viernes, 16 de noviembre de 2012

Domingo 18 de Noviembre de 2012. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE. Precepto: Misa ENTERA. Desde Sábado 16:00 puede ser Domingo, según diócesis (Catecismo 2042, 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 13, 24-32

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 
"Pasado el sufrimiento de aquellos días, el sol se oscurecerá y la luna no dará resplandor; las estrellas caerán del cielo y las fuerzas celestiales se tambalearán. 
Entonces verán venir al Hijo del hombre entre nubes con gran poder y gloria; él enviará entonces a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra al extremo del cielo.
Fíjense en el ejemplo de la higuera: cuando sus ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, saben que el verano está cerca. Pues lo mismo ustedes, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el Hijo del hombre ya está cerca, a la puerta. 
Les aseguro que no pasará esta generación sin que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día aquel y a la hora, nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sino sólo el Padre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

33a. Dom Ord Ciclo B (Id=757)

Antífona de Entrada

Yo tengo designios de paz y no de aflicción, dice el Señor. Me invocarán y yo los escucharé, y los libraré de su esclavitud dondequiera que se encuentren.

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Concédenos, Señor, tu ayuda para entregarnos fielmente a tu servicio, porque sólo en el cumplimiento de tu voluntad podremos encontrar la felicidad verdadera. 
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Entonces se salvará tu pueblo

Lectura del libro del profeta Daniel 12, 1-3

En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran príncipe, protector de tu pueblo. Será un tiempo de angustia como no hubo otro desde que existen las naciones. Cuando llegue ese momento, todos los hijos de tu pueblo que estén escritos en el libro se salvarán. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán: unos para la vida eterna, otros para la vergüenza, para el castigo eterno . Los sabios brillarán como el esplendor del firmamento; y los que guiaron a muchos por el buen camino, resplandecerán como las estrellas por toda la eternidad.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 15, 5-8.9-10.11

Enséñanos, Señor, el camino de la vida.

Señor, tú eres mi alegría y mi herencia, mi destino está en tus manos. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha jamás fracasaré.
Enséñanos, Señor, el camino de la vida.

Por eso se me alegra el corazón, hacen fiesta mis entrañas, y todo mi ser descansa tranquilo; porque no me abandonarás en el abismo, ni dejarás a tu fiel experimentar la corrupción.
Enséñanos, Señor, el camino de la vida.

Me enseñarás la senda de la vida, me llenarás de alegría en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha.
Enséñanos, Señor, el camino de la vida.

Segunda Lectura

Con una sola ofrenda Cristo hizo perfectos para siempre a los que ha santificado

Lectura de la carta a los Hebreos 10, 11-14.18

Hermanos: Cualquier otro sacerdote se presenta cada día para celebrar el culto y ofrecer continuamente los mismos sacrificios que nunca pueden quitar los pecados.
Cristo, por el contrario, no ofreció más que un sacrificio por el pecado y se sentó para siempre a la derecha de Dios. Únicamente espera que Dios ponga a sus enemigos como estrado de sus pies. Con ésta única ofrenda ha hecho perfectos de una vez para siempre a quienes han sido consagrados a Dios.
Ahora bien, cuando los pecados han sido perdonados, ya no hay necesidad de ofrenda por el pecado.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Velen y oren, para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del hombre.
Aleluya.

Evangelio

Congregará a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 13, 24-32

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 
"Pasado el sufrimiento de aquellos días, el sol se oscurecerá y la luna no dará resplandor; las estrellas caerán del cielo y las fuerzas celestiales se tambalearán. 
Entonces verán venir al Hijo del hombre entre nubes con gran poder y gloria; él enviará entonces a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra al extremo del cielo.
Fíjense en el ejemplo de la higuera: cuando sus ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, saben que el verano está cerca. Pues lo mismo ustedes, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el Hijo del hombre ya está cerca, a la puerta. 
Les aseguro que no pasará esta generación sin que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día aquel y a la hora, nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sino sólo el Padre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Pidamos, hermanos y hermanas, al Señor, que escuche nuestras súplicas y acoja con bondad nuestras peticiones. 
(Respondemos a cada petición: Escúchanos, Señor).

Para que el Señor, el único que puede inspirar y llevar a término los buenos propósitos, multiplique el número de fieles que, abandonando todas las cosas, se consagren exclusivamente a él en la vida religiosa, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Para que Dios, al que han de servir los poderes humanos, conceda a los jefes de las naciones buscar la voluntad divina, temer a Dios en el cumplimiento de su misión y acertar en sus decisiones, roguemos al Señor. 
Escúchanos, Señor.

Para que Dios, que ha creado los alimentos para los seres vivos, mire con misericordia a las criaturas que en distintos lugares pasan hambre y les conceda el alimento necesario, roguemos al Señor. 
Escúchanos, Señor.

Para que el Señor, que nos ha dado el mandamiento nuevo del amor, nos dé fuerza para amar a nuestros enemigos y para cumplir su precepto de devolver bien por mal, roguemos al Señor. 
Escúchanos, Señor.

Celebrante:
Dios nuestro, que no dejas de velar por tu pueblo, escucha nuestras oraciones y haz que crezca en nosotros la convicción de que los que duermen en el polvo despertarán; infunde en nosotros tu Espíritu, para que, actuando con amor, esperemos sin desfallecer la manifestación gloriosa de tu Hijo, que vendrá para reunir a sus elegidos en su reino. El, que vive y reina por los siglos de los siglos. 
Amén.

