombres.

— Humanidad Santísima de Cristo.

— Tener los mismos sentimientos de Jesús.

I. Descendía Jesús por la vertiente occidental del monte de los Olivos dirigiéndose al Templo. Le acompañaba una multitud llena de fervor que gritaba alabanzas al Mesías. En un momento dado, Jesús se paró y contempló la ciudad de Jerusalén que se extendía a sus pies. Y al ver la ciudad lloró sobre ella1. Es un llanto inesperado que rompió la alegría de todos. En aquel instante, el Señor vio cómo quedaba destruida años más tarde la ciudad que tanto amaba, porque no conoció el tiempo de su visitación. El Mesías había estado por sus calles, había enseñado la Buena Nueva, sus habitantes habían visto milagros..., y siguieron igual.¡Si conocieras en este día lo que puede traerte la paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Vendrán días en que tus enemigos te rodearán y te asediarán y te estrecharán por todas partes, y te arrasarán junto con tus hijos, porque no has conocido el tiempo en que Dios te ha visitado2.

A través de estas líneas se puede leer la angustia que oprimía el corazón del Señor. «Pero ¿por qué no entendía Jerusalén la gracia especialísima de conversión que se le ofrecía en aquel mismo día con el esplendor del triunfo de Jesús? ¿Por qué se obstinaba en cerrar los ojos a la luz? Ocasiones había tenido de reconocer a Jesús por su Mesías y su Redentor; esta que ahora se le da será la última. Si rechaza este postrer beneficio, todos los males descritos en la profecía caerán irremisiblemente sobre ella. Y rechazó, ¡oh dolor!, y todo se cumplió a la letra»3. El Señor se llena de aflicción, pues Él no queda indiferente ante la suerte de los hombres. Su pena es tan grande que sus ojos se cubrieron de lágrimas. Las palabras anteriores debieron de ser pronunciadas con un particular acento de dolor y de tristeza.

San Juan nos ha dejado constancia en otra ocasión de esas lágrimas de Jesús, que pueden ser tan consoladoras para nuestra alma. Llegó el Maestro a Betania, donde había muerto su amigo Lázaro. Allí se encontró con la hermana de Lázaro, María. Cuando Jesús la vio llorando se estremeció en su interior, se conmovió y dijo: ¿Dónde le habéis puesto? Le contestaron: Señor, ven y verás. En aquel momento Jesús da rienda suelta a su dolor por la muerte de aquel amigo, y comenzó a llorar. Los judíos presentes exclamaron: Mirad cómo le amaba4.

Jesús –perfecto Dios y hombre perfecto5– sabe querer a sus amigos, a sus íntimos y a todos los hombres, por los que dio la vida. Este amor que Jesús muestra en su aflicción es la expresión humana del amor que Dios tiene a los hombres, la manifestación sensible de la compasión con que nos mira. Y hoy, en este rato de oración, podemos contemplar la profundidad y la delicadeza de los sentimientos de Jesús, y comprender cómo Él no es indiferente a nuestra correspondencia a esa oferta de amistad y de salvación. No es indiferente a que vayamos cada día a visitarlo y permanezcamos junto a Él unos minutos delante del Sagrario; no es neutral ante el empeño diario por aumentar nuestra amistad con Él, ante el esfuerzo por vivir con esmero la caridad, por servirle en medio del mundo... ¡Tantas veces se hace el encontradizo con nosotros!

«El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente (...). El hombre que quiere comprenderse hasta el fondo a sí mismo (...) debe, con su inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad y pecaminosidad, con su vida y con su muerte, acercarse a Cristo. Debe, por decirlo así, entrar en Él con todo su ser, debe "apropiarse" y asimilar toda la realidad de la Encarnación y de la Redención para encontrarse a sí mismo. Si se actúa en él este hondo proceso, entonces él da frutos no solo de adoración a Dios, sino también de profunda maravilla de sí mismo. ¡Qué valor debe tener el hombre a los ojos del Creador, si ha merecido tener tan grande Redentor (Misal Romano, Himno Exsultet de la Vigilia pascual), si Dios ha dado a su Hijo, a fin de que él, el hombre, no muera sino que tenga la vida eterna (cfr. Jn 3, 16)!»6. No dejemos de tratar cada día a Jesús que nos espera. En Él se encuentra el fin de nuestra vida.