Oración sobre las Ofrendas

Que estos dones traídos a tu altar nos obtengan de ti, Señor y Dios nuestro, la gracia de servirte con amor y la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

El misterio Pascual y el pueblo de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Quien, por su misterio pascual, realizó la obra maravillosa de llamarnos del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad, para que, trasladados de las tinieblas a tu luz, admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Mi felicidad consiste en estar cerca de Dios y en poner sólo en él mis esperanzas.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, que nuestra participación en esta Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar como memorial suyo, nos una siempre con el vínculo de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

Trigésimo tercer Domingo ciclo b

LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO

— El deseo de ver el rostro del Señor.

— Su venida gloriosa.

— La esperanza en el día del Señor.

I. Dice el Señor: Tengo designios de paz y no de aflicción, me invocaréis y Yo os escucharé, os congregaré sacándoos de los países y comarcas por donde os dispersé1. Son palabras de Dios que nos hace llegar el Profeta Jeremías en la Antífona de entrada de la Misa.

Jesucristo cumplió la misión que el Padre le confió, pero su obra, en cierto modo, no está aún acabada. Volverá al fin de los tiempos para terminar lo que comenzó. Desde los primeros siglos, la Iglesia confiesa su fe en esta segunda venida gloriosa de Cristo, cuando vendrá, glorioso y triunfante, a juzgar a vivos y muertos2. "La Sagrada Escritura –enseña el Catecismo Romano– nos testifica estas dos venidas del Hijo de Dios. Una, cuando, por nuestra salvación, tomó carne y se hizo hombre en el seno de la Virgen. Otra, cuando vendrá al fin del mundo a juzgar a todos los hombres; esta última es llamada día del Señor"3.

La liturgia de la Misa, cuando ya faltan pocos días para que termine el año litúrgico, nos recuerda esta verdad de fe. La Primera lectura4 nos presenta el anuncio que de ella hizo el Profeta Daniel: En aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán tiempos difíciles. Y llegará la plenitud de la salvación, con la resurrección del cuerpo, para todos los inscritos en el libro. Los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida perpetua, otros para ignominia perpetua. Los sabios, quienes entendieron de verdad el sentido de la vida aquí en la tierra y fueron fieles, brillarán como el fulgor del firmamento. El Profeta anuncia a continuación la especial gloria para todos aquellos que, mediante el apostolado en cualquiera de sus formas, contribuyeron a la salvación de otros: los que enseñaron a muchos la justicia brillarán como las estrellas por toda la eternidad.

Los cristianos de la primera época, deseosos de ver el rostro glorioso de Cristo, repetían la dulce invocación: ¡Ven, Señor Jesús!5. Era una jaculatoria tantas veces repetida que incluso quedó plasmada en arameo, la lengua que hablaban Jesús y los Apóstoles, en los escritos primitivos6. Hoy, traducida a los diversos idiomas, ha quedado como una de las aclamaciones posibles en la Santa Misa, después de la consagración y adoración. Cuando Cristo se hace realmente presente sobre el altar, la Iglesia le manifiesta el deseo de verle glorioso. De esa forma, "la liturgia de la tierra se armoniza con la del Cielo. Y ahora, como en cada una de las Misas, llega a nuestro corazón necesitado de consuelo la respuesta tranquilizadora: El que da testimonio de estas cosas dice: Sí, voy enseguida"7. Y aunque no haya llegado aún el momento de estar con Él en el Cielo, anticipa este instante dichoso al venir a nuestra alma, pocos instantes después, en el momento de la Comunión. "Que la invocación apasionada de la Iglesia: Ven, Señor Jesús -pedía el Papa Juan Pablo II-, se convierta en el suspiro espontáneo de vuestro corazón, jamás satisfecho del presente, porque tiende al "todavía no" del cumplimiento prometido"8, cuando con nuestros propios cuerpos ya gloriosos encontremos la plenitud en Dios. Ahora, en la intimidad de nuestra alma, le decimos a Jesús: Vultum tuum, Domine, requiram9, buscaré, Señor, tu rostro, el que un día, con la ayuda de tu gracia, tendré la dicha de ver cara a cara.

II. El Señores el lote de mi heredad y mi copa, // mi suerte está en tu mano. // Tengo presente al Señor, // con Él a mi derecha no vacilaré. // Por eso se me alegra el corazón, // se gozan mis entrañas, // y mi carne descansa serena: // Porque no me entregarás a la muerte // ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción10. Este Salmo responsorial de la Misa se refiere a Cristo, como se interpreta en los Hechos de los Apóstoles11, y en él está anunciada la resurrección de nuestros cuerpos al final de los tiempos. Verdaderamente podemos decir en la intimidad de nuestro corazón que el Señor es el lote de mi heredad y mi copa, lo que me ha tocado en suerte, y se llena de alegría mi corazón, se goza lo más íntimo de mi ser, y en Él descanso sereno, ahora y al fin de los tiempos. Cristo es la gran suerte de nuestra vida. Él está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta12.

Al fin de los tiempos, leemos en el Evangelio de la Misa13, verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, del extremo de la tierra al extremo del cielo. Si en su Encarnación pasó oculto o ignorado, y en su Pasión se ocultó por completo su divinidad, al fin de los siglos vendrá rodeado de majestad y gloria, como anunció el Profeta Daniel, con grandes señales en la tierra y en el cielo: el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor, y las estrellas del cielo caerán, y las potestades de los cielos se conmoverán. Vendrá como Redentor del mundo, como Rey, Juez y Señor del Universo, "no para ser de nuevo juzgado –enseñan los Padres de la Iglesia–, sino para llamar a su tribunal a aquellos por quienes fue llevado a juicio. Aquel que antes, mientras era juzgado, guardó silencio, refrescará la memoria de los malhechores que osaron insultarle cuando estaba en la cruz, y les dirá: Esto hicisteis y yo callé.