II. La vida cristiana consiste en una amistad creciente con Cristo, en imitarle, en hacer nuestra su doctrina. Seguir a Jesús no consiste en detenerse en difíciles especulaciones teóricas, ni tampoco en la mera lucha contra el pecado, sino en amarle con obras y sentirnos amados por Él, «porque Cristo vive: Cristo no es una figura que pasó, que existió en un tiempo y que se fue, dejándonos un recuerdo y un ejemplo maravillosos»7. Él vive ahora en medio de nosotros: le vemos con los ojos de la fe, le hablamos en la oración, nos escucha apenas hemos levantado la voz o el corazón hacia Él; no es indiferente a nuestras alegrías y pesares, pues «se unió, en cierto modo, con cada hombre por su encarnación. Con manos humanas trabajó, con mente humana pensó, con voluntad humana obró, con corazón de hombre amó. Nacido de María Virgen se hizo de verdad uno de nosotros, igual que nosotros en todo menos en el pecado. Cordero inocente, mereció para nosotros la vida derramando libremente su sangre y en Él el mismo Dios nos reconcilió consigo y entre nosotros mismos y nos arrancó de la esclavitud del diablo y del pecado. Así cada uno de nosotros puede decir con el Apóstol: El Hijo de Dios me amó y se entregó por mí (Gal2, 20)»8, por cada uno, como si no hubiera más hombres sobre la tierra. Su Humanidad Santísima es el puente que nos conduce a Dios Padre.

Hoy consideramos esas lágrimas de Jesús por aquella ciudad que tanto amó, pero que no conoció lo más importante de su historia: la visita del Mesías y los dones que llevaba para cada uno de sus habitantes. Y hemos de meditar también las ocasiones en las que nosotros personalmente le hemos llenado de aflicción por nuestros pecados, por las faltas de correspondencia a la gracia, por no haber sabido responder a tantas muestras de amistad. Y también las ocasiones en que nos ha echado de menos, como aquel día en que esperaba la vuelta de nueve leprosos que una vez curados se marcharon por otro camino y no volvieron. ¡Cuántas veces, quizá, ha quedado Jesús esperándonos!

Si no amamos a Jesús no podremos seguirle. Y para amarle hemos de meditar con frecuencia el Evangelio, donde se nos muestra profundamente humano y ¡tan cercano a todo lo nuestro! Unas veces le veremos cansado del camino9, sentado junto al pozo de Jacob, después de una larga caminata en un día caluroso, con sed real, que le dará ocasión para convertir a una mujer de Samaria y a muchos vecinos del pueblo de Sicar. Le contemplaremos con hambre, como el día en que, en el camino de Betania a Jerusalén, se acercó a una higuera que solo tenía hojas10; o agotado después de una jornada de intensa predicación a las gentes que no cesaban de acudir a Él, y era tal su cansancio que en medio incluso de un mar alborotado se quedó dormido sobre un cabezal en la popa11.

A lo largo de su vida irá aliviando las dolencias de quienes encuentra en su camino: vio una turba numerosa y sintió compasión de ellos, y curó a sus enfermos12. Aunque vino a salvar nuestras almas, no se olvida de los cuerpos. Para quererle y seguirle hemos de contemplarle: su vida es una inagotable fuente de amor, que hace fácil la entrega y la generosidad en su seguimiento. Y «cuando nos cansemos –en el trabajo, en el estudio, en la tarea apostólica–, cuando encontremos cerrazón en el horizonte, entonces, los ojos a Cristo: a Jesús bueno, a Jesús cansado, a Jesús hambriento y sediento. ¡Cómo te haces entender, Señor! ¡Cómo te haces querer! Te nos muestras como nosotros, en todo menos en el pecado: para que palpemos que contigo podremos vencer nuestras malas inclinaciones, nuestras culpas. Porque no importan ni el cansancio, ni el hambre, ni la sed, ni las lágrimas... Cristo se cansó, pasó hambre, estuvo sediento, lloró. Lo que importa es la lucha –una contienda amable, porque el Señor permanece siempre a nuestro lado– para cumplir la voluntad del Padre que está en los cielos (cfr. Jn 4, 34)»13.