"Entonces, por razones de su clemente providencia, vino a enseñar a los hombres con suave persuasión; en esa otra ocasión, futura, lo quieran o no, los hombres tendrán que someterse necesariamente a su reinado (...). Por esa razón, en nuestra profesión de fe, tal como la hemos recibido por tradición, decimos que creemos en aquel que subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin"14. Y se mostrará glorioso a quienes le fueron fieles a lo largo de los siglos, y también ante quienes le negaron, o le persiguieron, o vivieron como si su Muerte en la Cruz hubiera sido un acontecimiento sin importancia. La humanidad entera se dará cuenta de cómo Dios Padre le ensalzó y le dio un nombre superior a todo nombre, a fin de que al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el infierno, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria del Padre15.

¡Cómo debemos dar por bien empleados nuestros esfuerzos por seguir a Cristo, ese cúmulo de cosas pequeñas, de servicios casi intrascendentes, que procuramos hacer cada día por Dios, y que quizá nadie ve...! Jesús nos tratará, si somos fieles, como a sus amigos de siempre. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena.

III. Me enseñarás el sendero de la vida, // me saciarás de gozo en tu presencia, // de alegría perpetua a tu derecha16, // continúa el Salmo responsorial.

La segunda venida de Cristo es designada frecuentemente en la Sagrada Escritura con el término griego parusía, que en el lenguaje profano significaba la entrada solemne de un emperador en una ciudad o provincia, donde era saludado como salvador de aquella tierra. El momento de la entrada, que siempre tenía algo de inesperado, era tenido como día de fiesta y, a veces, era el punto de partida para un nuevo cómputo del tiempo17: se quería indicar que con aquel acontecimiento comenzaba algo nuevo. Para nosotros, la llegada de Cristo será la gran fiesta, pues el alma se unirá de nuevo a su propio cuerpo, y comenzará un "nuevo cómputo del tiempo", una nueva forma de existencia, donde cada uno –cuerpo y alma– dará gloria a Dios en una eternidad sin fin.

La esperanza en este día del Señor fue para los primeros cristianos un estímulo para perseverar y tener paciencia ante las adversidades. San Pablo lo recuerda en incontables ocasiones. También a nosotros nos ayudará a ser fieles al Señor, especialmente si alguna vez el ambiente que nos rodea es adverso y está lleno de dificultades. Debemos dar gracias a Dios en todo momento por vosotros, hermanos -escribe el Apóstol a los cristianos de Tesalónica-, como es justo, porque vuestra fe crece de modo extraordinario y rebosa la caridad de unos con otros, hasta el punto de que nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios por vuestra paciencia y fe en todas las persecuciones y tribulaciones que soportáis. Esto es señal del justo juicio, en el que sois estimados dignos del reino de Dios, por el que ahora padecéis18.

El Señor permite que en ocasiones suframos algo por ser fieles a sus enseñanzas, o que nos llegue la enfermedad o el dolor, para que aumentemos nuestra confianza en Él, vivamos mejor el desprendimiento de la honra, de la salud, del dinero..., para hacernos dignos del reino que nos tiene preparado. También para que, metidos en medio del mundo, recordemos que "el reino de Dios, iniciado aquí abajo en la Iglesia de Cristo, no es de este mundo, cuya figura pasa, y su crecimiento propio no puede confundirse con el progreso de la civilización, de la ciencia o de la técnica humanas, sino que consiste en conocer cada vez más profundamente las riquezas insondables de Cristo, en esperar cada vez con más fuerza los bienes eternos, en corresponder cada vez más ardientemente al amor de Dios, en dispensar cada vez más abundantemente la gracia y la santidad entre los hombres"19.

1 Antífona de entrada. Jer 29, 11-12; 14. — 2 Símbolo Niceno-Constantinopolitano. — 3 Catecismo Romano, 1, 8, n. 2. — 4 Dan 12, 1-3. — 5 Apoc 22, 20. — 6 Cfr. 1 Cor 16, 22; Didaché, 10, 6. — 7 Juan Pablo II, Homilía,18-V-1980. — 8 Ibídem. — 9 Sal 26, 8. — 10 Salmo responsorial. Sal 15, 5; 8-9. — 11 Cfr. Hech 2, 25-32; 13, 35.— 12 Segunda lectura. Heb 10, 11-14; 18. — 13 Mc 13, 24-32. — 14 San Cirilo de Jerusalén, Catequesis 15, sobre las dos venidas de Cristo. — 15 Flp 2, 9-11. — 16 Salmo responsorial. Sal 15, 10. — 17 Cfr. M. Schmaus. Teología dogmática, vol. VII, Los Novísimos, p. 134. — 18 2 Tes 1, 3-5. — 19 Pablo VI, Credo del pueblo de Dios, n. 27.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Dedicación de las Basílicas
de San Pedro y San Pablo

Propongámonos tener siempre el más grande 
respeto y veneración por nuestros templos


La actual Basílica de San Pedro en Roma fue consagrada por el Papa Urbano Octavo el 18 de noviembre de 1626, aniversario de la consagración de la Basílica antigua.

La construcción de este grandioso templo duró 170 años, bajo la dirección de 20 Sumos Pontífices. Está construida en la colina llamada Vaticano, sobre la tumba de San Pedro.

Allí en el Vaticano fue martirizado San Pedro (crucificándolo cabeza abajo) y ahí mismo fue sepultado. Sobre su sepulcro hizo construir el emperador Constantino una Basílica, en el año 323, y esa magnífica iglesia permaneció sin cambios durante dos siglos. Junto a ella en la colina llamada Vaticano fueron construyéndose varios edificios que pertenecían a los Sumos Pontífices. Durante siglos fueron hermoseando cada vez más la Basílica.

Cuando los Sumos Pontífices volvieron del destierro de Avignon el Papa empezó a vivir en el Vaticano, junto a la Basílica de San Pedro (hasta entonces los Pontífices habían vivido en el Palacio, junto a la Basílica de Letrán) y desde entonces la Basílica de San Pedro ha sido siempre el templo más famoso del mundo.

La Basílica de San Pedro mide 212 metros de largo, 140 de ancho, y 133 metros de altura en su cúpula. Ocupa 15,000 metros cuadrados. No hay otro templo en el mundo que le iguale en extensión.

Su construcción la empezó el Papa Nicolás V en 1454, y la terminó y consagró el Papa Urbano VIII en 1626 (170 años construyéndola). Trabajaron en ella los más famosos artistas como Bramante, Rafael, Miguel Angel y Bernini. Su hermosura es impresionante.

Hoy recordamos también la consagración de la Basílica de San Pablo, que está al otro lado de Roma, a 11 kilómetros de San Pedro, en un sitio llamado "Las tres fontanas", porque la tradición cuenta que allí le fue cortada la cabeza a San Pablo y que al cortársela cayó al suelo y dio tres golpes y en cada golpe salió una fuente de agua (y allí están las tales tres fontantas).

La antigua Basílica de San Pablo la habían construido el Papa San León Magno y el emperador Teodosio, pero en 1823 fue destruida por un incendio, y entonces, con limosnas que los católicos enviaron desde todos los países del mundo se construyó la nueva, sobre el modelo de la antigua, pero más grande y más hermosa, la cual fue consagrada por el Papa Pío Nono en 1854. En los trabajos de reconstrucción se encontró un sepulcro sumamente antiguo (de antes del siglo IV) con esta inscripción: "A San Pablo, Apóstol y Mártir".

Estas Basílicas nos recuerdan lo generosos que han sido los católicos de todos los tiempos para que nuestros templos sean lo más hermoso posible, y cómo nosotros debemos contribuir generosamente para mantener bello y elegante el templo de nuestro barrio o de nuestra parroquia.

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Fuente: ACI Prensa
Odón, Santo Abad, Noviembre 18  

Odón, Santo

Abad


Martirologio Romano: En Tours, de Neustria, tránsito de san Odón, abad de Cluny, que instauró la observancia monástica según la Regla de san Benito y la disciplina de san Benito de Aniano (942).

Etimología: Odón = aquel que es dueño de cuantiosos bienes, es de origen germánico.


San Odón se hizo muy conocido y querido por todos por ser el superior del más célebre monasterio de su tiempo, el de Cluny, y porque tuvo bajo su dirección más de mil monjes en diversos conventos.

Debido a fuertes dolores de cabeza que el santo padeció cuando era joven, tanto él como su padre le prometieron a Dios Celestial mejoría para la dolencia, a lo que el Padre accedió de inmediato a sanarlo de todo mal que lo aquejaba. Un día leyó las Reglas que San Benito hizo para sus monasterios y se dio cuenta de que él estaba muy lejos de la santidad, y entonces pidió ser admitido como monje en un convento benedictino. El año 910 fue fundado el famoso Monasterio benedictino de Cluny (en Francia) y el fundador lo llevó como ayudante. Después de la muerte del fundador quedó Odón como Superior del inmenso monasterio.

Al principio San Odón se dedicaba más al estudio que a la oración, pero en una visión, contempló que su alma era como un vaso muy hermoso pero lleno de serpientes. Con esto comprendió que si no se dedicaba totalmente a la oración y a la meditación no sería agradable a Dios, y desde entonces su vida fue un orar continuo y fervoroso y un meditar constante en temas religiosos. Odón insistía muchísimo en que se rezaran con gran fervor los salmos y en que se observara un gran silencio en el monasterio. Y fue formando monjes tan fervorosos que con ellos logró fundar otros 15 monasterios más.

Murió el 19 de noviembre del año 942. Contribuyó inmensamente al resurgimiento del espíritu religioso.

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Rosa Filipina Rosa Duchesne, Santa Monja, Noviembre 18  

Rosa Filipina Rosa Duchesne, Santa

Religiosa

Martirologio Romano: En la ciudad de San Carlos, en el estado de Missouri, de los Estados Unidos de Norteamérica, santa Filipina Duchesne, virgen, de las Hermanas del Sagrado Corazón, que, nacida en Francia, durante la Revolución Francesa reunió la comunidad religiosa y, trasladándose a América, abrió allí muchas escuelas (1852).

Etimología: Rosa = aquella que es bella como una rosa, es de origen latino.


Filipina Rosa Duchesne es el primer nombre que aparece en la lista de los pioneros del Memorial Jefferson de San Luis, Missouri. Llegó a los Estados Unidos a la edad de cuarenta y nueve años y durante otros treinta y cuatro se dedicó a la educación de los colonos y los indios, muriendo a la edad de ochenta y tres.