III. El llanto de Jesús sobre Jerusalén encierra un profundo misterio. Ha expulsado demonios, curado enfermos, resucitado muertos, convertido a publicanos y pecadores, pero ante esta ciudad tropieza con la dureza de sus habitantes. Algo podemos entrever de lo que ocurría en su Corazón cuando hoy nos encontramos con la resistencia de tantos que se cierran a la gracia, a la llamada divina. «A veces, cara a esas almas dormidas, entran unas ansias locas de gritarles, de sacudirlas, de hacerlas reaccionar, para que salgan de ese sopor terrible en que se hallan sumidas. ¡Es tan triste ver cómo andan, dando palos de ciego, sin acertar con el camino!

»—Cómo comprendo ese llanto de Jesús por Jerusalén, como fruto de su caridad perfecta...»14.

Los cristianos proseguimos la obra del Maestro y participamos de los sentimientos de su Corazón misericordioso. Por eso, mirándole a Él, hemos de aprender a querer a nuestros hermanos los hombres, tratando a cada uno como es, en sus peculiares circunstancias, comprendiendo sus deficiencias cuando las haya, siendo siempre cordiales y estando disponibles para ayudar, para servir. De Cristo hemos de aprender a ser muy humanos, disculpando, alentando a seguir adelante, procurando –cada día– hacer la vida más grata y amable a los que comparten el mismo hogar, el mismo trabajo, idénticas aficiones, sacrificando los propios gustos, por legítimos que sean, cuando entorpecen la convivencia, interesándonos sinceramente por su salud y por su enfermedad... Y sobre todo nos preocupará especialmente el estado del alma de las personas que cada día tratamos, a quienes procuramos ayudar en su caminar hacia Cristo: a quienes están cerca de ti para que se aproximen más; a los que están lejos, para que emprendan el camino de vuelta hacia la casa del Padre. «No hay señal, no existe marca alguna que distinga mejor al cristiano, que el cuidado que tiene por sus hermanos»15, afirmaba San Juan Crisóstomo.

Hoy le pedimos a Nuestra Madre Santa María que nos dé un corazón semejante al de su Hijo, que no permanezca nunca indiferente ante la suerte de los que nos tratan cada día.

1 Lc 19, 41. — 2 Lc 19, 41-44. — 3 L. Cl. Fillion, Vida de Nuestro Señor Jesucristo, FAX, Madrid 1966, p. 713. — 4 Jn 11, 33-36. — 5 Símbolo Atanasiano. — 6 Juan Pablo II, Enc. Redemptor hominis, 4-III-1979, 10. — 7 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 102. — 8 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 22. — 9 Jn 4, 4. —10 Cfr. Mc 11, 12-13. — 11 Mc 4, 38. — 12 Mt 14, 14. — 13 San Josemaría Escrivá,Amigos de Dios, 201.  14 ídem, Surco, n. 210. — 15 San Juan Crisóstomo, Homilía 6, 3.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Santa Cecilia
Mártir
 Año 177

Santa Cecilia bendita, dile a Dios que también nosotros prefiramos 
mil muertes antes que ser infieles a nuestra santa religión.
No ofendas a nadie ni en mucho ni en poco (S. Biblia Ecl. 5, 15).

 

Por más de mil años Santa Cecilia ha sido muy venerada en la Iglesia Católica.
Una tradición muy antigua dice que pertenecía a una de las principales familias de Roma, que acostumbraba vestir una túnica de tela muy áspera y que había consagrado a Dios su virginidad.
Sus padres la comprometieron en matrimonio con un joven llamado Valeriano, pero Cecilia le dijo a éste que ella había hecho voto de virginidad y que si él quería ver al ángel de Dios debía hacerse cristiano. Valeriano se hizo instruir por el Papa Urbano y fue bautizado. Luego entre Cecilia y Valeriano convencieron a Tiburcio, el hermano de éste, y lograron que también se hiciera cristiano.
Las historias antiguas dicen que Cecilia veía a su ángel de la guarda. El alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido sepultar los cadáveres de los cristianos. Pero Valeriano y Tiburcio se dedicaron a sepultar todos los cadáveres de cristianos que encontraban. Por eso fueron arrestados. Llevados ante el alcalde, éste les pidió que declararan que adoraban a Júpiter. Ellos le dijeron que únicamente adoraban al verdadero Dios del cielo y a su Hijo Jesucristo. Entonces fueron ferozmente azotados y luego les dieron muerte. Los dos santos mártires animaban a los demás cristianos de Roma a sufrir con gusto todos los horrores, con tal de no ser infieles a la santa religión.
En seguida la policía arrestó a Cecilia y le exigió que renunciara a la religión de Cristo. Ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces fue llevada junto a un horno caliente para tratar de sofocarle con los terribles gases que salían de allí, pero en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa (quizás por eso la han nombrado patrona de los músicos). Visto que con este martirio no podían acabar con ella, el cruel Almaquio mandó que le cortaran la cabeza. La santa, antes de morir le pidió al Papa Urbano que convirtiera su hermosa casa en un templo para orar, y así lo hicieron después de su martirio. Antes de morir, había repartido todos sus bienes entre los pobres.
En 1599 permitieron al escultor Maderna ver el cuerpo incorrupto de la santa y él fabricó una estatua en mármol de ella, muy hermosa, la cual se conserva en la iglesia de Santa Cecilia en Roma. Está acostada de lado y parece que habla.
En Roma había ya en el año 545 un templo dedicado a esta gran Santa.  

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Miguel de Tver, Santo Mártir, 22 Noviembre  

Miguel de Tver, Santo

Noviembre 22

 

Etimológicamente significa "¿quién como Dios?". Viene de la lengua hebrea.

Cuando el creyente está atento a la voz de Dios, día tras día renueva en su persona una espontaneidad que hace que se sostenga sólo en Cristo. La fidelidad de toda una vida supone una atención constante.

Murió en el año 1318.Su tío se llamaba san Alejandro Nevski. Era un padre de familia generoso y muy comprometido con todos los asuntos referentes a la religión cristiana.

Tuvo cuatro chicos y cuatro chicas. A tos los educó en una auténtica formación espiritual.

Tuvo que intervenir con dureza para que su pueblo no cayese bajo la invasión de los Tártaros, sostenidos y apoyados en su tiempo por los mismos príncipes moscovitas.

A todo aquel que no siguiera las instrucciones de los Tártaros, se les obligaba a llevar amuletos que indicaran su confesión y su conformidad con los dioses paganos.

El que no lo hacía le tildaban d traidor y era expuesto a la risa y vergüenza públicas.
Tenían que llevar los estandartes del jefe de los Tártaros.

Aquel que no los llevase era considerado traidor a la patria. Por cantar la gloria del Dios desconocido a quien adoraban los cristianos.

Entonces hicieron lo fácil: se lo entregaron al príncipe de los moscovitas, que se llamaba Georges Danielocitch.

Este príncipe tenía tan malas entrañas que no pensaba nada más que en acabar con ellos y con él.

Lleno de desesperación por la valentía que demostraban los cristianos y Miguel a su cabeza, se enfadó tanto que ordenó que todos fueran llevados a la muerte sin más juicio.
Los esbirros los asesinaron con sus espadas.

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Filemón y Apia, Santa Mártires, 22 Noviembre  

Filemón y Apia, Santa

Discípulos de San Pablo

 

Etimológicamente significa "lo mismo". Viene de la lengua latina.

El profeta Miqueas dice: " El pueblo que te has elegido, Señor, mora solitario en un campo feraz; sé su pastor"

En el transcurso de sus dos primeros viajes apostólicos, san Pablo conoció y convirtió a una familia ejemplar, que vivía en Colosas.

El marido y padre se llamaba Filemón. La mujer era una señora óptima. Se llamaba Apia.

El marido llegó a ser uno de los cristianos más celosos y bienhechor de esta ciudad.

Cuando salió Pablo, él mismo predicaba y organizó la primitiva iglesia de la ciudad reuniendo a toda su familia.

Tenían esclavos a su servicio. Uno de ellos era un ladrón y un flojo en el trabajo. Después de un robo huyó de casa.

El esclavo, sin embargo, quedó cautivado por la predicación de Pablo.

Por eso, al encontrarlo en Roma, se hizo bautizar y se convirtió al cristianismo.

Pablo le escribió una carta a Filemón diciéndole que perdonara al esclavo y a que fuera paciente con él.

La carta es una obra maestra de trato, delicadeza y afecto para con los esclavos.

Los dos perdonaron a Onésimo su pecado.

No se sabe mucho más de esta pareja. Tan sólo que la persecución de Nerón los llevó al martirio en el siglo I.