Nació en Grenoble (Francia), el 29 de agosto de 1769. De niña su mamá la llevaba a visitar a los pobres y enfermos y regalaba a los niños algunos de sus juguetes. También ayudaba a los pobres con el dinero que sus papás le daban para gastar. Estudió con las Visitadinas en el colegio de Santa María d´en Haut. Como a los doce años manifestó a sus padres la idea de hacerse religiosa, la retiraron del colegio y le pusieron un tutor que le enseñara matemáticas, latín, lengua, música y danza. Hacia los dieciocho años pidió permiso a su papá para ingresar al convento, pero él se opuso rotundamente. Sin embargo, visitando un día el convento en compañía de una tía, se quedó con las religiosas, y con el tiempo obtuvo el consentimiento de su padre, quien quedó convencido al constatar su determinación por seguir el camino de la vida consagrada.

Al estallar la revolución francesa el convento de Santa María fue confiscado y las religiosas expulsadas. Filipina Rosa tuvo que regresar a casa de sus padres donde vivió como religiosa. Durante los siguiente once años desarrolló una intensa labor apostólica desde su casa, asistiendo a prisioneros, pobres y enfermos. Terminada la revolución en 1801 se unió a las religiosas del Sagrado Corazón, congregación que había sido fundada recientemente por la madre Magdalena Sofía Barat.

En 1817, el obispo de Luisiana, Estados Unidos, en visita por Francia, pidió religiosas para educar a las niñas y a los indios de su diócesis y la Madre Rosa Felica fue elegida, con cuatro compañeras para realizar esta misión.

Luisiana era un amplio territorio explorado por los franceses durante un siglo y que por ochenta millones de francos había vendido el gobierno de Napoleón Bonaparte a los Estados Unidos. Ya al año siguiente había fundado numerosas escuelas en todo el Valle del río Mississippi, y en 1820 abrió un noviciado con el ingreso de la primera religiosa norteamericana de la congregación.

En medio de numerosas penalidades físicas, y la crítica e incomprensión de muchas personas, realizó durante casi treinta años un apostolado infatigable en favor de la educación de la juventud y de servicio a los indígenas. Una vez relevada del cargo de superiora, cuando tenía setenta y dos años, llevó a cabo el deseo que había añorado durante muchos años: llegar a un campamento de indios Potawatomi en Sugar Creek (Kansas) y entregarse de lleno a su evangelización. Como se le dificultó mucho aprender el difícil idioma de los indios, dedicó gran parte de su tiempo a la oración, por lo que los pieles rojas la apodaron "la mujer que ora siempre". Después de un año fue llamada a la ciudad de San Carlos donde permaneció hasta su muerte ocurrida el 18 de noviembre de 1852. Fue beatificada por el papa Pío XII en 1940 y canonizada por el papa Juan Pablo II en 1988.

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Barulas, Santo Niño mártir, Noviembre 18  

Barulas, Santo

Niño mártir

Etimología: Barulas = aquel que vive el amor. Viene de la lengua griega.

San Román había sufrido terriblemente con el tirano Asclepiades.

El juez se había quedado admirado después del juicio. Le habían cortado la lengua y seguía hablando con mayor perfección.

El juez le pidió más pruebas a san Román. Este le dijo que, al primer niño de siete años que viese en la calle, le avisara para hacerle alguna preguntas.

Este niño era Barulas. Dispóngase a creer lo que diga ante esta pregunta: ¿ Es mejor adorar a muchos dioses o a uno solo?

El niño contestó: "Los hombres deben adorar a un solo Dios que tiene un Hijo Jesús, que forma con él un solo Dios".

No aceptó la respuesta del niño.

Y le preguntaron al niño: "¿Quién te ha enseñado esa verdad?", le preguntó el tirano.

El niño respondió:" Mi madre, contestó el niño".

Llamó a la presencia y, en su presencia, lo flageló. Asclepiades, llevado por el diablo, lo mandó asesinar juntamente con su madre.

El niño pidió agua. La madre le animó a que siguiera adelante, ya que en seguida iba a estar en el paraíso.

Todo esto tuvo lugar en el año 303.

La palabra de Dios fue la que impulsó a madre e hijo a dar testimonio de su fe en el Señor.

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Fuente: El Testigo Fiel
María Gabriela Hinojosa y compañeras, Beatas Religiosas Mártires, Noviembre 18  

María Gabriela Hinojosa y compañeras, Beatas

Martirologio Romano: En Madrid, en España, beatas María del Refugio (María Gabriela) Hinojosa y Naveros y cinco compañeras, vírgenes de la Orden de la Visitación de Santa María y mártires, que en la encarnizada persecución permanecieron encerradas en el monasterio, pero, apresadas traidoramente por los milicianos, fueron fusiladas, saliendo así al encuentro del Señor (1936). Sus nombres son: beata Teresa María (Laura) Cavestany y Anduaga, Josefa María (María del Carmen) Barrera e Izaguirre, María Inés (Agnes) Zudaaire y Galdeano, María Angela (Martina) Olaizola y Garagarza, y María Gracia (Josefa Joaquina) Lecuona y Aramburu.

En Madrid, en España, beatas María del Refugio (María Gabriela) Hinojosa y Naveros y cinco compañeras, vírgenes de la Orden de la Visitación de Santa María y mártires, que en la encarnizada persecución permanecieron encerradas en el monasterio, pero, apresadas traidoramente por los milicianos, fueron fusiladas, saliendo así al encuentro del Señor (1936).

Sus nombres son:
beata Teresa María (Laura) Cavestany y Anduaga,
Josefa María (María del Carmen) Barrera e Izaguirre,
María Inés (Agnes) Zudaaire y Galdeano,
María Angela (Martina) Olaizola y Garagarza,
María Gracia (Josefa Joaquina) Lecuona y Aramburu, y
María Cecilia Cendoya y Araquistán.

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Fuente: Passiochristi.org
Grimoaldo de la Purificación (Fernando Santamaría), Beato Religioso Pasionista, Noviembre 18  

Grimoaldo de la Purificación (Fernando Santamaría), Beato

EL CONFECCIONADOR DE SOGAS FALLIDO

Martirologio Romano: En Ceccano, junto a Frosinone, en Italia, beato Grimoaldo de la Purificación (Fernando) Santamaría, religioso de la Congregación de Pasionistas, que cuando se preparaba con fervor y alegría al sacerdocio, consumido por la enfermedad murió santamente (1902).

No es posible no querer a Grimoaldo. Es imposible no ser capturados de su poderosa fascinación, de su transparencia angelical y de su juvenil franqueza. Al encontrarlo rápidamente se le tiene devoción.

La vida fluye como el agua. ¿Y después…?

Entre los pasionistas escoge el nombre de Grimoaldo (y con éste parará a la historia); pero en el bautismo, recibido el día después del nacimiento, lo llamaron Fernando. El papá Pedro Pablo Santamaría y la mamá Cecilia Ruscio, los dos cristianos fervientes, trabajan haciendo sogas en Pontecorvo (Frosinone).

A ellos llega cáñamo tosco que con manos expertas transforman en sogas de varias dimensiones para revenderlas después en mercados de los pueblos vecinos. En Pontecorvo Fernando, primogénito de 5 hijos, nace el 4 de mayo de 1883.

En 1890 inicia la escuela primaria, recibe la primera comunión a los 8 años. Es tan bueno, piensa el párroco, ¿por qué hacerlo esperar como a sus compañeros que solo se admiten sobre los 10/12 años? La Iglesia es su lugar preferido, frecuentado con asiduidad. Sirve al altar como monaguillo con diligencia y concentración. Si no puede ir, porque debe trabajar, no logra contener el llanto.

Pero cuando está en la Iglesia no es posible que se distraiga. De rodillas delante de la estatua de la Inmaculada parece también él una pequeña estatua: inmóvil con las manos juntas pase lo que pase. El viejo sacristán tiene lágrimas en los ojos y le encanta mirarlo.

Al párroco se le ensancha el corazón cuando piensa en el futuro de aquel joven. Es verdad que el papá Pedro Pablo lo quiere como hacedor de sogas, pero el párroco don Vicente Romano intuye que no podrá ser así: Fernando que está siempre en la Iglesia como si fuese atraído por un imán, que tiene una gran pasión por ayudar en la misa, que está siempre presente en el coro parroquial para cantar con su bella voz, no será nunca un hacedor de sogas; aquel niño tiene otra vocación.

Y don Vicente ve bien las cosas. Desde hace tiempo se ha dado cuenta que el muchacho se queda mucho tiempo en una silenciosa y absorta contemplación.

Por eso no se maravilla tanto cuando un día corren jadeantes a decirle que han visto a Fernando, hijo del hacedor de sogas arrebatado en éxtasis delante de la Virgen.

Es un muchacho reservado sí, pero no aislado. Dócil pero no sin iniciativa.

Bueno, pero quiere que también lo sean los demás. A la mamá le confía que reza por los muchachos malos "para que se hagan buenos". Con frecuencia enseña catecismo a los compañeros.

Con la familia Santamaría vive también la anciana tía Checca, ciertamente devota de la Iglesia pero poco. El sobrino de vez en cuando le recuerda que "está bien trabajar y orar en casa, pero se necesita ir a la Iglesia y escuchar misa". Y después la penitencia. Fernando tiene un deseo sorprendente: ora con semillas de maíz o con pequeñas piedras bajo las rodillas, escoge la comida menos sabrosa, con frecuencia ayuna del todo, busca mortificaciones dignas de un ermitaño.

Repite continuamente que él ha nacido para hacer penitencia. En la familia saben que a veces pasa parte de la noche en vela haciendo oración. Dirá un testigo: "Deseaba seguir a Jesús en sus sufrimientos". La vida austera de los Pasionistas del cercano santuario de la Virgen de las Gracias, que frecuenta siempre, parece hecha propiamente para él. Y lo dice abiertamente. Pero el papá lo empuja hacia el oficio de las sogas.

Fernando es el primogénito y debe continuar el trabajo que hoy es de su padre y que ayer ha sido de su abuelo. Trata de quitarlo, con severos castigos, de aquello que, según él, es un capricho de adolescente.

¿Los castigos rigurosos no sirven? Probemos con otros sistemas, se dice su papá Pedro Pablo: le compraré un caballo y una carreta, lo mandaré por ferias y mercados a vender sogas, hará dinero y la idea del convento se le quitará de la cabeza. La propuesta es atrayente, pero cuando Fernando la oye, mira el río que está a dos pasos y lo señala al papá diciendo: "la vida fluye como el agua… y nuestros días se van veloces… ¿y después?.

Cierto. ¿y después? Reflexiona Pedro Pablo. Mirándose dentro, se da cuenta que alguna convicción acerca del futuro del hijo se le está tambaleando. Pero no es capaz de rendirse definitivamente. ¿Qué no ha hecho y que debe hacer todavía para llevar adelante su proyecto? Aquel bendito hijo apura y termina bien el trabajo de ayudante de hacedor de sogas para dedicar más tiempo a la oración. Las mañana para no despertar a los familiares desciende descalzo hasta la salida de la casa y después corre velozmente para escuchar misa. Ni siquiera en las frías y perezosas mañanas de invierno cuando el frío encadena a todos en la casa, Fernando falta a la cita con el Señor.