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Fuente: Vatican.va
Pedro Esqueda Ramírez, Santo Mártir, 22 Noviembre  

Pedro Esqueda Ramírez, Santo

Nació en San Juan de los Lagos, Jal. (Diócesis de San Juan de los Lagos), el 29 de abril de 1887.

Vicario de San Juan de los Lagos. El ministerio al que se dedicó con verdadera pasión fue la catequesis de los niños.

Fundó varios centros de estudio y una escuela para la formación de catequistas. Siempre fue muy devoto del Santísimo. En plena persecución organizaba a las familias para que no faltaran a la guardia perpetua a Jesús Sacramentado en casas particulares.

Desde el momento de ser apresado fue tan duramente golpeado, que se le abrió una herida en la cara. Un militar, después de golpearlo, le dijo: "Ahora ya has de estar arrepentido de ser cura"; a lo que contestó dulcemente el padre Pedro: "No, ni un momento, y poco me falta para ver el cielo".

El 22 de noviembre de 1927 fue sacado de su prisión para ser ejecutado; los niños le rodearon y el Padre Esqueda insistentemente le repitió a un pequeño que caminaba junto a él: "No dejes de estudiar el catecismo, ni dejes la doctrina cristiana para nada".

Y en un pedazo de papel escribió sus últimas recomendaciones para las catequistas. Al llegar a las afueras del poblado de Teocaltitlán, Jalisco, le dispararon tres balas que cambiaron su vida terrena por la eterna.

Fue canonizado por Juan Pablo II el 21 de Mayo de 2000.

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Fuente: Vatican.va
Salvador Lilli y compañeros mártires, Beato Mártires, 22 Noviembre  

Salvador Lilli y compañeros mártires, Beato

Salvatore Lilli nació en Capadocia, provincia italiana de Aquila, el 19 de junio de 1853. En 1870 entró en la Orden franciscana. En 1873 tuvo que proseguir los estudios en Tierra Santa, pues el Gobierno italiano había suprimido las Órdenes religiosas. Recibió la ordenación sacerdotal en Jerusalén, el 16 de abril de 1878.

En 1880 fue enviado a Marasc, misión de Armenia Menor (Turquía), comprendida en la Custodia franciscana de Tierra Santa que abarca Egipto, Israel, Jordania, Siria, Líbano, Chipre y Rodas.

Tras un breve viaje a Italia en 1886, prosiguió la actividad apostólica en Marasc, y en 1890 fue nombrado párroco de esta localidad. En la epidemia de cólera del mismo año, el P. Lilli se prodigó tan extraordinariamente en la atención a los apestados, que sus colaboradores lo jugaron exagerado.

En 1894 pasó a la misión de Mujuk–Deresi, a siete horas de viaje a caballo de Marasc. Al año siguiente estalló una fuerte persecución contra los cristianos armenios, que siempre habían sido marginados y despreciados a causa de su fidelidad a la religión cristiana. La matanza de hombres, mujeres, niños y ancianos causó miles de víctimas en la región. El P. Lilli recibió un mensaje urgente de sus superiores que le sugerían que abandonase el puesto; al segundo mensaje en el mismo sentido, el misionero respondió que "el Pastor no puede abandonar a las ovejas en peligro", y decidió quedarse junto a los armenios perseguidos. Un mes después, los soldados entraron a bayoneta calada y el heroico franciscano fue herido en una pierna cuando intentaba ayudar a las víctimas. Invadido su convento por la tropa, fue hecho prisionero y encerrado en una celda de la casa franciscana. Alternando halagos y amenazas, promesas y malos tratos, el jefe de los soldados trató de conseguir que renegase de Cristo y se pasase a Mahoma. Una semana después le obligaron a partir con varios campesinos del lugar, también prisioneros, hacia Marasc. Se reunieron todos en la iglesia, y el P. Lilli les confesó y animó al martirio. Después de dos horas de duro caminar (en el grupo había una niña de 11 años que luego será testigo del martirio), llegaron al borde de un torrente, y el jefe de nuevo les conminó a renegar de Cristo. Ante su unánime respuesta negativa, el comandante ordenó matarlos a bayoneta calada. El martirio se consumó el 22 de noviembre de 1895, cuando el P. Salvador Lilli tenía 42 años. Sus siete compañeros de martirio eran: Baldji Oghlou Ohannes, Khodianin Oghlou Kadir, Kouradji Oghlou Tzeroum, Dimbalac Oghlou Wartavar, Geremia Oghlou Boghos, David Oghlou David y Toros Oghlou David, todos ellos armenios.