Una noche el muchacho regresando a casa de la Iglesia, encuentra la puerta de casa ya cerrada, y es obligado a dormir en una casa vecina. Reflexionando en tanta severidad Pedro Pablo siente un nudo en la garganta y tiene ganas de llorar. También él comienza a entender aquello que la mamá Cecilia ha intuido desde hace tiempo. Ella se sorprende siempre más seguido considerando a su Fernando ya sacerdote y misionero. Le parece soñar y por la emoción tiembla de estupor.

El muchacho tiene 16 años: sabe lo que quiere. Ha incluso anticipado el estudio del latín, gramática y retórica porque está decidido más que nunca a seguir su camino. Ha sido su maestro don Antonio Roscia que de joven había intentado la vida conventual; por enfermedad fue obligado a regresar a su familia, pero conservó la admiración y la simpatía por los Pasionistas. Fernando también ha estudiado de noche a la luz de las velas; y con un curso rápido de pocos meses ha recuperado casi tres años de estudio. Supera las infaltables ironías de sus compañeros que no pueden entender su extraña decisión.

El papá termina por ceder pues en el fondo es bueno como un pedazo de pan aunque haya sido más severo de lo permitido. El mismo lo acompañará hasta la estación de Aquino para darle su ultima bendición y su ultimo beso.

Fernando se vuelve más alegre y expresivo, la alegría ya incontenible se le ve en el rostro. Dirá uno de sus mejores amigos: "Encontrándolo y viéndolo todo transformado, le pregunté que tenía y me dijo que quería hacerse pasionista". Parte "con rostro alegre", advierten los escépticos en turno: "me voy y no regresaré más". Deja detrás de si el ejemplo de un muchacho silencioso, modesto e irreprensible.

Como San Gabriel

El 15 de febrero de 1899 Gernando llega a Paliano (Frosinone) para iniciar el año de noviciado, el 5 de marzo de 1899 viste el hábito y toma un nuevo nombre: Grimoaldo por la devoción hacia el santo protector de Pontecorvo. La vida de novicio que es toda soledad, oración y mortificación le parece cortada a su medida: una alegría tan cierta e intensa no la había experimentado nunca antes. Los co hermanos más ancianos como los compañeros notan en él un empeño constante por la perfección. Un compañero suyo dice que "nunca noté en él defecto alguno" y que "hacía todo en grado heroico porque deseaba ser santo".

Emitida la profesión religiosa es trasferido a Ceccano, siempre en la provincia de Frosinone. Aquí retoma los estudios de las materias clásicas; seguirá después el estudio de la filosofía y de la teología para prepararse al sacerdocio. Con tenacidad se inclina sobre los libros deseoso de aprender siempre más para ser un digno sacerdote. En el estudio sus compañeros están más adelantados y tienen una preparación de base más completa y esmerada. Mientras la suya en Pontecorvo ha sido, desafortunadamente rápida y llena de lagunas. Pero Grimoaldo no pierde el ánimo. Acepta con gratitud la ayuda que le ofrece algún compañero en el campo escolástico. Es loable su empeño tanto que "los profesores lo ponen como ejemplo". Él vive "siempre jovial aún en las humillaciones, en la contrariedad y en las dificultades del estudio". Los estudiantes tienen poquísimo contacto con el mundo exterior y viven en prácticas desconocidas a la gente. Sin embargo la fama de Grimoaldo sobrepasa el recinto de la casa religiosa: las personas que viven en torno al convento han notado su bondad y se encomiendan confiados a su oración. Y, dicen, lo hace con resultados positivos. Las oraciones de Grimoaldo obtienen las gracias solicitadas.

El joven es un "coloso de salud", robusto, bien proporcionado, alto 1.75 m. Ninguno puede sospechar lo que está por suceder. El 31 de octubre de 1902 durante un paseo de la tarde en los contornos del convento, Grimoaldo advierte improvisos y lacerantes dolores en la cabeza con vértigos y molestias visuales. Regresa al convento y se mete en la cama. El día siguiente, fiesta de todos los santos, participa en la celebración de la misa y recibe devotamente la eucaristía. Pero continuando el mal regresa a la cama y es llamado el médico. El diagnóstico es cruel y sin esperanza: meningitis aguda a la que se sumarán otras complicaciones. En los días de la enfermedad deja ver más todavía su deseo de santidad y su amor a Dios. Y la habitación del enfermo se vuelve una escuela de virtudes.

Grimoaldo en efecto "brilla en aquella paciencia de la cual ha dado siempre pruebas admirables y continuamente repite que acepta la enfermedad como voluntad de Dios, recomienda a los compañeros que lo ayuden con la oración para no perder la paciencia y el ánimo para abrazar la cruz. Con una alegría que le brilla en el rostro" se declara "contentísimo de hacer la voluntad de Dios". "En los últimos instantes de su vida su rostro se vuelve espléndido como el sol y sus ojos están fijos en un punto de la habitación. Se apaga al caer el sol "calmado, sereno y tranquilo, como niño que dulcemente reposa entre los brazos de su madre"

Es el 19 de noviembre de 1902. Grimoaldo tiene solo 18 años, 6 meses y 14 días. Los religiosos se animan "en la persuasión de que se pierde un co-hermano y se adquiere un santo".

Los padres no están presentes en su muerte: Grimoaldo se les aparecerá confortándoles. Vivirán serenos; contentos de haber tenido un hijo así. A él se dirigirán con la oración en sus necesidades.

El joven estudiante "aquel que era tan bueno", es sepultado en el cementerio local. Pero no se quedará allí siempre. En octubre de 1962 es exhumado y los restos mortales son colocados en la Iglesia del convento de Ceccano. Después de 60 años en la bolsa de su hábito, reducido a jirones, encuentran un pedacito de tela junto con una nota escrita: "hábito del venerable Gabriel de la Dolorosa"; una reliquia que el joven había portado devotamente consigo. Grimoaldo durante su vida miró con particular afecto a Gabriel, se nutrió con su ejemplo.

Para quien pretende medir todo con el metro del perfeccionismo, de la apariencia o de lo ruidoso, Grimoaldo no ha hecho nada particularmente digno de admiración. Pero para quien mira las cosas con la óptica de la fe Grimoaldo ha cultivado lo esencial: vehemente anhelo de santidad, sed ardiente de Dios. Empeñado con todo su ser en las cosas de cada día celebra el don de la vida y la gracia de la vocación sobre el altar de la laboriosidad. Suave y sereno, admira por el amor al recogimiento, el gusto por la oración y también por la contemplación además de la penitencia, el amor a Jesús crucificado, la filial devoción a María inmaculada. Maravilla todo esto por la simplicidad de los pequeños y la constancia de los fuertes. Parece poco. Por el contrario es todo. Muchas y crecientes las gracias atribuidas a su intercesión. Los enfermos de tumores parecen ser sus predilectos. En Estados Unidos, donde viven algunos de sus parientes, Grimoaldo es amado y venerado y hace sentir siempre su celeste protección. Fue declarado venerable el 14 de mayo de 1991 y beato el 29 de enero de 1995.

Grimoaldo: el nombre no es de los más comunes. Y quizá ni siquiera de los más bellos. Pero ahora es familiar y querido. Es el nombre de un joven fuerte y generoso propuesto como modelo. Es el hacedor de sogas fallido que quería ser santo y que ya ha ligado a sí innumerables corazones.

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Carolina Kózka, Beata Virgen y Mártir, Noviembre 18  

Carolina Kózka, Beata

Martirologio Romano: En la aldea Wal-Ruda, en Polonia, beata Carolina Kózka, virgen y mártir, que en el fragor de la guerra, siendo aún adolescente, por amor a Cristo murió atravesada por una espada al querer defender su castidad, agredida por un soldado (1914).

Etimología: Carolina = aquella que es inteligente, viene del germánico.


Nació cerca de Tárnow, Polonia, el 2 de agosto de 1898.

Cursó sólo estudios elementales, ya que la situación económica de sus padres era muy difícil; tenía diez hermanos.

La piedad y devoción la recibió en casa, donde se rezaba el rosario diariamente, y la asistencia a misa dominical era la forma en que la familia agradecía los dones con que les favorecía el Señor.

Así llegó el inicio de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y Polonia fue invadida por el ejército soviético.

La situación en Tárnow era cada día más difícil debido a los abusos y la brutalidad de los soldados.

En este marco llega la noche del 18 de noviembre de 1914, cuando un soldado ebrio irrumpe en la casa de la familia Kózka exigiendo alimento. Al no quedar complacido, obliga al padre y a Carolina a acompañarlo para reportar su conducta a las autoridades.

En el camino obliga al padre (bajo amenazas de matarlo a él y a su familia) a regresar a su casa. De lo que contaremos a continuación fueron testigos dos muchachos, quienes ocultos presenciaron el martirio de Carolina: la pequeña fue arrastrada entre matorrales, y por defender su virginidad, Carolina murió.

A la mañana siguiente encontraron su cuerpo mutilado entre la hojarasca; además, presentaba heridas de bayoneta en cabeza, piernas, costado y cuello. Sus manos ensangrentadas daban fe de la resistencia que opuso. A su entierro acudió todo el pueblo.

Se la conoce como la Estrella de Tárnow.

Fue beatificada el 10 de junio de 1987 en su pueblo natal por Juan Pablo II, quien expresó: "La muerte de Carolina nos dice que el cuerpo humano tiene un valor y dignidad inmensa que no se puede abaratar. Carolina Kózka era consciente de esta dignidad. Consciente de esta vocación, entregó su vida joven, cuando fue necesario entregarla, para defender su dignidad de mujer".

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de éste día, Noviembre 18  

Otros Santos y Beatos

San Román, diácono y mártir

En Antioquía, de Siria, san Román, mártir, diácono en Iglesia de Cesarea, que cuando vio, en la persecución bajo el emperador Diocleciano, que los cristianos obedecían sus decretos y se acercaban a las estatuas de los ídolos, les exhortó en público a la resistencia, por lo cual, tras crueles tormentos y cortarle la lengua, fue estrangulado en la cárcel, consumando así su glorioso martirio (304).

San Patroclo, eremita

En Colombiers, en la región de Bourges, en Aquitania, san Patroclo, presbítero, que fue ermitaño y misionero (c. 576).

San Maudeto, abad

En la Bretaña Menor, san Maudeto, abad, que hizo vida monástica en una isla desierta y, como maestro de vida espiritual, reunió a muchos santos entre el número de sus discípulos (s. VI).

San Romacario, obispo

En Constanza, de Neustria, san Romacario, obispo (s. VI).

San Teofredo, abad y mártir

En la región de Calmeliac, en Aquitania, san Teofredo, abad y mártir (c. 752).

Beatos Leonardo Kimura, religioso presbítero, Andrés Murayama Tokuan, Cosme Takekeya, Juan Yoshida Shoun y Domingo Jorge, mártires

En Nagasaki, de Japón, beatos mártires Leonardo Kimura, religioso de la Compañía de Jesús, y Andrés Murayama Tokuan, Cosme Taquekeya, Juan Yoshida Shoun y Domingo Jorge, todos los cuales, por el nombre de Cristo, fueron quemados vivos (1619).

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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