El proceso ordinario para la beatificación de estos mártires se instruyó en 1930-32, y la causa se incoó en la Sagrada Congregación de Ritos el año 1959, siendo Papa Juan XXIII, conocedor y amante de las Iglesias orientales de Europa. En 1962-64 se instruyeron procesos apostólicos en Alepo (Siria) y Beirut. El 3 de octubre de 1982, Juan Pablo II los proclamó Beatos, precisamente al clausurarse el VIII centenario del nacimiento de San Francisco de Asís.

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Fuente: ACI Prensa
Tomás Reggio, Beato Obispo, 22 Noviembre  

Tomás Reggio, Beato

Nació en Génova (Italia) el 9 de Enero de 1818 de una familia noble. Aunque si podría prever para él una carrera brillante, a los 20 años decidió ser sacerdote dejando todo para atrás.

"Quiero hacerme santo, cueste lo que cueste", dirá Tomás en el momento en que su opción si llegó a ser definitiva.

Recibió la Ordenación Sacerdotal el 18 de Septiembre de 1841 y, con apenas veinticinco años, fue nombrado vice-rector del Seminario de Génova y sucesivamente rector del Seminario de Chiávari. En este servicio se dedicó con valor a la formación de los futuros sacerdotes para que estuviesen dispuestos a comprometer la propia vida, sin recelos, por Dios y por la iglesia.

Precisamente en cuanto dirigía el Seminario, desenvolvió una intensa actividad como jornalista y fue uno de los cofundadores del primer jornal italiano católico, preocupándose con defender la fe y los principios auténticos del cristianismo.

En 1865, durante la campaña electoral, el "Estandarte católico" – así se llamaba el jornal - condujo la lucha para promover listas de candidatos católicos y pensó en crear un partido católico.

La idea era demasiado audaz, y cuando en 1874 el "non expedit" sonaba claramente y los católicos fueron invitados a no votar, el Padre Tomás "intuyó" que su jornal no podría continuar. Acató las ordenes de los superiores y prefirió estar en sintonía con el Papa y la Iglesia; apenas expuso su pensamiento cuando fue consultado por la Santa Sede.

En 1877 fue consagrado Obispo de Ventimiglia, diócesis muy pobre: lo cubrió varias veces, fue pastor clarividente y verdadero guía espiritual de su rebaño, convoco tres sínodos en quince años, creo nuevas parroquias, renovó la liturgia y se esforzó por mantener el patrimonio artístico de las Iglesias.

En 1878 fundo la Congregación de las Religiosas de Santa Marta, que tenían por finalidad "responder a las necesidades de todos los tiempos. Pidió a las hermanas de acogiesen a los más pobres entre los pobres "como Marta, que tuvo la ventura de servir a Jesús con el humilde trabajo de sus manos". Estas religiosas aprendieron de ella a adorar en silencio, a alimentarse de la oración, a encontrar de rodillas las razones de una fe, que hay que descubrir a Cristo en los pequeñitos con los cuales él se identificó.

Cuando, en 1887, un terremoto devasto la Región, D. Reggio, a pesar de su avanzada edad, se presentó inmediatamente junto a los afligidos por la catástrofe llevándoles ayuda, y después convoco a los párrocos pidiéndoles que lo informasen sobre el Estado de sus parroquias, a fin de providenciar las ayudas que recibía de muchas personas, entre la cuales lectores de varios periódico.

Fue pródigo, reservando para si apenas su batina y su antiguo reloj, testimonio así que se hizo pobre por su gente. Cuido de modo especial de los muchos huérfanos victimas del terremoto, inicialmente asistió en algunos centros ya existentes en la ciudad que el creó, más tarde, un orfanato en Ventimiglia entrego al cuidado de las Religiosas de Santa Marta.

En 1892 escribió al Papa: "Pido a Su Santidad que me exonere del cargo episcopal, a fin de poder ser un simple sacerdote para que la diócesis no vaya a sufrir a causa de mi edad y se confié a otro una tarea tan pesada".

La respuesta del Santo Padre fue sorprendente: en Mayo de ese mismo años, D. Tomás fue nombrado Arzobispo de Génova. A pesar de sus 74 años de edad y de las dificultades, acepto humildemente el cargo para cumplir la voluntad de Dios.

Cuando en 1900 la Italia católica decidió consagrar a Dios y a la Virgen el nuevo siglo, D. Tomás Regio invito a todos los Obispos de la Región a una gran peregrinación al Monte Saccarello, donde se coloco la estatua del redentor. También él partió de Génova en un carruaje de tercera clase, con otros sacerdotes y muchos peregrinos, hasta Triora, pequeña localidad a los pies del Monte. El deseo de proseguir a pie el itinerario de la peregrinación era muy fuerte, más no le fue posible hacerlo, pues un malestar sé lo impidió. Fue el inicio de la enfermedad que lo llevaría la termino de su vida.

Falleció en la tarde del 22 de Noviembre de 1903, respondiendo a aquellos que se preguntaban si desearía alguna cosa: "Dios, Dios, solo Dios me basta!". La respuesta fue la expresión de eso que lo movió siempre.

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Fuente: LaSalle.org
Elías Julián Torrijo, Beato Mártir Lasallista, 22 Noviembre  

Elías Julián Torrijo, Beato

Julián Torrijo Sánchez nació en Torrijo del Campo, Teruel, el 17 de noviembre de 1900. Fue bautizado el 18 del mismo mes.

Ingresó en el Noviciado Menor de Cambrils el 3 de noviembre de 1916. Recibió el Hábito el 11 de febrero de 1917 en Hostalets de Llers, Gerona.
Comenzó su apostolado con los párvulos de Sta. Coloma de Farnés en 1920.

En 1925 le encomendaron los trabajos de carpintería en la construcción del Noviciado de Cambrils, pues antes de entrar con los Hermanos ayudaba a su padre en este oficio.

En 1928 fue nombrado Administrador del Internado de Manlleu. En 1929 volvió a la clase en San Hipólito de Voltregá y luego estuvo dos años en Condal. En 1934 pasó a la Escuela Nuestra Señora del Carmen, en Barcelona.

Debido a una enfermedad, tuvo que pasar una temporada en la enfermería de Cambrils. Allí se hallaba cuando estalló la persecución religiosa.

Era una persona sencilla, servicial y de gran capacidad de trabajo.
Junto con el Hno. Bertrán Francisco, se le encomendó acompañar a un grupo de Novicios y Escolásticos aragoneses a sus casas, pero antes de llegar, en Segunto, los interceptaron los milicianos. Llegados a Valencia y no pudiendo continuar a Aragón, distribuyeron a los chicos en las casas de familias amigas.

En una de las visitas a los chicos, fueron interceptados, identificados como religiosos y detenidos. De los calabozos del Gobierno Civil, fueron trasladados a la Cárcel Modelo de Valencia. Al ser fusilado, el Hno. Elías tenía 35 años.

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Fuente: Lasalle.org
Beltrán Francisco Lahoz, Beato Mártir Lasallista, 22 Noviembre  

Beltrán Francisco Lahoz, Beato

Francisco Lahoz Moliner nació en Campos, Teruel, el 15 de octubre de 1912. Fue bautizado al día siguiente de su nacimiento.

El 10 de agosto de 1925 ingresó en el Noviciado Menor de Cambrils, procedente del Aspirantado de Monreal del Campo.
Tomó el Hábito el 2 de febrero de 1929.

Terminada su formación en el Escolasticado, fue asignado como profesor del Noviciado Menor, en donde se ocupó de los alumnos con mayores dificultades de aprendizaje y después fue asignado a la catequesis de los novicios.

De carácter firme y austero, era paciente para soportar bromas y su actitud con los demás era complaciente y fina. Hombre modesto y de gran capacidad de trabajo.

Con motivo de la persecución religiosa de 1936, se le encomendó, junto con el Hno. Elías Julián, acompañar a los novicios de la región de Valencia y Aragón.

Como se mencionó en los datos del Hno. Elías Julián, después de haber permanecido aislados en forma casi total, fueron sumariamente juzgados y fusilados en el campo militar de Benimamet. El Hno. Bertrán Francisco tenía 24 años de edad. Fueron sepultados en una fosa común del cementerio de Valencia.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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